Desde luego el título este de Amar é para os Fortes (O) (BR) permitía mucha especulación sobre lo que pudiera haber dentro. Y lo que hay es ciertamente distinto. De hecho, visto el piloto me he puesto el siguiente capítulo para ver por dónde seguía. Porque el tema central son los niños muertos en ‘acciones’ de las Fuerzas del Orden brasileñas. A partir de la historia de dos madres. Una es, claro, la del hijo -joven, inocente, asesinado cuando iba con una flor para su madre por la calle- y la otra es la del policía que le mató. Reconozco que me puse el segundo capítulo, en parte, para ver si decían igualar los dos sufrimientos. Por suerte no, pero no deja toda la historia del policía y su madre de sonar a un intento de rebajar la crítica del otro lado. Porque lo que nos quiere contar es que no es algo poco habitual, sino algo que sucede con cierta regularidad. Bien porque los propios miembros de las FFAA se líen a tiros, bien porque no tienen cuidado en cómo manejar a las bandas. Especialmente si el territorio es las favelas. Y eso lleva, por supuesto, a una radicalización del entorno del chaval. Que aquí está contado en forma de drama dramón (claro) y que, como decía, cede una parte del espacio a que se nos muestre cómo el policía llega a esa situación -haber matado a un niño- y la procesa, apartándose (aunque solo un poco) de lo que normalmente sería -o habría sido- de centrarse más en la organización criminal. Que, por supuesto, hay organización criminal de por medio. Pero esto es otra cosa, con otras intenciones. Y espero que encuentre a su público.

Indudablemente particular, Australian Epic (AU) nos presenta a personajes notables y momentos señalados de la historia de Australia en una mezcla de docuserie con… sketches musicales cómicos. Es difícil de entender pero, desde luego, es MUY original. Es una pena que no acaben de ser mejores, o más divertidas, o no queden menos como un pegote la parte de docuserie. Pero, sin duda, es un programa original.

Curiosa, muy curiosa, este Beacon 23 (USA). Tenía mis dudas de por dónde tirarían porque el recopilatorio de relatos original es… bueno… muy de su autor. Con eso y todo me gustaron más que Silo. Pero sospechaba que iban a hacer otra cosa y, efectivamente, quitando algunos detalles y la premisa central del Farero Espacial -aquí convertido en una especie de Isla de Gilligan de tanta gente entrando y saliendo- con un aspecto enormemente canadiense pero que se beneficia de tener a Lena Headey de coprotagonista. Bien es cierto que no parece tener mucha intención de salir de los tics y estilos de estos últimos años. Fuera de eso la sensación tras los dos primeros episodios es que vamos a tener tanto el juego de ‘gato y ratón’ entre los cuatro protagonistas principales como un sinnúmero de versiones de relatos espaciales populares, sacados de la literatura o del manga. Buscando un sabor agridulce para que nos quede claro que esta es una serie que no es exactamente reconfortante pero tampoco exactamente cínica. Lo cierto es que sospecho que a los fanses de las navecitas les va a gustar mucho. Personalmente no he dejado de pensar en una cosa: Necesitamos una serie de Matabot. O, quizá, necesitamos que nunca la hagan.

Supongo que esta cosa de Darradong Local Council (AU) tendría que habérmela saltado teniendo en cuenta que parece mucho más local que cualquiera de otra de las palabras de su título. Pero, en fin, entiendo que a veces lo más rancio se queda para los niveles más cercanos y a veces alguien les ofrece una plataforma un-poco-más-grande-pero-no-mucho. De la que, viendo lo visto, espero que no pasen. Porque estos ‘chistes’ sobre políticos corruptos, trabajadores que no quieren trabajar y problemas varios son… en fin. Vamos a dejarlo en que es un humor antiguo.

Esta Deutsches Haus (O) (AL), o La Casa Alemana si te compraste el libro en España, es la historia -ficticia- de una traductora durante los juicios de Núremberg. Quizá eso os lleve a pensar que es el clásico ‘novelón histórico con una mujer mirando hacia atrás en la portada’. Y estaríais en lo cierto. En la serie le dan dinero a la producción y todas esas cosas, mientras te puedes imaginar que las cosas van a ir siendo lo que son y te permite inventarte la historia que quieres mientras usas la excusa de Los Grandes Temas. Porque dios nos libre de investigar y mostrar la vida real de una de esas personas. En lugar de eso hay lo que parece que será un triángulo amoroso y lo que tiene toda la pinta de ser algún tipo de variación de El niño del pijama a rayas en la que la joven protagonista se sorprenderá de las cosas que hicieron la generación de sus padres pero encontrará dios sabe qué compasión y blablabla porque tiene toda la pinta de ser otra novela en la que el sufrimiento de los demás hace mejor a la protagonista representante de los lectores occidentales. En fin, supongo que es un subgénero.

¿Es, quizá, DNA do Crime (O) (BR) parte de algún programa de intercambio de series? Porque lo que nos ofrece esta especie de policíaco parece más nacido de haber visto NCIS o alguno de sus similares que de querer hacer algo propio u original. Por supuesto esto no importaría si, al menos, fuera la mejor de las versiones posibles de ese ‘lo de siempre’. Pero tampoco. Es una versión más de un programa más hecho somo siempre. Servirá para rellenar el tiempo, pero no para recodar cómo se llamaba luego.

Hay un punto en el que cierto tipo de pilotos empieza a parecerse a todos los pilotos sobre un tema parecido. Con los ‘thrillers’ -especialmente con los británicos de pueblo pequeño y los estadounidenses de ‘action jock’- rara es la semana que no toque mirarme si realmente es un estreno. Pues algo así me está empezando a pasar con las de ‘chavales con grupo musical’. Tanto en su versión Disney como en esta que podríamos llamar ‘del barrio’. Me refiero, claro, a que Grime Kids (UK) es exactamente lo que uno se podría esperar. Por un lado el retrato de un barrio infradotado, más o menos peligroso y, sobre todo, en el que las cosas son difíciles para sus habitantes. La parte de Drama. Y por el otro la lucha por la creación musical y blablablabla. No es una serie mala, tampoco es que sea especialmente buena. Aunque al menos hay un cierto ‘brillo en los ojos’ cuando la chavalada está creando/ haciendo/ como-se-llame música. Que entiendo que es también de lo que tratan estas cosas.

A estas alturas las Películas de Navidad casi parecen un género propio, más allá de la clásica intersección entre localización, tema y tropos. Fundamentalmente son comedias románticas en época navideña y, a ser posible, un entorno navideño también. Así que encontrarse con la serie The Holiday Shift (USA) hace pensar de inmediato en ello. Excepto que no funciona así. Sin duda es una comedia romántica -una concatenación de ellas con partes que van separadas en distintas extensiones de arco, como en un extravagante puzzle- pero lo cierto es que la parte de comedia es casi la que más les interesa, jugando con los temas y tropos, haciendo una narración meta que muchas veces ofrece un contrapunto ácido o cínico al azúcar, y buscando la manera de mantener la atención e interés en una serie de relaciones que casi podríamos imaginar sobre raíles. Si le añadimos un mínimo -sin pasarse- interés en asuntos de diversidad desde luego parece pensada para que dure un poco más de la cuenta. Espero, desde luego, que les funcione.

Otra serie curiosa esta How to Fail as a Popstar (CA), con capítulos cortos aunque de variada extensión, en el que se nos cuentan los intentos pseudoautobiográficos de su narradora por lograrlo. Con una perspectiva única tanto por su procedencia como por su identidad, y algunas buenas ideas en cómo mostrarlo. Aunque probablemente lo más memorable sea ese encontrarse con que un capítulo puede durar entre 7 y 12 minutos. Como si fuera una película que ha preferido presentarse como un puzzle.

Con un piloto un tanto peculiar este Informacja zwrotna (O) (PO) comienza jugando al despiste. Tenemos a un músico de éxito-pero-no-tanto con un pasado en el que el alcohol (mínimo) ha causado muchos problemas. Y ahora se encuentra con que no recuerda la noche anterior, no sabe dónde está su (ya adulto, esto no es Resacón) hijo ni qué ha pasado. Sobre todo no entiende qué ha podido pasar teniendo en cuenta que lleva dos años sobrios. Así que tras la desorientación inicial -que nos transmite, puedo asegurarlo- toca intentar descubrir qué ha sucedido. Algo de misterio, bastante de drama pero, sobre todo, esa decisión de transmitir ese desconcierto.  No sé qué construirán a partir de aquí, o si se caerá el suflé una vez hayamos visto por dónde nos quieren llevar. Pero, al menos, han logrado mi interés para un par de capítulos más. Mínimo.

Buen principio el de este Monarch: Legacy of Monsters (USA) que, lamentablemente, luego se va perdiendo. Supongo que porque el formato de serie obliga a una duración distinta -y hasta cierto punto a un relleno- de la que una película tendría. Porque el asunto es que comenzar con la referencia a Kong, el ejemplo de la ciudad en la que vemos rastros del miedo a los kaijus -bueno, a Godzilla, pero- y la forma de funcionar, la conversación con el taxista… todo eso construye un punto de partida que el uso de dos momentos temporales y las tramas dramáticas familiares (que en el pasado es más la tensión del triángulo) más allá de demostrar la importancia de la ‘dualidad’ en la serie -los dos momentos temporales, el mismo personaje interpretado por padre e hijo, la separación de USA y Japón- van alargando, salpimentando aquí y allá con algún bicho, pero sin acabar de decidirse ni a revelar la mano ni a darle un poco más de vida. No porque sea malo que se hagan estos estudios de personajes y este drama, sino porque en demasiados casos las historias parecen puestas para alargar la duración o para justificar la set-piece de turno. Bien es cierto que esto lo digo habiendo visto solo dos capítulos, pero… es que no han puesto más.  Pero bueno, le daremos un par de capítulos más, a ver si terminan la exposición y pasan a la chicha.

Lo peor de A Murder at the End of the World (USA) es lo profundamente aburrida que es. Es cierto que, además, lo es a conciencia y por una extensa cantidad de tiempo; es cierto que, además, quiere ir de raro siendo bastante clásico, y que quiere jugar a ser algo progresista de la manera más falsa posible. Es cierto, también, que tiene unos flashbacks que parecen la serie que querrían hacer en lugar de algo que cualquiera diría que les han obligado a hacer: un batiburrillo de clichés gastados y mal usados, vistos mil veces, reciclados de Cold Case, de Glass Onion, de Los hombres que no amaban a las mujeres, de mil sitios mil veces vistos y mil bostezados, un cachopo de vacuidad empanado en pretenciosidad pero igual de aceitoso y pesado. Lo único que se me ocurre que podría considerar como peor -pero no lo es- es que precisamente para ESTO sí que debería de ser su público. Llevo años de leer, escuchar, ver todo tipo de obras de ‘círculo cerrado de sospechosos’, de ‘lugar aislad’, de gente variada reunida porque esto, aquello y lo de más allá. Y puedo decir que esta es una de las peores versiones en serie que recuerdo. Porque parece algo hecho por encargo, para cumplir, pura rutina. Tan carente de alma y de interés como una de esas creaciones de IA.

Madremía, ya desde el tema musical convertido en un Remix Club vemos las intenciones de este NCIS: Sydney (AU) y eso que todo parece ir de mal en peor desde el principio. Un tipo sospechoso con una A tatuada, los yankees estando en el USS Ronald Regan, todos los australianos blancos, los americanos de color, una falsa discusión entre los dos ‘equipos’ como si no tuvieran cosas en común como la manera en la que han tratado a la gente que originalmente vivía en sus países, de manera que es una cosa insufrible que podría haber sido la ‘series dentro de la serie’ de alguna comedia sobre las coproducciones, o las adaptaciones, o algo así. Lo cierto es que me ha costado terminar el piloto, no sé lo que pasará cuando la pongan todo el rato, sin parar, en alguno de los canales televisivos habituales.

Como todo viene y todo se va aquí tenemos una serie que es bueno que se haga aunque mejor sería que variara un poco. Ojitos de Huevo (O) (MX) es la historia de un joven con una discapacidad visual, su mejor amigo con parálisis cerebral y su viaje a la gran ciudad para buscar el éxito como cómico. A partir de ahí las cosas van -más o menos- como eran de esperar en ese tipo de comedia que en España conocemos bien en versiones tan distintas como las de Fuga de cerebros o Campeones. Lanzando, por supuesto, un mensaje pro-diversidad y blablabla. Otra cosa no, pero en esto sabes a lo que vienes.

No esperaba yo estar en 2023 aplaudiendo este Scott Pilgrim Takes Off (USA). La película no me gustó mucho, el cómic me parece una mezcla de aciertos -generalmente de estilo- y fallos -generalmente en temas y tratos- y esta serie… Pues porque me veo todos los pilotos, si no no creo que me hubiera acercado a priori. Y, sin embargo, está bastante bien. Bien, sobre todo, porque decide montar otra cosa. Porque decide mirar cuáles eran los problemas que tenía la obra original (2004 – 2010) y buscar una manera de quitar de en medio lo más cargante y buscarle un giro. Es verdad que el piloto es lo más cercano al original, pero el final es suficientemente distinto como para decidir darle una oportunidad a algún otro capítulo. Tres llevo a la hora de escribir esto, para ver qué y cómo han seguido determinadas decisiones. Porque es una serie en la que lo más fácil de decir es que Decisiones Fueron Tomadas. Sorprendentes, en su mayoría; inesperadamente acertadas, además.  Sigue teniendo sus cosas porque a ratos es un poco el paso de la manic pixie dream girl a la poochificación, pero supongo que por mucho que se intente arreglar hay cosas que están -y permanecen- en el original. Con eso y todo, más interesante de lo que esperaba. Así que bien.

Convencernos de que algo merece la pena verlo es probablemente la parte más complicada de cualquier serie. En el caso de las de suspense/ misterio/ intriga el gancho suele ser la revelación de quién está detrás del Hecho Criminal de turno. En Scrublands (AU) lo logran justo al revés. Comienza con una escena ciertamente inesperada: A la salida de misa el ‘joven y apuesto’ cura entra de nuevo a la iglesia un momento, cuando vuelve a salir lo hace con lo que parece algún tipo de rifle de francotirador y comienza a disparar con enorme puntería contra algunos de los que estaban aún allí de cháchara post-sermón. Se nos dice luego que hay cinco muertos. Y ahí arranca la historia, con un periodista decidido a saber qué es lo que llevó a esta situación. Lo que normalmente hubiera sido una simple nota en sucesos pero que él está convencido de que tiene que haber más. Y, la verdad, según vamos viendo y conociendo más del pueblo y de los implicados parece claro que sí que lo hay. Esto, unido a un cierto aire clásico de investigación -bastante setentero en mi opinión- más un estilo que sabe repartir tanto la parte humana como escenas ‘de acción’ hace que quieras saber más. Quieras ver qué leches estaba pasando allí, por qué ese cura parece que no era lo que se veía y qué le llevó a esas muertes. No es un asunto de ‘true crime’, de ‘sectas’, de ‘enajenación mental transitoria’, sino un buen viejo misterio en el que la identidad del asesino o el cómo lo hizo no importa gran cosa. Que tiene bastante mérito. Porque así es como te atrapa.

Lo que decía hace un rato de los ‘thrillers’ y sus parecidos. Aquí tenemos una de organización criminal con un joven que trabaja de manera reluctante para una de ellas, intenta salir haciendo una cosa criminal distinta -je- y todo se complica. Lo bueno de Spinners (O) (SA) es que en el piloto no paran de suceder cosas. Algunas hasta son más o menos interesantes. Supongo que el poner el centro de atención en un conductor ayuda a rellenar determinados huecos. Y dado lo rápido que suceden cosas en el piloto quizá haya suerte con la evolución, más por la cantidad de giros y vueltas que porque espere otra cosa. Excepto, claro, muertos. En fin, que se supone que esto es una obra seria, adulta, con acción y violencia. Pues bueno, pues vale, pues me alegro.

Lo que le gusta a Netflix una organización criminal no está escrito, en este caso Suburræterna (O) (IT) no es más que un spin-off de Suburra. Podrían haberle dado otra temporada o buscado otra manera, pero se ve que a Netflix le resulta más sencillo pedir series nuevas que mantener las antiguas. Por lo demás, lo de siempre, glorificar a una organización que no deja de ser uno de los cánceres de la sociedad.