Intento encontrar un sentido a que Netflix haya dado luz verde a Best.Worst.Weekend.Ever. (USA), no tanto porque sea mala como por la cantidad de veces que la hemos visto ya. Podría ser una película de Disney, de Nickelodeon, una producción indie como Fanboys. Tanto da. Lo hemos visto mil veces. Chico Molón decide hacer algo especial con su Mejor Amigo Nerdito y dos Secundarios Token. A partir de ahí increíbles aventuras, el grupo casi se rompe, de nuevo en acción, o vaya hemos Descubierto Algo Sobre Nosotros porque Lo Importante es el Viaje pero Gran Final. Y luego Enseñanza Final. En fin, se ve que les faltaba algo así en su almacén de genéricos.
Menos mal que otras narrativas van apareciendo. Por ejemplo, la que propone la ITV con
Butterfly (UK), la historia de un menor que se revela como de otro género y con deseos de transicionar. El impacto en esa menor, el impacto en los padres y su relación, y la forma de irse desarrollando y explicando el asunto. Con algunos momentos de realismo mágico y una gran empatía con sus personajes -sí, también con los que tienen más problemas para adaptarse a la nueva situación- posiblemente el mayor problema es el mucho peso que recae en los padres y cómo reaccionan. Entiendo que la idea es mostrarlo más como una historia familiar -con sus momentos de alegría y tristeza, no simplemente drama- intentando no caer en Los Very Special Episode. Hacen lo que pueden, y eso ya es meritorio.
Creo que
Camping (USA) es la mayor demostración de cómo no hacer una adaptación que he visto en años. No es tanto una serie mala como, de nuevo, mediocre. Pero, sobre todo, una que lima cualquier arista que la original británica de
Julia Davies. El problema principal, sospecho, es que aquella versión con Davies -en un papel secundario como lleva tiempo sucediendo con ella- y rodeada de amigos como
Steve Pemberton o
Vicki Pepperdine. Aquí los nombres más conocidos,
Tennant,
Gardner, van para esos actores principales que, sin embargo, parecen estar más subordinados a hacer lo que hacen siempre los americanos. Hasta el punto de que parece mucho más interesante lo que ha podido pasar entre los adaptadores, probablemente su propia versión de
Episodes, que este gasto de recursos con unos guiones reblandecidos.
Para mi sorpresa el
remake de
Charmed (USA) no me parece mal. Es decir, el piloto está muy obviamente lleno de demasiadas cosas, entre otros motivos porque pretende llevarnos de un plumazo a una situación similar a la del inicio de la cuarta temporada de la otra serie. Cambia algunas cosas, mantiene otras, y toma decisiones. Ahí ya podemos estar más o menos de acuerdo, como con la idea de convertir al guía de las brujas en una mezcla de
Giles y
Bosley. O la necesidad de contarlo todo ya dando por hecho que los espectadores tienen una idea similar a la de los antiguos seguidores de la serie. Pero al menos hay cambios que me agradan, como la
doctortrecetización de una de las Embrujadas. La idea de meter una científica en todo esto puede ser un síntoma de la necesidad de csis y hackers en todas las series -ya veremos- pero también una forma original de abordar el elemento sobrenatural -también lo veremos-. En cualquier caso, un inicio interesante, ya veremos ahora que se han comido todos esos años para donde tiran. Quizá incluso descubramos sus nombres.
Es curioso cómo suceden las cosas. En
The Conners (USA) estamos ante un piloto de una nueva serie muy consciente de ser la temporada 11 de otra. Como la 10 fue la del pasado año no hay que presentar a nadie, solo tirar hacia delante y tratar de encontrar una manera en la que funcione sin su actriz principal. El resultado tiene más aire de episodio especial que de piloto, y posiblemente algo de eso hay. El reparto tiene sus tablas habituales, pero aún está por ver si serán capaces de llevar el proceso de ser
Valerie a
The Hogan Family sin mayores problemas. Supongo -presupongo- que no lo habrá, pero probablemente es algo que sólo sabremos en dos o tres años.
En cuanto a
Distrito Salvaje (O) (CO), el original colombiano nos ofrece, reduciendo mucho las explicaciones, un más de lo mismo de relleno que podrá agradar, supongo, a los aficionados a las broncas con eso de ‘tiene un pasado turbio que quiere reintegrarse pero no le dejarán’. Sin que parezca tener claro si quiere ser
Punisher o
Bourne o
El Equipo A o
Misión Imposible o qué carajo. A ratos incluso podría parecer la versión con menos presupuesto de una de esas series de grupichis de investigadores que la
CBS emite a todas horas. Un poco de todo, un poco de nada. Pues bueno, forraje.
Algún día entenderé el interés de las comedias memorialísticas de infancia. No será gracias a
The Kids Are Alright (USA) que tiene varios problemas graves, empezando por un exceso de personajes y los ya clásicos problemas con los niños actores americanos. Entiendo y supongo que alguno de los personajes acabarán teniendo una buena carrera en una década. Pero no será en esta serie precisamente.
Siguiendo su costumbre de coger series extranjeras y convertirlas en programas ‘propios’ le ha tocado el turno a la coreana serie de animación
Larva de ofrecer su cuarta temporada, con el habitual cambio de ambientación, en lo que se conocerá como
Larva Island (O) (K). Una serie de humor sencillo, con mucho de
slapstick y algo de intentar demostrar cierta idea bobalicona y juvenil de lo que pueden ser este tipo de obras.
En cuanto a la australiana
Pine Gap (AU)… pues bueno.
Thriller de conspiraciones con no demasiada acción y si mucha charla, separando a australianos y estadounidenses por uno y otro lado. Un tanto desmayado en su duración, demasiada larga para las vueltas que decide darle a lo mismo una y otra vez. De nuevo, material para dormitar antes que para seguir.
De entre las cosas que no me esperaba estaba que
The Rookie (USA) fuese una serie parecida, por encima de todo, a
Rookie Blues. Definitivamente más melodrama que procedimental y ambas más que serie de acción o misterio, ni el carisma de su actor principal logra salvar el tedio que produce. Pero bueno, supongo que siempre podré verla cuando alguna cadena española decida usarla para rellenar su parrilla.
Aquí está
Tennant de nuevo, con una serie de la que es difícil de hablar,
There She Goes (UK). La vida cotidiana de una familia en la que la hija pequeña tiene una enfermedad extraña, casi sin equivalentes, y cómo eso se convierte en algo con lo que todos tienen que vivir. Los mecanismos para hacerlo -desde un humor negro tirando a pueril a las invocaciones al sacrificio- es precisamente lo que marca la historia. Es difícil encontrar algo que no te haga empatizar con esa pareja, o con el hijo mayor que se ve eclipsado, y -desde luego- es perfectamente comprensible la decisión de hacer una serie como esta que nos recuerda que estas situaciones pueden no entrar en lo que se considera
lo habitual, pero se dan. Ahora bien, como serie no sé yo qué recorrido puede tener.
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