¡Pilotos Deathmatch!

Hay toda una serie de… series… en las que parece que dependemos de una ‘gran estrella’ para una ‘gran historia’, esa sensación es la que da The Big Cigar (USA). Una serie errática que parece salir por los empellones que su protagonista, André Holland, da para tirar de ella. Es curioso porque, sin ser un desconocido ni mucho menos, se suele pensar en actores más conocidos para este tipo de obras. Pero bueno, al menos muestra que en Apple aún queda gente con voluntad para intentar acercarse a esas producciones de hace un par de años que parecían buscar sustituir a la HBO. Aunque luego el resultado salga chuchurrío, como en esta, en la que parece que no saben bien ni qué contar ni cómo contarlo, incapaces de manejar los cambios de tono o de ritmo o de que la historia real que cuenten suene interesante, verosímil o necesaria cuando sabemos perfectamente que es las tres cosas… pero no así. No así.

Hay días en las que pediría una moratoria para adaptar webtoons. Yo qué sé, un mes o así en el que le den una vuelta a lo que están haciendo. Porque este Deo Eiteu Syo (O) (CS), o 더 에이트 쇼 o The 8 Show o…, tiene muchos problemas que surgen de dos lados: De que el webtoon original era poco menos que un esqueleto argumental mal dibujado y peor narrado y que alguien ha querido repetir la jugada de Juego conocido y Crítica al capitalismo partiendo de unos mimbres menos que ideales. Así que toda la discutible carga de crítica social del juego o la falta de una historia real detrás de este -no hay trabajadores, no hay espectadores- se pierde a favor de una serie de discusiones y movimientos entre ocho personajes que dependen casi más de sus actores (como demuestra Jeong-Hee Moon sacando el jugo de la nada que le ha tocado) que del guion que se supone que tiene que defender. En fin.

La premisa de Desejos S.A. (O) (BR) hacía pensar en las antiguas series de terror/ ciencia ficción. Una organización ‘todopoderosa’ que te ofrece cumplir UN deseo. Eso sí, a cambio tendrás que pagar una cantidad tirando a ridícula pero, sobre todo, estar a disposición de que esa misma gente te pida UNA cosa que ayude a otra persona a cumplir su deseo. Así que teníamos un poco todo lo posible: Deseos envenenados, peticiones a cumplir, una organización poderosa, desconocida y con recursos… El resultado es bastante curioso porque, efectivamente, tenemos todos esos elementos. Pero saben ir pasando de momentos más dramáticos a otros más cómicos, e incluso enseñan otros resortes -este piloto tienen un marcado tono sexual que logran gestionar con acierto- haciendo que el resultado sea quizá no muy novedoso y claramente ligero en su forma de abordarlo… pero precisamente por ello -y por su duración de poco más de media hora- una serie agradable para rellenar un rato. Y siendo solo seis capítulos tengo claro que me la veré entera, a ver qué tal el resto.

Esta The Gathering (UK) es una clásica serie de padres e hijos al estilo británico. Es decir, el componente criminal / telenovelesco está a tope pese a que no se centre tanto en ellos como en las denuncias y contextos. Vemos distintas versiones de hijos que tienen problemas con sus padres -y viceversa- y una excusa argumental ciertamente irrelevante -un equipo de gimnastas, un grupo de chavales que hacen parkour, una fiesta ilegal en la playa, un ‘algo’ que pasó aquella noche- para ir moviendo y haciendo chocar a unos personajes con otros. Ninguna de las actuaciones es realmente mala, ninguna de las actuaciones es notablemente buena. Casi parece más un rellenos para las ondas, algo que ofrecer porque algo tienen que ofrecer, que una serie que haya sido creada para contar una historia concreta de una manera determinada. Aunque al menos agradezco que sea gimnasia / parkour en lugar de ballet / baile callejero. Que es una buena metáfora de toda la obra: No es un cambio muy grande pero al menos no es TAN lo de siempre.

He tenido que ir a mirar que esta Murder in Mahim (O) (IN) no fuera otra serie que había visto ya en Prime. Y no, esta serie se centra también en la investigación sobre una serie de asesinatos, pero lo que en aquella otra era de mujeres aquí es de personas queer.  Y esto último es casi lo que más les importa. Es cierto que hasta 2018 no se descriminalizó -veremos por cuánto, que la última vez que se recriminalizó fue en 2013- la homosexualidad en La India, pero precisamente por eso está claro que les interesaba más contar la realidad de 2017 -el año en el que se publicó el libro- de la gente queer y las amenazas que enfrentaban, tanto las más agresivas como la incomprensión e intolerancia más básica. Basándose en el libro de Jerry Pinto, hace un retrato que parece razonable de aquello… pero parece olvidar que el libro de Pinto era, además, un thriller criminal.  Aquí la investigación es lenta, casi torpe, y no parece que ninguno de los dos personajes centrales, ni el policía ni el ex-periodista parecen tener la iniciativa sino más bien una reacción a lo que va sucediendo, algo que quizá podría haberse notado menos en una película -que sospecho que hubiera sido mucha mejor elección- pero que en una serie es obvio en todo momento.

Por supuesto peor sería ser Rebus (UK), un genérico de serie criminal realizado con tan pocas ganas e interés que he tenido que investigar si realmente esto era el piloto de la serie que ha emitido la BBC Escocia y no algún tipo de ensayo general para demostrarle a los inversores cómo iría. Cierto es que Rebus nunca ha sido un investigador que me interesara en exceso, pero hay una distancia entre eso y esta producción de baratillo en la que los decorados de cartón piedra son más creíbles que las interpretaciones. Para ponerte al personaje mejor la de Ken Stott de los años ’00s.

Es curioso lo poco coreana en los tics exteriores y lo mucho en los interiores que es Samsiki Samchon (O) (CS), o 삼식이 삼촌 o Uncle Samsik o…, que es el tipo de drama político con elementos algo telenovelescos y criminales que uno está más o menos acostumbrado a ver aparecer con regularidad en las producciones europeas, con una época concreta -el principio de la década de los sesenta-, un par de personajes principales dentro de lo esperable -el que le da nombre a la serie, un turbio ‘conseguidor’ político sin ética ni moral; y una especie de joven inocente y ambicioso que parece tener ideales aún- y las tramas que uno puede esperar dentro de esto, con rivalidades políticas y acciones oscuras. Pero frente al habitual llevarlo al once, momentos cómicos y sobreactuaciones aquí tenemos un tono uniforme y sin estridencias, casi comedido en ocasiones. Aunque, de fondo, aparezcan muchos de los temas y traumas de las series surcoreanas, tanto en general como el poder, la lealtad o el honor, como en concreto con la ambivalente relación con los estadounidenses, la dualidad entre el campo y la industrialización o la corrupción de las élites con las manos metidas en demasiados bolsillos. Es una obra a la que le falta quizá una chispa, porque aunque los actores, especialmente Song Kang-ho en el papel principal danto una lección de actuación, estén bien la ‘corrección’ general de lo que nos cuentan y cómo nos lo cuentan da más para rellenar unas horas que pare querer saber más de lo que ocurre o va a ocurrir con ellos.


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