¡Pilotos Deathmatch!

Comenzamos con Antonia (O) (IT), una serie de esas de mujeres en crisis que trata de mostrar a la mujer moderna con sus problemas y contradicciones y blablabla. A veces parece que hay obras que ya no se hacen, y lo que pasa es que se han cambiado el maquillaje. Pero supongo que a algún italianófilo puede llegar a gustarle. O algo.

Es curioso como esto de la autoría puede funcionar, porque The Gentlemen (UK) es indudablemente una serie de Guy Ritchie pese a que le de una vuelta o evite mucho de sus tics más característicos. También logra ser algo así como una serie de organización criminal sin que quede tan claro desde su inicio porque al principio parece que es una serie sobre nobles en apuros. Por supuesto, como la serie dice, no es que haya mucha diferencia entre unos y otros. Así que, más allá de algunos personajes tomando decisiones que parecen claramente erróneas para alargar o justificar el guión, lo cierto es que casi podemos decir que sabemos a lo que venimos. No hay mucha sorpresa, probablemente tampoco le haga falta, y se notan las tablas. El asunto eso, supongo, hasta qué punto se es público de esto.

Todo esto del Cozy Crime está animando más aún a los británicos a sacar series. No es que necesiten mucho para hacerlo, la verdad, pero un empujón nunca viene mal. Así hemos terminado con The Marlow Murder Club (UK) Una historia de 3+1 mujeres distintas que se ven enredadas en la resolución de un crimen. Por supuesto yo siempre a favor de estas obras, aunque lo cierto es que contar un caso en dos capítulos de hora y media cada uno me parece un tanto excesivo -aunque muy británico, o galés en este caso, supongo- cuando en realidad no hay tanto ‘relleno’. Pero bueno, no es un formato precisamente extraño (ya sabéis: Agatha Raisin desde hace años, y también Vera, Shetland y tantos otros) y aunque las actrices estén simplemente correctas quiero creer que hay espacio suficiente para que con algo de rodaje logren limar los bordes y ofrecer algo realmente interesante. O más interesante, si lo preferís así.

No parecen que estén muy por la labor de organizar un trailer, la verdad. Y no sé por qué.
Parece que las series inglesas de falsa historicidad no terminan nunca, siempre con su decisión por la mugre, la violencia y el sexo. En fin. La de hoy es Mary & George (UK) a la que parece darle un poco regular tener a Juliane Moore como co-protagonista, supongo que esperando que la idea ‘escandalosa’ (suspiro) de narrar la relación entre el duque de Buckingham -el George del título- y James I de Inglaterra y VI de Escocia sirviera para tirar pa’lante con la serie. Pero como la conocida es Moore -la Mary del título, madre de George– la cosa sale como sale.

Vuelven los anuncios. Así es, y no lo disimula en absoluto, este Hot Wheels: Let’s Race (USA) que tiene poco menos que un esqueleto argumental de alambre sobre el que ir colocando los distintos coches de las distintas colecciones, porque tienen claro que se trata menos de venderte una cosa concreta que de ser escaparate de todo lo que puedan. Y, con eso en mente, se entiende que tenga menos historia o desarrollo que un anuncio de perfumes en navidades.

¿Qué sentido tiene montar una sátira sobre lo que parece un país centroeuropeo comunista como el que centra The Regime (USA) ? Quizá en la HBO hayan pensado que si los años ’70s existían era por algo. Quizá no encontraron a gente con arrestos o valor para hacer sátira sobre otras extravagantes novedades como el telégrafo, las mujeres que usan pantalones o la música disco. Supongo que como ahora mismo no existe ningún problema real, nada que se preste a la sátira ni nada a lo que tengamos que prestar atención o que pueda merecer este tratamiento es normal que hayan decidido ir a por ello con esta… cosa… que nos muestra, ante todo, un esfuerzo y un trabajo enorme. El de Kate Winslet por hacer visible la serie. Es una lástima que sea derrotada en cada batalla. Igual de lamentable es el resto del reparto que se ve arrastrado a esto – Pippa Haywood está más allá del desaprovechamiento -, o la cobardía exhibida en cada oportunidad en la que la serie tiene la oportunidad de hacer algo distinto o interesante. Con un poco de suerte la próxima vez dejarán que Stephen Frears escriba los guiones además de dirigirlos. Para todo lo demás tenemos esta serie, el tipo de obra que uno esperaría encontrar en una sátira sobre Kate Winslet protagonizando una serie de prestigio.

Una astronauta desaparece durante una de sus misiones y su marido decide investigar qué es lo que ha pasado mientras cuida de su hija. El resumen de Das Signal (O) (AL) parece uno interesante. Siendo la palabra clave ‘parece‘. Porque para llegar a eso nos encontramos con hora y dos minutos de piloto -no diré que parece haber una competición… PERO- con idas y venidas, llamadas por teléfono, esperas en salas y habitaciones, y la forma más aburrida posible de explicar la carrera espacial que se me ocurre. Y ahí aún no ha sucedido el ‘evento’ de la desaparición de la astronauta -o de los astronautas, vaya- solo te están presentando a la gente de la manera más tediosa posible. Para cuando parece ocurrir -la historia va dando saltos temporales por motivos tampoco demasiado establecidos- nos encontramos, por fin, con escenas en la estación espacial, escenas en el pasado familiar y aún más gente en habitaciones hablando, gentes con teléfonos hablando… Para el minuto 45 parece que podría empezar a pasar algo. Así que rápidamente pasamos a más gente hablando por teléfono. Parece -podría parecer- que están fingiendo que ha habido un problema y, en realidad, en la estación no ocurre nada. Yo qué sé, a esas alturas ni me interesa ni creo que le interese a ninguno de los implicados. Pero parece que empiezan a hablar de una señal de radio y sus implicaciones. Momento en el que aparecen los títulos de crédito. Supongo que con la esperanza de que alguien pique con el siguiente capítulo. A mí no me pillan.

Estrenar una serie sobre Rocco Siffredi tan cerca del 8M es una decisión peculiar, pero así es Netflix -bien es cierto que con el mes que lleva Movistar no están ni cerca de superarles -, dispuesta a traernos la ramplona Supersex (O) (IT) que cuenta la historia de siempre disfrazada de propuesta cultural con múltiples momentos temporales y exploración del personaje y blablabla, la basura habitual. Que si Rocco como figura pública, que si su infancia, que si sus ‘demonios’ -que, os sorprenderá, vienen de los traumas de su infancia y juventud, no de sus comportamientos o declaraciones- y, en fin, el tipo de cosa que habría hecho TeleCinco, el italiano, si hubieran decidido que querían ser artísticos. Poca crítica, menos filo y todo sobre raíles. En fin.


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