Problemizantes tríos tangenciales televisivos

Estas últimas semanas han sido muy relevantes para la televisión por distintos motivos, y por una vez no voy a hablar del lento hundimiento de la NBC. Por algún extraño azar han sido tres los sucesos y tres los lugares: Gran Bretaña, España y Estados Unidos.

Temáticamente podríamos decir que lo sucedido en España y en UK tienen más puntos en común por ser problemas con el gobierno, de los cuales el menos directo es el inglés: Hacked Off ha tenido éxito.

Breve resumen: Tras conocerse el escándalo de las escuchas ilegales que el grupo News Corp de Rupert Murdoch estuvo haciendo en Reino Unido durante años —en principio sólo como medio de lograr información privilegiada para News of the world—, ello llevó a un proceso judicial y una serie de caídas en desgracia que el gobierno de David Cameron parecía haber logrado controlar, teniendo en cuenta que varios implicados de alto nivel eran amigos personales del Primer Ministro o, peor aún, estaban trabajando en ese momento como miembros del gobierno.

Pero, claro, no contaban con Hacked Off.

Una plataforma de afectados por el caso creada por algunos de ellos, con el profesor de periodismo Brian Cathcart como cerebro pensante. Sus esfuerzos por que el caso siguiera adelante y por ir sumando gente que hubiera sufrido estas intromisiones fueron ganando peso, sobre todo al unirse varias figuras famosas y, en especial, el actor Hugh Grant, que servía de portavoz no oficial y aprovechaba para devolverle la pelota a los tabloides tras el trato que le dieron a su propio escándalo. Pero pronto quisieron algo más que presionar para que siguiera la investigación. Quisieron también que se estableciera un comité de malas prácticas de prensa.

Es el momento adecuado para recordar, una vez más, que el Reino Unido no tiene la libertad de expresión recogida de facto en ninguna carta o ley, es simplemente algo que se da por hecho, como parte de un pacto entre caballeros; también es algo que de vez en cuando pueden decidir que no se merecen determinadas expresiones, da igual que sean películas de terror, creaciones pornográficas o letreros anunciando que se pueden ver los juegos olímpicos en un bar. No es lo más habitual, pero sí ha supuesto algunos problemas en el pasado, pese a lo cual los ingleses prefieren no tener legislado algo antes que crear un aparato que vigile y pueda servir como represor.

Pero Hacked Off exigía una regulación y no dudó en aliarse con los laboristas, actualmente en la oposición, para recordar la implicación casi directa de Cameron en ésta, logrando armar aún más escándalo —ayudado también por la mala imagen y pobres resultados del político en las encuestas de opinión—, lo que favoreció un acercamiento entre la plataforma reivindicativa y los liberales demócratas de Nick Clegg, actuales socios de gobierno de los conservadores, poniendo en peligro ese apoyo y, por tanto, al mismo gobierno. En el momento en que Clegg anunció que votaría a favor de la propuesta de la plataforma se supo que Cameron sólo podía pactar si quería evitar que le tiraran los palos del sombrajo. Eso o dimitir. Así que pactó, claro.

La creación de un organismo regulador se está viendo con mucho miedo y escepticismo por parte de los británicos y los periódicos hablan de esa libertad de expresión que no tienen, cada cual por sus motivos. Los famosos tabloides lo hacen con ira poco contenida para evitar que les cierren el chiringuito; a los serios les preocupa que se use para tratar de reprimir la aparición de noticias. O que se ponga a alguien al frente que obedezca a los intereses de algún bando o grupo. Son ingleses, siempre se ponen en estas cosas.

Sobre todo porque en cuanto estén los periódicos veremos lo que tarda en universalizarse para el resto de medios, particularmente teniendo en cuenta recientes pifias informativas como las que comentábamos el año pasado de Newsnight.

Si a los ingleses les preocupan esas cosas, más preocupados andan los españoles desde que el Consejo de Ministros ha sacado las tijeras también contra los canales de televisión. Porque el tema tiene guasa: Una empresa de emisiones, en el mejor caso alegales, centrada en servicios eróticos, tarotistas y similares decidió que no le gustaba el último reparto que el Gobierno Zapatero había hecho de la TDT. Esta empresa ya había pleiteado contra la Generalitat, así que no debió parecerle complicado lograr otra sentencia a su favor, que acabó llegando por parte del Supremo. Y al actual Gobierno Rajoy no le ha parecido mala cosa dar con el palo a las cadenas y eliminar esa concesión, de manera que —a falta de que el gobierno se ponga de acuerdo con ellos mismos, que esa es otra— podría significar la desaparición de tres canales para las emisoras de Grupo Atresmedia (Antena 3 -> Grupo Planeta/ Lara), así como la reducción de dos canales para Mediaset (Telecinco -> Fininvest/ Berlusconi), para el Grupo Vocento (ABC -> Grupo Correo) y para Grupo Uniedisa (Unidad editorial – > Veo TV – > El Mundo / Marca), de manera que tendrían que empezar a pensar qué canales de su actual oferta eliminar.

Lo más curioso es cómo gestionaba cada uno su negocio: Vocento tenía sus cuatro espacios realquilados: A Paramount, Disney Channel, MTv España e Intereconomía —empresa que tiene sus propios canales adjudicados en algunas comunidades; a veces las cosas son tan complicadas en España—, así que tendrán que cerrar el negocio con dos de ellos. Unedisa tiene sus cuatro canales repartidos de la siguiente manera: Dos son propios, de los cuales uno, Marca Tv, [Editado: Gracias a Uriondo me entero de que en realidad solo ponían marca, licencia y profesionales, el resto del canal venía de Mediapro] mientras que el otro, Discovery, es fruto de un acuerdo en el que son socios… digamos que es suyo al 50%. Además de eso tienen alquilados otros dos canales: a AXN, para que comercialice un canal de pago por TDT, y a 13Tv. En cuanto al Grupo Tresmedia, sólo uno de sus canales no es propio, el alquilado a la TDT de pago Gol Tv, pero también son los que más tienen que cerrar, tres a elegir entre Antena 3, La Sexta y sus variedades: Neox, Nova, Nitro, Xplora y La Sexta 3. Al final parece que sólo saldrá bien Mediaset, con sus canales absolutamente inútiles, porque exceptuando Telecinco y Cuatro como generalistas y Boing y Divinity como especializadas, quizá también Energy, tienen tres canales con programas de relleno: LaSiete, FDF y Nueve.

Todo esto parece incluido para embarullar más que arreglar el otro problemilla pendiente del gobierno con la TDT, el del dividendo digital, que va a liar aún más las cosas en los próximos tres años. Resumiendo, el gobierno la cagó al otorgar las frecuencias para la TDT y se interfieren con el famoso 4G. Tratando de arreglar la primera cagada se han ido produciendo una sucesión de parches y movimientos de canales a diferentes sintonías, con la consiguiente necesidad de movimiento en antenas e instalaciones, que podría creerse que es para desalentar del completo uso de los canales del TDT, de no ser la solución más sencilla la clásica incompetencia política.

Solíamos ser amigos, hace mucho tiempo. Es inevitable decir esto recordando a Veronica Mars, ahora que su llegada a Kickstarter ha causado una revolución en USA. Bueno, y en el resto del mundo, claro. Los puntos de fricción son los siguientes:

  • Los que dicen que Kickstarter no están para esto. En realidad quieren decir que no debería estar, ya que la aprobación del proyecto está fuera de toda duda.

De hecho, los señores de la web están más que contentos por toda la publicidad gratuita. Personalmente considero que, con tantas webs del mismo tipo que hay, tampoco pasa nada si alguna permite lo que hace siglos se llamaba “edición por suscripción”. Sobre todo si los métodos de recaudación, donación y contraprestaciones están claramente descritos y son igualmente observados.

  • La gente no debería apoyar este tipo de movimientos con su dinero.

Aún a riesgo de sonar como un Legal Bueno en lugar del Caótico Neutral que siempre he sido… ¡Dejad que la gente haga con su dinero lo que le dé la gana! Si no es un timo, si la recompensa es la prevista, querer que la gente no pague es como llamar al boicot al helado de pistacho por ser un sabor erróneo.

  • Esto provocará una fiebre de relanzamientos como películas de series.

Psé. Pueden intentarlo, pero primero tendrán que dejar claros los derechos y, después, encontrar la forma de que la gente aporte. Porque si no aporta, poco se va a hacer. Y que el dinero que se pueda recaudar sea suficiente, claro, porque con lo que costaba Pushing daisies iban a tener que aumentar los plazos de recaudación.

  • Esto sólo se hace porque se puede desgravar de los impuestos.

Es que la idea es que los impuestos sirvan para favorecer estas cosas. Por eso las organizaciones de caridad o la promoción de la cultura tienen estas cosas. Sin entrar a explicar qué, cómo y de qué manera funcionan los impuestos. Ya sabéis, esas cosas que hacen que el Estado de Nueva York saque una ley con la aparente única intención de que la NBC se lleve de nuevo el Tonight Show a Nueva York. —¿Esperabais toda una columna sin más referencias a la NBC? ¿En serio?—

  • Pues no entiendo por qué lo limitan a USA.

Por los derechos. Recordemos de nuevo que Veronica Mars es una propiedad de Warner Bros. No de Rob Thomas o los guionistas, actores y equipo técnico/artístico. Es tan de la Warner como puede serlo Batman, o, mejor dicho, como pueda serlo Plasticman o Lobo. Y Warner tiene muchos tentáculos y acuerdos internacionales. Sí, sería más que deseable para todos los aficionados a Veronica Mars que pudiéramos apoyar la película desde todo el mundo. Pero esto es lo que hay.

Por cierto, la parte de “los primeros días se recaudó mucho pero ahora casi no sube” no la contemplo porque, francamente, cualquiera que eche un ojo verá que se debe a que las recompensas altas se agotan cada vez que se suben unas nuevas, con lo cuál sólo se puede ir añadiendo dinero con una cantidad máxima de 300$, lo que siempre hace más difícil lograr recaudar varios millones.

Mucho se ha hablado, especialmente en la siempre recomendable Mondo Pixel PG, de estos sistemas alternativos de financiación, y la verdad es que poco hay que se pueda añadir. Quizá el consumidor preferiría tener otras posibilidades a su alcance, quizá el creador preferiría que una empresa tradicional le hubiera comprado la idea… y también puede verse al revés, pensando en cuánta mayor sería nuestra implicación si nos pidieran algo más que dinero, o cuanta mayor nuestra libertad para crear. Recordemos que el libro de Alan Sepinwall acabó publicándose en una versión del print on demand de Amazon.

En cuanto a qué parte de su éxito se debe al amor del fan, creo que el que haya casi un 25% de personas poniendo dinero, aunque no vayan a conseguir siquiera un visionado de la película, dice bastante del apoyo de sus seguidores.

Y es que hay veces que incluso esta columna puede terminar con una visión positiva. Porque eso es positivo, ¿no?