El primer cómic infantil de Javi de Castro, que nos ofrece una historia de ida y vuelta con un joven cosmonauta, una deriva extraterrestre y una serie de encuentros sorprendentes.
– La séptima hipótesis de Paul Halter, ed. WHO
Un autor francés que desde finales de los ochenta a mediados de los diez estuvo escribiendo mysteries, muchos de ellos con habitaciones cerradas, pero esta vez lo que Paul Halter nos trae, de la serie del Dr. Twist y el Inspector Jefe Hurst, es la sexta de esas historias, escrita en los noventa pero ambientada en el Londres de finales de los treinta. Asesinatos extraños, muertes posibles en situaciones imposibles y, sobre todo, una cierta sensación de juego. Porque aquí tenemos a un tipo disfrazado de Doctor de la Plaga, tenemos un juego con cubos de la basura llenos, vacíos o con un cadáver dentro, y tenemos a dos personas del teatro que parecen haberse retado a una competición mortal. Todo para nuestra diversión, por supuesto.
– Pioneros en el espacio exteriorde Javier Jiménez Barco, ed. Diábolo
Un repaso a los libros clásicos de ciencia ficción de autoría española creadas como colecciones, fundamentalmente como sagas con un protagonista recurrente, de Mari Pepa al Capitán Rido o Kabé pasando, claro, por los Aznar. Escrito, además, por el autor de títulos como Chicago-Marte por 15 centavos o Terror Tales y los pulp bizarros.
Hay cosas para las que uno -yo- es más público, y otras para las que hay que reconocer que menos. La historia de dos personas que se conocen y tienen una conexión especial -amorosa, claro- pero se separan y no vuelven a verse hasta años más tarde, en la que tienen que decidir qué hacer ahora que se han encontrado, que es una historia que hemos visto mil veces y que la mil una es Un Amore (O) (IT), no me ofrece a mí mucho más de lo que tirar. Los actores están bien, intentan mostrarnos dos vidas distintas en la de él y la de ella, y tratan de trazar una diferencia entre el antes y el ahora contándote parte de la historia por separado. Pero, qué puedo decir, claramente no es lo mío. Espero, eso sí, que encuentre a su público.
Tengo tantas dudas con Bad Dinosaurs (USA), probablemente ni ellos saben quién es su público. Probablemente sean los menores porque es Netflix Jr., pero podría ser también más mayores o algo porque parece que el diseño y algunos chistes están más cerca de aquellos principios de los ’00s con la diseminación de webseries. Vamos, que a ratos parece más Ice Age, otras La Fiesta de la Salchicha. En cualquier caso son cortos con unos dinosaurios de diseño humorístico y gags sencillos. No hay mucho más -ni en animación o diseño ni de personajes ni de escenario-, tampoco creo que lo busque.
¿Quién lanza tres temporadas del tirón? En fin, supongo que en Semana Santa se estrenan cosas. Cosas. Como esta The Baxters(USA), una especie de drama familiar cristiano cuyo argumento resumiré en Una mujer descubre que su marido alcohólico está teniendo una aventura, así que su familia -su madre sobre todo- la ayuda a salvar su matrimonio. Como El séptimo cielopero más. Todo más. Bueno, no, ni los actores ni los guiones son mejores que los de aquellos, aunque sí tiene pinta de que la idea de cristianismo que manejan es lo suficientemente estúpida como para justificar cualquier decisión familiar que en otra situación se resumiría en ‘huye en dirección contraria’. Y que aquí se reduce a esperar que Dios llegue a resolverte los problemas los días impares que te ha enviado los pares. Pero bueno, lo mismo alguien le encuentra sentido. O un actor de color. Aparecen más o menos en el mismo ratio.
Este Big Mood (UK) no es tanto que sea A mayor gloria de Nicola Coughlan –Lydia West debería de estar al mismo nivel, pero claramente la dejan detrás- como que tienes que aguantar mucho a Coughlan y su personaje para querer seguir viendo esto. Supongo que es otra de esas series de salud mental con protagonista más o menos joven. Y probablemente en algún lado podría haberme interesado, pero a saber dónde.
A veces se me olvida que los canadienses TAMBIÉN sacan series en francés. Como ha pasado con Dors avec moi (CA), en realidad más una webserie de menos de 10 minutos por capítulo, en este caso para equiparar a la culpa con un monstruo que ¿hechiza? ¿aterra? a la protagonista. Bueno, es algo que existe.
A veces hay cosas sueltas que brillan más que la suma de sus partes. Por ejemplo, A Gentleman in Moscow (USA) tiene hallazgos aquí y allá -no todos sacados del libro de Towles, a veces de actuación, casting, diseño o… ya me entendéis- pero la decisión de obviar todos los tonos de gris de la obra original a favor de una narrativa más clara para el público americano –los comunistas son malos, por si os lo preguntabais- unido a una pedestrización de la misma hasta puntos en los que parece que subestimar a sus espectadores es lo único que ha tenido sentido para el equipo creativo – como si hubieran decidido hacer suya la famosa cita atribuida a P. T. Barnum– llevan a la única conclusión posible: Si os llama la atención… leeros el libro.
¿Qué decía hace un rato de historias contadas mil veces? Pues vamos con la primera versión de una historia contada un millón de veces. Este High Country (AU) nos trae a una nueva policía en un pequeño pueblo pintoresco lleno de secretos, un crimen en la actualidad, un crimen en el pasado, circunstancias extrañas que casi parecen sobrenaturales y toda una serie de secundarios que entran tanto en la parte de pintorescos como en la de los secretos, cuando no en ambas. La parte buena es que está hecha con tanta solidez como originalidad le falta. Los personajes logran no ser demasiado planos ni caricaturescos, el misterios actual logra ser algo un poco distintos, el misterio del pasado es una de las dos versiones clásicas -aunque al menos no la más habitual- y la construcción de esa carcasa tiene al menos una mirada de interés. Así que una nueva demostración de que siempre hay quien se puede salir con la suya enfrentada a un clásico.
Aquí debería de ir una introducción similar a la anterior, aunque es cierto que Inspector Rishi(O) (IN) tiene más claro el no buscar lo de pueblo extraño, en su lugar tenemos una especie de seriedad, de sobriedad, que tampoco es que le haga mucho bien a la serie, incluso aunque los secundarios parezcan estar para intentar demostrar lo consciente que son de lo que están haciendo. Quizá con capítulos más cortos…
Lo que nos lleva a la primera serie de Organización Criminal de la semana, aunque al menos esta Ourika(O) (FR) busca conjugar varios puntos de vista diferentes, es cierto que el más importante es el del ‘heredero inesperado’ de la banda de turno. Pero también tenemos a su hermano y a un policía, y algo detrás tenemos a la novia del protagonista y el jefe de otra de las bandas, o algo así. La verdad es que es un poco lo de siempre: héroe reluctante forzado a cambiar su ‘inocencia’ por el bien de su ‘familia/etc’, organizaciones criminales más o menos brutales, policía más o menos inoperante, blalblabla. A mí no me ha dicho gran cosa, pero a saber, quizá si te gusta como suena querrás bailarla.
La tercera versión de la serie hecha un millón de veces -en serio, tres en una semana, ni siquiera yo creo estar exagerando- es esta Passenger(UK) que para mí se queda corta en todo… excepto en los tiempos de lo que nos van enseñando. Demasiado lenta tanto en las escenas como en lo que tardan en contar su historia. Sobre todo porque llega un punto en el que no podría darme más lo mismo lo que va, lo que viene y lo que pasa en medio. ¿Que hay un secreto secretoso en ese pueblo? Bien por ellos, no tiene pinta de que los guionistas sepan lo que es. ¿Que hay un misterioso juego de ordenador al que los jóvenes juegan? Bien por ellos, solo me sorprende que no sea una app. ¿Qué hay un montón de personaje excéntricos, el dueño de una fábrica de pan hace cosas raras y un joven no sabe cómo llegó a su casa después del accidente, sangró todo lo sangrable y tampoco parece que eso le preocupe o moleste? Pues si no le interesa a él imagínate para que me interese a mí.
No sé si llamarla la mejor serie de la semana -aunque probablemente lo sea- pero, desde luego, una que no esperaba encontrarme, menos aún en Disney, porque esta Renegade Nell (UK) es un batiburrillo de personajes y situaciones con un fondo histórico, tono humorístico a ratos, dramático otras, un fondo de acción, a ratos de fantástico, según el momento casi de superhéroes o, al menos, de superpoderes, pero lo cierto es que también hay magia, y el trasfondo histórico… Una joven vuelve a su casa tras haber estado en el ejército. Es finales del S XVIII, así que la joven iba disfrazada de hombre. Pero no solo eso, también tiene algo ‘especial’, que se muestra cuando unos bandidos se cruzan en su camino. Lo que pasa es que también tenemos melodrama familiar, intrigas en la corte, tres hermanas bien distintas entre ellas, magia de formas clásicas y no tan clásicas y una progresión de temas y personajes que, sinceramente, parece el resultado de ejecutivos muy preocupados llamando a la autora para saber por qué ha hecho ‘eso’ y si no podría ser más ‘Disney’la serie. Porque hay una autoría detrás, la siempre sorprendente Sally Wainwright, que lo mismo te monta Happy Valley o Last Tango en Halifax que Gentleman Jack… o esta. Que cuenta, además, con un magnífico y variado reparto y una producción igual de peculiar. Hasta el punto de que no quiero contaros demasiado porque creo que parte de la gracia es darte de bruces con ella. Espero sinceramente que encuentre a su público, que no sé si será muy grande pero que estoy convencido de que la disfrutará… y pedirá una segunda temporada.
De nuevo no soy público para una serie, o al menos en parte no lo soy, porque esta Ronja rövardotter(O) (SU) o Ronja the Robber’s Daughter, o como hayan traducido el nombre del libro de Astrid Lindgren, no solo tiene una parte lógica de creación juvenil, casi infantil, propia de un libro que no sacó El Barco de Vapor porque ya había conseguido los derechos Juventud, también una serie de decisiones para explicar el mundo de fantasía que hace que no parezcan comprender que precisamente lo que mejor funcionan son los toques fantásticos, aunque ni vayan a ningún lado ni sean el centro de la historia, así que intentar explicar a quiénes robaban los bandoleros o qué organización había fuera de ese castillo partido por un rayo en mitad del bosque es, al menos para mí, contraproducente. Supongo que algo tenían que hacer para distinguirse del anime que hace una década realizaron en Ghibli sobre la misma historia pero, yo qué sé, este disparar en dos direcciones me deja fuera de juego.
Hablando de no tener muy claro lo que se cuenta, entiendo que esta Thī thịy thī mạns̄̒(O) (TA) o ทีไทยทีมันส์o The Believers o como lo hayan llamado en español busca contrarrestar el estreno en la misma plataforma de esa especie de docudrama de Testamento: La historia de Moises, con una historia sobre unos timadores -bueno, programadores de un juego respaldado por NFTs… así que sí, timadores- que al verse en apuros económicos deciden que la mejor forma de timar a la gente es con la religión. Así que sí, estamos ante otra serie de ‘organización criminal’, una en la que parece mentira la falta de ironía con la que se tratan todos los temas. Porque el asunto es que está ahí.
Esta no es la versión un millón uno porque en Veronika(O) (SU) prefieren otro clásico: La inspectora metida en un asunto misterioso que debe intentar sobrellevar los problemas de su vida familiar con los de su vida profesional. Aquí no hay un pueblecito curioso sino afición a las pastillas, vaya. ¿Significa eso que no hay elemento pseudofantástico? Jaja, qué cosas tenéis. Si ya os he dicho que la protagonista se excede con las pastillas, así que CLARO que ve cosas. Pero me temo que mucho te tienen que interesar estos policíacos de gente que está mal para aguantar lo lento y deprimentes que son los suecos. Estos suecos, al menos.
Terminamos con esta semana de historias que hemos visto mil veces con una de una familia judía que se encuentra con los nazis de frente y eso les lleva a separarse y repartirse por distintos países, aunque el paso del tiempo permitirá que algunos vínculos regresen y que visiten aún más sitios. Ah, sí, el nombre… We Were the Lucky Ones (USA) Podría haber sido un grandes relatos, pero no se ha hecho en la época del espacio contenedor de miniseries del mismo nombre, pero como en aquel momento se hicieron varios y nada parece indicar que haya más intención en esta serie que recordar la historia de esta familia y hacer ese combo de Novela Histórica y Varias generaciones de mujeres (bueno, y hombres), pues nada, se ve que este año no tocaba Barrabás. Otro año ya veremos.
A veces es complicado hablar de un libro de relatos porque hay mucha variedad o porque no está muy definido, en este caso se trata más de intentar transmitir que es un libro duro pero no hostil. Es duro porque estos niños que protagonizan las historias hacen sencillo empatizar con ellos. Y es muy fácil que hayas visto, o vivido, historias como las que se cuentan. A veces más cerca de un realismo sucio rural lindante con el género criminal, otras más cerca del drama que es casi terror, o del terror que es casi drama. No hay prácticamente ambigüedad sobrenatural en ellos porque, como tantas veces, lo más terrible puede acabar siendo el ser humano y sus redes que van apretando y asfixiando. Sobre todo a los más pequeños que no entienden por qué las cosas son así, o por qué tienen que serlo. Cinco relatos, distintos y con diferentes temas y circunstancias, pero en todos ellos una verosimilitud que quizá no haga sencilla su catalogación… pero te deja el cuerpo regular.
Efectivamente, vuelve Martha Wells a España. No lo hace -de momento- ni con MataBot, ni con Raksura, ni con Ile-Rien (La muerte del nigromante, vaya) aunque esperemos que si esta va bien (y está bien traducida y editada) el resto siga. Esta vez le toca a Rey Brujo, una historia de mágia y fantasía en la que un fallecido es despertado para usar su magia. El problema es que no está muy por la labor, que fue encarcelado y asesinado, y que el mundo que conoció ha cambiado. Pero… ¿cuánto podrá hacer desde el otro plano? ¿Y en quién puede confiar? Pero, sobre todo, ¿cuánto durará esa magia?
Una obra de Sōseki que habla, de nuevo, en los puntos en común y divergencias entre generaciones, con un profesor con ideas revolucionarias dado de lado por la sociedad y un joven recién graduado al que la falta de contactos le mantienen en pequeños trabajos. Ambos están lejos de poder realizar grandes obras y mantienen un pasado común que el mayor desconoce. Y, sin embargo, se encuentran ambos ante el final de una época con todo lo que eso significa para ambos.
Aquí llega al fin la novela gótica de fantasmas sobre la inmigración por la que la autora Ai Jiang ea candidata al Stoker. La historia de una mudanza a un pueblo que permite contactar con los difuntos, en la que los lazos familiares y las emociones son casi tan importantes como los elementos góticos, y en los que el examen de el dolor, la muerte, la nostalgia o la inmigración hace que uno reciba un impacto distinto.
El autor de La costa de Chicago trae aquí lo más cercano a una novela que llegó a escribir. Incluso si la consideráramos una unión de relatos o una novela de relatos. Una historia sobre una familia de immigrantes polacos -a partir del hijo menor- que nos presenta el Chicago de los ’50s y ’60s, con sus partes más claras y más oscuras, algunas de las cuales parecen más una historia familiar -de amigos y parientes que, a veces, no son tan cercanos aunque podrían serlo- y que llegan a parecer las anécdotas a ratos encantadoras, entrañables, nostálgicas o humorísticas que escuchas mientras vas de un lado a otro de una sala en una reunión familiar.
Nueva novela de intriga del autor de Seis Cuatro. Esta vez parece que lo han traducido del japonés y no del inglés, pero fíate de los peces de colores. En cualquier caso, es una historia particular. No una obra de Burocracia-Ficción como la anterior, sino la de un arquitecto al que dejan construir una casa impresionante, pero que años después descubre que está aparentemente vacía. Hay huellas de intrusos, pero no de la familia para la que la construyó. Así que decide ser él quien se ponga a descubrir qué se esconde tras este misterio y qué ha sido de ellos.
Una obra tan particular como su propia autora, la historia de una científica aficionada que decide criar a un orangután como si fuera humano, algo para lo que se aíslan de la sociedad y en la que vamos viendo cómo este experimento se enfrenta al principal problema: La capacidad para entender al otro.
Pues sí, es cierto. Llega a España ‘esa‘ selección de relatos de Pratchett. Por supuesto no los del famoso disco duro destruido con tanta exhibición. Son obras publicadas a lo largo de los años, algunos de ellos bajo pseudónimo, que han podido seguir recuperando para su publicación porque… Bueno. Supongo que porque la explotación capitalista es así. ¿Y no va de eso la obra de Pratchett?
John Allison y Max Sarin se reúnen tras el final de Giant Dayspara ofrecernos una historia cerrada que sirve de homenaje al Great British Bake Off. En teoría también a los misterios clásicos, pero lo cierto es que el caos poco controlado está más cerca de una especialmente accidentada screwball comedy que del murder mystery.
Puede que no sea de Peyo pero esta historia de los pitufos tiene suficiente humor en un estilo un poco diferente, lo suficiente como para demostrar lo que puede dar de si cuando se permite a otros autores contar historias haciéndolas un poco más propias, aunque solo se puedan salir del fanfic corporativo de la explotación de derechos hasta cierto punto.
Al principio pensé que Ark: The Animated Series(USA) era fruto de alguna apuesta. Pero no. Por lo visto es un videojuego o algo y la serie lleva dando ni se sabe el tiempo vueltas hasta que ha acabado, de alguna manera, en Paramount +. A ratos parece recortes de cinemáticas de un juego, a veces parecen escenas de algo más largo, o más corto. Así que, en general, creo que esto es para fanses irredentos del juego. Como mucho.
¿Es mejor o peor este 3 Body Problem (USA) que la versión china que vimos el año pasado? Pues no es sencillo responder porque parece algo completamente distinto, aunque sea solo porque esta carga las tintas en la propaganda anti-comunista y anti-PCCH, supongo que para evitar que el senado intente cerrar Netflx, o algo. Pero bueno, ese prólogo de ‘comunistas malvados’ supongo que deja claras las intenciones de la serie desde el principio. Donde la china era aburridísima aquí logran… no hacerla menos aburrida, que milagros los justos, pero sí hacerla avanzar de americanada a americanada hasta la victoria final. Incluyendo el gusto en demostrar que se han dejado el dinero en cosas que no necesitaban ese dinero, un tic de nuevo rico sin gusto que en Netflix parece haberse desarrollado con ganas. Es notable lo desastroso que logran que resulte todo, como si fuera la primera vez que en Netflix se hiciera una serie, o tuvieran que demostrarle algo a alguien, y no llevaran 12 años, desde Lilyhammer, en estas cosas. La verdad es que es el tipo de cosa que esperaría en Prime -Aunque The Peripheal era mucho mejor que esto-. No exactamente un desastre, muy lejos de ser una serie apreciable. Tendrá su público y no seré yo. Ya me ha costado aguantar la hora y pico de estupideces de una serie que parece que lo único que tiene claro es que quiere demostrar el dinero y las capacidades, antes que ofrecer una historia o tener un estilo o tema. Hasta el punto de que llegué a considerar si tendría sentido comentar mucho más, como no creo que lo tuviera hacerlo de una demostración de imagen de un televisor.
La historia de Boku no Itoshii Youkai Girlfriend(O)(JP), o 僕の愛しい妖怪ガールフレンド, o My Undead Yokai Girlfriend, es particular. Por un lado hay una ‘novia a la carta’, por el otro hay una maldición. En realidad está todo relacionado, claro. Pero frente a otros inicios que podrían ser como Weird Science aquí parte de la magia y se presenta un interés al margen que, supongo, vertebrará alguna trama. Supongo que tendría que ver el segundo capítulo para ver cómo va a ser la relación entre los protagonistas, también con los secundarios, y a ver qué más tramas se ponen por delante. Pero quizá esa misma situación de haber contado solo la mitad de la historia puede hacer que decidamos que no tienen tantas ganas de contarlo. Ambivalencia.
La capacidad de los británicos de montarte una serie de la nada tomándose en serio lo que podría ser una excusa para un telefilme de Lifetime no dejará nunca de sorprenderme. Más aún cuando llega una como Coma(UK) en la que un hombre en crisis -magnífico Jason Watkins, como de costumbre- ve su vida caer por el habitual sumidero debido a circunstancias yo diría que fundamentalmente externas. Un estudio sobre el hombre de mediana edad asustado por el presente que podría tener algo de mitin electoral pero que, sobre todo, demuestra como una buena elección de actores puede ayudar a punto de partida ciertamente ridícula a seguir adelante. Todo un logro.
Una pequeña y agradable sorpresa esta Davey & Jonesie’s Locker (CA) que reúne parte de lo que podríamos llamar el estilo de Bill & Ted y lo aplica en lo que podría haber sido una serie ochentera/ noventera juvenil (Pensad en Sliderso en Otherworld). Un multiverso distinto entrando y saliendo de las taquillas. Todo ello reciclando espacios, con algún estilo de humor y poco dinero -quizá de manera discreta, quizá porque piensen que así tiene más gracias-, pero lo cierto es que el desparpajo y la desvergüenza logra hacer algo pequeño, consciente, pero memorable.
A veces las series solo aparecen, supongo que por acuerdos y similares. Pero así me he encontrado en Netflix con esta Da tang di gong an (O) (CH) o 大唐狄公案 o Judge Dee’s Mystery, una serie china histórica y de misterio -en ese orden, por cierto- que dice estar inspirada por los libros del holandés van Gulik. Cosa sobre la que, la verdad, tengo mis serias dudas. Mi problema principal es que los casos parecen durar demasiados capítulos. Me he visto tres y aún no han resuelto el primer caso. Que dice que serán 32 capítulos, pero no me puedo creer que vayan a dedicarle todo ese tiempo, así que imagino que irán, poco a poco y con tranquilidad. Sea como sea, una serie de esa de tener de fondo mientras haces otras cosas, no muy molesta, no muy emocionante, un tanto de cartón piedra.
Quizá lo mejor de la semana, Diarra From Detroit (USA) tiene como mayor problema un piloto en el que intenta demasiadas cosas a la vez. Con eso y todo, el humor de la protagonista y la decisión de hacer una serie de misterio distinta -aunque parezca una versión invertida de Search Party-. Una mujer recién divorciada tiene su primera cita tras todo el asunto, todo parece ir bien pero el chico no responde. A partir de ahí decide investigar porque está SEGURA de que algo ha tenido que haberle pasado. Mientras toda la gente a su alrededor la mira con desconfianza, y algo de pena. Con eso y todo logra mantener el humor, presentar a una -algo extensa, algo llena de eventos- galería de secundarios, y la trama de suspense -que podría serlo… o no- me parece interesante. Así que vamos con ella, a ver cómo sigue. Esperemos que no se desinfle.
Parece que la idea de hacer cosas juveniles con coreanos -¿sobre coreanos?- sigue adelante, esta vez con Gangnam Project (CA), que sigue la historia de una joven de de ascendencia coreana que viaja para allá para profundizar en ella y acaba en una academia de K-Pop porque por supuesto. Es algo relativamente sencillo, supongo, e imagino que tendrá su público. Pero me temo que de lo que llevamos visto últimamente no es muy…. No es.
En el lado bueno, esta Palm Royale (USA) no es lo peor que Apple ha estrenado en 2024. Y, además, tiene un reparto lleno de gente con talento. Un reparto femenino. Por algún motivo en el masculino han decidido tirar con decisiones… peculiares. ¿Por qué está intentando Apple hacer una serie de Ryan Murphy son contar con el propio Murphy o algún estrecho colaborador? A estas alturas creo que he dejado de intentar entender las ‘estrategias empresariales’ de Apple, la verdad. Pero contar con Ricky Martin en el centro, usar a Dominic Burgess sin darle con lo que jugar, o… bueno, casi todo lo demás… es casi tan ridículo como tener a Carol Burnett y dejarla en una cama tumbada todo el episodio. Quizá parte del problema es que está sobrepoblada, que muchos de los papeles parecen puestos al azar – Allison Janney está especialmente fuera de lugar, diría que lo más fuera de lugar que la he visto nunca… y eso que viene de The Creator– y que la historia central… no podría darnos más igual. El personaje de Kristen Wiig solo es patético, pero aparentemente no muy dañino, más bien digno de una cierta conmiseración. Probablemente por eso ella encarna esta serie.
Primero un manga en un solo volumen, luego una película y ahora este Sand Land (O) (JP) es algo así como la versión extendida de la misma, en teoría de manera nueva -incluidas escenas que no aparecían en la película- y luego unos episodios más con una historia nueva del ya difunto Akira Toriyama. La animación es mucho mejor de lo habitual en Netflix -incluso teniendo en cuenta que sin duda Toman Decisiones- y la historia, postapocalíptica y con temática de sequía -algo que sin duda puede dar para discutir si la obra original estaba adelantada o si nosotros hemos ido retrocediendo- puede llegar a aparecer algún tipo de introducción a un videojuego, y quizá le falte algo de humor, pero supongo que esto es lo que hay.
Supongo que habrá que pensar que lo bueno de The Trades (CA) es que ofrece un vistazo centrado en la clase obrera, aunque lo malo sería cómo la retrata. Bastante antigua. Y la sensación de que van a intentar imponer un ‘esa visión es anticuada y hay que ir a la novedad, pero tenemos que entendernos ambos’ o algo así. Por lo menos el personaje central, con todas sus cosas, parece un buen tipo. Que es, supongo, la idea detrás del movimiento. En fin, ojalá fuera graciosa.
A veces es difícil saber si estás ante una carta de amor a algo que ya no existe, o ante un caso de necrofilia. Esta X-Men ’97 (USA) toma tantas decisiones en seguir lo que hubo hace ya 27 años. La imitación es claramente una decisión, imitar el estilo… ahm… de calidad reducida de aquellos años, incluso más que la decisión de contar de nuevo con las voces de entonces como si no hubieran pasado… una vez más, 27 años. La parte buena es que el guión, obviando la necesidad de tener una cierta idea de dónde venían o en qué estaban, o conocer los personajes, incluso para apreciar los paralelismos que trazan entre Jubilation Lee y Roberto da Costa. O el giro final del piloto. En fin, que esto no sé si atraerá a gente que tenga menos de 30 años, o a los que tengan más pero no lo conociera, o no haya seguido mutantes, o no esté por la labor de los culebrones superheróicos nostálgicos retro. Pero seguro que al resto le gusta.
Ella es la única hija del más poderoso consejero vampírico, él es el jefe de una manada de hombres lobo, ¿podría hacerlo más obvio? A ella se le ha acabado el anonimato entre los humanos, él busca gobernar con compasión, ¿qué más puedo decir? A partir de aquí un matrimonio de conveniencia en el que él no se fía de ella y ella… bueno, tiene sus propios motivos para este matrimonio de conveniencia. El resto, con humor y -en este caso- con fantasía, es parte de la nueva novela de Ali Hazelwood.
Bienvenidas sean las novedades de Shirley Jackson incluso aunque se trate de obras como esta, que busca más la ilustración que el texto. Espero que sepamos pronto cuáles y cuántos relatos trae en sus 200 páginas, pero habrá que echarle un ojo al menos.
Un texto duro pero narrado desde el conocimiento. Claudia Rodríguez es una mujer trans chilena que ha militado en todo tipo de movimientos, ha realizado estudios sobre distintos temas, se ha formado en trabajo social y ha formado parte de una compañía teatral. Todo esto le ha ayudado para componer estas historias, hasta ahora autoeditadas en fanzines, en las que habla de la sordidez de la calle, la brutalidad policial, el hambre o el rechazo social. Y lo hace enfrentándose a todo, incluyendo las convenciones ortográficas. Y ofreciendo una obra en la que la mezcla del habla oral o la honestidad en el retrato no rehúye la agudeza o el humor.
La primera novela de Ottessa Moshfegh, una obra sobre la memoria, en la que un marinero de mediados del S XIX despierta atado y sin recordar nada. Aparentemente culpable del asesinato de un compañero. Solo que no recuerda nada de haberlo hecho y, además, le caía bien. Pero, claro, su historial con el alcohol y la violencia -por no mencionar un feo golpe en la cabeza- hace que no pueda estar seguro. Una obra aún inicial, pero que ya va mostrándonos por dónde va a ir discurriendo el asunto.
¡Milagro de los milagros! Nova publicando a una mujer, algo que llevaba sin pasar desde 2022. Pero bueno, habían publicado su anterior novela en 2020 y supongo que alguien pensó que ya iba tocando sacar el siguiente. Un thriller de ciencia ficción en un mundo futuro, con solo dos bandos repartiéndose la Tierra, la reaparición de un tercero y la inesperada llegada de una raza alienígena. Que hace que todos quieran ser los primeros en hablar con ellos, pero también que no sepan qué tipo de seres -o con qué intenciones- van a encontrarse.
La bien conocida autora de Hierbay La Espera se centra ahora en los Perros, un tema complejo en Corea del Sur, en el que -bien sea como comida o como mascota- se crían en demasiadas ocasiones sin normas, con violencia y maltratos. Lo hace usando a una joven esposa que decide adoptar un perro -y no será el último- mientras observa toda esta complicada circunstancia.
Quizá recordéis que hace poco más de una década Quaterni publicó el thriller El Ladrón de Fuminori Nakamura; al año siguiente, pero en Satori, le publicaron la más literaria En una noche de melancolía. Y no habíamos vuelto a saber de él… hasta ahora. Con un nuevo thriller con mujeres casi idénticas, detectives poco parecidos y, en el centro, el kinbaku, una forma de atadura con cuerdas que puede ir de lo espiritual a lo erótico, con un maestro de este arte apareciendo muerto de manera misteriosa. Así que aquí tenemos una posibilidad de reconectar o, bueno, saber más de él.
Tras haber podido leer relatos suyos en algunas antologías de autoras de principios del S XX nos llega ahora un tomo completo de cuentos, con esa mezcla de gótico y toques históricos propios del momento, que ayudará a comprender cómo acabó convertida no solo en una figura del momento sino en alguien alabada como influencia por autores como Graham Greene o Fritz Leiber.
La publicación de esta popular novela juvenil japonesa nos permite leer una historia que no es lo que parece. Porque de lo que habla es de ese periodo en el que los jóvenes no encuentran su lugar y en el que, además, los cambios se suceden. En el caso de la protagonista es la pérdida inminente de su abuela, la que le lleva a pasar con ella ese último verano en el que intentar conectar más, conocerla mejor, y aprender de ella no solo su relación con la naturaleza, también ese paso a una edad adulta.
Un cómic dentro de la colección Picante de Bang que nos trae a una joven autora mexicana afincada en Barcelona para que nos cuente las aventuras de un grupo de drag queens intergalácticas comandadas por la humana Camelia. Viajes, aventuras, enfrentamientos, seres malignos y luchas para que no resurja en aquel momento del futuro el Viejo Orden Mundial Patriarcal Humanoide.
Nueva serie de Diego Arboleda, esta vez con Mol ilustrando, en la que se nos presenta a April Eye (que es una especie de cíclope) y a los Hermanos Manos (que son… bueno, eso). En la Nueva York de principios del S XX. April es una periodista, los hermanos Manos son ladrones, y conviven con otras partes del cuerpo. Porque, además, están a punto de meterse en una carrera llena de problemas y humor.
– Ergo de Alexis Deacon y Viviane Schawrz, ed. Birabiro
De los creadores que hace casi una década llevaron al álbum Soy Pepín Pinzónnos llega ahora algo que casi podría considerarse una precuela. Porque si aquella nos hablaba de un pollito en este Ergotendremos a otro dentro de un huevo aún. Uno para el que todo ese huevo es su mundo, y él es ese mundo. Pero, quizá, se empiece a sentir aprisionado y considerando salir de allí.
Hay veces que piensas que estás viendo una iteración de algo que fue exitoso hace tiempo, en el caso de Apples Never Fall(USA) es incluso más… ¿divertido? Porque resulta difícil creer que no estemos ante una miniserie espantosa para Apple TV+. Pero resulta que es Peacock. Y si parece que es una de esas copias… es porque se trata de la adaptación de otro libro de Liane Moriarty. Aunque, como pasaba en Nine Strangers o en la segunda temporada de Big Little Lies, cualquiera diría que tiene una competición por demostrar el One Hot Wonder con Gillian Flynn. Total, una colección de actores más o menos capaces con una intriga que dicen doméstica y muy claramente ningún interés o conocimiento ni de cómo lo montan en UK ni de cómo lo hacen en USA los de Lifetime. Sí, dos escuelas distintas, pero cualquiera de las que podría haber dotado de un cierto interés a la cosa esta. Supongo que a estas alturas habrá quien se los vea todos, yo sospecho que sería más rápido ir al final a ver qué estupidez ‘cruda y sanadora’ se le ha ocurrido esta vez.
¿Es posible que esta sea la tercera vez que hacen la misma serie en Netflix en lo que va de año? Tras Berlíny, sobre todo, Baby Bandito, llega Bandidos(O) (MX) que vuelve a tener ‘un equipo’ y ‘un golpe’ en su centro. A Netflix le da por algo y tira p’alante quieras o no. En este caso hay un tesoro perdido, o algo así, en lugar de -o además de- lo habitual. hasta el punto de que la acumulación de tópicos sirven lo mismo como serie b entre los atracos y los indianas. No creo que disguste mucho pero tampoco que llame demasiado. Supongo que dependerá de si eres más o menos el ‘público’ de este tipo de cosas.
Supongo que esperar una serie juvenil como todas las series juveniles significa más esperar el tipo de series juveniles que se hacen según el país. En el caso de Big Girls Don’t Cry (BGDC) (O) (IN) estamos más cerca del modelo inglés clásico que cualquier otro. Buenas interpretaciones, algunos temas variados dentro del hacerse mayor pero, sobre todo, explorar y extenderse en las personas y sus personalidades y contextos, más allá de tramas dramáticas, románticas o cómicas. Supongo que si alguien busca una historia de un grupo de jóvenes en un internado femenino de estilos e ideas clásicas -aunque podríamos decir que se encuentra en algún momento no-tan-lejano (digamos un par de décadas o tres)- entonces esta es la serie a por la que debería ir.
Supongo que parte del asunto de Coppola, El Representante (O) (AR) es tener en mente que hablamos de una persona real y no de un dibujo animado. Aunque pueda parecerlo entre la magnífica interpretación de Juan Minujín y el tono -y sonido- de la propia serie. Es cierto que hemos visto otras interpretaciones -por ejemplo, la de Leonardo Sbaraglia– del mismo personaje, obras más… oscuras. Pero aquí tenemos una vertiente… supongo que más amable. Doy por hecho que el personaje habrá tenido algo que ver. Incluso aunque se nos muestre una conversación y luego las ‘versiones’ de la misma que da el protagonista y que están embellecidas. Pero supongo que si se entiende como una versión de bravuconadas y picarescas todo este exceso, esta reconstrucción del pasado casi desde el camp, es una magnífica serie. Aunque sea una historia muy poco creíble.
Empecemos estableciendo lo obvio: Un Dakgangjeong(O) (CS) o 닭강정no es realmente un Chicken Nugget. Una vez establecido esto, podemos imaginar que la idea es ofrecer una comedia surrealista, comenzando por la canción y traje del protagonista, claramente hecho para destacar con respecto al resto de la gente. Incluso de la que decía «Es raro, y un poco triste… pero no puedo dejar de mirar». A partir de ahí mucho exceso, una excusa como de Los Payasos de la Tele para convertir a una mujer en un nugget de pollo -da la sensación de que tendría más o menos los mismos diálogos, y un tratamiento como personaje propio y por parte del resto (masculinos todos, claro)- hasta el punto de que supongo que hay que tener un tipo concreto de espectador para que pueda interesarle. Desde luego a mí no me ha parecido gran cosa. Demasiado encantada de haberse conocida, demasiada sensación de estar haciendo el surrealismo y ser estupendo por todo ello. Muy poco de todo lo que hace una serie interesante.
La primera decepción es la que cuenta, esta Dark City: The Cleaner (NZ) no tiene nada que ver con ninguna de las películas llamadas Dark City. Ni de la los ’50s, ni la de los ’90s, ni la de los ’00s. En realidad es una entrada más en el circuito de asesinos en serie que comente la imprudencia de dar el punto de vista al asesino para, a continuación, intentar fingir que no importa si lo presentas suficientemente como un perdedor. Esto no funciona así, claro, pero lo intentan igual. Mientras tanto muestran de forma… no sé ni cómo llamarlo. ¿Sensacionalista? Tanto sus crímenes, como la manera de estar al día con lo que la policía sabe, tanto como la aparición de un imitador y una persona extraña -una mujer, claro-. En fin, bastante lamentable todo. Incluyendo el hecho de que, sospecho, intentan crear un marco para temporadas antológicas. En fin.
A veces las series parecen viejas. A veces parecen fuera de lugar. En ocasiones pueden parecer incluso viejas Y fuera de lugar. Eso es lo que ocurre con The Girl on the Bus (USA), que tiene toda la pinta de una serie pre-2016, de un artículo de ‘color’ sobre la campaña de 2016 en el New York Times, a los que no le importara gran cosa el resultado de las elecciones. Es una serie que podría haber funcionado hasta entonces, pero que con TRUMP! por medio es absolutamente imposible. ¿Una campaña electoral en la que un grupo de mujeres periodistas, de distintos estilos y tendencias, se unen para contar esa historia? ¿En una época en la que la destrucción de Roe vs. Wade, el blanco puesto contra básicamente cualquier avance -incluyendo, pero no solo, el matrimonio entre dos personas del mismo sexo, el matrimonio entre dos personas de distintas razas, o la misma vida de la gente queer– incluyendo voces que piden retirar el derecho al voto de las mujeres? Digamos que esto es, en el mejor de los casos, una obra blanda y autocomplaciente. Una cosa que podría haber sido agradable hace más de una década y que ahora sirve, sobre todo, para demostrar por qué estamos como estamos.
Uno de los tipos básicos de programas ingleses -el racismo- se extiende en Love Rat(UK), que espera que la gente sienta aprecio por Sally Lindsay tras tantos años viéndola por Coronation Streetet al. pero, sobre todo, que sienta aprecio por una señora en su cincuentena, recién divorciada, que cree haber reencontrado el amor en Chipre… salvo que no. Claro que no. Y así la pobre inglesa que creyó a los malvados extranjeros acaba… bueno, os lo podéis imaginar. Es de suponer que en el próximo capítulo pasará algo y ella empezará a buscar al culpable de su desgracia y blablabla. Tanto da. ¡Malvados griegos que hacen estas cosas a señoras de mediana edad inglesas! ¡Desaprensivos! Etc. Un clásico inglés, ya os digo.
Las series históricas estadounidenses son aquellas en las que comprobamos que en realidad todas las series históricas se parecen. Porque es difícil que ninguna de ellas, sea del país que sea, acaben pareciendo algo distinto a una parodia. Incluso los ingleses, que son los que más tienen perfeccionado el asunto, se encuentran con este problema regularmente. Lo que pasa es que a fuerza de hacer cantidad alguna buena les tiene que salir. En el caso de los estadounidenses el no hacer mucho tiene el problema de que cuando se ponen a ello o buscan una ‘temática alternativa’ -digamos el melodrama telenovelesco de The Gilded Age o el melodrama telenovelesco juvenil de The Buccaneers– para tenernos entretenidos con otra cosa y no mencionar ni la recreación ni las Decisiones. Toda esta larga introducción es para decir que Apple TV+ sigue son su empeño de acabar con las esperanzas que pudimos tener en ella como productora hace ya un par de años, esta vez lo hace estrenando Manhunt(USA), una serie que te cuenta el asesinato de Lincoln como si fuera El secreto de Puente Viejo. Con el agravante, claro, de que en Apple deberían de tener dinero para que nos creyéramos al menos los bigotes. Lo cierto es que cuanto más intenta que los actores se parezcan a personajes reales, peor. Y cuanto más se alejan de eso para sacar, digamos, gente en el campo con caballos… menos se le nota todo lo demás. Por supuesto haberlo convertido en un western habría sido incompatible con la pretensión histórica, pero hubieran hecho menos el ridículo.
Es bueno ver series como Miles From Nowhere (NZ) porque significa que estamos llegando ya a que haya una cantidad aceptable de ellas como para que nos suene que no hace tanto habíamos visto otra en la que teníamos también a un joven perdido en la vida que quiere hacerse famoso con la música y no le importa. A diferencia de Late Bloomer no es un sijs punjabi sino un musulman. Y aquí en lugar de problemas con la vida influencer la tenemos más, precisamente, con cómo son percibidos como potenciales terroristas. Hasta el punto de que darse cuenta de que puede usarlo para lograr interés le lleva a una extraña relación con el agente que le ¿vigila?. Me temo que la historia no tiene mucho más que no hayamos visto ya, pero quiero creer que eso es, precisamente, lo bueno.
Más que curiosa esta propuesta surcoreana, Nunmul-ui yeowang (O) (CS) – o 눈물의 여왕 o Queen of Tears o…- que quiere claramente ser un drama romántico pero que entre medias te mete unas tramas y personajes casi de la telenovela de ricos ochenteros estadounidenses, y también momentos humor costumbrista -aunque en Corea del Sur sería casi inevitable- y también una extraña historia de giros de guión de roles sexuales. Hombres con poder arriba, luego mujeres y por último los hombres ‘familia política’ sin poder en roles habitualmente reservados a mujeres. Eso y un par de elementos de misterio y exceso -hay incluso una Cookie– o de drama médico. Pero lo realmente sorprendente es que con todo ese batiburrillo y con una premisa que parece que no va a servir de nada… consigue que funcione precisamente por esos giros, excesos y cambios de personajes constantes.
Supongo que los creadores de Population 11(AU) la considerarán algún tipo de comedia criminal. Lo segundo puede ser más o menos fácil de defender. Sobre todo comparado con lo primero. La idea de un tipo que va en busca de su padre a un pequeño pueblecito en el que solo viven 12 personas, no lo encuentra, y empieza a investigar a los 11 sospechosos… Bueno, supongo que se podría haber hecho de muchas formas. Tanto en los personajes como en lo que mostraban alrededor. Lo cierto es que ni el ser australiana la salva de que estas ‘extrañas decisiones’ no acaben de ser ni lo uno ni lo otro. Pero al menos puedo decir una cosa buena de ella: No llega a la media hora.
Uno de esos libros básicos sobre el racismo que Baldwin conocía en primera persona y que se publicó el mismo año de la Marcha sobre Washington. Más de sesenta años después sigue demostrándose plenamente vigente, tanto el primer ensayo -una carta a su sobrino para que entienda lo que significa ser negro en USA y cómo el racismo busa retorcer la lógica- como en el segundo -un ensayo espiritual sobre los problemas y aciertos de la religión y las organizaciones religiosas, contada desde un punto de vista a favor pero claramente crítico- nos habla de la necesidad de seguir avanzando y encontrar la manera de enfrentarse a la opresión en la raza, la religión o el aparato estatal. No desde la rabia sino desde un cariño que busca igualar a los hombres.
Un centro para la enseñanza de idiomas con una propuesta radical y particular, una traductora pakistaní que decide acudir tras una serie de sucesos y, a partir de ahí, una serie de situaciones extrañas, misteriosas, a ratos terroríficas y en otros momentos cómicas. Porque la pregunta: ¿Qué precio estás dispuesto a pagar por el éxito? puede dar lugar a muchas historias. No digamos ya a todo lo que hay alrededor de las traducciones.
Lo nuevo para Rara Avis es esta historia de dualidades y duplicidades, con un caballero victoriano leyendo en papeles sobre otro de la Regencia que, a la vez, viene de ser hijo de un modesto clérigo a cargos políticos, pero también tiene una cara de hombre de familia y defensor de los indefensos y otro de arribista dispuesto a apelar al sentimentalismo para lograr sus objetivo. Y como su vida en esas dos caras fue progresando en un eterno círculo de terratenientes y parientes pobres. De tal manera que Kennedy logra desde su presente de los años cincuenta retrotraerse a esos dos momentos distintos pero no tanto, con todo el talento que la autora de La ninfa constante sabía utilizar.
Además de traducir La historia de Genjidel japonés clásico, ser una pionera feminista y ordenarse como monja budista Setouchi también fue una autora ciertamente notable. Responsable de títulos como esta Bi wa ranchō ni ari, una historia de una de las mujeres detrás de al primera revista para mujeres, Seito, Noe Ito. Encargada de la revista después de que la fundadora, Raicho Hiratsuka, decidiera cambiar su vida. Pero esto solo fue una parte, porque en treinta años se casó tres veces, tuvo siete hijos y se convirtió en un prototipo del feminismo, uno de los nombres principales para hablar de este movimiento en Japón. Setouchi cuenta aquí su historia, compleja e intrincada.
Seis historias de Vigàta, divertidas e ingeniosas, del pasado y el presente del autor, que sirven para mostrar la realidad de Italia de manera atemporal. Con mucho humor, como tiene que ser.
Tercer volumen recopilatorio ya de los relatos que Camilleri localizaba en Vigàta, con un fondo de pasión, objetos comunes como espectadores y el humor habitual del autor que aquí busca añadirle un extra de pasión.
La desaparición de una mujer, las dudas de su hermana menor, el intento de reconstrucción -veinte años más tarde- de lo acontecido en aquellos momentos. Todo para una clásica novela de Joyce Carol Oates que aparece esta vez en una editorial diferente, pese a lo reciente de su publicación USA.
Buena noticia que nos sigan trayendo obras de Sharp. Incluso aunque se alejen un poco de Cluny Brown o El árbol de la nuez moscada, porque aquí tenemos a un científico que se muda a un pueblecito junto con su familia. Lo hace para proseguir con tranquilidad su búsqueda de la Piedra de la Castidad, en la que tropiezan las mujeres impuras. Las ideas, formas y decisiones de este particular científico pondrán patas arriba a la comunidad. Especialmente cuando se metan por medio la esposa del vicario y otras inquisitoriales y severas damas nada conformes con los asaltos científicos descocados que parecen rodear a esta peculiar cuadrilla intelectual.
Puede que Edgeworth fuera conocida por obras como Belinda, pero eso no significa que no tuviera otras más dickensianas como este Ormond que nos habla de un joven que pasa de joven huérfano y abandonado, acogido por un hombre acomodado pero sintiendo que no encaja, y teniendo que tomar toda una serie de decisiones complicadas para elegir su propio camino. En las que intervendrán los lazos de Irlanda con Francia e Inglaterra. El tipo de clásico que tiene un público quizá concreto pero no inexistente.
Periodista y satírico de izquierdas, defensor de la República de Weimar, crítico con los sectores conservadores que consideraba conducían Alemania al abismo. Kurt Tucholsky decidió escribir en 1929 este Deutschland, Deutschland über alles, con John Hearfield en el apartado gráfico, en la que hacía un repaso al país señalando sus problemas y defectos, salpicándolo con imágenes y variando el tipo de texto, produciendo una obra singular que, además, sirve tanto de ataque concreto como de carta de amor general a su país.
Tras el impacto del punk llegó en Inglaterra, a finales de los setenta, un nuevo estilo de jóvenes desencantados con una estética oscura. Siouxisie Sioux and The Banshees, Joy Division, The Cure… fueron algunas de las puntas de lanza a las que luego se unirían los Bauhaus o The Sisters of Mercy. Un a escena musical que sería definida como Rock Gótico y dentro de la cual cabrían aún variaciones, como el pyschobilly de The Cramps. Un entorno combativo pero teñido entre lo poético y lo torturado, con múltiples referentes artístico y personajes propios como Robert Smith o Nick Cave. Dispuestos a crear música dolida mientras Thatcher recortaba los derechos sociales y laborales.
Siguiendo por su recorrido por el bonitismo, la naturaleza y la creación humana (o algo así diría yo que es el hilo conductor) que podemos encontrar en vg. Peregrinos de la belleza, llegamos con El murmullo del agua a hablar del agua en su versión de fuentes y jardines, en un viaje tan histórico como estético y cultural, que sirve no solo para celebrar todo lo que ha sido creado y evocado con los conductos, fuentes y jardines. Además de, por supuesto, el valor que aporta el agua en un momento en el que parece tan preciada.
Pues aquí estamos, con una antología de relato de Mariana Enríquez tras tantas aproximaciones a otras posibilidades.
– La Biblia del Bosque Amargo de Angela Slatter, ed. Dilatando Mentes ¡Otro libro de Angela Slatter, bien! Un libro de relatos en esta ocasión, con muchas historias diferentes pero todas dentro de ese universo particular de la autora en la que los libros pueden ser peligrosas, hay clases de asesinato, vampiros que esperan jóvenes para alimentarse, tejones werepersonas o fabricantes de ataúdes con misiones. Son muchas las posibilidades de lo que aquí se nos cuenta. Y lo hacen, como siempre, con la capacidad para la maravilla oscura de Slatter.
Otra vez Angela Slatter, esta vez en un Whitechapel en el que a los secretos y la muerte se une la brujería, porque los asesinatos de Jack el Destripador serán aquí perseguidos por una joven policía que oculta su identidad en esta novela corta.
Tras tanto tiempo vemos publicada en España la continuación de aquella The Poppy War que Orok publicó en 2020 y que Hidra recuperó el año pasado, ya como La guerra de la amapola. Y, así, vamos recuperando esa trilogía que Kuang escribió tanto antes de Babel y de Amarilla, en la que una historia alternativa y fantástica pasa de una guerra que termina a otra -la tercera- que comienza. Con una figura central que no puede olvidar las atrocidades cometidas -sobre todo las suyas- tanto como le gustaría olvidarse de las adicciones y el poder. Pero, sobre todo, tiene un objetivo en la cabeza: La venganza.
Pues aquí seguimos, supongo que le estará yendo bien porque no hace tanto de la última sartenada de Alma y nos encontramos ya con la tercera de Fluke y James y la segunda de Coyle. Habrá que ver cómo se van moviendo los títulos y quién prefiere qué, pero al menos está claro que no han decidido dejarlo tirado.
Dejemos un momento las Decisiones Fueron Tomadas del título. Vayamos a lo importante: ¡Han recuperado a Flavia de los Extraños Talentos! Flavia de Luce había visto publicados ya tres títulos en España, y ahora nos encontramos -de nuevo- con el primero. Por supuesto con un título diferente que, además, tampoco tiene que ver con el inglés The Sweetness at the Bottom of the Pie. Pero, lo importante, es que quizá nos permita leer más allá de esos primeros tres títulos que publicó Planeta. Y también volver a recomendar esta particular novela sobre una extraña joven, su particular familia y ese pueblo en el que suceden cosas. Así que si buscáis una novela de misterio juvenil con humor y oscuridad no dudéis en darle una oportunidad… ¡Al margen de lo que sugiera el título!
Estupendo libro ilustrado este, que nos enseña las profundidades marinas pelándola como una cebolla y que van revelando sus sorpresas no solo en estas particulares ilustraciones, también de otras llamativas maneras.
La historia de un joven sin poderes en un mundo de gente con poderes, con dramas y tramas porque, ¿cómo es posible que alguien así esté en un instituto con gente -la más popular- que sí que lo tiene? Y si eso os suena a lo de siempre… pues quizá sea porque lo es. O porque fue uno de esos WebToon de mucho éxito. Quizá ambas.
Pues aquí seguimos. El Club de las Canguro llegan al número once, regresando Gabriela Epstein tras el noveno. Es curioso como los cuatro primeros y los cuatro segundos fueron cada uno de una autora, y a partir de ahí llevamos estos dos y, en medio, otra autora. A saber.
– Gata a la fuga de Aaron Blabey, ed. Anaya
El autor de Animalotestrae un nuevo cómic infantil, esta vez con una gata influencer que tiene que darse a la fuga porque la han inculpado de un crimen que no ha cometido. ¡Así que tiene que huir mientras intenta demostrar su inocencia! Como siempre, tendremos humor, misterio y animales cuestionablemente dibujados.
Tomando nota del interés por los libros de investigación y, por supuesto, por el fantástico y los monstruos, llega este libro ilustrado en el que un grupo de jóvenes decide investigar casos más o menos -pero, sobre todo, más- paranormales que suceden a su alrededor. Con más humor que terror, por supuesto.
– Mateo Molón de Mairena Ruiz y Luján Fernández, ed. Montena Luján Fernández (Princesas Dragón, Los Cazapesadllas, Sirenia…) ilustra una nueva colección de libros infantiles, esta vez para primeros lectores, y con un personaje central -el del título, claro- que es un chico normal que tiene ‘las ideas más molonas del mundo’ lo que, por supuesto, le mete en muchos líos y le saca lleno de tiritas. Así que esa mezcla de costumbrismo y humor con unas magníficas ilustraciones para los que están empezando a leer.
Con una historia sobre la amistad, en la que se habla de las peleas pero también de las reconciliaciones, tenemos a Marta Altés de nuevo entre nosotros para contárnosla con su estilo siempre tan alegre y colorido incluso para hablar de un tema como este.
Sofía y su padre van al cumpleaños de Mateo. Mientras se dirigen allí la pequeña le pregunta a su padre cómo irían si fueran gatos, o rinocerontes, o ranas, o… Y así el trayecto se hace más interesante mientras los dibujos nos divierten y sorprenden acompañando a los protagonistas.
– Siete dientes de león de Ledicia Costas con ilustraciones de David Sierra, ed. NórdicaUna estupenda historia con ribetes de cuento en el que la protagonista es una vieja. Una vieja gris llamada Iris que en un mundo sin colores empieza a buscarlo gracias a sus sueños con dientes de león. Una historia que logra mezclar un esquema clásico con mucho color.
Un encantador álbum ilustrado que intenta enseñar a los niños a que los padres también pueden expresar su amor de manera no verbal. Y, con algo de suerte, enseñará a algunos padres a que pueden expresarlo verbalmente.
Un mapa hecho por la madre del protagonista de este álbum ilustrado para que haga unas compras sirven para que el autor explore no solo el concepto de mapa o de localización, también todo lo que se puede representar -y cómo- de esa manera. Un nuevo álbum, magnífico, de Shinsuke Yoshitake que continúa con la serie -e, incluso, con el estilo de las portadas- del resto de lo que ha ido publicando en esta editorial: Ser o no ser… una manzana, Ese robot soy yo, ¡No soy un monstruo! y ¿Cómo será el más allá?
A veces los libros son más que libros, son también compañeros y objetos. Gracias a eso llega este simpatiquísimo ejemplar que no solo sabe hacer de todo, ¡además anima a sus jóvenes lectores a hacerlo también! Una manera estupenda de interaccionar con la lectura y mantener entretenidos a los lectores, sea con las divertidas ilustraciones o con la repetición de sus propuestas.
Comenzamos con Antonia (O) (IT), una serie de esas de mujeres en crisis que trata de mostrar a la mujer moderna con sus problemas y contradicciones y blablabla. A veces parece que hay obras que ya no se hacen, y lo que pasa es que se han cambiado el maquillaje. Pero supongo que a algún italianófilo puede llegar a gustarle. O algo.
Es curioso como esto de la autoría puede funcionar, porque The Gentlemen (UK) es indudablemente una serie de Guy Ritchie pese a que le de una vuelta o evite mucho de sus tics más característicos. También logra ser algo así como una serie de organización criminal sin que quede tan claro desde su inicio porque al principio parece que es una serie sobre nobles en apuros. Por supuesto, como la serie dice, no es que haya mucha diferencia entre unos y otros. Así que, más allá de algunos personajes tomando decisiones que parecen claramente erróneas para alargar o justificar el guión, lo cierto es que casi podemos decir que sabemos a lo que venimos. No hay mucha sorpresa, probablemente tampoco le haga falta, y se notan las tablas. El asunto eso, supongo, hasta qué punto se es público de esto.
Todo esto del Cozy Crime está animando más aún a los británicos a sacar series. No es que necesiten mucho para hacerlo, la verdad, pero un empujón nunca viene mal. Así hemos terminado con The Marlow Murder Club (UK) Una historia de 3+1 mujeres distintas que se ven enredadas en la resolución de un crimen. Por supuesto yo siempre a favor de estas obras, aunque lo cierto es que contar un caso en dos capítulos de hora y media cada uno me parece un tanto excesivo -aunque muy británico, o galés en este caso, supongo- cuando en realidad no hay tanto ‘relleno’. Pero bueno, no es un formato precisamente extraño (ya sabéis: Agatha Raisindesde hace años, y también Vera, Shetlandy tantos otros) y aunque las actrices estén simplemente correctas quiero creer que hay espacio suficiente para que con algo de rodaje logren limar los bordes y ofrecer algo realmente interesante. O más interesante, si lo preferís así.
No parecen que estén muy por la labor de organizar un trailer, la verdad. Y no sé por qué.
Parece que las series inglesas de falsa historicidad no terminan nunca, siempre con su decisión por la mugre, la violencia y el sexo. En fin. La de hoy es Mary & George (UK) a la que parece darle un poco regular tener a Juliane Moore como co-protagonista, supongo que esperando que la idea ‘escandalosa’ (suspiro) de narrar la relación entre el duque de Buckingham -el George del título- y James I de Inglaterra y VI de Escocia sirviera para tirar pa’lante con la serie. Pero como la conocida es Moore -la Mary del título, madre de George– la cosa sale como sale.
Vuelven los anuncios. Así es, y no lo disimula en absoluto, este Hot Wheels: Let’s Race (USA) que tiene poco menos que un esqueleto argumental de alambre sobre el que ir colocando los distintos coches de las distintas colecciones, porque tienen claro que se trata menos de venderte una cosa concreta que de ser escaparate de todo lo que puedan. Y, con eso en mente, se entiende que tenga menos historia o desarrollo que un anuncio de perfumes en navidades.
¿Qué sentido tiene montar una sátira sobre lo que parece un país centroeuropeo comunista como el que centra The Regime (USA) ? Quizá en la HBO hayan pensado que si los años ’70s existían era por algo. Quizá no encontraron a gente con arrestos o valor para hacer sátira sobre otras extravagantes novedades como el telégrafo, las mujeres que usan pantalones o la música disco. Supongo que como ahora mismo no existe ningún problema real, nada que se preste a la sátira ni nada a lo que tengamos que prestar atención o que pueda merecer este tratamiento es normal que hayan decidido ir a por ello con esta… cosa… que nos muestra, ante todo, un esfuerzo y un trabajo enorme. El de Kate Winslet por hacer visible la serie. Es una lástima que sea derrotada en cada batalla. Igual de lamentable es el resto del reparto que se ve arrastrado a esto – Pippa Haywood está más allá del desaprovechamiento -, o la cobardía exhibida en cada oportunidad en la que la serie tiene la oportunidad de hacer algo distinto o interesante. Con un poco de suerte la próxima vez dejarán que Stephen Frears escriba los guiones además de dirigirlos. Para todo lo demás tenemos esta serie, el tipo de obra que uno esperaría encontrar en una sátira sobre Kate Winslet protagonizando una serie de prestigio.
Una astronauta desaparece durante una de sus misiones y su marido decide investigar qué es lo que ha pasado mientras cuida de su hija. El resumen de Das Signal (O) (AL) parece uno interesante. Siendo la palabra clave ‘parece‘. Porque para llegar a eso nos encontramos con hora y dos minutos de piloto -no diré que parece haber una competición… PERO- con idas y venidas, llamadas por teléfono, esperas en salas y habitaciones, y la forma más aburrida posible de explicar la carrera espacial que se me ocurre. Y ahí aún no ha sucedido el ‘evento’ de la desaparición de la astronauta -o de los astronautas, vaya- solo te están presentando a la gente de la manera más tediosa posible. Para cuando parece ocurrir -la historia va dando saltos temporales por motivos tampoco demasiado establecidos- nos encontramos, por fin, con escenas en la estación espacial, escenas en el pasado familiar y aún más gente en habitaciones hablando, gentes con teléfonos hablando… Para el minuto 45 parece que podría empezar a pasar algo. Así que rápidamente pasamos a más gente hablando por teléfono. Parece -podría parecer- que están fingiendo que ha habido un problema y, en realidad, en la estación no ocurre nada. Yo qué sé, a esas alturas ni me interesa ni creo que le interese a ninguno de los implicados. Pero parece que empiezan a hablar de una señal de radio y sus implicaciones. Momento en el que aparecen los títulos de crédito. Supongo que con la esperanza de que alguien pique con el siguiente capítulo. A mí no me pillan.
Estrenar una serie sobre Rocco Siffredi tan cerca del 8M es una decisión peculiar, pero así es Netflix -bien es cierto que con el mes que lleva Movistar no están ni cerca de superarles -, dispuesta a traernos la ramplona Supersex(O) (IT) que cuenta la historia de siempre disfrazada de propuesta cultural con múltiples momentos temporales y exploración del personaje y blablabla, la basura habitual. Que si Rocco como figura pública, que si su infancia, que si sus ‘demonios’ -que, os sorprenderá, vienen de los traumas de su infancia y juventud, no de sus comportamientos o declaraciones- y, en fin, el tipo de cosa que habría hecho TeleCinco, el italiano, si hubieran decidido que querían ser artísticos. Poca crítica, menos filo y todo sobre raíles. En fin.