La pasividad es el centro de Avoidance (UK), y también lo que va a definir el cómo se vea, supongo. Personalmente no soy fan, y toda esta pasividad lo que más me hace es ponerme de los nervios. Pero supongo que es lo que buscan. En general todo el mundo parece odiar al personaje principal, y voy a sospechar que eso incluye a los espectadores porque mi paciencia con este tipo de personajes es limitado. De hecho, si no fuera por los actores secundarios, especialmente por el joven Kieran Logendra que demuestra una vez más que los ingleses tienen la mejor granja de niños actores del mundo, difícilmente hubiera podido verla de una sola vez. Sinceramente, evito ver este tipo de series porque podría asesinar a alguien. Pero supongo que alguien habrá al que le haga gracia. Hay gente pa’ to’.
Por algún extraño motivo
Baby Fever (O) (DI) parece la respuesta danesa a
Jane The Virgin. Es decir: han logrado que sea menos lógica, más egoísta y absolutamente menos divertida de aquella otra. MUCHO menos. Hay veces que no entiendo los procesos de esta gente, de verdad.
A veces me acuerdo del
Tentaciones y todo aquello de
Del libro a la pantalla y cosas así. ¿Qué tendrá que ver con este
Everything I Know About Love (UK)? Al final parece que los ingleses también están sacando cosas de los estadounidenses, en general la parte que me pone de los nervios. Porque esto intenta ser divertido, pero sobre todo intenta que nos lo creamos o algo, como si fuera una cosa en serio tipo
Sexo en Nueva York. En fin.
Pues no muy original pero tampoco creo que sea lo que buscaran. Es inevitable pensar que
First Kill (USA) es el resultado de mezclar
Buffy con
Killing Eve, pero lo cierto es que sería fácil incluirla en toda una mitología de series supernaturales del fantástico en la que probablemente tendría más sentido emparentarla con
The Vampire Diaries. Teniendo en cuenta que sale de un relato tirando a breve de
V. E. Schwab en una -interesante- antología creo que el resultado es aceptable. Es rancho, pero es buen rancho.
Lo bueno de
Irma Vep (USA) es la mescolanza de la que sale, que ya estaba en la película del mismo nombre. ¿Estaba mejor en la película? Sin duda, porque la película tenía en su centro a
Maggie Cheung lo que permitía unos temas y unos registros que
Vikander tiene difícil igualar. Por otro lado, es lógico que
Assayas no llamara a su ex-mujer para hacer esta auto-adaptación. Son cosas que pasan. ¿Pero es una mezcolanza que merece la pena fuera de eso? Bueno, supongo que si no has visto la película original y todo lo que te viene a la mente con el título no es el espectáculo drag -que lo llamen como quieran que es lo que es- de
The Mystery of Irma Vep de
Ludlam sino
La venganza de Ira Vamp de
Sáenz de Heredia… Bueno, entonces sí. Es mejor. Pero si te ha puesto nervioso todo este mencionar personas, obras y tal… mejor tampoco te acerques. Si la película original está ahí.
La falta absoluta de cualquier atisbo de ironía en
Lovely Little Farm (USA), la nueva serie infantil de
Apple +, tiene un efecto doble. Por un lado resulta increíble pensar que algo así, tan formuláico y claro que parece una parodia, pueda existir en un mundo como el actual; por el otro lado, casi parece hasta bueno que se puedan seguir creando programas infantiles tan faltos de ironía que podríamos hablar de desvergüenza si realmente pudiéramos sospechar que está hecho con una intención. Como hacerle la crítica literaria a un libro de imágenes de animales. Se puede hacer, por supuesto, pero… ¿cuál tendría que el centro de la misma?
Ponemos el nivel tan bajo que parece que cualquier cosa que no nos escupa a la cara es amor. Y no creo que sea así como debiera funcionar el asunto. Más aún cuando están los muchimillonarios detrás. Por eso una cosa es que sea de celebrar que hayan mantenido (más o menos) el origen racializado de
Ms. Marvel (USA) y que se hayan preocupado de intentar un estilo visual mínimamente interesante -aunque mucho menos original de lo que sería de desear- y otra cosa es… bueno… todo lo demás. Con un piloto innecesariamente alargado que tira de dos de los temas que más gastados están en estas cosas como son el
Todo en un día y el
Madre autoritaria con la que la protagonista choca que llevan una racha tan alta de apariciones que este mismo año tenemos dos ejemplos en
Disney + también con sus respectivos protagonistas parte de una minoría infrarrepresentada como son
Better Nate Than Ever y
Turning Red. Y con una excusa argumental que más allá de lo
Lizzie McGuire que sea está muy poco pensada para las implicaciones que su propio recreacionismo ofrece. Y si nos ponemos a hablar de los cambios sobre el personaje principal, que van precisamente por el lado de pulir aristas y hacerlo más estándar en fin. Necesitamos variedad, diversidad y puntos de vista o personajes en los que ver reflejos diferentes. Pero los necesitamos en obras mejor hechas, mejor pensadas y más interesantes. Que con el dinero, medios y atención de Marvel se haya pagado una obra que solo es superior en presupuesto al estreno de la semana pasada de
Ultra Violet & Black Scorpion es una triste realidad. Así que ya pueden ponerse las pilas porque puede que a priori yo no sea el target de esta serie -ni, desde luego, tenga que serlo- pero aquellos que sí que lo son se merecen tener que tragar con algo menos mediocre.
El problema de
Queer as Folk (USA) -junto con, sospecho, que a
Stephen Dunn le faltan tablas- es que han pasado 23 años desde el estreno en
Channel 4. No voy a entrar en las diferencias entre la emisión del original de
RTD en una televisión generalista UK entre 1999 y 2000 y la de
Showtime (cable de pago en USA) y
Showcase (cable básico en Canadá) de
Cowen y
Lipman entre 2000 y 2005, vamos a dejarlo es que la segunda era más telenovelesca y menos arriesgada, pero os puedo decir que esta nueva versión logra ser una tierra de nadie a ratos incluso más tibia que la original coproducción norteamericana. Y no solo eso, también toma decisiones como usar un paralelo de Orlando para su lanzamiento, de centrarse más en personajes jóvenes frente al arcoíris de edades del original y, en general, a actuar como si no existiera una cultura televisiva que ha ido dando más espacio a multitud de realidades
queer, hasta el punto de ser una obra que juega la baza de la juventud y, a la vez, logra quedar más antigua que la desaparecida
Genera+ion o esa mole de
Euphoria. En una serie generalistas sin un título reconocible habría sido simplemente hablar de ‘una más’, incluso si no fuera porque
The L Word: Q Generation es mejor continuación -sin tener tampoco mucho de lo que alardear- que esto. Pero llevando el nombre de
Queer as Folk da la sensación de haber entrado en la tercera expansión de un restaurante: Hemos pasado de la comida que la hizo famosa, a la expansión que la dio a conocer, a la franquicia que hace caja.
Queer, pero de marca blanca.
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