Creo que entiendo lo que quieren hacer en 1670 (O) (PO), una obra histórica de comedia y con uso de la anacronía. Utilizando como referencias las series de ‘falso documental’. El problema es que lo más conseguido es el aspecto histórico: Todos los chistes suenan a viejo. Repetir como tres veces el que puede tener más gracia – «Quiero ser el Juan Pablo más famoso de la historia de Polonia» – me temo que tampoco le hace mucho bien. Y que podamos ver desde lejos no solo parte de las ‘inspiraciones extranjeras’ (Blackadder, Lo que hacemos en las sombras…) definitivamente ayuda incluso menos. Y no es tanto que sea una mala serie, ni mucho menos, como que da la sensación de ser del montón, todo ya visto y muy pocos aciertos. En fin.
No sé qué esperaba de
Carol & The End of the World (USA). De hecho, cuando me la puse y comenzó pensé que sería algún tipo de comedia estilo
[adult swim] y algo de eso hay en el piloto. Pero el punto de partida -una mujer de mediana edad se encuentra en mitad de una situación extraordinaria: Un planeta se aproxima hacia la tierra para destruirla. Y quedan poco más de seis meses para que suceda.- no desbarra en una excusa para hacer locuras o vivir a tope o lo que se supone que se hace en esos casos. En su lugar hay una reflexión que sale menos de la tristeza ante la inminente -bueno, no-tan-inminente-pero-inevitable, quizá- muerte que ante la desaparición de las estructuras de lo habitual, de las rutinas. Al final del piloto la protagonista descubre que hay una oficina que sigue funcionando. En mitad de toda esa locura. Y ahí es cuando las cosas cambian, porque para el segundo capítulo entra en esa empresa, con un nombre tan a punto como todo lo demás, para encontrarse con un asidero de cotidianidad gris. Excepto… que ella va a ser ahora la nota discordante. Y no por humor o por algún tipo de barbaridad, sino porque va a querer ‘humanizarlo’, va a darle cordialidad y empatía. Y ese proceso transformador en el que, de nuevo, hay humor (incluso hay humor del tipo
[adult swim]) convierte esta serie en un gran ejemplo de cómo darle un giro a esa racionalidad irracional y a esa defensa de la humanidad. No sabía qué esperar de esta serie, y lo que me he encontrado me ha parecido realmente inesperado.
El matrimonio entre
Nicolas Winding Refn y
The Famous Five (UK) es uno de esos que logra cosas contrapuestas todo el rato y, precisamente por eso, acaba siendo una
Tierra de nadie. Para mí es una de las peores cosas que pueden suceder, imagino que para una suficientemente extensa mayoría de personas no habrá tanto problema. Pero lo cierto es que te deja ver lo justo de lo uno y lo otro, sin acabar de ceder la posición a ninguno de los dos. Durante buena parte del capítulo, es cierto, no deja de ser otra aproximación a
Los Cinco, un poco más estéticamente cuidad pero tampoco demasiado, en el que la mayor seña de cambio es que
George se supone que es una
tomboy como siempre, pero en realidad parece una modelo de
Gaultier. Así que incluso aunque prefiera pantalones antes que faldas lo cierto es que no hay absolutamente nada andrógino o ambiguo en ella. La trama tiene también un poco de
Refn, pero solo un poco. Lo justo como para notar que hay algo distinto pero que no acaba de atreverse a traer un cambio real, solo un poco de travesura. Como un belén en el que han colocado un xenomorpho. Dentro de eso tenemos también el uso de la iluminación y los colores marca de la casa, algunas decisiones de peluquería e, incluso, de la trama. Aunque lo que más claramente tiene la marca del director es todo lo relacionado con su villano:
Jack Gleeson se divierte, sin duda, probablemente sea el que mejor se lo pasa, pero lo que nos trae es casi una representación en si misma, su personaje es menos un personaje que algo así como la villanesca versión de un
drag king de
Sonny Bono. Y, precisamente, según van yendo hacia la parte de ‘pasadizos secretos’ y ‘tesoros ocultos’ es donde se va dejando de notar el dinero y empieza a aflorar un cartonpiedrismo que, lamentablemente, no abraza. Ya que tienes los recursos de
Knightmare qué menos que celebrarlo. En lugar de eso decide meter a
Gleeson en una especie de ‘tripi’ de imágenes y colores que es muy
Refn, muy poco
Los Cinco y absolutamente nada interesante. Quizá lo mejor -siempre tras
Gleeson– sea la lucha por mostrar una violencia que no puede ser.. De modo que todo acaba en cosas que acaban siendo mucho menos lesivas de lo que inicialmente parece, varias veces. Total, que al final no has reivindicado nada, has ofrecido restos a los dos grupos de interés principales y has dedicado hora y media para hacerlo. Po’fueno, po’fale, po’m’alegro.
Si no fuera porque a su actriz principal la hemos visto en otras series en la misma
Netflix, incluyendo
La reina del Flow, pensaría que se ha pagado
La influencer (O) (CO) y por eso, por no haber, no hay ni un
trailer de la propia
Netflix. Que ya sabemos que
Netflix muchas veces pasa de promocionar sus propios productos. Pero esto de no hacerle ni trailer me parece ya lo que faltaba. Claro que estamos hablando de lo que parece un grado cero de la telenovela colombiana en la que nadie se ha molestado en que ni las tramas ni los escenarios tengan mucho sentido o coherencia. De hecho, no creo que la mayor parte de personajes lograran reunir juntos suficiente potencia cerebral ni como para hacer una tostada. Es difícil saber si es más ridícula la trama sobre los sueños de triunfar como influencer o las intrigas románticas y empresariales. Que en su centro decidan poner una pizzería es más un monumento a la estulticia del guión que algún tipo de referencia o decisión. En un año en el que, además, hemos tenido tantas series sobre influencer -muchas de ellas en la propia
Netflix– como
Celebrity,
Burn the House Down o
P#t@s redes sociales no es que esta se quede lejos de hacer una buena marca, es que no está ni en la misma liga. Y no lo van a arreglar ni con un vídeo tocando el ukelele.
Psé. Es curioso que esta
Maestra (O) (CS) sea una adaptación coreana de una serie francesa, pero no es que haga mucho por mejorarla -aunque sí que la
coreanice– cambiando o matizando los elementos de ¿
thriller? y haciendo bastante más insufribles a los personajes, a todos. Que tiene mérito cuando hablamos de franceses como punto de partida. Pero es que es menos ‘todos los personajes tienen su parte de razón’ que ‘todos los personajes tienen su parte de culpa’. Además de eso, la parte musical no me ha dicho mucho pero estoy convencido de que a los aficionados a la música clásica les va a dar jornadas de gloria comentando cosas. No necesariamente para bien. En fin, yo qué sé. Supongo que vivimos en un mundo en el que también está en ‘crecimiento perpetuo’ el contenido. Y es una lástima, porque a partir del original se podrán haber hecho muchas más cosas. Sobre todo los coreanos.
Supongo que
Northern Lights (O) (IR) es algún tipo de obra de teatro extendida. Una que, imagino, tendrá unos magníficos resultados entre un cierto público que -me temo- no me incluye. Dos extraños que se encuentran cuando uno de ellos ve a la otra completamente empapada por su ventana. Podría ser un asunto ‘escena del lago’, pero me temo que es más ‘desde la ventana veo su mirada de los cinco mil metros’. Lo que sigue es una serie de charlas, otras charlas, Cambios de escenarios para las charlas y confesiones, intentos de giro y blablabla. En fin, yo qué sé.
El año pasado
Jon Pointing estuvo magnífico en
Big Boys, aunque tenía que compartir la serie con
Dylan Llewellyn. Este año le pasa algo similar, aunque es con
Danielle Vitalis con quien le toca compartir espacio en
Smothered (2023). En lo que parece una agradable comedia romántica con un piloto mucho más tranquilo, bien es cierto. Supongo que el giro al final del piloto será lo que se explore -o al menos una parte- en los siguientes. Pero también lo es que parece más interesada en seguir lo que es romance que lo que es comedia. No porque no haya ejemplos de lo segundo, que los hay, aunque no muchos. Sino porque se nota que son los personajes y sus secundarios, las historias y relaciones tejidas, expandidas y mostradas las que les interesan. El piloto está bien, sin mucho más, supongo que porque se centra tanto en el encuentro que el resto de cosas va quedando en un segundo plano -o quizá porque entiendo la parte de conexión e interacción de personajes de la escena del karaoke, pero no su teórica gracia- así que supongo que será a partir del segundo capítulo donde la serie demuestre lo que es, o va a ser. Lo que no sé es cuando o si me lo veré.
A favor de
Yū Yū Hakusho (O) (JP) he de decir que es capaz de parecer tan noventero como es posible… así que logra reflejar el momento del manga (y luego anime) original. Por lo demás… parece una producción de los noventa que cuenta las cosas de los noventa hace que no parezca ni muy adelantada ni muy actual. Supongo que podríamos considerarla
fanservice si fuera lo que significara y no lo que ha acabado significando. Pero supongo que el que busca lo que daba el original lo va a encontrar. Al menos en este piloto. Ya veremos cuando lleguen al Gran Torneo de las Artes Marciales.
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