En España la función de la televisión no es informar, es opinar

En realidad la principal sería mantener entretenidos a sus espectadores. De ahí que se hable del info-entretenimiento. Solo que entonces pasa algo como lo del viernes en París y la parte de info no pasa.

La diferencia está, por supuesto, entre lo que creíamos que debería hacerse y lo que se haría. Las quejas fueron por no interrumpir la programación y emitir últimas horas desde Francia como estaban haciendo en tuiter las distintas centrales de noticias… ¿hubieran podido hacerlo? ¿Tienen las televisiones, aún las generalistas, a periodistas destacados en Paris? ¿Hay gente un viernes por la noche a la que avisar de esto? Pero, sobre todo, ¿y si hubiera sido en otro lugar? Es difícil pensar que pudiera ser más cercano que uno de los países con los que compartimos frontera así que supongamos que ocurriera en España. No en Madrid o Barcelona, claro, España es suficientemente más grande. ¿Suspenderían su programación?

Es curioso cómo durante las mañanas e incluso las tardes parece más sencillo alterar la programación, se por una noticia sobre ETA o por un fallecimiento de postín. Pero si la cosa no viene de antes el primer-time se muestra… Complicado. La BBC da el primer avance en sus Breaking News a las 22:02 y en las cadenas españolas la cosa tardó un poco más. Casi eran las doce cuando Antena 3 interrumpió por unos minutos su programación para dar esa noticia que «les acababa de llegar», en TeleCinco esperarían hasta la una, en La Sexta o Cuatro estuvieron muy ocupados. Y cuando el 24 horas se dedicó a ello… Digamos que no era lo mismo que cuando se dedicaban realmente a la información, quizá fuera la falta de la CNN+ enfrente o los recortes, la realidad es que se entretuvieron con una tertulia en lugar de con datos y periodistas. Las intervenciones de los tertulianos de guardia, especialmente de Alfonso Rojo, causaron casi tanta ira en las redes sociales como la falta de información. La única otra cadena TDT -aunque aún no nacional, si no me equivoco- dedicado a ello fue 13tv. También con tertulias, claro.

Es decir, las dos maneras de afrontar la inmediatez fueron mediante la negación y la opinión. Peor aún, al día siguiente decidieron entre la información y la opinión. Decidieron seguir por el segundo lado, que siempre es más barato. En todos los sentidos.

Dentro de esto, con Ferreras y sus especiales -que incluyen a Marhuenda-, lo que tuvimos fue una serie de lugares comunes, vueltas a lo que ya se sabía y -por supuesto- opiniones. Algo innecesario cuando han pasado más de 12 horas desde que se estuviera produciendo en directo la noticia. Sí, pudo haber novedades -aún las puede haber- pero ya aparecen por investigación sobre unos hechos, no mediante la narración de lo que ocurre. La reflexión sobre lo sucedido es algo distinto y más cercano a la creación de una opinión.

Porque eso es lo que llevan vendiendo desde entonces. Tratando de decir lo que debemos pensar y lo que se supone que creen que ha pasado y que pasará. No es que debiera sorprendernos, una opinión sirve para establecer un discurso y afianzar la realidad que se conecta con lo que quieren vendernos, también es mucho más barato y menos fácil de meter la pata. Y si algo han hecho estos últimos días los medios ha sido precisamente ir cayendo en todos los errores posibles. Incluidos los de portada. Si eso -equivocarse con el tipo de música del concierto, poner a un inocente como terrorista, dar y dejar de dar por muerto a un español como si fueran el Ministerio de Defensa- ocurre un día después no quiero saber lo que podría haber pasado esa noche.

Y, sin embargo, era precisamente lo que se esperaba de ellos. Más aún, si mañana ocurriera otro suceso es lo que volveríamos a esperar. Sobre todo mientras se desarrolla. Aunque sea en prime-time. Aunque no haya logrado encontrar un antecedente de interrumpir el prime-time nocturno por una noticia -lo más cercano, el seguimiento al nacimiento de la primera infanta de la actual hornada regia- y aunque dude que llegaran a hacerlo. Porque da igual que haya más de veinte canales en la TDT actual, que tengamos más de media docena de generalistas, lo importante es tener los medios y la intención. Y en el actual panorama televisivo español no sé cuál de las dos cosas falta más.

Lo que sí sé es el resumen que sirve de título para todo esto: «En España la función de la televisión no es informar, es opinar».

 

 

 

 


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