Finiquitando cocinismos televisivos

Cuando comencé con estas columnas centradas en los programas de cocina manifesté mi intención por demostrar que existe televisión más allá de las series. Creo que este repaso ha servido para ilustrarlo y, de paso, enseñarnos un par de cosas o tres sobre la televisión.

Es cierto que cierro esta serie de columnas sin haber hablado —al menos no con la extensión que se merecen— de otros programas europeos, asiáticos, africanos o americanos… Una vez más mi falta de conocimientos ha sido el límite de esta sección, lamentablemente. Pero desde aquí animo a mis —teóricos— lectores a que si saben y pueden hablen sobre esos programas ignorados y nos dejen enlaces a sus post en los comments .

Creo que el movimiento principal que se ha demostrado es el de adaptación y reinvención. El paso de los programas de encimera a los de viaje, su adaptación a concursos y realities, la creación de canales específicos y su efecto en la sociedad. Aunque reconozco que en esto me he vuelto a quedar corto. El tema de la alimentación ha sido últimamente objeto de debate y batalla, no sólo en lo que ya hemos comentado, también por motivos como el uso de productos en la alimentación, el veganismo (o el vegetarianismo) y la cultura de la alimentación local frente a las grandes producciones. Temas todos ellos apasionantes pero, lamentablemente, poco frecuentados en los programas de televisión exclusivos sobre alimentación. Así que, vaya, quizá sí hay algún tema sobre el que valiera la pena montar un programa de información y debate más.

— Pero, tranquilos, sobre información os vais a aburrir de leer columnas por aquí en breve aprovechando que ayer se estrenó The Newsroom de Aaron Sorkin

Por lo demás, quizá correspondería intentar elucubrar sobre el futuro del asunto. Lo lógico es que en estas épocas se volviera a sus orígenes, a esos programas para aprovechar las sobras y hacer raciones desde menos material —programas, por cierto, que siempre han estado ahí— y el cambio que debería producirse por las tecnologías de siempre. Bueno, y por las nuevas tecnologías que ya son como las de siempre. La posibilidad de usar los pads como libros de cocina interactivos que permitan reproducir programas a la vez y durante. Esas cosas que ya hemos visto que han empezado a pasar.

En cuanto a España, bien es cierto que quizá podría haberle dedicado algo más de espacio pero, francamente, creo que cuanto menos hable de los programas de Canal Cocina menos desolador resultará el paisaje dibujado. Me pregunto cómo irá esa idea de hacer el Top Chef España.

En cuanto a alguno de los protagonistas más destacados, ahí sí que podemos mirar qué proyectos futuros tienen:

Gordon Ramsay, como ya dijimos, tendrá cuatro programas simultáneos este verano en la FOX, veremos si no acaba siendo él el que se quema.

Jamie Oliver aún no se ha desesperado del todo. Vale, quizá los políticos sigan sin ser su animal favorito, pero continúa con su batalla por una buena alimentación y, de paso, parece haberse decidido a hacer otro viaje comparando la cocina de UK vs. USA, así que podríamos decir que también él va a su rollo.

Paula Deen es otra que sigue con sus cosas. Y yo que esperaba marcar un antes y un después… ¡Recórcholis! En cualquier caso Deen también prepara algo nuevo para la tele: Food Chain, una mezcla dicen de Iron Chef y Chopped —y, por tanto, de todos sus antecesores— a partir del programa italiano Cuochi e Fiamme —lo que demuestra mi necesidad de investigar más— y, no contenta con eso, ha llegado a un acuerdo con la cadena de supermercados de Nueva York Nanco para lanzar una línea de platos preparados para ellos, infatigable sin duda.

Anthony Bourdain, finalmente, sí ha dado un pequeño cambio de rumbo. Ha decidido terminar con su programa para el Travel Channel y pasar a otros canales, aunque insiste en que no tiene nada que ver con que el Food Network comprara ese canal —aunque habría que saber qué opina Brooke Johnson—. ¿Y a qué canal se ha ido? Pues… A la CNN . Total, nada. Prepara un programa con partes similares al suyo y otras de información o entretenimiento, una especie de magazine gastronómico. La excusa ha sido que así verá más a su familia, y podría llegar a creerlo si no fuera porque, bueno… tras destapar que haría este programa y que participará, además, como consultor para lo que la CNN decida, y que seguirá una temporada más —probablemente la última— como asesor en Treme de David Simon, lo siguiente que supimos de él es que preparaba un concurso de cocina junto a otra conocida de estas columnas Nigella Lawson, en lo que se promete como un The Voice con cuchillos y como eso era poco además presenta un comi… una novela gráfica, así que ya me contará cuándo va a ver a su familia.

Así, parece que, por lo menos de momento, no se han cortado los programas de comida. Algo esperable, al público le gustan y debería ser importante para la vocación de servicio público de algunas cadenas la necesidad de formar e informar sobre alimentación.

Poco más hay que pueda añadir. Espero, eso sí, que esto haya servido como ejemplo de la evolución y el interés que puedan tener todos los programas de la tele. Así no os asustará cuando empiece a dedicarle columnas a la carta de ajuste.


Servilleteando reflexiones diversas

Hay semanas en las que elegir sólo un tema es poco menos que imposible y, a la vez, no desarrollar lo suficiente también parece una falta grave. Y, sin embargo…

01) Sé que todos estaréis esperando —risas— el Pilotos Deathmatch próximo. Quizá alguno esté esperando incluso que lo adelante. Pues me temo que no. Mantiene su fecha planificada del 2 de Julio. Debido a lo cuál no voy a entrar en reflexiones o destripes sobre la mayor parte de las series que lo merecen o lo favorecen. Porque no se trata ya de que Hit & Miss sea una serie magnífica —que lo es— o que Continuum se merezca unas cuantas reflexiones sobre situaciones y personajes —que también, de hecho incluso con más… dudas— sino de que estamos viviendo un verano de lo más interesante tras lo flojo que estuvo el invierno y lo casi inexistente que resultó la primavera.

02) Tendréis que esperar, como decía, aunque eso no evitará dejar aquí un pequeño apunte. Parecía inevitable hablar del pasado y sus espejos desde el momento en que TNT avisó de que realizaría un remake de Dallas. Finalmente la serie no ha sido tal, aunque ya hablaremos de ello, tanto como una continuación en planteamiento más que en espíritu. Sin embargo la aparición de Bunheads ofrece una nueva manera de ver cómo reformular el pasado. Intuyo que en una semana empezarán a aparecer personas hablando de que es una serie independiente y que por mucho que Amy Sherman-Palladino sea su creadora —¿os acordáis de ella? Hablé por encima de su salida hará unas columnas— no hay por qué buscarle los parecidos con Gilmore Girls. Permitidme que me ría, Bunheads tiene más de GG que Dallas de… bueno… Dallas. Curioso juego de espejos. Habrá que esperarse a que Sorkin estrene —de una… vez. El 24 sigue pareciendo lejano y eso que es este domingo— su The Newsroom para acabar la ronda.

03) Hablando de series. Según pasa el tiempo parece que la serie más controvertida del año está siendo Girls y, francamente, no lo entiendo. Ya sabéis que no soy uno de sus defensores. Más bien al contrario, me parece el equivalente en ficción dramática a un te del Starbucks: Agua tibia pija. Pero resulta que los pros y los antis se están liando en defensas y ataques, y su popularidad entre el moderneo crece junto a defensas tan ridículas como las de género: Nos metemos con ellas porque son chicas, si fueran hombres… Algo muy cierto, cuando son hombres las series duran más. Por eso Hot in Cleveland se canceló en el episodio 2 mientras The Paul Reiser Show sigue ahí. Claro que también hay detractores que aseguran que es la peor serie de la nueva temporada. Francamente, os envidio por no haber visto Work It.

04) Siguiendo con el odio, ¿sabéis ya que SMASH tendrá segunda temporada? Pues sí, y ya están anunciando casts y similares. Personalmente considero que lo mejor que les podría pasar es olvidarse de la obra del año pasado, convertirlo en una suerte de antología como parece haberse reinventado American Horror Story, porque si un problema tenía la serie es el más grave de ellos: Sus protagonistas no sólo no funcionaban, repelían. Esto, que está lejos de ser una novedad en la tele, y que ha sido maravillosamente manejado en muchas otras ocasiones tiene un problema añadido. Imagino que estáis todos pensando en el Ted Mosby de Como conocí a vuestra madre, yo estaba considerando lo que se hizo en Taxi donde el personaje fue eliminado de la trama. En años más recientes series como Hawaii 5-0 o Persons of Interest este mismo año han logrado sorbevivir arropando al trozo de madera que tienen por personaje central de secundarios que le quiten el foco, haciéndoles más tolerables. ¿Cuál es ese problema añadido de SMASH que evitaría hacer esto?

05) Pues la insistencia en que sus protagonistas son talentosas, inteligentes, divertidas o lo que toque esta semana. Cuando lo estás viendo con tus propios ojos. Uno de los errores más graves que se pueden cometer no es ya que otro personaje defina desde fuera a alguien, es que cuando muestras sus acciones todos esos es muy inteligente no sólo no se cumplan sino que parezcan una burla cruel. ¿Recordáis Studio 60? No sólo Sarah Paulson estaba lejos de ser tan divertida o creíble como Amanda Peet —que ya debería haber hecho saltar todas las alarmas— sino que enfrentarla a su contrapartida real, Kristin Chenoweth, o a cualquiera de las chicas SNL de los últimos años, de Tina Fey a Amy Poehler, de Anna Gasteyer a Maya Rudolph pasando por Molly Shannon, pero incluso Cheri Oteri o Rachel Dratch, e incluso la chica que había debutado el año anterior al estreno de la serie, la tal Kristen Wiig, tenían más talento y humor del que Paulson llegara a demostrar jamás en la serie. En SMASH vuelve a ocurrir. Katharine McPhee y Megan Hilty son tan flojas como actrices centrales que resulta ridículo que no siguieran buscando a alguien. Meter a Bernadette Peters de invitada especial fue una de las cosas más sucias que he visto hacer para con un par de miembros de reparto desde que alguien pensó que era buena idea poner a Kristin Chenoweth en GLEE! y eso que Lea Michele es bastante mejor que estas dos y ya había sido actriz principal en Spring Awakening. En este caso la presencia de Uma Thurman, a quien ya habíamos visto destrozar Los Productores en el cine, parecía una locura. El problema vino de que su personaje no lo hacía mucho peor que las protagonistas. Ese salto de calidad que se debería haber producido no aparecía por ningún lado y uno llegaba a pensar que quizá… ¡fueran ellas peores para un musical que El Desastre Thurman!

06) Ya que estamos hablando de malas actrices. Una de las sorpresas recientes fueron las series de gemelos, protagonizadas en general por actrices que lograban que no parecieran realmente gemelos. Sí, estabas viendo a dos personajes con el mismo aspecto, uno al lado del otro, pero en lugar de en Ensalada de gemelas pensabas en Hermanas. Pero, claro, una de ellas es Sarah Michelle Gellar, que pese a sus dotes limitadas tienen en su haber el ser la protagonista titular —y culpable parcial de su final— de Buffy y otra de las noticias de esta última semana es que casi diez años después de su final y de este artículo en NPR en Slate han echado un ojo y descubierto que Buffy sigue siendo la serie que más estudios académicos ha causado. Digo, inspirado. Por encima de The Wire o, incluso, Los Simpsons. ¿De dónde viene esa fascinación por Buffy? Dan ganas de repasar la serie desde el principio, o lo haría si gracias a ClanTv no hubiéramos podido repasar media docena de veces cada cada episodio. Aunque veo que los americanos se están poniendo al día, especialmente gente tan fiable como Alan Sepinwal, posiblemente creyendo que el año próximo es el adecuado para conmemoraciones, como si no hubiera nada más importante.

07) Iba a decir que ya está bien de hablar de series pero es que últimamente he leído a varias cadenas decir que ellos son amantes de las series o que están interesados por ese público cuando se limitan a estrenar con tan poco tiempo que sólo el apriorismo puede hacer entendibles sus decisiones —de verdad, si alguien afirma que se habían visto aunque fuera el piloto de Magic City antes de comprarla para su emisión aquí tendrá que adjuntar declaración jurada del responsable— y eso cuando no meten capítulos en el bombo o juegan al escondite con la hora de programación. ¿Amor? Más parece Violencia de Género. De cualquier género: comedias, thrillers, ciencia ficción, dramas… todos son maltratados. Luego uno mira al cine, en el que no son capaces de estrenar The Raid o Cabin in the Wood o Casa de mi Padre o Coriolanus o… en las salas. ¿Será que la tele se fija, que invierte la situación o que todo está relacionado?

08) Nos acercamos a la temporada de candidaturas, antes de que se haga el frío y llegue la de premios. [Salvo los Tony, que ya han sido, aunque no fuera gran cosa.] Eso significa, fundamentalmente, gente quejándose porque sus candidatos no han pasado o porque los tipos que dan premios escogen siempre entre lo peor pero más visible. Y aún nos asombramos, claro. Lo que realmente me sorprendería es que se despertaran un día pensando en el gran trabajo que realizan Donald Glover o Jim Rash y en cuánto se merecen un premio. Precisamente por cosas como esas doy mis propio premios. Por eso y porque siempre me puedo acostar con el jurado, claro.

09) A veces olvido recordar que la televisión no es sólo las series. Claro que como olvido recordar más aún que debería encender la televisión española. Sí, olvido. En cualquier caso, algo debería decir sobre la salida de gente del SNL. Al menos sobre la de Wiig. Pero no lo he hecho no por falta de felicidad al ver esta marcha o por la tristeza al confirmarse la de Samberg sino porque Lorne prometió anunciar en julio quién se va y quien se queda. Ese será el momento indicado para analizar cómo se han movido las cosas en el SNL. Que ya empezaba a ser hora, por cierto.

10) Mientras tanto he visto el futuro y puedo ejemplificar con un ejemplo por qué la gente deja la tele para irse a internet. Y por una vez no me refiero a la versión de la CW de las sillas musicales, Oh, Sit [Tengo que recordar algún día hacer una columna con algunos de los concursos más infames. Y con los Realities Infames también. Si lo que no tengo es tiempo. Ni espacio.] No, se trata de esta noticia de la CBS. Han comprado los derechos a Zynga para convertir DrawSomething en un concurso . Francamente, no sé qué opinarán los chicos de MondoPixelGP pero yo lo veo como otro caso más de falta de creatividad en la tele que trata de llenar el hueco sin saber cómo o por qué tienen éxito las propuestas de otros medios.

Aquí lo dejo, diez mini-reflexiones para un sólo día. Quizá alguna vuelva —muy probablemente, de hecho— pero por lo menos pro una vez que se vea que hay muchos temas. Demasiados, incluso.


Ficticias representaciones cheferas

Resulta curioso comprobar como, pese a la tradicional representación de los programas de cocina su entrada en el medio ficcional es más bien… limitada.

De entrada, porque casi cada vez que lo hacen es por medio de una comedia; de seguida, porque tiende a ser como una profesión casi irrelevante: Hay algún personaje cocinero como podría haber sido bombero. Imagino que la mayoría de vosotros estará pensando en la Mónica de Friends pero, en realidad, yo estaba más bien pensando en Robin Tripp / Jack Tripper. Ya sabéis, los protagonistas de la inglesa Un hombre en casa y su contrapartida USA Apartamento para tres que compartían un rasgo: Ambos eran chefs y ambos protagonizaron uno de los spin-off de la famosa serie n la qu abrían su propio restaurante. Y, en realidad, poco se veía de ese restaurante.

Casi tan poco como se vería después a Mónica o, en la actualidad, al Oleg de 2 Broke Girls. El personaje del cocinero, sobre todo si hay un bar o restaurante cerca, puede funcionar como un rol de profesión y poco más, normalmente para proveer de comida y orejas a los protagonista, da igual que la serie se llame Gillmore Girls, Burke’s Law o South Park.No digamos ya en series infantiles como Cory in the House.

¿Significa eso que todos los cocineros que han salido en la ficción televisiva acaban siendo tan estereotipados como el de Men, Women & Dogs? Ni mucho menos.

Hay cosas que son casi peores.

Con el éxito de Cheers declinando la productora de Murphy Brown, Diane English, vendió a la CBS la idea de Love & War. Que disfrazaba con la idea del chef lo que era poco más que un remake.

Susan Day, recién llegada desde L.A. Law, interpreta a un chef de fama mundial que tras un fracaso sentimental acaba comprando un 80% de un ruinoso bar/ restaurante. Fundamentalmente bar. Es incluso posible que alguien se sorprendiera si no fuera porque lo más interesante acabó siendo su turbulenta historia. El coprotagonista, John Hancock, tuvo que ser sustituido a mitad de temporada porque… bueno… murió. Motivo por el que tuvieron que buscarse a un recurrente de Murphy Brown, Jay Thomas, para que ocupara el puesto de actor principal. Lo que llevó a una serie de broncas con Day que acabaron con ella fuera de la serie —falta de química, dijeron— y, por lo tanto, a tener que buscar a una nueva actriz principal. Esta vez la chef sustituta fue Annie Potts.

Y lo hizo tan bien que lograron varias candidaturas, e incluso una pequeña subida de audiencia que llevó a la cadena a considerar que la siguiente temporada dejara el ala protectora de Murphy Brown y se pusiera en su propio espacio el miércoles. Se la pegaron, claro. A mitad de la temporada estaban fuera. Todos vivos, eso sí.

Mientras tanto, en 1993, dos nuevas series vieron la luz con chefs protagonistas. Una, Joe’s Life, tuvo una corta vida en la ABC americana. A su favor una mayor implicación en la parte de la cocina, en este caso un padre de familia en paro que acaba de chef del restaurante de su hermano. Por algún lado se empieza,

Mientras tanto, en Inglaterra, el cómico Lenny Henry logró tener su propia serie sobre un chef en problemas con una tendencia a maltrata a todo el que se le pusiera a tiro.

Siendo una serie inglesa que durara tres temporadas significa que llegó a lo que se espera de una comedia. Lo más remarcable es que esta serie sí está plenamente integrada en la cocina. Lo segundo es que tardaría en pasar más de una década hasta que alguien se fijara de nuevo en las cocinas.

Como casi siempre, sería en el terreno de la comedia. O eso se supone, porque cuando en 2005 se estrenó la serie Freddie había dos cosas que nadie acababa de entender: Que alguien contratara a Freddie Prinze Jr. y que le hiciera acompañar por Brian Austin Green. También que esperar que pudiera durar más de una temporada. Y ahí no hubo fallo.

Posiblemente la serie en la que todos estábais pensando desde el principio de este artículo, adaptación —con poco tino— del libro de Anthony Bourdain, es decir, Kitchen Confidential. Hay quien cree que merecía mejor suerte, pero yo no me cuento entre ellos. Ahora bien, ¿a cuántos integrantes del reparto conocéis?

Al año siguiente de nuevo comedia, esta vez con el regreso de Fred Savage a un protagonista masculino. Crumbs, sobre una familia que regenta un restaurante pero, francamente, con poco interés de ningún tipo. Y con el restaurante más como plató que como utilidad.

De esta manera llegamos a hacer dos años, a Whites, una agradable serie inglesa —comedia, claro— que una vez más tiene un gran reparto aunque un guión más bien… corto.

Es una pena que no parezca que existe una posibilidad de ambientar una ficción en una cocina que sea algo menos de humor. Quizá incluso algo más realista.

Es cierto que los japoneses tienen alguna serie de competición. Pero me temo que lo único que se podría acercar que yo conozca es la serie española Ellas son así

Así que, aunque de manera pírrica, parece que los españoles lograron superar a los anglosajones. Imagino que realmente tiene que haber series que desconozca. No ya en el resto de países asiáticos, europeos e incluso africanos —y espero que me los contéis— también .

Lo otro que me sorprende es que con el auge de los foddies y de los canales especializados aún no hayamos sufrido nada por el estilo, ni siquiera con los éxitos de las gastropelículas.

¿Qué puede ser lo que se escapa?


Seguimientos monetarios enfrentados

Es curioso comprobar cómo la presencia de Charlize Theron en el programa de Jimmy Kimmel ha dejado descolocada a gran parte de la profesión y de los opinantes. No ya porque se empeñen en decir que se mofó del programa de Pablo Motos —Algo que, por cierto, de haber sucedido estaría en su perfecto derecho que para eso le tocó sufrirlo; otro tema es lo tácticamente erróneo que supone— cuando simplemente expresó su asombro. Y es precisamente el motivo de su asombro lo que nos debería hacer reflexionar.


—Sí, la ortografía en los subs es pésima, qué vamos a hacerle—

El desconcierto de Theron no se debe a los bailes, las pruebas chorras o los momentos de pseudociencia. Por favor, son americanos, conocen perfectamente de dónde se ha robado cada segmento. El desconcierto viene de otro lado, y está claramente expresado en su intervención. Charlize cuenta como ella y Kristin Stewart preguntaron por las demographics. Es decir, el público al que iba dirigido aquel programa. ¿Adultos, niños, jovenzuelos descarados, abueletes?

Estáis en lo cierto, voy a volver a establecer esa cronología que dice que tras el desastre con The Smothers Brothers Comedy Hour en la CBS se dieron cuenta de que valía más la pena tener un público joven y dispuesto a dejarse el dinero que tener más público pero de mayor edad y menor capacidad adquisitiva; el hecho fundacional que llevó al alzamiento de Fred Silverman y la famosa Purga Rural. Irónicamente en su segundo acto, casi veinte años después, fue la CBS —ya establecida gracias a esos jóvenes babyboomers a los que habían retenido mientras envejecían— quién sufrió la idea difundida por la FOX de Murdoch de que una audiencia juvenil limitada era mejor que una adulta. De ahí el famoso asunto de la primacía de la demografía 18-49.

Tema este que os puede parecer ridículo pero que explica que esté comercialmente mejor vista Modern Family que NCIS pues aunque ésta sea la primera serie en audiencia total y el tercer programa en número de espectadores, es sólo el octavo en lo que al segmento 18-49 se refiere. Por contra, Modern Family no aparece entre los 10 programas con más audiencia pero sí es la primera serie —y el cuarto programa— de ese segmento.

No es esto lo único que en España aún no hemos asumido. Porque el que el mercado se destinara a los 18-49 no significa que el resto se quedara desatentido, sólo que las Grandes Cadenas iban a por ellos de manera que se podía buscar un nicho para el resto. De ahí tantos canales temáticos como canales con una orientación muy concreta, y si bien algunos de estos intentos de lograr un público determinado pueden acabar en un fracaso similar al de la CW por atraer a jóvenes mujeres —¿a quién no le ha pasado alguna vez?—, está claro que los americanos tienen muy claro que es la mejor forma de poder fidelizar a un público determinado. Por eso, incluso sus programas en televisiones más generalistas tienen un público objetivo en virtud del cual se guioniza y prepara al invitado.

Lo sencillo sería decir que aquí no. Es decir, parece muy obvio que aún no hemos tenido nuestra purga rural, pero… ¿realmente nunca hemos tenido una cadena que tratara de apelar a la junventud? ¿O es que la mezcla de deseo y realidad ha sido demasiado fuerte? Cuando Tele 5 comenzó a emitir parecía destinado a un público infantil y juvenil, adolescente incluso, prioritariamente masculino. Lo que pasa es que según iban pasando programas uno tenía la impresión de que ese aire a naftalina que traía se debía a que no buscaban ese público de manera consciente sino que estaban usando la programación dirigida a los italianos. Más recientemente, el nacimiento de Cuatro y La Sexta parecía una oportunidad para atraer a un nuevo público. Que todos hemos visto lo que duró y cuánto fue cambiando. Especialmente en el primer caso.

Así pues, si malo es el primer caso posible —La no-búsqueda de un nuevo modelo o la incapacidad para permitir que éste se asiente—, quizá la otra lectura que se puede sacar es aún más lamentable y apocalíptica.

¿Y si el problema real es que no tenemos esa franja de consumidores? ¿Qué ocurriría si en España el dinero en movimiento lo tuvieran las franjas de edad superiores? De manera que serían las familias en pleno, o las personas de más edad, aquellas más dadas a gastar… Pero a gastar ¿en qué?

Resulta poco creíble suponer que los anunciantes no son capaces de entender que mostrar un anuncio a mucha gente no significa que vayas a vender mucho cuando lo que vendes, o la gente a la que se lo vendes, difícilmente se va a encontrar entre ese público. Como mucho se le podrá convencer de que si la familia en pleno ve la televisión entonces a su segmento completo le acabará llegando algo de rebote.

Y, sin embargo, así seguimos. Con programación familiar pasadas las 22 horas —incluso las 23— e intentos de agradar a todos que, al final y como siempre, no agradan a nadie. Si en Estados Unidos están sufriendo una huida masiva primero a los canales específicos de cable y, después, a entretenimientos alternativos —es decir, a Internet— que les tienen tan preocupados como hablábamos hace un par de columnas, no podemos más que preguntarnos cuántos de los jóvenes españoles —o, digamos, de al franja famosa 18-39— siguen realmente haciéndole caso al televisor.

De momento me temo que tendremos que aceptar que nuestra televisión — rural, anciana, de bajo nivel intelectual y poco preocupada por nada que no sea disparar a bulto— tiene poca solución, sobre todo sabiendo que ya somos muchos los que nos hemos exiliado de ella.