Comenzamos las explicaciones con la más básica de todas. La organización de canales de la televisión estadounidense, más compleja y a la vez más sencilla que en UK o en España.
Más sencilla porque frente a estos últimos allí tienen mucho más definido el tipo de cadena que es cada una y su comportamiento en consecuencia. Más compleja por su propio punto de partida: Las cadenas generalistas en abierto, a las que a partir de aquí llamaré Networks, deben acabar los designios de la FCC. Es decir, la Federal Communications Commission o Comisión Federal de Comunicaciones, que es la que alquila la señal y establece las normas.
Establecida en 1934, cuando quedó claro que las telecomunicaciones iban a ir más allá de radios y telégrafos, la función principal de la FCC era, teóricamente, regular el mercado para que no hubiera posiciones de abuso. De ahí que una de sus primeras medidas fuera obligar a la NBC a perder parte de sus cadenas haciendo que se creara una tercera -en aquel momento cuarta, que aún emitía DuMont– compañía, la ABC. No era solo un asunto de legalidad que las compañías podían pasarse por el arco como en otros campos, la FCC también se ocupaba del alquiler de las ondas, estableciendo quienes tenían acceso a las mismas y pudiendo, llegado el caso, desconectar las cadenas.
Aquí llega la primera y más importante diferencia entre el sistema estadounidense y el español. Las grandes cadenas de televisión no funcionan como las nuestras, funcionan como nuestra radio. Las autoridades regionales, locales y estatales regulan la entrega de emisoras a diferentes empresarios, puede ser desde un señor en su pueblo hasta un señor con una empresa y varias emisoras en varios pueblos, a veces incluso pueden comprar emisoras las propias cadenas, pero es algo que procuran evitar para… bueno… se supone que para favorecer la libertad.
Eso hace que luego los poseedores de esas cadenas tengan que llegar a tratos con los dueños de las emisoras. Una de las primeras cosas que hizo la FCC fue decirle a la CBS que no podían establecer una programación extensa, era necesario que crearan programación solo parar unas horas para que el resto del tiempo las emisoras pudieran poner programación local. Esto llevó a las cadenas a rehacer sus parrillas. Con los años se fue mejorando un sistema que les permite elegir si emiten toda la programación de la cadena o una alternativa propia -generalmente programación local o programas en sindicación, pero ya volveremos a ello- y aún así sigue habiendo huecos.
– Si el siguiente párrafo os parece mucho lío echad un ojo a un teleprograma televisivo como este, que deja bastante clara la programación y las horas de emisión.-
Un día como el de hoy comenzaría a las 00 con las cuatro grandes -ABC, NBC, CBS y FOX- dejando hueco a la programación local. Solo la NBC emite algo y son repeticiones hasta las 2 que pasa a dejar hueco a lo local. A esa hora ABC y CBS empiezan con sus noticieros de madrugada que llegan hasta las 5. a las 4:30 la NBC ha emitido un pequeño informativo de media hora antes de devolver el hueco local. A las 5 ABC y CBS han pasado a su noticieros de algo menos madrugada y para las 7 comienzan los grandes magazines: Today en la NBC, Good Morning America en la ABC y This Morning en la CBS. Mientras tanto la FOX sigue sin emitir nada. A las 9 terminan los programas de ABC y CBS, dejando un hueco para local, mientras Today sigue hasta las 11. A esa hora nuevo cambio, comienza el magazine The View en la ABC y El precio justo en la CBS. A las 12 paran todas para dejar un hueco a las noticias locales. La primera en volver es la CBS con el culebrón, las daytime operas, aunque cada vez hay menos, a las 13 se le unen la NBC con culebrón también y la ABC con el magazine de cocina The Chew, hasta las 14 no emitirán ellos su culebrón, momento en el que la CBS pasa a su magazine The talk y la NBC a programación local. Para las 15 solo la CBS sigue con programación, emitiendo un concurso hasta las 16, el resto están con programación local para que entren las noticias, en ello permanecerán hasta que llegue la hora de su noticiario, de media hora, a las 18:30. Luego más espacio de programación local y a las 20 ya empiezan el prime-time y sus series, concursos y demás. Incluida la FOX que no había empezado a emitir aún y que solo estará hasta las 23 horas. Sí, 3 horas al día. Por eso a veces se dice que la FOX está más cerca de ser un Vídeo Comunitario que una cadena. Mientras tanto el resto de programas han llegado hasta las 23 horas, han dejado media hora para las noticias nocturnas locales y puesto su primer late-show nocturno, que a día de hoy es Kimmel (ABC), Leno (NBC) y Letterman (CBS), Todos llegan hasta las 00:30. Bueno, Leno un poco antes para darle algo de ventaja a Fallon que empieza como a las 00:25. Letterman da paso a Craig Ferguson a las 00:30 y su programa llega hasta la 01:45 aproximadamente. Kimmel termina también a las 00:30 dando paso al programa de noticias Nightline que dura hasta la 1. Solo la NBC empalma, una vez más, gracias a Last Call de Carson Daily que llega hasta las 2, hora a la que comienzan a emitir repeticiones de nuevo.
La FCC regula que haya suficiente espacio para las emisiones locales y que lo que sacan los networks se cumplan unas normas de decoro. Esto hace que no se puedan decir palabrotas y que la desnudez sea penada y perseguidas. Lo que se une al hecho de la organización de esas emisoras que son las que realmente tienen la sartén por el mango.
Todos los años, allá por mayo, se organizan actos para mostrar las novedades del año próximo a estas emisoras, la idea es convencerlas de que lo suyo es mejor y que tiene que apostar por ellas y contratarlas. Sí, contratarlas. Y aquí vamos al siguiente punto.
Los dueños de las emisoras pueden funcionar de varias maneras. Pueden emitir todo programación propia y sindicación -son muy libres- o pueden emitir contenido propio de las grandes, para eso es necesario que lleguen a un acuerdo con ellas. Si el acuerdo es de asociación emitirán una importante cantidad de su contenido y no podrán poner novedades de las otras networks. Es el tipo de acuerdo más habitual porque es el que más conviene a las networks y hace que las emisoras se despreocupen. El problema es que tras un par de malos años de resultados estas emisoras pueden decidir cambiar el acuerdo, bien para pasarse a otra cadena o bien para ir más libres. Hay emisoras, aunque no tantas, que se dedican a comprar solo determinados programas. Tratan de montar su propia parilla. Es más complicado y menos habitual pero existir existen. Y las cadenas también las necesitan porque, eh, una venta es una venta.
El problema con estas cadenas es que si notan que hay algún contenido que les produce rechazo o que creen que les traerá problemas suelen darlo de lado. Bien retrasando su emisión, bien negándose a emitirlo poniendo en su lugar programación local o sindicada. Parecerá ridículo pero eso le ha pasado a series toda la historia, desde Soap a Policías de Nueva York llegando hasta The New Normal, a veces se limita a un episodio concreto que se sabe polémico, otras veces a la serie entera.
Las series violentas -que no lo sean de una manera muy gore, claro- o retrógradas no suelen tener problemas, pero sacar mucha diversidad racial o sexual suele significar que te quedas con menos cadenas. Salvo la FOX, claro, pero es que la FOX juega a otra cosa.
FOX, desde su aparición a finales de los ochenta retomando el puesto de cuarta cadena que la DuMont había dejado tras desaparecer a mediados de los cincuenta, ha sabido cambiar las reglas para medir el éxito y limitar sus emisiones y producciones facilitando la rentabilidad de la cadena aun cuando sus producciones sean, debido a su contenido, menos contratadas por las emisoras.
La dominación de las networks lleva años declinando gracias a la competencia. A mediados de los setenta comenzó la creación de las Cadenas de Cable Básico, pues aunque el cable había existido desde finales de los años ’40 era usado para la emisión de eventos de pago -fundamentalmente deportivos, aunque también películas y programas similares- aunque los primeros canales de pago en cable -es decir, programación continua e identidad corporativa, no solo emisiones espaciadas- aparecerían a principios de los ’70. En esa misma década se produciría la difusión masiva del tercer método de recepción, los canales vía satélite, que habían estado probándose durante los sesenta pero que tardarían aún un poco en llegar a Estados Unidos -Los rusos y los canadienses se pusieron antes a ello, por extraño que suene- pero que servía no solo para aumentar la oferta, también para que en aquellas zonas a las que no llegaba el cable se pudiera ver una televisión diferente.
En los dos métodos de cable y el satélite la FCC no tiene autoridad para meter las narices. Se limitan a comprobar que no usen una frecuencia que no les corresponde y poco más, cualquier violación legal no les corresponde ya a ellos sancionarla y, por tanto, no tiene que acatar sus leyes de moralidad. Lo que facilita una programación si no más adulta al menos sí más realista.
Dentro del cable está, como decía, el básico, que se mantiene por una mezcla de publicidad y cobro a los paquetes de canales que lo emiten. Si una compañía quiere proporcionar un canal en su paquete acuerda con la compañía cuánto va a pagar según los espectadores que tengan. Hay cadenas como el Food Network que renunciaba a este pago de los distribuidores para facilitar su penetración en el mercado televisivo mientras que otros han tenido grandes broncas al respecto, bien por seguir la conocida política de packs que obliga a llevarse canales no deseados o porque un aumento en la audiencia a llevado a una renegociación que no siempre termina ni de manera rápida ni sencilla. Por contra las cadenas de Cable Premium deben ser contratadas por el espectador, lo que hace de este su única fuente de dinero -bueno, la primaria, luego están las ventas de programas en DVD, al extranjero, etc- dándoles más libertad. Aquí el problema de distribución suele ser con las empresas de telecomunicación que hacen los paquetes para satélite -el cable suelen autogestionárselo las cadenas de pago- y el dinero que tiene que cobrar cada una por el servicio prestado.
En los últimos años a todo esto se ha unido el streaming, la televisión on line que funciona no mediante una parilla de emisión sino por acceso a contenido -series, películas y también programas- facilitando por un lado que las propias cadenas pongan sus programas compartidos, generalmente durante un tiempo limitado, ya en sus propias webs o a través de páginas como HULU, ya la creación de páginas de contenido como la famosa Netflix que ofrece temporadas antiguas, temporadas en curso y muchas cosas más. Un sector cada vez con mayor crecimiento e iniciativas, como las de pasar de las webseries a algo más elaborado en forma de producto propio con el público como factor activo del número y horario de emisión de los mismos.
Dicho todo esto, volvamos a la sindicación. Para lo cuál conviene explicar que el sistema de producción de la televisión USA tampoco es como el español, en lo que alas networks se refiere.
Solo al inicio de su historia las televisiones producían sus propios programas, para mediados de los cincuenta lo habitual ya era que hubiera una empresa productora que le vendía el programa a la cadena -Ya veremos con más detenimiento en una columna próxima todo este proceso- de manera que era la productora la primera en desembolsar el dinero hasta que la cadena pagara, y ese pago solía especificar que la propiedad era de la productora y el pago en concepto de primera emisión y algunas repeticiones durante un tiempo estipulado. De este modo era la productora la que más dinero arriesgaba si salía mal y la que más ganaba si todo iba bien, pues a ella le correspondía el dinero por la venta al extranjero y los circuitos de sindicación. La cadena, por contra, cobraba íntegramente la publicidad que le colocaba al programa y, en caso de que las audiencias no fueran gran cosa, podía tratar de reducir su pago. Por extraño que pueda sonar a las productoras podía merecerles más la pena ganar menos por esa emisión inicial a cambio de costear que se siguieran produciendo episodios si tenían venta prevista para el extranjero o en el circuito de sindicación. Con la llegada de los grandes grupos pasó a ser más habitual una situación que al principio era la excepción, que una productora del grupo asociado al canal estuviera preparando la serie para el canal. Algo que teóricamente debería ayudar a ambas compañías y que a veces ha servido para salvar algún programa que la productora tenía interés en mantener vivo haciendo el trasvase a la cadena hermana.
Terminemos ya, con aquello que os llevo prometiendo un buen rato: La sindicación.
Todo ese espacio para «programación local» no es solo para eso, claro, muchas cadenas no tienen los medios o la capacidad para hacer sus propios programas y compran otros, desde noticieros a talk-shows pasando por series. A veces son simplemente los de los vecinos que logran así colarse en más emisoras, en otros casos son programas creados con este tipo de canal en mente -de manera que tienen que cumplir también las normas FCC, claro- preparados para ser ofrecidos sin un gran canal que lo respalde.
Dentro de esto hay dos posibilidades, que sean repeticiones o programas originales. En el caso de la reposición suelen ser programas de larga duración que permiten ser emitidos de lunes a viernes o en bloques de más de un episodio, generalmente series de cierto éxito o parte de packs con esas mismas series. Hace unos años lo normal era que las series tuvieran que llegar hasta los 110 episodios para poder ser sindicadas pero eso ha ido bajando hasta los 88 en la actualidad permitiendo que no sea la 5ª temporada sino la 4ª la que permita acceder a esta modalidad que ha mantenido vivas en parrilla series como Wonder Woman, Los ángeles de Charlie o Se ha escrito un crimen. Y si estáis pensando en El Príncipe de Bel Air ya sabéis que los USA también lo sienten.
Como sobrepasar la 5ª temporada -ahora 4ª- es difícil pero no imposible muchas veces las series entran en sindicación con sus capítulos antiguos mientras los nuevos siguen de estreno en el network, eso suele significar que la gente que se engancha a los viejos tiende a probar con los nuevos produciendo una subida de su audiencia, mayor o menor pero indudable, es lo que se conoce como el Sindication Bump y es también usado en las negociaciones entre Cadena y Productora -e incluso Emisora- para establecer esos pagos. Algunas series –Los Simpson, por ejemplo- no entran inmediatamente en sindicación pero sí están ahí engordando para el momento en que la productora decida que pueden lograr un acuerdo jugoso.
En cuanto a los originales, hay desde programas locales a programas de personalidades televisivas que han decidido montárselo pro su cuenta bien por una bajada de audiencia o por creer que el trato de las cadenas no es justo, a veces ambos, así funciona el programa de Howard Stern -grabado directamente de la radio- o el nuevo late de Arsenio Hall.
En otros casos son series que no han encontrado su espacio en la televisión pero en la que sus productores confían. Puede ser directamente el caso, como con Los vigilantes de la playa que tras una temporada en la NBC fue cancelada para que sus productores decidieran pasarse a la sindicación, puede ser mediante especiales televisivos o telefilmes como Hércules, sus viajes legendarios, que viendo que nadie se parecía animar optaron por hacerse serie en sindicación, y sacar directamente el spin-off Xena en este mismo modelo, o puede ser porque haya un cierto estatus de culto que no permitiría una gran audiencia global pero sí una concreta como pasó con Star Trek, sus temporadas originales no llegaban al número de capítulos requerido pero aún así eran un éxito en sindicación, favoreciendo que Star trek: la nueva generación al no decidirse ninguna de las networks a contratarla, pasando la ABC y la NBC, pidiendo una mini para ver la viabilidad la CBS y asegurando la FOX que les hubiera encantado pero que sólo podían pedir 13 episodios. La decisión de ir a sindicación se demostró un éxito -más aún cuando volvieron a intentar trabajar con networks- y demuestra que hay un circuito fuera del circuito.
Por todas estas cosas es tan complicada la organización televisiva estadounidense, pero tranquilos, ya iremos poniéndolo todo en claro.