Las tres caras del miedo (I tre volti della paura, 1963)

El 31 de julio de 1914 nacía en San Remo el director (y más, muchas más cosas) Mario Bava. Estamos, por tanto, en su centenario. Por múltiples motivos podemos considerarle como uno de los directores más influyentes del Siglo XX, sobre todo con sus contribuciones variadas a las corrientes cinematográficas más populares: influyó en el giallo con lo que podríamos considerar como la patada inaugural en La muchacha que sabía demasiado (La ragazza che sapeva troppo1963) igual que después haría con el slasher en Bahía de sangre (Reazione a catena, 1971) y aún tendría tiempo para filmar un par de obras canónicas de entre las primeras con Seis mujeres para el asesino (Sei donne per l’assassino, 1964) y Cinco muñecas para la luna de agosto (5 bambole per la luna d’agosto, 1970). No contento con lo cual también presentaría su propia visión fantástica dentro de su propia versión del peplum con Hércules en el centro de la Tierra (Ercole al centro della terra, 1961) o La furia de los vikingos (Gli invasori, 1961), entraba en el thriller con Semáforo rojo (Cani arrabbiati, 1964), mezclaba terror y aventura espacial en Terror en el espacio (Terrore nello spazio, 1965), terror a secas con la inmensa La máscara del demonio (La maschera del demonio, 1960) o la toledana El diablo se lleva a los muertos (Lisa e il diavolo, 1973) e incluso la mezcla de cómic, espionaje y delirio pop que es Diabolik (1968). Sin contar la que quizá sea su mejor obra, y de la que ya hablaré otro día, la magnífica Operazione paura (1966) Todo esto eligiendo un poco de entre la treintena de títulos que rodó, de los cuales colaboraría en el guión -cuando no lo redactó entero- de al menos la mitad y en la dirección de imagen de todos los suyos y bastantes ajenos gracias a ese ojo especial que tenía para componer, iluminar y crear magníficas composiciones y planos irreales. Motivos todos ellos más que sobrados para celebrar su centenario. Y tras intenso debate interno en el que podría haber ganado con cierta facilidad cualquiera de las antes mencionadas, o incluso alguna de las que no, la elegida ha sido esta aportación magistral a las películas de episodios: Las tres caras del miedo (I tre volti della paura, 1963).

itrevoltidellapauraEn esta auténtica demostración de versatilidad Bava presenta tres historias distintas entre sí, ambientadas en distintos momentos históricos y con diversos grados de entrada en el fantástico y el suspense -en la versión europea al menos, los americanos organizaron un batiburrillo con la película para eliminar cualquier subtrama lésbica  y de prostitución en el episodio El Teléfono, y aprovecharon para cambiar el orden de los capítulos y rodar nuevos interludios, hasta tal punto que que casi podríamos considerar su versión, Black sabbath, como una película nueva. Pero, eh, al menos a un grupo de músicos jovenzuelos les gustó-, un buen ejemplo de todo lo que era capaz de hacer y de su ya señalada variedad de registros. Aprovechando a Boris Karloff, actor de uno de los segmentos, para realizar las presentaciones de los otros proponía un viaje completo y complejo por los alrededores del miedo.
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De las tres historias, El teléfono está ambientada en la actualidad y carece de componentes fantásticos. En esta primera historia se nos presenta a una joven prostituta que es acosada por llamadas de quien ella cree es su recién puesto en libertad exproxeneta, encarcelado por su culpa y ahora de regreso buscando venganza, el tipo de amenaza que la lleva a tener que recurrir de nuevo a su exnovia. Una creación magnífica, con un uso magistral de las llamadas telefónicas para crear tensión y un juego entre la idea de los tres personajes involucrados en este malsano triángulo de desafectos realmente notable. A continuación, con Los Wurdalak nos introduce en una historia de época y autor, la adaptación de un relato de Tolstoi que se ubica no ya en el siglo XIX sino también en unos parajes entre lo fabuloso y lo legendario, una suerte de Europa eslava imprecisa en la que se desarrolla una historia sobre el amor y la familia con una versión del vampirismo que se usa para hablar de lo que al director le interesa, creando una atmósfera de irrealidad y amenaza en la que la progresión de esta infección se complementa, más que contrapone, con los lazos que nos creamos. Finalmente en La gota de agua tenemos otra ambientación, el Londres victoriano, en el que la referencia esta vez será El corazón delator de Poe con un añadido que en principio parece fantástico pero que podemos suponer tanto parte de una maldición como de la locura causada por la culpabilidad en la que su personaje central va cayendo. Y es que nunca ha sido buena idea robar al cadáver muerto de una espiritista, por valioso que parezca el anillo que lleve, puesto que los sucesos sobrenaturales empiezan a acudir como… moscas. Tres historias, tres ambientaciones, tres estilos, y un solo director. Una forma magnífica de realizar un acercamiento a alguien que deberíamos considerar tan importante para el cine, sea o no de género, por su influencia universal y la calidad de sus obras. ¡Feliz centenario, Signore Bava!


Reglas

Por extraño que pueda parecer entre los tropos también se han de incluir algunas reglas. No tanto porque lo regulen de por sí como porque explican ciertos usos y costumbres. Algunas se pueden considerar como más propias de Internet, sobre todo las originadas en 4chan. Otras, por su parte, entran más en el terreno de los tropos. Y como durante el mes de agosto tendremos una versión muy especial de esta columna -sí, otro año más- vamos a tomarnos el descanso hablando de estas reglas generales. Que podemos separar en tres partes.

En primer lugar vamos con las más generales, de entre la que destaca la Regla de Tres. La unidad fundamental para crear movimiento y enfrentamiento, para mantener las cosas interesantes. Recordaréis lo comentado hace unas semanas sobre los protagonistas. Pero no es lo único que funciona así, también la necesidad de organizaciones, tanto como objetos a conseguir -que siempre ofrece la posibilidad de Uno el protagonista, una el antagonista, más tensión para la tercera- o en la manera de realizar la organización, bien desde un punto de vista lineal -Presentación, Nudo, Desenlace- como desde la fórmula de presentación de adjetivos o la del funcionamiento de la repetición para historias clásicas o de chistes que introducen una variación final -el tercero de los hijos, el último de la serie de nacionalidades- que ayuda a cambiar la narrativa para lograr el efecto deseado, sea una lección moral o un efecto humorístico. Una Regla muy seria, como vemos.

Luego está la Regla de la Amenaza Superior que es una de esas cosas que tiende a arruinar la narración continuada porque cada amenaza debe ser mayor que la anterior y, claro, cuando uno se ha enfrentado a la destrucción de una casa, un edificio, una ciudad, una región, un país, el mundo, el universo, la realidad toda… ¿a qué se puede enfrentar? Podríamos pasar de esta regla a hablar de la progresiva necesidad en los blockbusters de poner en peligro a todo en absoluto. Pero eso mejor otro día. Por algún extraño motivo eso parece aplicarse con frecuencia a las narraciones de organizaciones malignas -en la de torneos tiene más sentido- de manera que el protagonista va encontrándose con un enemigo superior hasta llegar al de arriba del todo que será el mayor experto de todos. -O, como poco, el que tenga mejor guardaespaldas-.

Y, claro, están las reglas de escritura: La pistola de Chéjov es la más famosa, dice que la pistola (que podemos adaptar a cualquier otra cosa) que se nos muestra como de pasada en el primer acto será usado antes de que termine. Porque si no va a ser usada no debería estar ahí. Es una de las reglas más antiguas y manipuladas, bien sea para subvertirla creando unas expectativas sobre el uso de un objeto o el desarrollo de una acción como para adaptarla de mil maneras distintas. Volveremos sobre ello cuando hablemos de Ladrillos, McGuffins y la armería de Chéjov.

– Debería decir algo del Efecto Kuleshov, que demostró como la contraposición de una imagen varía su interpretación al ponerse otra a su lado. La misma imagen con distintas contraposiciones parecerán ofrecer un registro y otro que ofrezca una narrativa completa para ambas. Pero como es más un recurso y una curiosidad mejor no darle mucho más bombo-.

De momento pasemos a la Tercera Ley de Clarke: Cualquier tecnología suficientemente avanzada es indistinguible de la magia.Lo que teóricamente debería prevenir para que se trate como magos por el público a aquellos que logran hechos increíbles que no son sino ciencia. Lamenablemente en una época post-McGyver -y aún más postJobs– la regla se ha invertido para que cualquier cosa que se haga por ¡MAGIA! se pueda colgar a tecnología avanzada. Si alguno recuerda a cuando -¡Hace cuatro años!- hablamos de la Informágica ya sabe a lo que me refiero.

Algo que hace inevitable pensar en La ley de (Nathan) Poe: Un punto de vista extremista es absolutamente indistinguible de la parodia del mismo. De manera que da igual lo alocado que pueda parecernos la postura de la parodia, la realidad se encargará de superarlo. Algo a lo que puede sumarse la versión para realities -o programas del corazón, o lo que sea, a ver si os creíais que ellos no tenían reglas- conocida como La Zona Tyson, es decir, Algunos famosos logran una reputación tal que cualquier historia sobre ellos, por grotesca que nos pueda parecer, suena plausible. ¿Incluido un espectáculo en Broadway o unos dibujos animados parodia de Scooby Doo para Adult Swim? Podéis marcar ambos en la casilla de Real de Tyson. Bien mirado ambas reglas sirven para demostrar que la separación entre ficción y realidad no siempre es tan fuerte como puede parecernos en primer lugar. O para considerar el mundo en que vivimos, en el que el Gobierno de España cumple ambas.

Luego están las sugerencias para los escritores, ya sea el Efecto Chris Carter que viene de unas declaraciones suyas en las que decía que «SI los fanes deciden que los guionistas nunca resolverán sus tramas, dejaran probablemente de seguir su trabajo.» Siempre he pensado que ese probablemente era lo que le dio fuerza durante años. Podemos añadir esta otra sugerencia, esta vez con la Ley de Chandler: En caso de duda, saca a un hombre entrando por la puerta con una pistola en la mano. Entre esto y que Christie recomendaba que en caso de decaimiento de la trama se matara a otro personaje entendemos cómo se llegó al éxito de las películas de acción. Y que existan cosas como el Postulado de Lord British, Da igual que muestres un personaje inmortal en un juego SIEMPRE habrá un jugador que intente matarlo.

Terminemos esta parte con una de las múltiples adaptaciones del concepto de Token Lady, y es que El Principio de la Pitufina dice que Habrá solo un personaje femenino en los dibujos animados no creados en exclusiva para chicas. Un principio discutido y demostrado extensamente -y que aún queda lejos de todo lo que podemos encontrar en Los Pitufos– que acabaron llevando a un sutil cambio en la realidad llamado Dos chicas en el equipo que funciona para evitar esas tontas quejas que es que como son las personas espectadores, así que se meten más chicas en relación 3:2 para que haya suficientes como para evitar quejas y no tantas como para que parezca para chicas. ¡Es un avance!

De momento pasemos al segundo gran grupo, vamos a reconocer a los chicos de /b/ algunas creaciones populares. Así, más allá de la problemática que hay en alguna de esas reglas; la más obvia tanto por superada como por explicar la misoginia inicial de internet sería la Regla 29: On the internet men are men, women are also men, and kids are undercover FBI agents. que enlaza tanto con el concepto  En Internet nadie sabe que eres un perro como con esa idea de sus inicios, ampliada en la Regla 30: Girls do not exist on the internet, de que si alguien se presentaba como una mujer era, sin duda, un Camionero de Cuenca, creando toda una disparidad de trato a los identificado de una forma con respecto a los otros; mientras que otra no dejan de ser cosas genéricas o puro juego de contraposiciones cínicas, pero hay tres que podemos comentar aunque sean parte más de la parte externa del asunto que de la interna:

Regla 34: Si existe, hay porno. Sin excepciones. 

En un sentido de existencia, por cierto, que se refiere más al concepto de si has pensado en ello que de discusiones filosóficas sobre que algo exista o se haya creador. Es una regla que se autocumple en combinación con la siguiente, pues la Regla 35 establece que Si no hay porno de ello, se creará. Y por si alguien no entiende el motivo o la necesidad se redondea con una Regla 36 de alcance universal: No importa lo que sea, es el fetiche de alguien.

Algo que, a su vez, podemos unir a la Regla 63: Por cada personaje masculino hay una versión femenina (y viceversa). Que lleva por coletilla: Y siempre habrá porno de esa versión. Si no lo encuentras entonces puedes ir a la Regla 62: Ello ha sido crackeado y pirateado. Puedes encontrar cualquier cosa si buscas con el suficiente tiempo y empeño.

Lo que nos lleva a la Regla 46: Internet es un SERIOUS FUCKING BUSINESS, y esta sí que será más de interés. No porque saber que todo tiene su versión del sexo opuesto, que todo excita y todo tiene porno -y si no lo hay lo habrá- sean menos interesante tanto como porque la existencia de los SFB de la Regla 46 sirve para ilustrar que siempre habrá un algo, por ridículo que nos pueda parecer, que será considerado como SFB en una historia y, por tanto, motivo para que funcione la narración. Da igual que sea amasar pan, la historia de los cómics, sing-alongs de Ricardo III o Relojes Nazis, para ellos son un motivo más que razonable para movilizarse y, de hecho, habrá una gran cantidad de gente que piense lo mismo en ese universo.

Todo lo anterior ha sido entretenido pero las Reglas que acaban sirviendo para tapar agujeros y callar bocas son las que se agrupan bajo un sombrero general que podemos llamar la Rule of Cool. Seguro que su mismo nombre hace que alguno sospeche de lo que va el tema. Si además añado que bajo está Regla de Molar se puede hablar también de una Regla de Gracioso, Romántico, Aterrador, Encantador, Dramático… ¡Lo que sea! Y estoy seguro de que ya sabéis lo que voy a explicar a continuación:

La Suspensión de Incredulidad quedará en el aire mientras un personaje o trama funcione con la finalidad de Molar. Da igual que nada tenga sentido, que haya formas más sencillas de lograr el mismo resultado o que la situación sea absolutamente ridícula. Lo importante es QUE MOLE. O que resulte Gracioso, Romántico, Aterrador, etc… Esa capacidad de sorprendernos y encandilarnos funciona como un trile mental, mientras se mira eso no se suele ver el cartón en el truco e incluso si alguien -¡maldito sea!- lo señala preferiremos ser engañados porque la versión ofrecida… ¡MOLA! -Y así nos va como espectadores-. Si alguien cree que no es una de las formas más poderosas de construcción es que no ha estado atenta durante años. Da igual lo ridículo que parezca el plan o lo físicamente poco probable que sea que explote un coche o que reviente una cabeza acabando con todos los problemas. Otra cosa es que lo diseñado para MOLAR no acabe de funcionar con el público o, peor aún, que los ejecutivos tracen sus planes y en lugar de crear algo que MOLE creen un Poochie.

Y de entre todas estas reglas podemos volver a señalar una como especial, pues la Regla de Sexy dice que si es Sexy podemos creer en cosas. Como en la protección de bikinis de cota de malla o en amazonas con zapatos de tacón . Por algún curioso motivo cuando el sujeto de la regla es un hombre se presupone que se trata de homoerotismo. Porque, claro, siempre será más importante que se haga por gustar a otro hombre.

Fuera de esa hay aún tres reglas más. La de Empatía, que dice que podemos crear empatía con cualquier personaje u objeto simplemente presentándolo y que esa empatía afectará a su comportamiento e importancia en la historia. De modo que un personaje sin presentación podrá morir al instante pero para un personaje por el que se ha desarrollado empatía -incluso aunque lo desarrollado sea odio- harán falta algunas escenas para su muerte y despedida.

La de Diversión afirma que esto en lo que estás invirtiendo tu tiempo tiene que ser divertido. Así que, bien, un análisis de ADN podría tardar semanas y a saber cómo de creíble podría resultar, pero es que para entonces el público ya se habría olvidado de tu caso porque eso llevaría hacer tramas y no un Asesinato de la Semana así que mejor pasarse por el forro la verdad a favor de la diversión, lo que, al final acaba logrando que al familiarizarnos con ello encontremos lo segundo más verosímil.

En cuanto a la de Percepción, lo que nos dice es que la audiencia tiene que ver o escuchar algo para que suceda. De ese modo a la porra las reglas de la física, otra vez, porque lo importante es que se puedan escuchar los gritos en el espacio, los filos suenan, el sabor o el gusto deben ser comentados e interpretados, la oscuridad deja un resquicio para que veamos, en fin, todas esas cosas que parece que los espectadores necesitamos para entender la historia.

Al margen de todo esto, y a modo de resumen, aún quedan unas pocas palabras que decir. Y es que ya lo decía la Revelación de Sturgeon: El 90% de cualquier cosa es basura. Aunque lo hacía para añadir como corolario que ese 10% bueno es tan bueno sea SciFi como Narrativa Generalista. Es una regla es quizá una de las más importantes pero aún las hay más definitivas.

Sobre todo estas tres: La Máxima de Bellisario dice que lo mejor es no examinar los hechos muy de cerca. El Mantra de Mystery Science Theater 3000 es, recordémoslo, es solo un programa, debería relajarme. Y, por encima de todo, la Ley de Moff acuñada en io9, cuando estés haciendo crítica de algo siempre habrá alguien que te diga: ¿Por qué no puedes limitarte a disfrutarlo?.

¡¡¡Pues porque es más divertido así!!! ¡Y esas son las reglas!


Un grupo de estudiantes deciden movilizarse ante lo que consideran un trato injusto por parte de la administración a una compañera inmigrante, eso lleva a otra serie de protestas y movilizaciones que acaba con cambios en la ley injusta, adaptación a musical de la historia y adaptación de ese musical a telefilme -con algún momento de música- en la BBC con el nombre de Glasgow Girls (UK). Lamentablemente la adaptación no termina de decidirse entre el uso de las canciones o su mero carácter de puntuación emocional de la trama así que el resultado acaba siendo realmente extraño, como si alguien hubiera dado un baño de GLEE! a un telefilme de mediodía.

Realizar parodias obvias ha sido desde siempre trabajo de las series cómicas menos pensadas, las que viven aprovechando el momento y no suelen durar demasiado, de manera que cuando HULU anunció que sacaría el mockumentary The hotwives of Orlando (USA) y, bueno, los guiones son exactamente eso, lo que uno esperaría en Queen of Jordan o cualquier parodia que decidieran hacer en Adult Swim, pero el desastre no acaba de llegar porque las actrices cómicas que están detrás de los personajes centrales logra salvar los trastos: Casey Wilson, Danielle Schneider, Angela Kinsey, Kristen Schaal, Tymberlee Hill y, por supuesto, Andrea Savage, que junto a una cuadrilla de cómicos y famosos entran, salen, y se mueven por la serie dando un motivo para verla al margen de sus guiones.

Un día tengo que escribir sobre lo que afecta el canal de emisión a las series previstas, sobre todo tras un ejemplo tan claro como The lottery (USA). Una premisa cercana a Hijo de los hombres con uno de sus responsables, pero como esto es Lifetime el resultado es un thriller descafeinado y conspiranoico. En fin, podría haber sido peor, podría haber sido para SPIKE.

En USA son tan modernos que en vez de Matrimoniadas hacen Married (USA) que sigue siendo sobre unos señores casados que discuten pero yo que sé. La diferencia fundamental es que esto parece realizado por una apuesta con la intención de hacer la comedia menos divertida y más apasionadita posible.

Una buena manera de saber si un documental paródico -el famoso mockumentary– funciona es ponérselo a alguien que no sepa que es una parodia y esperar a ver cuánto le lleva darse cuenta. Con People just do nothing (UK) podría verse la serie entera y seguiría dudando. La historia de una radio pirata y sus trabajadores está organizada de tal manera que nunca tengas muy claro si la idea es reírse entre ellos, de lo que parodian o del público, y puede llegar a ser tan poco interesante para el que no sepa de lo que hablan como muchos documentales. Pese a todo, resulta una idea interesante y agradezco que esto exista.

En USA Network han decidido hacer una serie sobre un médico que pierde su trabajo en un hospital y eso le lleva a acabar aceptando trabajar de una manera… diferente… como médico privado de gente con dinero que puede permitirse una atención exclusiva y que cuiden de ellos casi como niñeras, además, claro, de saber guardar sus secretos. Es decir: Royal Pains. Pero como esta ha entrado ya en su sexta temporada han decidido repetir la jugada con Rush (USA) que va a tener, se supone, un aspecto menos para toda la familia y más juvenil y peligroso. En fin, yo que sé, ¡si es hasta el mismo canal!

Hablando de series que no tienen perdón, con Satisfaction (USA) volvemos a los matrimonios. Uno que está en crisis y decide que tiene que arreglarlo como sea. Aunque eso implique aburrir a muerte a los espectadores. Sobre todo si parece que la idea de detrás es que pueden hacer cosas sexies y salvajes a la vez que están en un canal de cable generalista, así que tienen el margen de maniobra de un anuncio. Y ni siquiera de lo de Fa. Ahora, parece que lograr que los espectadores cambien de canal une mucho.

De entre los prodigios interpretativos vistos en la televisión británica uno de los más brillantes fue el de Joanna Lumley en Sensitive Skin, serie de dos temporadas que lograba ir destilando mala leche y humor negro a la vez que presentaba unos grandes actores protagonistas, con un último capítulo de la primera temporada que era para ponerse en pie a hacer ovación cerrada estuvieras donde estuvieras. Ahora HBO Canadá ha decidido hacer su propio Sensitive Skin (CA) y en lugar de Lumley ha puesto a Kim Cattrall y,bueno… Desde luego no es lo mismo.

Con The Strain (USA) tenemos otra de vampiros, aunque estos no dejan de ser diferentes. Pero, vamos, que por mucho Guillermo del Toro como fuente original -risas- y director del piloto que veáis esto no deja de ser forraje. Mejor que el libro, eso sí, pero ideal para rellenar tiempo en verano y poco más.

Con You’re the worst (USA) el problema es complejo: No funciona porque se esfuerza demasiado. Sí, hemos entendido que los protagonistas principales son seres despreciables, y que pese a eso van a tener una relación. Y que se van a hacer putaditas el uno al otro. ¡No necesito que el piloto entero vaya de eso en exclusiva! Mientras el resto de personajes quedan poco menos que pintados en una pared se insiste una y otra y otra y otra vez en lo lamentables que son estos tipos y sus vidas. Todas sus apariciones van destinadas a eso. Así que, ¿no deberíamos asumir todos que lo hemos cogido ya y pasar a lo siguiente que se nos quiera contar? Que no estoy pidiendo tridimensionalidad en los secundarios en el piloto -bueno, sí, pero sé conformarme con lo que hay- pero digo yo que algo más podrán mostrar de los protagonistas, ¡que esto es una sitcom, no una pareja hablando de los malos que eran sus exes! *Suspiro*


EnterAMurderer

Que no os engañe el extraño nombre, Ngaio Marsh es una escritora neozelandesa. No una cualquiera, estamos hablando de una de las cuatro Reinas del Crimen originales. Precisamente por eso se me hace tan extraña su ausencia durante tantos años de las estanterías españolas. No es que esperara un éxito similar al de Agatha Christie, eso es casi imposible, pero al menos sí el que Dorothy L. Sayers o Margery Allingham han tenido y de las que podemos encontrar Los secretos de Oxford en Lumen o El tigre en la niebla en RBA. ¿Por qué Ngaio no ha tenido la misma suerte? Francamente, no soy capaz de entenderlo. Y de ahí este pequeño recordatorio.

Enter the murderer es la segunda de las novelas policíacas de la autora, aparición de nuevo del personaje de Roderick Alleyn, uno de esos Detectives de Clase Alta, que centró su producción criminal, y primera ocasión en la que se vería uno de los elementos recurrentes en sus obras: El teatro. El gusto de Marsh por el teatro y la pintura, aficiones que tenía desde sus años de formación, fueron introduciéndose poco a poco en su obra, hasta el punto de poder hablar de toda una sección de asesinatos teatrales. En esta ocasión asistimos a una visita al teatro que acabará siendo memorable no solo por la gente implicada y todo lo que se ve y se intuye entre bambalinas, también por que el crimen acaba ocurriendo delante de todos los espectadores. Incluido nuestro investigador que pasará pronto a encargarse de descubrir lo que ha ocurrido, las relaciones entre todos los implicados y el oscuro secreto -rodeado por otros secretos igual de oscuros- que ha acabado causando esta muerte.

Es difícil elegir uno de sus libros o ponerlo por encima de otras posibilidades pero como por algún lado hay que empezar y este reúne ya algunas de las características más habituales de la autora pese a estar solo en la segunda de las 32 novelas de Alleyn – hasta 1982, el mismo año de su muerte, estuvo publicándolas- pudiendo considerarla además una de las diez mejores – me parece un punto de entrada suficientemente bueno para animar a la gente a que le de un tiento. Al fin y al cabo uno puede moverse a donde quiera con una reina.


Libros que Llegan: Silver Kane, Curtis Garland, Historia en viñetas de la Gran Guerra y más

Continúa el calor, siguen disminuyendo las novedades. Aunque, para mi sorpresa, aún han salido algunas. Normalmente para el 15 de julio ya no queda ni los restos de los restos que no lograron salir para la Feria pero, eh, ¿quién sabe nada? Si al final hemos tenido casi una docena. Así que ya sabéis:

¡Que entre la pila!

Rancho Drácula de Silver Kane, ed. DarkLand

Rancho-Dracula-prueba-1-1-300x412De entre las iniciativas recientes que se están dando con la edición una de las más interesantes -para mí- es la recuperación del bolsilibro, nuestra propia versión del pulp, a través de la reflexión, la emulación y la recuperación. Precisamente para esto último, recuperando y añadiendo prólogos que analicen obras y autores, ha aparecido la editorial DarkLand. Quizá no sea la mejor época del año para realizar un lanzamiento, pero lo importante es que ha acertado sin duda con sus dos primeras elecciones. En este primer libro nos han traído de vuelta a Silver Kane, el gran Francisco González Ledesma, quizá el escritor más reivindicado de aquella época gracias a sus carrera continuada mediante transición a grandes grupos acompañada por éxitos paralelos con premios incontables en el género negro. Aquí, sin embargo, se recupera el género por el que Kane era más conocido: El Western. Y lo hacen con uno no solo interesante sino, además, lleno de referencias al fantástico.

El fantasma de Baker Street de Curtis Garland, ed. DarkLand

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Y para el segundo libro, otro de los grandes: Curtis Garland, Juan Gallardo Muñoz, con la recuperación de un pastiche con cierto aroma holmesiano que muestra de nuevo un cruce de caminos entre el género negro y, de nuevo, el fantástico. Una gran elección de nuevo que hace preguntarse por los próximos pasos de la editorial. Esperemos que puedan seguir ofreciéndonos y rescatando a nuestros grandes clásicos más olvidados.

Historia en viñetas de la gran guerra de Louis Raemaekers, ed. Ginger Ape

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Ya lo veis, cuando menos se lo espera uno aparece de nuevo la Primera Guerra Mundial. En este caso en forma de recopilatorio de viñetas del gran Louis Raemaekers, dibujante anti-alemán que fue pieza importante para los aliados gracias a su descarado sesgo propagandístico a su favor. Sus ilustraciones, de gran crudeza en algunos casos, sirven para mostrar no solo cómo se contó la guerra sino, además, como se convenció a la población de que estaban en el bando correcto. Otra buena recuperación.

Cuentos selectos de Aldous Huxley, ed. Edhasa

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Antología de la obra breve narrativa de Huxley que consigue ofrecernos una perspectiva general de él más allá de sus célebres novelas y de la obra ensayística que lo respalda. Al ser selectos y no completos el volumen queda algo delgado pero, por otro lado, ofrece lo mejor que realizó el escritor en este campo.

El teorema de Katherine de John Green, ed. Nube de Tinta

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El éxito de Bajo la misma estrella está precipitando la publicación del resto de obra de John Green. Un tipo majísimo más allá de lo sencillos que puedan ser o parecer sus libros. De momento este tiene amor, viajes, reflexiones sobre el amor, la vida, el universo… Lo que no sé es dónde pretende meter el dibujo de la portada.

El reloj milagroso de Antoni Escrig, ed. Almuzara

 

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Historias variadas, de una longitud que va más allá de la mera anécdota, repasando la historia de los ingenios mecánicos a través de sus más destacados momentos. Con el objetivo puesto en los robots va  desgranando apariciones, imposturas y la evolución en busca de esas máquinas prodigiosas de las que habla en su subtítulo.

La felicidad nos dejó cicatrices de Ulises Juárez Polanco, ed. Valparaiso-la-felicidad-nos-dejo-cicatrices
Curioso el caso de este nicaragüense, autor de cuentos en el que el tema de la felicidad suele estar presente, con preferencia por incluir al menos toques de humor pero que, sobre todo, deja ver unas referencias a otros autores que dejan la duda de hacia dónde irá evolucionando. Esperemos que sea a la independencia.

El alma japonesa de Enrique Gómez Carrillo, ed. Satori

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Ensayo desde una óptica española de la forma de ser de los japoneses, pero todo ello en clave clásica puesto que el autor estuvo allí unos años a partir de 1905 siendo este libro el resumen de los comentarios que la forma de ser y comportarse del pueblo nipón le merecieron. Lo que sirve para ver cómo eran entonces tanto ellos como nosotros.

Seconds de Bryan Lee O’Malley, ed. DeBolsillo

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El nuevo cómic del autor de Scott Pilgrim, ofrecido esta vez en color dentro de una edición más que razonable, está más cerca de ser una obra romántica independiente con toques -más leves de lo que el propio transcurso de la obra podría hacer pensar- fantásticos de lo que su anterior obra nos podría hacer esperar pese a que, yendo a lo fundamental, los parecidos sean obvios. Mientras tanto, tenemos una historia autoconclusiva que parece pertenecer al subgénero de magia y comida y que en sus mejores momentos nos hace recordar a Rumiko Takahashi y en los peores a los más transparentes intentos de ser guay de las películas para adolescentes del Disney Channel. El resultado final se queda entre medias así que podemos lamentarnos de que no haya ido a más o alegrarnos de que no saliera peor. Eso ya es al gusto del consumidor.

¡Y se acabó por esta semana! Ahora a esperar a ver si sale algo para la próxima, que eso sí que me sorprendería a estas alturas. Pero si algo parece demostrado es que uno nunca acaba de saber. Si aparece algo habrá nueva entrega, y si no… ya la acabará habiendo cuando lo haya, sea eso cuando sea. Hasta entonces, espero haber podido entregarle la Epístola a Absence en algún momento.


Popularidad y cifras para todo el mundial

Es que en la tele ya están otra vez poniendo solo fútbol. A todas horas. 

Esa queja señalaba el punto de partida de otro de esos momentos importantísimos y blablabla para los amantes del deporte. De ese deporte en concreto. A veces es difícil entender por qué uno y no otro, teniendo en cuenta que tampoco parece que las victorias en mundiales o europeos sean realmente lo que llama la atención a los espectadores. Pero el caso es que había, una vez más, fútbol.

Particularmente no estaba muy preocupado. Si algo ha tenido de bueno el paso del sistema pasivo al activo es que en la actualidad uno no está tan atado a lo que echan en la televisión, y si algo bueno ha tenido esa ley de la jungla en lo audiovisual que es ahora Lo Televisivo es que ha quitado de en medio lo más popular para aquellos a los que no nos interesaba.

Pese a lo cuál no dejaba de estar sorprendido. Si algo me han enseñado las sucesivas Guerras del Fútbol es que una cosa es ser popular y otra que haya gente realmente dispuesta a pagar por ellas. Como curre con los Juegos Olímpicos, muchas veces el dinero pagado para ofrecerlos no parece estar en relación con lo que se va a ganar. Y, sin embargo, dos noticias parecían contradecir está opinión.

La primera era el pastizal que Mediaset había decidido dejarse en el Mundial. Entendía que Mediaset lo hiciera por tratarse de una de las pocas empresas que no había tenido que ver en las dos guerras anteriores más que desde la marginalidad de diversas quejas y denuncias, pero no como parte activa de la tontada y, sin embargo, se había encontrado entre sus manos con los derechos de emisión en 2010, cuando la compra de Cuatro en 2009 los ponía sobre la mesa. La experiencia había sido tan buena que entraba en lo lógico que quisieran repetirla. Pero, ¿a qué precio? La anterior emisión había marcado el récord de espectadores y de share. Pero eso no significaba -ni mucho menos- que volviera a suceder. Sobre todo si había una temprana eliminación española.

Que es lo que pasó. Las acciones de Mediaset cayeron un 3,17% en bolsa al día siguiente. Aunque eso no tenía en cuenta la excepcional expectación televisiva que el segundo partido había levantado, convirtiéndolo en un éxito de -si no otra cosa- audiencia. Que de fondo se moviera la adquisición final de Digital + por parte de Telefónica, algo que se acabó cerrando en los primeros días de Julio.

La audiencia, sin embargo, no decidió de un día para otro dejar de interesarse por el fútbol. Simplemente no fueron tan absolutamente excepcionales, pero sí muy buenas, cierto es que la audiencia del segundo partido de España no volvería a repetirse, ni siquiera con la final, pero eso solo demuestra que una cantidad alta del público estaba allí para ver ganar a los suyos.

Lo que nos lleva a Estados Unidos. La paulatina subida de audiencias allí del fútbol, más allá de historias culturales y creaciones que van siendo conocidas -es decir, independientemente de que veamos a Lisa Simpson jugándolo o escuchemos el término Soccer Moms– parecía demostrar que este mundial acabaría subiendo en audiencia. Y vaya si lo hizo.

De nuevo la afirmación de que la gente lo ve más por ver ganar a los suyos hizo que el USA vs Portugal se convirtiera en un partido de récord. 18 millones y pico en ESPN, sí, pero esto es USA y aquí hay más tela, y no me refiero a los 1,5 millones de espectadores de internet. Me refiero a que había otra cadena con vocación de Network aunque aparición mayoritaria en Cable Básico, emitiendo el mundial. Me refiero a Univisión, el canal de Televisa que emite en los USA con programación en Español y que fue la elegida por 6,5 millones de espectadores para verlo. Tengamos en cuenta que ESPN es también un canal de Cable, y aunque sea un clásico del paquete más Básico (se calcula que el 85% de hogares con televisión lo reciben) no dejan de ser los datos de un evento no emitido por ningún generalista.

Lo que llevó a titulares sobre su éxito en audiencia en comparación con otros deportes tradicionalmente más seguidos en Estados Unidos como el Baloncesto, el Béisbol o el Hockey. Datos un tanto engañosos dado que la MLS (la Major League of Soccer estadounidense) sigue teniendo unos bajos datos de audiencia. Que quizá ayude a subir este mundial y que, en cualquier caso, ya habían ido mejorando los últimos años permitiéndoles lograr mejores tratos con las cadenas que quisieran emitir sus partidos -sí, ESPN y Univisión, pero también la FOX– dejando clara una segunda característica del público norteamericano: Lo que adoran son los grandes eventos.

Quizá ese ha sido el problema. Frente a otros juegos que han creado niveles en los que se acercaba a una final metiendo no solo presión sino también interés en el Quién pasará el transcurso de una liga puede hacer que algunos partidos sean más interesantes, pero ni igualados de la misma manera ni tan definitivos como a ellos les gustan. Claro que suficiente tienen ya tratando de entender el bajo número de goles o que pueda no haber ganadores. Preocupaciones que seguro la MLS aprender a circunnavegar si quiere seguir adelante a buen puerto con el invento.

La posibilidad de ver a múltiples estrellas de gran cantidad de países distintos, la diferencia entre los jugadores de esos países y los países en que a su vez juegan, lo excepcional de que solo se celebre una vez cada cuatro años, todo eso ayudaba a convertirlo en algo más del gusto estadounidense que, por ejemplo, la también emitida en cable básico Premier League o la ya mencionada MLS. De modo que más que con otras ligas parece que hay que considerarla con otros eventos excepcionales, y ahí está como un sustituto para años sin Juegos Olímpicos de Verano. Y con menos posibilidad de ganar medalla. Lo que, al fin y al cabo, hace más meritorias las buenas cifras.

Buenas también en España. No como para que en Mediaset pudieran lucrarse con locos anuncios y -como decíamos antes- habría que conocer muy bien los tratos para saber si han logrado sacarle dinero al trato. Pero no parece que fuera el desastre que se pronosticaba en un principio.

Pese a lo cual el gran ganador parece ser de nuevo el organismo que monta estas competiciones, el encargado de poner el cazo y tomar decisiones un tanto extrañas. Pero no voy a contarnos nada aquí que John Oliver no hiciera en su ya mítica invectiva en Last Week Tonight, de modo que os pongo el enlace y ya.

En resumen: Que esto tiene mucha audiencia, que en unos mercados va hacia arriba y en otros demuestra haber alcanzado techo y que esta gran audiencia debería demostrarnos un par de cosas. La primera, que no se puede hablar tranquilamente de la emisión de retransmisiones deportivas al margen del trabajo televisivo. Oh, sí, el partido se celebrará aunque no lo vea nadie, pero parece claro que precisamente porque lo ven se está celebrando. Y que el hecho en sí de un resultado anima a seguirlo en lugar de usar las técnicas propias de otras narraciones y verlo cuando haya terminado. Esto nos podría meter en una discusión sobre si el resultadismo es más importante que la narración que podría verse relacionada con si el giro inesperado debe prevalecer, y si el eventual Destripe es peor en el primer o segundo caso. En segundo lugar debería dejar claro el matiz popular del asunto: Lo ve tanta gente como cualquier otro de los géneros populares, lo desprecia gente con tanto ardor como si quisieran separar su propia superioridad del tipo de gente que mira estos espectáculos, como si fuera telebasura y no una competición deportiva, por mucho que algunos resortes y gran parte del contexto se pueda superponer. Algo que, en general, pasa con mucho de los movimientos populares porque, en fin, son populares.

Y como todo lo que es popular no viene mal dedicarle un poco de atención de vez en cuando, aunque sea para no lograr sacar más en claro que hoy:

La gente ve las cosas que le gustan ver incluso cuando parecía poco probable que las vieran por falta de identificación o calidad. 

Lo que, de alguna manera, resume la popularidad en su totalidad. Y luego que para qué iba a hablar yo de fútbol.


El Mary Sue Issue

Mi intención para este repaso de tropos era centrarme en generalidades antes que en concretos, con la intención de poder avanzar todo lo posible, sin embargo la necesidad de hablar en profundidad del término Mary Sue me ha llevado a dedicarle toda la columna de hoy.

La utilización cada vez mayor del término ha hecho que, como siempre, la palabra tenga cada vez más personas usándolo y, por supuesto, muchos significados. Negativos, en su mayoría. Pero precisamente por la variedad y disparidad de esos significados merece la pena echarle un ojo a la historia y aplicaciones del término.

Todo empezó con la divulgación de la ficción fan. Esas obras conocidas como fanfiction o fanfic -incluido aquí, que así tardo menos en escribirlo- llevan existiendo poco menos que toda la vida pero solo desde la creación de comunidades fan han sido compartidas. Esto es, bien mediante fanzines, revistas de socios y con la llegada de la electrónica en foros, listas de correo y demás variaciones web.

En esas historias se podía encontrar de todo: Continuaciones del producto original, ingeniosas explicaciones de los cabos sueltos, expansiones de personajes secundarios y -por supuesto- sexo. Pero además, y en ocasiones reuniendo todas, están las historias de autoinserción, esas en las que el escritor, bien de forma directa o bien a través de un personaje creado para la historias tras el que se enmascara, decide vivir ese mundo.

El problema de esas historias era que tendían a exagerar incluso más que los fanfics habituales uno de los grandes problemas de este tipo de narrativo: la perfección de su protagonista que le lleva a ser no ya el centro de atención de donde quiera que se encuentre sino a lograr el amor, los dones y lo que sea que se proponga, solucionando todos los problemas con su mera presencia o, como mucho, deseándolo muy fuerte, sin importarle las relaciones o reglas establecidas. Que no es algo que sea un problema exclusivo de las obras no-oficiales -y esta va a ser mi única mención a Moffat en toda la columna-  pero si un rasgo característico que, por fuerza, tenía que acabar saliendo por algún lado.

El año era 1974. Paula Smith, una aficionada a Star Trek, venía observando que en muchos de los fanzines que se vendían o intercambiaban aparecían estas historias de autoinserción, y que al reunirse en las convenciones -hacer comunidad, como os decía, y que nadie trate de convenceros de que es algo reciente o novedoso-, así que decidió escribir una parodia: A Trekkie’s Tale que procedió a editar en el segundo número de Menagerie, el fanzine que realizaba con su amiga Sharon Ferraro. -Si os dicen que en el fandom no hay chicas tampoco hagáis mucho caso-.

En el relato se mencionaba su belleza, sin demasiados alardes, se hablaba de se excepcional como la más joven de la academia que había logrado su puesto con solo 15 años, su excepcional herencia que la hacía medio-vulcaniana pero que lograba esconder como humana, su relación de parentesco con uno de los personajes principales, su enorme carisma que llevaba a todos a admirarla y su brillantez que acababa llevándole a sacrificarse y a ser llorada por todos la que la conocieron. Esta visión original de Lo Mary Sue era realmente por tanto básica, algo comprensible por ser el inicio del tropo y dado que no duraba más que unos pocos párrafos para demostrar el espantoso estilo y la cortedad de desarrollo.

A partir de ahí ambas empezaron a usar el término Mary Sue en sus reseñas -bueno… a Lt. Mary Sue story a decir verdad- de fanfics, favoreciendo que otros lo hicieran también. Smith había descubierto un tropo, nombrándolo y estableciendo un término para nombrarlo. Por eso dejó de ser suyo. Más aún cuando se empezó a mirar en retrospectiva y a hablar de otras narraciones en las que se pudiera aplicarlo, con ejemplos realmente antiguos como a algunas historias enviadas a las revistas infantiles en el siglo XIX. -El fenómeno fan, que decía antes-.

La mayor parte de estos tics estaban para quedarse pero otros iban a desarrollarse más aún. La belleza de una Mary Sue se iría volviendo más exótica, con colores en ojos y pelo realmente inesperados, casi sobrenaturales, y un mayor detalle a la ropa y lo bien que le quedaba, incluso aunque fuera parte de una tripulación uniformada. Sus talentos serían mayores y más inesperados. Sus fallos, mínimos. A veces ni siquiera fallos, como mucho consideraciones propias de alguien demasiado bueno. Lo que hace que de inmediato todo el grupo de personajes principales se vuelvan chiflados por ella. Reducidos a meros comparsas que cantan sus alabanzas y elogian sus múltiples talentos mientras acatan sin rechistar sus órdenes. ¿Y si alguno de los personajes regulares es un tipo solitario y arisco? ¡La Sue está por encima de eso y pronto le tendrá comiendo de su mano! Pero, tranquilos, que puede que algún personaje no sea así, sobre todo si se trata de la actual mitad de una pareja ya establecida con la que nuestra heroína ha decidido… seguir. Por supuesto el retratar a ese desagradable, insensible y asqueroso personaje con toda la ecuanimidad posible es una tarea imprescindible.

El asunto es que una vez estaba fuera y nombrado el marysueismo comenzó a ser una fuente de problemas. Como los gremlins, fue reproduciéndose en diferentes variedades que hacían más complicado de determinar y que, además, tenía algunos problemas añadidos. Así que antes de seguir vamos con los dos principales:

¿Por qué Mary? ¿Por qué no un hombre? Al fin y al cabo parece que lo que estamos hablando es de un persona que es practicamente El favorito del profesor así que, ¿hay necesidad de referirnos a él con un nombre femenino? Centrémonos en que, efectivamente, ha habido intentos de nombres masculinos: Gary Stu, Marty Stu… pero ninguno ha funcionado demasiado. Quizá porque uno de los problemas es esa idea de que sea un personaje añadido. Independientemente de la discusión sobre si hay más mujeres escribiendo fanfics que decidan autoincluirse tenemos que aceptar un hecho: La mayoría de ficciones, especialmente aquellas de corte más aventurero,  tienen un componente hegemónico masculino.  Hay una mayoría de aventureros incluso aunque haya también mujeres en el grupo. En el mejor de los casos -pongamos Buffy– es más fácil encontrar una paridad que una superioridad. De tal manera que si se va a incluir un personajes en una ficción ya establecida parece más sencillo por multitud de razones que van de la diferencia al romance pasando por la simple inserción de uno mismo siendo el autor mujer. No quita eso que habrá quien pueda pensar que a la gente le chirría más un personaje que no deja de ser un Capitán Superior McAwesome cuando es una mujer porque es mujer. Vivimos en ese tipo de realidades. Pero precisamente por eso conviene señalar y usar Mary Sue también con los hombres, que se note que no es un peyorativo femenino. Sobre todo porque la gente tiene esos esquemas mentales que nos llevan al segundo punto.

¿Es siempre Mary Sue aquello a lo que llamamos Mary Sue? Pues unas veces sí, otras no. Como todo. El asunto en sí va de lograr que usemos ese nombre cuando más se acerque al término original o, si estamos usándolo en una de sus variantes, explicar qué tipo de modificación respecto al original lleva. Habrá gente que lo use como insulto, peor incluso: habrá quien lo use para referirse a personajes que no le gustan o no le parecen creíble simplemente porque es un término con mala fama, igual que podría llamar al personaje chocarrero aunque no sea tosco o grosero. La gente, a veces, no usa las palabras con el significado que tienen. Da igual lo a menudo que la usen; hay gente que siempre usas esa palabra, y dan ganas de decirle: no creo que signifique lo que tú crees. En ese caso lo mejor que se puede hacer es corregir amablemente y tratar de explicar el significado más adecuado. ¡Todos con el lenguaje!

Hechas estas brevísimas explicaciones, volvamos con nuestra estrella. Porque, como decíamos, el término fue difundiéndose y, con ello, variando. El matiz de autoinclusión del autor en la historia se fue diluyendo, el de favorito del profesorOjito derecho era nuestro término pero el inglés Teacher’s pet casi me parece más autoexplicativo- fue ganando espacio mientras la locura a la hora de nombrarlo -frente a la simplicidad de Mary Sue- fue alcanzando proporciones tan épicas como su aspecto exterior, su cada vez más dramático trasfondo, o los dones que iban consiguiendo. Y, por supuesto, cada vez son menos trabajos amateur los juzgados y más obras originales a las que se les ha añadido un personaje -que suelen sufrir el escrutinio del respetable no vaya a ser un Mary Sue, uMary Suen Poochie o, peor aún, un Scrapy– de manera que la primera en aparecer, con enorme rapidez, fue la Canon Sue. -Y esta será la única

Hasta el punto de que en muchos casos la idea que hay del tropo es precisamente esa: El personaje superguay y superspecial que, en general, no es que sea lo contrario del Show, don’ t tell[1], es que lo destruye. Le vienen las cosas tan dadas, sin que el público haya visto que hiciera nada para ganárselas, que provoca un efecto de rechazo. Y no, no estamos pidiendo esfuerzo o penurias, solo de demostrar competencia.

El problema está, claro, en que no siempre es solo competencia lo que debe demostrar. Sobre todo en las muchas variedades que en TvTropes han recogido: Si toda la aventura acaba tratando sobre ella, sobre su vida, sobre su pasado sobre… es una Black Hole Sue; si la cosa va por el lado romántico, con la búsqueda de amor que aquí lo importante es ver con quién se queda de entre toda la gente superguay que se da de golpes por ella por increíble que nos parezca, entonces es puede ser, en caso de Amor pero no de sexo, eh, sin tocarnos,una Purity Sue;  personalidad desquiciadilla que, pese a todo, consigue atraerlos, Jerk Sue; y si en realidad solo quiere que un personaje y ella sean novios y ya, entonces es una Relationship Sue. ¡O puede ser un asunto de poder! Bien porque sea capaz de arreglar cualquier situación como buena Fixer Sue; sea una táctica magnífica -normalmente porque todo termina con un Sabía que harías esto desde el principio y que no habría un solo fallo en mi plan– como buena Mary Tzu, cuando no tiene todo tipo de poderes elementales que la sitúan muy por encima de los mortales (tranquilos, no abusará de ellos porque se los olvida constantemente) como buena God-Mode Sue. Luego los podemos organizar en relación con la obra original, si se dedica a usar a un personaje preexistente cambiándolo a su gusto será una Possession Sue mientras que si se limita a ser una copia del mismo estaremos ante una Copy Cat Sue. Si el tema va de utilidad podemos tener a una pobre desgraciada de la que solo puedes sentir pena como la Sympathetic Sue, o peor aún, de un personaje que no tenga talento ni utilidad alguno como la Anti-Sue, lo que no impedirá que todo el mundo esté encantado con ella, claro; que solo podría estar más en el lado contrario si fuera como nuestro último ejemplo, la todopoderosa y diabólica Villain Sue. A ver si os creíais que solo los buenos podían ser Sue.

Este furor por las Sues ha hecho que sea un poco complicado a veces moverse entre tanta categoría cambiante y tanto movimiento. Además, con lo que me enrollo casi mejor terminar con un resumen de lo básico. Como con todos los tropos no se trata de cumplir la lista de cualidades al 100% sino de encontrarse con una mayoría.

Una Mary Sue Clásica: Será una personificación del autor de la historia que se autoincluye en ella, generalmente estableciendo un vínculo con un personaje pre-existente, para interactuar con los personajes y lograr de ellos respeto, validación y quizá hasta romance.

Una Mary Sue Moderna: Será un personaje tratado con preferencia por su creador y, en muchas ocasiones, un añadido de un autor sobre el trabajo de otro anterior.

Cualquier Mary Sue: Será un personaje querido y reverenciado por todos, con múltiples características especiales tanto en su -excepcional- aspecto como en su -trágico- pasado y todo tipo de fabulosas y muy útiles cualidades especiales que lo mismo dará que no veamos en acción o no se usen correctamente. Muy a menudo la historia girará sobre él, bien por acabar dependiendo las decisiones y acciones, por tener que ver con su historia personal o porque resolverá las situaciones aunque sea con su sola presencia.

Los problemas estaban allí esperando, claro. Camille Bacon-Smith le dedica todo un capítulo de su interesante -aunque muy noventero- Enterprising Women: Television Fandom and the Creation of Popular Myth en el que explica entre otras cosas como el nombre pasa a ser utilizado para golpear personajes femeninos protagonistas sin tener en cuenta otras consideraciones y como lleva a algunas autoras a evitarlo a cualquier precio. Reduciendo las protagonistas de su mismo sexo. La misma Paula Smith acabó renegando del término por la forma en la que había sido adoptada y utilizada en contra de las mujeres. Los autores, por su parte, en cuanto se veían venir la queja hicieron lo que se les ocurría para tratar de evitar la denominación. Quitándole alguna parte para que no se pudiera acusar de serlo, como si solo el pack completo valiera para adjudicar la característica; otros trataron de validarlo señalando el problema, algo que no hace mucho por la credibilidad de la historia ni mucho menos por la del autor; unos pocos han decidido jugarlo como parodia, no se trata de que el personaje sea todo eso sino de que es una burla bien dentro de un texto más serio o, más habitualmente, en mitad de una historia que ya es paródica de por sí.

Ofrecer un recorrido en el que un personaje creado originalmente como parodia acaba dando lugar a una versión propia parodiada parece demostrar no solo el enorme éxito del término y la popularidad de lo que representa sino, sobre todo, como el principio puede acabar siendo el final, ejemplo de lo redondas que pueden acabar siendo algunas creaciones.

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1Show, don’t tell posiblemente sea una de las primeras y más importantes reglas de la cosa del narrar. Y lo es porque los autores siguen empeñados en enunciar, bien como narradores o bien a través de personajes, en primera o tercera persona, las cualidades y características de propios y extraños. Esto, que sirve para asuntos físicos y puede resultar útil para temas más complejos como, pongamos, la situación económica o social -que luego se puede reformar mostrándola, eso también- alcanza niveles de delirio cuando se usa para caracterizar psicológicamente o para establecer las habilidades de un personaje. Si se nos insiste en lo inteligente que es pero solo se nos muestra metiendo la pata, o se establece su capacidad de hacer algo una primera vez para olvidarse del asunto para siempre -algo que sirve también con orientaciones sexuales y religiosas, por cierto- , lo que pensaremos es que nos están tratando de vender una moto pinchada. De ahí la importancia del consejo y lo habitual que es que lo incumplan nuestras MarySues.REGRESAR


Libros que Llegan: Lang, Antología de relatos japoneses, Tolstoi y más

Menos y menos novedades cada semana, pero casi que mejor que así se puede ir leyendo con tranquilidad lo acumulado. Todo es ponerse, sobre todo porque aunque sean pocas aún quedan algunas novedades en la recámara como para que se pueda decir:

¡Que ente la pila!

Un cadáver en el jardín de María Lang, ed. Ediciones B15404g A la sueca María Lang ya le publicó Ediciones B un libro el año pasado su séptima novela conocida aquí como La muerte te espera. Ahora toca el turno a la tercera -la industria editorial española, ya sabéis- y el estilo sigue en la misma línea, novelas escritas en los años ’50, extraordinariamente sencillas y con cierto encanto. Lejos de los sofisticados mecanismos y las construcciones de personajes de Agatha Christie por mucho que nos quieran convencer de lo contrario los alegres chicos de prensa, pero perfecto para un poco de entretenimiento sangriento.

Antología de relatos japoneses de VV.AA., ed. Quaterni 9788494180224-300x450 Tres destacados autores, Ryûnosuke Akutagawa, Osamu Dazai y Kenji Miyazawa, conocidos de sobra por el público español por ser el primero autor de magníficos relatos como Rashomon, del segundo por obras realistas y duras como Indigno de ser humano y del tercero por sus obras fantásticas como El tren nocturno de la vía láctea; de manera que este volumen antológico ofrece una alta calidad de relatos y también variedad en los participantes. Una buena manera de echar un ojo a la literatura japonesa.

Lo que yo pienso sobre la guerra de Lev Tolstoi, ed. Desván de Hantatolstoi_cubierta

La labor de Tolstoi en la Guerra de Crimea podría calificarse como variada, no solo participó en las batallas como oficial de artillería participando por ejemplo en el sitio de Sebastopol con cargo de alférez, también escribió largas narraciones sobre lo sucedido en un estilo a medio camino entre la narración literaria y el periodismo. Precisamente ese texto es el que abre este volumen que reúne sus vivencias y reflexiones sobre la guerra. Desde sus apuntes sobre la hispano-americana, la ruso-japonesa o la de los dujobores hasta textos como Cartago delenda est u ¡Hombres, despertad! además de varios fragmentos y pensamientos extraídos de su numerosa obra, siempre con el mismo mensaje contra la guerra que convierte este volumen en un muy interesante compendio pacifista.

Un sábado con los amigos de Andrea Camilleri, ed. SalamandraUn sabado con los amigos_135X220Una cena de amigos en las que las conversaciones, los secretos, la pulsiones contenidas, se van liberando, permitiendo observar los distintos puntos de vista que cada uno de ellos tiene, los desencuentros y las vergüenzas sufridas y nunca olvidadas van marcando una reunión en la que posiblemente sea más teatral, o más teatralizable, de las obras de Camilleri.

Los peligros de Paulina y otros cuentos selectos de Salvador Garmendia, ed. Salto de Páginapaulina

El venezolano Salvador Garmendia es un narrador menos conocido en España de lo que su obra, especialmente la Memoria de Altagracia, harían esperar; de manera que una recopilación de relatos como esta, que presenta lo mejor del autor y permite hacer de puerta de entrada a su obra.

El museo del silencio de Yoko Ogawa, ed. Funambulistacover_museoConocida sobre todo por La fórmula preferida del profesor, Ogawa ha ido transitando por todos los registros posibles, desde obras más sentimentales a otras dulcemente fantásticas e incluso coqueteos con el género negro, quizá como suma de todo esto llega El Museo del silencio que inicia la acción con una idea realmente inesperada a partir de la cual irá moviéndose entre esa cercanía a lo que podríamos considerar un realismo mágico oriental y un planteamiento más propio de las novelas de suspense.

Ver es un todo de Henri Cartier-Bresson, ed. Gustavo Gili9788425227578_06_xCompendio inesperado de entrevistas y escritos de Cartier-Bresson, reunión extraordinariamente útil para conocer al fotógrafo dado lo esquivo que era para hablar, especialmente de su propia vida. El volumen resultante no es, por lógica, muy extenso pero, precisamente por eso mismo, sí muy interesante para comprenderle mejor.

A la carta de Valentí Puig, ed. Elbaelb-puig_200x300_86ffff25b4feb0f57214302d66a9bc32

Curioso repaso de cartas ejercida por Puig en la que se reúnen todo tipo de cartas entre todo tipo de personas, desde amantes a músicos y presidentes del gobiernopasando por correspondencia puramente intelectual o cultural, todo un repaso al género epistolar.

Cómo hice el diccionario de Émile Litré, ed. Olañeta9788497168939

El autor del Diccionario de la Lengua Francesa cuenta en este breve opúsculo los problemas y trabajos que hubo de acometer para sacar adelante tan magno proyecto. Una curiosidad para amantes de la parte más lexicográfica de la lengua.

Sylvia de Howard Fast, ed. Navonasylvia De E. V. Cunningham se suele señalar que es el pseudónimo con el que el escritor represaliado Howard Fast firmaba sus intrigas criminales mientras permanecía en la Lista Negra de McCarthy, no tanto que se le deben magníficas obras de género negro como esta que aquí se recupera de nuevo para el lector español. Historia de una mujer misteriosa, el detective encargado de realizar un completo informe sobre su pasado y, de fondo, un prometido con ganas de saber a lo que se iba a enfrentar. A medio camino entre un estudio de la obsesión y otro sobre los bordes e intereses que podrían decidirnos a discutir lo que es una Mujer Fatal y lo que es la autoprotección cuando sabes que nadie vela por ti. Un libro de los de mucho disfrutar.

Hasta aquí llegamos hoy, y todo parece hacer pensar que la semana próxima será aún menos lo que podremos apilar. Pero no os preocupéis, si no hay libros esta semana, o la siguiente, ya los habrá la que venga a continuación. Siempre hay libros. Y, si no, hay relecturas.