¡Pilotos Deathmatch! «Cǐ shí Cǐkè», «Culprits» y más…

Terror para niños en ese momento en el que están alrededor de la adolescencia, este Akuma Kun (O) (JP) podría parecer estar siguiendo a los clásicos Pesadillas si no fuera muy anterior. Porque los mangas en los que se basan, del gran Shigeru Mizuki, posiblemente su personaje digamos juvenil más conocido junto a (y detrás de) Kitarō. Por supuesto se nota, sobre todo, su interés por los yokais, espíritus, fantasmas y todo el mundo sobrenatural. Otra cosa es que el estilo elegido de animación parezca luchar entre una parte más oscura, algo como de Hideshi Hino, y una que querría estar haciendo una serie más infantil, un Anpanman incluso. Así que de esta incongruencia es de donde sale esta serie peculiar que espero que encuentre su público.

Un grupo de pijos queriendo ser Los Warriors y acabando como Perros Callejeros, -aunque parece claro que los responsables querían que pensáramos en Boyz n the Hood– eso es lo que está detrás de Los Billis (O) (CO). De una manera tan clara que se mencionan explícitamente a los Warriors, Rebeldes y alguna más. Por supuesto en inglés y con acento de colegio bien. En fin. Quiero creer que alguien ha pagado por esto. Quiero decir, para que se hiciera. Porque la decisión de intentar mezclar serie adolescente con serie de organización criminal con serie nostálgica… Es un cúmulo de decisiones… sin duda.

Pues este The Buccaneers (UK) es una cosita agradable, a ratos divertida, pero fundamentalmente con poca personalidad. Hay ratos en los que está claro que quiere ser Los Bridgerton o The Gilded Age, y hay elementos de producción que recuerdan a Gentleman Jack y a uno de los grandes títulos de Apple TV+, Dickinson, pero me temo que en los dos últimos casos es más estético que otra cosa. En la forma, vaya, porque está claro que el fondo es el de las telenovelas adolescentes. Solo que le falta un algo para aquello, así que aunque lo esperable hubiera sido un Gossip Girl, un The OC o similar -para esta última década vienen todos con asesinatos después de Pretty Little Liars– lo cierto es que se parece, ante todo, a las dos primeras series. No sé si incluso demasiado para su bien. Pero bueno, supongo que como sucedáneo puede funcionar.

Pues les ha quedado una serie bonita, encantadora incluso, esta Cǐ shí Cǐkè (O) (TW) o 此時此刻 o At the Moment o lo que sea. Una serie de episodios con historias independientes sobre el amor con algunos personajes conectando unas con otras y una cierta posibilidad de ir viendo avanzar algunas historias, incluido un epílogo en un último capítulo que ya desde el principio conectaba directamente con el primero. Procurando -dentro de las posibilidades de Netflix, claro- mostrar no solo diferentes situaciones, también una diversidad más general. Y es que una serie puede ser romántica de muchas maneras. Aunque también os diré que lo que más me ha gustado son los títulos de crédito.

Una más que agradable sorpresa este Culprits (UK), lo cierto es que esperaba que fuera la clásica obra de atracos, un poco como la italiana Everybody Loves Diamonds de la que hablamos no hace mucho, o ese Kaleidoscope de principios de año. Y si bien alguna cosa de las clásicas historias de robos tenemos porque, bueno, no deja de tener en algo así como su centro un robo, lo cierto es que podríamos meterla mucho mejor como thriller criminal inglés. MUY inglés. Pese a un cierto aire cosmopolita que va recorriendo diferentes países tanto el reparto -con un buen nivel general- como, sobre todo, la forma de organizar y contar la historia, incluso algunos aspectos visuales de la misma, son enormemente ingleses. Tengo que ver cómo sigue la historia porque tras el piloto decidí ver el segundo a ver si hacían algún cambio de personaje o perspectiva. Pero no, lo que hacen es ir complicando más aún la historia. Así que veremos cómo lo hacen evolucionar o por dónde siguen los tiros o si el reparto se mantiene a la altura de lo que nos están mostrando – Nathan Stewart-Jarrett es una decisión para el protagonista, pero lo hace de manera aceptable, lo que pasa es que Gemma Arterton tiene un papel que es una perita en dulce y muchos de los secundarios, como Niamh Algar o Kevin Vidal, aprovechan las limitadas oportunidades para coger el foco y correr- pero sea como sea, son 8 capítulos que sospecho me voy a ver del tirón.

Emma Stone parece decidida a ganar un Emmy por este The Curse (USA) y, la verdad, se lo merecería una y mil veces. No solo por llevar el peso de esta serie tirando a mediocre sino por demostrarle al resto, especialmente a su compañero -un hierático y falsísimo Nathan Fielder, como de costumbre- cómo se hace. Es una lástima que la decisión de hacer una serie metanarrativa vaya a lugares que eran comunes hace una década, y a seguir una serie de narraciones que hemos visto hasta en Quibi. Así que, al final, el producto queda solo para los fanes de Fiedler, de Stone, y la gente que quiere ver una serie para explicársela a alguien (o para verla con esa persona que se la va a ‘explicar‘). Supongo que hay peores formas de ligar.

Pocas veces me he aburrido tanto como con el piloto de  Lawmen: Bass Reeves (USA), sé que se ha definido muchas veces las cosas de su creador como Televisión para Padres, pero esto llega a niveles ridículos de aburridísimos momentos pseudohistóricos para justificara una situación que nos va acercando a lo que se supone que es lo interesante… ¡que no llega nunca! Entiendo que si estás haciendo un libro biográfico lo que esperas es esto, pero en una serie de televisión… en fin. Todo cosas vistísimas y las excusas habituales. Supongo que habrá gente para la que esta es su serie soñada. Puedo aseguraros que muy pocas veces me he sentido menos espectador objetivo de algo en mi vida.

Se me pasó la semana pasada hablar de este The Origin: Madam Koi-Koi (O) (NI) pero no hay problema porque para eso ha salido esta semana el segundo capítulo… que también es el último. La verdad es que cuando tienes una serie de dos capítulos de hora y media no sé si cuenta como miniserie o como ‘teníamos una película de tres horas pero como no somos ni directores indios ni directores viejos no nos atrevimos a sacarla’. Lo que, por una vez, ha jugado a mi favor, porque no sé si me hubiera animado a darle una oportunidad a esta producción nigeriana sobre una de sus leyendas urbanas más conocidas. Lo cierto es que esta obra sobre Madam Koi-Koi, el fantasma de una profesora que era demasiado cruel con sus alumnos hasta llegar a la violencia y que bien tras fallecer en un accidente después de ser despedida, bien morir ajusticiada por estos, regresa para acabar con los indisciplinados (la leyenda urbana es más extensa y variable, pero esto nos vale para la idea general) en realidad en el piloto parece que no importa tanto. Porque lo que realmente te están mostrando es la corrupción, dejadez y complicidad de un sistema educativo corrupto en el que las monjas hacen más por proteger su reputación que a sus alumnos. Me pregunto si se trata de algún tipo de metáfora. Madam Koi-Koi no aparece, aunque sí sus efectos un par de veces, que en realidad solo muestran un punto de contacto con la trama general (que incluye una escena de violencia sexual contra una mujer hecha de forma tan excesiva que no entiendo qué pretenden lograr, salvo que vayan a cambiar entero el trasfondo del fantasma) y en el que los habituales problemas de presupuesto de Nollywood producen algunos pequeños problemas y varios momentos de comicidad involuntaria -incluyendo a los peores extras de la historia reciente alrededor de uno de los cadáveres- pero, en general, también una obra que se puede ver desde la curiosidad. Vamos, yo no pienso saltarme la segunda parte a ver qué leches pasa con el fantasma y si esta hora y media de trama lifetimesca va a algún lado.

Todos los clichés y luego algunos más, eso es lo que nos ofrece Últimas Férias (O) (BR), una serie con un punto de partida que puede parecer una cosa -un grupo de jóvenes se van de vacaciones, uno de ellos muere en circunstancias misteriosas, la acción se divide entre esos días de fiesta y la actualidad en la que se investiga el asunto- pero que en realidad lo que nos ponen es un Élite con cuatro cambios -un par de ellos de Outer Banks– en el que tiran mucho de sexo, algo de drogas, violencia no mucho, y un par o tres de tramas que ya nos conocemos. Me temo que no hay mucho más, pero supongo que si esto es lo que buscas ya sabes que esto es lo que encuentras.

Con menos mamporros de los que debería y mucho más olor a cerrado llega este Vigilante (O) (CS) o 비질란테, que decide buscar una excusa absolutamente estúpida para el comportamiento de su personaje protagonista. No digamos ya el resto de los policías para arriba y abajo que nos van metiendo en esta cosa. Precisamente por eso deberían haberse centrado en repartir mamporros, para que nos olvidáramos de la parte ideológica. Pero ni eso tenemos.


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