Un año más (y ya van seis, a lo tonto a lo tonto…) aprovecho el comienzo de año para entregar el Sark de Oro al libro que más me ha gustado de este año.
Comienzo con la clásica advertencia, el que quiera pasar al resumen del año que se salte este párrafo. Las listas de “Lo mejor de…” acaban siendo los resultados de la intersección de los gustos personales con los libros leídos a lo largo del año. La posibilidad de que haya aparecido un libro revelador y no aparezca en la lista puede deberse más a no haberlo leído que a criterios de selección. Recapitulando en estos años y para que quede constancia, los anteriores Sark de Oro recayeron en “El hada carabina” de Daniel Pennac, “Huérfanos de Brooklyn” de Jonathan Lethem, “Cíclopes” de David Sedaris y «La disco rusa» de Wladimir Kaminer. El año pasado quedó desierto. Y no, sigo sin estar a sueldo de Mondadori. (Una pena)
Aviso, también como casi todos los años, de que mis lecturas suelen determinarse por escuderías, es más sencillo que lea algo de Lengua de Trapo, Mondadori o Valdemar que lo haga con lo que saca Planeta, Alfaguara o Anagrama. Vamos, que o pretendo engañar a nadie, que no me lo he leído todo ni de lejos.
Este año ha tenido varias caras. El nombre propio para mí es el de Phillip Roth, el ecritor que todo el mundo sabía que ganaría el Nobel excepto –vaya- los miembros de la academia sueca. Tampoco podemos olvidarnos de Chesterton que ha visto publicada otra importante parte de sus obra por Valdemar y El Acantilado. A este paso unas “Obras Completas” en español no parecen tan desacabelladas. De forma más general un reflejo de este año, muy claro, es el del libro de bolsillo. No solo han terminado de multiplicarse los sellos de bolsilibros alcanzando incluso al cómic (Ahí está “La biblia contada a los pasotas” o “La parejita” en Puzzle) sino que la oferta de los 5 € de Booket ha permitido acercarse a algunas obras a un público que se resistía a ello.
Otra cara ha sido la explosión de pequeñas editoriales, más editoriales pequeñas nuevas que libros metiéndose con ZP con portada de Mingote, no sólo las que arrancaban a final del año pasado como El Tercer Nombre, también novatas como Funambulista o Tropismos (atentos a su colección de novela negra) han entrado con ganas en el desganado panorama literario español. Sigo: El buen momento recuperado de Seix barral y Lumen, dos editoriales con altibajos que han firmado un gran año. La cosa conspiranoica-histórica-religiosa-suputamadre ha tenido para acaparar todo el espacio posible con la fórmula de “el/la incógnita/clave/misterio/enigma/secreto/otros DaVinci/Dante/Newton/Calderón/otros” o “La Biblia/cruz/cruzada/copón de él/la/los Iglesia/Masones/Cátaros/Illuminati” e incluso una mezcla… hagan la prueba y creen su propio BestSeller. Seguro que esto ha ayudado a que salga algún libro interesante, lo descubriremos en unos años. Y, para pasar al siguiente párrafo, los “jóvenes” escritores españoles vienen dando fuerte.
Qué estupendo año de lecturas frescas de aquí. Desde la ya de culto “Los reinos de la Casualidad” (a la que, para que negarlo, yo habría metido una poda) a las obras que aporta Lengua de Trapo con “López López” de Juan Aparicio-Belmonte a la cabeza. De esta misma editorial también tengo que destacar “Las Hazañas del Capitán Carpeta” de Rafael Reig (que quizá suene a algunos pues salió serializado en el 20 minutos), el libro cruce de hallazgos con popurrí de email “No he venido aquí a hacer amigos” que recomiendo a todos aquellos “informáticos por dinero” y ese “Caja negra” quizá demasiado literarizado pero con destellos de gloria. En Mondadori tenemos (que está reciente) a Xavier Calvo con sus “Rios secretos de Londres” y la “nueva versión” de “Vidas de Santos” de Rodrigo Fresán, obras interesantes e imaginativas. Ángela Vallvey se hizo “asumible por el público” con “La Ciudad del Diablo” en Destino aunque no logró promocionarse lo que se esperaba…. Pero si hay un libro español que recomiendo sin reparos es “Reconstrucción” de Antonio Orejudo (Tusquets) , otra de esas obras inclasificables de este autor que se entretejen entre la realidad y la ficción a la vez que desarrolla todo un juego de espejos y de reflexiones. Una auténtica delicia que salió a principios de año y que no ha sido superado.
Y antes de seguir con los premios, permitidme que señale un par de reediciones. En realidad solo un apunte, los “Crímenes ejemplares” de Max Aub en preciosa edición de Thule. Recopilatorio de asesinatos breves o de confesiones mínimas, según. Pero yo quería hablar de la reedición del año: “Trampa 22” de Joseph Heller. Si solo puede leerse uno de los viejos-nuevos libros de 2005 que sea este. Cómprenselo, disfrútenlo, ejerciten sus bíceps con él. La guerra, los mandos, la ilógica… todo. M*A*S*H* antes de Altman, Kafka en el ejército americano… una de las obras del siglo XX que, tras unos años desaparecida, vuelve a nosotros. Ah, que buen gusto deja su lectura amarga.
Pero vamos “al ajo”. Sí, este año ha habido alguna cosa, libros notables como ese recopilatorio “Error humano” de Palahniuk (atentos, el año que viene puede ser el suyo si todo sigue lo esperado) o los regresos de Sedaris (por partida doble, si quieren regalar algo navideño “Oh, blanca navidad” en DeBols!llo 21 es SU volumen, habría ganado el premio de no contener relatos antiguos… pero qué relatos), Eggers, Camilleri o Coetzee (Maravilloso y terrible, como de costumbre, su “Hombre lento«). He visto brillar a gente de otras latitudes, al australiano Peter Carey con “Mi vida de Farsante” (Mondadori) en su divertida y “engañosa” novela sobre gente imaginaria que aparece a reclamar lo que es suyo, o el indio Shashi Thaaor con “Bollywood”, divertimento y reflexión sobre toda una industria y sobre las diferencias entre “lo que se ve” y “lo que hay”.Pero ninguno de ellos han llegado a ese “algo más”. Y reconozco que este año ha estado justito.
El “Sark de Plata” ha sido para “Lo mejor de McSweeny’s” (2 vol.) VV. AA. Ed. Mondadori. Resumen/antología/contenedor que sirve para acercar a los potenciales lectores a los “autores” del sello y, de paso, a varios de los más representativos escritores jóvenes norteamericanos. Otra cosa es que luego, entre Lethem, Foster Wallace y demás brillen con especial fuerza John Hodgman o Jim Stallard, ilustres desconocidos que nos demuestran la razón de ser de estas antologías. Lamentablemente la edición es mejorable hasta el punto de no incluir ni una pequeña reseña de los logros biográficos y blibiográficos de los participantes. Aún así un estupendo modo de inciarse en este terreno entre la amargura cotidiana y el humor ácido actual, con esos juegos entre la realidad y la falsa realidad que aquí se estilan.
El “Sark de Oro” tenía que darlo este año, después del fiasco del año pasado, una manía personal. Por suerte los autores dados de lado no escasean. Entre aquellos de los que hablo. Así que aprovecho este año para vindicar un gran libro de historias muy breves. Es decir: El “Sark de Oro” de este año ha sido para “La Mosca” de Slawomir Mrozek, ed. El Acantilado (sí, pedir este libro es un festín para los errores) El autor ha demostrado de sobra su calidad desde ahce años, baste recordar los “Juegos de Azar” con los que se dio a conocer hará unos cuatro años… En esta ocasión tenemos un auténtico compendio de historias breves, cargadas de intenciones con varias lecturas, desde lo más claro, como “C. de Turco” hasta lo más alegórico como “Relato del Fugitivo”. Hay un poco de todo, de realidad, de irrealidad, de reinos fantásticos que resultan ser los nuestros y de nuestra realidad siempre fantástica. Es difícil convencer a alguien de la acertada y ajustada prosa de Mrozek, o de lo que su minimalismo puede llegar a expresar o a “dejar caer”. Quizá en el futuro cuelgue alguna de estas historias. Más breves que Saki, tan cargadas de intención (aunque con menos amargura) que Bierce, este libro es una pequeña joya, otra de esas obritas que todos merecemos disfrutar. Y, sobre todo, lo mejor que he leído este año que se termina.
Con esto termino mi aburrido tocho “metaliteraturesco” anual y os dejo que volváis al dulce sopor del año nuevo.