Hay cosas en Believe que dejan con ganas de ver la evolución de la serie, pero ninguna que produzca entusiasmo. La trama parece más antigua que comer con las manos y formada por un popurrí visto miles de veces, una chica con poderes que no sabemos si será elegida o qué, grupos que luchan por usarla, protegerla, encerrarla, gente injústamente acusada que sale en su defensa y blablabla. Entre Ojos de fuego y Héroes -y claro- con la ventaja de dar de comer a Kyle McLahan y que el piloto lo dirija Alfonso Cuarón, que para eso es cocreador junto a Mark Friedman de la cosa esta. J.J. Abrams aparece como productor ejecutivo pero, en fin, démosle un par de capítulos de duda.

Ganas me dan de no hablar de Cosmos porque su piloto puede ser muchas cosas pero no parece precisamente un piloto. En lugar de realizar una introducción didáctica al tema a tratar se centra en hablar de lo chachi que es la ciencia haciendo alarde de los nuevos medios técnicos de los que va a disponer la serie entre los que destacan animaciones y efectos especiales por todas partes -¡ese patinete espacial!- a la vez que se hace un ejercicio de reivindicación de Carl Sagan que pasa rápidamente de lo emotivo a lo nostálgico. Así que más allá de humo, espejos, lágrimas y autopalmaditas en la espalda poco se nos muestra. Dedicar a esto un capítulo entero… Pues será que les sobra tiempo. A ver el siguiente si logra contar algo.

Hablando de decisiones inexplicables. ¿Qué sentido tiene From dusk till dawn? No me refiero a la película -ni a la saga- sino a este piloto. Hay cosas de la película y cosas que se apartan por completo, no llegan ni a acercarse al Titty Twister y lo sobrenatural parece importar menos que lo violento. Imagino que las pretensiones del director de montar escenas y jugar con ellas como si fuera cine han hecho elegir este extraño resultado que no deja claro si estamos ante una miniserie o si es un experimento autoral. En fin, paciencia.

La que puede agotar a los más pacientes es Resurrection, espantodísima, estirada, sosa e insoportable -no necesariamente en ese orden, más bien todo a la vez- serie de la ABC americana sobre unos muertos que reaparecen en la vida de los vivos para demostrar… no sé… ¿que Les Revenants o In the flesh son magníficas series de televisión que no es tan sencillo replicar?

¡Y ahora Canadá! Empezando por Spun out, una comedia de las de toda la vida hasta el punto de que es difícil saber si se la encontraron tirada en un almacén cerrado desde los noventa. Que yo entiendo que haya quien crea que Newsradio o Just shoot me! son ejemplos a imitar, por supuesto, pero es que por mucho Dave Foley que trate de sacar esto adelante estamos más cerca de Suddenly Susan, y así no hay quien termine sin esfuerzo un episodio.

En cuanto a interpretaciones estelares, Andrea Martin está espléndida en Working the engels, serie canadiense -que por lo visto tiene pasta americana de la NBC así que ya se encargarán de joderla- que pretende ser su Arrested Development -y si no lo está intentando el creador debería descubrir de donde sale su inspiración- aunque a menor tamaño y siendo imposible de replicar. Eso sí, Martin es una excelente actriz cómica, como siempre, de manera que solo por verla a ella hace que merezca la pena.