¡Libros que Salen! Barnes, «Oh, qué espléndida música», Lethem y más

¡Que entre la pila!

Es bueno que el éxito de La herencia Hawthorne esté ayudando a publicar otras series de Jennifer Lynn Barnes, y es mejor aún que hayan decidido comenzar por The Naturals, probablemente su mejor serie junto a la bilogía de las Debutantes. En esta caso tenemos un thriller juvenil, con el FBI llevando un programa secreto para jóvenes con habilidades especiales. La protagonista tiene la capacidad de trazar perfiles psicológicos con enorme facilidad, pero también hay jóvenes que saben reconocer una mentira, leer las emociones o calcular probabilidades, entre otras cosas. Por supuesto pronto tendremos dos de los clásicos en este tipo de novelas: Cadáveres y una figura geométrica amorosa.
A partir de un esqueleto clásico de hardboiled, con un detective en una destartalada caravana y una neoyorquina sarcástica encargándole un caso, pronto pasamos a una historia de tinte apocalípticos en plena Era de TRUMP!, con un Estados Unidos convulso, con desiertos y vagabundos, y con comunidades que actúan al margen de la sociedad… aunque sean budistas. Todo eso y una zarigüeya.
Con una parte de nostalgia a través de lo autobiográfico y otra de invención que permite apartarlo de su propia historia, Dorothy Evelyn Smith hace una encantadora revisión de los años previos a la Primera Guerra Mundial, entre un padre Pastor de moral rígida y los primeros amores. Y cómo las cosas se iban encaminando hacia ese final de la inocencia.
El diablo de los buitres de Marlon James, ed. Libros del Kultrum
Recupera Libros del Kultrum la primera novela de Marlon James, una obra particular por mostrar la lucha entre dos párrocos por lograr la primacía de su ministerio en un mundo en el que aún queda magia que coexiste con la religión. Una lucha entre una iglesia de lo cotidiano y otra del fuego y el azufre. Una obra sobre el bien y el mal, el fundamentalismo y, también, el mismo alma de los pequeños pueblos.
Una curiosidad bien curiosa, Anagrama publica una biografía de Tom Sharpe… de autor catalán: Fragmentos de inexistencia de Miquel Martín i Serra, saldrá para el finalísimo de mayo y cuenta con el apoyo y los documentos aportados por Montserrat Verdaguer, albacea del legado de Sharpe, presidenta de su Fundación y artífice de la Cátedra Tom Sharpe de la Universidad de Giro. Así que podemos sospechar que no le dejará en muy mal lugar.
Recuperación del más que notable libro de relatos de Starobinets al que solo han añadido un prólogo de alguien que nunca sabe de lo que habla y, por tanto, os recomiendo obviar. (Personalmente lo arrancaría, pero eso son cosas mías) Lo importante es que estamos ante el probablemente mejor y más variado de los libros de relatos de la autora rusa, en el que tenemos obras más cercanas a la ciencia ficción y otras al horror, a veces a ambas, a veces a ninguna porque aunque está claro que hay un fondo de extrañeza no es tan sencillo meterlo en una definición concreta. Sea como sea, os lo recomiendo mucho.
Una obra de misterio reconfortante, en todos los sentidos, una joven cocinera y su padre ex-detective llevan una cafetería/restaurante en la que ejercen de detectives… a la búsqueda de los platos perdidos. Sí, la reconstrucción del plato, tomado como una búsqueda policíaca, que lleva a entender el contexto, la persona y también a las relaciones con otra gente. Todo ello para poder devolver ese plato del pasado a la persona que quiere volver a experimentar esos sabores. Una forma distinta de hacer el cozy crime.
Una historia de Gideon Fell en el que, en lugar de la habitación vacía, tenemos un misterio en una habitación llena. Una persona decide organizar una demostración de la poca fiabilidad de los testigos, pero acaba con un cadáver entre las manos. Logrando, eso sí, que toda esa gente se a al vez testigo y sospechosa de haber tenido que ver en esta extraña historia con un tipo disfrazado y relatos contradictorios.
Tal y como el subtítulo indica, estamos ante un recopilatorio de relatos clásico, con llamadas a que algunos son recuperaciones de mitos orales, que se centra en autores de finales del S XIX y principios del S XX. Una forma de recordar y acceder a las obras de ese momento histórico que ofrece tanto un recordatorio como una manera de establecer esos puntos, comunes o diferentes, en el imaginario.
Pues aquí tenemos un nuevo caso para La Husmeadora de Portosal. En este caso el enigma tiene que ver con un tesoro, pero no de la manera que uno esperaría. Porque el tesoro le ha llegado a Oona, y es ella la que tiene que ocuparse tanto de mantenerlo oculto como de descubrir quién -¡y por qué!- se lo ha enviado.
Contraseña nos trae el más reciente premio Goncourt. Una historia de aflicción y posibilidades, con una mujer afectada por una muerte revisando todo aquello que llevó a la tragedia, todas las partes de una cadena de actos, y como alguno de ellos pudo haber cambiado el desenlace. O eso es lo que su herida abierta y su obsesión con revisar cómo sucedió parece llevarle a hacer, antes que a continuar con su vida. Una historia, por supuesto, desde un punto de vista biográfico.
Recopilación de historias periodísticas reales de criminales de todo pelo que el autor de No digas nada o El imperio del dolor. Doce retratos reales que van desde capos de las drogas a una abogada que se opone a la pena de muerte aunque eso signifique representar a los peores criminales, un repaso por todas las posibilidades del lado más oscuro de la vida, tanto los auténticos asesinos odiosos hasta encantadores timadores, o rebeldes. Todos tienen una historia, y Patrick Radden Keefe la expone.
El nuevo libro editado por Servando Rocha en La Felguera va a darle una vuelta al sexo, a un cierto tipo de sexo, divulgado en libros y revistas, muchos de ellos clandestinos, pornografía ilegal o disfrazada bajo nombres más aparentes usando el nombre de la sexología para lo que solo era morbo. Un recorrido que llevan desde el fin del Siglo XIX hasta la llegada de la transición.
Publicado por Alba con el título de El cuello no engaña, y siendo quizá su más conocido libro de ensayos, reflexiones y humor, entre el diario y el libro de consejos, volvemos a tener disponible una de las obras que más hace que echemos de menos a Nora Ephron.
Cómic revelación de Angouleme en 2021, que habla de baile, Broadway, amores improbables, y las partes buenas y malas de ser un joven artista. Con un estilo de dibujo muy suelto tenemos el viaje de un joven apasionado por el baile desde la Alemania de los años ’50s hasta Estados Unidos, todo con la intención de dedicarse en cuerpo y alma a su sueño. Algo que no está claro si es una buena o una mala idea, pero sí que es lo que su corazón le dicta.
Este cómic de aspecto simple y dibujo sencillo esconde la historia de una amistad tan obvia como improbable, puede que sus choques parezcan cosas de chavales preadolescentes. Pero en sus pequeñas historias se ve que es más lo que les une que lo que les separa, aunque parezca que por su aspecto y contexto no lo fueran. Pero es que a veces eso no es lo más importante para lograr una amistad.
Nico y los dinos de Òscar Julve, ed. Beascoa Un divertido cómic infantil para primeros lectores en el que uno niño encuentra un huevo de dinosaurio, y también la entrada a un mundo en el que aún perviven, dando lugar a aventuras en las que les defiende o convive con ellos.
Dentro del universo de Isadora Moon -la joven mitad vampiro, mitad hada-, y también Mirabella o Victoria Stitch, tenemos ahora un nuevo personaje, ¡la sirena Esmeralda! Sí, llega el momento de sumergirnos en nuevas aventuras con un personaje que es parte de su mundo.
Una nueva visita a El Bosque de los Cuentos, esta vez a la zona oscura en la que están los monstruos más divertidos, allí donde vive Drácula y su sobrino Draculete, al que han mandado para ver si su tío logra que sea tan aterrador como, por lo menos, El Lobo Feroz. Por supuesto allí andarán Lobito, Ricitos o Garbancito para hacerse amigos de él. Porque, además, a Draculete no le gusta la sangre, prefiere los pasteles. Al menos hasta que se le cae un colmillo. Como veis, seguimos con diversión y giros a personajes ya conocidos, esta vez con un extra de Halloween.

Nos leemos.


Me parece muy meritorio que exista Aktris (O) (TU) porque no pensé yo que una especie de mezcla entre Hanna Montana y Killing Eve en la que una actriz de gran renombre -en su país, Turquía- lleva una doble vida con asesina, y mantiene una extraña relación con el policía que la persigue sin saber realmente quién es -o algo-, que además se realiza en precariedad de medios actorales  y usando el humor para… no sé bien para qué, supongo que porque las originales lo hacían; fuera a ser una serie que pudiera llegar a realizarse. Pero aquí estamos. No sé si esto es un proyecto de su actriz principal, Pinar Deniz (Secretos de familia) o algo con lo que se ha encontrado. Pero la falta de sensatez de todo acaba siendo su mayor baza. Aunque sea por incomparecencia de rivales.

Parece bastante claro que esta The Days (O) (JP) querría ser la versión japonesa de Fukushima de aquella no tan lejana Chernobyl. Pero tiene el problema de que no puede acusar al comunismo de cosas, de hecho no parece querer mojarse -con perdón- y acaba pareciendo una obra de desastres en la que la se culpa al Fatum, así que acaba lejos de parecer una ficción competente y más algún tipo de Documentos TV basada en hechos reales de media tarde. Y es que a veces la indecisión entre el documental y la ficción lleva a obras como esta.

No creo que haya una manera sencilla de definir Drag Me To Dinner (USA) por mucho que uno quiera. Pero precisamente por eso es tan bueno de experimentar, y da ganas de contárselo a la gente. Digamos que alguien pensara que la mejor manera de montar un Improv Drag es con su propia versión de Nailed It! centrado en fiestas temáticas, con un magnífico trabajo del drag king Murray Hill como presentador, con una serie de secciones internar entre los sketches y la ¿realidad? que parece más parte de ese improv que algo guionizado, y en el que el precio es tan ridículo e inútil , tan carente de sentido, como el resto de cosas. Incluir a Bianca del Rio en el jurado es la dinamita que faltaba en esto, que parece una manera de que Neil Patrick Harris y David Burtka pasen más tiempo juntos. Y en la que a Haneefah Wood le toca lidiar con el más desagradecido de los papeles, el de la persona que se encuentra en mitad de esta locura y se mueve entre intentar comprender lo inteligible y el decidir pasárselo en grande. Un magnífico ejercicio de caos.

No tengo muy claro esta necesidad de ir retrasando en el tiempo las series de Empresa Criminal, pero con The Gallows Pole (UK) hemos llegado hasta el S XVIII. Tampoco entiendo la necesidad de comprar un libro para adaptarlo y decir que funcione como precuela del mismo. En fin, falsificadores de monedas, mucha suciedad y violencia, una buena cantidad de actores británicos -más o menos interesantes, indudablemente británicos, aunque está claro que Michael Socha no es Stephen Graham– y cierta sensación de que querrían montarse un Peaky Blinders antes que un Tom Jones, al menos si les dejaran. Hay bastante demostración de una cierta pretensión autoral, no sé si por parte de A24 como productora o de Shane Meadows como adaptador del libro. Que una cosa es que sea más conocido por This is England y otra que no haya hecho sus cosas con la distorsión mental y la tensión, incursiones casi en el ¿terror? de Dead Man’s Shoes y lo que quiera que fuera The Virtues, que supongo que es por lógica a lo que más se acerca. Televisión hecha para ganar premios y que te dediquen columnas diciendo que eres fascinante. Me temo que yo no estoy en ello ni por tema, ni por trama, ni por estilo. Y que el piloto dure una hora y diez minutos tampoco ayuda, me temo. Pero bueno, sospecho que a su público -sea quien sea- le va a entusiasmar.

Muchas buenas intenciones en Deadloch (AU), pero demasiado verdes, esta serie de pequeño pueblecito con secretos, asesinatos y gente más o menos… peculiar. A la que llega una inspectora excéntrica para investigar. Solo que intentan subvertir varias cosas -el cadáver en la playa es de un hombre, algo que se comenta explícitamente en el piloto- y unas funcionan mejor que otras. Por ejemplo, el ‘héroe’ aquí es la policía que sigue las reglas y es más o menos estirada mientras que la inspectora excéntrica es, fundamentalmente, un incordio abrasivo e insufrible. La idea puede ser más o menos buena, la ejecución hace el asunto difícil de tragar. Algunos personajes son casi caricaturas, otros parecen estar solo para un chiste. Y es una pena porque se notan las buenas ideas e intenciones, Las Kates (Kate McCartney y Kate McLennan) que crearon la serie se nota que han hecho programas de sketches y similares antes, pero no una ficción más completa. Y ese ‘verdor’, se nota. Pero, en el lado bueno, lo mismo para la próxima (serie, temporada, veremos) ya están más rodadas.

El primer capítulo de este Perfil Falso (O) (CO) alarga de manera tan innecesaria la trama que me he tenido que ver también el segundo. Es el problema de hacer una serie que podría ser una película de sobremesa e intentar que el piloto sirva más de prólogo que de inicio. Aunque supongo que si tenemos en cuenta que se supone que esto es un sexy thriller pierdan todo un capítulo centrándose en el sexy. Lástima que no les quedara tiempo para thriller. Pero bueno, lo esperable: Una joven bailarina de Las Vegas conoce a un hombre en una app, su relación va progresando hasta que decide hacer un viaje para conocerlo y descubre que lo que él le contó es falso. Al menos en lo tocante a su nombre, lugar de residencia y el estar soltero. Pero ese es el final del episodio uno, así que para ver si él la mintió, era un juego y nada más, era sólo un juego cruel de su vanidad. De todo el amor que juraba jamás hubo nada, fue simplemente otra más que lo amaba. Hay que verse el segundo y ver cómo están jugando a la telenovela clásica disfrazada de sexy ¿thriller?. Porque al margen de que ella pueda quejarse de que él la enamorase a base de mentiras, él la alimentase siempre de mentiras, la explicación -o lo que parece la explicación- tampoco da mucho de si. Y aunque sean mentiras, que se clavan en su pecho, mentiras, que se matan, que se ríen, mentiras. Tampoco es que las ‘verdades’ parezcan justificar nada. Total, que una obra a medio camino entre la telenovela sin mucho recorrido y el telefilme de después de comer que se ha disfrazado de sexy thriller para ofrecer solo sexy. Una definición que quizá habría podido funcionar si hubieran llevado la propuesta al once, o se hubieran recreado menos en el sexy y más en cualquier otra cosa que hubiera permitido avanzar la trama. Pero no. Tedioso es poco.

Siempre me resulta interesante las series de periodistas, y el caso de Scoop (O) (IN) acaba resultando curioso porque parece tirar entre este tipo de series -casi diría que a la que más se parece es, precisamente, a la española Periodistas para bien y para mal- pero también mezclarlo con una historia entre la política, el terrorismo y el thriller. Quizá porque es más fácil mostrar la violencia contra los periodistas allí, quizá porque allí aún no son todo voceros y aún quedan periodistas. Sea como sea, y aunque tenga esos problemas antes dichos tanto como drama de personajes y como extensión de capítulos, bienvenido sea que se intenten estas series.


¡Libros que Salen! Kingfisher, «Scarlett y Browne», Higashino y más

¡Que entre la pila!

Manual de panadería mágica para usar en caso de ataque de T. Kingfisher, ed. Gran Travesía

Estoy muy contento de ver este libro publicado en España. Primero, porque significa que se empiezan a traer también los libros que Ursula Vernon publica bajo el pseudónimo de T. Kingfisher, y segundo, porque es una historia encantadora sobre una joven con poderes mágicos limitados que aplica al campo de la panadería y que se encuentra metida, de improviso, en una extraña historia mucho más grande que ella en la que no sabe qué está pasando o quienes son amigos o enemigos. Una obra encantadora ganadora de multitud de premios -en la categoría de Young Adult, diga lo que diga la portada- de la que espero que la traducción esté a la altura y no se hayan limitado a publicar con la que salió en la casa madre mexicana. Sea como sea, el libro original era un encantador Cozy Fantasy & Crime, confío en poder recomendarlo también en español.

Cisne y murciélago de Keigo Higashino, ed. Ediciones B

Tanto tiempo después y aquí tenemos de nuevo a Higashino en labores policíacas, esta vez sin Galileo, pero con otra muerta inesperada, con un culpable confeso y dos personas que no se lo creen y deciden investigar lo que ocurrió, en el presente y también en el pasado, componiendo otro de sus acertijos.

Scarlett y Browne de Jonathan Stroud, ed. Hidra

Dos jóvenes se encuentran, ella es una ladrona huyendo de un atraco, él guarda un secreto y es perseguido por hombres armados, además, están en un Inglaterra futurista que podría parecer que resuena con el western del pasado. A partir de ahí, otra gran novela juvenil de Jonathan Stroud.

Ciudad muerta de Shane Stevens, ed. Sajalín

No sé si Shane Stevens será realmente conocido en España, pero me alegro que Sajalín intente recuperarlo tantos años después de la publicación de Por causa de locura. Los libros de Stevens siempre han sido hardboiled de los más negros, en los que el misterio o el suspense eran menos importante que la violencia y la depravación. Sirve esto tanto como descripción, como aviso. Porque si aquella trataba de un psychokiller en esta tenemos una lucha entre facciones de bandas de los bajos fondos con un resultado realmente sangriento. Y si alguien busca algún dato más con el que orientarse, Stevens es el autor al que Stephen Kingcanalizó‘ y casi dedicó La mitad oscura.

Hierro y Sangre de Peter H. Wilson, ed. Desperta Ferro

Una obra monumental del ensayo militar, el historiador Peter Wilson traza los cambios políticos, tecnológico, militares o tecnológicos que explican como desde 1500 ha ido variando la historia y la forma alemana de hacer la guerra. Intentando explicar el contexto y las ideas que llevaban de una a otra situación y la convirtieron en una potencia militar.

Partiendo pan de belle hooks y Cornel West, ed. Ediciones del Oriente y del Mediterráneo

Dos personas que se conocen hace años, bell hooks y Cornel West, ponen aquí por escrito sus puntos de vista en una multitud de temas que van de  sus preocupaciones y conciencias en asuntos de raza, espiritualidad o lucha política. Una serie de perspectivas interesantes en esta versión del ensayo que son las charlas, que permite ir saltando en sus historias y reflexiones de manera fluida y natural.

Martin Paul Eve ha decidido trazar una historia de las contraseñas que se centra no en las informáticas sino en las que durante la historia de la humanidad se han ido teniendo. Explicando que sirven menos para verificar una identidad que una exclusión entre quien no las tiene, y que han tenido distintas formas y utilizaciones a lo largo de los siglos, así como en la cultura popular. Un ensayo que ofrece múltiples puntos de vista a algo que usamos de manera cotidiana pero que tiene una extensa historia y se ha usado de maneras muy distintas, con unas implicaciones sobre las que merece la pena discurrir.

Mujeres en ruta de Lucie Azema, ed. La línea del horizonte

La idea del viaje de la mujer no solo como el propio viaje, también como parte de una subversión al papel clásico de la mujer como ‘aquella que espera’, no ‘aquella que se mueve’. A partir de ahí se van trazando las historias de mujeres y viajes, la forma en la que muchas veces han sido ocultadas y las distintas relaciones que se han establecido al hablar de ellas, desde calificarlas como mentirosas o exageradas a la tensión entre viaje y maternidad. Un interesante libro, en parte ensayo, en otro recuento histórico y biográfico, que explora la relación entre mujeres y viajes.

Oeste de VV.AA., ed. Rasmia

Un trío de relatos del Oeste realizado por importantes nombres (Bret Harte, Robert E. Howard, Stephen Crane) para mostrar una mirada a los aspectos más clásicos, pero también a las formas de que parezcan nuevos, que tiene el Western.

Sin testigos y otros relatos de terror y vudú de Henry S. Whitehead, ed. Obelisco

Henry St. Clair Whitehead era, además de amigo de Lovecraft, diácono. Ejerció en las Islas Vírgenes y allí, en la región de Santa Cruz, observando las costumbres y ritos locales, reunió material para las historias que se le ocurrían, que hablaban del terror a esas gentes y sus tradiciones -ya hemos dicho que era amigo de Lovecraft, además de diácono-  que convertía en relatos que fue publicando en distintas revistas pulp de la época, fundamentalmente en Weird Tales. Una selección de ocho de esas historias -que habrá que ver que no se repitan con las de Jumbee que editó Valdemar– son recopiladas aquí y ahora. (Igual que han recuperado en otro volumen La esfera del pasado de Erle Cox)

Hellfriend de Myriam M. Lejardi, ed. Molino

Una obra romántica en el que el enemies to lovers llega al mismo infierno, porque en esta historia en la que una joven descubre que su insoportable vecino es el mismo demonio ninguna decisión es tan sencilla como parece, sobre todo cuando empieza un juego de promesas, engaños, seducciones y mentiras en las que es difícil saber si habrá algún ganador o acabará todo de manera apocalíptica.

Vegetal de Hélène Druvert, ed. Maeva Un nuevo libro ilustrado en la brillante colección de la editorial, obra esta vez de una de sus autoras habituales, Hélène Druvert, responsable también de Anatomía u Océano, que nos acercará de manera asombrosa al mundo de las plantas.

Constantine: Ilusiones distorsionadas de Kami García e Isaac Goodhart, ed. ECCParecía poco probable tener una versión ‘limpia’ de John Constantine para jóvenes, pero aquí la tenemos. Una versión juvenil en la que se ha conservado algunas cosas -la magia, el punk o la bisexualidad- y se ha eliminado el resto -la oscuridad, desesperación o el tabaco- para contar una aventurilla de un mago que está en un grupo y al que un hechizo se le va de las manos.

Campamento fantasma de Taylor Dolan, ed. Blackie Books

Lexie sospecha que se ha equivocado de campamento. Porque aquí hay zombies, fantasmas, niñas lobo… pero la verdad es que parecen amables, algunas son amistosas, otras…. no tanto. Pero cree que puede pasar unas vacaciones de miedo, al menos si nadie la pilla. A partir de ahí empezarán una serie de divertidas aventuras en este libro infantil con ilustraciones que pone a los monstruos de compañeros durante el verano.

El gran libro de los pequeños tesoros de Nadine Robert y Aki, ed. Siruela Mucho más que sus ilustraciones, pero pensado para que nos podamos recrear en ellas, tenemos a un niño, su abuela, y los pequeños objetos que recoge de la naturaleza. Una historia tranquila que sirve para ir de paseo y fijarse en lo que nos ofrecen en esos paisajes, sobre todo cuando son compartidos.

Nos leemos.


Quienes llevan ya tiempo soportándome saben que Gene Luen Yang suele interesarme, llevo esperando años a que alguien se anime a publicar en España The Shadow Hero -con el magnífico Sonny Liew, otro apreciado creador-, me han visto recomendar Superman contra el Klan e, incluso, leerme su trabajo en DC y Marvel. Todo esto, por supuesto, viene de la publicación del traducido como Chino americano en España por La Cúpula hace como quince años. Pues bien, ahora ha llegado a Disney + la adaptación a serie de la misma: American Born Chinese (USA). Teniendo en cuenta que, básicamente, es un cómic sobre la experiencia de ser racializado asiático en Estados Unidos desde el punto de vista de un joven a partir de las historias de tres personajes distintos -un joven racializado, el Rey Mono y una sitcom racista-  no tenía muy claro qué o cómo iban a realizar la adaptación. Y no lo han hecho. Han preferido coger el nombre, un par de cosas, y saltarse lo demás. Supongo que algunas de ellas se pueden considerar una actualización -por lo visto nadie entendía que el racismo de la sitcom combinaba distintas representaciones, desde Desayuno con diamantes a Primos lejanos (que no era hacia los asiáticos pero era claramente racista) con una parte muy importante en Dieciséis velas– pero si en aquella el centro era muy claramente que había que aceptar lo que uno es y enfrentarse a ese racismo -bueno, enfrentarse flojito- para hacer una mezcolanza que se centra casi más en una mezcla de fantástico y juvenil que le da muchísima importancia a los padres, que estaban presentes de manera elíptica hasta prácticamente el final de la obra, y a la relación entre padres e hijos, que en la obra original aparecía de manera más esquinada, para acabar construyendo… Más de lo mismo. Una obra similar a muchas otras que hemos visto durante años. En lugar de lo que hacía original y diferente a aquella. Y es una lástima, porque Ben Wang está magnífico defendiendo el papel central por encima de lo que sus guionistas han hecho, y está secundado por un magnífico reparto con Ke Huy Wuan, Michelle Yeoh, y mil invitados más de lo más granado de los repartos asiáticos y asiático-americanos que trabajan para la industria estadounidense. Así que tendremos un ‘más de lo mismo’ bien actuado en lugar de ese algo más… Por el que os recomiendo que leáis el cómic original.

Supongo que el contenido de Lifetime es, en realidad, el que debería de ponerse en un streaming. El día que alguien se haga con ella o con Hallmark se acabará el negocio. Mientras tanto, seguiremos recibiendo obras que siguen su forma de encarar la adaptación de los hechos luctuosos de las noticias. A partir de ahí esta The Clearing (AU) que podría tener algo que ver con un True Crime si no se hubieran dedicado a dejar claro que no, y que están contando algo distinto.  Por supuesto tira de lo que más o menos todo conocen/ recuerdan (Si bien yo seguiré recordándola por aquello de que después de todo lo sucedido con los niños al final por lo que les metieron en la cárcel fue por asuntos de dineros. Un clásico) y que aquí juegan en dos momentos temporales. No sé si intentan que se note o que no, porque está rodado un poco de cualquier manera. Lo cierto es que podría durar menos o tener menos capítulos o algo, pero bueno, ahora están ocupados estirando chicles para vendernos estas cosas. Supongo que porque también puede uno ponerse una novedad en streaming para echarse la siesta.

Agradezco que este Dead Pixels (O) (IN) sea corta. No porque sea aburrida, que también, sino porque últimamente ni las comedias están por debajo de la media hora. Esto es un poco meh, un grupo de jugadores online, sus discusiones entre el mundo real y el de los videojuegos. Me metería con los gráficos de los videojuegos pero, en realidad, los videojuegos son así. El asunto es que todo suena a visto, a poco trabajado, y a tirar rápido pensando que algo será gracioso porque… No, la verdad es que no tengo muy claro por qué pensaron que podría ser divertido. Pero bueno, supongo que es una muestra de intentar acercarse a la modernidad o algo.

Imagino que FUBAR (USA) da a los fanses de Schwarzenegger exactamente lo que esperan. Porque es una ensalada de grandes éxitos, tics y muletillas. Incluyendo el ahora tan socorrido ‘equipo de apoyo’ que ayuda a darle, en gran parte, esa sensación de secuela no oficial de True Lies. Al menos, de un True Lies alternativo. Mucho chiste más o menos privado, un ambiente moderadamente agradable para sus espectadores habituales y, cuyo mayor problema, los puñeteros capítulos de casi una hora. Aunque, al menos, demuestran saber que están haciendo un serial y los terminan en cliffhanger. Algo que no suele hacerse con tanta claridad pero que aquí se convierte en una inteligente manera de lograr que la gente siga adelante con el binge watching.

Otra de esas veces que los americanos se empeñan en contarnos lo malos que eran los terroristas islámicos y lo difícil que fue pillarlos. En Ghosts of Beirut (USA), además, no tienen claro si quieren una serie de acción, una recreación, o un docudrama, así que van mezclando lo uno y lo otro en la peor de las decisiones posibles. Porque tienes la parte que te saca de la historia, y como la parte de ‘documental’ está hecha de manera tan exagerada también lleva al convencimiento de estar viendo propaganda. Y el problema de la propaganda es que más vale que esté bien hecha y sea interesante, si no puede ser contraproducente. Que es lo que pasa aquí.

-Es curioso cómo funciona esto de la fama. Los Hohlbein, Wolfgang y Heike, pueden ser un matrimonio de autores no muy conocidos en España a primera mención, pero lo cierto es que tienen -fundamentalmente él- una buena cantidad de libros publicados aquí. Pero tiene más aún en su natal Alemania, que es de donde llega  Der Greif (O) (AL), adaptación de uno de sus libros más famosos… Allí, porque no es de los que han llegado aquí. Imaginad que a los alemanes les llegara un César Mallorquí o Jordi Sierra i Fabra. Pues lo mismo. Aquí tenemos una historia que mezcla un mundo aparte, una criatura mitológica, un legado familiar y los clásicos problemas familiares y en clase. Lo hace con algunas imágenes más propias del terror que de la fantasía, y supongo que los espectadores actuales establecerán comparaciones con series como Supernatural o Stranger Things o títulos de portales antes que con clásicos juveniles de los ochenta como era el caso de este libro. Que se nota que han querido actualizar cambiando relaciones y añadiendo personajes. Pero, bueno, al final el resultado es el resultado. Una serie europea juvenil y fantástica con las viejas relaciones de familia y amigos en el centro. No es tan barata como las de Nickelodeon o Disney, pero tampoco pretende ser demasiado adulta. Una obra moderadamente agradable aunque un tanto previsible a la que las secuencias ‘fantásticas’ ayudan, pese a todo.

No tengo muy claro lo que esperaban con este Gremlins: Secrets of the Mogwai (USA), supongo que intentar explotar una propiedad del pasado y traerla al futuro. Para chavales. Como una especie de precuela en los años ’20s. El punto central es el de siempre con estos bichos: Aparición, cuidado, descuido, líos. Como es para niños han metido también un malo malísimo que poco tiene que ver con lo mismo y que se dedique a hacer magia. Sí. También muestran una especie de Origen de los Mogwais. Que sospecho no hará muy felices a los fanses (porque los fanses son así y porque parece sacado de Los Pitufos). Y en cuanto al tono, todos los personajes infantiles y las aventurillas supongo que valdrán, aunque el recuerdo de que la película era, teóricamente, de terror llega de cuando en cuando, y no sé con lo que podemos encontrarnos. En los espectadores jóvenes, en la serie tenemos un ejemplo muy claro en su segundo capítulo -han sacado los dos y, precisamente por cómo terminaba el primero, decidí ver el segundo. Que es en donde se presenta a este villano y donde están esos momentos de terror.- y supongo que alguna cosa, aunque poco, tendrán que seguir mostrando. Así que, al final, es el típico exploit en dibujos de una película con un par de momentos fuera de target. Salvo que la película lleva sin aparecer por las pantallas desde 1990. Pero, bueno, ¿qué son 33 años ante la posibilidad de hacer un duro?

Decir que en Judge Me Not (USA) pasa demasiado es quedarse corto. Con una producción que parece financiada con las vueltas del pan y una trama que parece juntar… todo lo que había en la nevera. Tenemos una jueza con problemas en casa, un cambio de trabajo con complicaciones, una adicción que parece venir de problemas mentales, y una trama más cercana al thriller que parece salir de absolutamente nada y estar porque alguien ha pensado que ‘por si acaso’. A ratos como si realmente alguien hubiera tenido un plan, pero más regularmente como si alguien hubiera visto How to get away with murder y Nurse Jackie, pero no muchas otras series que quizá hubieran sido más fáciles de adaptar. Especialmente si pareces una producción de Tyler Perry. Pero, bueno, sus líos, sus decisiones. Ellas sabrán.

Esta In Limbo (AU) se mueve entre lo que busca ser agradable y lo que, creo, busca ser emotiva. Por eso mismo me da la sensación de que hubiera funcionado mejor en un formato más corto que el de serie. Porque intentar mantener en el aire demasiadas pelotas hace que uno se pregunte si realmente necesitaba de todas ellas. Vale, la historia del protagonista y su mejor amigo es claramente el centro, y también lo es la discusión sobre el duelo y lo que podríamos llamar ‘drama familiar’ a su alrededor. Pero meter una trama en el que se indica que quizá… Ah, cierto, no he dicho de qué va. El protagonista está viendo a su mejor amigo. Problema: Ha muerto. El mejor amigo, no él. Pero el fantasma le dice que está en el Limbo y que necesita que le ayude a cruzar. Porque, además, se suicidó. Así que el protagonista se enfrenta a la pérdida de su amigo, al impacto emocional en su vida y la de sus seres queridos, y a una especie de pseudoinvestigación sobre los motivos que le llevaron a suicidarse. Que parece que es un tema de moda en las ¿comedias? australianas. Lamentablemente es más emotiva que graciosa y, de hecho, tiene pinta de ser todo un gran discurso sobre luchar contra las enfermedades mentales o algo igual de ‘profundo’. El problema es que los ‘misterios’ no ayudan porque, sinceramente, si va de eso tiene pinta de que no llevan a nada. Y aunque puede que el fantasma sea una proyección, la misión -la decisión de que TIENE que haber una misión- aunque sea una manifestación de su culpa ante la muerte de su amigo también acaba siendo una pelota más en el aire que, en realidad, complica más que ayuda. En fin, como he dicho alguna vez, a veces las comedias se olvidan de intentar introducir humor en lo que es fundamentalmente agradable.

Siguiendo esa tendencia, en realidad bastante clásica, de hacer series/miniseries que son casi como DocumentosTV sobre un tema importante, llega desde Canadá Little Bird (CA) que es -supongo- su manera de lidiar con un hecho histórico real, el robo de bebés por parte de las autoridades. Una idea racista que establecía que los pueblos nativos no sabían cuidar niños y estarían mejor en manos de familias blancas con recursos. Algo que se ha dado en llamar Sixties Scoop en lo que afecta a los canadienses. Aquí la protagonista es entregada a una familia judía, supongo que por buscar el toque de color frente a los que fueron entregados los niños en general. Y, por supuesto, tenemos un inicio en el pasado y un momento cuando cumple los 20 años, ya en los ochentas, y decide buscar a su madre biológica.  Es cierto que cuenta con Lisa Edelstein ahí en medio, como la madre adoptiva, supongo que para que los espectadores blancos tengamos una cara conocida. Y lo que hace lo hace bien. Pero tampoco es que haga mucho. O quizá es que no soy su público, supongo que para quienes no conocieran el hecho, o para los que gusten de este tipo de dramas estará bien.

Esta Maryland (UK) que nos trae ITV pero que muy claramente tiene detrás la fuerza de Suranne Jones tirando del proyecto. Una historia con un gran resultado y dos problemas que con casi el mismo. El primero podemos encontrarlo en el reparto, que es muy bueno y lo encabeza la propia Jones. El problema no es de calidad, sino de tono. Porque el resto de sus magníficos compañeros tienen esa fuerza de los actores ingleses de los que Eve Best como la hermana de Jones está en algo así como el papel co-protagonista. El asunto es que también está Stockard Channing, que es un torrente, es magnífica, pero tiene una fuerza muy distinta. Frente a la contención y el intimismo de los británicos, que son todos explosiones a punto de suceder, Channing son todo… explosiones. Cada vez que aparece por una escena parece que se va a llevar por delante al resto del reparto. Y la interpretación es magnífica, sin duda. Pero no acaba de casar. Hasta el punto de que parece que lo que estamos viendo es… otra cosa. Que es el segundo problema. La serie empieza como algún tipo de misterio, con un cadáver en la playa. Luego pasamos a una trama familiar. Luego pasamos a secretos de familia. Y Channing empieza a sacar cosas que hacen dudar de si va a tirar a uno u otro lado. Es decir: ¿Estamos en una serie de secretos de familia? ¿O estamos ante algo que en cualquier momento va a estar más cerca quizá no de un thriller pero sí de algún tipo de obra de suspense? -Teniendo en cuenta, claro, que los secretos de familia ya dan cierto tono de suspense- ¿O la idea es ir de un lado al otro? Con este piloto no está claro. Personalmente diría que está más cerca de ser un drama intimista sobre dos hermanas –Jones y Best, claro- a las que la muerte de su madre y los secretos que lleva años escondiendo les explota en la cara mezclándoseles con la separación propia de haber elegido diferente –Jones una familia, Best una carrera-. Pero no puedo asegurar que entre estos secretos de la madre no acabemos encontrándonos algo más, simplemente… no contaría con ello. Y, al cabo, teniendo grandes interpretaciones y una trama que nos hace dudar, ¿realmente necesitamos mucho más? Supongo que sí, pero eso no hace peor esta serie. Que, por cierto, es de tres capítulos de unos 46 minutos.

Confío en que la versión en libro de No Escape (UK) resultaría más creíble o interesante. Pero bueno, esto es carne con patatas, es rancho de ‘suspense’, así que supongo que tendrá que valer. Un barco aparentemente vacío es descubierto por la policía en Australia. Dentro hay una única superviviente que se llevan para que les explique qué ha pasado. Corte al pasado y vemos a un par de amigas que están huyendo de algo y que acaban en el barco. A partir de ahí se irá contando la historia en el pasado y en el presente, intentando que haya suspense -supongo- y que sepamos más de los misterios y blablabla. Lamentablemente ni los misterios parecen muy misteriosos, ni tiene pinta de que sean más que un cúmulo inexplicable de historias intrincadas a las que un exceso de casualidad ha reunido, ni parece que vaya a hacer nada por evitar el racismo y colonialismo habitual de los ingleses. En fin, supongo que como relleno puede funcionar. Mientras haces otra cosa y la tienes de fondo.

Malo es que uno tenga claro que una serie se está moviendo en terrenos de Cuando Harry encontró a Sally (especialmente si no se está hablando de la forma de organizar el guión o de la calidad del reparto sino de, bueno, la parte central de la premisa) pero que la serie lo mencione de manera extendida y no para negarlo o separarse… aunque, claro, se llama Platonic (USA). Quiero creer que realmente van a hablar de la amistad entre un hombre (divorciado) y su mejor amiga (casada) que vuelve a su vida al salir su esposa de ella. Pero, sinceramente, no suena al mejor punto de partida posible. Que esté por medio el productor, guionista y protagonista de La fiesta de las salchichas tampoco ayuda a confiar en ello, la verdad. Que los dos amigos tengan absolutamente nada de química y parezcan personas que se acaban de encontrar, no de reconectar, tampoco ayuda en absoluto. Por lo demás, lo esperable. Humor de los ’00s con referencias de los ’80s que intenta parecer relevante en los ’20s. Dispuesto para su propio público, que es la gente a la que es más posible que les llegue a gustar la cosa esta.

En el lado bueno, Rabo de Peixe (O) (PT) es una serie portuguesa. En el malo… En fin, otra serie de empresa criminal en Netflix. Sorpresa. Es cierto que, al menos, esta vez es un poco más ‘tesoro encontrado’, porque cuenta como un grupo de amigos pescadores se hacen con un cargamento de drogas y deciden usarlo para lograr su gran victoria que les permitirá empezar nuevas vidas. El problema es que todo esto lo hemos visto, nada de esto tiene mucho sentido y, por supuesto, sabemos que va a ir mal -y casi hasta cómo va a ir mal- desde el primer momento. Sin contar con que parece rodada en formato estandar para series de tardolescentes en España. Y del giro del final del piloto no os hablo porque, en fin. Quiero creer que, al menos, está pensado para que la gente siga a ver qué ocurre en el próximo capítulo. Pero parece completamente aleatorio. Al menos, en fin, es portuguesa.

Entiendo, y quizá sea demasiado entender, que este VGLY (O) (MX) quiere contar el ascenso de un cantante de corridos tumbados. Lo imagino, lo presupongo, lo infiero, de la presencia de Natanael Cano por ahí en medio. Lo cierto es que, ante todo, es un drama urbano. Pese a las edades de los protagonistas y la absolutamente ridícula creación en el primer capítulo de su crew, parece que la parte musical es el tema pero no la manera de contarlo. Probablemente porque esa narrativa de salir de abajo y llegar arriba, ser de verdad, ser de la calle, es tan propia de la música urbana en general. Del mismo modo que los puntos de comedia parecen estar siempre por detrás de los de drama, a veces para aliviarlos, a veces para anticiparlos. Y, por supuesto, y siguiendo dentro del tema y el estilo, aparecen las patitas de algunos comportamientos delictivos, pero no se muestra tampoco como algo central sino como parte de un paisaje deprimido, empobrecido y, ciertamente, más que capaz de provocar la depresión. No hay glamour, aunque sí una cierta violencia implícita. Más una salida que una posibilidad. Pero, de nuevo, podríamos decir que va con el puesto. Así que, al final, es una mezcla razonablemente conseguida, aunque necesite de ese interés por el drama y por los jóvenes artistas que sufren. Podría haber sido -mucho- peor.


¡Libros que Salen! Armfield, «La casa del Diablo», North y más

¡Que entre la pila!

Nuestras esposas bajo el mar de Julia Armfield, ed. Sigilo

Habrá quien diga que está dentro del drama, del gótico o del terror… o quizá ninguno de ellos. Porque este libro que Julia Armfield escribió cuenta la historia de una mujer que vuelve de una expedición marítima fracasada que la ha marcado hasta lo más íntimo, hasta el punto de que su esposa empieza a notar cambios físicos. No hagáis mucho caso a la horrorosa portada -por favor- y mejor recordad los buenos momentos que Armfield nos dio en su libro de relatos El gran despertar, porque estamos ante una novela realmente original que probablemente no vaya por donde os estéis esperando.

El músico de The Mountain Goats y autor de Lobo en la camioneta blanca vuelve para hablarnos de una historia a camino entre lo real y lo ficticio. La historia de un autor al que le pesa el éxito de su primer libro que ha decidido escribir para el segundo sobre unos crímenes que se cometieron en pleno pánico satánico, algo que le lleva a trasladarse a la casa en la que sucedió todo, a recrearlo obsesivamente y a buscar las voces que lo vivieron… y a partir de ahí toca tanto la metaficción como la ética del ‘true crime‘.

Ítaca de Claire North, ed. Vidis 

La historia de Penélope, de cómo se quedó en Ítaca, esperando, y de los problemas que ella y otras mujeres como ella tuvieron esperando a esos hombres que no regresaban, teniendo que hacer frente al mantenimiento de sus ciudades tanto como a evitar a aquellos que no partieron a la guerra y quieren aprovechar su desprotección.

El gurja y el Señor de los Martes de Saad Z. Hossain, ed. Duermevela

Autor bengalí, residente en la capital de Bangladés y escritor en inglés, la obra de Saad Z. Hossain está atravesada por todas estas contraposiciones, pero también por el sentido del humor. De ahí que su llegada a España, que en otros países fuera gracias a Escape from Baghdad!, sea una agradable noticia. Y más si es con una novela como esta, en la que antiguos Djinn, resistentes humanos, una IA todopoderosa y el mundo después del desastre climático se combinan en una historia de secretos, giros y alianzas.

Las chicas al frente. La verdadera historia de la revolución Riot Grrrl de Sara Marcus, ed. Contra

A principios de los noventa, entre el ataque reaccionario al feminismo y la consciencia de cómo el mercado había objetificado y atacado a las jóvenes lanzándolas contra unas exigencias imposibles, un grupo de mujeres decidió revelarse formando un movimiento de mujeres cabreadas, cansadas del sexismo y la doble moral. Un movimiento al que pronto le pusieron música bandas de punk como Bikini Kill, Bratmobile o Heavens to Betsy. Se publicaron fanzines, realizaron convenciones y fundaron colectivos. Esta la historia de ese momento y esa música.

La reina Carlota de Julia Quinn y Shonda Rhimes, ed. TitaniaUna historia real tornada irreal pasada a ser… otra cosa. Eso es lo que la vida de Carlota de Mecklemburgo-Strelitz y su matrimonio con Jorge III de Inglaterra tendría, y sobre esos mimbres y sobre la historia que dejaba verse en Los Bridgerton tanto la autora original como la -muy afamada- showrunner de la serie organizaron un spin-off que tiene también su versión en libro -teóricamente a cuatro manos- que es este que nos llega ahora.

Caramelo Ácido de Kealan Patrick Burke, ed. Dilatando Mentes

Un padre y su hijo. Un hijo que parece consentido: Rabietas, caramelos, libertad para que haga y deshaga. Un padre que parece carecer de la fuerza o la capacidad para que le respete. Quizá porque no es su padre, no le había visto hasta hace solo unas semanas, y ahora no se puede liberar de él. Ganador del Bram Stoker, autor de Kin, llega a España Kealan Patrick Burke con esta particular historia sobre familias encontradas y vínculos difíciles de romper.

Obscura 3 de VV.AA., ed. Obscura

Celebrando el segundo aniversario del inicio de la editorial -que comenzó con el primero de estos recopilatorios- nos llega un nuevo recopilatorio para marcarlo. En esta ocasión las diez personas seleccionadas para que realicen un relato son Alfredo Álamo, Joe Álamo, Gabriella Campbell, José Antonio Cotrina, Mar Goizueta, David Luna, Ricard Ruiz Garzón, Montserrat Segura, Marina Tena Tena y Susana Vallejo.

Descenso a Egipto de Algernon Blackwood, ed. Valdemar

Un nuevo libro de relatos de Blackwood, con todos sus rasgos habituales, que incluye por supuesto una historia en el Egipto misterioso, pero también pero también casas encantadas, o de seductoras mujeres con espeluznantes secretos, hasta completar los ocho relatos salidos de diferentes colecciones que componen este tomo.

El comepecados y otros relatos malditos de Fiona Macleod, ed. Diábolo

Lo primero que hay que decir de Fiona Macleod es que era un hombre. William Sharp escribía con este pseudónimo sus historias de terror clásico de renacimiento celta, muy apreciadas cuando se publicaron ayudadas, entre otros, por la amistad de Sharp con Lovecraft. Así que ya os podéis imaginar qué es lo que nos espera en este libro que llega por primera vez a España.

Astrología livianaincorrecta de Liv Strömquist, ed. Reservoir Books

Con la excusa del zodíaco y de los famosos, Liv Strömquist hace un repaso a la psicología humana y sus facetas, en un cómic que… bueno… que es el nuevo cómic de la autora.

Peter Porker, el Espectacular Spiderham: La Colección Completa de VV.AA., ed. Panini

Probablemente cuando se decidió la creación de Peter Porker/ Spider-Ham nadie pensó que acabaría siendo objeto de un par de series y miniseries, pero aquí estamos. En el primero de los lanzamientos de este año dedicados al personaje que verá recopiladas sus aventuras clásicas (en este, en concreto, el primer one-shot que tuvo y los 17 primeros números de su serie regular) en dos volúmenes de 42 € la pieza. ¿Porque quién no querría pagar 84€ para tener las aventuras -clásicas- completas de Spider-Ham? Al fin y al cabo son una serie de parodias más o menos divertidas y con animales de las aventuras que en otro universo habría protagonizado el propio Spider-Man.

Patas de Michele Asarasakorn y Natahan Fairbairn, ed. Maeva Un grupo de amigas decide formar un club con el que conseguir algo de dinero para sus gastos, se van a encargar de… pasear perros. Así comienza este cómic infantil en el que las relaciones entre las amigas, y sus vivencias cotidianas, son tan importantes como los animales que tienen que cuidar y los líos en los que se meten.

Dragones cagones de Laura Vila y Anna Baquero, ed. Bindi Books Un libro de humor y escatología, con pequeños dragones traviesos que van dejando sus casas por todas partes, mientras las rimas nos cuentan una historia que puede acompañar a sus jóvenes lectores en los orinales.

Una divertida mezcla de cuento clásico y parodia, en esta obra ilustrada por Sendak pero escrita por Marshall, nos trae una muy particular representación de ballet en la que se cuela un lobo con aviesas intenciones.

Té de fresa en la madriguera de Tejón de Eulàlia Canal y Toni Galmés, ed. Bindi Books

Un álbum encantador, con bellas ilustraciones, sobre lo que busca un grupo de animales, con tranquilidad, con paciencia y con cierta alegría, porque a veces buscas las gafas o tomarte un té, y ahí es donde encuentras la felicidad.

Nos leemos.


Lo primero que vi de Clean Sweep (O) (IR) me hizo pensar que había caído en el viejo problema y que estaba viendo algo que ya habían emitido el año pasado o el anterior. Pero según veía más caí en que no, que este es un original de RTÉ. Porque la serie en la que yo pensaba era bastante mejor. En esa otra serie las barbas falsas eran menos evidentes. En fin.

Supongo que Dahaad (O)(IN) me hubiera gustado más si hubiera tenido algo más de nervio, porque si bien el caso central parece interesante (27 mujeres, muchas de ellas de castas inferiores) han desaparecido sin que a nadie parezca importarle demasiado) y la ‘investigación’ que lleva a suponer que hay un psicópata que las hace desaparecer, lo cierto es que ni esa investigación, ni el personaje central de la investigadora que viene de una casta inferior y se muestra desinteresada en casarse y rebelde -para ser un policía, supongo-, ni la forma de retratar a la policía India -en un momento determinado un jefe señala que uno de sus empleados fue castigado por aceptar sobornos y otro lo fue por no aceptarlos-, acaban siendo lo suficiente como para el exceso de tiempo que emplean para cualquier cosa y cualquier pesquisa. Que entiendo que quieren usar el crimen para contar una realidad, pero que eso también les lleva la misma vida y al final nos encontramos con capítulos de una hora. Ocho capítulos de alrededor de una hora. Y no da para tanto. O, al menos, no lo da así.

Es curioso las vueltas que dan a veces las series, porque esta Dois Tempos (O) (BR) es una serie a medio camino entre lo que Disney o Nick harían -que esté en Disney+ no parece casualidad- y los intentos de expandir y modernizar las series juveniles. Lo cierto es que de las dos protagonistas -ambas en mundos de mentiras, una de ellas las de la hipocresía social, la otra la de los influencers– son bien distintas. De hecho, la actual es bastante menos soportable que la antigua. Pero incluso ahí deciden no quitar hierro a los problemas sino incorporarlo a la narrativa. La verdad es que puede ser menos revolucionaria de lo que parecería querer ser, pero al menos tiene buenas intenciones y una decisión clara de convertir esta mezcla extraña de elementos clásicos en una serie juvenil disfrutable.

A veces se encuentra uno series que parecen venir de haber tomado notas de lo que hacen los mayores. Es el caso con The Gone (NZ), que sigue los tópicos punto por punto, incluyendo extender un caso que podría haberse contado en uno o dos capítulos, a la vez que saca todos los tópicos, desde la investigación con raíces en el pasado a los investigadores con una vida turbulenta. Es como ver una serie de policías a la que han puesto rueditas para ayudar a que pueda circular. No hay puntos realmente negativos o positivos, es forraje. Aunque espero que para la próxima -si la hay- se animen a ir un poco más allá del pinto-y-coloreo.

Hay algo decididamente despendolado en este High Desert (USA) que lleva a querer seguir viendo la serie de Apple TV+. Claramente es un intento de darle una vuelta a las series de detectives, en parte como Poker Face a principios de año, en parte tirando de esa desmitificación que podían tener Shameless con las familiares o Weed con las series de imperio criminal. Esa mezcla de drama y comedia que intenta ir sobre todo hacia lo segundo, esa presentación de lo que no suele representarse, solo que este piloto tiene un problema… nos está presentando el cómo se llega a la situación de partida. Pero no sabemos cómo va a seguir a partir de ahí: ¿Va a ser una trama semanal, una de fondo, habrá una mezcla de ellas o quizá una más larga mientras semana a semana hay pequeños casos? No lo sabemos. No sabemos quiénes serán los secundarios y, en realidad, tampoco tenemos muy claro con qué nos encontraremos. Así que bien por hacernos interesarnos en esta historia y demostrarnos que Patricia Arquette está aún en forma y puede llamar a un montón de gente para que haga de secundarios, y tirar una serie que tiene pinta de que va a ser más My name is Earl que The Rockford Files. Pero me temo que como piloto… no ha servido demasiado.

A veces un punto de partida mediocre pero con posibilidades se queda vendido por algo como este Kitti Katz (USA), la peor de las animaciones posibles, un diseño que hace pensar que querían vender muñecas y un intento de guiones que parece luchar entre dar un trasfondo y no liarla demasiado. Vamos, un revoltijo que no sé yo si le interesará realmente a alguien. Pero que tampoco estaba tan lejos de las series de los ochenta. Lo único es que en lugar de mala animación 2D ahora tenemos mala animación 3D.

A veces el problema de una adaptación es que la obra original no te gustó. The Messenger (AU) adapta un libro que me pareció espantoso, poco menos que autoayuda para adolescentes escrito por alguien que se creía más listo de lo que era. Y esta adaptación… supongo que intentan ser lo más fieles que pueden sin caer en muchos de los más obvios problemas pero, a la vez, sin saber cómo resolver muchas de las estupideces porque, bueno, eran estúpidas de partida. Es cierto que cambian algunas cosas rebajando tonos que no tenían sentido en la obra original, pero a fuerza de cambiar acaba quedando claro que querían adaptar solo algunas cosas. Ah, como la ABC la puso entera en el iview os puedo decir que han decidido cambiar el final, mateniendolo, para bien, y para mal. Todo a la vez. En fin, yo qué sé. Supongo que si no la he odiado más es que en realidad es mejor que el libro.

Es agradable, muy agradable, esta Primo (USA), supongo que en España a nadie le extrañará lo de tener una familia más o menos extensa y caótica, aunque no sea por vivirlo sino por estar acostumbrado a verlo representado. Así que los cinco tíos, más o menos diferentes aunque también con características similares, de esta serie, que son lo realmente distintivo frente al joven que está al borde de la vida adulta, su amistad con una chica relativamente nueva en el barrio, sus amigos estúpidos y su madre soltera y protectora, que es algo que tenemos más visto. Y el resultado es ese, una serie más o menos costumbrista, más o menos agradable, en el que a ratos hay discusiones que no llegan a más, y a ratos hay risas y comida. En fin, que todo encantador. Lo único, si acaso, es que se suponía que esto era una comedia. Así que habría estado bien que hubiera alguna cosa divertida. Algún chiste. Me temo que el costumbrismo no es un sustitutivo. Pero sí, muy agradable.

A veces me pregunto quién toma las decisiones de las series. Por ejemplo, en RACE (O) (CS) tenemos a dos ¿rivales? ¿compañeros? ¿amigos? que son PRs, uno trabaja en una gran empresa en la que es el arma secreta, la otra lleva una pequeña agencia. En este piloto se nos muestra como él está bastante harto pero es muy efectivo y como ella está fallando todo el rato. Ya en el segundo capítulo se ve que, por lo visto, los años de experiencia de ella no cuentan como un CV en condiciones. Pero va a trabajar para la misma empresa que él -y un par de secundarios más- aunque todos la miren por encima del hombro. Todo lo cual es bastante insufrible -hay una conversación de ‘tienes que tener tu móvil preparado, coger llamadas y venir para aquí si te necesitamos aunque sea tu día libre’ que es como para haber dejado el piloto ahí mismo-, más aún cuando no se nos va a presentar una competición entre grandes empresas y pequeñas agencias, sino entre una persona que cierra la suya para irse a la otra. Es como ir viendo a peor la evolución de las películas de Navidad. En cualquier caso, y pese a que los actores centrales – Jong-Hyun Hong y Yeon-hee Lee– hacen todo lo posible por tirar del carro, me temo que la insoportable premisa y la forma de desarrollarla hacen más por espantar cualquier atisbo de comprensión que lo contrario.

Un día tengo que hacer introspección y decidir si mi ranking de tipo de series que más detesto a cambiado, porque he notado que últimamente llevo peor los true crimes dramatizados. Especialmente los americanos, pero también la manera en la que los ingleses parecen haber tirado la toalla en intentar usarlos para contar algo importante sobre la forma en la que se abordó el asunto, o en intentar innovar en la manera de contarlo. Como demuestra este Steeltown Murders (UK) que la BBC muestra como el Crimen Dormido que era, separando en dos momentos temporales. Y poco más. El resto es lo de siempre: Recreación histórica, drama de baratillo con los policías y los familiares y un tenue intento de suspense menos por la manera de llevar la investigación que porque hay que construir un relato. De ahí que la mayoría de las veces pongan esos avisos al principio de que está basado en hechos reales pero que se han alterado porque gente o porque historia. Es decir, que esto es True pero dentro de un orden. Como todo.

Me resulta sorprendente ver este Spy/ Master (O) (RU) que ha estrenado HBO Max -también en España, por cierto- como una serie rumana. Porque imita tan bien a las americanas que es tan pro-Americana como hecha allí. Así que si uno esperaba que una historia de la Rumanía de Ceaușescu con la historia ellos dicen que real de su mano derecha siendo un agente de la KGB que decide que están a punto de pillarle y que mejor desertar a USA aunque corra el riesgo que eso traiga sufrimiento a la gente -especialmente su familia- que deje detrás, espera no solo la recreación más que notable, o las interpretaciones. También un poco de grises, de matices, algo que vaya más allá de la propaganda estadounidense en la que ellos son buenos y todos los demás son malos. Y esto tiene la sutileza de FBI. De la serie de Dick Wolf, como agencia es más la CIA. En fin, supongo que si te gustan los espías, el periodo, y vas mentalizado para el sesgo, puede ser una opción.

No tengo muy claro qué es lo que busca Ten Pound Poms (UK), casi parece que quiere denunciar la xenofobia y el racismo… de Australia. En los años cincuenta. La verdad es que la parte más tradicional de la historia, que se debate entre un drama y algo así como un thriller lleno de secretos que a Danny Brocklehurst se le da bastante mejor que a la parte dramática y un tanto reiterativa. Lo cierto es que resulta una serie quizá no destacable pero, sin duda, efectiva. Que, supongo, tampoco es mala idea. Aunque habrá que ver cómo logran manejar las múltiples tramas abiertas.

El asunto con XO, Kitty (USA) es que es exactamente lo que parece. Es un spin-off de la serie de películas de Netflix To All the Boys I’ve Loved Before y, aunque sea una serie, en realidad es como si fuera otra entrega. Pero centrada ahora en otra hermana. El clásico truco de las novelas románticas. Porque eso es lo que tenemos aquí, la versión en serie de una novela romántica juvenil que ha pasado a usar el truco de Internado (Sección: en Otro País) para expandir y redefinir el entorno y contexto sin dejar por ello de usar trucos tanto de fondo como de forma de la serie de películas, el tratamientos de los te-quiero/ no-te-quiero por un lado y, por otro, la forma en la que crea una subtrama con la vida de la difunta madre de la protagonista sirve para estirar esa conexión. El resultado es, por tanto, el esperable. No es algo malo, pero sí que es algo para su público.

Este Yakitori: Soldiers of Misfortune (O) (JP) tiene el mismo problema de siempre con la animación japonesa de Netflix: Parece muy empeñada en parecer una obra de otro tiempo, más que en tener una animación en condiciones. Así que hay rastros de los ochenta y los noventas, una crítica mínima al belicismo y un cierto intento de ser edgies con sangre y muerte y animales masacrados. Supongo que si no conoces los referentes puedes sorprenderte. Pero poco más. Bueno, sí, lo de la animación. Eso no me lo explico.


¡Libros que Salen! Ward, «¡Para ti, que erAs joven!», Slatter y más

¡Que entre la pila!

¡Para ti, que erAs joven! de Albert Monteys y Manel Fontdevila, ed. Astiberri

Recopilatorio de 200 páginas seleccionadas de la popular -aunque ya algo vetusta- doble página de los conocidos autores para El jueves. Que sirve no solo para ver ese ‘cómo hemos cambiado‘ que parece vender la editorial, también cómo han cambiado las cosas y qué chistes siguen manteniéndose -¡o siendo más actuales!- con el tiempo.

Sundial de Catriona Ward, ed. Alianza Tras los éxitos que fueron La casa al final de Needless Street y La pequeña Eve toca obra nueva de Ward, en la que ofrece algo distinto. Una mujer que parece que está contenta con su vida, hasta que comienza a ver cosas raras en una de sus hijas. Una niña que comienza a ver que su madre la mira rara. La decisión de la madre de llevarla a la casa de su infancia y contarle sobre su familia, a la que pensaba que había logrado dejar atrás. Y cómo lo que se cuenta y sucede en esa casa hace preguntarse quién podrá salir de allí. Una historia de madres, hijas, familias y oscuridad.

El rumor de los huesos de A. G. Slatter, ed. Minotauro

Nuevo libro de Angela Slatter, aunque con el nombre A.G. Slatter, con más fantasía pero sin dejar de lado el terror en lo que los editores lo llamaron cuento de hadas gótico. Y es que una joven cuya familia prosperó gracias a un pacto con el mar, a partir de ahí la decisión de volver a las viejas glorias y la lucha de una joven por su libertad. Una historia con misterios, magia, brujas y habitantes del mar. No todas humanas. (Prácticamente ninguna, de hecho)

Acércate de Sara Gran, ed. La Biblioteca de CarfaxUna mujer con la vida aparentemente ordenada y satisfactoria empieza a perder el control. Extraños sucesos la acosan por un lado, por el otro su propio comportamiento -sus pulsiones sobre todo- empiezan a cambiar. No sabiendo si se trata de un caso de posesión o de un asunto de salud mental la protagonista se va sintiendo ahogada por la realidad y por esa necesidad que siente y que cada vez le parece más difícil de resistir.

En busca de mi elegía de Ursula K. Le Guin, ed. Nórdica

Siguiendo con la progresiva recuperación de la obra de Ursula K. Le Guin, llega ahora el turno a su poesía en esta recopilación de lo que publicara entre  1960 y 2010. Una oportunidad de conocer una nueva faceta suya dentro de otro campo, pero con muchos de los mismos intereses temáticos.

Queercore: Cómo punkear una revolución de Yony Leyser, ed. Cántico

Yony Leyser lleva años haciendo documentales sobre la cultura queer, desde su primera obra sobre William S. Burroughs hasta su docuserie para RTL sobre tres drag queens alemanas en USA. Y, entre medias, hizo una exploración de la intersección entre el Queer y el Punk en un documental con el mismo título que este libro que acabaría publicando a partir de su experiencia documentándose y preparando aquel documental. Una obra interesante por parte de un autor acostumbrado a mirar desde los alrededores.

El rostro tocado por la pena de Gisèle Prassinos, ed. Libros de la Ballena

Obra curiosa, dentro de la fantasía pero más aún del surrealismo como corresponde a una autora como Prassinios, francesa de origen griego que militó en ese movimiento. Algo que se puede ver en esta historia. Una joven imaginativa a la que casan con un erudito con un cerebro mecánico, la diferencia entre ellos y su aburrimiento hacen que desee huir, pero esto lleva a la ruptura de ese cerebro mecánico incapaz de procesar emociones, y un reto para la protagonista decidida a intentar repararlo. Una historia que parece moverse entre la fantasía y la ciencia ficción y en la que los cuentos de hadas resuenan tanto como los postulados de una reivindicación femenina que aún está intentando de entenderse.

Annie John de Jamaica Kincaid, ed. Lumen

Recuperación de una de las obras principales de Kincaid, una obra de iniciación con una isla tropical, unos cambios físicos y emocionales, y su extraña relación con su madre.

Miss Austen de Gill Hornby, ed. Libros de Seda

Una Austen, pero no la que parece, aunque por poco. Porque aquí tenemos a Cassandra Austen decidida a recuperar la correspondencia que mantenía con su hermana, y destinada a tener que confrontar esos recuerdos del pasado pero también los hechos comentado en una segunda línea temporal. Todo ello mientras Hornby nos presenta una época y un momento que justifica considerar este libro una ficción histórica por encima de otras posibilidades.

¡Umbra! y otros cuentos imposibles de Eduardo L. Holmberg, ed. Libros de la Ballena

Recopilatorio de relatos de este autor clásico y pionero del fantástico argentino a finales del S XIX, centrado en las ciencias naturales pero capaz de imaginar la ciencia ficción hasta el punto de publicar varios volúmenes de cuentos de los que aquí se presenta una antología tras haberse realizado lo propio con su obra policíaca en esta misma habitual con el título La bolsa de huesos.

La conciencia de Montalbano de Andrea Camilleri, ed. Salamandra

Tras el fallecimiento de Camilleri hemos visto ir saliendo algunas obras póstumas. En este caso le toca a un recopilatorio de cuentos del Comisario Montalbano que no llegaron a ver la luz en vida pero que sirven para alargar un poco más su legado.

El tejido de los sueños de Remedios Varo, ed. Renacimiento

La obra pictórica de la gran Remedios Varo, una de las grandes autoras del S XX español, siempre ha sido objeto de interés, comentario y debate. Su obra escrita, sin embargo, había pasado desapercibida. Para ponerle un poco de remedio llega esta recopilación de cartas, relatos, apuntes e ideas que se ponen aquí a disposición del público lector para conocer más y mejor a esta figura fundamental del arte español.

La gran novela de Hulk de Jim Rugg, ed. Panini

Con el formato tabloide que Marvel está dejando para obras especiales llega este recorrido por la historia del coloso esmeralda por parte de Jim Rugg.

Hinatsuba de Koichi Masahara, ed. Quaterni

Historia de una joven, hija de un maestro de esgrima, que intenta romper el papel habitual que le corresponde como mujer en el Japón de finales de la época Edo. En un momento en el que la ruptura con la tradición va acercándoles a la restauración Meiji.

Oli y el misterio de la nueva de Tanja Esch, ed. Liana

Nuevo cómic infantil en Liana, una obra que trata de nuevo un tema importante -la llegada de una chica nueva a una clase, y las cosas que ello provocan, desde las dinámicas de grupo a los problemas de la exclusión- usando la excusa de un libro de detectives infantiles como centro y excusa.

Spiderham: Un gran poder, sin responsabilidad de Steve Foxe y Shadia Amin, ed. PaniniUna nueva obra de los cómics que Scholastic está sacando para el público infantil/juvenil que recopila dos historias de Spider-Ham centrándose en el humor y la subversión del cómic de superhéroes clásico, permitiendo que lectores más jóvenes puedan encontrar un nuevo -y divertido- punto de entrada.

Nos leemos.


Empezamos mal, este Black Ops (UK) es la clásica historia de inútiles en las fuerzas del orden en su variedad infiltrados. Bueno, infiltrados de aquella manera. El problema es que no parece que tengan ninguna intención de… nada. Ni ellos lo hacen por interés propio, ni lo hacen porque acaben estando en el lugar erróneo en el momento incorrecto. Lo hacen porque el guión dice que lo hacen. Así que ni esto es interesante, ni ellos son divertidos -la idea de rutina cómica es que ponen caras y gritan, poco más- y aunque al menos Gbemisola Ikumelo tiene algo de carisma no es el suficiente como para salvar estos guiones.

Adaptar un libro parece buena idea hasta que decides que en realidad no querías adaptarlo, o esa parece, al menos, la experiencia de City on Fire (USA), que decide coger un libro ambientado en los ’70s y llevarlo a 2003. No me preguntéis por qué, porque tampoco parece muy interesado en explorar el cambio de época, si acaso en no tener que gastarse dinero en recrear e investigar la antigua. Estos últimos recortes -que se notan mucho, por cierto- de Apple son solo la mitad de la preocupación que comienzo a tener por la que, tras unos inicios complicados, fue convirtiéndose en todo un referente de series hechas bien. Porque cada vez se nota más el descuido con el que se están tratando, la falta de interés, las decisiones para ahorrar dinero que acaban impactando en la recepción de la serie y, en general, el paso de obras que tenían un algo más, un cuidado e interés como el de aquellas cadenas del cable de los noventa, a ese mismo genérico de streamflix que tiene que sacar novedades todas las semanas quiera o no. Porque eso es lo que tenemos, una serie genérica con un personaje femenino central que parece actuar por puro capricho para unir unas historias que van cada una a lo suyo y que, en realidad, tampoco nos interesan demasiado porque unos personajes desagradables, egocéntricos y narcisistas sin mayores cualidades redentoras no es difícil de encontrar en televisión. Mal van.

Una vez más, una serie sobre abarcar y apretar. No como centro de la misma, sino como ejemplo. Porque esta Class of ’09 (USA) intenta ser varias cosas a la vez y logra que, en cada ocasión, parezca que en ese momento preferiría ser la otra. Da igual que esté intentando ser Quantico, que haga guiños a Minority Report o que parezca decidir que lo mejor es This is Us. Lo que está claro es que no intenta ser ella misma. Y eso pesa, porque por muy bien que lo haga Brian Tyree Henry -que es mucho, por cierto- o por muchas caras raras que ponga Kate Mara -que son una enorme colección de ellas- o por mucho que pasemos intentando descubrir quién es el personaje porque han decidido hacer un reparto con tres líneas temporales y actores que se parecen -y reconozco que no esperaba no ser capaz de distinguir a Brian J. Smith de Jake McDorman en cuanto no se ve el bigote del segundo, pero aquí estamos- con, además, demasiado interés en meter sorpresas y secretos y blablabla como para establecer un punto de partida interesante o un grupo de personajes o de fondo en CUALQUIERA de esas tres líneas temporales. Incluso sin contar con los vergonzosos momentos de ciencia ficción que parecen metidos por alguien que pretendía parodiar la serie en lugar de mejorarla. Al final la suma de tantas cosas distintas no crea una mejor y más grande, sino que resta. Un desastre.

-A veces sospecho que lo que la Animación Adulta (sic) necesita es un programa de skteches, volver al TV Funhouse del SNL o algo incluso más suelto, algo que permita que si solo tienes el punto de partida y luego no sabes desarrollar las ideas para ser divertidas no te encuentres atrapado por esa trampa que tú mismo te has creado. Este Mulligan (USA) de Netflix es el ejemplo perfecto. Un punto de partida que podría dar para un sketch, quizá incluso para varios, pero que difícilmente puede aguantar una serie entera. Difícilmente podría haberlo hecho en 1993, no digamos en 2023. De hecho, a ratos parece que hubiera preferido ser una de aquellas rarezas para jóvenes con un punto extraño de los noventas – un Freakazoid!, un Toxic Crusader, un The Mask– que  su equivalente adulto – un Duckman, un The Critic, incluso la una década posterior Drawn Together– y, desde luego está lejos de Rick & Morty o, incluso, las obras dentro de la misma plataforma como Inside Job. Aunque quizá a esta última sea a la que más podría intentar parecerse. Para mal, porque es bastante más flojo. En fin, yo qué sé.

Resulta agradable esta The Muppets Mayhem (USA), aunque esté lejos de The Muppet Show o de las mejores películas al menos está más acertado que los intentos anteriores de Disney de hacer algo con los personajes. Sigue lejos de funcionar, y algunos de los problemas están en que en realidad no tienen tanto que contar de los personajes que han elegido como protagonistas y de la necesidad de estar todo el rato sacando cameos de famosos, pero quitando eso es una obra agradable, blandita y con algún golpe de humor entretenido en el que los Muppets tiran del carro mientras los personajes humanos parecen más unidimensionales que los muñecos. A ver si la próxima les sale mejor, pero al menos esta se deja ver.

Es posible que North Shore (AU) no sea original, ni interesante, pero tampoco está bien actuada. De hecho, el problema principal es John Bradley. Y cuando el problema principal es el que se supone que es el protagonista sabes que hay poco que hacer. Da igual lo mucho que Joanne Froggatt intente compensarlo. Igual que toda esta idea de hacer un Crimen en el Paraiso con Australia. Toda la trama es tan vaga que resulta complicado creer incluso esa cooperación, no digamos ya esa necesidad de meter a un investigador por parte de los ingleses. Sobre todo porque al personaje principal no le puede dar más lo mismo todo. No parece que tenga ningún interés en resolver el crimen o en interferir con los australianos, solo pone cara de ‘oh, oh, oh, esto no está bien, no debería estar aquí’ -en el mejor de los casos, en el peor podría ser de ‘me he hecho cacota’– sin acabar de establecer ni qué está haciendo ni cómo lo está haciendo. No opta ni por ser un detective cómico -un Colombo, un Marleau, un Vera, uno de los mil de Crimen en el Paraíso– ni, desde luego, uno de los trágicos. En una serie tan vaga como esta podrían haber ido por cualquiera de los dos caminos y establecido luego el tono. Un poco como cuando uno ve Asesinato en… y se encuentra con que según los protagonistas la pareja policial a cargo tira más hacia el drama o hacia una cierta ligereza cómica. Pero aquí no, aquí Bradley se pasa todo el capítulo; mientras se tiene que ir a Australia a investigar la muerte de la hija de un ministro, en teoría cooperando con las autoridades australianas; poniendo cara de que preferiría estar en cualquier otro lado. Y, sinceramente, pasados los primeros cinco minutos puedo decir que yo también.

Curiosa, casi impresionante, pero siempre con algo que acaba volviendo para atrás, así es esta Saas, Bahu Aur Flamingo (O) (IN) a mayor gloria de Dimple Kapadia colaborando de nuevo con Homi Adajania, y Kapadia devuelve estando magnífica en todo momento. Una obra que va dando tumbos entre el imperio criminal y las tramas familiares pasando por la acción y un cierto descontrol. Una familia criminal fundamentalmente femenina -de ahí el título que es algo así como Suegra, Nuera y Flamenco– prepara una droga -el flamenco, claro- a la vez que se debate entre los férreos dictados de la matriarca –Kapadia, claro- y el hacer piña o luchar entre ellas. Luego ya tenemos el resto del reparto femenino, algo de reparto masculino… Pero, sobre todo, mucha violencia, algo de sexo y, claro, drogas. La duración de los capítulos, como esa necesidad de meter distintos tonos o historias a la vez, le restan el interés que podría haber tenido. Lo que las interpretaciones, el vestuario y maquillaje o las magníficas imágenes que ofrece el director, parecían prometer. Podría ser mejor, también podría ser peor, pero sobre todo es un festival de Kapadia.

La decisión de hacer una historia postapocalíptica tendrá sus defensores y detractores, dedicarle los primeros tres minutos del piloto al InfoDump es un poco demasiado. También es cierto que el resultado de Taekbaegisa (O) (CS) o Black Knight está más cerca de la madmaxplotaition de los años ochenta, pero con las calidades de una película de The Asylum para después de comer. Supongo que estará basado en alguna cosa, dado que la duración no llega a los 50 minutos y solo aparecen seis capítulos, pero lo cierto es que me da un poco lo mismo. Ni yo soy el público de este tipo de obras ni me parece que la manera de presentarla en este piloto, con tanto rodaje en lo que parecen almacenes y tantos exteriores que parecen el aparcamiento de los almacenes, como si estuviéramos aún en la primera temporada de Arrow, sea algo que vaya a hacer por cambiar mi opinión.