«Sabbath» (1992)

Los años complicados que veníamos viendo venir y que retrasaban estrenos y series varias acabaron produciendo sus frutos en solo unos años. Si en la anterior entrega nos encontrábamos con Garci y sus Historias del otro lado esta semana vamos a encontrarnos con un par de estrenos inesperados. El primero, más melodrama que otra cosa pero aún con componente fantástico, es la coproducción europea La hija de los lobos, una historia que seguía aquellas coproducciones ochenteras de la que hablamos hace unas semanas y que se emitió justo a continuación de aquella en la que nos vamos a centrar. Porque antes que otra cosa La hija de los lobos fue una miniserie en tres capítulos que cuenta una historia mítica con pretensiones históricas sobre la formación de un monasterio femenino y el influjo de los lobos, una extraña combinación que pretendía reunir la parte histórica con una extraña mezcla de espiritualidad y fantasía, o viceversa.

Pero, como decía, lo que hoy nos interesa es Sabbath, que partía de una idea de venta cuanto menos peculiar: Seis países europeos presentarían cada uno un telefilme con una temática común. Os pongo lo que le vendieron al ABC:

En 90 minutos, cada director ha desarrollado una visión crítica de determinados periodos de la historia, en los que la versión oficial aplastó en buena parte lo que el sentimiento popular había plasmado en la tradición oral de canciones o escritos anónimos.
Sus productores aseguran que las historias de «Sabbath» no son ni un estudio antropológico ni un análisis ex`lícito de la historia, aunque necesariamente se hace referencia a ella, pero tampoco se han hecho concesiones a la fantasía.

Pero claro, también en ese texto dicen que fueron proyectadas en su momento en el cine y eso debería haberles mosqueado en ese entonces. Pero ya habrá tiempo de volver al texto citado. De momento digamos que los paises que acabaron participando fueron España (claro), Portugal, Italia, Francia, Alemania y España. Sí, España dos veces, esas cosas acaban sucediendo. Si estos textos míos fueran más serios probablemente hubiera intentado contactar a ver si algún responsable era capaz de explicarlo. Pero no lo son. Por más que he buscado no he encontrado ninguna entrevista en la que algún responsable supiera o quisiera explicarlo ni, por otro lado, ningún periodista que señalara el extraño asunto del país desaparecido y -menos aún- por qué España acabó haciendo dos. Pero de aquellos años tampoco voy a extrañarme en exceso.

Y viendo lo que presentaban los demás, mucho menos. Lo que decía del texto de arriba y sus tampoco se han hecho concesiones a la fantasía…  La aportación de Reteitalia, rodada en 1989, fue La máscara del demonio en la que Lamberto Bava hace una demostración de morro impresionante realizando un telefilme que remakeaba como podía -poco- la película de Su Señor Padre. Así que os podéis imaginar el respeto a las teóricas directrices. Ese mismo año se rodaría la española La luna negra de Imanol Uribe, realizador que hasta el momento había hecho cine social y político con trasfondo negro  y que aquí se puso bíblico trazando paralelismos con Adán y Eva pero centrando la historia en la maldición de Lilit en una obra que se va perdiendo en meandros y referencias a destiempo.

En 1990 se rodarían tres mas: la Rádio e Televisão de Portugal portuguesa presenta La maldición de María Alva, sobre una extraña regente puesta en Portugal el año 1000 tras la expulsión de un conde visigodo por el rey español, y es que los españoles nunca dejábamos de liarla. De ahí que la siguiente en rodar fuera otra española también, esta vez de Pedro Olea, que al menos tenía una trayectoria con títulos como Akelarre en la que ya se hablaba de la brujería si bien esta fuera inferior en resultados e incluso relación con el tema. Aquí lo que tenemos es La leyenda del cura de Bargota que frente a la película del mismo director sobre un proceso real de brujería trata de un cura que podría ser hijo del mismo Satanás por ser su madre miembro de una sorguiña, un aquelarre, siendo el resultado bastante más flojo de lo esperable. Sobre todo con esos antecedentes. Y por último ese año llegó la aportación francesa de la SFP, María la loba, sobre una mujer real que el folclorista francés Claude Seignolle conoció y a la que dedicó un libro libremente adaptado aquí por el director Daniel Wronecki, y es que se ve que lo de las mujeres y los lobos debía estar de moda.

En 1991 por fin rodaron y entregaron la que faltaba, la productora alemana Beta Film entregaría Anna Göldin, la última bruja, reinterpretación que era sobre uno de los últimos procesos de brujería en Europa, concretamente en Suiza -quedarían aún un par de polacas por sufrirlo- con una estructura y temas efectivos pero algo rutinarios. Tras esto pudo emitirse en verano de 1992  la serie en España,  en un orden completamente distinto al de rodaje, terminando con la portuguesa y cerrando un proyecto que nadie parecía tener ni muy claro ni coger con demasiadas ganas.

Por cierto, en 2008 se le dio una segunda oportunidad con una edición en dos DVDs por parte de So good ent. que permitía recuperarla.

Así que ya hemos visto la aproximación de Garci y las de Uribe y Olea pero aún quedaban directores españoles que participar a inicios de los noventa. Aunque de ellos hablaremos en la próxima ocasión.