Otra semana y más de media docena de novedades. Parece que no aprendemos. Aunque esta vez hay varios programas más… especiales. De entrada este Billy Connolly’s Big Send Off (UK) en el que el conocido cómico se dedica durante dos capítulos a hablar y reflexionar con todo el humor que puede sobre la muerte. No hay mucho más, pero algo es.

No puedo olvidarme esta semana Comedy Underground (USA), llevo ya varias semanas olvidándo y no puede ser. No porque deje de ser un programa más que olvidable -que lo es- tanto como porque merece la pena anotar por aquí su existencia. Vertebrado alrededor de su presentador, David Attell, incluye tras actuaciones de stand-up y alguna aparición especial de cómicos, generalmente ligados al Comedy Central. Y muy poco más porque, como digo, su único interés es la gente que por allí va pasando. Cuando la tiene. Cómo será que ni hay promos ni la gente ha subido gran cosa a internet, con lo que os quedáis sin vídeo.

Hacer series sobre la gente de la informática parece que está de moda porque ahora nos toca la de AMCHaltch and Catch Fire (USA), que como estamos modernos lo han estrenado en Tumblr. En cuanto al contenido, estamos ante una especie de proto-LaRedSocial solo que con intentos de crear clónicos del ordenador personal de IBM ambientada en los ’80 y con un buen trabajo de Lee Peace y una Mackenzie Davis que es la auténtica revelación de la serie.

Vamos con un Reality Infame como los de principios de los ’00, y nada menos que en la gran cadena de aquel entonces, la FOX. Una serie que, además, nos lleva a la evolución natural de aquellos. Así de The Bachelor de la ABC se pasó a esa cadena con el desastre mayúsculo de Who Wants to Marry a Multi-Millionaire? y de ahí al aún más retorcido Joe Millonaire en el mismo canal, cuya evolución lógica ha llevado a este  I Wanna Marry ‘Harry’ (USA) en el que un grupo de muchachuelas estadounidenses concursan por el amor de un desconocido que se les hace pensar es alguien importante. ¿Cómo de importante? Pues, bordeando todos los límites de la credulidad humana, el Príncipe Henry de Inglaterra. Sí, en serio. ¿Qué lleva a un experto en medioambiente a disfrazarse, impostar un acento, pasearse por un palacete rodeado de miembros de seguridad y personal profesional de servicio mientras todos se refieren a ti como Sir para poder bordear la parte más espinosa de la -teórica- ética de todo este asunto? Espero que un montón de dinero. También espero que las chicas, que no tienen culpa de nada, no se conviertan en el objeto de las burlas de la gente. en cuanto al canal, bueno, ya ha demostrado que el paso siguiente a tener un falso millonario es tener una falsa celebridad, habrá que ver por dónde continúan.

 Lo bueno de que se haya hecho este The Maya Rudolph Show (USA) es que demuestra varias cosas, no necesariamente unidas al mismo concepto de poco necesario resurgimiento de las varietes o la falta de la tablas de los nuevos chavales del SNL, tanto como que los invitados famosos funcionan casi mejor que los presentadores famosos, que Rudolph merece más espacio del que está teniendo y que por mucho que le des más libertad a los guionistas lo que acabas logrando muchas veces es versiones más grandes de lo mismo de siempre. Y en este caso sí me refiero de nuevo al SNL.

Detenme si la has oído antes: Un ex-delincuente sale de la cárcel y por avatares del destino acaba asociándose con un ex-policía, y trabajando juntos los dos en resolver casos al margen de la policía y del mundillo del hampa. ¿Qué? ¿Te suena? Eso es porque es Old School (AU), título que define intenciones desde el principio y que como pasatiempo agradable con buenos actores detrás, Bryan Brown de caco y Sam Neill de poli, tomado con su necesario sentido del humor clásico funciona como buen forraje. Y, de momento, poco más.

La historia de Tyger Drew-Honey es curiosa desde el principio, actor juvenil al que pudimos ver con once años en la comedia inglesa Outnumbered, ha estado apareciendo en papelitos mientras la serie seguía su andadura típica inglesa deambulante y se ha convertido en una presencia habitual. Así que no es en realidad tan extraño que le hayan dado su propio espacio documental: Tyger Takes On… (UK), de momento de tres episodios. Otra cosa es que los temas elegidos -más aún para un actor de 18 años al que se conoce desde que tenía poco más de 10- sean un poco especiales, como el cuerpo perfecto, el amor o la pornografía. Claro que esto último es más comprensible teniendo en cuenta que sus padres son actores pornográficos, especialmente su padre, conocido por su pseudónimo de Ben Dover y considerado el actor porno inglés más famoso del mundo -ya, bueno- lo que lleva a escenas padres-hijo inevitables, claro. ¿Los documentales en sí? Pues poco menos que versiones un poco más adultas de lo que podría entender un jovenzuelo como trabajo para el instituto. Siempre que luego un equipo de profesionales se lo editara, claro.