Café para muy cafeteros este, The Acolyte (USA) y a mí no me gusta ni el café.Con un inicio bastante meh para cualquiera que haya visto un mínimo de acción en estos años, y un contexto de ‘cien años antes del imperio’ que podemos notar en que… hay un letrero que nos lo dice, pasamos a presenciar un asesinato bastante ridículo. Supongo que si estás suficientemente dentro de estas cosas puedes pasar todo lo demás por encima y probablemente encuentres algo de sentido. Porque dan por sentado que es algo conocido e interesante ‘a priori’ que se olvidan de construir nada de interés para el espectador que no venga ya predispuesto de casa. – Lo que es irónico teniendo en cuenta que es el problema general con las series de Marvel… o con las anteriores de SW. ¿Cuántas veces puede golpearse con la misma piedra una empresa?-. Sorprendente sobre todo cuando ves a la gran mayoría de series espaciales recientes –Beacon 23, Killjoys, Vagrant Queen, Intergalactic… – dedican tantos de sus recursos precisamente a eso. Pero en fin. Supongo que esto es lo que tenemos y que es lo que, como en el caso de los supes, llevará a los ejecutivos a preguntarse por qué el público de esto tiene una media de edad tan alto.
Debe de estar dando buen resultado esto de las vidas de los diseñadores porque
Disney nos trae ahora
Becoming Karl Lagerfeld (O) (FR) que tiene la suerte de que haya si no menos nazis al menos más discretos que los de la serie aquella de
Saint Laurent y
Channel.
Brühl hace lo que puede con el personaje central, pero va todo bastante sobre raíles. Supongo que para los que sean espectadores de este tipo de temas les valdrá. No hay mucho más. Tampoco hay mucho menos. Supongo que les tendrá que valer.
Una historia que ya conocemos -y que tampoco tiene mucho más que rascar, al menos no contada así- puede mejorarse mucho con buenos actores. Eso es lo que ocurre con
Clipped (USA) en la que
Jacki Weaver,
Laurence Fishburne,
Ed O’Neill y
Cleopatra Coleman están dispuestos a defender sus personajes, y sus posiciones, como si hubieran decidido ganar premios todos ellos. Es una pena que la parte racial parezca más anecdótica que la culebronesca, aunque no me sorprende. Y al menos se notan las pretensiones en que está rodada con cierta gracia, intentando gestionar la parte de ‘escandalo’ con la -muy limitada- deportiva.
Siempre es una alegría que le den un hueco a
Julio Torres, lo fue en
Los Espookys, que co-creó junto a
Ana Fabrega y
Fred Armisen, y lo es en este
Fantasmas (USA) que pierde el poco intento de que la serie tuviera algo parecido a una trama a favor de una serie de
sketches que van entrando y saliendo, vehiculados alrededor del surrealismo y la intensidad de
Torres. Además de incorporar una buena cantidad de cameos famosos, como si hubieran decidido que eso era lo que hacía falta para mantener la serie con vida. No sé lo que durará, probablemente les implicades tampoco, pero que alegría ver algo así, con sus segmentos mejores o peores, pero siempre con ideas que se abren camino incluso en las que podrían ser descartes del
SNL. Solo por
MELF ya ha merecido la pena ver este piloto. De verdad, qué alegría de semana después del erial de mayo.
No tengo muy claro si este
Hairak (O)(CS), o
하이라키 o
Hierarchy o…, es una versión oficial o extraoficial de Élite. Pero que esté en Netflix supongo que no es casualidad. Es curioso ver cómo parte de un punto común -una muerte misteriosa- y cómo tacha algunos puntos -un colegio de élite, fiestas y excesos, poca ropa en cuanto es posible- mientras que se cortan con otra -el sexo, básicamente- y cambian algunas -la organización temporal, por ejemplo, o la manera de gestionar las diferencias de clases- así que si no se trata de una adaptación sino de una serie independiente… bueno, digamos que el impacto es notable. ¿Y por lo demás? Pues exactamente lo que os podéis imaginar, para lo bueno y lo malo. La verdad es que la intriga es tirando a mínima porque en este piloto es más importante abocetar a los personajes y dejarnos claro el contexto y las interacciones. Así que bueno. Podría haber sido un poco más coreana, pero será que no soy exactamente su público.
Pues aquí nos encontramos, con una de las mejores series del año y, a la vez, todo un ejemplo de terrorismo emocional.
Lost Boys and Fairies (UK) es ese raro caso en el que se mezcla el drama con el humor de manera que aparentemente lo uno y lo otro vayan de la mano. Y también es un ejemplo de serie inglesa, porque solo tiene 3 capítulos. No necesita más. El tema parece sencillo: Una pareja gay inicia los trámites de adopción. Uno pensaría que nos van a contar los trámites incesantes, las penurias y problemas; que mucho de lo que iban a enseñar son de esas cosas que ya hemos visto y, a veces, podemos predecir. Y es verdad que lo hacen. Pero no es lo que más importa. En el primer capítulo nos muestran a todo un reparto de personajes -magníficamente interpretados, el día que se descubra cómo logran los actores infantiles los ingleses probablemente tengan que intervenir las autoridades- y logran que empaticemos con ellos, nos muestran una veracidad, un cariño, una vulnerabilidad y una determinación, hay drama pero también comedia. Así que ahí estaba más que dispuesto a recomendarla. Luego me vi los siguientes capítulos, que no van por donde esperaba pero mantienen todas sus virtudes. Que serie más dura y más bonita. Que extraña situación de haber logrado capturar cada parte. Es como si hubieran visto el año pasado
In our Blood y hubieran entendido todo lo que hacía que funcionara y decidido aplicarlo a una historia completamente diferente, extendiéndolo a su vez. Jamás creí que este tipo de historias fuera a ser una de mis series del año, pero supongo que ese es el poder de la narración. Y que, al fin y al cabo, para eso hago estos ¡
Pilotos Deathmatch!, para acercarme a series a las que de ninguna otra manera lo hubiera hecho.
Aunque
Queenie (USA) parecía salir de un punto trillado lo cierto es que demuestra muchos más matices y una capacidad de mezcla problemas reales con un matiz de humor, así que aunque la presión sea real y se pasen todo el capítulo colocándonos al personaje central y su entorno, está claro que sabe sacarle el jugo -y el juego- a la situación, tanto como para mostrar su realidad.
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