El candidato mejor valorado, con todas las posibilidades de hacerse con el poder, estaba en mitad de la tribuna, rodeado por simpatizantes como esa pareja joven que le presenta a su bebé.
En Cuatro estaban echando, por supuesto, Cuarto Milenio. En Telecinco, faltaría más, Aída. Los de Antena 3 tenían una película, Luces rojas, una de esas producciones con un director español y un montón de actores internacionales -bueno, anglos-. En cuanto a La 2, no es que alguien esperara gacelas tan tarde, en realidad el documental emitido, La escala humana, era sobre los problemas de la superpoblación en las ciudades, o de que la población quiera vivir en ellas, según se mire.
Ninguna de esas cuatro cadenas llegó a emitir nada remótamente parecido a un especial de mínimo media hora sobre las Elecciones Europeas. Conexión, datos, resultados, para casa. Y eso los que lo hicieron. En estos tiempos de ahorro ya habían decidido pasar de las famosas encuestas a pie de urna porque, total, es ilegal hacerlas públicas antes del cierre de los Colegios Electorales y los datos no iban a salir hasta las 23 por el funcionamiento europeo del asunto -o el impacto de Italia en Europa, elijan ustedes lo que más les guste-. Así que, ¿para qué gastar dinero estando como estamos? Al fin y al cabo especular sobre la política es algo que está feo y ellos nunca harían.
De los seis canales faltan dos, lo sé. En La Sexta estuvieron ahí desde las 22:30, tras emitir un Salvados que les podía encajar en algún hueco, fueron los primeros en llegar y los últimos en irse, a las 00:50. En TVE, mientras tanto, estaban a sus cosas. Total, ya tienen el 24H para delegar. Así que emitieron un especial sobre el Real Madrid porque total y ya cuando se fueron a dar los datos conectaron. Los datos salían a las 23, TVE conectó a las 22:57. Si se descuidan se les pasa. Luego, eso sí, aguantaron del tirón hasta las 00:12, en total una hora y cuarto de programación sobre las elecciones porque total para qué y el que quisiera seguir que se fuera al 24H que ellos tenían cosas más urgentes que emitir, en concreto la película Broken Arrow.
El 24H sí que estuvo ahí, desde las 22:17 -adelantando a La Sexta– hasta las 00:49, perdiendo la posibilidad de ser los últimos en irse por un minuto. Pero ya estamos en los canales fuera de los seis grandes. Incluso en aquellos que pueden llegar a todos por medio del TDT se pasaba bastante del tema. cada FORTA hacía lo que le daba la gana y mientras los aún más pequeños se dedicaban a sus particularidades. Bien es cierto que 13TV se molestó en montar uno de sus delirantes debates, algo es algo porque Intereconomía desde que se dedica a dar redifusión a la RT rusa (el oro de Moscú también sirve para pagar deudas) o a repetir enlatados propios no las monta como antaño. Así que… ¿Faltaba el interés o el interés faltaba?
Y, sin embargo…
Agazapado, a distancia, desde su mira telescópica el francotirador, dispuesto a convertirse en asesino por el bien de la humanidad, observaba el joven profesor.
Uno de los… llamémoslo análisis… más habituales con las elecciones ha sido la importancia de la televisión. No de las redes sociales -por poner un ejemplo: el candidato de UPyD, Francisco Sosa Wagner, no tiene cuenta en twitter- que también sino, directamente, de la televisión y la cobertura y perspectiva que les había brindado.
Podemos aceptar que la cobertura del evento en sí no es necesariamente la de la gente que en él está involucrada. Pero ahí hemos podido leer a candidatos como Willy Meyer quejándose amargamente de que él lleva años sin pisar un plató de Cuatro o La Sexta. Todo motivado, por supuesto, por la más que notable irrupción de Podemos que ha sacado a la primera cinco escaños. Y como nada es más sencillo y agradable que poder reducirlo todo a un solo motivo se ha decidido que la clave está en la televisión.
El problema es que eso obvia dos factores: Los resultados y la propia televisión. La propia televisión porque si Pablo Iglesias está ahí por la televisión no quiero ni imaginarme dónde debería estar no Elipidio Silva que ni ha sacado ni parece haber logrado demasiado, sino Javier Nart que lleva en nuestras teles desde los ochenta, con Tribunal Popular incluido, que ha sacado solo dos.
Y eso por centrarnos en el ahora, que en cuanto uno se descuida le sacan a colación a Jesús Gil o Jose María Ruiz Mateos. Si bien no puedo descartar que Iglesias acabe presidiendo un club de fútbol -que no deja de ser otra forma de ejercer el poder- la realidad es que Ruiz Mateos logró en unas europeas la loca cantidad de… 2 escaños. Y eso la primera vez, que la segunda no sacó nada, cayó de los seiscientos mil votos de la primera vez a poco más de ochenta la segunda, casi lo mismo que logró el GIL cuando se presentó a las generales.
Así que volvamos hacia atrás.
¿Ayuda la televisión a vender a un político? -En el sentido de hacerlo popular entre la gente, para lo otro siempre hay tiempo- Por supuesto. Cuando empezaron estas elecciones uno de los datos habituales era el reconocimiento de los candidatos. Según los datos de El Mundo Nart aparecía como el más valorado -aunque es cierto que con los resultado en la mano el artículo es un no parar- y uno de los más conocidos. Pero según TIEMPO no eran los más conocidos, eso correspondería a los candidatos de los grandes partidos, y a un clásico como Vidal-Quadras. Luego ya llegaban estos famosos -que incluye a Hervé Falciani por motivos que se me escapan un algo- dispuestos a capitalizar su fama. Con el éxito que tenemos a la vista.
Creo que cualquier lector de La Página Definitiva debe estar pensando que todo lo que se cuenta aquí está muy lejos de sorprenderle. Pero es que no estamos haciendo el viejo truco del escritor sobre televisión de sacar temas de actualidad para opinar con el truco del Telediario. Aquí estamos hablando de televisión y de cómo hay una cosa más importante en todo esto: La popularidad no la da salir en la tele, aunque no venga mal.
Por eso Jorge Javier Vázquez acabó vendiendo más libros que Belén Esteban pese a la explosión inicial, por eso hay autores televisivos – Christian Gálvez, Maxim Huerta– que logran unas ventas que hacen que las editoriales les sigan encargando libros, mientras que otros famosos sacan uno y no más.
Salir en la tele te da un altavoz, pero el altavoz no es el mensaje, es el medio. Puedes llegar a más gente que pegando carteles o repartiendo panfletos, no digamos ya que mandando cartas. Pero luego tienes que lograr el siguiente paso. Por eso esto se llama Relaciones Públicas.
Tratar de analizar la forma de hacer debates públicos políticos televisivos -de los de verdad, con sus candidatos y todo- en España conduce a la locura. La vez que más candidatos estuvieron juntos -no olvidemos que a estas elecciones se presentaban TREINTA Y OCHO partidos- fueron seis de los partidos minoritarios, es decir: Ciudadanos, Vox, Plataforma Podemos, Movimiento Red, Primavera Europea, Partido Animalista. -Me voy a permitir un apunte personal, creo que la que mejor lo hizo con diferencia fue Laura Duarte del Partido Animalista, otra persona a la que no parece que le haya servido de demasiado-. E incluso con esas ya vemos el éxito para sus candidaturas. No entremos a comparar qué datos de audiencia tuvo el programa.
La duda es: ¿Por qué el resto no salieron? No entremos en listas negras y similares, simplemente: ¿estarían dispuestos a entrar en los juegos televisivos? ¿Sería Willy Meyer capaz de pasarse los días y las noches en los debates? Porque no hay que olvidar que esto tiene una segunda cara.
El debate más seguido -porque en fin- fue el del candidato del PP Cañete con/contra la del PSOE Valenciano, y ahí Cañete salió mal. No es que Valenciano saliera mucho mejor pero en fin. Así que Cañete se fue al día siguiente a la tele, a Espejo Público. Y la cagó. Tan a gusto y tan a fondo que le anularon comparecencias y entrevistas. Su patinazo machista -que se unía al resto de patinazos, pero en fin- pasó a centrar la campaña en buena parte de los medios. Total, tampoco es que fueran a hablar de Europa. Con lo que costó que nos admitieran solo faltaría que hiciéramos algo para que nos echaran.
¿Fue más importante la presencia de unos o la espantada del otro?
Regresemos por un momento al candidato y el francotirador. Avisemos que puede haber destripes. ¿Conocéis la novela -o la película, o la serie- de La Zona Muerta? Si aún no mejor saltaros este párrafo. Porque el punto culminante de la obra, sobre un profesor que logra el don de la doble visión, fundamentalmente del futuro, es cuando descubre que un político popular va a causar en el futuro una catástrofe nuclear. No parece que pueda hacer mucho por evitarlo. En ningún momento se habla de su Programa Electoral, no parece que se intente razonar con él y tampoco ponerle sobre aviso es considerado como algo útil. El problema no está ahí, o al menos no es algo modificable. Solo es modificable su mera existencia, decide el protagonista. Así que se prepara para acabar con él. Pero en el último minuto una serie de circunstancias hacen que no se produzca como estaba previsto el disparo. En lugar de eso la detonación lleva al político a usar lo que tiene más a mano como escudo. Al bebé de la pareja. La foto y la historia detrás hunde su carrera. El autor, Stephen King, lo escribió a finales de los setenta. Quizá por eso eran los periódicos y revistas y no las televisiones las que marcaban la marcha. Pero el resultado acababa siendo lo mismo: Es la imagen lo que puede ayudar o destruir una carrera. Al menos en Estados Unidos.
No voy a decir que me sorprenda que se estén haciendo valoraciones alocadas o que se esté confundiendo el valor de la televisión y sus usos. A estas alturas casi me hubiera sorprendido más lo contrario. Tampoco voy a esperar que aprendan con esto sobre las herramientas de campaña y difusión, sobre las relaciones públicas y cómo mover la imagen de los candidatos. Pero quizá sí que tomen nota.
Lo importante no es salir en la tele, es saber usarla. Parece mentira que haya que decir eso en un país que ha tenido televisión desde antes de recuperar la democracia, y no augura nada bueno para la relación de la política con el resto de las Redes Sociales y su uso. -Creí que iba a lograr terminar la columna sin mentar el Second Life pero no es tan sencillo esto como uno piensa-. Tampoco es que confíe en que vayan a intentar una mayor transparencia. Aunque agradezco que la rueda de prensa de Valenciano tuviera preguntas y respuestas por parte de los periodistas -jóvenes en su inmensa mayoría- que fueron, además, emitidas en televisión en una gran parte. Lo excepcional entre nosotros.
Conformémonos con situar todo esto dentro de las lecciones europeas. Quizá así las próximas elecciones logren que las televisiones les den algo de espacio para emitir programas especiales, análisis y comentario. Sin necesidad de montarse un reality de por medio. -Si TeleCinco coge la idea para 2019 es posible que estemos fritos- Da igual que mucho de lo que vemos aquí lo hubieran podido aprender viendo las campañas de Eurovisión. Que, al final, parece que es la única forma de que Europa le importe a nuestra tele.
2 comments to this article
E. Martín
on 28 mayo, 2014 at 11:54 am -
Recuerdo más la película de Cronemberg que el libro y ahí queda claro que en realidad el (futuro) presidente es un pirado que hasta tiene ganas de desencadenar el apocalipsis nuclear (algo le debió pasar en Vietnam…) así que no, no hay opción de sentarse a hablar con él :/
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