Una institutriz de cuarenta años, hija de un párroco, que no tiene más que problemas con las bestezuelas que le toca controlar se encuentra con una última oportunidad. Pero parece que ha habido un error, porque no se trata de cuidar a un niño sino, más bien, a su patrona: Una joven cantante con una vida amorosa complicada que acaba haciendo que la protagonista se de cuenta de que la forma de arreglar los asuntos comienza por ocuparse de ellos. Una comedia con mucho corazón en la Inglaterra de entreguerras.
Una historia romántica de uno de los grandes nombres del fantástico, que en realidad es también una historia de fantástico en el que un guionista de televisión de 1975 y una actriz de teatro de 1896 viven un romance al margen de sus líneas temporadas. Una historia con fondo psicológico y una manera de organizar el viaje en el tiempo que es precisamente la que vertebra el resto de la historia.
– El signo de los tiempos de Sakunosuke Oda, ed. Satori
Parece que por primera vez en España llegan los relatos de Oda Sanosuke, con un fondo de melancolía y desesperación propia de la generación de postguerra. Lo cierto es que la ilustración de portada no le hace tanta justicia como la que tuvo hace unos años la edición argentina de también el caracol, pero por lo menos es más bonita.
Una mujer encarcelada por brujería, una visita inesperada que parece venir de otro momento temporal, y una conversación sobre lo que se les ha permitido y no hacer a las mujeres, con estos elementos se monta esta obra de Fagan que completan la historia de la primera mientras la segunda ofrece una tentadora oferta de escape.
Una de esas obras del futuro para contar el presente que usa la distopía como excusa y la discusión sobre la naturaleza del ser humano y el trabajo, pero al menos esta vez tenemos naves espaciales y roboces.
Si alguien se quedó con ganas de más Zen Cho después de El hechicero de la coronade Duermevela, resulta que Minotauro ha vuelto a nutrirse de los autores que descubren editoriales más pequeñas y nos trae este giro al Urban Fantasy con espíritus y empresarios, así que es un registro diferente -más oscuro, también- y una buena cosa que en Minotauro recuerden que pueden publicar también a autoras.
En un no tan habitual giro, Piñeiro recupera a algunos personajes previsto, fundamentalmente de Tuya, para contar una historia de detectives -independiente de la anterior- para contarnos una historia de mujeres, apoyo, ex-convictas y coraje.
Un ensayo digresivo en el que se nos habla de escritura, de maternidad, de sus problemas por separado pero también los que salen de unir ambas acciones, usando como referente El libro de la almohada.
Vampiros queer de instituto, de instituto con secretos, misterios y conspiraciones, claro. Más o menos os podéis hacer idea de por dónde va y de que no hay mucho de lo que quejarse.
Con un estilo de dibujo encantador nos encontramos con la historia de un bisonte al que un oso le habla sobre hibernar, a partir de ahí el bisonte irá valorando la idea porque… ¡suena muy bien! Claro que suena bien. Es imposible no sentir simpatía por el bisonte.
Mentalmente tenía The Chemistry of Death (UK) -el libro de Simon Beckett en el que se basa esta serie de Paramount +– como uno de esos títulos que salieron a mediados de los ’90s a rebufo del enorme éxito de la Scarpetta de Patricia Cornwell que nos acabaría llevando hasta el CSItelevisivo. Pero no, salió a mediados de los ’00s, con la serie ya en pleno éxito. Y con eso y con todo hay una de esas mezclas de crímenes brutales y ciencia forense que hace que parezca una década anterior. En cuanto a la serie en sí, tiene las imágenes pero no se atreve a usarlas, y tiene también las posibilidades pero… en fin, no es que la novela fuera una gran cosa, pero si además te dedicas a repetir planos de contemplación de los paisajes y a estirar las conversaciones lo que consigues puede entrar como Evocativo o como un Peñazo. Yo soy más de los del segundo grupo, claro. A ver si hay más suerte la próxima vez que quieran montar una de estas.
Le reconozco la gracia a Crash Course in Romance (O) (CS), que decide tomar la premisa vamos a decir que ridícula -un profesor y la madre de una alumna tiene pinta de que van a acabar liados- subiéndolo al 11 haciendo que el profesor sea El BTS de la educación, el profesor estrella de un colegio estrella para que los estudiantes salgan lo mejor formados posible. Como si lo importante fuera la educación y no los contactos que fueran a hacer en esos centros. Claro que no es solo que el profesor sea tratado como una estrella y protagonice rutinas de pelea o de baile para anunciarse en… bueno, a estas alturas sospecho que más internete que la televisión. Es que la madre es una ex-atleta olímpica coreana que ahora tiene una tienda de comida. Algo así como un takeaway. También hay algunos otros alumnos, padres, compañeros de trabajo. Lo cierto es que parece bastante más pensada de lo que uno creería, con ese punto de desvergüenza habitual de las producciones asiáticas, y el humor a juego. Así que parece que han logrado algo que no esperaba: Superar la premisa de película de sobremesa de fin de semana para estirar sus posibilidades -o imposibilidades- gracias a elevar al 11 toda la situación, No sé lo que aguantará ahí, pero el piloto funciona.
Parece que ni a la ITV le interesa mucho The Family Pile (UK), pese a lo cual la han estrenado. Hay algún nombre entre los creadores y actores -bueno, actrices más bien- que sonarán un poco o pueden dar referencias. Lo cierto es que da igual, la idea de Un grupo de hermanas deciden desmontar la casa de sus padres tras la muerte de estos con idea de venderla supongo que podría haber dado para más pero en estas manos no parecen saber bien qué hacer con la idea -a ratos parece incluso que no saben si quieren una comedia o un drama- y lo poco que hacen suena a viejo. En fin.
Tan poco interés tiene la ITV que ni ellos ni nadie ha subido un trailer.
Esta semana de plataformas que parece que ni ellas mismas saben lo que estrenan sigue con GRIND(O) (NI) en Prime, un drama bastante del montón en el que lo mejor que se puede decir es que parece claro que hay alguien intentando esforzarse. Pero, claro, montar una historia sobre la pasión con un grupo de strippers de por medio… Digamos que parece una forma sencilla y no muy imaginativa de sacar el famoso sexo, drogas y violencia de los sitios de siempre y ponerlos a correr de manera no muy inspirada. En fin.
Estoy seguro que algo se puede sacar bueno sobre En Place(O) (FR) si le dedicaras suficiente tiempo dándole. El problema es que no se lo merece. Porque lo que sacarás sería probablemente algo sobre el manejo de los populismo, el reflejo de la política en la ficción o que la última vez que vi una historia así fue con Chris Rock, que venía detrás de Eddie Murphy, que no tenía nada que ver con lo que hizo James Earl Jones. En estos últimos casos -salvo el de Jones, porque The Man era una aproximación setentera bastante más seria- tenemos a gente racializada que logra el poder. Aquí tenemos… bueno, es un poco mitad la de Murphy y mitad la de Rock. Excepto que el nivel del supuesto humor tiene más la fecha de la de Earl Jones. En cualquier caso: Ni es original, ni es divertida, ni tiene interés alguno. Su descripción política es en el mejor de los casos lamentable -incluyendo ejemplos como el de una candidata que odia los penes porque es feminista- así que… un original de Netflix.
Viendo Junji Ito Maniac: Japanese Tales of the Macabre (USA) quiero mandar un mensaje público a Netflix: Si no quieres hacer una serie puedes no hacerla. Porque para ponerle una de las peores animaciones que recuerdo -que a estas alturas es el estándar de animación de Netflix– y no ser capaz de establecer una narración, un tono o una forma de que las cosas chocantes tengan algo de impacto… yo qué sé. Te ahorras montar la serie, yo me ahorro verla, todos nos ahorramos el bochorno. Estoy seguro que de las historias de Ito podría haber salido una serie al menos competente. Os puedo asegurar que no es esta.
Lo que más me ha dado The Last of Us (USA) es pereza. Supongo que es la serie indicada para echarse la siesta mientras te intentan montar una versión de The Walking Dead que se toma demasiado en serio a si misma y que, francamente, tampoco tengo muy claro qué me quiere contar. Desde el pico de cosas zombies de hace como década y media hemos visto todo tipo de versiones de, básicamente, la misma historia. Podría ser peor, claro, al menos aquí tienen más dinero que en una producción de The Asylum. Pero no hay absolutamente ningún rasgo de un giro interesante, una perspectiva distinta, una forma que no esté quemada de tanta utilizarla. Y esperar que lo salven los actores y sus interpretaciones porque esta es una historia tridimensional con personajes bien definidos es, además de no conocer lo que se ha hecho antes en el género, mucho esperar. Excepto, por supuesto, que de lo que quieran matar a los no-los-llames-zombies sea de aburrimiento.
La forma en la que Maternal(UK) logra ser la clásica serie de hospitales y, a la vez, darle una vuelta es curiosa al menos. Porque sí, es lo de siempre. Pero logra meter un giro con la vida de las tres protagonistas al repartir ese peso y crear, además, un punto de partida común -las tres son médicos que vuelven al trabajo tras una baja por maternidad- y distintos desarrollos generales y culturales de cada una de ellas. Un poco como una Stacy Malibú con un gorro nuevo. No es lo suficientemente distinto como para decir que sea precisamente arriesgada, pero es capaz de encontrar algo que ofrecer en una fórmula más que consolidada. Así que tampoco me voy a quejar.
Estoy gratamente sorprendido por Night Court (USA). Quizá porque estaba preparado para lo peor. De hecho, si hubiera llegado a mirar los trailers lo mismo ni me acerco. Pero resulta que, con sus problemas, han logrado hacer una buena serie. Gracias, sobre todo, a unos guiones que no son muy actuales pero sí que están bien trabajados de una manera clásica, muy propia de los ochenta y noventa a los que muchas veces hace referencia sin necesidad de hacerlo de manera ostensiblemente falsa. Es cierto que la serie original tardó un par de temporadas en encontrar su paso, pero desde el principio tenía a unos personajes bien delineados, entre los que el Dan Fielding de John Larroquette podía ser claramente el mejor, que es un poco lo que pasa ahora. No solo porque además en este caso no tenemos el Bull de Richard Moll o la Selma de Selma Diamond, y claramente no tenemos al honorable Harry T. Stone de Harry Anderson. Pero no es menos cierto que el Mac de Charles Robinson, la Christine Sullivan de Markie Post, o la Roz de Marsha Warfield llegaron en la segunda, tercera y cuarta temporada respectivamente. Así que, bueno, ya iremos viendo. (por cierto, Robinson y Post, igual que Anderson, fallecieron ya, así que supongo que no tirarán por allí) Aunque se nota que no se fiaban en la cadena y no han puesto dinero, o lo han puesto solo en Larroquette -que puede ser magnifico o estar en una gran serie, y que aún así la cancelen. Véase The John Larroquette Show– porque se nota que hay menos dinero, de manera directa o proporcional, para todas las cosas. Por suerte los guiones, aunque a la antigua, están bien montados, y los actores -excepto Larroquette, claro, que está enorme- lo hacen razonablemente bien. Se nota que MelissaRauch tenía muchas ganas de encarnar a Abby Stone, la hija de Harry, y que está decidida a sacar el proyecto adelante con un personaje muy alejado de Bernadette y más happy-go-lucky pero coherente con el tono de la serie y con la forma de actuar. Así que habrá que ver si hay suerte y con el rendimiento y los cambios de reparto logran acabar de darle el empuje que la serie se merece. Porque logra capturar todo el espíritu de esas series clásicas con un reparto como la original, NewsRadioo Just Shoot Me. Por cierto, el secundario que logra robar los dos capítulos con casi nada de tiempo en cámara es Dimiter D. Marinov con un Nikolai que toma el relevo del Art Fensterman de Mike Finneran. En fin, no puedo creer que vaya a decir esto, pero bien por este remake.
La mitología siempre tiene sus curiosidades. Por ejemplo, el mito de la mujer-serpiente o el de la serpiente y la medicina se repite en distintas tradiciones. En el caso de la Shahmaran (O) (TU) su origen es Persa, está muy arraigada en el imaginario kurdo y aquí estamos, con una serie Turca. Que en realidad es una telenovela con fondo fantástico. De nuevo, es curioso, porque uno esperaría que la parte fantástica fuera lo que más pesara, pero parece que siempre encuentran una manera de que sea la otra la que importe. Quizá por el exceso de duración de los capítulos o la necesidad de llenar varios. Lo cierto es que da la sensación de que hay demasiada duración para tan poca historia como realmente cuentan. De hecho, da la sensación de que han usado esta historia como excusa y tampoco van a explicar o importarle mucho. Así sale luego lo que sale. En fin.
La capacidad de Apple TV + para construir el mejor repertorio de obras infantiles/ juveniles por el método de adaptar libros en lugar de personajes no dejará de sorprenderme. Pero aquí estamos, con Shape Island (USA), una obra realmente encantadora que sabe mantener el espíritu de los libros de Jon Klassen y Mac Barnett, y aunque leyéndolos parecieran inadaptables han encontrado una manera de capturar el espíritu de la letra de Barnett y de las ilustraciones de Klassen, pese a convertirlo en su propia versión de la historia. Un gran trabajo.
Una vez más Netflix nos ofrece la oportunidad de una ventana para ver qué se hacen en otras partes del mundo y resulta que en otras partes del mundo intentan copiar lo que parece que gusta en las demás. No sé qué sentido tiene montar este Shanty Town (O) (NI) para que lo que nos encontremos dentro sea una historia de sexo, violencia y blablabla con -esta vez- cortesanas y un jefe de los bajos fondos de las drogas -no confundir con las strippers y el jefe criminal de las drogas de GRIND, unas series más arriba- que de nuevo necesita más dinero en su producción. Y, posiblemente, alguna idea nueva. Al menos queda el consuelo de ver que en Nigeria las producciones televisivas se hacen como en España.
Viendo el piloto de That ’90s Show (USA) me salían varias preguntas, la principal era ¿Qué necesidad?, por supuesto. Pero dado que esto parece más una búsqueda incansable de series antiguas que poder revivir -y que todos recordamos lo que pasó con That ’80s Show. Y si no lo recuerdas es EXACTAMENTE eso lo que pasó- así que llegar a los ’90s era cuestión de tiempo. Esta vez han decidido no alejarse de la fórmula original, y por fórmula queremos decir los actores que tenían. Por supuesto no pueden sacar a todos -es decir, además de los que no tienen acusaciones de abuso sexual y esas cosas- pero sí darle más espacio a los padres de Forman, y traerse a la hija adolescente de este para que pase el verano con ellos. Y aquí llegamos al asunto. La actriz principal y sus amigos tienen un rango de unos 15/17 años y, a ojo, el único miembro del reparto que era así de joven en la original era Mila Kunis. El resto eran más tirando a veinteañeros, especialmente Masterson. Pero bueno, si han decidido optar por una aproximación más Nickelodeon allá ellos. Me temo que no va a funcionar porque necesita a la vez que te hagan gracia los guiños al pasado y tener ganas de ver a un grupo de chavales nuevos, de manera que es como tener un nuevo tipo de historia lastrada por la otra. Cuál es cuál supongo que depende de las preferencias de cada uno.
Pues parece que Hallmark ha decidido meterse en las series con viajes en el tiempo con The Way Home (USA), que pone dos líneas temporales, una serie de ‘misterios’ entre medias, y tres generaciones más o menos enfrentadas entre ellas -la verdad es que Andie McDowell parece que está más bien por allí por estar- que se encuentran con este ‘lago mágico’ que funciona también un poco por necesidad más que por algún tipo de motivo. Tanto eso, como el tiempo pasado en otras líneas temporales y el transcurso en la otra, son más recursos del guionista. Pero bueno, si Hallmark quiere montar una de sus historias habituales con una excusa argumental de viajes en el tiempo tampoco vamos a quejarnos, veníamos avisados.
Este Wong & Winchester (CA) es un genérico de policíaco canadiense que olvida que lo más interesante es que tenga algo de gracia. Me temo que ni los personajes centrales ni, desde luego, la trama logran nada. Y mira que las historias sencillas y encantadoras parecen el sello habitual canadiense, pero ni funciona por allí ni la intriga es mínimamente interesante, limitándose a sacar personaje tras personaje antes que a crear algo que se pueda -o se quiera- seguir. Da la sensación de que alguien necesitaba una excusa para fabricar un relleno que poner en la televisión. Una de esas series para que se emitan de fondo en escenas de otras series.
El tema de este nuevo cómic de Keum Suk Gendry-Kim, tras la magnífica Hierba, es igual de dura pero diferente en el tema. Esta vez nos va a hablar de historias de familia, de la guerra de los años 50 y de lo que supuso esa separación para todas esas familias. Una historia con raíces, construida a partir de las entrevistas -varias dentro de la familia- que realizó su autora a aquellas personas que lo vivieron.
La gran autora antillana nos presenta una obra cercana al realismo mágico y los flecos religiosos en el que un hombre de pasado misterioso intenta descubrir cuáles fueron sus orígenes recorriendo América.
Joseph Mitchell es uno de esos casos, como el de James Salter, en el que se re-descubre periódicamente al autor. Lo que, al menos, permite tener su obra a mano. Seis piezas tanto periodísticas como literarias sobre el puerto de Nueva York, los muelles pero no solo. Un gran ejemplo del periodismo estadounidense de mitad del Siglo XX.
¡Vuelve Lemaitre! Con una historia de aventuras, misterios, crímenes y sucesos, una parte de historia de familia y amigos, otra parte de recorrido mundial por potencias -y no tan potencias- en conflicto, y en su centro amor, periodismo, religión y un gato. Porque ha decidido no solo regresar, sino hacerlo con todo.
Nueva publicación de Galsworthy, autor de La saga de los Forsyte, traída por la editorial. Dos novellas en los que vuelve a sus temas comunes del comportamiento humano.
Una historia de tres mujeres, tres citas… y una ausencia. Porque la otra persona no aparece. A partir de ahí se va reconstruyendo un puzzle de amor, enredos e incluso algo de humor en la que se proyecta la alargada sombra de alguien que no estaba allí.
Ambientada en un pueblecito de Massachusetts, el contraste entre lo que una vez fuera ilustre, la falsa imagen que se quiere proyectar en las fachadas blancas y los mucho más oscuros secretos que realmente están por detrás.
Un exorcista inmortal contra un ejército de almas liderado por Lucifer. Que en realidad parecen esconder un propósito de fondo incluso más insidioso y antiguo. En lo que acaba siendo un punto intermedio entre el fantaterror y la guía de viajes.
Novela de intriga histórica, en la Barcelona de los años ’20 del S XX, con un joven que llega del pueblo para intentar descubrir un secreto familiar articulado alrededor de una joven vedette de El Molino.
Mujeres princesas espaciales caballeros queer. Y esa es la definición corta. Entre la BD y el indie americano, un cómic juvenil en el que las batallas tienen más de un escenario y resolución.
Lo nuevo de Lejardi -dentro del mismo universo que Cómo no enamorarse– consigue expandir incluso más el jaleo de figura geométrica gracias a la normalización de prácticas y diversidades, el ponerlo en un fin de semana de vacaciones, con una pandilla que descubre el pastel poco antes de llegar -al menos una parte de ellos- solo sirve para convertir esta historia de corazón juvenil y modos y maneras de más 18, en un nuevo campo de juegos para su autora. Normal que la hayan elegido para inaugurar el nuevo sello de La Galera.
Supongo que la primera pregunta que surge es por qué en la portada solo salen ocho bailarinas. La historia, igual que la del resto de tremendas aventuras de unas jóvenes que no desentonarían en St. Trinian’s, incluyen a una directora a la fuga, un grupo de malhechores y unas ilustraciones espectaculares.
Liam se ha ido acostumbrando a guardar sus emociones en frascos. Y a esconder los frascos. El problema es que eso facilita que se vaya quedando sin emociones. Pero también que las emociones estén más que dispuestas a huir del frasco. Una historia con bellas ilustraciones sobre la necesidad de compartimentar menos y entender mejor aquello que nos afecta.
El clásico de Perrault ahora en versión de Zabala que ofrece una perspectiva propia y distinta al acercamiento más habitual -no digamos ya cinematográfico- de este personaje.
Un auténtico espanto este Alert(USA), un genérico de la peor clase en la que no hay nada que no hayamos visto antes. Ni siquiera voy a decir ‘y mejor’. Pero, ahora con los peores tics de que si terroristas musulmanes radicales y que si parejas separadas. Carente de cualquier tipo de distinción, dotada con un equipo de expertos ayudantes, y fundamentalmente retrógrada, formuláica, aburrida y estomacante. Supongo que mínimo durará ocho temporadas.
Resulta que Crazy Fun Park(AU) es el nuevo trabajo de Nicholas Verso, que tiene una parte de Ghosts (en cualquiera de sus dos versiones) y otra más cercana a las obras juveniles de terror o pseudo-terror y pseudo-humor o humor. Total, que es una cosita agradable que no hace mucho con casi ninguno de sus ingredientes -se supone que hay un misterio, me parece mucho suponer- pero que tampoco creo que ofenda a nadie. Existe, supongo que con eso a los fantasmas les vale.
¿Puede una serie ser consecutiva de delito? Porque me ha costado tanto ver el piloto de Gina Yei(O) (PR) que he llegado a considerar el asesinato de sus responsables. Parece que el tráfico de influencers está a todo trapo con esta cosa de Disney que es con mucho lo peor que recuerdo a los canales con Disney en el título haber hecho. Todo lo que se presupone que es la obra de un influencer está aquí, todos los defectos, absolutamente todos los tics, y muchas de esas personas que actúan como si tuvieran quince años o menos porque se supone que esa es la edad del personaje. Que la ilusión de la protagonista sea estudiar composición musical para ser la mejor escritora de reaggeton del mundo es una chorrada al margen de todo lo falso, plástico y prefabricado. Un espanto en el que los número musicales son constantes pese a que la protagonista parezca ser incapaz de sincronizarse con los bailarines. Al margen de que todos estén obsesionados con las redes sociales y que uno de los personajes se parezca al Quico de El Chavo del Ocho. En fin, a evitar. Y ponerle una etiqueta de Radiactivo a ser posible.
Lo peor del riquimortismo y de las series de [Adult Swim] se juntan en Koala Man (USA) para ofrecernos una serie que sigue pensando que la gente de mediana edad o cosas como los pelos de las piernas son graciosas. Ojalá hubiera al menos una intención de provocar y no el clásico edgelordismo adolescente que de fondo tiene una historia de superhéroes muy poco inspirada. En fin, supongo que esto será el pago de algún favor o algo así.
Les ha quedado bonito este The Makanai: Cooking for the Maiko House (O) (JP), supongo que para eso contrataron a Hirokazu Kore-eda, porque el uso -o la función- de mostrarnos una casa en la que se prepara a maikos (aprendizas de geishas, vaya) y luego virar hacia la comida -en el piloto más bien poco, como quedaba un poco cojo me vi también el segundo y es ahí donde se cierra un poco este punto de partida, pero parece que nadie pensó que había que indicarlo- para ofrecernos tanto las historias culinarias. Y ese es el problema. Porque Kore-eda realiza bien la narración de ese costumbrismo irreal -tengamos en cuenta que las maikos y las geishas parecen parte de otra época pero también que su función puede ser esa mezcla entre la performación artística y la finalidad estética que hace que sean algo así como lo mismo y justo lo contrario que una stripper- y eso, igual que la cotidianidad, lo refleja muy bien. Muchas veces en pequeñas piezas que no van a ninguna parte porque es parte de reflejar esa forma de ser, no de cargar y hacer avanzar la trama. Sin embargo el segundo eje de la historia es la cocina, y eso está reflejado de cualquier manera. No hay ni una emoción ni el mismo cariño que se refleja en otros puntos de la historia. Muchas veces se nos muestran los pasos con un descuido y dejadez propios del Canal Cocina y no de una obra en la que la cocina es su corazón, no ya porque no intente que sea ese food porn que se llama, es que parece puro trámite para volver a la gente, que es lo que le interesa al director. El problema es que por bien que se refleje el efecto de esa comida -y lo hace- lo que vemos y cómo lo vemos resulta tan plano y vacío como cualquier otro trámite innecesario -y casi insípido- exigido por la historia para contar lo que realmente le interesa. Total: Que bonita y entrañable, pero a mí no me interesa gran cosa. Quizá el manga original…
En una semana que parece El día de la marmota la llegada de Mayfair Witches (USA) es otro ejemplo mas. Una serie de brujas que se supone saca de la obra de Anne Rice pero que no deja de ser un más de lo mismo de secretos familiares, brujas brujeando y esa insufrible sumisión/lucha con el demonio que nos grita que desde 1990 hasta ahora tampoco se han molestado en actualizar tanto las cosas. Supongo que hace falta ser lo suficientemente fans del concepto como para que le merezca a alguien la pena.
Las adaptaciones de true crime siguen y esta semana tenemos la tediosa Trial By Fire (O) (IN) que nos cuenta un hecho real en el que un cine ardió en La India, murieron 59 personas, y a la justicia ni estaba ni se le esperaba. Veintiún años después escribieron un libro explicando su lucha por lograr la susodicha, y eso llevó a esta adaptación que es mucha gente enfadada -de manera comprensible, supongo- y mucha gente sufriendo -ver comentario anterior- pero poco más a lo que agarrarse. No creo que haya nadie que no se ponga de inmediato de parte de los padres y a favor de su lucha por ¿cambiar? ¿modificar? ¿que alguien les hiciera algo de caso? el sistema judicial indio. Pero, sinceramente, poco más aporta esta versión de los hechos. Para la próxima que monten un docudrama y así por lo menos no me toca verme el piloto entero con la esperanza de que en algún momento mejore.
Son muchos los problemas de Velma(USA). Pero muchos. Uno de los principales es que el humor de Mindy Kaling cada vez se nota más viejo y con menos recursos. Además, cuenta con un gran reparto pero en esta versión animada da lo mismo porque no son actores de voz, así que poco -por no decir nada- aportan. En cuanto a los puntos en común con Scooby Doo… cuanto menos digamos mejor será para todos. A estas alturas creo que está claro que no me gustan ni Venture Bros ni Harley Quinn. No lo hacen y, sin embargo, está muy claro por qué son mucho mejores que la cosa esta que parece la idea de un ejecutivo que creyó que había un filón y lo que ha acabado es dando con algo romo. Lo único bueno es que tal y como está HBO Max lo mismo mañana misma está cancelada.
Creo que Kold x Windy (USA) no tiene claro qué es o qué quiere ser, igual que toda la juerga entre AllBlk y WE Tv hace que tampoco tenga el tono concreto para ninguna de las dos. De fondo está, por supuesto, la historia de un dos amigas que quieren hacer un dúo de rap -parece mentira que en menos de un año haya escrito esto tres veces-, el problema es que la parte musical, el drama de personajes, media docena de aproximaciones al género criminal, los restos de los dramas from the hood y a ratos algo de telenovela, aderezado con un presupuesto que parece lo justo para pillarse un par de menús de fastfood hacen que las cosas buenas que tiene se pierdan en el maremágnum de historias, personajes y temas como si alguien hubiera metido la ensaladilla rusa en la centrifugadora.
Empezamos el año con una serie australiana: Black Snow (AU) es una producción para Stan Australia que podría haber sido una serie británica de detectives. El personaje central, de hecho, parece sacado de alguna serie con varios títulos a sus espaldas. Dos líneas, una en el pasado y otra en el presente, una serie de sospechosos, algunos ‘grandes temas’ y un sentido general más cercano al rellene que al auténtico interés. Está bien para rellenar la tarde de un fin de semana. Poco más.
Que espanto este Copenhagen Cowboy (USA), que parece imitar los peores tics del neo-Noir y el neo-Giallo probablemente porque resulta que es una serie de Nicolas Winding Refn. Lo único que puedo decir es que si queréis algo con una duración excesiva, una puesta en escena chusca y mucha cosa estética que sale de la unión de una suerte de naturalismo con luces de neón entonces vale. Pero a mí ya me ha hecho perder suficiente tiempo con su piloto.
Hablando de experimentos, este Kaleidoscope(USA) pone tan poco esfuerzo en lo que está contando que es normal que se anuncie como que puede verse en varias secuencias, en un momento determinado llegué a considerar que era una parodia. Pero se lo toman demasiado en serio como para ser realmente una coproducción -algo que presupongo por el nivel de inglés de alguno- y bueno, supongo que hay gente que bebe gaseosa a palo seco. No sé si le interesará mucho la serie pero entiendo que está cerca de ser el público más probable para estos experimentos.
Por lo visto hemos vuelto a los noventa y nadie me lo había dicho, porque este Olhar Indiscreto (O)(BR) tiene toda la falta de sentido común y esa intención de provocar excitación y solo lograr aburrimiento mientras miras al reloj a ver si se sueltan el pelo, que caracteriza a los derivados sin alma que poblaron aquella época. Una lástima este quedarse a medias, porque claramente lo último que necesitaba esto era una mediocridad poco áurea.
Sorprendentemente interesante este Paul T. Goldman (USA) que viene del director de la segunda de Boraty parece compartir mimbres con The Rehearsal, pero en realidad lo que tiene de importante es a un personaje central alucinado que parece vivir en su propio país de maravillas y a quien el director parece en todo momento seguir la corriente menos por convencimiento que por una suerte de cámara oculta vuelta del revés. Da igual sus contradicciones o los momentos de exceso al contar la propia historia, como si de una versión invertida de El show de Truman, el director permite que se nos cuente la historia real como si fuera un True Crime pero, sobre todo, como si su personaje principal realmente estuviera diciendo cosas razonables. De ahí que lo peor que tiene la serie es la duda de si el personaje central está en la broma o es la broma, porque en el segundo caso las posibilidades de javiercardenismo son, quizá, demasiadas para no sentir lástima por la falta de ética. Y es que todo lo que en The Rehearsal parecía una impostación buscando el efecto de realidad aquí parece real buscando el efecto de ser falso. En fin, hay peores maneras de comenzar el año de series.
El problema principal de The Rig(UK) es de partida. Supongo que -sobre todo- del concepto en si. No porque sea complicado o simple o cualquier cosa (los trabajadores de una plataforma petrolífera se quedan aislados en mitad de una irregularidad meteorológica), y por suerte no juegan a ser Lost más de lo necesario porque están entretenidos mostrándote quién es cada uno y los problemas que tienen al margen de este suceso extraño. Pero es que la situación ha sido tan repetida que en realidad tampoco es tan extraño. Solo en Doctor Whose me ocurren al menos un par de veces que se han hecho capítulos con una premisa similar -aunque supongo que en este caso no estarán los Zygon, quizá ni nos Silurians ni los Sea Devils-. Así que el punto fuerte tiene que ser precisamente ese apartarse todo lo posible, que sucede regular porque no estamos hablando de una historia que permita volver sobre lo que está sucediendo sino de una historia sobre algo ajeno que va a por ellos. En fin. Que supongo que si uno no tiene demasiado problema con todo esto es algo con lo que rellenar una tarde de fin de semana. Porque esto da para lo que da.
El menos malo de los estrenos de Netflix de esta semana es Totenfrau (O)(AU) y es una de esas pelis de después de comer alargada hasta convertirla en una serie en lugar de en la película que tendría que haber sido. Una mujer ve como su marido es atropellado, está convencida de que no ha sido un accidente, y se pone a investigar. No tiene mucho más y probablemente tampoco lo quiera o requiera. Pues bueno, forraje. Pero al menos forraje que no hace a uno llevarse las manos a la cabeza.
Inesperadamente este Romantic Getaway (UK) es una bastante insulsa serie con un reparto que se supone merece más, una premisa que es solo un poco mejor que la de una película de Lifetime y un único elemento redentor en la figura de un Johnny Vegas alejado de sus personajes habituales y peligrosamente cerca de parecerse a Ted Cruz. Ojalá fuera solo una serie de acción fallida, porque su fallo sería más tolerable que como fallida comedia.
Lo otro que traen los ingleses es uno de esos docudramas suyos, en este caso Stonehouse(UK). La historia de un ministro que es tremendamente increíble, aunque pasara a la vez que el escándalo de Lord Duncan. Y, desde luego, fuese bastante más entretenida con una narración exterior. Me temo que esta historia desde dentro revela demasiadas cosas que podrían haber tenido mucho mejor efecto retrasándolas, y lo hace para favorecer a una serie de personajes que no podrían dar más lo mismo. Para que luego digan que no hay una forma incorrecta si la historia es buena.
Dentro de la extensa variedad de maneras para aburrirnos que Netflix ha traído esta semana no podemos dejarnos La vita bugiarda degli adulti(O) (IT) que es algo así como una historia de secretos familiares contados con una desgana, una tranquilidad y una serie de topicazos pero, sobre todo, con uno de los peores usos del narrador que he tenido la desgracia de soportar. Simplemente no.
Malo era lo que nos encontrábamos con Will Trent (USA) durante el comienzo de la serie, peor es que en realidad sea solo medio capítulo y hayan decidido dejar el final para la que viene. Como si la que viene fuéramos a dedicarle atención. Vender una historia necesita algo más y algo mejor. Sobre todo cuando parece venir de esa tradición de canales estadounidenses como USA Network pero le ponen un caso que haría morirse de vergüenza a cualquiera de ellos, si flojo es el misterio normalmente aquí estamos ya en unos niveles en los que las series de la CBS parecen obras maestras del crimen. Antes de los primera 30 segundos asistimos a la llegada de una mujer a su casa, cuando llega hay una ventana rota, cristales delante, y la puerta abierta. Unos minutos más tarde el investigador titular señala… que el agujero en el cristal está lejos de la manilla. A nadie parece importarle que los cristales estén por fuera. Durante todo el piloto. Total, que el piloto con su media historia se termina y aquí no hay nada de lo que tirar. Yo solo pido que el showrunner de la próxima de estas se revise los clásicos -incluso los clásicos modernos- y se pille una suscripción a BritBox y Acorn para que dejen de producir estas cosas bochornosas.
En esta época de repasos también podemos dejar por un momento de hablar de Lo Mejor o de Lo Peor para echar un vistazo a los Locurones. Películas que deciden ir más allá, para bien o para mal, y que por eso mismo merecen un recuerdo especial, porque romper con lo habitual es en muchas ocasiones la única manera de ofrecer sorpresas.
La de cosas que han cambiado en este año y no para bien. Con esta frase empezaba el año pasado, quién iba a creer que la cosa iría a peor. A saber cómo estamos -si es que estamos- el que viene. De momento seguimos con Canino en el recuerdo. Y ha salido esta lista -o lo que sea- en su fecha habitual, que es incluso más extraño. En realidad no creo que haya nadie que siga realmente la cosa esta de los locurones pero ya que el trabajo previo está más o menos hecho y que yo me lo paso bien… pues allá vamos.
No apostaba yo demasiado por la recuperación pero de nuevo ha mejorado. Así que aunque la de 2017 sigue en mi memoria -quizá solo ahí- como la mejor, y olvidados ya los bajones de la de 2016 o la de 2018, la recuperación de la de 2019 y luego la de 2020 y la de 2021 que era más de mantenimiento, quizá. Así que al llegar a esta de 2022 me he encontrado una sorpresa inesperada. Por un lado confirma un gran año de películas que abrazan el exceso, lo inesperado y la desopilancia. Por el otro… en realidad la mayoría tienden no tanto a la experimentación o la ruptura como a una cierta vivencia razonable con momentos de expansión o puntos de movimiento gracias a ellas. Algo que se nota especialmente en el lado oriental. O, mejor dicho, en su falta.
No sé si os he contado alguna vez cómo se hacen estas listas. Durante todo el año yo voy viendo películas y tomando notas de las que merecen por lo menos echarle un ojo, varias de las cuales acaban en el listado del año. (Esta vez como la mitad) Según se va acercando el final de año, para octubre, empiezo a hacer un ‘peinado’ de las películas que me falta, a revisar qué ha salido y que está previsto que salga y todo eso. Y las últimas semanas de diciembre, en las que como cualquier persona razonable necesito un mayor número de pelis de terror, acabo de redondearlo.
De ahí que haya una lista principal, una de posibles y una con la general, que acaba siendo prácticamente cinco listas.
Pues bien, no había ninguna de las asiáticas que estuviera en las dos primeras. Y no es que no las haya buenas, casi lo contrario. Bhool Bhulaiyaa 2, Phone Bhoot, Chuyện Ma Gần Nhào Deyyamtho Sahajeevanam tienen partes más que notables. Pero mucha menos capacidad de sorprender. Y aunque sé que hay gente a la que le gustó y sorprendió Zhou-igual que hay a quien le gustó y sorprendió Terrifier 2– me temo que no comparto el entusiasmo. Pero bueno, eso no significa que no haya más.
Por ejemplo, Arthur, Malédiction tiene una historia más interesante fuera de la pantalla que dentro, aunque no sé quién podría haberse sorprendido. Children of Sin demostraba que se pueden hacer las cosas con las mejores intenciones -y con las vueltas del pan-. Y el número de producciones a las que todo parece darle igual menos el tema religioso, como la mezcla entre El código Da Vinci, las pelis de Marvel y… bueno. Esas cosas… que es The Devil Conspiracy. O como pasa con Hellbender. O con Hellhole.
Lo que sí que os puedo decir es que este año el puesto 13 ha estado reñido. La ¿comedia fantástica? The Loneliest Boy in the Worldpodría haber entrado, con su extraño giro hacia Lo Amblin. También en el último momento el Adult Swim Yule Logestuvo cerca de entrar. Por lo menos unos quince minutos. Lo que pasa es que todas estas, por uno u otro motivo, son las que no han logrado entrar en la lista final de las 13. Así que mejor damos paso a ellas en lugar de seguir dándoos la chapa por aquí.
13 – WE’RE ALL GOING TO THE WORLD’S FAIR
Como decía antes, han sido muchas vueltas pero estar tirado en casa hablando con extraños por internete me temo que está lejos de poder considerarse una excentricidad. Hacer los challenges, notar cambios de opinión y discutir con gente… casi menos. Pero bueno, uno va viéndolo y -más allá de lo que se opine de los tiempo y los presupuestos- logra ser tan inquietante como… bueno… como es la vida en internete en general. Ya sabéis, lo único más siniestro que el creepypasta es el costumbrismo.
12 – ORPHAN: FIRST KILL
De esto que hay veces que uno no esperaba que los giros que le han buscado a esta película -que es, además, una precuela- para intentar superar el de la primera… Sin duda han estado medidos y pensados. Lo cierto es que hay varios momentos de brillante desvergüenza para que no sea una obra más. Sino… una evolución desbocada de las películas de Lifetime.
11 – THE KILLING TREE
Uno de nuestros clásicos de nuestra lista de final de año es ‘el objeto inusitado que intenta matarnos’. Y este año el más increíble de los objetos con los que nos hemos cruzado (y nos hemos cruzado incluso un globo) ha sido… ¡Un árbol de navidad! Ya, ya, sé que Treevengeiba de algo parecido. Pero esta por lo demás es una película clásica de venganza, más o menos slasher sobrenatural, pero la persona en cuestión -y sí, es una persona- vuelve como árbol pero también con los cables y las lucecitas. A ratos más Evil Dead, otros más película de criatura de SyFy, pero podemos reconocerles los arrestos por su contribución a esta categoría.
10 – SHARK SIDE OF THE MOON
Otro clásico es la ‘peli de tiburón’. Que puede ser más o menos cutre, que siempre tiene competencia -este año hemos tenido también Sharkula– y que este año reconozco que es algo mejor de lo que estaba acostumbrado pero no mucho más razonable. Que, para mí, mucho mejor. Incluye estaciones espaciales variadas, criaturas lunares cuyo parecido con un tiburón es… digamos que discutible. Y un descarado uso del croma hasta para ir al baño. En fin, un ejemplo más de las películas de tiburones.
09 – HEADLESS HORSEMAN
No esperaba yo que una película de The Asylum llegara aquí, la verdad, de hecho, debería de mirar si algún año lo han metido. Pero esto es un nivel de pura desvergüenza que uno esperaría más en una producción de 1313. Porque cogen de esqueleto la historia de El Cuervo, roban el cartel de Motorista Fantasma, la ponen un Emoji de Calabaza de Halloween convirtiéndolo en un CGI como no se había visto usar desde Cougar Cult. Incluyendo el desparpajo.
08 – PAHANHAUTOJA
Sospecho que esto es algún tipo de metáfora propia de los países nórdicos o algo así, porque esta historia -un tanto asquerosilla, he de decir- que mezcla familias que buscan ser percibidas como perfectas y muchachas que encuentran huevos misteriosos parece debatirse entre ser una actualización de los cuentos clásicos, una reflexión sobre sinceramente no tengo muy claro si ellos mismos han decidido qué y una película de terror más o menos corporal. Supongo que todo depende de más o menos cómo se vea o entiendas, porque nada de esto le quita un cierto punto tierno.
07 – SAWED OFF
Lo bueno de esta película es que, al margen de su bajísimo presupuesto, parece una decisión por adaptar los modos y modelos de los Looney Tunes a la pantalla. Un triángulo amoroso, unas ‘fin de semana de caza’ y dos amigos que acaban en un círculos casi infinito -bueno, al menos bastante largo- de asesinatos sucesivos. No es que tenga mucha trama, fondo o sentido -al fin y al cabo aquí lo importante es el estacazo y tentetieso- pero al menos esto último lo convierte en, digamos, una decisión.
06 – THE HAUNTING OF THE TOWER OF LONDON
Una cosa que no esperaba yo era encontrarme este año con dos personas a las que llamar Discípulo aventajado de David DeCoteau. Pero aquí estamos. En este caso con Charlie Steeds y su Dark Temple, una persona que parece ir probando todos los sabores del terror que aquí decidió hacer una de la Hammer. Y precisamente ese exceso que tantas veces se encontraba en aquellas se las ha traído a una trama completamente desbocada, con Ricardo III de fondo y con un giro en las clásicas escenas de torturas. Vista desde fuera podría parecer una película normal de hace unas décadas… hasta que uno se da cuenta de lo diferente con el contexto y de las cosas que hacen. A ver por dónde sigue y hasta dónde tira.
05 – EXPLOITED
El otro Discípulo aventajado de David DeCoteau es… bueno, no sé si el director Jon Abrahams o el guionista Anthony Del Negro, pero sí que os puedo decir que este Exploitedes como si alguien hubiera aprovechado el éxito de los slashers de misterio de finales de los ’90s para hacer una versión de webcams y desparrame en el que uno puede encontrarse con un payaso haciendo malabares con dildos y que sea contextualmente razonable. Bueno, todo lo razonables que pueden ser estas cosas. El misterio lo es menos y lo de más pero, sobre todo, es la excusa para el juego de disfraces, agresiones y verbenas que se traen. El tráiler -que han escondido porque, bueno, la película es como es- son dos minutos de destripe. Así que casi mejor ponérsela sin saber e ir descubriendo esta mutación desmelenada de una película de Lifetime que Lifetime jamás podría emitir en su canal.
04 – MADELINES
A veces la falta de dinero, o las tramas que parecen pensadas para una serie y acaban en una película, pueden ser un problema. Y aquí lo son, pero logra hacer que algo funcione la pura capacidad de la idea que mezcla viajes en el tiempo, bucles, asesinatos y una unidad de tiempo y luego que aprovecha todo lo anterior con humor y algo de fantasía para traernos este triunfo de las ganas sobre los medios.
03 – SOMETHING IN THE DIRT
Un ejemplo de cine de confinamiento, con dos creadores especializados en estas lides que hacen un juego de conspiranoia -que también es humo y espejos- para pasar del low-fi a la buddy comedy o los momentos de thriller. Es un poco más sencillo de vivirlo que de explicarlo. Pero tampoco demasiado.
02 – RAZZENNEST
Esto podría haber sido un capítulo de Inside Nº9, de hecho es posible que lo fuera, pero la decisión de que las imágenes vayan por un lado, la pista de audiocomentario por otro, las referencia a la Guerra de los 30 Años, y los metacomentarios. Es curioso cómo algo puede parecer a la vez tan vanguardista y tan cotidiano. Supongo que porque a ratos puede parecer también una evolución del radioteatro y los protectores de pantalla.
01 – GLORIOUS
Y el paso más allá. Una especie de comedia del absurdo con un mínimo en todo: localización, personajes, acción. Y, sin embargo, es casi lo contrario, porque las dudas y reflexiones de una persona que acaba de sufrir una ruptura amorosa, se mete en el baño de una estación de servicio y empieza a recibir… comentarios y peticiones por parte de un glory hole. Con la voz de JK Simmons. También hay dioses antiguos, algún tentáculo y varias lluvias de sangre. ¿Qué menos podemos pedir para empezar bien el año? Lástima que no optaran por un final que fuera incluso más… festivo.
¡Hasta aquí por este año! Espero para el próximo poder presentar si no más, al menos sí mejores propuestas, poder hablar de un despiporre generalizado y ver si esta tendencia de estrenos en salas sigue. Y, por supuesto, el descargo de responsabilidad habitual. Estas son las mías, supongo que para otros habrá películas que me haya dejado (pongamos Vampfather, que para algo se le notan las ganas de ser considerada merecedora de ser considerada este tipo de película) así que os animo a comprobar que realmente son de 2022 y compartirlas aquí. Y ahora ya, ¡a brindar por un 2023 de Locurón! [Pero dentro de un orden, que vaya racha de años llevamos]
Dicho todo esto, vamos a por lo que realmente está esperando la gente. Bueno… alguien habrá que lo espere, digo yo. Así que vamos con los premios de este año.
No es el mejor libro que he leído este año, es el libro que necesitaba leer en ese momento. Y eso hace que sea el que más me ha gustado. Una historia de detectives juveniles y de periodismo, de creer en cosas y de reencontrar cosas en las que creíste. Supongo que me gustaría creer en estas historias, de momento me limito a leerlas.
Es curioso esto de los ensayos y los tiempos. Sospecho que este año he leído menos, aunque he leído algunas cosas más que interesantes. Y, sin embargo, sospecho que esta es la lectura que más reemplazable podría ser. Quizá porque la diferencia entre textos, tanto de enfoque como características, es notable. Y no es un mal libro, ni mucho menos, de lo contrario no estaría aquí. Pero supongo que la sensación de que mucho de lo publicado en España era repetido, y la sensación de que mucho de lo que se cuenta aquí entra casi más en la autoficción que en el ensayo… Bueno. Sin duda, una vez más, la sombra del magnífico Monsters in the Closetes alargada, y quizá lo que esperaba era una actualización y mejora de ese libro cuyo mayor problema en estos momentos es que se publicó en 2004 y han cambiado muchas cosas. Tanto por añadido como por evolución. En fin, que parece que me estoy justificando pero que, de verdad, es un título muy interesante y un gran título de ensayo.
He decidido ampliar esto un poco. Otro poco. Y no ha sido por cómic sino porque creo que este es un libro interesante, importante, capaz si no de explicar al menos sí de reflejar un momento actual. Hasta el punto de que quizá habría que leerlo junto con Malestamos. Porque lo que leéis es lo que hay, incluso en su conclusión. Y las risas que hayamos podido tener por el camino se ven reflejada en la risa que el dinosaurio de la portada -que sigue allí, claro que lo hace- ofrece entre plástica, vacía e invitadora. Conozco, superficialmente al menos, a demasiada gente que escribe libros -y espero no ser nunca uno de ellos- pero eso no significa que les trate con una mano más blanda. De hecho, ahora que no nos lee nadie, he de confesar que me he pasado las últimas semanas cambiando de posición en mi lista mental entre este y el Sark de Oro (en cuyo caso este espacio extra hubiera sido llamado Sark-cesit). Estoy escribiendo esto y aún considero la posibilidad de cambiarlo. Porque me parece que el elegido representa el pasado y esta obra representa el futuro. Quizá sea ese el final que merecemos.
Un gran libro, probablemente el mejor de Karen M. McManus, que es mucho decir porque los tiene muy buenos. El año pasado dudé mucho entre elegir este o The Final Girl Support Group como mi mejor lectura en inglés. Me alegro mucho de haberme decidido al final por el otro porque visto el desastre de traducción me reafirmo en haber dejado claro que en inglés mejor. Un poco como vimos con Gótico. Pero bueno, que lo importante aquí es recordar que siempre habrá un hueco para el misterio juvenil en mi corazón, incluso en los años en los que no lo convierta en un refugio seguro. Supongo.
Hace un par de años repetía Sedaris y este lo hago con Robert Anton Wilson. Es cierto que esto más que un premio a una lectura es el premio a haberlo logrado. No sé los años que llevaba esperando esto, ni a cuanta de la gente con la que hablaba cuando me lo leí por primera vez en inglés seguiría dispuesto a dirigir la palabra. Pero es que es una obra fundamental, con un impacto y una influencia, que lo que ha tardado es demasiado en verse publicada en español y en España. Incluso aunque desde el ahora mucho de lo que se ve se percibe de otra manera tanto porque es un libro de 1975 como porque aquello con lo que entonces ironizaban a ratos parece que nos ha pasado por encima con sus dientes afilados. Es imposible mirar igual este libro después de haber sufrido a TRUMP! y a los conspiranóicos, especialmente tras una pandemia, igual que es imposible no notar que llegaba después del asesinato de un presidente, el Watergate y la guerra de Vietnam. Quizá en el fondo las cosas no cambian tanto, simplemente se refleja nuestra realidad -tunel o no- de una manera distinta. En cualquier caso, este es uno de los libros que me han convertido en quien soy ahora. Como decía hace un rato, he tenido que elegir entre Supersaurio, que probablemente sea el futuro por todo lo que es el presente, y este otro libro que es el pasado por todo lo que es de presente. En este momento he decidido que las cosas se queden así. Quizá porque en 2022 he necesitado un refugio familiar, y pocos libros puedo recomendar más, con la conciencia más tranquila, que este magnífico dislate.
Ahora sí, ya hemos acabado. Muchas gracias por vuestra atención y hasta los próximos premios. Si es que sigo por aquí.
Bueno, pues no sé si acabaréis de descubrir estas cosas o si seréis de los que lleváis años leyendo esto. Lo importante es que estáis aquí, que -supongo que para sorpresa de muchos incluida la mía, porque vaya puta mierda de año este también y qué poco se merece el mundillo pero sobre todo sus integrantes cualquier palabra, ojalá para el próximo ya no esté escribiendo esto- yo también lo estoy y que ahora toca toda esa pila de texto sobre la cosa de los libros de este año.
Pero vamos con el texto de siempre:
Un año más (¡más de 20 años ya, qué barbaridad, cómo pasa el tiempo! y parecía que fue ayer cuando empezamos con la tontería) aprovecho el comienzo de año para entregar el “Sark de Oro” al libro que más me ha gustado del año recién concluido
Comienzo con la clásica advertencia así que quien quiera pasar al resumen del año que se salte este párrafo. Las listas de “Lo mejor de…” acaban siendo los resultados de la intersección de los gustos personales con los libros leídos a lo largo del año. La posibilidad de que haya aparecido un libro revelador y no salga en esta lista puede deberse más a no haberlo leído que a criterios de selección. Recapitulando en estos años y para que quede constancia, los anteriores Sark de Oro recayeron en “El Hada Carabina” de Daniel Pennac, “Huérfanos de Brooklyn” de Jonathan Lethem, “Cíclopes” de David Sedaris,“La Disco Rusa” de Wladimir Kaminer, “La Mosca” de Slawomir Mrozek, “El Martillo Cósmico” de Robert Antón Wilson , “Pégate un tiro para sobrevivir” de Chuck Klosterman,“Las Ovejas de Glenkill” de Leonie Swann, los “Cuentos Completos” de Connie Willis, “Al pie de la escalera” de Lorrie Moore, “Mi Tío Napoleón” de Iraj Pezeshkzad, “Los amigos de Eddie Coyle” de George V. Higgins, “Hermana mía, mi amor” de Joyce Carol Oates, “Boston. Sonata para violín sin cuerdas” de Todd McEwen, “Americanah” de Chimamanda Ngozi Adichie, “La hoguera pública” de Robert Coover, “Descolonizar la mente” de Ngũgĩ wa Thiong’o, “Las Mitford” de Charlotte Mosley, «Experimental film» de Gemma Files, «Bienvenidos a Dietland» de Sarai Walker, «En un lugar solitario» de Dorothy B. Hughes., «Calypso» de David Sedaris y «Desaparición para expertos» de Holly Jackson.
Al final tendré que crear una wiki o un algo para que entren todos. Sin contar con que debería empezar a pensar en poner también los Sark de Plata y las otras dos categorías inventadas, el premio a No-Ficción Sark de No-Oro y el premio a libro en lengua inglesa Golden Sark. Porque esto cada vez queda más largo.
Aviso, también como casi todos los años, de que mis lecturas suelen determinarse por autores y escuderías, es más sencillo que lea algo de las editoriales pequeñas y medianas a que lo haga con lo que sacan Planeta, Alfaguara o Anagrama. Vamos, que no pretendo engañar a nadie: No me he leído todo lo publicado ni de lejos. Dicho lo cuál y antes de entrar en los ganadores de este año vamos a repasar lo que han hecho los editores.
En cuanto a los libros…
Suficiente que subiera los recomendados, este año tampoco ha habido nadie que me vaya a convencer de hacer el repaso. Si tuviera un mínimo de espíritu de auto-preservación no estaría ni escribiendo sobre libros. Tanta falta de apoyo y tanta cuchillada por la espalda. Ojalá ardiera todo de una vez.
Así que ya está bien de tanto título y tanta cosa, ¡que tampoco habéis venido para que os aburra durante todo el día! Así que pasemos a lo que os interesa de verdad. ¡Los Sark de Oro! Y los ganadores son…