¡Libros que Salen! Takahashi, «Yo no soy Starfire», Koenig y más

¡Los amigos primero!

No a todo de Guillermo Zapata, ed. Lengua de TrapoEl querido Guillermo Zapata ha decidido escribir un libro sobre El Tamayazo, un libro que sigue la investigación realizada originalmente para una versión audiovisual de la misma historia y que aquí sirve no solo para contar ese momento oscuro en que la voluntad popular fue subvertida por una derecha incapaz de admitir la derrota sin intentar un truco sucio más, también sobre la suciedad de la lucha política que muchas veces depende menos de grandes conspiraciones perfectamente urdidas y más de improvisaciones y chapuzas que sirven para lograr unos objetivos.

¡Que entre la pila!

Mermaid Saga de Rumiko Takahashi, ed. Planeta Cómic

No creí yo que fuera a verlo, pero aquí está por fin. Los tres volúmenes de las Mermaid Saga que Rumiko Takahashi sacó en los noventa. Una mezcla de folclore, terror y romance con caras ocultas, y partes afiladas debajo de una superficie bella y brillante. Probablemente la mejor de las obras inéditas -legalmente- en castellano de la autora.

Yo no soy Starfire de Mariko Tamaki y Yoshi Yoshitani, ed. ECC

Un asunto de madres e hijas, sobre todo de aquellos que no se parecen, y que se crea desde esa necesidad de auto-reafirmarse por parte de Mariko Tamaki y Yoshi Yoshitani, en una de las más interesantes obras dentro de esta colección juvenil de títulos de DC.

La chica que vive al final del camino de Laird Koenig, ed. Impedimenta

Hacia tiempo -al menos desde los ’70, diría yo aún pudiendo equivocarme- que no teníamos este libro -entonces llamado de manera aún más sugestiva: La chica de las tinieblas– en España. Una lástima, porque esta obra -probablemente la más conocida de Koenig– es un buen ejemplo de gótico americano, con su pueblo extraño, sus silencios inquietantes y ese pueblo convertido en un personaje informe que presiona y pregunta, llevando la historia de esta misteriosa chica, de cuyo padre nadie parece estar seguro de nada, y de su amistad con un chico que dice que quiere ser mago, un joven cojo y algo retraído, y de como la libertad de la que goza la joven parece ser motivo de antagonismo con esa masa que es el pueblo. Gótico americano, como tiene que ser.

Una novela extraña y alucinatoria, con un fondo de horror corporal surrealista en un mundo al que una amenaza invisible y tres mujeres luchando contra él.

Koko quiere ser buena de Jen Wang, ed. Sapristi

La primera obra de Jen Wang, sobre un grupo de jóvenes buscando encontrarse y entenderse, con algunas de las características que la harían conocida en el futuro pero aún sin ese estilo depurado. Pero siempre es bueno que se vayan animando a traer más de sus obras.

Vida imaginaria de Natalia Ginzburg, ed. Lumen

Un libro que podría ser de memorias o de ensayo, que aborda asuntos de su vida pero también de su punto de vista y opiniones. Una obra poco conocida pero no por ello menor de la gran Natalia Ginzburg.

La fortaleza de papel de Osamu Tezuka, ed. Planeta Cómic

Las memorias de guerra, de la Segunda Guerra Mundial en concreto, de lo que Tezuka aprendió -o lo que vivió, pero también- combatiendo con los Japoneses. Y cómo su vida cambió como con un vuelco a resultas de la misma.

Mujer Akata de Nnedi Okorafor, ed. Nocturna

Pues aquí estamos, con el último volumen de las historias de esta Bruja/ Guerrera/ Mujer, una obra más cercana a la fantasía en la que Okorafor nos ha ido contando la evolución de su protagonista. Que, de momento, queda completada aquí.

Julieta y Piruleta de Mr. Tan y Paco Sordo, ed. Bruño 

Nueva colección, que sale con tres títulos, de historias con mucho humor y algunas aventuras por parte de una princesa inquieta y su pequeño unicornio.

Nina de Sabine Lemire y Rasmus Bregnhøi, ed. GatoSueco

Un año en la vida de una joven que está notando una separación con sus compañeras. Su mejor amiga ha montado un ‘club del amor’ con una chica nueva que parece muy guay, pero es que ella nunca ha estado enamorada. Así, entre amistad, amor, padres peculiares y la dificultades de hacerse mayor a un ritmo diferente veremos todo para lo que dan doce meses en este cómic costumbrista tan agradable como bienhumorado.

Luis y Tabitha de Stephanie Campisi, ed. PicaronaUna curiosa historia de gatos, amores y clases sociales, con un dibujo elegante y expresivo que sirve para redondear la historia.

Nos leemos.


No sé muy bien qué decir aquí. Porque a mí El amor después del amor (O) (AR) me ha dado muchísimo igual, diría que algún momento me ha producido hasta sonrojo… pero no me lo creería ni yo. El asunto es que sospecho que esto se ha hecho para 1) los fanses de Fito Páez o bien 2) los fanses de los biopics. Intensos, además, porque esta es una historia que -no sé si por necesidad o por decisión- se nos presenta bien intensa. ¿Para quién no es? Aparentemente para mí, que ni tengo especial mitomanía por Páez, ni me parece realmente interesante el relato de la persona, de la música, de la industria o de la época. Meh.

Viendo este Citadel (USA) y recordando Los Anillos de Poder, quiero decirle a Prime que tengo un puente en Brooklyn que le dejo a buen precio. Porque vaya manera de dejarse millonadas en cosas que ni lo lucen -como mucho una cierta pretenciosidad de anuncio de perfume- ni lo disfrutan -porque para una ensaladilla de tópicos como es esta podrían haber hablado con Ammo Content. Es como ver la cosa esa de True Lies si les hubieran dado mucho más dinero que cabeza. No dinero infinito, porque hay cosas como cuando hablan en español que se ve que no han decidido que necesitara a alguien ahí. Así que ese es el aburrido, reiterativo, previsible -mucho me sorprendería que la mujer no fuera una agente doble- y francamente prescindible producto entregado. Uno para el que claramente no han mirado lo que están haciendo en el cine de Asia (Del Sur, Oriental, Sudeste… tanto da, lo hacen mejor) sino, en apariencia, algún foro en el que adolescentes que han descubierto el género piensan que pueden revolucionarlo. Creo que me voy a poner Rabbit Hole, que me apetece ver una serie de espías, con acción y giros, que esté bien hecha.

Una nueva obra infantil en Apple TV+, un nuevo ejemplo de que algo está cambiando en la compañía y no para bien. Este Frog and Toad (USA) que posiblemente suene más como Sapo y Sepo reproduce y captura el espíritu de los libros pero toma decisiones en al animación que no acabo de entender, buscando un estilo entre el clásico y el moderno, con una animación menos cuidada de lo que solía ser habitual en la cadena. Y ya es la segunda vez. Que aquí el estilo aún lo disimula un poco, pero que ya empieza a mostrar una tendencia que, ciertamente, no me gusta nada.

Un drama político y sentimental, eso es Jen hsuan chih jen tsao lang che (O) (TW) la nueva serie taiwanesa de Netflix conocida también como Wave Makers, que presenta la historia de unas elecciones -tras una derrota anterior- desde el punto de vista del personal de campaña: los planificadores y los voluntarios sobre todo. Mostrando un poco de las puñaladas pero, sobre todo, reforzando esa idea de que la gente en realidad es buena y el sistema tiene arreglo porque El Pueblo es bueno y si se le trata con… en fin, os imagináis del tipo de cosa que tratan de hacernos creer. Una especie de Cultura del Esfuerzo Político que de puro edulcorada debería ayudar a vomitar. En fin, la propaganda es así.

Hay veces que ves una serie y tienes que comprobar si no es una serie antigua que hayan estrenado en otra plataforma o en otro país. Con Love & Death (USA) no pasa eso. Con esta vas directamente a mirar si es la segunda temporada de una serie que se haya estrenado antes. Ni siquiera es una sensación de ya haberla visto en el sentido de ‘esto me resulta conocido‘ sino de ‘esto es la prolongación repetitiva de algo que ya he visto‘. Luego he descubierto que ya habían hecho una serie sobre el  mismo caso. Tanto da, porque la diferencia de la aproximación es imperceptible. Aquí toca usar los hashtag de Buena esposa americana, Años ’50s, Iglesia, True Crime Reinventado y Cambio de vida. Es posible que varias estén mal; sospecho que en realidad deben de ser los ’80s o así, me da lo mismo porque lo de los ’50s es porque está en ese pasado mítico estadounidense que es irreal, del mismo modo que hay un personaje que podría estar interpretado por Jerry O’Connell o Ewan McGregor pero, en realidad, es Patrick Fugit. Lo que resumen en general la idea detrás de la serie. Más de lo mismo, poco original, intentado que la actriz principal a cuya mayor gloria se ha hecho esto, Elizabeth Olsen, salve los muebles. Y con una cierta tendencia a que los pelucones distraigan más que la historia. Es decir… ¿quién pensó que ponerle el doble de su peso en peluca a Krysten Ritter era buena idea? Lo de Jesse Plemons no pienso ni intentar comprenderlo, entiendo que es un asunto de gustos y estoy lejísimos. En general hablaría de una Situación Pedro Picapiedra, pero lo cierto es que está casado con Kirsten Dunst -si mal no recuerdo- así que está claro que el que está incorrecto soy yo. Total, que esto más que rancho es morcilla. Aunque sea una morcilla con la cantidad justa de sangre.

Pues bueno. Malpractice (UK), aquí estamos. Uno de esos dramas médicos con una protagonista al borde, muchas cosas a la vez y se supone que habrá alguna trama en algún momento pero lo cierto es que da la sensación de que es una trama secundaria de Nurse Jackie que se ha independizado. Ni mal, ni bien, ni todo lo contrario. Más de lo mismo con, supongo, la esperanza de que en algún momento cambie algo.

No entiendo esta necesidad de querer contar una historia pero pasar los primero capítulos contando otra. Una vez terminado el piloto he ido a ver si el segundo capítulo me contaba más. Pero no había. En este piloto sobre todo tenemos cerditos, la vida de la madre y el padre, hay como medio capítulo antes del nacimiento del protagonista, que es algo que me parece mortal, y luego ya un salto y blablabla. Hasta empezar a mostrarnos cómo es y su -mala- relación con sus padres y blablabla. Así que me he ido al trailer. Y me he pasado un buen rato del de este Nappeun-eomma (O) (SC), o The Good Bad Mother, intentando recordar por qué me sonaban tantas cosas conocidas. ¿Qué era lo que me decía que esta historia de un joven y ambicioso abogado que por un accidente acaba ‘con la mente de un niño’ era algo que ya había visto? Pues, probablemente porque mucho de lo que coge lo coge -o, al menos, es el referente estadounidense- de A propósito de Henry. La película en la que Harrison Ford es un abogado sin escrúpulos hasta que un accidente () le deja con etc… Solo que aquí lo juegan de otra manera. Lo juegan en el contexto de qué llevó al protagonista a ser como era, y cuánto de eso es culpa de su madre que, a la vez, se encarga de aprovechar esta segunda oportunidad. Así que mientras en la película USA se centraban en el matrimonio y la relación con la hija aquí tenemos la relación con la madre -y muy probablemente la búsqueda del amor porque  estas cosas van así. Lo que sirve de demostración de que incluso tomando ideas de otras partes se puede hacer una obra que es claramente distinta. Además de pasarlo a un pueblo en el que la exaltación de la ruralidad -ya sabéis cómo va esto, y si no imaginad la cosa de las películas de Navidad y similares- Una suerte de drama amable -y con cerditos- que explora una relación maternofilial. De nuevo, no es lo mío pero le reconozco los méritos. También le reconozco que 70 minutos es más de lo que estoy dispuesto a aguantar, pero entiendo que eso es -como en el caso español- un mal endémico.

Que sopor más absoluto ha sido este Saint X (USA), hasta el punto de que, en lugar de hacer lo lógico y abandonarla tras un piloto absolutamente insulso en el que no pasaba prácticamente nada y, además, lo hacía a ritmo lento, me puse el segundo capítulo para ver si a partir de ahí la cosa tomaba movimiento. No solo no, sino que, además, tampoco. Es sorprendente, sobre todo, porque el año pasado tuvimos The Resort. Yo qué sé, que le hubieran echado un ojo en lugar de hacer… esto.

No sé yo cómo entender este Sam – A Saxon (O)(AL), que no deja de ser otro de esos títulos de carrera criminal que sigue varias obras anteriores, incluido un documental. Porque lo que está en el centro es el problema racial en Alemania, con un protagonista real que se supone que era fue el primer policía afroalemán del cuerpo, que fue imagen de una campaña antiracismo y recibió tal trato que… dejó el cuerpo. Y se metió a ladrón. Así que los periódicos pudieron seguir atizándole. Y pasó por prisión y blablabl y ahora da cursos y escribe. En fin, yo qué sé. Conociendo la historia supongo que los giros son menos sorprendentes pero, en general, da la sensación de que algo así podríamos suponer. Pero bueno, que el nivel general es más de un telefilme para la gente que, supongo, no le suene la historia. Pero conociéndola… psé. No sé si desconociéndola mejorará.

No sé yo en qué momento se supone que está ambientado este Star Wars: Young Jedi Adventures (USA) pero reconozco que lo primero que he pensado es que si ven entrar a un Skywalker por la puerta lo mejor que pueden hacer es salir corriendo. Pero bueno, al margen de esas cosas, una agradable serie de cortos sobre un grupito variopinto de niñ-ish jed-ish sin demasiado fondo pero con la cantidad razonable de posibilidades de Marketing. Que supongo que es de lo que va esto, claro.

Cuatro horas de telefilme, eso es lo que nos ofrece Sygeplejersken (0) (DI) o The Nurse, que podría haber sido uno de esos Basados en hechos reales de dos horas que se ponían en sábado y domingo pero que ahora son cuatro capítulos para los bingeros. Supongo que la intención es buena, pero una vez que lo que está pasando y va a pasar está visto realmente no tiene mucho sentido ni alargarlo ni extenderlo. En fin, otra serie que podría haber sido un correo, digo… una película.


¡Libros que Salen! Lee, «Bárbara, la última berserker», Bryson y más

¡Que entre la pila!

Bárbara, la última berserker de Dan Abdo y Jason Patterson, ed. SMUn cómic de aventuras, de espada y brujería, pero para peques. Una joven bárbara acaba con una peligrosa espada encantada, teniendo que liberar a su familia y amigos de un malvado brujo y enfrentada a los monstruos que asolan las tierras. Teniendo que viajar con su su mejor amigo yeti en busca de otras tribus que le ayuden a lograr la paz. Una historia clásica que mide su humor tanto en el guión como en los dibujos para que en lugar de un cómic para la franja superior de edad sea una lectura infantil de aventuras.

La casa de los huesecillos de Beverley Lee, ed. Dilatando Mentes

Beverley Lee, a quien quizá recordéis por el Gabriel Davenport en Carfax, nos trae aquí una novela de terror más clásica. Con un autor caído en desgracia que se retira a la montaña, a una casa acristalada en la que quiere escribir su próxima obra y en la que, por supuesto, pasan cosas. Siempre les pasan cosas. Una obra que promete más terror que su otra saga, y que sin duda estará realizada con la misma pericia en la escritura.

– Viaje al sueño americano de Bill Bryson, ed. RBA

Cuando Bill Bryson decidió regresar a vivir a USA probablemente no esperaba que fuera una mezcla de recuerdos y descolocación lo que se encontrara, pero gracias a eso hace un libro similar a los de viajes en el que intenta explicar esas sorpresas y particularidades con la que se encuentra el que vaya a residir un tiempo con el pueblo estadounidense. Sinceramente, no sé en qué follones andará RBA, que primero trata esto como una novedad, luego no da información -sobre todo información para saber si es una reedición de Historia de un gran país que publicó Península/ Altaïr en 2002, cuando aún no era Planeta– y al final en su web pone solo que saldrá como ebook. Bryson se merece un poco más de claridad en la edición, creo yo.

Terror tales y los pulps bizarros de Javier Jiménez Barco, ed. Diábolo 

Jiménez Barco, que ya realizara Chicago-Marte por 15 centavos. Una historia de las revistas pulp, continúa su escritura sobre revistas pulp centrándose ahora en las de ‘pulp bizarro’, ‘horror gótico’, ‘shudder pulp‘ o como queramos llamarlas. Historias de ‘weird menade’, sobre todo; con un gusto por lo truculento, lo bizarro y lo extraño que presentaba una mezcla de extraños personajes, macabras historias y, generalmente, jóvenes y bellas víctimas sometidas a todo tipo de situaciones extremas.

Una ardiente bruma (Antología) de Emily Dickinson en selección y versión de Lorenzo Oliván con ilustraciones de Natalia Ranera, ed. Edelvives

Una de esas ediciones ilustrada muy de regalo que preparan en Edelvives, con los poemas seleccionados -para algo es una antología- presentados en inglés y en castellano a la vez, y con muchas ilustraciones coloristas y a veces evocativas y en otras simbólicas que la autora de las mismas, Natalia Ranera, ha preparado para que este libro sea mucho más que una antología de y sobre Dickinson.

El chico vacío (Agencia Lockwood) de Jonathan Stroud, ed. Hidra

Poco a poco pero ya hemos llegado a la parte en la que Hidra comienza a publicar inéditos de Agencia Lockwood. Ya sabéis, jóvenes investigadores de lo paranormal (o cazafantasmas o como queráis llamarlo) en un mundo sin informática que tiene alguna reminiscencia victoriana aunque en teoría no lo sea. Aquí siguen las investigaciones e intrigas que comenzaron en los dos anteriores libros que -explicando que se animen a publicarlo de nuevo- fueron adaptados a serie por Netflix. Así que, bueno, ha tardado un poco pero aquí es tanto donde nos quedamos la vez anterior que Alfaguara intentó publicarlo en España como donde terminó la primera temporada de la serie. ¡Buenos motivos ambos para darle una oportunidad a este El chico vacío!

El quinto reino (15, Princesas Dragón) de Pedro Mañas y Luján Fernández, ed. SMPues poco a poco las princesas dragón ya han llegado hasta su volumen número 15. Con un nuevo reino, con distintos retos, más aventuras y con los siempre preciosos dibujos de Luján Fernández.

Pelucas Paruka de Catalina González Vilar con ilustraciones de Cinthya Álvarez, ed. SM

Una historia sobre sociedades restrictivas, gente que opina sobre cómo hay que ser para ser Excelentísima, y una decisión que en apariencia va en esa dirección -la protagonista se queda calva y decide comprarse una peluca para mantener esa Excelencia- que pronto se va desmadrando e impactando en ella, sus allegados y, por supuesto, toda la sociedad de Le Ville. Una historia interesante que cuenta, además, con las divertidas ilustraciones de Cinthya Álvarez.

Nos leemos.


No tengo muy claro los motivos, pero en Freevee han decidido montar una telenovela bilingüe que se supone que quiere hablar del tema de la raza, la nacionalidad y todo eso, pero en realidad Casa Grande (USA), al menos en su piloto, es un melodrama clásico, con menos humor del que le gustaría vender, y menos drama del que se supone que vende, en el que los líos amorosos y las alianzas de poder son más importantes que cualquier otra cosa, y en la que se busca crear una serie de misterios como si la emitieran después de comer. Uno de los ejemplos más claros de ‘Es lo que es’ que se me ocurre, por mucho que lo intenten vender de otras formas. No hay en la serie nada que haga pensar que todo eso de que quieren ser el nuevo Yellowstone por mucho que le falte el punto del locurón despendolado de las mejores telenovelas, y cualquier atisbo de esa tontería del Prestige TV. Forraje, sólido pero forraje.

¿Por qué? Esa es mi pregunta. ¿Por qué nadie pensó que era buena idea hacer una serie de dos capítulos de 120 minutos cada uno? Haz una de seis de 40, yo qué sé. Pero bueno, en realidad sí que lo sé. Porque esto de The Claremont Murders (AU) es el clásico truco de ‘basado en hechos reales’ que monta un par de telefilmes sobre el tema y se queda tan tranquilo. Más aún con el momento de popularidad -de más popularidad, en realidad, que Investigation Discovery no es un canal nuevo- que lleva el True Crime. Y supongo que para eso es para lo que sirve. Si alguien se interesa por esas cosas y tiene el tiempo o la paciencia suficiente lo mismo esta  miniserie -que, para mi, es más carne-con-patatas que un intento de contar, buscar u ofrecer alguna novedad- y supongo que, al menos, para ver cómo funciona el Colorín del Crimen en Australia.

Qué sentido tiene, me pregunto, adaptar una película de 115 minutos a una serie cuyo piloto dura 65. Y tiene cinco más por delante. El problema no es ese. No es solo ese. El problema de este  Dead Ringers (USA) no es solo que no deja de ser una adaptación del Inseparables original de David Cronenberg. Ese problema comienza porque, bueno… aquí no está David Cronenberg. Y tampoco se han ido al libro original de Bari Wood, claro. Pero no, al margen de los problemas propios de las comparaciones, comenzando porque no es lo mismo la tensión que se consigue con esa duración de una película al inevitable aburrimiento que produce estirar las cosas para rellenar una serie… Si al menos hubieran querido -o sabido- mantener esa tensión… pero me temo que los cambios -que van más allá de cambiar a Jeremy Irons por Rachel Weisz– son demasiado tibios para soportarlos. Pero, como decía, el problema es que, incluso vista como obra independiente es… inane. Sobre todo cuando se hacen cosas como introducir el tema de los vientres de alquiler para… absolutamente nada. Es una lástima cambiar un psicodrama -con los clásicos temas de body horror, muy ligeros en comparación con otras obras de Cronenberg– por esta suerte de versión de Anatomía de Grey menos afortunada. Pero es que nada de lo que hace aquí suena a que no podría hacerlo -¡o no lo ha hecho ya!- más y mejor Rhymes.  Ni la trama queer, ni las discusiones sobre maternidades, ni la idea de las gemelas. Más aún, probablemente le habría sacado más juego a todo esto, aunque fuera solo porque cambiar hombres por mujeres tiene unas implicaciones y políticas que son otra cosa que quedan fuera de exploración o intención, al menos en este piloto. Pero es que muchas veces -sobre todo cuando son adaptaciones- digo que un piloto tiene que servir a una función de dar ganas de seguir viendo la serie, no solo presentar una situación o unos personajes, y aquí lo que se consigue es lo contrario. Si no vuelvo a saber nada de esta serie no pasará nada, de hecho es posible que considere no haber perdido más el tiempo.

Supongo que la familia es, más que los negocios más o menos ilegales, lo que domina Diamonds (O) (BE) -o Rough Diamonds, que no parece tener claro el nombre- con tramas más propias de la acción o el thriller para vestir lo que claramente importa más, que es hablar de la contraposición entre esa familia de judíos ortodoxos metidos en el negocio de los diamantes, a la que ha vuelto el hijo pródigo, los secretos que este tiene, las intrigas que reencuentra, y toda esa idea del Honor del Apellido. Que es, en realidad, el gran eje de todo el resto de dramas. Lo cierto es que resulta no demasiado novedoso pero sí mínimamente interesante, quizá porque logra quedar a medio camino entre una narración europea y una americana, que normalmente es algo que solían hacer los británicos pero que aquí los belgas demuestran que tienen capacidades si les sale la posibilidad. Le falta un algo, eso sí, pero con un piloto que a ratos huele a prólogo quizá sea cuestión de seguir viendo por dónde van a ir los tiros.

No sé quién engañó a Keri Russell para que hiciera The Diplomat (USA) pero claramente está en una serie distinta al resto del reparto. Lo que tiene mucho mérito porque, a ratos, parece que cada persona del reparto está en una serie distinta. Y, en realidad, da igual, porque es Rufus Sewell -que está en algo a medio camino entre Veep y El Ala Oeste– el que se come la serie con su clintonesco personaje. Porque esta parece una serie enteramente clintonesca, de los dos Clinton. El problema es que Russell parece estar en The Americans. Con mejores pelucones. Y, en realidad, hasta prácticamente el final no tenemos claro si piensan jugar con el suspense también, y aún ahí no sabemos si van a tirar por Designed Survivor o The Honourable Woman. Y es que ese es el principal problema de esta serie. Que tiene tantas cosas dentro, y tira hacia diferentes sitios con ellas, tanto en el guión como en las actuaciones, que al final se queda en uno de esos popurrís que mezclan frutos secos excesivamente salados con gominolas.

Sospecho que estamos en uno de esos casos en los que la serie empieza como en el tercer capítulo, porque Doctor Cha (O) (CS) tiene pinta de que va a acabar en algún momento haciendo un Rookie de la medicina, una persona en la mediana edad que decide ‘cambiar carreras’. Pero, de momento, tenemos a una mujer con un matrimonio en desintegración, fundamentalmente por un marido -y una suegra- que no son fáciles y que la han apartado de la práctica de la medicina. El piloto no deja claro si habrá divorcio -sinceramente, con lo que te enseñan en el primer cuarto de hora deberían haber empezado desde allí- pero sí que te pone parte de las piezas para explicar ese cambio… en lo que debería de haber sido eso. Los primeros quince minutos. Alargarlo sin necesidad -y aún no sé si para el segundo capítulo entraremos ya en materia o seguiremos en las mismas- hace que sea cual sea el tema central -o la idea- de esta serie se haya desperdiciado en un piloto de relleno. En fin.

Llega un momento en el que uno se pregunta si son todas las series la misma serie. Caso de estudio: Erin & Aaron (USA) trata de dos familias en las que los adultos se enamoran y van a vivir juntos haciendo que los hijos tengan que pasar tiempo juntos, hijos que -además- están centrados en el negocio musical -o algo- y deciden que tocar juntos es la solución. Esta es de Nickelodeon, pero aquí es donde más se diluyen las fronteras con Disney porque, sinceramente, podría haber sido de cualquiera de las dos. Así que eso es lo que tenemos, un más de lo mismo que ofrece muy poquita novedad -el hecho de la racialización asiática de parte de la familia, y estoy por decir que casi ni eso teniendo en cuenta la falta de peso general- así que… relleno para el canal. Puede que después evolucione para encontrar su propia personalidad, de momento es un genérico.

¿Cómo sería la creación de Fired on Mars (USA)? Me lo pregunto porque no sé si se trataba de hacer una serie ambientada en Marte que toma ideas de Desafío Total -entre otros muchos ejemplos, sí, lo mismo incluso estaban pensando más en The Expanse, pero no les salió- o bien alguien quería hacer la misma serie de siempre de protagonista patético enfrentado a una situación que le supera y pensó: ¡Y le ponemos en marte a vivir algo tipo Desafío Total! Da lo mismo, el problema principal es la incapacidad de decidir cuál de las dos cosas quiere ser. El problema secundario es que, sobre todo, quiere ser una serie de [adult swim]. Algo mejor animada -tampoco mucho- pero vocacionalmente está ahí: Chistes fáciles que se basan en exceso en el patetismo, ideas exprimidas hasta la saciedad y la sensación de que están intentando emular a otras series. Supongo que hay un tipo de fan al que le gustará. Yo no es que no sea su público -que no lo soy- sino que parece diseñada para que no lo sea.

Entre el manga gastronómico y el spokon, pues sus orígenes son tan evidentes que se puede decir que es un manga y no un webtoon, este Kami no Shizuku (O) (JP) o Drops of God es el nuevo intento de adaptar el manga original. Con muchos cambios, sospecho que para el público occidental. Algunos de los cuales hacen difícil explicar o conciliar la extrema… japonesidad… de la obra original con estas decisiones. Igual que parece que el vino, que sigue presente -por supuesto-, es menos importante que los dramas familiares. No es que la obra original fuera santo de mi devoción, qué le vamos a hacer, pero me da la sensación de que estos cambios hacen menos por mejorarla que por hacerla más… del gusto del público occidental. Al que vender una serie sobre problemas familiares con una joven que sigue los cánones de belleza tradicional -y un co-protagonista que no llega pero tampoco es que esté muy lejos de esos cánones- antes que una historia sobre pasión por el vino. Vamos, que no.

En realidad el final de el piloto de Klub Kecanduan Mantan (O) (ID) supongo que es el principio de la serie. Lo que no sería tan raro si no hubieran usado el capítulo hasta entonces para presentarnos el asunto ya comenzado. En fin, decisiones. Se trata de una comedia sencilla, con un cierto aire noventero, sobre un grupo de personas variadas -pero que en realidad parecen distinguirse por un único rasgo: el violento, la ‘espiritual’, el pusilánime…- que tienen en común el haber terminado una relación sentimental y estar llevándolo regular. A partir de aquí se podría haber ido en muchas direcciones, pero optan por una especie de sencillo teatrillo, con problemas y soluciones igual de sencillas, y un aire de farsa. Hace tiempo los ‘magazines’ televisivos tenían este tipo de obras como entretenimiento entre números, es un poco más avanzado que eso, pero tampoco demasiado.

Es interesante ver este A Kind of Spark (UK) no solo como lo que es -una serie de la CBBC / iBBC sobre una niña autista que quiere que se construya un monumento en homenaje a las mujeres juzgadas por brujería en su pueblo- sino, también, por lo que representa – una iniciativa de la BBC de realizar una mejor tarea tanto en la representación como en la integración autista, de modo que sea una trama fundamental pero no central en la historia, es decir no es ‘de lo que va’ pero también ‘va’ de eso, a la vez que se ha buscado que el equipo técnico y artístico esté integrado por personas autistas-. El resultado es agradable y aunque a veces quede un tanto ‘blanda’ -lo lógico y esperable de las elecciones realizadas para un público infantil, incluso aunque sean ingleses- es realmente curioso lo que cuenta y cómo lo cuenta. Porque no se trata de una serie de fantasía, de historia o de misterio -incluso algo de eso pueda haber aquí y allá- tanto como de una obra más o menos cotidiana de una persona que busca cumplir un sueño en el que cree y que, por el camino, hace amistades, sufre abusos y muestra su vida familiar. Todo esto mientras nos amina a reconsiderar las formas en las que la historia puede ser interpretada.

Lo mejor que puedo decir de Máscara contra Caballero (O) (MX) es que podría ser peor. Porque teniendo en cuenta que el punto de partida es que un famoso cantante de electrolatino decide hacerse pasar por un famoso luchador mientras una periodista intenta destapar sus secretos a la vez que se enamoran… pues podría haber ido peor, claro. En realidad el mayor problema es que los actores están un poco por estar, porque algo hay que hacer, muy pocos parecen realmente interesados en lo que están haciendo. Normal, porque el guión es el que es hasta el punto de que si me dijeran que iban improvisándolo podría llegar a creerlo. Mucha situación improbable a partir de una premisa que ya se las traía, mucho enmarañar por enmarañar y, en general, esa sensación de que tienen una duración que rellenar más que aprovechar.

Entiendo que haya un cierto entusiasmo por esta Mrs. Davis (USA) porque pone mucha importancia en crear imágenes más o menos sorprendentes o impactantes, en lanzar ideas en apariencia desconcertantes, y en que eso sea su seña de identidad. En realidad es una serie de Lindeloff, así que las imágenes lo son para ser llamativas, no porque sirvan a un propósito, y la narración está totalmente pensada antes para llamar la atención que para tener sentido o sustancia. Estamos aquí muy cerca de las peores decisiones de Watchmen -la serie, claro- lo que no impide que tanto rule of cool tenga algún buen momento o buena imagen. Sobre todo porque el trasfondo podría ser tranquilamente de esos libros postmodernos de los narradores de la generación de Pynchon, Coover, etc… o sus herederos de los ’00s como DFW o Lethem. Excepto porque el batiburrillo conceptual que tenemos aquí acaba restando más interés que sumándoselo. Sí, hay una IA detrás y parte de la discusión es si llamarla con el pronombre que ella pide o con el que la protagonista quiere usar para deshumanizarla -no era el mejor momento para esta trama, la verdad-, hay mucha religión pop -desde las monjas que son nunsplotation sin componente sexual, que por un lado casi me alegro y por otro es de no haberlo comprendido; a los Templarios o el grial- y, en general, muchas cosas que parecen venir de otros lados, como esos nihilistas alemanes que son mitad Lebowski, mitad Sprockets. Una ensaladilla rusa de cosas que podrían estar bien si hubiera una intencionalidad, una dirección o una decisión. Que, como de costumbre, nada indica que sea el caso aquí. En fin: La rutina de costumbre. Sé que hay cuatro capítulos, con el primero he tenido de sobra, gracias.

Supongo que ya ha pasado suficiente tiempo -veinte años, nada menos- como para que L’auberge espagnole pueda usarse no solo para las películas sino, además, para la televisión. Y eso es lo que intenta esta Salade grecque (O) (FR) que parece tan interesada en hablar de una ‘nueva Europa’ y sus problemas que parece que le da igual haber elegido Prime para ser emitida, pese a que sea claramente uno de los problemas actuales de Europa. En fin, que podéis encontraros ese falso drama y ese intento de todolmundosbuenismo de las anteriores versiones, fingiendo ser relevante en lugar de aceptar su propio fondo burgués, aunque aquí, como serie derivada, parezca hacerse en forma de croquetas.

No tenía yo muy claro por dónde iba a salir este Seutilleo: Ilgop Gaeui Joseontongbo (O) (CS) o Stealer: The Treasure Keeper, y lo cierto es que es una buena mezcla a la que le pesa el exceso de duración de los capítulos, porque 70 minutos son demasiados minutos. La verdad es que el punto de partida es interesante: Un ladrón misterioso que se dedica a recuperar objetos robados del patrimonio surcoreano -lo que sirve tanto para darle un empujón a la parte nacionalista como para cambiar un poco el clásico relacionado con el padre de Ojos de Gato o Kaito Kid– y, a la vez, vemos a la sección policial encargada de este tipo de obras, que se nos presentan -al margen de la tradicional representación surcoreana de su policía como un lugar particularmente corrupto- como un grupo entendido como un destierro, con pocos fondos y efectivos que suplen con su interés la falta de medios general. Luego ya según va avanzando el capítulo se nos muestra aquello de que no es todo como parece. Ni por el lado del (buen) ladrón, ni de los policías ni, por supuesto, de los auténticos malvados: Ladrones, traficantes, transportistas, organizadores y, sobre todo, la gente con dinero y poder que los paga. Es curioso cómo explican -ya en el segundo capítulo, porque han empezado con dos de partida, casi dos horas y media de serie ha sido esto- toda esta forma de actuar, o cómo les afecta la corrupción. Luego ya los momentos de acción -bastantes-, las tramas enrevesadas -unas cuantas- y el intento de decidir si buscan algo más serio o más cómico, incluyendo que el ladrón maestro se llame aquí Skunk porque deja un particular olor apestoso detrás. Y que a ratos es más Lupin III y otros casi Deadpool. Así que ojalá los episodios duraran menos pero, por lo menos, el contenido logra ser interesante casi todo el tiempo.

El multiverso aplicado al matrimonio. O, realmente, a las relaciones de pareja. Así es este SLIP (USA) en el que una mujer que empieza a estar hastiada de su matrimonio se encuentra deslizándose por otras realidades en las que blalblabla. Más o menos os podéis hacer a la idea, igual que seguramente ya supongáis que esta mujer -joven, eso sí- está bien situada económicamente y no tiene otras preocupaciones, al menos no acuciantes. Y eso que no os he hablado de los seis planos de existencia budista que son mencionados por la protagonista -que, de nuevo, es una señora blanca, que bebe vino, trabaja en el mundo del arte y… bueno, os hacéis a la idea-. Por supuesto que hay escenas sexuales con gente de otras razas. Lo más que cambian las cosas… En fin. Vamos a decir que esto es el tipo de obra para la que no soy su público. Dejémoslo ahí.

No tengo claro qué esperaba cuando empecé Tooth Pari: When Love Bites (O) (IN) pero supongo que no tanto una historia de vampiros en el que los vampiros viven sometidos desde hace siglos y una de ellas, una joven -je- rebelde, se escapa a la superficie -sí, aquí viven en el subsuelo, yo qué sé- para vivir la no-vida. Supongo que la culpa era mía por pensar que iba a estar más centrada en el amor. O quizá lo esté dentro de unos capítulos, una amor al estilo Crepúsculo o algo así. De momento tenemos a un dentista majo por su lado, y toda la historia de los vampiros que está hecha con unos medios un poco cartón piedra, un punto por debajo de Serie canadiense en SyFy, pero que claramente apuesta por una mitología y un drama que a quien esto escribe no podrían interesarle menos. Así que, bueno, supongo que la culpa es mía, que no compro nada de lo que vende.

A primera vista Totally, Completely Fine (AU) podría parecer la clásica serie que busca el humor en los lugares más oscuros y se centra en el patetismo y la incomodidad. Algo hay, por supuesto, porque el centro vital de la serie es el suicidio. Empezamos con ello en la primera escena y nos encontramos que va a estar clara y centrada desde el otro lado, el de la prevención y la terapia. También lo es porque los personajes que aparecen desde el principio se nos muestran como complicados de apreciar, desagradables incluso, -quizá con la excepción de un John Noble que da una clase de actuación en el poco tiempo que sale en pantalla- y es que la gente va poco a poco construyéndolos para mostrarnos las otras facetas y aristas, y si bien el camino para hacerlo no siempre es el mejor y a veces esa abrasión, ese humor, no acaba de funcionar es precisamente la revelación de ese corazón el mejor truco que puede ofrecer la serie. Está muy lejos de funcionar desde el principio y sospecho que habría que vérsela entera -o quizá esperar a una segunda temporada- para acabar de pillarles el gusto. Pero las buenas intenciones maquilladas como malas intenciones acaban siendo las que salvan a esta serie de ser otra comedia más o menos negra, más o menos incómoda, del montón y montar una historia de personajes. Una que me costaría reconocer como comedia, pero que resulta más interesante de lo que esperaba precisamente porque se permite rascar desde el principio. Supongo que ese apreciar a alguien pese a sus defectos es, precisamente, uno de los temas que intenta establecer la serie.

Es mucho lo que podría decir de Waco: The Aftermath (USA) pero prácticamente nada bueno. Es difícil saber si es peor serie al margen de consideraciones morales, o si la posibilidad moral debería habernos no llevado siquiera a intentar acometer el soportar este piloto. Aunque casi podría decir que se retroalimentan, porque si la serie se hubiera hecho de otra manera o se hubiera realizado mejor no pesaría tanto el que, además, sea un despropósito. No sé a cuenta de qué tanto Waco últimamente -y no sé si quiero saberlo- por mucho que esta sea una secuela (y en parte, precuela) de la especie de serie sobre el asunto que hicieron con parte del mismo equipo en 2018, pero me sorprende que actores de peso hayan decidido regresar para montar semejante bodrio.


¡Libros que Salen! Ozzi, «Todos en mi familia han matado a alguien», Lorde y más

¡Que entre la pila!

Todos en mi familia han matado a alguien de Benjamin Stevenson, ed. Planeta

No esperaba yo estar aquí escribiendo esto, y eso que la portada que me había visto era la original australiana y no este espanto de la española. Pero en fin. Lo cogí con curiosidad y lo cierto es que las primeras páginas te ponen sobre la mesa todo: Un narrador con cierto sentido del humor y una meta-referencialidad casi excesiva, una premisa casi imposible de mantener, y la decisión de hacer un homenaje a los murder mysteries británicos de la época de entreguerras -la golden age del género, vaya- que es tan consciente de que es imposible que decide hacer todos los cambios necesarios, reconocérselos al lector y jugar con estas premisas. Y si consigues entrar y aceptas esta peculiar forma de thriller y narración te encuentras una historia familiar que resulta más creíble de lo que podría parecer, en la que parece que se intenta dar la vuelta a la clásica reunión. Vamos, que tienes que entrar en el juego, pero si lo haces es realmente divertido.

Vendido de Dan Ozzi, ed. Neo-Sounds

Podríamos decir que este libro es historia de la música, pero lo cierto es que es casi más historia del capitalismo. Del capitalismo musical, concretamente, que en cuanto vio dinero en el punk, el emo, el hardcore… entró a sacó a fichar, modelar o, directamente, inventarse lo que sus expertos decían que el público quería. El impacto que tuvo en ese mundillo, y que cuentan ahora, tantos años después.

Zami de Audre Lorde, ed. Capitán Swing Todo lo que puede ser considerada una novela, todo lo que se puede entender como biografía, puede que biomitografía sea un término complejo, pero me parece que como autoficción es más fácil de entender este recuento de la propia vida, con algunos momentos organizados, novelizados o mínimamente alterados por propósitos de claridad e interés, para concluir que esta visión a la vida de Audre Lorde por parte de la propia Lorde es una obra de un interés remarcable.

Libro de sangre de Kim de l’Horizon, ed. De Conatus La ruptura con el binarismo pero, también, la realidad de la vida hacen que le autore escriba a su abuela, ya con problemas de memoria, tanto para que ella lo entienda como para explicarlo y explicarse.

Crímenes reales de Samantha Kolesnik, ed. La Biblioteca de Carfax Una historia breve y particular sobre el impacto que la realidad, tanto la de la vida propia como la de los true crimes, hacen en una joven que sufre de una constante violencia, que ve su vida transformada por ella y que cuando por fin parece encontrar la estabilidad queda a merced de la posibilidad de superar esta transformación.

Iluminaciones de Alan Moore, ed. Nocturna

Parece que el nombre de Alan Moore aún vende, pero si miramos hacia arriba vemos que también ha entrado en la portada el título: Iluminaciones. Se trata de un conjunto de relatados. Hay estudiantes paranormales, ancianos, burdeles e, incluso, un vistazo a la industria del cómic. Así que supongo que podemos encontrar un poco de todo lo que buscamos habitualmente en las obras de Moore.

Intrusos de Jung Hyug Yong, ed. HwarangUn hombre llega, con un pasado en blanco y un futuro en negro, a una terminal de autobuses de Seúl, huyendo de algo que no se sabe. A partir de ahí intentará mantener un perfil bajo, relacionarse con la menor cantidad de gente posible y tratar de que el mundo subterráneo del que salió no le reclame. Un vistazo al género criminal coreano actual con una historia que se mueve por lo más oscuro del género y que llega ahora gracias a la editorial Hwarang.

Muros de adobe de W.R. Burnett, ed. Valdemar El último gran alzamiento apache narrado por el guionista y escritor W.R. Burnett, conocido sobre todo por sus obras de género negro pero que también contribuyó al western con obras como Mi Amigo, además, claro, de con esta obra que se adaptaría al cine con el título de Hoguera de odios.

Las lobas de John Ajvide Lindqvist, ed. Berenice

Nueva novela de terror de John Ajvide Lindqvist, conocido sobre todo por Déjame entrar pero al que en España se le ha publicado también Descansa en paz y Puerto humano. Se ve que Planeta le ha dejado libre y ahora llega a Berenice con este libro de relaciones para-familiares y pseudo-licantropía.

Cuentos romanos de Jhumpa Lahiri, ed. Lumen

Colección de los cuentos que Lahiri ha escrito con ambientación romana porque, bueno, ahora mismo vive allí y se encuentra maravillada por su cultura y forma de ser.

Infierno verde. Percy Harrison Fawcett y la ciudad perdida de VV.AA. con edición de Peter Sennet, ed. La Felguera

En La Felguera hacen su parte con la historia de la búsqueda de Z, algo que ya conocemos más o menos – al fin y al cabo hay un estupendo libro de David Grann– para hablar en diversos ensayos de distintos factores, más cercanos a lo mítico y casi mitológico, que rodearon tanto los rumores como la expedición. De El Dorado a Indiana Jones, la teosofía y Madame Blavatsky, las conspiraciones secretas y un mundo tan oculto como la propia ciudad que perseguían.

Las locas en el archivo. Disidencia sexual bajo el franquismo dirigido por Geoffroy Huard y Javier Fernández Galeano, ed. Marcial Pons

Una investigación a varias bandas que investiga cuáles, quiénes y cómo fue la disidencia sexual durante la dictadura, que habla tanto de las redes que tejieron como de la represión a la que se enfrentaron, a través del reflejo histórico documental -tantas veces invisibilizado- que tuvo este desigual enfrentamiento.

Lo que cuentan los animales de Elena Fortún, ed. Renacimiento En su momento Celia Fortún hizo una sección para acercar los animales a los pequeños lectores, una manera de llevarles con alegría y curiosidad hacia aquellos que podían visitar en La Casa de Fieras de Madrid, o de los que podían aprender en los museos de la capital. Ahora, todas esas historias que escribió para el suplemento infantil Gente Menuda son recopilados aquí para seguir construyendo el corpus de su obra y, también, para dar testimonio de cómo se realizaba esa creación artística y divulgativa para los peques en ese periodo de 1930-1931.

A toda pastilla de Josephine Mark, ed. Astiberri Un divertido cómic infantil, con un fondo un tanto negro, porque trata de una pareja inesperada, un lobo y un conejo, que se encuentran en la consulta de la enfermera y son perseguidos por un cazador. Una historia que logra llevar todo a la vez: la acción frenética, el humor y la enfermedad.

Malditas maldiciones. Cabeza de gallo, cola de serpiente de Marina Tena Tena con ilustraciones de Bartolomé Seguí, ed. LoQueLeo

Dentro de lo que parece está siendo el año de Marina Tena Tena, con novedades casi todos los meses, llega esta colección infantil, Malditas maldiciones, que sigue a dos jóvenes cuyos padres parecen haber caído en una maldición y, para romperla, tienen que vivir aventuras y descubrir qué hay de real y de falso en la mitología y los cuentos. Una obra que, además, va acompañada por las ilustraciones de Bartolomé Seguí.

Cuentos para leer con lupa del Detective Piccard de Pedro Mañas y Carlos Lluch, ed. BeascoaUna nueva colección de Pedro Mañas, esta vez con Carlos Lluch dibujando, que tira esta vez del interés por los investigadores poniendo al Detective Picard en el centro y pequeñas historias con ilustraciones que mirar para solucionar los enigmas.

La oveja de Zeina Abirached, ed. Salamandra Graph

Tras sus cómics, llega un álbum infantil sobre ese pelo rizado y diferente que la protagonista lleva mal y que tiene que aprender no solo a apreciar sino a defender. Y es que muchas veces el pelo no es solo pelo.

Busca al ratón dormilón de Tony Cliff, ed. SerresCon los magníficos dibujos de Tony Cliff, tan expresivos y divertidos, tenemos una historia pero también un libro con el que interactuar buscando a ese ratón dormilón y guiando también hacia ese momento de buenas noches. Aunque sospecho que preferirán estar lo más despiertos posibles para disfrutarlo.

Nos leemos.


Creo que la última vez que vimos por aquí a Aunty Donna era porque acaban de estrenar una serie de sketches en Netflix, así que este Aunty Donna’s Coffee Cafe (AU) supongo que es una decisión más o menos lógica desde el punto de vista de volver a trabajar en los grandes canales de su Australia natal, pero también… bueno… un intento de reinventarse. Que sale regular. Porque intentar mezclar el humor de sitcom con el habitual humor de sketches del grupo… digamos que no suele funcionar. Menos aún cuando parece que las ideas sobre las que hacerlos se les acaban con facilidad, o cuando crean personajes que son poco menos que bocetos. No, me temo que esta versión de Aunty Donna no funciona demasiado bien, pero supongo que quizá así lo próximo que hagan volverá a ser un programa de sketches.

Esta #BringBackAlice (O) (PO) puede ser polaca -que lo es- pero resulta curioso lo española que puede llegar a parecer. Partiendo de un punto de género criminal -dos muchachas desaparecen, una es una joven de buena familia e influencer, la otra… no. Parece que ha habido búsqueda de ambas, pero no al mismo nivel porque desigualdades. Un día, más de un año después, la primera reaparece.- nos tejen una historia dentro del género pero hecha más con secretos, silencios y cosas que no se pueden contar. Pero, sobre todo, con muchos jóvenes juveneando. Bueno, jóvenes de aquella manera porque el papel del novio de la chica parece interpretado por un treintañero de la escuela de interpretación Al salir de clase. Por lo demás, lo esperable en este tipo de casos. No es especialmente brillante, tampoco especialmente horripilante. Supongo que a estas alturas de HBO Max podemos decir que Es, que ya es mucho.

Ojalá poder decir cosas buenas de Florida Man (USA), pero me temo que no es el caso. Con unos mimbres que parecen salir de echar de menos los sexy thriller noventeros en su sección Muchos criminales, algunos cuerpos, tenemos a un expolicía caído en desgracia y en la colaboración con un mafioso de poca monta que tiene que buscar a la chica del gangster. Pero todo como con mucho relleno, con mucha complicación, como intentando justificar que lo que podría haber sido una película acabe siendo una serie. Hay que tener ganas de ver este tipo de serie para seguir adelante. Y aquí no puedo ni decir que no sea yo el público objetivo.

Es curioso como en esta serie, Jane (USA), lo que no acaba de funcionar es algo que en las series infantiles de Apple solía ser lo más sencillo. Y es que parece que se hubiera desbocado la ambición porque lo que en otro momento podría haberse solucionado -mejor o peor- con dibujos, animaciones o mil otras maneras aquí se intenta hacer con una mezcla de efectos especiales e imagen real… que canta en todo momento. El punto de partida es, claro, loable. Una joven con sus amigos, familia, vecinos, etc… tiene aventuras en un doble plano. En el que podemos llamar ‘real’ hay un suceso y una decisión, siempre alrededor de temas ecológicos y con la protección de especies de por medio, por el otro, en el plano ‘irreal’, la joven y sus amigos tienen aventuras con el animal de turno. De esta manera se aprende tanto sobre el animal y su contexto -en la parte dos- como sobre acciones cotidianas que pueden ayudar al medioambiente -en la uno-. El problema es, claro, que la integración de ambos planos necesita de unos efectos especiales que la serie no puede permitirse, así que cuando hay integración de animales o cuando se intentan hacer determinadas transiciones entre uno y otro plano… canta. Y distrae, que es peor.

A veces me pasa con alguna serie, como esta Kwinmeikeo (O) (CS) o Queenmaker que acaba de sacar Netflix, que me parece todo bien pero me da bastante igual. Quizá es porque se trata de un drama político, con un estilo -mujer idealista dispuesta a cambiar la política, inesperado aliado (aliada aquí) que le asegura que combatirá a su lado. ¿Es tan buena la buena? ¿Es tan aliada la aliada? ¿No tendrán alguna de ellas, quizá ambas, oscuros intereses?- que está a estas alturas bastante transitado. Los dimes, diretes, giros y apuñalamientos de la política… bueno, supongo que hacen un buen caldo para estas cosas, pero por mucho que hagan o por bien que estén las actrices principales -que lo están- le falta, para mí, un ‘algo más’ que me haga interesarme por el resultado. Quizá es que, en realidad, ni me creo los dramas ni me creo los políticos. Qué le voy a hacer.

Hablando de películas convertidas en serie, esta The Last Thing He Told Me (USA) puede que esté basada en un libro -que lo está, claro que lo está- pero no sé quién pensó que mejor contarlo como serie/ miniserie. Porque me temo que el material original daba, en el mejor de los casos, para una película de sobremesa. No una particularmente buena, además. Y ni los actores ayudan a hacerlo tragable –Jennifer Garner está particularmente mal, como si siguiera aún en Elektra, claramente necesita pasar por la Donna Mills Soap-Acting School– ni, muchas veces, tienen el tiempo o la oportunidad. No sé qué pinta, por ejemplo, John Harlan Kim interpretando a la pareja de la hija adolescente de Garner. Si difícil es creerse que la actriz tenga 16 años, ponerle al lado a un tipo de 30 al que llevamos años viéndole hacer de adulto… no ayuda precisamente. Por muy bueno en lo suyo que sea. Que lo es. En fin, todo malas decisiones y peores resultados en esta adaptación.

Si hace un rato hablaba de los Sexy Thriller noventeros y Netflix ahora podría repetir mucho -para peor- con este Obsession (UK) que no tiene ni la excusa del género criminal. Al menos no en su piloto. Porque esta historia de un señor obsesionado por la novia de su hijo en la que en realidad hay como dos personajes y medio -espero que a Indira Varma le hayan pagado por la serie completa y no por palabra, porque su papel como mujer del señor es casi anecdótico- y lo que da, más que cualquier otra cosa, es risa. Hay un momento en el capítulo en el que la pareja va a tener sexo por primera vez, ella le desnuda y él comienza ahí mismo a hacerle cosas que es cómico. Sólo faltan efectos de sonido y una banda sonora de Benny Hill. En la parte buena el piloto no dura demasiado, pero, claro, una serie que son cuatro capítulos de una media hora… es una película de dos horas troceada. Se pongan como se pongan. En fin, vaya semanita.

Terminamos por una serie juvenil de música, o con música, o algo así. Reconozco que esta Tá Tudo Certo (O) (BR) se parece tanto a otras series que Disney + lleva un año estrenando que me ha costado saber si era nueva, una adaptación de otro país, o qué. Concretamente de Só Se for por Amor, que ya en su día me pareció algo que Disney podía haber emitido. Aunque es verdad que frente a esta -o a O Coro: Sucesso, Aqui vou eu, El Club de los Graves, @GinaYei, Entrelazados…- tampoco es que sea exactamente lo mismo. Sólo muy parecido. Jóvenes metidos en la cosa musical, dramas románticos, luchas por encontrar un lugar en todos los frentes posibles -empresarial, exitoso, romántico- y distintos niveles y situaciones entre unos y otros, incluyendo contraposiciones de colores y gestiones inesperadas con objetivos más o menos ocultos. Además de menores de edad traviesos, o algo así. La verdad es que es inevitable pensar en ello como algo que ya hemos visto porque, bueno, no se ha contado exactamente esto así, pero sí se han contado muchas cosas parecidas de muchas maneras similares. Supongo que habrá un público al que le gustará ver estas variaciones. No soy yo, pero puedo entenderlos.


¡Libros que Salen! Nevill, «El misterio de la Villa Rosa», Sharp y más

¡Que entre la pila!

La casa de las sombras de Adam Nevill, ed. Minotauro

Nevill fue, en el pasado, uno de los nombres revelación dentro del terror británico, motivo por el que era lógico que con este pequeño auge del terror que hemos vivido los últimos años se volviera a contar con él, no solo reeditando El Ritual, El fin de los días o, sobre todo, Apartamento 16, sino, además, publicando sus otras obras como esta La casa de las sombras que parte de un punto clásico: Una mujer con un pasado complicado es invitada a quedarse en una casa apartada con una historia detrás para catalogar la colección de muñecas y títeres de un fallecido hace años, responsable de parte de esa historia, un fallecido con un especial gusto por la recreación histórica de la Gran Guerra con animales disecados. ¿Qué podría salir mal?

Una tarta de rododendros de Margery Sharp, ed. Hoja de Lata
En Hoja de Lata nos traen más de Margery Sharp, la autora de Cluny Brown y El árbol de la nuez moscada, se trata de su primera novela, otra encantadora obra de vida en el campo, sociedad y toques de humor. Aquí tenemos a una familia con tanto dinero que ha cultivado la extravagancia y la modernidad, lo que lleva a un choque entre hermanos cuando la pequeña parece preferir una vida tranquila, sencilla e insustancial incluyendo ser cortejada por un joven anodino.

El misterio de la Villa Rosa de A.E.W. Mason, ed. Espuela de Plata

Recuperación de todo un clásico del mystery, puede que ahora A.E.W. Mason sea mucho más conocido por Las cuatro plumas, pero que antes del éxito de la adaptación cinematográfica de esa obra lo era por sus policíacos como este en el que presentaría al Inspector Hanaud. Sesiones de espiritismo, cadáveres, joyas robadas y presuntos culpables que podrían ser inocentes a la fuga, además de muchas muchas dudas, en una obra de 1910 que está considerada entre las que le dieron un giro hacia un policíaco más moderno.

Hechizos para olvidar de Adrienne Young, ed. Umbriel

Una obra de corte gótico y corazón juvenil, un asesinato por resolver y un amor roto, una atmósfera de ambigüedad fantástica y la decisión de romper con una vida rutinaria no deseada para tratar de resolver todo esto una vez que los sucesos misteriosos comienzan.

Días de fiesta de Jo Ann Beard, ed. Muñeca Infinita

Muñeca infinita se anima a traer más historias de Jo Ann Beard, como siempre con toda la humanidad y el repertorio de los momentos buenos y malos, hasta el fondo, de sus personajes.

Una mujer de mundo de Vernon Lee, ed. El Paseo

Recuperación de la clásica historia corta – todo lo cortas que pueden parecer 160 páginas- en las que se nos cuenta una historia de viajes, arte, amistad y, sobre todo, una mirada distinta tanto al lugar de la mujer en el mundo como a la importancia de ese aprecio cultural.

Memorias de Robert Crumb con Peter Poplaski, ed. Libros del Kultrum

Quince años más tarde y en una editorial distinta, el editor de entonces vuelve a traernos ahora las memorias que Crumb quiso compartir sobre los cómics, su vida y otros temas relacionados.

Mejor si pica de Anilú Cigüeñas, ed. Planeta Gastro 

Si cada vez es más fácil encontrar una cierta cultura del picante -para bien y para mal, supongo- también es lógico que vayamos viendo este tipo de obras, a un tiempo divulgación pero también recetario, de una unidad temática de la cocina que va más allá de regiones o proteínas.

Comida de VV.AA., ed. Flow Press

Poco estamos viendo aparecer de Flow Press últimamente -que yo recuerde, solo una publicación a principios de 2022- pero al menos nos quedan estos especiales temáticos salidos de la prodigiosa gente de The Nib. Humor gráfico reunido en torno a un tema que, tras la Pandemia y las Drogas se ocupa de algo a priori menos problemático como es la Comida. Pero, claro, eso será hasta que veamos lo que tienen que contar.

Bicho pelota de Olga de Dios, ed. Apila

Nuevo álbum de la colección que Olga de Dios lleva para Apila, esta vez hablamos sobre lo que es y lo que no, con historias y sorpresas más allá de las apariencias. Porque el desarrollo de la libertad más allá de opiniones o apariencias, con insectos y los divertidos personajes que sabe crear la autora para tratar estos temas.

Nos leemos


No entiendo por qué se supone que este BEEF (USA) es una comedia. En general lo único que entiendo es el magnífico reparto asiático-americano que han reunido, pero poco más. Esta discusión que sirve para ir escalando, estas dos personas profundamente infelices, todo el mundo -el de dinero, el de su falta- que les rodea… No es ya que sea antipático -que lo es-, es que me da lo mismo. No sé si luego mejorará, no sé si procurarán que en los siguientes capítulos haya humor, solo sé que no pienso seguir viéndolo. ¿Qué necesidad?

Lo que más me ha sorprendido de The Crossover (USA) es que frente a tantos spokones más o menos disimulados, tanto drama deportivo, aquí parece que el baloncesto es un asunto lateral a lo que realmente quiere contar la serie, que es la separación entre dos hermanos que parecían hasta ese momento llevar el mismo camino. Porque si bien ambos estaban centrados en el baloncesto, queda claro rápido en este piloto que en realidad es su crecimiento, su paso a la edad adulta, lo que va a centrar la narración por mucho que el baloncesto vaya a estar ahí siempre. Sobre todo porque veremos con rapidez que el punto de partida en esa ‘separación’ es que uno de ellos vive para el baloncesto, el otro tiene el baloncesto en su vida. Dos cosas que pueden no parecerlo pero son diferentes. De ahí que acabe pareciendo más una serie de Disney sobre una familia -que es lo que es, al fin y al cabo, hasta el punto de que el padre es el entrenador y la madre la directora del colegio, todo de lo más conveniente- en la que el baloncesto es la excusa que lo contrario.

¿Sabéis eso de cuando decís «Esto es un corto alargado» y siempre hay gente quejándose de que digamos eso? Pues bien, el problema de Dreamland (UK) es que es un corto alargado. No, no, literalmente. Un corto de 10 minutos de Sharon Horgan que tenía un buen reparto Sheridan Smith, Morgana Robinson y Frances Barber, la única que repite, con una estructura directa y a la yugular. Un éxito. El problema es que convertirlo en una serie significa cambiar el ritmo, también perder a Horgan -bueno, le dan un crédito de producción, pero en fin- y a la mayoría de actrices. Y, además, le quitan mucha rotundidad y mordiente porque sería imposible mantener lo que se mantiene en diez minutos durante tantos capítulos. (Bueno, en teoría es posible, el problema es que ya sabemos que la práctica tiende a divergir de la teoría) Así que lo que hacen es mover el estilo a una versión más… amable, digamos; con menos estridencias, también. Y, claro, da la sensación de que han podido usar una bolsa de té similar a la original, pero en lugar de en una taza la han sumergido de una jarra. Que es, normalmente, lo que suele significar esa queja del corto alargado. Han perdido substancia a favor de ganar cantidad.

Una cosa puedo decir de The Good Mothers (O) (IT), si te gustan los dramas con la mafia por medio en la que esta organización criminal es despiadada y oscura, y si te gustan los dramas de mujeres haciendo lo correcto y luchando contra el mundo… Entonces has encontrado una gran serie. Lamentablemente mis opiniones sobre las obras de organización criminal -aunque en este caso al menos es mostrada para mal- y una cierta sensación de ¿pero esto no lo he visto yo ya? hace que no resulte tan efectiva como estoy seguro de que va a ser para mucha otra gente. Por suerte no se recrea como hacía La Piovra, pero aunque no llegue a esa dureza está, desde luego apuesta por la parte más dramática posible. No soy su público, pero el que lo sea estoy convencido de que la va a disfrutar.

Sentimientos encontrados con este Grease: Rise of the Pink Ladies (USA) que me da la sensación de que intenta morder más de lo que le cabe en la boca. Empezar con una versión actualizada de una canción del musical es buena idea, el resto de canciones… pues hay un poco de todo, en general los números en sí son mejores que las canciones -es decir, lo que hacen de coreografía, uso de props, etc- y ese puede ser el problema más importante. Tanto las canciones como el guión son muy facilones. Se ven venir desde lejos y ofrecen poco interés o sorpresa. Es cierto que las actrices hacen lo que pueden y que tienen el aliciente de tener a Jackie Hoffman como directora. Pero si la serie funciona es más por la parte de producción, con un diseño magnífico -sobre todo en vestuario-, unos decorados estupendos, un montaje que aprovecha la parte de musical para intentar también fuera de ella otra manera de contar las cosas. Así que es una pena que algo tan bonito de ver y en el que se ha puesto tanto empeño luego tenga un guión ramplón y una canciones que tienden a ser broadwaysies del montón.

Es interesante el punto de partida de Jubilee (O) (IN), mitad historia de los orígenes de Bollywood -de ahí ese título español de Camino a Bollywood-, mitad historia de la partición de 1947 (palabra horrorosa, por cierto, siempre he pensado que división o reparto sonarían mejor en castellano). Quizá por eso eligen empezar como si fuera un documental más que un drama, o quizá es porque así se acepta mejor ese infodump. Irónicamente hay una cierta sensación de producción británica de época, aunque quizá sea una demostración deliberada de fortaleza, igual que lo son los guiños al Bollywood actual. El problema principal es, por supuesto, el exceso de personajes. Supongo que la idea es sacarlos a todos desde el principio y así que cuando les toque su parte importante les tengamos conocidos, pero el problema -como en ese Infodump inicial- es que tanta información al principio hace difícil mantener a todos en mente. Uno hecha de menos que les vistan de colores diferentes. El otro asunto es que se nota que en realidad querría ser más telenovelesco aún, con tanta traición y juego de poder. A lo mejor en lugar de una miniserie de 5 capítulos de una hora podrían haber hecho una de 40 en 8, pero en fin, esa es otra guerra. Por cierto, me encanta el aviso del principio del todo. Voy a acabar coleccionándolos.

En un momento en el que los mockumentaries parecen necesitar reinventarse para no sonar siempre a lo mismo llega este Jury Duty (USA) que parece casi un reallity con intenciones humorísticas. La idea es que hacen un documental sobre el devenir normal de un jurado. El asunto es que no lo es. Son todos actores… excepto por uno de sus miembros. Se supone que a continuación llegan una serie de momentos humorísticos para ver cómo reacciona. En la práctica… es un poco discutible lo de humorístico, incluso desde un punto de vista costumbrista. Y, más aún, es complicado lo de que se suponga que son movimientos humorísticos hacia el señor ese -que tampoco explica de dónde sacaron o por qué se lo creyó- pero que en ocasiones parecen su propia serie humorísitica de dudosa calidad. En fin, no sé quién pensó que esto era buena idea. Pero supongo que por eso acabó en Freevee.

Un thriller al estilo habitual,  Jusqu’ici tout va bien (O) (FR) tiene a penas la novedad de que es francés. Una periodista televisiva, un hermano que se mete en líos, una familia completa metida en un follón con un traficante de drogas y lo que se promete que van a ser una serie de malas decisiones que van a hacer crecer la bola de problemas, líos e ilegalidades. No es tanto que sea bueno o malo como que es rutinaria. Pero supongo que precisamente por eso.

Esto ya no es un asunto de Animación para Adultos, mi némesis, esto ya es pura desgana. Este Royal Crackers (USA) no parece tener nada original, puedes intentar sacar los parecidos con Padre de Familia, Bob’s Burguer, King of the Hill o las mil series que [as] y CC llevan haciendo desde hace años pensando que son edgys. Es decir, para adolescentes. Hasta un punto de reciclado de chistes e imágenes que casi podríamos decir que más que un homenaje es una exhumación.

A veces parece que cada vez que Kathryn Hahn tiene la oportunidad vuelve a hacer el papel de la mujer en una espiral, a medio camino entre lo humorístico y lo dramático, en lo que no deja de ser el equivalente a lo que llevan tantos actores haciendo ni sé los años. Aunque en Tiny Beautiful Things (USA) aquí por lo menos hay una parte pasada y otra presente, bueno… varias partes pasadas y una presente. En la que explicar por qué el personaje central es y está así. Y sus problemas y blablabla. Siempre de la manera más Feminismo Blanco posible, claro. (Aunque no parece ni ser consciente de lo que está haciendo) En lo que, al final, acaba siendo otro ejemplo de esas series que te ponen a decidir cuánto vas a aguantar de la serie solo porque la actriz principal esté siendo brillantísima. En fin, que la podéis colocar entre I Love Dick y Mrs. Fletcher.

Reconozco que esperaba algo más El viaje de los malditos pero se ve que estamos más cerca de la miniserie Holocausto en esta Transatlantic (USA), que no sé yo si pretende actualizar aquella -¡hay gente de otras racializaciones y orientaciones sexuales!- o si solo pensaba que no se había destacado lo suficiente que lo buenos que fueron los estadounidenses. Supongo que lo que se gana por el lado histórico y la actualización tenía que salir por algún otro lado. También supongo que a los fanses de estas cosas -que es cierto que es muy de miniserie de ponerse seguida en Semana Santa- supongo que le hará más gracia.

No sé si Óscar Jaenada ha firmado un acuerdo con Disney para salir en sus series, pero lo parece, porque tras la de hace ¿un mes? nos lo encontramos ahora en Viaje al centro de la Tierra (O) (MX), que no puede ser más mezcla de esas series infantiles de un grupo de niños -con extra por estar de campamento- enfrentándose a un problema más o menos fantástico que en esta ocasión es una libérrima adaptación de, precisamente, Viaje al centro de la Tierra. Pese a que tenga que ver con el libro original de Verne entre nada y menos. Como en realidad el espíritu de esas películas infantiles de niños aventureros logra ser reproducido dentro de un orden -parta del cual es, me temo, que no hay tantos buenos actores infantiles como requerirían estas historias- supongo que cumple lo que quería. Otra cosa es si tiene un público limitado, pero siendo Disney no creo que sea demasiado problema para ellos.