¡Pilotos Deathmatch! «Monsieur Spade», «Death and Other Details» y más

Más que agradable esta Death and Other Details (USA) que toma una muy clásica estructura de whodunit con su murder mystery y su Círculo Cerrado de Sospechosos para realizar una investigación que en sus dos primeros capítulos parece tener claro que hay que intentar ir un poco más allá pero en la que espero que no se extienda mucho la trama. Veo que hay muchos personajes y muchas historias -aunque, curiosamente, solo aparecen ocho actores en los créditos iniciales y tres son investigadores- pero estas decisiones de capítulos de una hora y temporadas de diez son… bueno, decisiones. De todas formas lo que se ha visto está bien, te pinta de un brochazo a la mayoría de personajes -con trazos más o menos gruesos-  pero sabes el tipo de historia que vas a encontrarte. Trata de sorprender, con éxito regular, y aunque toma algunas… digamos licencias supongo que para que parezca que esto no es el whodunit que veían tus padres, resulta lo suficientemente agradable como para seguir con la historia. A ver si les va bien.

Comenzar una serie como hace Finders Keepers (UK) con dos personas a las que no vemos echando un cadáver que tampoco conocemos a un agujero y empezar a cubrirlo de tierra es una forma quizá no muy original pero sí muy clara de lanzar la serie. Inmediatamente queda claro qué es lo que se va a buscar, aunque salgas a continuación con una serie de panorámicas y una escena familiar. Como si hubiera sido más planificada que escrita, pasamos a conocer al núcleo principal, sus ocupaciones, y el asunto en sí antes de los primeros quince minutos. A continuación, con la misma diligencia, se presenta el dilema moral, los problemas asociados que pueden llevar al mal camino, los intentos de hacer lo correcto que no funcionan, como si fueran señales del destino y, por supuesto, a más personajes fuera de ese núcleo familiar que van a ser importantes para la obra. A partir de ahí una ronda de decisiones, discusiones y, por supuesto, la policía. El capítulo termina habiendo puesto cada cosa en su sitio y, sobre todo, sin haber respondido a la duda inicial de quién está siendo echado a un agujero y quienes son los que le echan. Aunque, por supuesto, por el camino te han dado ideas más que suficientes que pueden -o no- ser correctas. Sea como sea, un capítulo que está creado con más urdimbre que mañana, como si tuvieran una lista y la hubieran ido tachando. Es fácil de entender todo, y también de seguir, pero da la sensación de estar menos ante un cuadro que ante una pintura por números.

No pensaba yo que una serie libanesa pudiera parecer una película de Hallmark -de Hallmark Movies & Miysteries, de hecho- pero aquí estamos, con esta Girl’s Play (O) (LI) o  لعبة بنات o… bueno, ya me entendéis. Que está claramente hecho sin demasiados medios -hay una escena de atropello como no veía yo desde El Altar (Demasiado Tarde Para Rezar)… y la música que usan para ambientar muchas parece sacada de alguna librería de windows- pero sí con ganas, por mucho que parezca una mezcla entre algo que ha sido claramente preparado con un motivo y el viejo juega a juegos estúpidos, gana estúpidos premios. Al menos, dentro de todos estos problemas, logra hacer algo lo suficientemente… quizá no interesante pero desde luego sí entretenido… como para querer seguir adelante con más episodios. Lo que, supongo, es algún tipo de éxito.

A ver por dónde empiezo yo por esto… Hazbin Hotel (USA) tiene muy buena voluntad y se nota que hay gente trabajando en que el diseño de personajes fuera… original (supongo). El problema es que la trama se basa en una serie de decisiones bastante discutibles sobre lo que son el cielo, el infierno y quiénes van ahí. O cómo se organiza. Y están amenizadas -es un decir- por canción broadway-ishies, que es parte del asunto. Lo completamente genéricas que resultan casan con… bueno… casi cualquier intento general de ‘voy a hacer un musical’ que decide replicar lo que ya hay. Que tiene a gente más que competente detrás –Alex Brightman poniendo la voz a Adam puede ser de lo mejor del episodio- aunque decidieran no recontar ni recuperar el piloto que se hizo hace años con el verkami, pero sí reemplazar a los actores -o los dobladores o como les queráis llamar- por esta gente en general más conocida –Stephanie Beatriz sin duda lo es, Jeremy Jordan, Christian Borle o Keith David muy probablemente lo sean, de Erika Henningsen y Blake Roman tengo mis dudas, pero la productora sabrá- y el resultado… bueno. Pues otra serie de animación para ‘adultos’ pero esta con canciones un tanto genérica, un poco como esas series genéricas que hacen con buenos actores. En fin, al menos aquí hay buenas intenciones… supongo.

De verdad os digo que si no fuera porque les conozco al oír lo de Indian Police Force (O) (IN) pensaría que era algún tipo de parodia. PERO… El gusto por las pelis de acción es muy profundo en La India, hasta el punto de que existe un PolicíaVerso -o PolicíaConBigotónVerso, según- y -sobre todo- están inmersos en un proceso de nacionalismo y agresividad cultural solo comparable a la USA de Reagan. Así que producen un tipo de contenido cultural similar. Incluyendo la creación de un enemigo interno/externo que en este caso son los musulmanes, como si fuera la USA post-11S. Y el resultado es un tanto similar, aunque menos espectacular de lo que uno podría esperar viendo sus películas. En fin, ya sé que las series y el cine son distintos pero estas decisiones de mezclar cámara rápida y lenta, o meter una canción en el segundo capítulo, son… bueno. Supongo que intentan acercarse en lo posible. Incluso con esa manera particular de hacer flashbacks. (Y, por cierto, no tiene nada que ver con Police Force: An Inside Story) En fin, un poco más cerca a que hagan algo como serie y para todo el mundo a la altura de sus películas.

Lo bueno de que el protagonista sea alguien a quien ya has visto dos veces en series en este mismo servicio de streaming -como es el caso de Çagatay Ulusoy en Hakan y en Terzi– es que sabes que no es un problema ni del país ni del actor, que Kübra (O) (TU) no funciona por la propia serie. Que es dispersa, divagante, más vagante que otra cosa, y un tanto espesa. Tuve que parar el primer capítulo a ver si había empezado por donde no tocaba y eso explicaba que estuvieran a su bola con chorradas de tínder cristiano y pachangas de fútbol, como a la media hora hay una mascletá mortal que se supone que tenemos que creernos que es algo así como un tiroteo fuera de plano -y no pueden echar la culpa tanto a la falta de medios como a gastárselos en tonterías- y podría esperarse que ahí empiece algo… pero no. En lugar de eso pasamos a una especie de momento ‘teatro vanguardista’ con droga-porro incluido que… en fin. ¿Hemos descubierto ya cómo da luz verde a las series Netflix? Porque esa es la historia que yo quiero saber de esto.

Otra serie de influencers, esta Late Bloomer (CA) está esta vez protagonizada por un influencer contando su vida. O algo así. Jasmeet Raina es sikh, quiere ser un creador de contenido y cómico, y… No tiene demasiada gracia. Para mí al menos. Es muy parecido a esas series de jóvenes creadores de contenido y lo único que aporta es el contexto que, en realidad, tampoco es muy diferente. Supongo que es de esas cosas que tienes que conocer o haber vivido el contexto o algo. Pero lo cierto es que el resumen debe de ser eso de que busca el dinero del hombre blanco. Mientras no me toque ver la serie por mí que lo consiga.

Muy gratamente sorprendido estoy con este Monsieur Spade (USA), no tenía muy claro qué esperar pero lo han superado con creces. Y lo han hecho manteniendo varios de los rasgos del personaje y sus obras -esa resignación fuera del cinismo, esa decisión de intentar hacer lo mejor, esas aficiones, incluyendo la de los diálogos afilados, ese banter que dicen los anglos y que aquí se ejecuta perfectamente- así como cambiando lo que no les convenía -mandándolo a Francia, haciéndole objetor de conciencia y buscando una manera de que… bueno, mejor que lo veáis- y centrándose sobre todo en personajes, paísajes y, sobre todo, la actuación. Incluso el peor de ellos -que probablemente sea ese Matthew Beard que parece estar en mitad de una imitación de Hugh Grant– lo hace mucho mejor que la mayoría de series. Habrá que ver cómo sigue, por dónde lo llevan y si estiran en exceso la trama – que con seis capítulos más nos vale que no lo hagan- pero, de momento, es un gran inicio.

Cómo será Ponto Final (O) (BR) para que Netflix no le haya hecho ni tráiler. Pues una cosa mitad sketch en programa de variedades de José Luis Moreno, mitad versión en parada de autobuses de Hostal Royal Manzanares… pero con un reparto menos solvente. La verdad es que si me dijeran que es algún tipo de representación que realizan de manera itinerante me lo podría creer, porque precisamente lo que menos funciona son las partes que se suponen más ‘televisivas’. Claro que teniendo incluso el chiste de ‘Vendo Opel Corsa’ reconozco que me cuesta creer que esto se haya aprobado con la idea de que funcione y no por hacer -o pagar- un favor a alguien.

A veces me pregunto cosas viendo series, en el caso de Prosper (AU) es… ¿Cuándo comenzaron a ser indistinguibles las series de Organización Criminal y las series sobre MegaIglesias? Ya, bueno. En cualquier caso… El asunto es que tenemos algo menos… No sé… ¿Menos humorístico que The Righteous Gemstones? ¿Menos camp que Greenleaf? ¿Menos… inexplicable… que Filthy Rich? Quizá ese es el problema. Intentar montar una telenovela en serio, intentar que nos creamos que a los evangélicos realmente les importan los escándalos morales, intentar tratarlo como si fuera una serie oscura y casi triste pero sin excesos… es servir la sopa y esperar que no moje. Que decidan terminar el piloto no con un cadáver sino unas escenas después con al patriarca llorando creo que dice más de lo que podemos esperar de ellos de lo que probablemente crean. Así que, bueno, quien quiera decidirse a verla… va avisado.

No sé si esto saldrá del algún tipo de cómic, pero Killeodeul-ui syopingmol (O) (CS), o 킬러들의 쇼핑몰 o A Shop for Killers, logra la difícil tarea de ser a la vez aburrida y enrevesada. Ni la historia de su protagonista principal tiene mucho interés, ni parece haber ningún misterio en la muerte de su tío, ni el hecho de que tuviera algo que desde el título nos dice parece tener misterio, interés o intríngulis alguno. Da igual las secuencias con disparos o música alta que le metas. En fin, otra vez será.

Tener los ingredientes no es tener el plato, y Seon-san (O) (CS) – o The Bequeathed o 선산 – lo demuestra de forma muy clara. Sobre el papel podría hacer el resumen de la serie y que os interese. Un señor mayor muere, su sobrina va a hacerse cargo de la herencia -las tierras- y un policía estudia lo misterioso del asunto. Además, procuran mostrar las tierras y hay bastante trabajo policía reflejado, además de sobre la vida tanto del policía como de la heredera. Sobre todo porque las tierras que va a heredar son las de un… cementerio.  Pero lo cierto es que un estilo que se mueve entre lo plomizo y lo moroso, más una notable falta de brío tanto en lo que se representa como para decidir cómo se representa nos dejan algunas informaciones perdidas entre un exceso de metraje. Hasta el punto de que considero que si quiero saber cómo sigue este piloto -y lo cierto es que tampoco mucho- sería más fácil leerlo en el libro en el que se pueda basar. O leer un resumen en la wikipedia. Ambas cosas consumirán bastante menos de mi vida.


Deja una respuesta