Esta semana la serie de Netflix de Organización Criminal sale tempranera. Aunque quizá sea mucho llamar, porque este Crooks (O) (AU) se centra sobre todo en dos personajes y en una monera. Vale, también vemos un golpe, una organización criminal una de cuyas cabezas está en el final de su vida y todas esas cosas típicas de la vida de malhechores más o menos de tebeo -fiestas, violencia, iluminación deficiente- así que supongo que van a apostar por la pareja protagonista y su química tanto como por el teórico humor que tienen. Lamentablemente no es suficiente como para encontrarlo algo original. Pero supongo que dependerá del ánimo -y lo que busca- el espectador.

¿Cómo ha acabado Dinosaur (UK) -una serie británica que debería haber salido en BBC Three después de probar con el piloto en 2021- estrenándose primero en la estadounidense HULU? Misterios de las telecomunicaciones. La serie en es, eso sí, bastante recomendable. Una historia de dos hermanas, una de ellas dentro del espectro autista -que lo es en la vida real Ashley Storriel, también la co-creadora de la serie, co-guionista y etc- y que llevan unidas toda la vida. Al menos hasta que la otra hermana le anuncia que va a casarse. A partir de ahí la sorpresa por lo repentino y otra serie de asuntos alrededor la llevan a entender que el cambio es inevitable. Y supongo que al final abrazará que no siempre es malo. Tanto en su vida privada -está bastante claro que le van a poner algo así como un interés romántico- como en su vida profesional – paleontóloga, más o menos pero ese es el resumen, por si pensabais que el título no tenía más que un giro-. Y de esta manera Storriel, junto con la otra co-creadora, Matilda Curtis, montan una serie delicada, más graciosa de lo que podría parecer al principio, y también menos pesada de lo que uno podría haber llegado a pensar con ese inicio. Supongo que ayuda que las dos hayan crecido dentro de esto –Curtis es hija de la actriz Elizabeth McGovern, Storriel de la cómica Janey Godley– porque lo cierto es que para ser su primera serie parecen tener ya unas tablas notables. Pero quizá es cosa de los cómicos de UK -incluso de Australia- porque hay cosas aquí que pueden llevar a acordarse de dos obras tan distintas como Juice o Please Like Me. Y si eso no os parece una recomendación ya no sé, la verdad, qué deciros.

No sé a cuenta de qué viene el piloto de Fabricantes de OVNIs (O) (MX). Es decir, es bastante obvio por dónde van a ir los tiros, pero no te los presenta en el piloto, solo se dedica a demostrarte el tipo de persona que es el protagonista -espantosa, una especie de pícaro que se engaña a él más de lo que engaña a los demás- y sus alrededores. Además de presentarnos a los personajes cercanos y una idea: Unos parientes, unos OVNIs y un grupo de millonarios -o algo- que están dentro de una especie de secta pro-alienígena. Así que le llega la noticia de una herencia en su pueblo, en el que hay una historia con un OVNI y blablalbal. Así que ya sabemos que lo siguiente que toca es que llegue al pueblo, se encuentre con que la herencia es un desastre, decida fingir que hay avistamientos OVNIs para sacarle el dinero a esos millonarios, probablemente se pelee con el jefe de la secta que muy claramente está timando también a los millonarios, y por el camino se reencontrará a si mismo, aceptará que no es lo que finge ser, y se acercará a su familia. Probablemente incluso encuentre una novia. Pero una cosa es que lo veamos ver desde lejos y otra distinta que en este primer capítulo solo se nos muestre lo de los OVNIs al principio. Y, desde luego, no como parte de ningún tipo de ‘timo’. En fin. Podría haber sido peor. Podría haber sido una película de Santiago Segura, Florentino Fernández y Leo Harlem.

Pues aquí estamos otra vez, con otra versión del mismo de partida pero una nueva historia. Esta vez en Gisaengsu: deo geure-i (O) (CS) o  기생수: 더 그레이 o Parasyte: The Grey o como sea que lo llaman. En el cambio realizado, comenzando por el personaje protagonista, esta vez parece que han apostado más por el horror corporal y la nueva carne, frente a la apuesta más por el humor de versiones anteriores. El problema es que cuando usas unos efectos digitales guarrindongos como de película de The Asylum da igual las vueltas que le den a esto, o lo que intentes para evitar las partes de grotesco humorístico, que la cosa no compensa. Supongo que si no conoces ninguna de las versiones anteriores (el manga, el anime, las películas japonesas, de esta historia de parásitos extraterrestres llegando a la tierra para blablabla lo mismo puedes encontrarle algo de gracia por las diferencias. Si no… Pues bueno.

Me temía más historias del conejo en 3D aquel, pero resulta que Hop (USA) es una encantadora serie animada para peques en la que se habla de un grupo de jovencitos y sus particulares diferencias que les hacen más fuerte como grupo. Una serie tierna y realmente notable porque los personajes tienen limitaciones o diferencias notables -comenzando por el personaje central, una ranita con una pata más corta que la otra- pero en la que tanto las habituales aventuras infantiles como esas mismas maneras de superarlo convierten la serie en algo especial. Incluso aunque el estilo de dibujo y animación nos pueda parecer un tanto anticuado. Pero supongo que si pagas al creador de Arthur es para que la gente se acuerde de dónde viene esta serie.

Bueno, pues aquí estamos de nuevo con los francófonos canadienses, esta vez en Crave. Lo cierto es que In Memoriam (CA) recuerda un bastante a una temporada de Slasher… excepto por la falta de… asesinatos. Supongo que podría haber sido un drama si hubiera decidido jugar más por el lado empático en lugar de por lo que sea que es esto. Pero la parte melodramática está lo suficientemente desbocada y la premisa lo suficientemente ridícula como para considerar que la ‘etiqueta’ que mejor le ajusta es la de Psicodrama. La premisa es que un millonario va a dejarle su herencia a sus hijos si… Ah, ya, sí, efectivamente, está claro. El asunto es que el tipo era lo peor y decide hacer que compitan entre ellos. No, no, él ya está muerto -o eso se supone, a saber- pero les deja una serie de tareas que tienen que realizar para conseguir su parte de la misma. Una serie de tareas espantosas, degradantes y blablabla. Lo que de verdad me sorprende más es este no decidirse por uno u otro tomo. Pero bueno, ellos sabrán.

Decir que Parish (USA) es una serie a mayor gloria de Giancarlo Esposito es quedarse corto. Hay momentos en los que parece que es algún tipo de fetichismo sobre él que tiene que estar presente y llenando cada plano hasta niveles que pueden llegar a bordear lo ridículo. Es menos una serie que una cinta de audición para lograr que a Esposito le den alguna cosa. Quizá con un guión detrás podríamos saber exactamente para qué papel se está postulando, mientras tanto esto es solo para los mucho más que fans del actor.

Es una pena que Da Ponte Pra Lá (O) (BR) parezca una mezcla de tantas cosas, porque el entorno y algunas decisiones -el poner a un personaje trans masculino en el centro, lástima que sea para matarlo y mantenerlo solo en el pasado- daban para más juego. Pero rápidamente pasamos a ese momento en el que lo centran en un instituto de élite y en el que las relaciones sexuales dentro del mismo parecen ir acaparando cosas anteriores que tenían mejor pinta, no digamos ya el misterio central en sí. Hasta el punto de que los hallazgos, como esos toques de dibujo dentro de lo que es generalmente realista -o, al menos, una construcción que pretende que creamos que es realidad- resultan mucho más de agradecer que la iluminación Euphoria. En fin, quizá la próxima.

Ya era hora de que alguien se animara a adaptar el ciclo de novelas de Ripley (USA), total hasta ahora qué habíamos tenido, ¿dos películas, una con Alain Delon y otra con Matt Damon? Por supuesto: Hacerlo en blanco y negro. Mi sorpresa es que no sea una parodia del SNL o algo así. Noel’s lament pero con otro tipo de fijación. Esa sensación de tomarse muy en serio a si mismo, pero no ser capaz de crear algo que parezca real sino una suerte de parodia, como si fuera un proyecto de audiovisuales de instituto, y el desarrollo de este piloto no cambia mucho. Es a mayor gloria de Andrew Scott -que tiene a su favor que este papel lo pudo hacer Matt Damon, y en contra que también lo hizo Alain Delon– pero no le hace muchos favores, no vemos a su presa hasta pasados los 35 minutos de los 45 que dura el piloto (los otros 5 son de títulos de crédito), y ahí vemos que la interacción no es muy larga -desde de ser lo único en esta serie que no se hace largo- pero la química no está. Igual que no hay especial magnetimos o interés en el personaje, que parece llevar perpétua cara de disgusto antes… todo. Si me dijeran que Scott ha perdido una apuesta y le han obligado a protagonizar esta serie me lo creería. En fin.

Estoy seguro de que hay una serie interesante dentro de Sugar (USA), lo creo más allá de sus propias acciones. Con esa pretenciosidad de comenzar en blanco y negro -debe de ser parte de la semana- y la clara necesidad de Colin Farrell de demostrar que es más interesante de lo que parece creer que es su carrera. (Aunque precisamente su carrera se ha centrado en demostrarlo desde poco menos que se hizo un nombre interpretando a personajes fuera de sus casillas, como en busca de un reconocimiento actoral que no es tan fácil que logre porque no puede limitarse a usar un prostético, salir desnudo, aumentar de peso o hacer une película de guerra. Cosas todas que ya ha intentado, por otra parte.) Y así acabamos con un neo-noir como si estuviéramos al final de los noventa o principios de los dosmiles y el éxito (de reputación más que de taquilla) de Crepúsculo -la otra, la de Paul Newman-, o Brick o Kiss Kiss Bang Bang les hubiera llevado a intentar un subproducto con más pretensiones que fondo. Así que da un poco igual los trucos que utilicen (todos los que pueden. En serio. Incluso lo de ‘sacar a un personaje hablando filmando su reflejo en un espejo’) o el reparto del que tiren (de nuevo, calidad superior) porque el asunto está en lo que transmite (que no es bueno) y lo que cuenta (que aquí parece que nos está presentando cosas que nos puedan gustar en lugar de establecer rápido lo que necesitamos), y ahí es transparente el problema. No digo ya el sacarlo el mismo año -y con no tantos meses- que la magnífica Monsieur Spade. Así que… bueno… si uno se va a ver esta serie por lo menos que sea siendo conscientes.

Supongo que This Town (UK)  es la recompensa que Steven Knight ha sacado por Peaky Blinders, aunque quizá a partir de cierto punto los creadores británicos pueden proponer lo que les de la gana. Lo cierto es que esta historia, que se supone que habla de UK en los ’80s, con los problemas en Irlanda a la vez que nos muestra a una juventud con problemas y la promesa del surgimiento de un movimiento musical, al final es más de lo mismo pero como a cámara lenta. Ni los problemas de la juventud sin futuro, ni la violencia, ni -desde luego- esa importancia de la música que está más apuntada que mostrada en el piloto, nada de ello parece mostrar mucho interés. Incluso las interpretaciones, con gente que parece saber lo que se está jugando y querer tirar para delante con ellas, llegan hasta donde llegan. Así que supongo que hacen falta un -o varios- interés muy concreto para vérsela.