¡Pilotos Deathmatch!

La capacidad para elegir películas y series de Nicole Kidman es legendaria. En el sentido de que os podría poner media docena de las cosas que ha interpretado y pensaríais que me lo estoy inventando. Sigue teniendo el relumbrón del nombre, pero es difícil destacar algo. Probablemente lo último memorable sea ese Big Little Lies que reunía a un notable reparto femenino a ver si entre unas y otras tiraban del carro. Algo que no tiene pinta que cambie este Expats (USA), que parece más seguir la idea de que lo que funcionó -y funciona- a un cierto tipo de actriz es adaptar un cierto tipo de novela. En lugar de buscar una manera de que la historia -original o adaptada- funcione. Y así tenemos esto sobre ‘la vida de tres mujeres’ que de verdad que parece su propia parodia. Kidman nada más que de sufrí y de sufrí -y casi mejor, porque las escenas que se salen de eso parecen parte de un anuncio de cafés-, hay una joven que lo único que nos muestran una y otra vez es que es una perdedora y una tercera que es la única que logra un mínimo de interpretación pese a contar con otro personaje planísimo. Que decidan vendértelas como ‘expats‘ y sean estadounidenses en Hong Kong tampoco es que ayude mucho, la verdad. Porque da la sensación de que la historia de hay muchas otras cosas que podrían haber sido interesantes, pero no estas. Claramente no estas.

Podría decir aquello de ‘lo mismo pero al revés’. Esta Griselda (USA) es muy claramente un trabajo a mayor gloria de Sofía Vergara. Que está absolutamente magnífica rodeada de la nada. Especie de telefilme de Lifetime que tiene a su favor no ser lo que hizo años ha Zeta-Jones, pero en la que fuera de Vergara… no hay nada. Ni la historia en sí, ni la lucha interna entre convertir al personaje en un héroe y mostrarla como la criminal feroz que fue, ni los secundarios, ni nada… Da igual que sea una serie de Organización Criminal o que te vendan que es de la gente de Narcos. Más te vale ser fans de Vergara, porque es lo que te va a dar.

No sé quién pensó que este In the Know (USA) era buena idea. Supongo que lo mismo antes era un podcast o algo así. El problema general es que la historieta es insufrible, y la entrevista es incluso peor. Lo único que merece la pena es el stop-motion que usan. Y, la verdad, tampoco lo merecen TANTO. Al menos no como para ponértelo con voz.

Supongo que la manera más sencilla de hablar de Masters of the Air (USA) es explicar sus conexiones con otras obras y, a continuación, decir lo que no es. Es el problema principal cuando sacas una serie bélica sobre la segunda guerra mundial que lo más importante que tiene para venderla es eso y un par de actores ya consagrados. Lo cierto es que frente a otras propuestas cercanas -la del SAS de Steven Knight del año pasado, por poner el mejor ejemplo reciente- esta tiene más ambición que resultados, supongo que por ser aún restos de cuando Apple quería ser la nueva HBO en lugar de querer ser Netflix. De ahí que si algo se nota en esta producción es la cantidad de dinero que se han gastado, tanto que van a cancelar a partir de la segunda temporada de un montón de otras series para pagarla. En cuanto a lo que decíamos al principio de Band of Brothers y The Pacific, puedo confirmaros que sí, que en todos los sentidos esta es la tercera.

Curiosa obra histórica esta Sejak (O) (CS) o 세작, 매혹된 자들 o Captivating the King, que parte de un periodo muy concreto de la dinastía Joseon y sus relaciones con las dinastías chinas Qing y Ming para proponernos por un lado una muy clara trama romántica, también -por supuesto- una obra histórica (aunque la recreación sea menos BBC que Antena 3) pero también hablarnos del Go, bueno, aquí llamado Baduk, claro. Lo cierto es que tiene todos los problemas de este tipo de obras, especialmente con una ambientación… de aquella manera… y del exceso de duración del capítulo. Fura de eso, supongo que puede que tenga su público. Pero, desde luego, no soy yo.

Probablemente la peor serie de la semana, que ya es decir, es esta Sexy Beast (USA) que logra el complicado movimiento de hacerlo todo mal todo el rato. Ni el reparto -lo mejor que tenía la película original gracias a un Ben Kingsley que tiraba de ella, y a un Ian McShane que hacía lo que tenía que hacer cuando tocaba. Dos personas intentando salvar un mediocre naufragio.-, ni la trama, ni las decisiones de colocar en el pasado de aquella la historia, ni el ‘golpe’ que les ocupa aquí, ni absolutamente nada ofrece una cualidad no ya redentora sino meramente interesante. Como si fuera un directo a vídeo de algo que hace años que no es popular pero que lo fue en algún momento y el poseedor de los derechos ha pensado que puede intentar sacar un par de billetes vendiéndola en gasolineras.

Las ideas de bombero de las series de Excéntrico Asesor y Recto Policía no dejan nunca de sorprenderme, sobre todo si, como en esta Sight Unseen (CA), es difícil saber quién es quién porque ninguna de las dos parece tener medio dedo de frente. Por un lado tenemos a la poli seria y concienzuda. En cualquier otra versión sería la emparejada con el Excéntrico Asesor. El problema es que aquí necesita ayuda… pero de otro tipo. Sufre una repentina pérdida de visión y en lugar de jubilarse o lo que sea decide que lo más lógico es salirse de la policía pero seguir trabajando gracias a un sistema de lazarillo online. Sí, se va a poner una cámara y un micrófono y así la otra persona le va a ir contando lo que ve. Y a nosotros. Mientras lo vemos. Un asunto bastante cargante. Pero, además, la persona que está ‘narrando’ al otro lado del micrófono es una personalidad completamente diferente: Alegre, Fiestera y… ahm… Agorafóbica. Así que este particular No me chilles, que no te veo, reúne a la que no puede salir de su casa con la que no puede ver.  ¿Son especialmente capaces o dotadas alguna de las dos? Claramente no. ¿Los misterios a su alrededor -¿descubrirán que ha sufrido un problema de visión la ex-poli? ¿quién es realmente la locutora?- logran hacerlo más interesante? La verdad es que tampoco. Más aún cuando nos hemos aburrido de ver detectives ciegos -de Blind Justice a In The Dark– en la televisión. Supongo que porque esperaban que el punto de partida le dire algo de originalidad a la historia. Me temo que no.

Una serie… no exactamente de organización criminal pero se queda muy cerca… que es lo que le gusta a Netflix, y una reexaminación del pasado reciente de Sudáfrica y de lo que podríamos llamar, usando nuestra propia terminología, La Transición. Eso es lo que nos ofrece Soon Comes Night (O) (SA), ambientada en los noventa y usando una forma muy clara de enfrentar miradas. Por un lado hay un antiguo héroe de la liberación que ve que no es recompensado de manera alguna y decide mover su vida hacia la parte criminal. Lo hace sin dejar de ser carismático ni, desde luego, ‘hacer el bien’. Por otro lado tenemos a un policía que es tan el epítome de lo que se supone de un policía que solo le falta el café y los donuts. Es, además, un antiguo oficial de cuando el Apartheid. Por supuesto es retratado menos como una mala persona dispuesta  todo que como alguien que creía en el sistema y que ahora se encuentra perdido ante los cambios. Tremendas narices, pero supongo que es lo que necesitan para que la acción funcione. Mostrarle menos como un malvado que como un pusilánime. A partir de ahí, por supuesto, las trayectorias van moviéndose y, claramente, van a acabar chocando. Más aún porque se supone que es uno de esos Basado en hechos reales. Uno que tiene lo mejor en, precisamente, esa exploración de las zonas grises y de -de nuevo, con terminología española- El Desencanto. Así que aunque no es lo que podría haber sido ni en la parte criminal, ni como thriller, ni como drama, si que es cierto que logra unos mínimos de interés. Que ya es más de lo que esperaba.


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