¡Pilotos Deathmatch!

Comenzaré asumiendo que el posible espectador de Armorsaurs (USA) no habrá visto la serie original que ‘adapta’, la surcoreana Armored Saurus. Y he de decir que casi mejor, porque si la original no es gran cosa esta adaptación es directamente espantosa. La original presentaba -con cierta tranquilidad- una historia sobre dinosauros, armaduras, villanos que parecen alienígenas o algo así… y un intento de invasión. Algo barato -claramente barato- pero mínimamente efectivo para lo que querían, una especie de sentai en la que teníamos un batiburrillo de saurios, armaduras y dios sabe qué más. De Dino-Riders a los Powers Rangers pasando por los Transformers, para todo hay un hueco en el original. Y en la adaptación… UF. El problema es que lo que vemos en la serie original pasa a convertirse en un intento de ‘americanización’ y el interno de meterlo a presión en cajas bien conocidas hace que pierda encanto pero, además, tiene un problema: Parece rodado con aún menos dinero, como si todo lo que tuvieran fueran un escobero con las paredes verdes y el CGI más pedorro de la historia. No es que haya ido a peor, es que resulta casa insufrible, de un amateurismo más propio de un canal loca que de Disney XD. Hasta el punto de que cualquiera de los programas infantiles que se me pueden ocurrir que durante un tiempo se hicieron en España -de Pic-Nic al Cyberclub, por poner dos que podrían haber metido dinosaurios armados sin mucho problema- tenían una realización mejor. No tengo idea de en qué estaba pensando Disney con esto, la verdad. Supongo que en lo de siempre: vender muñequitos.

Mira que parecía difícil que Blue Blood pudiera empeorar, pero aquí estamos con su spin-off, Boston Blue (USA), que creo que en su cabeza debía de ser una espectacular manera de evitar las descripciones habituales del programa como una cosa derechista pro-policial llena de señores blancos. Ahora hay más variedad, y buenos actores. Lo que no tienen es nada que hacer. Porque desde la idea inicial de crear una familia de policías similar a la otra pero más… compleja -el ‘abuelo’ es un sacerdote presbiteriano pese a que parte de su familia es judía, he intentado repasarlo pero no soy capaz de entender exactamente cómo funciona- en parte porque hay divorcios y rematrimonios -que sirven para que la familia tenga miembros de distintos colores, pero sin exagerar. Presentarlos a todos en el piloto pero hacerlo desde fuera con el personaje de Wahlberg -que sigue sin saber actuar, claro, pero a estas alturas no creo que le importe a nadie- solo nos convence de que Boston es algún tipo de ciudad de endogamia y nepotismo peor incluso que su Nueva York. Lo único bueno que puedo decir es que como parodia de la otra serie resulta más convincente que como spin-off. Bueno, y que da para cenar a un montón de buenos actores que, si ahorran lo suficiente, podrán dedicarse en el futuro a cosas mejores.

Me temo que con cada nuevo programa de Tim Robinson menos gracia le veo. Es decir, toda la gracia de la primera temporada de I Think You Should Leave y algunos de los siguientes sketches funcionaban, sobre todo, por no extenderse. El problema es que tanto Friendship como este The Chair Company (USA) extiende, explica, sobrexplica y, sobre todo, reitera el chiste. La gracia es que tras un momento embarazoso un tipo claramente con problemas de gestión de los sentimientos se obsesiona con una empresa de sillas… que result ser parte de una conspiración. El problema es que no parece haber mucho más. Ni más que contar, ni más cosas que extender y expandir. Porque no dejan de ser versiones de lo que ya hemos visto. Y da la sensación de que podría haber funcionado mejor como un sketch, incluso como una corta serie de ellos. Pero no como una serie. Y menos teniendo aún reciente Paul T. Goldman, que hace mejor y de manera más innovadora mucho de lo que se nos presenta aquí.

No soy capaz de comprender esta espiral en la que se han metido los estadounidenses. Entiendo que los true-crimes funcionan, entiendo que han visto que los británicos tiran de esta especie de docudramas, y se acuerda de todos los ‘basados en hechos reales’ que durante tantos años han poblado la programación televisiva, pero sigue pareciéndome ridículo encontrarme un Devil in Disguise: John Wayne Gacy (USA) solo unos años después de una versión ‘documental’ llamada John Wayne Gacy: Devil in Disguise. ¿Aporta algo esto? No tiene pinta. ¿Está bien actuado? Tampoco. ¿Entonces? Pues supongo que con la ‘ficcionalización’ no tienen que preocuparse ni de que lo que cuentan sea real ni de que les pidan cuentas por sensacionalizarlo. Así que eso: sobras recalentadas.

Un prototipo con rueditas, DMV (USA) es la clásica comedia de oficina. Solo que la oficina es Tráfico. Sí, lo de los coches y los permisos y todo eso. Hay un reparto de papeles prototípicos, una excusa de argumento romántico central… en fin, lo de siempre. Hay un reparto que actúa todo lo bien que esto lo permite -y sin que nadie parezca querer excederse- y supongo que los guionistas tienen años de sobra con todo lo que se ha hecho y pueden copiar. En fin, que ni fu ni fa.

No tengo ni idea de qué pretendía Neil Cross con este The Iris Affair (UK), a ratos parece tirar por un lado, luego cambia, luego va a un tercero. Y lo peor es que se mueve entre lo previsible, lo estúpido y lo manido. Si malo es cuando va por uno de los lados peor es cuando se dan las tres a la vez. Al menos los momentos estúpidos hacen pensar que podría haber salido algo de aquí, de esta serie en la que nadie parece tener muchas ganas de trabajar… más que el que filma los paisajes. En fin.

Ojalá Koka Björn (O)(SU) me hubiera gustado. Pero entre el empeño en que toda la gente esté sucia todo el rato -por lo visto antes la gente era así, deben de haber hablado con algún historiador, Christopher Nolan o algo así. Y la mezcla de detective y cura que, en fin… hemos visto tantas veces ya que cuando le sacan disfrazado de Sherlock Holmes ya ni me sorprendo. Por supuesto todo esto lo tratan de envolver en lo inteligentes que son y lo listos que blablabla porque fíjate que hablamos también de racismos y blablabla. De verdad, ojalá me hubiera gustado en vez de ser lo que solo puedo definir desde un punto de vista técnico como «un peñazo insufrible».

Lo bueno de Leonard and Hungry Paul (UK) -que supongo que puede partir el libro del que sale- se enfrenta con lo que parece la decisión clara de ‘cómo había que adaptarla’ que es… en fin… siguiendo la estela -y, sobre todo, la estéticas- de todas esas comedias indies de finales de los noventa y principios de los dosmiles. Pero, claro, aquí no tenemos a Anderson, Hess o Dayton y Fariss. Ni tan siquiera Zwigoff. Aquí tenemos a alguien imitando eso. Bueno… es cierto que de varios de ellos es de suponer que estaban imitando a Anderson, pero quiero creer que no de manera deliberada. Sea como sea el problema es que esto se podría haber hecho mejor. Son muchas las series que podemos poner como ejemplo de este tipo de sensibilidad, de amabilidad que podría haber sido muchas cosas pero que, sobre too, en el libro resulta natural porque los conflictos son más internos y solucionables, necesitados de trabajar y hablar, que externos. Uno ve Big Boys, o, incluso, Please Like Me y aunque no ve esa estética sí que entiende lo que quieren contar. Aquí, me temo, han decidido que el estilo era más importante que la sustancia.


¿Os acordáis de lo que he dicho antes con la serie sobre Gacy? Pues dos tazas con Murdaugh: Death in the Family (USA). Peor historia, peores actuaciones, una historia mucho más cercana y, claramente, poco interés por parte de nadie por hacer algo medianamente interesante si no estás metido ya de antes en la historia. En fin.

Entiendo que usar un argumento tan manido como ‘el padre secuestra a los hijos’ sólo parezca dar para un par de posibilidades. Y es cierto que Nadie nos vio partir (O)(MX) claramente tira por el terreno del drama, pero lo cierto es que lo hace intentando montar a la vez una situación histórica -están en los años sesenta- y una serie de problemas e historias, de fondo hay una lucha entre dos de las familias judías más importantes e influyentes de México, el matrimonio no había sido por amor sino por ‘negocios’, el marido hubiera preferido dedicarse a otra cosa, la mujer claramente acabó teniendo una aventura por esto mismo, y son los padres de uno y otra los que realmente manejan buena parte del tinglado. El de él poco menos que le obliga a raptar a los hijos, el de ella le pone un ex-mossad para ayudarles a recuperarlos, todo mientras la primera familia trata de destrozar la reputación de ella para justificar que los niños estén mejor raptados. Supongo que por lo menos no están justificando matar niños. En fin, que yo no soy el público para esta historia, pero quiero creer que los que sí lo sean podrán disfrutar sin mucho problemas el que por lo menos se encuentre como algo más complejo e incómodo para todos que las clásicas películas de después de comer.

Es una lástima que esta Riot Women (UK) no me haya gustado. No solo porque está Sally Wainwright detrás, sino porque gran parte del reparto es magnífico, especialmente Joanna Scanlan, pero también Lorraine Ashbourne y Tamsin Greig. Incluso Rosalie Craig tiene algún buen momento. El problema no es ese. El problema es que el guión va más allá de lo flojo al crear situaciones excesivas y acartonadas, poner a sus personajes más allá de cualquier borde, y abusar de las casualidades fortuitas. Porque las actrices hacen mucho por que creamos y empaticemos con ellas, incluso logran vender momentos tan baratos como esa primera escena de Scanlan al teléfono que parece un monólogo para un teatro de aficionados. Pero hay un límite para eso, para que todos los personajes a su alredor sean odiosos, para explicar algo que EN REALIDAD no necesita explicación. ¿Por qué una serie de mujeres de una cierta edad -más sexagenarias que en la cincuentena- no podrían reunirse para montar una banda? ¿Por qué hace falta toda una serie de complicadas motivaciones para ponerlo en marcha? En fin, un pequeño desastre inexplicable en la creadora de Scott & Bailey, Last Tango in Halifax, Happy Valley o Gentleman Jack, que aquí parece que no tenía muchas ganas de trabajar. De verdad que es una lástima, con lo que podría haber sido esto.

Las series románticas surcoreanas y sus particularidades, por lo menos Tokumei no Koibitotachi (O)(JP), o 匿名の恋人たち o Romantics Anonymous o Románticos anónimos o…, demuestra tener bastante corazón. La historia de una joven que no tolera el contacto visual y un ejecutivo que no tolera el contacto físico, readaptación de una película francesa y centrada -en fin- en una tienda de chocolates para la que la primera trabajaba en casa como ‘repostera estrella secreta’ o algo así, mientras el segundo quería que la empresa en la que trabajaba -que era suya en tanto que de su padre con el que claramente hay problemas- elevara la calidad de sus productos. Luego ya tenemos peripecias, personajes secundarios más o menos interesantes y, en fin, alguna de esas escenas de serie romántica. Es una lástima porque no soy su público y creo que podría haberlo llegado a ser, pero una cierta serie de rutinas la convierte más en una obra para su público concreto que para un público, digamos, más general.

Ay, Sheriff Country (USA), ay. Es casi tan espantoso como lo de Boston Blood. En realidad da la sensación de que hubiera preferido ser otra serie porque a ratos parece que querría ser Picket Fences si la hubiera contratado un canal cristiano, porque si fuera el Picket Fences de Hallmark os puedo asegurar que habría sido mejor serie. Una trama criminal floja sirve para una especie de culebronismo de baja intensidad sobre una COMUNIDAD. Así, con la boca bien llena de la palabra. Porque hay mucho poli y mucho ‘esto es un pueblo’, pero luego resulta que tienen dinero para dios sabe cuántas cosas. Y presentan toda una serie de problemas y situaciones que no sé cómo no se les pone roja la cara de la vergüenza de tratar de tomárselo en serio. ¡EN FIN!

Mi teoría de que en Netflix hay una competición para ver quién es el que hace la serie peor animada sigue adelante con Splinter Cell: Deathwatch (USA), que tiene el añadido de que no sé si es peor el guión porque no conozco la saga de videojuegos, porque es un espanto o porque como está Tom Clancy por medio es mitad y mitad. (Tom Clancy es una persona cuyo nombre sirve para datar si la persona a la que se lo dices lo conoce o ha nacido de los noventa en adelante) Así que podríamos aprovechar esta serie para discutir si es peor la animación o el guión, pero tengo una idea mejor: No dedicarle ni un minuto más de nuestro tiempo.

Pues Sukuupu no Tamago (O)(JP) o スクープのたまご o The Golden Egg o Detrás de la primicia o…, es sin duda una serie peculiar. Una joven periodista intentando abrirse paso… pero en un tabloide. Una muestra tanto de cómo funcionan como de cosas que sí y que no hacen, y una serie de personajes secundarios un tanto bidimensionales que se supone que dan algo de juego… pero que necesitan de bastante por nuestro lado para trabajar. Aunque, sin duda, puedo decir algo bueno de esta serie: Sus capítulos son cortos.

Esta semana el dinero en trailers se lo ha ahorrado Netflix en esta.

Me temo que Taepungsangsa (O)(CS), o 태풍상사 o Typhoon Family o Familia Typhoon o…, es una de esas series que usan su piloto para que conozcas a los personajes y tengas las piezas puestas en orden para el segundo, que es cuando comienza DE VERAD la historia. En este caso presentan a un chaval que se lleva mal con su padre. También vemos la empresa del padre. Y cómo una serie de problemas generales financieros acaban impactando en ellos mientras el Fondo Monetario Internacional se cernían sobre Corea del Sur. Claramente va a acabar siendo una serie de época en la que el FMI son los malos -como es lógico-, y también una obra que supondremos entrañable porque los personajes en general demuestran más corazón que cabeza. Voy  asumir que también habrá una trama romántica y algún tipo de idea de ‘la empresa es la familia’ y ‘hay que esforzarse y remar’ o algo por el estilo. La verdad es que el problema de este tipo de series es que dejan mucho en el aire para ponerse con el siguiente. Tanto da, porque supongo que habrá una variedad de motivos para acercarse a ella. Mi duda es si se podrán encontrar algunos para seguir viéndola.


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