Mentalmente tenía The Chemistry of Death (UK) -el libro de Simon Beckett en el que se basa esta serie de Paramount +– como uno de esos títulos que salieron a mediados de los ’90s a rebufo del enorme éxito de la Scarpetta de Patricia Cornwell que nos acabaría llevando hasta el CSI televisivo. Pero no, salió a mediados de los ’00s, con la serie ya en pleno éxito. Y con eso y con todo hay una de esas mezclas de crímenes brutales y ciencia forense que hace que parezca una década anterior.  En cuanto a la serie en sí, tiene las imágenes pero no se atreve a usarlas, y tiene también las posibilidades pero… en fin, no es que la novela fuera una gran cosa, pero si además te dedicas a repetir planos de contemplación de los paisajes y a estirar las conversaciones lo que consigues puede entrar como Evocativo o como un Peñazo. Yo soy más de los del segundo grupo, claro. A ver si hay más suerte la próxima vez que quieran montar una de estas.

Le reconozco la gracia a Crash Course in Romance (O) (CS), que decide tomar la premisa vamos a decir que ridícula -un profesor y la madre de una alumna tiene pinta de que van a acabar liados- subiéndolo al 11 haciendo que el profesor sea El BTS de la educación, el profesor estrella de un colegio estrella para que los estudiantes salgan lo mejor formados posible. Como si lo importante fuera la educación y no los contactos que fueran a hacer en esos centros. Claro que no es solo que el profesor sea tratado como una estrella y protagonice rutinas de pelea o de baile para anunciarse en… bueno, a estas alturas sospecho que más internete que la televisión. Es que la madre es una ex-atleta olímpica coreana que ahora tiene una tienda de comida. Algo así como un takeaway. También hay algunos otros alumnos, padres, compañeros de trabajo. Lo cierto es que parece bastante más pensada de lo que uno creería, con ese punto de desvergüenza habitual de las producciones asiáticas, y el humor a juego. Así que parece que han logrado algo que no esperaba: Superar la premisa de película de sobremesa de fin de semana para estirar sus posibilidades -o imposibilidades- gracias a elevar al 11 toda la situación, No sé lo que aguantará ahí, pero el piloto funciona.

Parece que ni a la ITV le interesa mucho  The Family Pile (UK), pese a lo cual la han estrenado. Hay algún nombre entre los creadores y actores -bueno, actrices más bien- que sonarán un poco o pueden dar referencias. Lo cierto es que da igual, la idea de Un grupo de hermanas deciden desmontar la casa de sus padres tras la muerte de estos con idea de venderla supongo que podría haber dado para más pero en estas manos no parecen saber bien qué hacer con la idea -a ratos parece incluso que no saben si quieren una comedia o un drama- y lo poco que hacen suena a viejo. En fin.

Tan poco interés tiene la ITV que ni ellos ni nadie ha subido un trailer.
Esta semana de plataformas que parece que ni ellas mismas saben lo que estrenan sigue con GRIND (O) (NI) en Prime, un drama bastante del montón en el que lo mejor que se puede decir es que parece claro que hay alguien intentando esforzarse. Pero, claro, montar una historia sobre la pasión con un grupo de strippers de por medio… Digamos que parece una forma sencilla y no muy imaginativa de sacar el famoso sexo, drogas y violencia de los sitios de siempre y ponerlos a correr de manera no muy inspirada. En fin.

Estoy seguro que algo se puede sacar bueno sobre En Place (O) (FR) si le dedicaras suficiente tiempo dándole. El problema es que no se lo merece.  Porque lo que sacarás sería probablemente algo sobre el manejo de los populismo, el reflejo de la política en la ficción o que la última vez que vi una historia así fue con Chris Rock, que venía detrás de Eddie Murphy, que no tenía nada que ver con lo que hizo James Earl Jones. En estos últimos casos -salvo el de Jones, porque The Man era una aproximación setentera bastante más seria- tenemos a gente racializada que logra el poder. Aquí tenemos… bueno, es un poco mitad la de Murphy y mitad la de Rock. Excepto que el nivel del supuesto humor tiene más la fecha de la de Earl Jones. En cualquier caso: Ni es original, ni es divertida, ni tiene interés alguno. Su descripción política es en el mejor de los casos lamentable -incluyendo ejemplos como el de una candidata que odia los penes porque es feminista- así que… un original de Netflix.

Viendo Junji Ito Maniac: Japanese Tales of the Macabre (USA) quiero mandar un mensaje público a Netflix: Si no quieres hacer una serie puedes no hacerla. Porque para ponerle una de las peores animaciones que recuerdo -que a estas alturas es el estándar de animación de Netflix– y no ser capaz de establecer una narración, un tono o una forma de que las cosas chocantes tengan algo de impacto… yo qué sé. Te ahorras montar la serie, yo me ahorro verla, todos nos ahorramos el bochorno. Estoy seguro que de las historias de Ito podría haber salido una serie al menos competente. Os puedo asegurar que no es esta.

Lo que más me ha dado The Last of Us (USA) es pereza. Supongo que es la serie indicada para echarse la siesta mientras te intentan montar una versión de The Walking Dead que se toma demasiado en serio a si misma y que, francamente, tampoco tengo muy claro qué me quiere contar. Desde el pico de cosas zombies de hace como década y media hemos visto todo tipo de versiones de, básicamente, la misma historia. Podría ser peor, claro, al menos aquí tienen más dinero que en una producción de The Asylum. Pero no hay absolutamente ningún rasgo de un giro interesante, una perspectiva distinta, una forma que no esté quemada de tanta utilizarla. Y esperar que lo salven los actores y sus interpretaciones porque esta es una historia tridimensional con personajes bien definidos es, además de no conocer lo que se ha hecho antes en el género, mucho esperar. Excepto, por supuesto, que de lo que quieran matar a los no-los-llames-zombies sea de aburrimiento.

La forma en la que Maternal (UK) logra ser la clásica serie de hospitales y, a la vez, darle una vuelta es curiosa al menos. Porque sí, es lo de siempre. Pero logra meter un giro con la vida de las tres protagonistas al repartir ese peso y crear, además, un punto de partida común -las tres son médicos que vuelven al trabajo tras una baja por maternidad- y distintos desarrollos generales y culturales de cada una de ellas. Un poco como una Stacy Malibú con un gorro nuevo. No es lo suficientemente distinto como para decir que sea precisamente arriesgada, pero es capaz de encontrar algo que ofrecer en una fórmula más que consolidada. Así que tampoco me voy a quejar.

Estoy gratamente sorprendido por Night Court (USA). Quizá porque estaba preparado para lo peor. De hecho, si hubiera llegado a mirar los trailers lo mismo ni me acerco. Pero resulta que, con sus problemas, han logrado hacer una buena serie. Gracias, sobre todo, a unos guiones que no son muy actuales pero sí que están bien trabajados de una manera clásica, muy propia de los ochenta y noventa a los que muchas veces hace referencia sin necesidad de hacerlo de manera ostensiblemente falsa. Es cierto que la serie original tardó un par de temporadas en encontrar su paso, pero desde el principio tenía a unos personajes bien delineados, entre los que el Dan Fielding de John Larroquette podía ser claramente el mejor, que es un poco lo que pasa ahora. No solo porque además en este caso no tenemos el Bull de Richard Moll o la  Selma de Selma Diamond, y claramente no tenemos al honorable Harry T. Stone de Harry Anderson. Pero no es menos cierto que el Mac de Charles Robinson, la Christine Sullivan de Markie Post, o la Roz de Marsha Warfield llegaron en la segunda, tercera y cuarta temporada respectivamente. Así que, bueno, ya iremos viendo. (por cierto, Robinson y Post, igual que Anderson, fallecieron ya, así que supongo que no tirarán por allí) Aunque se nota que no se fiaban en la cadena y no han puesto dinero, o lo han puesto solo en Larroquette -que puede ser magnifico o estar en una gran serie, y que aún así la cancelen. Véase The John Larroquette Show– porque se nota que hay menos dinero, de manera directa o proporcional, para todas las cosas. Por suerte los guiones, aunque a la antigua, están bien montados, y los actores -excepto Larroquette, claro, que está enorme- lo hacen razonablemente bien. Se nota que Melissa Rauch tenía muchas ganas de encarnar a Abby Stone, la hija de Harry, y que está decidida a sacar el proyecto adelante con un personaje muy alejado de Bernadette y más happy-go-lucky pero coherente con el tono de la serie y con la forma de actuar. Así que habrá que ver si hay suerte y con el rendimiento y los cambios de reparto logran acabar de darle el empuje que la serie se merece. Porque logra capturar todo el espíritu de esas series clásicas con un reparto como la original, NewsRadio o Just Shoot Me. Por cierto, el secundario que logra robar los dos capítulos con casi nada de tiempo en cámara es Dimiter D. Marinov con un Nikolai que toma el relevo del Art Fensterman de Mike Finneran. En fin, no puedo creer que vaya a decir esto, pero bien por este remake.

La mitología siempre tiene sus curiosidades. Por ejemplo, el mito de la mujer-serpiente o el de la serpiente y la medicina se repite en distintas tradiciones. En el caso de la Shahmaran (O) (TU) su origen es Persa, está muy arraigada en el imaginario kurdo y aquí estamos, con una serie Turca. Que en realidad es una telenovela con fondo fantástico. De nuevo, es curioso, porque uno esperaría que la parte fantástica fuera lo que más pesara, pero parece que siempre encuentran una manera de que sea la otra la que importe. Quizá por el exceso de duración de los capítulos o la necesidad de llenar varios. Lo cierto es que da la sensación de que hay demasiada duración para tan poca historia como realmente cuentan. De hecho, da la sensación de que han usado esta historia como excusa y tampoco van a explicar o importarle mucho. Así sale luego lo que sale. En fin.

La capacidad de Apple TV + para construir el mejor repertorio de obras infantiles/ juveniles por el método de adaptar libros en lugar de personajes no dejará de sorprenderme. Pero aquí estamos, con Shape Island (USA), una obra realmente encantadora que sabe mantener el espíritu de los libros de Jon Klassen y Mac Barnett, y aunque leyéndolos parecieran inadaptables han encontrado una manera de capturar el espíritu de la letra de Barnett y de las ilustraciones de Klassen, pese a convertirlo en su propia versión de la historia. Un gran trabajo.

Una vez más Netflix nos ofrece la oportunidad de una ventana para ver qué se hacen en otras partes del mundo y resulta que en otras partes del mundo intentan copiar lo que parece que gusta en las demás. No sé qué sentido tiene montar este Shanty Town (O) (NI) para que lo que nos encontremos dentro sea una historia de sexo, violencia y blablabla con -esta vez- cortesanas y un jefe de los bajos fondos de las drogas -no confundir con las strippers y el jefe criminal de las drogas de GRIND, unas series más arriba- que de nuevo necesita más dinero en su producción. Y, posiblemente, alguna idea nueva. Al menos queda el consuelo de ver que en Nigeria las producciones televisivas se hacen como en España.

Viendo el piloto de That ’90s Show (USA) me salían varias preguntas, la principal era ¿Qué necesidad?, por supuesto. Pero dado que esto parece más una búsqueda incansable de series antiguas que poder revivir -y que todos recordamos lo que pasó con That ’80s Show. Y si no lo recuerdas es EXACTAMENTE eso lo que pasó- así que llegar a los ’90s era cuestión de tiempo. Esta vez han decidido no alejarse de la fórmula original, y por fórmula queremos decir los actores que tenían. Por supuesto no pueden sacar a todos -es decir, además de los que no tienen acusaciones de abuso sexual y esas cosas- pero sí darle más espacio a los padres de Forman, y traerse a la hija adolescente de este para que pase el verano con ellos. Y aquí llegamos al asunto. La actriz principal y sus amigos tienen un rango de unos 15/17 años y, a ojo, el único miembro del reparto que era así de joven en la original era Mila Kunis. El resto eran más tirando a veinteañeros, especialmente Masterson. Pero bueno, si han decidido optar por una aproximación más Nickelodeon allá ellos. Me temo que no va a funcionar porque necesita a la vez que te hagan gracia los guiños al pasado y tener ganas de ver a un grupo de chavales nuevos, de manera que es como tener un nuevo tipo de historia lastrada por la otra. Cuál es cuál supongo que depende de las preferencias de cada uno.

Pues parece que Hallmark ha decidido meterse en las series con viajes en el tiempo con The Way Home (USA), que pone dos líneas temporales, una serie de ‘misterios’ entre medias, y tres generaciones más o menos enfrentadas entre ellas -la verdad es que Andie McDowell parece que está más bien por allí por estar- que se encuentran con este ‘lago mágico’ que funciona también un poco por necesidad más que por algún tipo de motivo. Tanto eso, como el tiempo pasado en otras líneas temporales y el transcurso en la otra, son más recursos del guionista. Pero bueno, si Hallmark quiere montar una de sus historias habituales con una excusa argumental de viajes en el tiempo tampoco vamos a quejarnos, veníamos avisados.

Este Wong & Winchester (CA) es un genérico de policíaco canadiense que olvida que lo más interesante es que tenga algo de gracia. Me temo que ni los personajes centrales ni, desde luego, la trama logran  nada. Y mira que las historias sencillas y encantadoras parecen el sello habitual canadiense, pero ni funciona por allí ni la intriga es mínimamente interesante, limitándose a sacar personaje tras personaje antes que a crear algo que se pueda -o se quiera- seguir. Da la sensación de que alguien necesitaba una excusa para fabricar un relleno que poner en la televisión. Una de esas series para que se emitan de fondo en escenas de otras series.