El fantástico reciente de Antena 3: «Los protegidos» (2010 – 2012), «El barco» (2011 – 2013), «Luna, el misterio de Calenda» (2012 – 2013)

Antena 3 parecía estar en racha con las series fantásticas tras el éxito de El Internado, así que resultaba lógico que intentaran seguir creando dentro del género.Y de un tema del momento a otro le tocó a los superhéroes.

Darío Madrona y Ruth García crearon para Boomerang TV y Antena 3 Los protegidos (2010 – 2012) que lograba llevar el gusto por las series de superhéroes a la televisión generalista española –en la web ya había habido intentos, alguno transplantado– ofreciendo una versión indudablemente propia. No es que en la larga historia de adaptaciones y creaciones superheróicas televisivas no haya creaciones cercanas pero aquí se funcionaba más desde un punto de salida de serie familiar que mezclaba comedia y drama y personajes de distintas edades y esas cosas de la televisión de aquí. Por supuesto había poderes especiales e identidades secretas aunque no una figura del superhéroe como tal sino, más bien, la de gente con poderes como podía suceder en las temporadas iniciales de Héroes.

En cualquier caso, la evolución fue dentro de lo esperable. Primero los artículos anunciando la próxima aparición de la serie dejando claro que estamos ante una nueva serie familia, y más entrevistas previas al estreno que logran generar un cierto interés. El estreno en sí llega por fin y resulta ser un éxito, lo que lleva a cosas como más entrevistas pero, sobre todo, a nuevas maneras de explotar la serie. Un acuerdo con Tuenti para presentar contenido especial a sus usuarios, la creación de cuentas de twitter y facebook -que siguen aún hoy en estado semi-activo porque no vas a desperdiciar algo con miles de seguidores- e incluso los intentos de adelantos técnicos para una serie. aunque la afirmación «la primera serie del mundo que se graba en tres dimensiones»  quizá no es la mejor forma de explicar que se grabó para emitirla en 3D, pero lo que estaba claro era que tenían una intención de innovación.

Lamentablemente también tenían los problemas habituales de las series españolas actuales, no solo en cuanto a duración sino a entradas y salidas de actores de la misma, así que el éxito de la primera que les fue permitiendo realizar el preestreno de la segunda en un cine y todos esos métodos de promoción que se utilizan ahora, el final de esa segunda temporada dejó las cosas más en el aire. Lo suficiente como para que la tercera decidiera fijarse en el origen de los poderes más que en una trama continua, y que pese a las afirmaciones de que la serie seguiría –aquí estaba– desde Antena 3 salieron a decir –aquí estaba–  que la tercera sería al última. Conste que cuando llegó el momento de emisión de ese último capítulo decidieron ir con dos finales por si sonaba la flauta. Que no sonó, claro.

Lo que sí acabaría teniendo es una adaptación china, por aquello de la generación de contenido exportable no solo la obra en sí, también la idea detrás que pueda ser vendida para adaptarse. En cualquier caso esta serie ya estaba superada porque mientras la cadena se había puesto en lo siguiente.

Que resultó ser El Barco (2011 – 2013), que como decía una crítica mezclaba Perdidos, la Ruta Quetzal y Battlestar Galactica dentro de un universo con las características propias de Mediaset: Jóvenes acostumbrados a la poca ropa y las decisiones cuestionables -algo útil para convertirse en viral pensando que vendían otra cosa- como estar encerrados y desnudarse además de, claro, cocineras joviales y distintas edades dentro del barco, niños incluidos.

También como de costumbre siguió el ciclo de aviso de rodaje, afirmación de apuesta y entrevistas, que llevan a un estreno exitoso. Especialmente exitoso en este caso, quién sabe si por que la fórmula de la productora es ya gusto adquirido para el gran público español o porque Mario Casas era plenamente popular y eso siempre tira. El caso es que les fue tan bien que aprovecharon para montar con la segunda temporada un reality alrededor de la serie, que incluso estrenaron, y para tratar de unirse a la innovación exterior sacando twittersodios de la serie.

Todo sea por aprovechar el éxito que, sin embargo, no llevó a los responsables a alargar la serie. O a no alargarla más de lo razonable. Sí, metieron a más personajes –como uno interpretado por Belén Rueda aprovechando que le estaban preparando una serie propia– y tuvieron varios de esos giros inexplicables. Pero eso no tiene por qué ser un menosprecio, sobre todo si la audiencia aguanta, como parecía al iniciarse la tercera temporada, tanto dio. La serie se despidió sabiendo que en cualquier momento podrían no solo venderla para hacer una versión rusa sino, incluso, crearse un telefilme de X años después.

Pero volvamos a las series porque, como decía, a Belén Rueda le estaban peinando una serie propia y nada mejor para la cadena que sacarla primero en su serie de éxito para que les interesara el siguiente paso de la actriz en una versión complejísima del concepto mismo de spin-off, una de esas ideas tan interesantes que tenemos por aquí.

La serie en cuestión era Luna, el misterio de Calenda (2012 – 2013) que tras el truco de promoción antes mencionado trataba de usar los rescoldos del paranormal romance y vendernos una serie policíaca a la vez. Es complicado saber si realmente estaba previsto desde el inicio que fuera una sola serie porque daba la sensación de que por un lado unía el final de ese éxito televisivo que unía al romance adolescente elementos fantásticos de criatura y monstruos pero por el otro quería aprovechar el auge de las series policíacas con asesinatos a resolver dentro de pueblos o poblaciones no urbanas, que aquí estamos para aprovecharlo todo. De modo que mientras Rueda interpreta a una jueza que intenta descubrir a los asesinos de su marido Guardia Civil y responsables de otros crímenes en la misma población le entremezclan una trama sobre leyendas de hombres lobo que sirve tanto para enredar en los crímenes echando la culpa a los lobisomes como para traer el otro componente con la hija de la jueza sintiéndose fuertemente atraída por un jovenzuelo que podría ser uno de estos licántropos.

Lamentablemente pese a un estreno con éxito de audiencia el público y las críticas no acompañaron demasiado. Sí, conseguirían una segunda temporada para aclarar y liar un poco más todas las tramas pero durante ella se supo que no habría tercera, y que el final de esa temporada iba a ser también el de la serie. Aunque luego la vendieran para adaptarla a los rusos.

Parecía que el interés iba más por los asesinatos que por los elementos fantásticos y en eso se centraría la cadena en siguientes estrenos, al menos mientras encontraban una forma de traer de nuevo algo que pudiera ser un éxito, al fin y al cabo es la cadena que más fantástico de producción propia había estrenado en las últimas décadas.


¡Libros que Salen! Alexiévich, «El Hijo», Adón y más

Si la semana pasada no había muchos libros esta semana quizá haya demasiados. Las avalanchas pre-Navideñas causan estos extraños movimientos y esta -como luego veremos- es notablemente pre. Lo que no significa, ni mucho menos, una falta de libros interesantes. Así que no os preocupéis que seguro que alguno veis en cuanto digamos:

¡Que entre la pila!

La guerra no tiene rostro de mujer de Svetlana Alexiévich, ed. Debate

EC926254

Alexiévich explica muchas cosas en este libro. Fundamentalmente explica lo que se queda fuera de esos mismos libros. En este caso lo que se quedó entre la primera y la segunda versión pero, sobre todo, lo que se ha ido quedando fuera de las visiones de la Segunda Guerra Mundial: El trabajo y el esfuerzo de las mujeres que combatieron en el Ejército Rojo o que ayudaron en los hospitales y la ingeniería. Siempre es bueno que se publiquen este tipo de libros, y si lo hacen antes por haber ganado algún premio… bueno, eso que adelantamos.

El hijo de Philipp Meyer, ed. Literatura Random House

ERH31368

Uno de los libros de los que llevo escuchando hablar para bien más tiempo, (Hola, @KepasaMike ) con una notable cantidad de críticas positivas que parecen poder vencer el hecho de que tanto la idea principal como sus marcos parezcan poco menos que una saga familiar en el Antiguo Oeste superando el clásico Novelón mediante el refinamiento de la fórmula.

La efímeras de Pilar Adón, ed. Galaxia Gutenberg

sobre_las_efimeras_web

Estando tan a favor de Pilar Adón como quien esto escribe encontrarse con una novela de clara influencia gótica en la que se habla de la familia, la dependencia y los hilos que unen y estrangulan con la dualidad de apariencias exteriores frente a la realidad oculta, es poco menos que un regalo.

 Felipe. Heredarás el mundo de Javier Olivares, ed. Ediciones B

Felipe

Habrá quien conozca a Javier Olivares sobre todo por El Ministerio del Tiempo, habrá quien le una más a Isabel, lo que debería estar claro es que la interesa la historia y que sabe cómo narrar, de manera que parecía lógico que acabara dando el paso de regresar a la novela histórica. Ofreciendo, además, la posibilidad de saber cómo enfocaría él una revisión de Felipe II.

Por un relato futuro de Ricardo Piglia en conversaciones con Juan José Saer, ed. Anagrama

AR490_Por_un_relato_futuro.inddNo entiendo que el nombre de Juan José Saer no esté a mayor tamaño en la portada, pero en fin, lo importante es que leer este recopilatorio de charlas entre los dos autores sobre asuntos literarios variados. Algo que sirve, como siempre en estos casos, no solo para dar pie a algunas reflexiones sobre Lo Literario sino también sobre los autores implicados en el debate y sus obras.

El arte de comer de M. F. K. Fisher, ed. Debate

EC926179Antecesor directo de los libros de recetas de Julia Child, estamos ante otro clásico de los libros de cocina anglosajona. Mary Frances Kennedy Fisher fue escritora gastronómica, traductora al inglés de Brillat-Savarin y -en esa condición de puente entre los gustos europeos y los americanos- uno de los nombres y las prosas más reconocibles cuando había que tratar el tema de la cocina.

El árbol de John Fowles, ed. Impedimentafit-230x360

Aunque pueda no parecerlo esta obra de Fowles es de no ficción, casi podría decirse que un ensayo en el que la reflexión sobre la naturaleza y su funcionamiento -especialmente la que se encuentra en espacios salvajes- para acercarlo al funcionamiento de la inspiración y la producción literaria acompañándolo de reflexiones e historias sobre su propia vida logrando que sea finalmente él quien queda en el centro en esta reflexión naturalista que acaba siendo tan literaria como auto-explorativa.

Flores para la señora Harris de Paul Gallico, ed. Alba
9788490651520_1Es curiosa la historia de este autor de principios del S XX, Paul Gallico. Ganó un premio O’Henry con un relato corto que ya dejaba claro lo sentimental que iba a ser el autor, trabajó de guionista, hizo esta novela que nos ocupa y en 1969 escribió La aventura del Poseidón. ¿Quién podría unir a este autor tan sentimental pero con una comicidad amable con esa obra de catástrofes? En cualquier caso, la que nos ocupa es la primera de las novelas sobre la Señora Harris (o ‘Arris) que hablan de ese uso de la bondad y de la humildad para lograr que todo vaya funcionando, y si algo no funciona se pone buena cara y se sigue adelante. El éxito traería continuaciones y adaptaciones, en Inglaterra o Alemania, pero también en un telefilme con Angela Lansbury, Diana Rigg y Omar Sharif. Si no por el humor amable al menos agradezcámosle esto a Gallico.

Francamente, Frank de Richard Ford, ed. Anagrama

PN908_Francamente_Frank.indd

Quizá Richard Ford esté algo mayor, lo que sí que parece es que recupera a su Frank Bascombe pese a las afirmaciones anteriores del autor. Lo hace para ofrecer cuatro historias cortas a la vez interconectadas y con temas comunes, sobre todo el declinar de la sociedad, que siguen trazadas con oficio pero quizá dicen más de su autor que de los tiempos modernos.

La guerra buena de Studs Terkel, ed. Capitán Swingguerrabuena

No es broma ese subtítulo. Si dice Una historia oral de la Segunda Guerra Mundial es porque reúne más de cien testimonios de hombres y mujeres que la vivieron, intentando recomponer lo sucedido desde los que fueron protagonistas. Una obra interesante de gran resonancia en los años ochenta -premios incluidos- que llega ahora de manera algo inesperada pero perfectamente a tiempo de complementar al trabajo posterior de Alexiévich.

Diarios (1956 – 1983) de Jaime GIl de Biedma, ed. Lumen

H402516

Como su propio título indica, los diarios de Jaime Gil de Biedma editados -por supuesto- para centrarse sobre todo en las partes de literatura, tanto de creación como de trabajo más cercano al de oficina, además de un recorrido por una parte más privada centrada en lo sentimental y las relaciones entre esto y su obra. Un diario, en fin.

Un juego para toda la familia de Sophie Hannah, ed. RocaimgManager

La persistencia con Hannah hace que lleguemos a un nuevo intento de popularizar sus novelas policíacas. Esta vez en Roca y con una trama curiosa en la que una familia recién trasladada y las narraciones dentro de la narración articulan tanto un meta-relato como  el tema tradicional de la autora de las relaciones familiares como algo complejo y casi peligroso. Veremos si en esta ocasión tiene más suerte.

La profundidad del Mar Amarillo de Nic Pizzolatto, ed. Salamandra

Profundidad del mar amarillo, La_135X220

Lehane estará contento, Salamandra ha recuperado algunos relatos de Pizzolatto para continuar con su colección black, un buen momento para comprobar cuánto de la segunda temporada de True Detective debía a su creador.

–  De viaje por Europa del Este de Gabriel García Márquez, ed. Literatura Random House

RH30460

También podemos dar por inaugurada la temporada de regalos navideños con la publicación de estas crónicas de viajes por los países de la Europa del Este de cuando el luego Nobel se dedicaba a la crónica periodística. Autor conocido, tapa dura, 160 páginas, 15,90 €. ¿Es la Sandía un fruto de invierno?

Hombres desnudos de Alicia Giménez Bartlett, ed. Planeta

La isla de Alice de Daniel Sánchez Arévalo, ed. Planeta

portada_hombres-desnudos_alicia-gimenez-bartlett_201510211808portada_la-isla-de-alice_daniel-sanchez-arevalo_201510211804

Los turrones…

Los besos en el pan de Almudena Grandes, ed. Tusquets

portada___201507081743

… el mazapán…

Asalto a las panaderías de Haruki Murakami con ilustraciones de Kat Menschik, ed. Libros del Zorro Rojo

Sobrecubierta-PanaderiaFinal

…las iluminaciones…

La guerra civil contada a los jóvenes de Arturo Pérez-Reverte con ilustraciones de Fernando Vicente, ed. Alfaguara

EAL84228

…algo en el ambiente dice que es Navidad. Las Sandías también. Pero, eh, si alguien quiere pagar los 17,95 € de las 144 páginas en tapa dura de un autor conocido, por nosotros adelante. Al fin y al cabo este libro de ilustraciones de Fernando Vicente en el que ha colaborado Arturo Pérez Reverte seguro que resuelve algún regalo.

Vieja escuela (10, Diario de Greg) de Jeff Kinney, ed. RBA

diario-de-greg-10_jeff-kinney_libro-MONL322

¿Es este el segundo Greg de este año? Parece que hemos logrado ponernos a la par con la edición original. Se ve que era el año adecuado.

Metiendo la pata (1, Martin Moone) de Chris O’Dowd y Nick V. Murphy, ed. Montena

EGT35953

Libros estilo Greg pero con los personajes -ligeramente autobiográficos- de Moone Boy. A mí me parece bien, lo contaré como Universo Expandido.

Tan grande como siete osos, tan pequeño como un colibrí de Julie Colombet, ed. Libros del Zorro Rojo

tangrandecomohoriz

Muchas ilustraciones de animales de Julie Colombet usándolas para dar datos curiosos sobre animales a veces poco conocidos. Encantador.

Míster Garabato de Lyona y Marcus, ed. Principal de los libros

frontal_garabato

Hablando de libros ilustrados estupendos, esta historia de un garabato que puede ser lo que quiera. Al menos hasta que empiezan los problemas. Más problemas. Y un libro fenomenal, claro.

Como os decía, muy navideño todo. Ahora a ver si se van aplicando ysalen en las próximas semanas más material para los regalos. Mientras tanto tendremos que aprovechar los que ya están, así que… ¡Nos leemos!


Empezamos la semana con la única incorporación inglesa.  After Hours (UK) es una agradable comedia -más agradable que comedia, todo sea dicho- sobre un chaval que se encuentra un día tirado por su forma de ser, dejado atrás por los amigos y por su ex-novia con solo un programa de radio como centro de su vida, de modo que su relación con los responsables del pequeño programa será uno de los ejes de la serie. El otro es su padre, que acaba de quedarse sin trabajo por la construcción de un gran centro comercial, con un amigo igualmente en crisis. Es curioso cómo pese a la presencia de personajes femeninos parece que el interés está en los masculinos. En fin, agradable y ya.

Por lo visto es algo de Sky 1, o bien porque es un piloto, o quizá sea una previa para estrenarla el año que viene aunque parece que no, o yo qué sé… así que no le toca trailer aún.
En cuanto a Ash vs Evil Dead (USA), Raimi -y Campbell, claro-  hace todo lo posible por recuperar el espíritu festivo de Posesión Infernal, el resultado quizá sea un poco más Coscarelli pero no por ello menos divertido. Al menos si entiendes el juego que siguen.

Empezamos la docena de Amazon con Danger & Eggs (USA), curiosa serie de animación sobre dos amigos que logra tener una animación y aproximación suficientemente interesante como para buscar quién está detrás. Y resulta que es gente vinculada a Yo Gabba Gabba!, tanto en la productora como uno de los creadores, Mike Owens, aunque no es que el otro, Shadi Petosky, vaya mal tampoco.

Se ve que es la semana porque en Amazon han sacado 12 pilotos y ningún trailer.
Por cierto, olvidé mencionar hace unos meses que Netflix había sacado Dinotrux (USA) así que os lo resumo ahora: Mitad dinosaurios, mitad vehículos de obras, todo un regalo para estas navidades.

Volvamos a Amazon y a sus ideas infantles/ juveniles porque toca Eddie of the Realms Eternal (USA), una serie agradable pero que ofrece poco -incluso teniendo en cuenta que es una serie con una presentación de arco argumental muy clara- como para interesarnos realmente.

Aunque sea animado Amazon funciona igual.
Es curiosa esta Edge (USA), porque es un western excesivo y lleno de sangre pero sobre todo porque la dirección está mucho mejor que el guión. Cuando uno ve algunos lucimientos volvemos a la vieja consulta de responsabilidades. Y, para mi sorpresa, el director es nada menos que Shane Black. Lamentablemente no es el guionista -o el adaptador, que esto está basado en unos libros-, aunque no le pilla muy lejos porque es su viejo compinche Fred Dekker junto al que escribió Una pandilla alucinante y que fue responsable de dirigir y guionizar además de la antes mencionada House, Night f the Creeps y Robocop 3. Se le nota algo desentrenado, eso sí. Y los actores… bueno… están.Así que… bueno… dudo mucho que nadie pida una serie de esto, pero al menos daría de comer a gente que me cae bien. Verla no creo que la viera.

Amazon también.
Otra serie de animación, Everstar (USA), y una demostración de cómo realizar un producto genérico, por muy space opera que quiera ser, es una forma de lograr más que nada bostezos.

Doce ha sacado Amazon, todos sin trailer.
Hablando de bostezos: Flesh & Bone (USA), la nueva serie de Starz sobre el mundo de la danza y las bailarinas y el juego sucio y… Yo qué sé… No es Mozart in the Jungle, no es Cisne Negro y, definitivamente, no es Bunheads. Pero si puedo decir que es algo es, ante todo, un muermo.

La forma de definir mi opinión sobre Good Girls Revolt (USA) es con la palabra División. Por un lado la idea tras la trama -la discriminación sexual de las trabajadoras de no-lo-llames-Newsweek en los sesenta a partir de un libro de nombre muy parecido- logra acercarse tanto a Mad Men como sería sufrible, pero a la vez es literalmente eso hasta niveles locos, pero los personajes -incluida Nora Ephron– y sus actores sí logran ser interesantes, pero parece que lo han hecho con un listado de lo que tiene que aparecer en una serie de los sesenta, tanto en temas como en canciones, en fin… Parece la idea de una serie que podría ser interesante en la actualidad pero pensada para agradar a las segundaoleras si logran que dejen de leer el Bahbelia, quizá porque de esa manera -lanzándolo atrás en el tiempo- se ahorran la posibilidad de que los personajes elijan mal, o que no se sepa si son extremismos porque, eh, quizá ya hemos llegado al punto en el que podemos señalar los problemas de hace cincuenta años -¡por fin!- pero los de ahora aún se nos escapan. De modo que como en la discusión que se mantiene sobre cultura o en la la de relevancia, de modo que el señalar que algo tiene que ser Mainstream para ser Relevante. No sé si serían conscientes de la propia ironía del asunto, pero sí sé que al final casi querrías disculpar lo malo de la serie porque lo que hacen bien lo hacen realmente bien.

Más de lo mismo, que para eso Amazon funciona como funciona.
No sé qué esperaba de Highston (USA), pero sí que el resultado me ha parecido un desperdicio. Un desperdicio del talento de sus actores (Chris Parnell, Mary Lynn Rajskub o Curtis Armstrong entre otros), de la buena fama de sus responsables, tanto directores (Jonathan Dayton y Valerie Faris) como guionista (Bob Nelson) y, sobre todo, como un ejercicio para poder sacar cameos de famosos cada semana. Un aburrimiento, pero todo con el mejor aspecto de cine independiente pero sin ofender.

Sí, Amazon.
En cuanto a If You Give a Mouse a Cookie (USA), se puede ver con rapidez que la intención de adaptar una serie clásica de libros ilustrados es tomada como una oportunidad de celebrar -quizá incuso de revolcarse- en esa fuente. Así que…

Que si Amazon decide sacarlo lo mismo lo cambio o algo.
Esperaba algo interesante de este Master of None (USA) de Aziz Ansari y el resultado es incluso mejor de lo que esperaba. Ansari no se ha limitado a repetir su papel ligeramente sobreactuado o a adoptar alguna historia similar sino que ha hecho una variación de su propio Extras, su propio Funny People, con una carga autobiográfica clara pero no por ello nostálgica o narcisista, creando el ambiente perfecto para una serie con muchas posibilidades de repartir juego entre sus actores y así, entre todos, lograr un brillo especial.

Supongo que habrá niños a los que The Numberlys (USA) llamará la atención por sus colores o por el diseño suave y redondeado o por a saber qué ideas extrañas. Desde luego yo no soy u público. Ni entiendo la necesidad de hacerlo por ordenador, claro.

Las cosas de Amazon, vaya.
Quizá el piloto más acertado de la semana sea One Mississippi (USA), una obra alrededor de la cómica Tig Notaro que contaría como ejemplo de humor negro si es que me sintiera capaz de llamarlo humor con tanta tranquilidad, pues el número de temas tratados y su profundidad o fondo, así como la manera casi podríamos decir que anticómica en la que lo trata y retrata lo convierten en una obra tan majestuosa que a penas si se le pueden sacar un par de peros: Una cierta sensación de que en algunos momentos prefiere ‘rellenar’ antes que contar una historia, y la extraña sensación de que ha tomado el libro de recetas de Louis C.K. para hacer una serie que arrase en premios y ha decidido doblar las dosis. Por lo demás: El piloto que te tienes que ver esta semana, incluso teniendo en cuenta que es el tipo de comedia que requiere estar de buen humor antes de ponértela.

Una auténtica lástima que Amazon tampoco haya puesto este.
¿Has algún nombre para esas series que toman una fórmula extremadamente manoseada pero deciden subvertirla solo que desde unos puntos de vista tan claramente transitables y autocomplacientes que lo que logran es manosearla un poco más? Además de Patriot (USA), quiero decir. Que no es que sea una mala serie por si mismo tanto como un ejemplo como para hacerle una foto y ponerla en un libro de Intentar ser rompedor a toda costa pero dentro de un orden. Quizá incluso en la Wikipedia.

¿Tenemos ya claro lo de Amazon, verdad?
La serie infantil que sí ha lanzado Netflix esta semana es Popples (USA), por mí se podían haber quedado en su casa dedicando el trabajo de renderizado delos ordenadores a algo más provechoso pero se ve que intentar revivir series antiguas con un tratamiento 3D es algún tipo de adicción para el portal de streaming. Aunque estoy a dos series de convocar una intervención.

Lo primero que pensé al ponerme Yoyotoki HappyEars! (USA) es que estaba contemplando la versión marca blanca de esas series tipo Adventure Time que ahora parecen funcionar -bueno, hace ya unos años, ahora estamos con más sentimientos a la Universe– de una manera tan descarada que he tenido que mirar si la creadora salía de ahí. Y efectivamente, Niki Yang es una dobladora, guionista, etc… que ha trabajado en Adventure Time, Gravity Falls, Bravest Warriors y  Clarence entre otros. Es una pena lo mucho que parece una copia lo que podría haber sido algo original.

Si los anteriores no, estos tampoco que Amazon funciona así.
Terminamos la semana con la Z (USA) que con el subtítulo The Beginning of Everything trata de narrar la vida de Zelda Fitzgerald mientras la cadena se empeña en señalarlo como comedia. Quiero creer que por un error con las pegatinas porque ni el tono ni, desde luego, la historia parece tener demasiado de humor. Christina Ricci es la protagonista y trata de sacarla adelante pero al final vale más como reconstrucción de época que como comedia o biografía. Quizá si tuviera más claro lo que es o lo que quiere ser resultaría más sencillo empatizar con la serie.

Acabamos con Amazon que esta semana lo de los tubos ha sido un no parar.


Problemático

Hay tantas cosas que están mal. O, bueno, al menos que podrían estar mejor.  En las series digo. Y no me refiero a esos aspectos técnicos o artísticos habituales sino, más bien, al fondo.

Cuando hablé hace meses de las dimensiones a tener en cuenta al hablar de una obra cultural -ya sabéis: Intencionalidad, Contexto, Impacto, Técnica– comentaba como más allá de la intencionalidad que los creadores pusieran en la obra, tanto guionistas como actores o directores, siempre estaba de fondo el contexto de la época y de cada una de las personas implicadas. Algo que puede parecer una tontería pero que muchas veces explica cómo haciendo algo de manera no-intencional acaba estando cargada de significados.

La evolución tanto de la sociedad como de la crítica sirve, precisamente, para poner de relieve esos subtextos obligando a sus creadores a tener que afrontarlos. Algo que en una obra puntual -una película, un libro- suele ser un toque de atención para el futuro pero que en las seriadas -cómics, ficción televisiva- puede tener una influencia más inmediata. Sobre todo porque, de la misma manera, la televisión mantiene una relación más directa y prolongada con las críticas que los profesionales y los espectadores van depositando semanalmente. Una relación más íntima que ayuda a que se tenga que oír hablar sobre los puntos problemáticos, se quiera o no.

Esto, que podría parecer el preámbulo a que hablara una vez más de la serie problemática por excelencia de la televisión actual, Juego de Tronos, en realidad lo es para hacerlo de dos series que han sido tan conscientes de sus problemas que han intentado arreglarlos antes de salir a la luz. Con resultado desigual pero, cuanto menos, demostrando que son conscientes de la existencia de algunos problemas. Me refiero, por supuesto, a Supergirl y a Crazy Ex-Girlfriend.

– Es curioso pero mientras escribía esto llegaban de fondo los tambores de guerra a cuenta de la nueva serie de la ITV inspirada -muy libremente- en Jekyll & Hyde, empezaron siendo unas cuatrocientas y al final eran más de ochocientas quejas, a la que acusan de ser demasiado violenta para la hora de su emisión, anterior a las nueve de la noche que es cuando termina la protección infantil. No solo queda lejos de la violencia original del personaje, aunque sepan acercarla inteligentemente, sino que dudo mucho que las otras críticas puedan sostenerse mucho, pero está claro que el intento está ahí. –

En ambos casos saben que su tratamiento de las figuras femeninas son problemáticas. Crazy Ex-Girlfriend y su complicada historia de creación y viaje, de la CBS a The CW, tiene clarísimo desde el primer minuto que la forma de presentarlo ha sido uno de esos errores morrocotudos que en televisión últimamente pasan más de lo esperable y causan a las series – Cougar town, Don’t trust the bitch in apartment 23, Trophy Wife – un innecesario alejamiento de las mismas de las que pocas veces llegan a sobrevivir. Incluso cuando logran sobreponerse a estos problemas –Black-ish, Fresh off the boat– la relación del público es decididamente hostil en muchos aspectos.

Sin embargo el centrarse en uno de estos asuntos puede hacer que se descuiden otros. En el caso de Crazy Ex-Girlfriend es más un asunto de lo que se considera aceptable en lo relativo a la salud mental, incluso teniendo en cuenta que no es ni de lejos la primera serie que une los números musicales con dolencias cerebrales -por poner dos ejemplos recientes, el episodio musical de Scrubs y todo Eli Stone se basaban en versiones de esto- pero aquí el esfuerzo puesto en la parte femenina es mayor. En cuanto a Supergirl, se incluyen discusiones sobre temas como el girl o su posición a la sombra del man pero fallan en tenderlo no solo en toda otra serie de asuntos cercanos -la necesidad de ser salvada laboralemente por hombres-  sino incluso en los paralelismos en asuntos inmigratorios, el tokenismo de las minorías -una de las grandes discusiones de las últimas décadas agravadas en los últimos años- o en el motivo inicial de intervención.

Quizá porque el problema con estos asuntos es que centrarlo en solo uno es algo más sencillo que tratar de hacer un repaso general a las muchas facetas culturales que pueden requerir nuestra atención. Luego pasa lo que pasa, que echar un ojo a la CBS es un completo desastre. Como decía en su momento de Life in pieces parecen haber eliminado de Modern Family los personajes diversos por su sexualidad o su raza -y tampoco es que estemos hablando precisamente de una serie radical- para ofrecer una versión heterosexual y blanca de una serie familiar. Mientras la ABC está buscando la diversidad ea toda costa para captar al público que aún prefiere la televisión, siguiendo el truco que la FOX usó para establecerse en sus primeros años, en la CBS son cada vez más ridículamente blancos. Pero parece que el desconocimiento, incluso cuando eso significa fingir no oír las quejas, no les importa tanto. Y si ya vamos a casos como el de Juego de tronos del que hablábamos al principio podemos estar seguros de que no todas las quejas son escuchadas o tenidas en cuenta.

Pero quizá sea mayor el problema de lo que no se tiene en cuenta, porque no se han alzado suficientes voces o porque no se ha considerado problemático de la misma manera en que otros aspectos sí que pueden haberlo sido. Por supuesto, podemos discutir el tiempo que haga falta la necesidad de que existan estas situaciones problemáticas -que sirve para que entendamos cómo funciona parte del público y muchos ejecutivos- o hasta que punto las quejas son malas porque van a crear un producto políticamente correcto -es decir, que entre hacer las cosas mal o tener que trabajar más parece que apoyamos lo fácil- sin pararse a pensar en la dirección del humor -que, como de costumbre, es más sencillo ejercer desde arriba con la minoría que decidamos estereotipar o hacer blanco del humor, enorme almacén en el que cabe desde el capacitismo a las características asociadas por procedencia, raza, etc…- pero que, de la misma manera, acaba conduciendo a los que lo comentamos a preguntarnos por la misma función y capacidad del humor.

Nunca sobra, por tanto, que alcemos la voz. Para comentar, para apoyar la visión que creamos más útil o beneficiosa y, sobre todo, para recordarnos que lo que podemos creer problemático puede no serlo, pero al menos que nos sea permitido discutirlo. Escuchar la diversidad de opiniones y puntos de vista sirve no solo para entender la obra, también para acceder a historias sobre esa intencionalidad y, por supuesto, para ser un poco más conscientes de nuestro contexto. Y esto último es menos habitual de lo que uno podría pensar, aunque sea solo porque depende de nuestra percepción y de la habilidad que tengamos para reflexionar desde fuera de nuestra posición y no desdeñar las quejas externas.

Al final todo vuelve a lo mismo, reflexión crítica sobre el producto cultural que estamos consumiendo por mucho que nos guste y sin considerar que por ello mismo puede ser una extensión de lo que creemos ser.