¡Los Recomendados 2022! Criminal

¡Vamos con las recomendaciones!

– Mi propio asesino de Richard Hull, ed. Alba

Una nueva obra de Hull recuperada por Alba en Rara Avis, otra posibilidad de comprobar su particular manera de acercarse al género con un suspense distinto y muchísimo humor negro al más puro estilo inglés. Porque la inglesitud de estas obras es lo más claro de todo. Y es que casi podríamos decir que aquí hay menos misterio que suspense pero que todos son a su propia manera criminales en sus relaciones con los demás. Y es que la legendaria mala leche de Hull brilla en estos momentos.

– Bajo la dura luz de Daniel Woodrell, ed. Sajalin

Del autor de Winter’s Bone nos llega ahora su primera novela, dentro de lo que él definía como Country Noir. Por supuesto hay una muerte sospechosa, muchos intereses cruzados, una investigación en terreno pantanoso y todos esos elementos del rural americano que tantas sombras proyectan.

 Los asesinatos silenciosos de A.G.Macdonell, ed. Siruela

Loor y gloria a que esta colección continúe. Y si bien A.G. Macdonell no es tan conocido por sus libros policíacos como por Inglaterra, su Inglaterra al menos podemos reconocer que estamos ante un clasicazo de 1929, con un aparente asesino en serie y una pareja de policías perplejos tanto por la elección de víctimas como por la manera de cometer los asesinatos y, por supuesto, por la identidad del asesino.

– El almuerzo del forense de Colin Cotterill, ed. Amok

Con el Laos socialista de fondo el autor inglés -aunque lleve ya años residiendo en el sudeste asiático- Colin Cotterill nos presenta una divertida serie, con un forense renuente, que preferiría estar retirado ya a su edad pero que se encuentra con que las circunstancias políticas no lo permiten. Es este el primero de una serie de misterios agradables en una situación retratada como desagradable. Una gran decisión de Amok animarse por este camino.

– La noche era terciopelo de Silvia Moreno-García, ed. Umbriel

La nueva novela de Moreno-García que llega a España, esta vez sin dramas de traducción a su alrededor, tiene un punto de partida detectivesco. Un homenaje a las obras de misterio de los años ’50, en el que la ausencia de un detective titular se suple con dos interesantes personajes. Una mujer desaparece y a su alrededor se mueven otros. Uno de ellos, nuestra protagonista, es su vecina. Una secretaria aficionada a la lectura de narraciones románticas que ve en esta desaparición un hecho novelesco. A su lado un sicario contratado para encontrar a la vecina cuya vida se ve mezclada. Junto a la de más gente. Y a más secretos y mentiras. Es curioso ver la diferencia entre las obras anteriores de Moreno-García y esta otra obra, pero lo que está claro es que es tan suya como siempre.

– Hasta el día en que ella muera de Julian Maclaren-Ross, ed. Reino de Redonda

Las cosas de la editorial-juguete de Marías facilitan que tengamos de vuelta a Maclaren-Ross en algo que no es una edición de La Bestia Equilátera. Que no es que tenga yo nada en su contra, pero desde que Lumen tuvo a bien hacer un hueco hará tres lustros no le teníamos por aquí en edición nacional. Regresa con esta novela que, no juzguemos las decisiones del que manda, poco ofrece en su portada. Así que: Estamos ante un giro a la novela-enigma del policíaco clásico. Una joven regresa a Oxford y es amenazada, pronto descubre que no eran solo amenazas, y a partir de ahí, entre el misterio a la inglesa y la descripción algo más social, para que este escritor-de-escritores pueda usar esta trama para mostrarnos con humor y opiniones lo que opina de varios temas en este rompecabezas con dientes afilados.

– Caso clínico de Graeme Macrae Burnet, ed. Impedimenta

Identidad, locura y ¿anti?psiquiatría usadas como centro para una historia quizá no tanto de misterio como de suspense. Una mujer convencida de que su hermano fue empujado al suicidio por su psiquiatra, un novelista leyendo una obra que le ha llegado, y una mezcla de humor como el género: Negro.

– Vestido negro y collar de perlas de Helen Weinzweig, ed. Muñeca Infinita

Es difícil de explicar el humor que incorpora esta historia que podríamos llamar también de espionaje y feminismo, y lo es porque su personaje central tampoco parece estar tanto en un punto como en un camino. Un camino que recorrer con dificultad y mucha peripecia pero que es lo que sirve de tono al menos sardónico de varios temas diferentes.

– No se necesita contraseña de Yulián Semiónov, ed. Hoja de Lata

Ha tardado un poco en llegar este Semiónov, pero ha llegado que es lo que importa. De nuevo historias de espías de la época de USA vs. URSS, con la diferencia de que esta vez el protagonista es ruso. Un gran thriller de espionaje, como en ellos es habitual.

– El enigma Dartmoor de Basil Thomson, ed. dÉpoca

Uno de esos whodunnit ingleses de la edad dorada del género de resolver asesinatos, aunque este es algo diferente. Un accidente de coche, cartas anónimas que animan a la policía a que investiguen más y el mayor misterio de todos: La propia víctima.

– Las novelas asesinas de Kim Takhwan, ed. Quaterni
Me alegra mucho que en Quaterni sigan apostando por la novela de misterio (o criminal, o negra o lo que queráis, puede que incluso thriller y en este caso también policíaca) de procedencias poco habituales. En este caso tenemos una surcoreana, ambientada además en el pasado aunque su confección sea relativamente reciente. Pero sí, estamos ante una serie de asesinatos en el S XVIII, con un libro dejado al lado de los cadáveres y la mezcla de exploración del contexto y de explicación de las personas que se encontraban en él. Que sigan en esta línea.

– Los reyes de la casa de Delphine de Vigan, ed. Anagrama

A partir del uso de niños para crear contenido en redes sociales articula de Vigan esta novela que es parte drama, parte thriller e incluso algo de confirmación de una sociedad distópica ya en la actualidad. Podríamos decir que hace una reflexión sobre la búsqueda de la fama como fin último para vivir, pero en realidad más que una reflexión es una pesadilla.

– Huntington Beach de Kem Nunn, ed. Libros del Asteroide

Nos trae Asteroide al autor de novela negra californiana -más cerca del hardboiled que de los clásicos británicos, por supuesto- que examinaba los bajos fondos y las sombras tras toda esa luz, y lo hacía con un libro que se convirtió en un clásico de las novelas de surf aunque en su centro haya un joven buscando a su hermana.

– Belascoarán Shayne, Detective de Paco Ignacio Taibo II, ed. Reino de Cordelia 

A veces la televisión tiene estas cosas. Se estrena en algún servicio de streaming una adaptación y así la editorial aprovecha para sacar un recopilatorio de cuatro de las historias del detective: Días de combateCosa fácilAlgunas nubes y No habrá final feliz. Una posibilidad de reencontrarse con el personaje y sus casos o, en el peor de los casos, de descubrirlo.

 Más allá hay monstruos de Margaret Millar, ed. Tres Puntos

Es bueno ver cómo se recupera tantos años después a Margaret Millar, en este caso con una desaparición del pasado que parece que por fin va a llevar a una declaración firme pero que en realidad abrirá una puerta al recuerdo y, con él, al caos de las revelaciones, las medias verdades y los intereses que han estado sobrevolando un rancho y a una mujer que necesita un cierre para poder avanzar o, al menos, no hundirse.

– La muerte de Jezabel de Christianna Brand, ed. Who

Christianna Brand es una de esas grandes autoras del Mystery de los años ’40s, conocida sobre todo por Green for Danger -que en España recuperó Siruela como La muerte espera en Herons Park– y de la que, por tanto, siempre es una alegría recibir nuevas obras. Aquí tenemos otra de sus más recordadas novelas, con un grupo de personas reunidas en un teatro, una serie de cartas amenazantes, alguna muerte, y el Inspector Cockrill para investigarlo todo. Un clásico.

– La presidenta de Alicia Giménez-Bartlett, ed. Alfaguara

Nuevos personajes de Giménez Bartlett para el policíaco, dos hermanas distintas y peculiares, envueltas en este su primer caso en una historia con ecos políticos españoles aprovechando para meter también algo de humor -de sarcasmo, incluso- a esta nueva vía para la autora.

– Un peculiar asesinato malayo de Shamini Flint, ed. Amok

No es muy habitual -por no decir otra cosa- tener a una autora nacida en Malaysia y que ambienta sus obras en la vecina Singapur, pero aquí tenemos el ejemplo de que mujeres escribiendo hay en todos los ámbitos y latitudes. Y lo tenemos con esta obra que reúne un caso difícil de resolver con la perspicacia propia de un detective realmente singular. Una gran labor la que Amok está haciendo poniéndonos estas obras a nuestra disposición.

– Maisie Dobbs de Jacqueline Winspear, ed. Maeva

¡Mystery con acento clásico! Porque aunque sea escrito ahora lo es con esa búsqueda del sabor de los misterios de entreguerras, a partir de una detective que sale, precisamente, de la primera de ellas. Una obra que busca ese momento temporal y resultados, como auténtica declaración de intenciones.

– Tren bala de Kotaro Isaka, ed. Destino

Algo de thriller, algo de humor. Un tren, cinco asesinos, varios encargos que parecen superponerse unos a otros y un trayecto para que todo aquello tenga lugar. Una obra moderna con la que conocer a uno de los grandes autores japoneses de misterio recientes en una obra que demuestra que puede jugar a muchas cosas a la vez.

La escalera del caracol de Ethel Lina White, ed. Who Editorial 

Una clásica entre las clásicas que con esta novela impactó para bien en el género. El asesino no es solo misterioso, también acecha a muchachas con algo en común. Y la protagonsita es una de ellas, encerrada en un ambiente opresivo, que se mueve entre lo psicológico y lo cautivador.

– La casa de los enigmas de Alexandra Benedict, ed. Duomo

Un curioso libro que propone mezclar enigmas, una fabulosa herencia y… ¿asesinatos? Cuando una joven es primero invitada a a ir a la competición familiar de Navidades piensa en saltársela, como lleva años haciendo, pero cuando es tentada con información sobre el asesinato de su madre acaba metiéndose en un macabro juego que va apilando tantos cadáveres como pistas.

– El enigma de Caín de Edward Powys Mathers, ed. Alfaguara Infantil & Juvenil

Puede que no sea lo que tradicionalmente se conoce como Libro-Juego pero estoy convencido de que esa cualidad lúdica por encima del texto en sí es lo que le va a dar la relevancia. Incluso aunque la competición sea contra el formato más que con el contenido -que también- porque lo que tiene de reto (o de deberes, según) es lo que lo diferencia. Ya sabéis lo que se dice: You Gotta Have A Gimmick.

¡Volvamos al Índice!


One comment to this article

Deja una respuesta