Reglas

Por extraño que pueda parecer entre los tropos también se han de incluir algunas reglas. No tanto porque lo regulen de por sí como porque explican ciertos usos y costumbres. Algunas se pueden considerar como más propias de Internet, sobre todo las originadas en 4chan. Otras, por su parte, entran más en el terreno de los tropos. Y como durante el mes de agosto tendremos una versión muy especial de esta columna -sí, otro año más- vamos a tomarnos el descanso hablando de estas reglas generales. Que podemos separar en tres partes.

En primer lugar vamos con las más generales, de entre la que destaca la Regla de Tres. La unidad fundamental para crear movimiento y enfrentamiento, para mantener las cosas interesantes. Recordaréis lo comentado hace unas semanas sobre los protagonistas. Pero no es lo único que funciona así, también la necesidad de organizaciones, tanto como objetos a conseguir -que siempre ofrece la posibilidad de Uno el protagonista, una el antagonista, más tensión para la tercera- o en la manera de realizar la organización, bien desde un punto de vista lineal -Presentación, Nudo, Desenlace- como desde la fórmula de presentación de adjetivos o la del funcionamiento de la repetición para historias clásicas o de chistes que introducen una variación final -el tercero de los hijos, el último de la serie de nacionalidades- que ayuda a cambiar la narrativa para lograr el efecto deseado, sea una lección moral o un efecto humorístico. Una Regla muy seria, como vemos.

Luego está la Regla de la Amenaza Superior que es una de esas cosas que tiende a arruinar la narración continuada porque cada amenaza debe ser mayor que la anterior y, claro, cuando uno se ha enfrentado a la destrucción de una casa, un edificio, una ciudad, una región, un país, el mundo, el universo, la realidad toda… ¿a qué se puede enfrentar? Podríamos pasar de esta regla a hablar de la progresiva necesidad en los blockbusters de poner en peligro a todo en absoluto. Pero eso mejor otro día. Por algún extraño motivo eso parece aplicarse con frecuencia a las narraciones de organizaciones malignas -en la de torneos tiene más sentido- de manera que el protagonista va encontrándose con un enemigo superior hasta llegar al de arriba del todo que será el mayor experto de todos. -O, como poco, el que tenga mejor guardaespaldas-.

Y, claro, están las reglas de escritura: La pistola de Chéjov es la más famosa, dice que la pistola (que podemos adaptar a cualquier otra cosa) que se nos muestra como de pasada en el primer acto será usado antes de que termine. Porque si no va a ser usada no debería estar ahí. Es una de las reglas más antiguas y manipuladas, bien sea para subvertirla creando unas expectativas sobre el uso de un objeto o el desarrollo de una acción como para adaptarla de mil maneras distintas. Volveremos sobre ello cuando hablemos de Ladrillos, McGuffins y la armería de Chéjov.

– Debería decir algo del Efecto Kuleshov, que demostró como la contraposición de una imagen varía su interpretación al ponerse otra a su lado. La misma imagen con distintas contraposiciones parecerán ofrecer un registro y otro que ofrezca una narrativa completa para ambas. Pero como es más un recurso y una curiosidad mejor no darle mucho más bombo-.

De momento pasemos a la Tercera Ley de Clarke: Cualquier tecnología suficientemente avanzada es indistinguible de la magia.Lo que teóricamente debería prevenir para que se trate como magos por el público a aquellos que logran hechos increíbles que no son sino ciencia. Lamenablemente en una época post-McGyver -y aún más postJobs– la regla se ha invertido para que cualquier cosa que se haga por ¡MAGIA! se pueda colgar a tecnología avanzada. Si alguno recuerda a cuando -¡Hace cuatro años!- hablamos de la Informágica ya sabe a lo que me refiero.

Algo que hace inevitable pensar en La ley de (Nathan) Poe: Un punto de vista extremista es absolutamente indistinguible de la parodia del mismo. De manera que da igual lo alocado que pueda parecernos la postura de la parodia, la realidad se encargará de superarlo. Algo a lo que puede sumarse la versión para realities -o programas del corazón, o lo que sea, a ver si os creíais que ellos no tenían reglas- conocida como La Zona Tyson, es decir, Algunos famosos logran una reputación tal que cualquier historia sobre ellos, por grotesca que nos pueda parecer, suena plausible. ¿Incluido un espectáculo en Broadway o unos dibujos animados parodia de Scooby Doo para Adult Swim? Podéis marcar ambos en la casilla de Real de Tyson. Bien mirado ambas reglas sirven para demostrar que la separación entre ficción y realidad no siempre es tan fuerte como puede parecernos en primer lugar. O para considerar el mundo en que vivimos, en el que el Gobierno de España cumple ambas.

Luego están las sugerencias para los escritores, ya sea el Efecto Chris Carter que viene de unas declaraciones suyas en las que decía que «SI los fanes deciden que los guionistas nunca resolverán sus tramas, dejaran probablemente de seguir su trabajo.» Siempre he pensado que ese probablemente era lo que le dio fuerza durante años. Podemos añadir esta otra sugerencia, esta vez con la Ley de Chandler: En caso de duda, saca a un hombre entrando por la puerta con una pistola en la mano. Entre esto y que Christie recomendaba que en caso de decaimiento de la trama se matara a otro personaje entendemos cómo se llegó al éxito de las películas de acción. Y que existan cosas como el Postulado de Lord British, Da igual que muestres un personaje inmortal en un juego SIEMPRE habrá un jugador que intente matarlo.

Terminemos esta parte con una de las múltiples adaptaciones del concepto de Token Lady, y es que El Principio de la Pitufina dice que Habrá solo un personaje femenino en los dibujos animados no creados en exclusiva para chicas. Un principio discutido y demostrado extensamente -y que aún queda lejos de todo lo que podemos encontrar en Los Pitufos– que acabaron llevando a un sutil cambio en la realidad llamado Dos chicas en el equipo que funciona para evitar esas tontas quejas que es que como son las personas espectadores, así que se meten más chicas en relación 3:2 para que haya suficientes como para evitar quejas y no tantas como para que parezca para chicas. ¡Es un avance!

De momento pasemos al segundo gran grupo, vamos a reconocer a los chicos de /b/ algunas creaciones populares. Así, más allá de la problemática que hay en alguna de esas reglas; la más obvia tanto por superada como por explicar la misoginia inicial de internet sería la Regla 29: On the internet men are men, women are also men, and kids are undercover FBI agents. que enlaza tanto con el concepto  En Internet nadie sabe que eres un perro como con esa idea de sus inicios, ampliada en la Regla 30: Girls do not exist on the internet, de que si alguien se presentaba como una mujer era, sin duda, un Camionero de Cuenca, creando toda una disparidad de trato a los identificado de una forma con respecto a los otros; mientras que otra no dejan de ser cosas genéricas o puro juego de contraposiciones cínicas, pero hay tres que podemos comentar aunque sean parte más de la parte externa del asunto que de la interna:

Regla 34: Si existe, hay porno. Sin excepciones. 

En un sentido de existencia, por cierto, que se refiere más al concepto de si has pensado en ello que de discusiones filosóficas sobre que algo exista o se haya creador. Es una regla que se autocumple en combinación con la siguiente, pues la Regla 35 establece que Si no hay porno de ello, se creará. Y por si alguien no entiende el motivo o la necesidad se redondea con una Regla 36 de alcance universal: No importa lo que sea, es el fetiche de alguien.

Algo que, a su vez, podemos unir a la Regla 63: Por cada personaje masculino hay una versión femenina (y viceversa). Que lleva por coletilla: Y siempre habrá porno de esa versión. Si no lo encuentras entonces puedes ir a la Regla 62: Ello ha sido crackeado y pirateado. Puedes encontrar cualquier cosa si buscas con el suficiente tiempo y empeño.

Lo que nos lleva a la Regla 46: Internet es un SERIOUS FUCKING BUSINESS, y esta sí que será más de interés. No porque saber que todo tiene su versión del sexo opuesto, que todo excita y todo tiene porno -y si no lo hay lo habrá- sean menos interesante tanto como porque la existencia de los SFB de la Regla 46 sirve para ilustrar que siempre habrá un algo, por ridículo que nos pueda parecer, que será considerado como SFB en una historia y, por tanto, motivo para que funcione la narración. Da igual que sea amasar pan, la historia de los cómics, sing-alongs de Ricardo III o Relojes Nazis, para ellos son un motivo más que razonable para movilizarse y, de hecho, habrá una gran cantidad de gente que piense lo mismo en ese universo.

Todo lo anterior ha sido entretenido pero las Reglas que acaban sirviendo para tapar agujeros y callar bocas son las que se agrupan bajo un sombrero general que podemos llamar la Rule of Cool. Seguro que su mismo nombre hace que alguno sospeche de lo que va el tema. Si además añado que bajo está Regla de Molar se puede hablar también de una Regla de Gracioso, Romántico, Aterrador, Encantador, Dramático… ¡Lo que sea! Y estoy seguro de que ya sabéis lo que voy a explicar a continuación:

La Suspensión de Incredulidad quedará en el aire mientras un personaje o trama funcione con la finalidad de Molar. Da igual que nada tenga sentido, que haya formas más sencillas de lograr el mismo resultado o que la situación sea absolutamente ridícula. Lo importante es QUE MOLE. O que resulte Gracioso, Romántico, Aterrador, etc… Esa capacidad de sorprendernos y encandilarnos funciona como un trile mental, mientras se mira eso no se suele ver el cartón en el truco e incluso si alguien -¡maldito sea!- lo señala preferiremos ser engañados porque la versión ofrecida… ¡MOLA! -Y así nos va como espectadores-. Si alguien cree que no es una de las formas más poderosas de construcción es que no ha estado atenta durante años. Da igual lo ridículo que parezca el plan o lo físicamente poco probable que sea que explote un coche o que reviente una cabeza acabando con todos los problemas. Otra cosa es que lo diseñado para MOLAR no acabe de funcionar con el público o, peor aún, que los ejecutivos tracen sus planes y en lugar de crear algo que MOLE creen un Poochie.

Y de entre todas estas reglas podemos volver a señalar una como especial, pues la Regla de Sexy dice que si es Sexy podemos creer en cosas. Como en la protección de bikinis de cota de malla o en amazonas con zapatos de tacón . Por algún curioso motivo cuando el sujeto de la regla es un hombre se presupone que se trata de homoerotismo. Porque, claro, siempre será más importante que se haga por gustar a otro hombre.

Fuera de esa hay aún tres reglas más. La de Empatía, que dice que podemos crear empatía con cualquier personaje u objeto simplemente presentándolo y que esa empatía afectará a su comportamiento e importancia en la historia. De modo que un personaje sin presentación podrá morir al instante pero para un personaje por el que se ha desarrollado empatía -incluso aunque lo desarrollado sea odio- harán falta algunas escenas para su muerte y despedida.

La de Diversión afirma que esto en lo que estás invirtiendo tu tiempo tiene que ser divertido. Así que, bien, un análisis de ADN podría tardar semanas y a saber cómo de creíble podría resultar, pero es que para entonces el público ya se habría olvidado de tu caso porque eso llevaría hacer tramas y no un Asesinato de la Semana así que mejor pasarse por el forro la verdad a favor de la diversión, lo que, al final acaba logrando que al familiarizarnos con ello encontremos lo segundo más verosímil.

En cuanto a la de Percepción, lo que nos dice es que la audiencia tiene que ver o escuchar algo para que suceda. De ese modo a la porra las reglas de la física, otra vez, porque lo importante es que se puedan escuchar los gritos en el espacio, los filos suenan, el sabor o el gusto deben ser comentados e interpretados, la oscuridad deja un resquicio para que veamos, en fin, todas esas cosas que parece que los espectadores necesitamos para entender la historia.

Al margen de todo esto, y a modo de resumen, aún quedan unas pocas palabras que decir. Y es que ya lo decía la Revelación de Sturgeon: El 90% de cualquier cosa es basura. Aunque lo hacía para añadir como corolario que ese 10% bueno es tan bueno sea SciFi como Narrativa Generalista. Es una regla es quizá una de las más importantes pero aún las hay más definitivas.

Sobre todo estas tres: La Máxima de Bellisario dice que lo mejor es no examinar los hechos muy de cerca. El Mantra de Mystery Science Theater 3000 es, recordémoslo, es solo un programa, debería relajarme. Y, por encima de todo, la Ley de Moff acuñada en io9, cuando estés haciendo crítica de algo siempre habrá alguien que te diga: ¿Por qué no puedes limitarte a disfrutarlo?.

¡¡¡Pues porque es más divertido así!!! ¡Y esas son las reglas!


2 comments to this article

  1. E. Martín

    on 28 julio, 2014 at 12:21 pm - Responder

    Mucha regla con mucho número y nadie se ha preocupado de enunciar: «si existe y es un personaje femenino alguién hará porno futanari con ella». Veeenga, lo haré yo (sigh) ¿Qué número queda libre? ¿64? ¿63,5?

  2. Morgan Blackhand

    on 28 julio, 2014 at 9:32 pm - Responder

    Gran artículo. Conocía la mayoría de ellas, pero siempre es bueno releer opiniones al respecto.

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