Empezamos el año con una serie australiana: Black Snow (AU) es una producción para Stan Australia que podría haber sido una serie británica de detectives. El personaje central, de hecho, parece sacado de alguna serie con varios títulos a sus espaldas. Dos líneas, una en el pasado y otra en el presente, una serie de sospechosos, algunos ‘grandes temas’ y un sentido general más cercano al rellene que al auténtico interés. Está bien para rellenar la tarde de un fin de semana. Poco más.

Que espanto este Copenhagen Cowboy (USA), que parece imitar los peores tics del neo-Noir y el neo-Giallo probablemente porque resulta que es una serie de Nicolas Winding Refn. Lo único que puedo decir es que si queréis algo con una duración excesiva, una puesta en escena chusca y mucha cosa estética que sale de la unión de una suerte de naturalismo con luces de neón entonces vale. Pero a mí ya me ha hecho perder suficiente tiempo con su piloto.

Hablando de experimentos, este Kaleidoscope (USA) pone tan poco esfuerzo en lo que está contando que es normal que se anuncie como que puede verse en varias secuencias, en un momento determinado llegué a considerar que era una parodia. Pero se lo toman demasiado en serio como para ser realmente una coproducción -algo que presupongo por el nivel de inglés de alguno- y bueno, supongo que hay gente que bebe gaseosa a palo seco. No sé si le interesará mucho la serie pero entiendo que está cerca de ser el público más probable para estos experimentos.

Por lo visto hemos vuelto a los noventa y nadie me lo había dicho, porque este Olhar Indiscreto (O)(BR) tiene toda la falta de sentido común y esa intención de provocar excitación y solo lograr aburrimiento mientras miras al reloj a ver si se sueltan el pelo, que caracteriza a los derivados sin alma que poblaron aquella época. Una lástima este quedarse a medias, porque claramente lo último que necesitaba esto era una mediocridad poco áurea.

Sorprendentemente interesante este Paul T. Goldman (USA) que viene del director de la segunda de Borat y parece compartir mimbres con The Rehearsal, pero en realidad lo que tiene de importante es a un personaje central alucinado que parece vivir en su propio país de maravillas y a quien el director parece en todo momento seguir la corriente menos por convencimiento que por una suerte de cámara oculta vuelta del revés. Da igual sus contradicciones o los momentos de exceso al contar la propia historia, como si de una versión invertida de El show de Truman, el director permite que se nos cuente la historia real como si fuera un True Crime pero, sobre todo, como si su personaje principal realmente estuviera diciendo cosas razonables. De ahí que lo peor que tiene la serie es la duda de si el personaje central está en la broma o es la broma, porque en el segundo caso las posibilidades de javiercardenismo son, quizá, demasiadas para no sentir lástima por la falta de ética. Y es que todo lo que en The Rehearsal parecía una impostación buscando el efecto de realidad aquí parece real buscando el efecto de ser falso. En fin, hay peores maneras de comenzar el año de series.

El problema principal de The Rig (UK) es de partida. Supongo que -sobre todo- del concepto en si. No porque sea complicado o simple o cualquier cosa (los trabajadores de una plataforma petrolífera se quedan aislados en mitad de una irregularidad meteorológica), y por suerte no juegan a ser Lost más de lo necesario porque están entretenidos mostrándote  quién es cada uno y los problemas que tienen al margen de este suceso extraño. Pero es que la situación ha sido tan repetida que en realidad tampoco es tan extraño. Solo en Doctor Who se me ocurren al menos un par de veces que se han hecho capítulos con una premisa similar -aunque supongo que en este caso no estarán los Zygon, quizá ni nos Silurians ni los Sea Devils-. Así que el punto fuerte tiene que ser precisamente ese apartarse todo lo posible, que sucede regular porque no estamos hablando de una historia que permita volver sobre lo que está sucediendo sino de una historia sobre algo ajeno que va a por ellos. En fin. Que supongo que si uno no tiene demasiado problema con todo esto es algo con lo que rellenar una tarde de fin de semana. Porque esto da para lo que da.

El menos malo de los estrenos de Netflix de esta semana es Totenfrau (O)(AU) y es una de esas pelis de después de comer alargada hasta convertirla en una serie en lugar de en la película que tendría que haber sido. Una mujer ve como su marido es atropellado, está convencida de que no ha sido un accidente, y se pone a investigar. No tiene mucho más y probablemente tampoco lo quiera o requiera. Pues bueno, forraje. Pero al menos forraje que no hace a uno llevarse las manos a la cabeza.

Inesperadamente este Romantic Getaway (UK) es una bastante insulsa serie con un reparto que se supone merece más, una premisa que es solo un poco mejor que la de una película de Lifetime y un único elemento redentor en la figura de un Johnny Vegas alejado de sus personajes habituales y peligrosamente cerca de parecerse a Ted Cruz. Ojalá fuera solo una serie de acción fallida, porque su fallo sería más tolerable que como fallida comedia.

Lo otro que traen los ingleses es uno de esos docudramas suyos, en este caso Stonehouse (UK). La historia de un ministro que es tremendamente increíble, aunque pasara a la vez que el escándalo de Lord Duncan. Y, desde luego, fuese bastante más entretenida con una narración exterior. Me temo que esta historia desde dentro revela demasiadas cosas que podrían haber tenido mucho mejor efecto retrasándolas, y lo hace para favorecer a una serie de personajes que no podrían dar más lo mismo. Para que luego digan que no hay una forma incorrecta si la historia es buena.

Dentro de la extensa variedad de maneras para aburrirnos que Netflix ha traído esta semana no podemos dejarnos La vita bugiarda degli adulti (O) (IT) que es algo así como una historia de secretos familiares contados con una desgana, una tranquilidad y una serie de topicazos pero, sobre todo, con uno de los peores usos del narrador que he tenido la desgracia de soportar. Simplemente no.

Malo era lo que nos encontrábamos con Will Trent (USA) durante el comienzo de la serie, peor es que en realidad sea solo medio capítulo y hayan decidido dejar el final para la que viene. Como si la que viene fuéramos a dedicarle atención. Vender una historia necesita algo más y algo mejor. Sobre todo cuando parece venir de esa tradición de canales estadounidenses como USA Network pero le ponen un caso que haría morirse de vergüenza a cualquiera de ellos, si flojo es el misterio normalmente aquí estamos ya en unos niveles en los que las series de la CBS parecen obras maestras del crimen. Antes de los primera 30 segundos asistimos a la llegada de una mujer a su casa, cuando llega hay una ventana rota, cristales delante, y la puerta abierta. Unos minutos más tarde el investigador titular señala… que el agujero en el cristal está lejos de la manilla. A nadie parece importarle que los cristales estén por fuera. Durante todo el piloto. Total, que el piloto con su media historia se termina y aquí no hay nada de lo que tirar. Yo solo pido que el showrunner de la próxima de estas se revise los clásicos -incluso los clásicos modernos- y se pille una suscripción a BritBox y Acorn para que dejen de producir estas cosas bochornosas.