Octo los pilotos

La última vez que hice un Pilotos Deathmatch era hasta el 26 de Septiembre, ¿cuál puede ser la idea de hacer más de lo mismo al cabo de un mes? Pues porque han sacado 23 series nuevas desde entonces. Increíble, ¿para qué necesitarán tantas? En cualquier caso esto sólo se puede arreglar de UNA manera:

¡Que comience la lucha!

Allen Gregory

Parece que alguien en FOX pensó que sería divertido darle su propia serie a Stewie Griffin, pero como eso no era posible hicieron una aproximación vía Adult Swim con sus Venture Bros. y su extraña idea de lo que es divertido y lograron colar algo que, sinceramente, no sé qué atractivo puede tener. Para nadie. Un niño superinteligente hijo de una pareja gay de cerebrito y cachas —tan cercanos en aspecto al Dr. Venture* y Brock como el sentido común y la decencia permiten—que deciden llevarle al colegio como un niño más. ¡Un niño que se comporta como un adulto! ¡Y un pez-fuera-del-agua pese a su aspecto! ¡Ja! ¡Qué divertido! ¡Y también puede ser rupturista y adulto ! ¡Lo tiene todo! ¡Excepto gracia!

American Horror Story

Tras las Mediums y los VampiFantas parece que vuelve el Terror a la tele. De momento esta serie es tan excesiva como podía ser Nip/Tuck pero con muchos menos remilgos de búsqueda de coherencia. Un festín, por lo tanto, de ideas y momentos, con una trama de fondo que sirve para justificar todo el desbarajuste y para ir dando un poco a cada uno de los palos del terror que parecen por ratos antologados aquí. Debo decir que entre tanta desmesura, sólo comparable a convertir El tren de la bruja en una visita guiada por el terror a lomos de una montaña rusa, yo estoy disfrutándolo enormemente. Tratan un género que conozco y amo con una mezcla de humor zumbón e irreverente y, sin embargo, con notable conocimiento, más allá de los clásicos pero sin dejarlos de lado, así que sólo puedo recomendarla. Eso sí, a los que no sean muy sugestionables.

Boss

Resulta complicado explicar pero esta serie tiene tantos Procutores Ejecutivos que uno empieza a considerar que alguno de ellos tiene realmente que hacer algo, quizá entre todos han logrado que Kelsey Grammer entre en razón. Tras The Sketch Show, Back to you y Hank —Por no contar su apoyo al Partido Republicano— decidió hacer algo sensato y pasarse al drama. Uno en el que interpreta a un viejo, rico y… muchas más cosas… político, un alcalde de, en fin… Chicago, que descubre que le queda como mucho una legislatura antes de que la enfermedad termine con su cerebro. De manera que tenemos un drama íntimo mezclado con un drama político, un lío de cojones, vaya. Con un tono serio, solemne, casi sueco —siendo sincero, creo que un tono algo menos duro mejoraría mucho la serie, pero esta aridez está deliberadamente decidida— que nos permite una serie de alto nivel. Quizá no sorprendente, o conmovedora, pero sí sólida y digna. Mejor que todo eso, con un enorme potencial de crecimiento para convertirse en una bomba. Pero, claro, hay que dejarla crecer. —El canal, Starz , decidido a dejar de lado la imagen que le ha dado Spartacus o Camelot e, incluso, Party down, apuesta por series como el próximo estreno Magic City o esta y ha encargado ya una segunda temporada según estrenó la primera, por lo visto parece pensar lo mismo.—

China, IL

Bueno… Animación… Espera…¿Si lo hacen con el Paint es animación también? En fin… Que si os gusta el Adult Swim esta serie existe la posibilidad de que os guste. Y si no… Bueno… ¿Realmente vais a ver una serie que parece hecha con Paint?

Death in paradise

Si en Hawaii 5-0 o Mad Dogs se recupera la acción en escenario idílico con Death in paradise estamos más cerca de recuperar la clásica treta de Agatha Christie de convertir un encantador lugar de vacaciones en escenario de un crimen para que parte de la importancia de la historia recaiga también en la ubicación. de manera que lo que tenemos delante es, exactamente, eso, una intriga de baja intensidad con un bonito decorado y poco más que rascar de puro encantador.

Enlightened

Cada vez que la HBO decide hacer comedia algo parece empujarles hacia el lado contrario. Por suerte luego tratan de hacer en serio True Blood y lo compensan. Con un punto de partida que podría recordar Better off Ted y dejar de recordarlo en ese mismo instante la HBO nos presenta ooootraaaaveeeezzzz la historia de una mujer decidida a superarse y… Como comedia es un coñazo, como drama poquita cosa, y si Laura Dern vio _Nurse Jackie y quería ganar un Emmy hubiera hecho mejor preguntando en… no sé… ¿la NBC? ¿La PBS? ¿El propio jurado?

Good Vibes

Aprovechando que Beavis and Butt-head regresaban en su novena temporada a la MTvSPOILER: Sombra de lo que fueron — aprovechó la Mtv para colar esta… serie.. a medio camino entre algo para Nickelodeon y un MacFarlane descafeinado, con más referencias a tetas y, paradójicamente, menos tetas. Cómicos de la casa poniendo voz a unas aventuras muy light de un quinceañero gordo de New Jersey que va con su madre buenorra a una California sacada de las canciones de los Beach Boys. En fin, cosas peores se han visto —este último mes— y si de Cleveland Show se ha podido sacar provecho esto no está aún perdido.

Grimm

Oh, mísero de mí. Oh, infelice. ¡Más de lo mismo ahora en versión “Cuentos”! Resulta que este policíaco propone que entre nosotros viven seres sobrenaturales, auténticos monstruos, y que los cuentos son revelaciones en clave para descubrirlos. Un espanto. Es el típico argumento “Entre nosotros hay” que serviría para Comunistas, Monstruos del Espacio Exterior o Vampiros, tanto da. De hecho, está casi más cercano de un First Wave que de Millenium (la serie, ni el evento comiquero ni los libros) así que ya sabéis a que pasto para siestas os vais a enfrentar.

Hart of Dixie

¡Lo nunca visto! ¡Una Doctora de Gran Ciudad que por imponderables termina en un Pueblecito! ¡Paren las máquinas que esto va a portada! Las novedades Suspiro son que esta vez pasa en un pueblecito del sur y que el malrollismo no es sólo con otro médico que hay por allá, no vaya a quedar muy claro que están fusilando la mitad de las tramas a Everwood, también en con su hija por la que parece competir, o no, con el prometido de esta. Así que aquí tenemos otro más de lo mismo, yo paso.

Hidden

Que encantador es el otoño inglés, siempre hay alguna serie llena de conspiraciones, poder político, cuarto poder, indignación pública, turbios movimientos financieros y judiciales y, en fin, todo lo que un hombre podría querer para calentar sus noches de invierno salvo, quizá, unas castañas asadas. En esta ocasión tenemos un investigador al que le contratan para un caso que huele mal desde el principio, pero como lo hacen apelando a lazos familiares y en un contexto de inestabilidad — es decir, el actual— decide tratar de encontrar la verdad. O al menos una parte. Lo que lleva al inevitable efecto Bola de Nieve para este tipo de investigaciones. Especialmente si ese investigador, Harry Venn, está interpretado pro el incomparable * Philip Glenister*, el increible Inspector Jefe Gene Hunt, convirtiéndolo en un placer más que agradable.

Homeland

Resulta complicado hablar de la que podría ser una de las mejores series de la temporada porque, en fin, lleva 4 episodios y aún hay mucho por ver pero de momento podemos hablar de tres cosas: El acertado uso de la paranoia, la cuidada planificación y, sobre todo, a tres actores que lo dan todo por la serie, Morena Baccari hace lo que puede con lo que tiene, Damian Lewis demuestra una vez más que es capaz de grandes papeles, aunque es Claire Danes la que lleva todo el peso sobre ella dando un recital que sólo es comparable con los de series como Damages o United Startes of Tara (Es decir, de premio) con su interpretación de una agente de Seguridad Nacional convencida de que un soldado rescatado, un héroe para el pueblo americano, es en realidad un peligroso agente doble. El problema, claro, está en que las opciones son A) No, no lo es; B) Sí, lo es y lo sabe y C) Sí, lo es pero no lo sabe, tipo Manchurian Experience. — Consideremos que D) No, no lo es pero no lo sabe más propia de INSecurity — y el tiempo que puede permanecer oculto como un problema para el desarrollo de la serie —es decir, el mismo problema al que se enfrentaría otro milagro del desarrollo como es Revenge — de manera que estos 4 capítulos son disfrutados como un giro al concepto de 24 hacía pastos más cerebrales pero, además, como el posible inicio de una serie de temporadas con Claire Danes al borde de un ataque de nervio investigando todo tipo de terroristas. Disfrútenlo mientras dure.

How to be a Gentleman

Imaginad por un momento que el personaje de Johnny Drama de Entourage tuviera entre su pila de cadáveres a la espalada una sitcom, con aspecto antiguo, tanto que podría haber sido hecha en casi cualquiera de las últimas cuatro décadas. Pues bien, Kevin Dillon, el actor detrás de Drama, ha logrado una perfecta simbiosis co-protagonizando esta insufrible serie, intento de actualización de La extraña pareja con los elementos más superficiales de HIMYM que de puro desastroso logra que sus veinte minutos parezcan dos horas. No sé siquiera si seré capaz de ver más episodios de esto así que sólo puedo aconsejaros huir. [Ha durado en antena sólo los capítulos que tenían grabados, y después de pasarlos al sábado. No todo podía ser tan malo.]

Jessie

Resulta que Disney no deja de parir sitcoms, en esta ocasión con una versión especial de La Niñera, porque Jessie está interpretada por una de esas chicas del Disney Channel que se ha ganado su propio programa, en este caso como la chica rural que acaba de niñera de los cuatro críos de un ricachón, perdón, una pareja de ricachones del espectáculo con familia adoptada multicultural, neoyorkinos, la creadora del invento resulta ser co-productora de THe Nanny y guionista de Charles in charge así que por lo menos estábamos advertidos. Porque es eso, no The Nanny Diaries sino The Nanny cambiando a Fran por una texana devota de corazón de oro. Un rollo, vamos.

Kung Fu Panda: Legends of Awesomeness

Esto es más una previa de lo que podemos esperar de la serie basada en las películas. ¿Que qué podemos esperar? Pues lo de siempre, desarrollo mínimo y pocas ganas de evolucionar. ¡Sorpresa!

Last man standing

En nuestra trilogía del terror —y creedme, esto es lo más terrorífico que podréis ver en Halloween — tenemos el regreso de Tim Allen en el papel de Tim Allen en una comedia que podría pasar por incluso anterior a Un chapuzas en casa, hombres rudos y desorientados, mujeres mandonas y marisabidillas, y la imperiosa necesidad de prenderle fuego al dispositivo usado para verlo. A evitar. Mucho.

Man Up

El capítulo final en las series Las sitcoms son perjudiciales para la salud es este absoluto espanto sobre un grupo de amigos que aunque tengan responsabilidades familiares o laborales no dejan de ser unos niños grandes. En lugar de unos azotes meterecen electroshock pero ese es otro tema. Mejor le busco algo positivo: Si la ves en un monitor de pantalla plana el puño no se te quedará atascado dentro cuanto golpees el televisor en venganza por el daño físico y mental.

Michael, Tuesdays and Thursdays

Comedia canadiense que hace lo que puede con lo que tiene, empezando con una premisa —la relación de un psiquiatra y su paciente— ya vista en series como Dr. Katz, Frasier o, sobre todo, en la película ¿Qué pasa con Bob? con la diferencia de que aquí es el terapeuta el que decide intentar cosas nuevas cada semana. Lamentablemente se le saca poco jugo, ni los —tímidos— intentos de parodiar la autoayuda y sus curas milagrosas ni la relación entre los protagonistas permiten salvarla de una plácida mediocridad.

Once upon a time

Vamos con un dolor de cabeza: Mi afición a los cómics hace que la forma más sencilla de despachar esto sea hablando del claro robo perpetrado a Fables pero, claro, mis improbables lectores no tienen por qué tener noticia de este título, exitosa serie del sello Vertigo de la casa DC que cuenta cómo los habitantes del mundo de los cuentos tuvieron que huir por culpa del ataque del misterioso Enemigo (cuya identidad será una de las tramas de la serie) hasta exiliarse en nuestro mundo. Pues bien, en Once upon a time nos encontramos dos líneas temporales, una en el pasado dentro del mundo de las Fábulas, otra en nuestro presente y nuestro mundo. Y aquí llega el segundo problema: No se trata sólo de que copien a Fables sino de que lo que no funciona es, precisamente, lo que tiene de original. Frente a la historia inicial del cómic, un misterio criminal que permite examinar a los principales personajes como sospechosos y que da pie a varias conversaciones que explican la situación de estos exiliados, aquí se opta por algo tan triste y prosaico como poner un par de pantallazos con letras explicando de qué va la vaina en una de las más inexplicables muestras de estupidez creativas de esta temporada, después ya llega el problema de casting, el problema de tener completa la historia del pasado: La Evil Queen de Blancanieves decide atacar a Blancanieves y al Príncipe Encantador sin que haya mucho motivo y, desde luego, sin sentido alguno —si pensaba atacar a Blancanieves podía haberla apuñalado en lugar de la tontería de la manzana— lanzando un hechizo que les pone ¡A TODOS! en nuestro mundo, con los habitantes encerrados en un pueblecito sin ser conscientes de su vida pasada; y, finalmente, el interés de la historia actual, con la hija de Blancanieves llegando al pueblo traída por su propio hijo que… Bueno, da igual, es un truco sentimental y estúpido — Muy sentimental e incluso más estúpido — y un claro ejemplo de lo que decía antes: Se destroza la intriga del enemigo, se elimina la gracia de ver a los seres de cuento en nuestro mundo real y se logran enormes bostezos con la indeterminada trama a seguir. Un poema, vaya.

The Slap

Miniserie basada en el libro de * Christos Tsiolkas* que editó hace unos meses en España RBA y que gira entorno, sí, a un hombre que le da una bofetada a un niño que está molestando a su propio hijo, a partir de ahí veremos una laaaaarga discusión con argumentos a favor y en contra de este tipo de correctivos y sabremos algo más de los actores principales del drama, el abofeteador, el abofeteado, el hijo al que protegía, los padres de la criatura abofeteada que son el primo del abofeteador y su mujer… En fin, ¿a ustedes todo esto les interesa? ¿Tanto drama, tanto cogérsela con papel de fumar, tanto debate sobre si “una bofetada a tiempo”? Pues a mi no. Ese monstruo moral soy. Y peor aún, un monstruo aburrido.

SPY

Si creíais que la archicargada agenda de Stephen Mangan (Recientemente Episodes o la obra The hunt of Tony Blair) era lo único que estaba dificultado que volviera interpretar a Dirk Gently es porque no prestabais atención a Darren Boyd, Richard McDuff, que lo mismo hace Case sensitive que se presenta en series como esta SPY en la que interpreta al clásico entrañable perdedor. Su personaje, Tim, está en proceso de divorcio pese a lo cuál tiene que hacerse cargo de su hijo de nueve años, el archiresponsable y demasiado maduro Marcus, que no tiene en muy alta estima a su padre. Como ese punto de partida parecía poco acaba por error en el MI5, reclutado como espía. Encantadora, británica hasta la médula y muy humana. Podría ser más graciosa, pero está especie de britanización de Chuck tiene encanto a raudales como para superar eso.

Suburgatory

El inicio de esta serie podría hacernos pensar en un Desperate MeanGirls, un padre soltero encuentras condones en la habitación de su hija y decide que se trasladarán desde Manhattan a una zona residencial en las afueras de Nueva York, alrededor de Westchester, un punto de partida poco original y no muy sensato. Claro que lo que ocurre a continuación tampoco destaca por la lógica. Destaca por llevar al extremo las ideas de lo que es un suburbio y lo que es un newyorkino, por organizar de manera casi temática los cambios de registros permitiendo tan pronto pasar de la clásica comedia a demostrar que hay un fondo cercano al horror, a historias como las de Las mujeres de Stepford, o que se puede sacar una historia de acción, un misterio o poco menos que lo que se les pase por la cabeza porque la plataforma entera de la serie no deja de ser una excusa argumental del exceso, de la absoluta falta de miedo a las situaciones extrañas, habrá que ver cómo evoluciona y si decide plantarse en los terrenos familiares o si dar un paso más y tirar directamente por el absurdo, porque podemos estar ante una de las series más destacadas de la temporada.

Terra Nova

Decía el año pasado que el principal problema de Boardwalk Empire es que se nota la muchísima pasta que se han gastado por todas partes, aquí el problema es justo el contrario, parece que no se han gastado un duro. Y lo peor es que… sabemos que se han dejado una pasta. Lo que no sabemos, viendo la serie, viendo los decorados de estudio, los trucos baratos y los dinosaurios realizados con menos calidad que en Parque Jurásico (¡18 años hace ya!) o en la inglesa Primeval. Por si eso fuera poco no hay mucha diferencia con respecto a series como Land of the Lost y la clásica sucesión de humanos de al actualidad perdidos en un mundo prehistórico salvo que deciden crear un ambiente tan cercano a Lost —corporaciones de oscuros intereses, personajes de ambigüedad moral, unos extraños otros que comparten la cosa histórica— que el resultado final es un batiburrillo tan poco interesante que acaba siendo cercano a Tierra 2 en más aburrido si cabe, dejándonos sólo el asombro de que esto esté inexplicablemente producido por Spilberg y aprobado por la FOX . No sólo eso, la familia protagonista logra ser completamente repulsiva a nuestros ojos, van de santones cuando han incumplido la ley en un mundo superpoblado, cuando han atacado a la policía y roto prácticamente todas las leyes que hemos visto que tenía su antiguo planeta. Si ellos quieren tener tres hijos quién es el estado para prohibírselo, el aborto no es una opción, etc… Eso en su presente, proque cuando van a su pasado no se comportan mucho mejor: Poniéndose en peligro a la mínima, pasando de las tareas asignadas a las que tienen que hacer y más ocupados por su propia vida que por la supervivencia de la comunidad. Así que en esas andamos: Una serie de pobre realización y ambientación con personajes desagradables e historias aburridas y poco originales. ¡Justo lo que estábamos esperando todos!

X-Men
Vosotros recordaréis que hubo un Lobezno en manga y un Iron Man también, ¿verdad? Pues… ¡¡¡Sorpresa!!! ¡¡¡Ahora le toca a los X-Men!!! ¡¡¡estupendo, magnífico, genial!!! No, en serio. Como las otras dos. Adaptaciones a la manera que un americano pensaría que es la japonesa. Resiste si puedes.

Estoy de lo más sorprendido, Octubre ha resultado mucho mejor mes que Septiembre, y, a la vez, mucho peor, con auténticos desastres especialmente entre las teóricas comedias. Pero para los que se han saltado toda esa molesta letra aquí lelga el resumen:

No puedo dejar de seguir: America Horror Story, Homeland, SPY, Suburgatory

Recomiendo sin problemas: Boss, Hidden

Gustará a los que estén en ese tipo de series: Death in paradise

Noviembre y Diciembre parecen tranquilos, aunque habrá que hacer una pequeña recapitulación antes de final de año para poder lograr un balance razonable de este año 2011. Pero eso es adelantarse. De momento disfrutad de las novedades de Octubre.


Cancelando rápidos hachazos

Kerry Packer era, hasta su muerte en 2005, uno de los magnates de la información en Australia; controlaba la PBL que incluía la cadena Nine, la más vista de Australia durante décadas. Así que imagina lo que debió pensar el responsable de atender a los teléfonos cuando descolgó una noche de 1992 y se encontró a su superjefazo al otro lado de la línea, muy muy enfadado porque había tenido que dejar una cena en la que se encontraba al empezar a recibir llamadas de conocidos por culpa del programa que estaba emitiendo su canal en ese momento. Peor aún, había logrado una televisión y había visto unos minutos, los suficientes como para descolgar y llamar exigiendo, según cuenta la historia: “Get that shit off the air!”. “Esa mierda” era Australia’s Naughtiest Home Videos, que en su minuto 34 entró en anuncios y, cuando estos terminaron, comenzó un capítulo de Cheers. Packer no lo sabía pero acababa de hacer historia.

Ésa que acabáis de leer, a mitad de emisión, es la cancelación más rápida de la historia, al menos de la que se tenga conocimiento. El programa en cuestión no dejaba de ser una recopilación de vídeos al estilo de los Vídeos de Primera que tan de moda estuvieron en los años ’90 y que tenían en esta ocasión un marcado cariz sexual, junto con algunas otras imágenes calificadas como ofensivas; eso y un presentador, el cómico Doug Moulray animando los vídeos con voces —en fin— mientras en pantalla dos animales se lo montaban, un señor se quedaba en paños menores o una niña jugaba con el escroto de un canguro. Como resultado de este ataque de ira, Moulray fue vetado (baneado, en moderno) de por vida de Nine y el programa desapareció dejando tras de sí una leyenda propia… hasta que en 2008, aprovechando que el dueño llevaba tres años muerto y que una copia acababa de aparecer, el canal decidió volver a emitirlo. Incluso trataron de contar con Moulray que, obviamente, se negó.

El resultado fue editado mínimamente y, una vez visto, no ofrece nada que no pudiera triunfar en las noches españolas. Si tienen curiosidad aquí está:

No tenía yo mucha intención de hablar de programas rápidamente cancelados pero parece justo, tras la columna de hace quince días, dedicar un pequeño apartado a los que no sólo no lo consiguieron sino que no lo consiguieron demasiado deprisa. Tanto que o la audiencia fue espantosa o algún otro motivo —como en el caso que acabamos de ver— llevó a que los retiraran de pantalla.

Para nuestro número dos encontramos, precisamente, esa misma motivación, sólo que unos veinticinco años antes. Todo a cuenta de algo que había empezado dos años antes y que sería uno de los grandes programas de la televisión americana.

En 1967 se emitió el primer especial Rowan & Martin’s Laugh-In, un programa cómico, casi de variedades, en el que los títulares Dan Rowan y Dick Martin encabezaban a un grupo de cómicos y artistas que realizaban sketches con fuerte acento en el vodevil e, incluso, en lo burlesco. Un exitazo tal que en el 68 la NBC reemplazaba The man of U.N.C.L.E., convirtiendo Laugh-In en un programa habitual. Y ante su éxito sus creadores no tardaron en decidir sacarle más rendimiento, darle un spin off propio, algo más… descarado, más… picante… Sólo que ni la ABC ni la CBS lo quisieron, así que terminó en la ABC. Turn-on tendría un cast propio, distinto del de Laugh-In y un primer invitado de impresión, Tim Conway. Y no tendría mucho más.

Mezclaba los temas sexuales con alguna alusión política perdida y con referencias a la contracultura del momento —incluso a otros ilustres eliminados de la parrilla, los Smothers Brothers— y algunas ideas que podrían haber funcionado en algún otro programa, incluso en el aún no imaginado SNL. Pero la controversia por los temas e interpretaciones hizo que durara mucho menos; en algunos estados no llegó ni a terminar de emitirse tras un sketch con una joven tratando de hacer funcionar a una expendedora de píldoras del día después. Conway llegó a declarar que la noticia de la cancelación llegó después de su emisión en la costa este, pero cuando aún no había terminado en la oeste. Aunque oficialmente tardaría algunos días en hacerse público y, ya puestos, pedir perdón a los ofendidos espectadores que estuvieron quejándose a las distintas emisoras asociadas de todo el país. Algunas malas lenguas sugirieron que esperaban a tener los resultados de audiencia fiables para comprobar cómo de rentables les sería mantenerlo.

En cualquier caso este programa, no tan lejano a Laugh-In y tantos otros programas de sketches de antes y después (hasta el punto de que el programa padre recicló alguno de ellos sin mayores problemas) tenía el problema, según Harlan Ellison, de ser “más incómodo que malo”. En cualquier caso parece que escarmentaron, porque decidieron pasar de un piloto de comedia sobre un tipo con propensión a enfadarse y a tocar temas controvertidos, por suerte para la CBS que se hizo así con All in the family.

Poco hay mostrable del programa pero sí la opinión de dos de los que estuvieron allí implicados:

Para nuestro tercer seleccionado vamos a algo más complejo. Estamos ahora en 1979, el SNL había sido el programa de referencia los últimos años y Desmadre a la americana (National Lampoon’s Animal House) había sido un exitazo, tanto que todas las cadenas parecían decididas a estrenar una serie sobre fraternidades: La ABC tenía Delta House —adaptación directa de la película y que presentaba a una jovencita Michelle Pfeiffer antes incluso que Grease 2—, la NBC contaba con Brothers & Sisters y la CBS contaba con Co-Ed Fever. Contaba y poco más.

La serie vivió este estreno especial como parte de una estrategia de presentar las nuevas series a la audiencia antes de su estreno real. La audiencia dejó claro que no iban a estar allí —de hecho, de las tres series sólo Delta House llegaría a emitir 13 episodios—, de manera que el estreno se pospuso hasta eliminarse, directamente, dejando los cinco episodios rodados fuera de juego —bueno, los acabaron emitiendo… en Canadá—. Así pues, ¿aceptamos que se eliminó tras un capítulo o antes del estreno o cómo?

No fue el único caso ese año para la CBS; anunciaron una serie cómica sobre un congresista negro, Mr. Dugan e incluso dijeron que la estrenarían durante esa semana de presentación, pero las quejas de un congresista negro real llevaron a la cadena a un movimiento arriesgado: presentar el programa a los congresistas negros para que vieran que no había nada malo.

La serie era un producto de Norman Lear, el creador (o adaptador) de clásicos como All in the family y Maude. De hecho este programa pensaba reutilizar los decorados dejados cuando Bea Arthur decidió no seguir con la serie tras sólo un par de capítulos en su nuevo puesto como senadora. ¿Si no les gustaba el creador de Maude, quién iba a gustarles?

Respuesta: Aparentemente nadie. No lo querían. No lo aceptaban. Y se negaron con todas sus fuerzas. Dio igual el dinero y esfuerzo realizado en las series o en autopromoción, incluso el tener una fecha para el estreno. Mr. Dugan jamás vio la luz.

Con los restos se cocinó una ropavieja llamada Hanging-In que reutilizaba actores, algunos escenarios y algunas ideas del guión. Duró cuatro capítulos, que ya fueron muchos con lo condenado que partía el proyecto. ¿Cómo consideramos Mr. Dugan, que no llegó ni a estrenarse?

Como decía, ejemplos como éstos de rapidez con el hacha pueden servirnos para entender el gatillo fácil que pueden llegar a tener las cadenas y cómo muchas veces no tiene que ver tanto con las audiencias como con algunos hechos de su contexto.

Otras veces la cancelan ellos, como Emily’s Reasons Why Not, con una Heather Graham popular que vio cómo en USA sólo se emitía el primer capítulo, teóricamente porque los ejecutivos habían dado el visto bueno al proyecto sólo por la presencia de Graham, sin haber leído el piloto, y que después mandaron a boxes y, por lo menos, endilgaron la serie a canales de todo el mundo usando de gancho a la estrella —recordad, 3 de cada 4 veces: “Exito en USA” es mentira— y recuperando algo de pasta.

Uno casi agradecería la indudable motivación para eliminar una serie de la parrilla que vivió Heil Honey I’m Home! debido a que iba de… Pero estoy pensando que lo podéis ver:

Efectivamente, una sitcom protagonizada por Hitler y Eva Braun con sus nuevos vecinos judíos, los Goldberg, a los que tratan de ocultar que viene a cenar Neville Chamberlain, todo ello presentándolo como una serie perdida de los años 50 que acaban de reencontrar.

No coló y, en mitad de una tormenta de mierda —la típica de los que tienen más de cincuenta mil followers—, decidieron retirarla, quitar de en medio el resto de capítulos y fingir que nunca se les había ocurrido.

Lamentablemente no es tan divertida como para reivindicarla, para que luego digan que Hitler es comedia.

Yo pretendía terminar aquí para que la columna fuera corta, pero veo que aún en el reino de un sólo capítulo me dejo cosas… Bueno, así tendré la posibilidad de hacer otra el año próximo. Incluso puede que meta alguna serie española, si es que a alguien se le ocurren programas españoles a los que sólo hayan dado una oportunidad.


Inolvidados Falsey Brand

Es difícil decidir o establecer cuándo alguien ha hecho o está haciendo historia; muchas veces sólo se puede ver a posteriori, con mucha distancia, y señalarlo no deja de hacernos parecer estúpidos. Sobre todo si debatimos algo como ¿Cuánto hace falta para hacer historia?. Y, sin embargo, igual que Rimbaud —que escribió toda su obra entre los 15 y los 20 años—, estos dos señores que nos ocupan, Joshua Brand y John Falsey, sólo necesitaron crear cuatro series, ocuparse de ellas por espacio de diez años, entre 1982 y 1993 y crear no sólo un culto hacia ellas sino una huella —propia, innegable, ineludible— que aún hoy perdura.

Y lo más divertido del caso —al menos para mí, que tengo algo retorcido el sentido del humor— es que crearon cuatro series, dos menos recordadas, dos de culto, una que fue auténtico punto de inflexión, piedra de toque de ciertos aficionados y gran parte del público más… digamos… gafapasta, pero… sus apellidos se olvidaron. Si es que alguna vez los devotos de sus series lo supieron. Y, sin embargo, en apenas diez años, surgiría la idea de una televisión de culto en el cable. Por lo visto en las grandes cadenas no podía existir.

Hablemos de nuestros hombres del día:

John Falsey, nacido en el 51 (el 6 de Noviembre podréis felicitarle su 60 cumpleaños), estudió Literatura Inglesa y Escritura Creativa, publicó en New Yorker y todo eso le sirvió en 1978 para entrar como guionista en una serie como poco atípica: The white shadow, una serie creada por Bruce Paltrow —sí, el padre de Gwyneth— para la CBS sobre un jugador de la NBA, un profesional blanco exitoso que jugando con los Chicago Bulls se lesiona la rodilla, lo que le lleva a empezar una nueva carrera como profesor en un pequeño instituto en el que la mayoría negra vive sin muchas esperanzas. Duró 3 temporadas y tiene el honor de ser el primer drama protagonizado por un reparto de gente de color. En su segunda temporada se unió nuestro otro nombre.

Joshua Brand, nacido en el 50, licenciado en el 74 en la Universidad de Columbia en Literatura Inglesa, estrenó una obra en el 78 que cosechó los suficientes elogios como para lograrle un lugar en The white shadow en 1979, compartiendo el puesto de editor de guiones con Falsey. El final de la serie en su tercera temporada, en 1981, le dio una oportunidad al dúo para presentar en la NBC la primera serie del tándem.

Siempre es complicado señalar qué series conoce, o debería conocer, el espectador medio. Voy a asumir que ésta es una de ellas pero, la verdad, no tiene por qué. Y es una pena. Se trata de una de las primeras series de médicos que se tomó la profesión como una mezcla. Si hubiera que tratar de sacar la fórmula de su éxito podríamos decir que entendía la naturaleza médica como M*A*S*H, la humana como Canción triste de Hill Street y la seriedad televisiva como General Hospital. Puede sonar a cachondeo, pero no lo es. Lograba reunir la idea de un centro de trabajo con sus dramas y sus alegrías, toques de comedia sin perder el rigor, cierto sentido incluso de lo fantástico y un apoyo magnífico por parte de los actores que sirvió no sólo para que la serie fuera un referente, también para convertirse en el espejo al que miraban en el futuro Urgencias o Chicago Hope. En España tuvo una vida complicada, los catalanes la llamaron A cor obert, el resto se decidió entre el más simplón Hospital o dejarla con el título original: St. Elsewhere

Una serie sobre un ruinoso hospital de formación que se permite recuperar un personaje de The white shadow, hacer comentarios metareferenciales, o hacer despegar las carreras de alguno de sus médicos como Ed Begley Jr. o Denzel Washington, pero que es recordada sobre todo por un hecho, su final.

Todo el talento, toda la ruptura, todo el buen hacer quedó condensado, superado y, lamentablemente, eclipsado por una idea tan brillante que crearía incluso una realidad alternativa televisiva, El Universo Tommy Westphall. Tommy, hijo autista de uno de los doctores aparece al final del último episodio, sólo que ya no es esa misma persona, es sólo un chico autista, con un globo de nieve, dentro del cuál se encuentra el St. Eligius, el hospital que centraba las tramas, lo que convierte toda la serie en la ensoñación de un chaval autista. No sólo eso, la aparición de personajes de otras series e, incluso, la exportación de personajes de esta serie en otras ficciones servía de conexión para que desde I love you Lucy hasta The Wire estuvieran dentro de este mismo universo. Ah, la televisión…

El final de la serie fue en 1988, aunque para entonces ya habían realizado la labor de supervisores en Amazing Stories. Incluso, descarrilado un proyecto nuevo, una historia extraña, como no podía ser menos: A year in the life.

Todo empezó en 1986 como una miniserie para la NBC. Tres capítulos, autocontenido, un año en la vida de una familia en la que lo más importante que ocurre es la —inesperada— muerte de la madre. El resultado fue, lo crean o no, un bombazo. Tanto que la cadena convenció a los autores de que lo pasaran a serie regular, y así durante la temporada 87/88 se emitió la historia del siguiente año en la vida de esta familia, ahora con más tranquilidad.

Sin embargo la serie no lograría ser seleccionada para otro año más por la cadena.

Y eso les permitiría regresar a la CBS con un proyecto para verano que… vamos a dejar para un poco más adelante.

En lugar de eso pasemos a la otra serie de corto recorrido de la pareja, I’ll fly away, ofrecida de nuevo por la NBC y que en sus dos temporadas repasaba la vida de una criada negra a finales de los ’50, sirviente de la casa del Fiscal del Distrito de un estado del Sur indeterminado, en plena ebullición de los movimientos en defensa de los Derechos Civiles. Una historia que tenía un lado melodramático pero que también enseñaba la importancia de estos movimientos y de las personas implicadas en ellos. Algo lo suficientemente importante como para que, al ser cancelada la serie durante su segunda temporada, la cadena pública americana PBS decidiera hacer un telefilme que atara los cabos de la misma y, de paso, contara una historia sobre esa lucha.

Una historia dura, sí, pero también tratada con maneras inspiradoras, que les dio más reconocimiento crítico que premios o audiencias. Y ahora volvamos al verano, a la CBS y a esa pequeña idea que consagraría a Falsey y Brand en el Olimpo televisivo.

El año 1990 trajo con él un par de series de éxito. Casi todas inesperadas. En Abril, dentro de la temporada de restos, cuando se estrena lo que parece no tener cabida en ningún otro lado, aparece una serie que pega un repaso a todo lo que se había visto hasta entonces cambiando algunas de las reglas del juego. Es decir, se estrena Twin Peaks. No sólo eso, en julio llega lo nuevo de Brand y Falsey, una serie que encajaba en las reglas del Verano, amable con sus personajes, con un punto de comedia y otro muy atenuado de drama… Hasta el punto de que al año siguiente una película protagonizada por Michael J. Fox iba a ser considerada una adaptación de este éxito, como si no tuvieran un plazo de preparación las cosas. En cualquier caso, 1990 fue un buen año para la tele y, desde luego, para los pequeños pueblecitos a los que llegan extraños, sean policías o sean, ya sabéis… médicos:

Con la excusa de las discrepancias ciudad/campo que tanto juego han dado siempre, se nos presentaba a un elemento nuevo —el doctor Fleischman— que acababa en Cicely, Alaska merced a una enrevesada peripecia. Una vez allí conocía(mos) a los extraños habitantes del pueblo, cada uno con sus motivos para quedarse y su punto de rareza. Incluyendo, claro, al Buen Doctor, un judío neoyorkino con tendencia a ponerse nervioso y hablar mucho, haciendo una interpretación de lo que sería por antonomasia el pez fuera del agua. No es la primera vez que se establece esta dialéctica campo/ciudad ni que se envía a un pueblo a alguien de ciudad —generalmente por las risas— pero en este caso era más como si el campo le rodeara, no para chocar sino para demostrar sus errores de ciudad. Porque, pese a los sueños de Maurice de lograr la riviera de Alaska, la verdad es que todos los personajes importantes del pueblo tenían una cultura similar a la de un urbanita pero con la mitad de prejuicios —en su lugar tenían… prejuicios nuevos—, todo lo cuál permitió convertirla en un Beatus ille para los espectadores —estos sí, urbanitas— que llegaron a ella a principio de los noventa, y que la auparon a Clásico de Culto y la mencionan cada vez que se da este esquema, ya sea al estilo Everwood o al más reciente Hart of Dixie, pasando por —¿hace falta decirlo?— Doctor Mateo. Y eso que durante la Década Rústica ya habíamos tenido de Green Acres a Newhart pero, claro, eran claramente comedias y no tenían a un médico como protagonista…

En España la emisión, digamos, irregular que hizo La 2, programándola de madrugada, desordenando los capítulos y, por supuesto, moviéndola en el horario o echando dos capítulos si así les cuadraba mejor, le dio incluso más estatus de Culto. Al fin y al cabo Twin Peaks la había echado en prime time el Tele 5 de las Mamma Ciccio mientras que ésta la ponía ¡ LA 2 ! ¡Y así como con odio! Es sorprendente leer ahora tantas loas a las series y ficciones obviando este fenómeno que se conviritió en los protogafapastas en toda una seña; por suerte no había ni Infovía aún para comentar el espantoso caso de la operación de estética de Janine Turner o montar una recogida de firmas cuando el protagonista, Rob Morrow, decidió largarse —bueno, a medias—, lo que provocó la salida de Brand y Falsey que preferían no continuar la serie de cualquier modo; cosa que acabó pasando —claro— aunque fuese sólo por una temporada más. Luego Morrow acabaría haciendo Numbers para solaz de los que creen en el Karma.

En cuanto a sus seguidores, parece que no fueron capaces de recordar el nombre de los creadores, pese a haberse convertido en el grupo de aficionados a una serie que más méritos hacían para terminar acribillados por disparos de escopeta —trono este que están pasando en estos momento los de The Wire a los de Mad Men — y es una pena, porque no sólo sus creadores eran grandes de la televisión, con señas reconocibles —al fin y al cabo muchas de las tramas de Northern Exposure podían haber casado dentro de St. Elsewhere— sino que también tenían un equipo magnífico en el que destacaba, por ejemplo, el escritor y posteriormente productor de la misma, un tal David Chase. Al que le vendría bien el final de la serie para ponerse con su segunda serie propia, esta vez para la HBOLos Soprano se llamaba.

¿Y qué es en la actualidad de Falsey y de Brand? Más aún, ¿qué es de ellos desde 1995?

Falsey vive alejado de la televisión. Lo último que hizo fue echar un ojo a la primera temporada de Providence, una serie que contaba cómo una prestigiosa doctora decidía retirarse a un pueblecito que… bueno, os lo podéis imaginar. Cinco temporadas duró, aunque Falsey sólo diera ideas y supervisara un poco en la primera, y más como un gesto hacia John Masius, el creador, que fue escritor y productor con la pareja en The White Shadow o St. Elsewhere. Tras eso se quitó del mundillo televisivo.

Brand, por su parte, ha estado haciendo trabajitos, fundamentalmente dirigiendo algunos capítulos en series como Joan of Arcadia y mandando ideas para series que, al final, han logrado que una de ellas sea escogida, y otra esté en consideración… La segunda, aún en el aire, habla de una periodista de moda que termina en la sección de obituarios y, por supuesto, es muy temprano para poder decir nada más de ella, Circling the Drain, mientras que la otra es un piloto en grabación a la espera de ser convertida —o no— en serie, Reconstruction; centrada en la reconstrucción —obviamente— de Missouri tras la Guerra Civil americana y en un soldado que llega a una pequeña ciudad en la que será aclamado como su salvador. Veremos si es uno de los estrenos del año próximo, que aún queda mucho por delante y estamos hablando de un proyecto para la FX que ha terminado en la NBC, así que puede suceder casi cualquier cosa.

Quién sabe, quizá incluso esté cercano un regreso de la pareja Falsey / Brand* a la producción. No es que necesiten hacer más por la televisión pero, ¿no sería agradable?


Dinero aún humeando

Al final todo se reduce al dinero, suelen decir. De hecho, al final suele reducirse a dónde estaba el dinero antes y dónde se encuentra ahora. El problema es que el dinero no siempre es la pelotita bajo la concha y el cui prodest puede llegar a ser tan alambicado como poco lógico. ¿Dónde está el dinero en la Galactica setentera?, comentábamos hace unos meses. ¿Por qué se estrena una serie para poder cancelarla, como menciono de cuando en cuando? ¿Cuál es la rabieta habitual de la CBS? Que es la primera en espectadores y no gana tanto como la habitual terceridad de la FOX. Sigamos al dinero…

Primera parada, ¿de dónde sale ese dinero? En el cable, una parte es de los anunciantes y otra de los suscriptores. Conforme más abierta va siendo la situación —bien cable básico, bien cadenas generalistas— más peso tienen los anunciantes. Así que, ¿cómo sacárselo? Lo habitual es pensar que con las audiencias: buenas audiencias = muchos posibles clientes. Menos audiencias: o es un público especializado o de un rango menor y peores anunciantes —no digamos ya de los anuncios—. Es algo que se puede comprobar no sólo en las cadenas o programaciones locales sino, incluso, en las regionales que caen en desgracia. Los anuncios de Telemadrid, según ha ido perdiendo audiencias, se han ido acercando a los de bodas, bautizos y comuniones con una velocidad tan sorprendente como esperable. Obviamente esta pérdida de impacto e interés permite hablar de una crisis en el modelo de televisión pública que justifica también una venta al Capital privado. Y es que si usted no sabe buscarse una situación de todo ventajas es porque es poco ducho.

Pero volvamos a USA. ¿Qué tiene la audiencia de la CBS que no tiene la de la FOX? Edad. O, dicho al revés, la FOX tiene menos series con cantidades enormes de espectadores porque el segmento menos deseable de los mismos —es decir, a partir de los 50 años que, por lo visto, solo compran cosas de salud— está toda con la CBS. Más aún, la FOX tiene un éxito y lo exprime. Los chicos de Glee deberían estar buscando un Abraham Lincoln para que les libere de grabar discos, dar actuaciones y realizar tours. A otros como House se limita a venderlos en packs, más packs y repacks; además, claro, a mandarlos a hacer bolos por el mundo para promocionar sus series —idea esta tan loca que pareció funcionar y empezó a ser copiada por los demás—. De manera que en el trabajo del actor no está sólo actuar sino, además, vender la serie en la que actúa. De ahí la importancia que FOX da a todo tipo de eventos chorras con los que hacer un algo de ruido y dar esa sensación de somos una piña de televidentes.

Todos los años la CBS se queja de que teniendo las series con más seguidores el reparto de pasta no le favorezca más, y todos los años repite que también los mayores de 50 años tienen pasta, que no sólo los adolescentes pueden comprar cosas ni que los sesentones se gastan todo en Indasec. Con escaso éxito. Todos los años.

Peor aún: años como éste decide que hay que bajar la media de edad de sus espectadores. No, asesinándoles no. Buscando programas más jóvenes, programas como The big bang theory, que les puedan interesar por estar enfocados para ellos. Y entonces prueban algo como Ringer, que es considerado como propio de una audiencia más joven, y ellos mismos se lo derivan a la CW, canal adyacente en el que la audiencia de sus series (de Smallville QEPD a The Vampire Diaries, pasando por Gossip Girl) es directamente juvenil. De hecho, se caracteriza entre otras cosas por haber peleado abiertamente por lograr una audiencia juvenil femenina, dándole todo el bombo posible a series como Gossip Girl, aunque los éxitos de audiencia fueran Supernatural o Smallville. Algún comentarista de la tele decía que si se hubieran gastado el dinero de promocionar Gossip Girl —y, todo hay que decirlo, convertirlo en un programa de culto entre un cierto tipo de espectadoras— en respaldar otros programas de la cadena como, ehem, Veronica Mars, quizá les iría mejor con las audiencias. Y es que a veces parece que los que más éxitos tienen no saben lo que quieren. Lo que explicaría también la deriva de The big bang theory, que fue convertirse en la sitcom más vista y sufrir el efecto de la cadena, convirtiéndola en una de parejitas para un público treintañero, incorporando más mujeres al reparto.

Se supone que dinero llama a dinero, pero en la tele estamos aburridos de comprobar que no es así, sobre todo para las archipromocionadas series de media temporada, da igual que sean New Amsterdam o Happy Town; más aún, da igual que el dinero se lo hayan gastado en realizar la serie y no en darle bombo: Hablemos de Terra Nova.

Vendida por Spielberg a la FOX, con dinosaurios, preparada para estrenar en 2010 cuando los tests de público demostraban que poco menos que odiaban lo que veían, mandada a talleres y allí, decididos a aprovecharla, grabando toda la primera temporada del tirón para reducir los fabulosos gastos que estaba llevando el problema, perdón, el programa. Un año más tarde está preparada para el estreno, pero con el riesgo de que no van a poder tener reacciones del público. Bueno, seré claro: Reacciones tendrán, pero no podrán emplearlas en mejorar o cambiar la primera temporada; como mucho la segunda, si es que hay. Porque, como auguraban los teóricos del público —entre los que reconozco no encontrarme—, la gente no está especialmente contenta con estos dinos que están hechos como si tuvieran menos medios que una peli del SyFy. Su debut hace tres lunes resultó flojo, perdiendo contra las propuestas de la ABCDancing with the stars — y de la CBSHow I Met Your Mother — y haciéndolo por partida doble: DwtS sacó 16,5 millones de espectadores, 6,1 más que la comedia de Barney y prácticamente el doble de lo que sacaron los dinos; por su parte HIMYM se apuntó los mejores datos en la franja de 18/49, con un rating de 4,5 que ganaba por casi 1,5 puntos a los del Mira quién baila yankee y, por supuesto, a los dinos. De hecho, en la segunda semana las audiencias se han mantenido y sólo una leve bajada de esa franja de espectadores del programa de baile ha permitido que los dinos recorten algo de distancia, aunque siguen siendo terceros. Es decir: ¡Gracias a la NBC y su desastrosa programación por existir! En fin, no sé si Terra Nova tendrá segunda temporada, imagino que según logren un acuerdo para producirla; pero ahí tenéis claro que el dinero gastado no siempre significa dinero ganado.

Seguimos con la FOX y ahora toca hablar de Los Simpsons; es una serie de animación que quizá hayáis visto alguna vez, la suele poner Antena 3. Esta semana pasada han estado de bronca porque la FOX exigía un recorte en los sueldos de los dobladores de un 45% para renovarla; aparentemente el dinero que aún les hace ganar no era suficiente, bien porque la audiencia va cayendo, bien porque mientras esté en emisión no pueden hacer algunas cosas con ella como vender para sindicarla en cable o vender los episodios por internet, los acuerdos privados es lo que tienen… En cualquier caso se ha hablado mucho de lo que vale y lo que cuesta Los Simpson, cuánto afecta su emisión a todo el dinero que el mercha —otra de las paradas, entendido no sólo el derivado directamente de la serie en forma de set de DVDs, también cosas como muñequitos, camisetas o acuerdos con cadenas como Burger King —les reporta. Hasta el punto de que uno de los actores, el ex*_SNL_* Harry Shearer, que pone la voz a Flanders o al señor Burns entre otros muchos, ofreció rebajarse un 70% su sueldo a cambio de una participación en los beneficios de la serie. Al final llegaron a un acuerdo, una rebaja que se comenta del 30% y dos temporadas más para la cadena.

Como vemos el dinero está detrás de muchos de los movimientos y decisiones de las series; habrá quien diga que detrás de asuntos como renovaciones y continuidades —aunque eso nunca será del todo correcto— del mismo modo que el uso de un espacio concreto de televisión tendrá no sólo unas ganancias asociadas, también unos costes que pueden llevar a ponderar las series que se emiten. Cuando emitir algo sale más caro a la cadena — en el sentido de dejar de ingresar dinero e, incluso, de tener que vender más barato ese espacio publicitario de lo que se gana con la serie o, en el caso del cable, ofreciendo menos motivos para apuntarse a una cadena, o pack de cadenas, tema este complejo por su propia naturaleza norteamericana… — porque al final siempre podemos seguir el rastro del dinero.

Añadamos no sólo esto, también la creación de remakes de series antiguas: Hawaii 5-0 ha sido un éxito, Los Ángeles de Charlie está siendo un fracaso y el truco de hacer series de miniseries y viceversa demuestra, también, que la ficción es esquiva aunque adaptable. ¿Si no está seguro el éxito por qué se hacen? Pues porque cuentan con una ventaja en forma de los seguidores de la antigua versión, y porque esto —como las adaptaciones de productos extranjeros o personajes conocidos, ahí tenemos la futurible Hulk o la nonata Wonder Woman — sirve, además, para venderla al extranjero. Una vía de negocio tan lógica y legítima como la publicación en DVDs e igualmente fundamentada en: ¿cómo podemos sacarle —más— pasta a nuestra inversión?

Pasta, guita, dinero… al final siempre está ahí. Decía al principio del post que podía acabar dándose el caso de que estrenar algo imperfecto y cancelarlo puede acabar siendo la única solución viable para darle algo de salida a una serie ya aprobada. Así reconocen que no se equivocaron contratándola, rellenan algunas horas , generalmente donde menos daño pueden hacer, bien el viernes o el sábado que hay menos consumo televisivo, a veces en verano, sobre todo julio y, especialmente, agosto. y si la has cagado tan a fondo como la serie Friends with benefits te puedes acabar encontrando con tres años entrando y saliendo del taller para terminar siendo estrenado en agosto. Y el sábado.

De momento se han cancelado en la NBC —¡Esa cadena!— The Playboy Club, que ha sufrido no sólo los problemas propios e internos sino el sándwich que le hacían Hawaii 5-0 y Castle —por cierto, metidos en una interesante lucha en la que, por una vez, la ABC de Castle gana en espectadores mientras Hawaii 5-0 de la CBS gana en el segmento de interés—, además de por el lanzamiento fallido con toda la expectación por 2 hombres y medio y el roast a Charlie Sheen… La segunda, de la misma cadena, fue Free Agents, con unos registros flojos incluso para ellos, sobre todo con los buenos —e inexplicables— números que están teniendo las otras novedades en comedia, Whitney y Up all night. Como dato, llegó a los 4 episodios, así que se queda a 2 de la serie original británica. Pero la más rápida ha llegado de la mano de la CBS, que ha fulminado tras su segunda emisión la… comedia How to be a gentleman, de la que ya os hablaré a finales de mes. Con los saludables ratings de cadena, han decidido no cancelarla propiamente ni mandarla a talleres; la han desterrado a que muera los sábados. Ahí vemos trabajar el dinero de nuevo: No molesta, no hace mucho daño y se amortiza el dinero invertido aunque sea por la mínima. No parece que la FOX tenga mucho que preocuparse, no más que de Terra Nova, que ya ha pagado, o de la caída de espectadores de Glee y, tras la limpia del pasado verano, sólo Fringe camina por la cuerda. Por contra, la ABC tiene entre manos lo que podría ser la próxima cancelación del lote: Los Ángeles de Charlie; el problema es que pese a los datos espantosos el dinero podría estar en desterrarla y mantenerla para poder continuar con la venta al extranjero; o, si no mejoraran los datos, en quitarla de en medio pero seguir produciendo episodios hasta completar la temporada y endosársela a las cadenas extranjeras. Al fin y al cabo, el nombre vende tanto en esto como vendió en V. Esos retorcidos meandros que crea el dinero.

En fin, el dinero lleva a estas extrañas piruetas. Igual que ha favorecido sustituir series por tele-realidad, más barata de hacer, terminando con el reinado de los culebrones de la mañana. Aunque ahora se están encontrando con un problema diferente: Las telerrealidades son más baratas de producir, sí, pero no de vender. Como mucho se puede alquilar el formato, pero no da los beneficios de ponerlo por todo el mundo en cadenas primero y en packs luego. Menos gastos, sí, pero también menos ingresos. Así que ahora tendrán que elegir, de nuevo, su modelo. Porque ese es el problema del dinero: Resulta que no se multiplica solo.


Troy bien afilado

Uno de los creadores ingleses con los que tenía una deuda pendiente —al menos después de dejarle deliberadamente fuera de la selección de miniseries UK— era Troy Kennedy Martin, a quién ya mencioné de pasada al hablar del Reino Unido en los años sesenta.

Por hacer un breve repaso: Se trata de un autor que entró en la BBC a finales de los ’50, empezando con una mini sobre jóvenes soldados pillados en mitad del fuego cruzado en Chipre para luego ir creando obras y adaptaciones para series antológicas. Sin embargo fue en los años sesenta cuando empezó a destacar co-creando la longeva serie policiaca Z-Cars, una serie sobre la policía más cercana a la realidad y, por lo tanto, más oscura; nada de Dick Tracy aunque aún no pudiera llegarse a lo que sería Hill Street o NYPD. TKM se desentendió pronto de su creación, ocupado como estaba en muchos más proyectos pero siempre tuvo un buen recuerdo e incluso llegó a regresar en 1978 para escribir el último capítulo.

Pero Kennedy Martin había seguido trabajando más allá de la serie que le dio reconocimiento —incluso en esta columna— y así, a principios de los setenta se encontraba trabajando no sólo para la televisión en series como la sitcom sobre funcionarios If it moves, file it, sino también para el cine, medio en el que filmó un par de guiones que quizás le suenen al sufrido lector de estas vidas de creadores —aunque sea de un libro de historia del cine, de haberlas entrevisto en la programación o algo similar—. Se trata de The italian job y Los violentos de Kelly, unas pequeñas películas que no le apartarían de la televisión.

De hecho, en los años ’80 obtuvo alguno de sus mayores triunfos, como la miniserie de doce episodios que adaptaba un libro contando la vida del gran antecesor de James Bond: Reilly, Ace of Spies. Historia de un magnífico espía especializado en la ambigüedad moral y en triunfar con damiselas no especialmente en peligro que supuso todo un éxito para Sam Neill, aún una joven promesa entonces que se vengaba así de Timothy Dalton por haberle arrebatado el papel de Bond

REILLY: ACE OF SPIES: Movie Trailer. Watch more top selected videos about: Leo McKern, Jeananne Crowley

Desde la llegada de Margaret Thatcher al poder en el año 1979, coincidiendo además con Reagan en USA desde 1980, el clima de represión y desesperanza se había ido apoderando de la vida cultural. —Pero de eso también hemos hablado, menos mal que a esta serie de columnas le queda poco…— La guerra fría, la huelga de mineros o la lucha de la BBC por conservar la independencia hacía que la situación general pareciera desesperanzada; así, Troy Kennedy Martin comenzó a escribir una historia con vistas a hacerse serie pero pensando que jamás podría rodarse, no digamos ya emitirse: Magnox. Una historia sobre secretos oscuros, problemas radiactivos y un pequeño punto de… llamémoslo fantasía, pues hacía caso de las tesis de James Lovelock sobre la venganza de la Tierra.

Cuando Jonathan Powell, el responsable de la sección de Drama de la BBC a principios de los ochenta, echó un ojo a la versión en desarrollo decidió que aquello tenía posibilidades y que TKM debía seguir desarrollándolo. Para 1983 no sólo había una primera versión del guión terminada sino que, de hecho, había hasta un coproductor estadounidense — Lionheart International: sucesora de Time-Life Televisión, una distribuidora más conocida por llevar a USA y Canadá el Doctor Who y los Monty Python, que en este momento acababa de ser remodelada merced a un pacto que le daba su nuevo nombre y ponía al cargo junto a la BBC como socio americano a una cadena que acababa de cumplir una década: la HBO —y un director, el mismo que en Reilly, Martin Campbell, un tipo competente y sin ínfulas de autor que servía de contrapunto perfecto para Kennedy Martin poniéndole los pies en el suelo frente a sus ideas extrañas y fantasiosas.

Porque a TKN se le había terminado de salir de madre el asunto, sus puntos anti-naturalismo televisivo, anti-clasicismo, eran bien conocidos por todos — es lo que ocurre cuando incluso publicas un artículo en una publicación especializada condenándolo — pero sus ideas para esta obra en particular estaban más cerca de un guión psicotrópico para Dr Who que de una oscura miniserie conspiranoica y ecologista. Entre los cambios más destacados está la mayor batalla de todas, el final, para la que hizo falta que Campbell se pusiera de lado de la persona que más realismo pedía para la serie, su actor principal Bob Peck, que le rogaba que pensara en esto como en una serie. Al final la mediación del productor Michael Wearing uniéndose a la presión logró disuadirle de su idea original para el final: Ronald Craven, el protagonista, acabaría su vida convirtiéndose en árbol —final que un año más tarde sería usado con gran éxito en David, el gnomo, todo sea dicho—. Además de esto también cambiaría el título por uno menos críptico —el Magnox es un tipo de reactor nuclear—, dándole su nombre definitivo: Edge of Darkness.

Impresionante de principio a fin, con un primer capítulo que podría ser uno de los grandes ejemplos de cómo comenzar una serie, nos presenta a un policía, Ronald Craven, y a su hija Emma, una científica y activista ambiental, para, a continuación, matarla en lo que parece un ataque de algún enemigo de su padre a la casa en la que ambos se encontraban en ese momento. Por supuesto el padre sospecha pronto que el blanco podía ser realmente su hija, que estaba investigando una extraña historia de elementos nucleares, y así Craven irá bordeando la legalidad y conociendo a personas más metidas en el juego del poder y el espionaje, especialmente gracias al agente de la CIA Darius Jedburgh. Y esto no cubre ni la mitad del primer capítulo.

Intrigas medioambientales, gobiernos a ambos lados del océano escondiendo oscuros secretos, extraños momentos que superan lo onírico y un impresionante trabajo de todo el equipo, desde los actores a los responsables de la iluminación o la música que convirtieron a esta serie, emitida inicialmente por la BBC2, en tal éxito que tuvo que ser rápidamente repetida por la BBC1, se convirtió en una de las minis inglesas más premiadas de la historia y, andando el tiempo, acabó siendo adaptada al cine por los americanos tras 25 años de nada.

En aquella ocasión el actor principal fue un fan de la serie, Mel Gibson, reemplazando a Bob Peck que había muerto en 1999 —y que había logrado su papel más famoso como Robert Muldoon en Parque Jurásico— , aunque sí que repitieron el productor y el director, Martin Campbell, que estaba ya acostumbrado a pasar desapercibido dirigiendo producciones de acción de alto presupuesto — GoldenEye, La máscara de El Zorro, Casino Royale o su último filme Green Lantern, aunque algunos prefiramos recordarle cosas como Cast a deadly spell (Hechizo letal) — y que hizo de la película no sólo una particular celebración de la mini original sino, incluso, un particular homenaje a Troy Kennedy Martin.

Porque TKM, tras la serie y pese a su éxito, siguió trabajando en un poco de todo, hasta tal punto que su siguiente trabajo sería el guión cinematográfico de Danko: Calor Rojo

Aún haría alguna cosa más, participando como guionista en el telefilme Aguas turbulentas, una historia basada en hechos reales con submarinos nucleares chocando frente a las Bermudas, que tenía un presupuesto tan alto que reunía en su cast a Rutger Hauer, Martin Sheen y Max von Sydow para hablar —una vez más— de los problemas nucleares y las diferentes posiciones morales que podían sobrepasar las ideológicas.

También participó en Bravo Two Zero adaptando el libro autobiográfico de Andy McNab sobre un grupo de soldados británicos en la 1ª Guerra del Golfo, que tiene su principal atractivo en el trabajo de Sean Bean; del mismo modo que su último trabajo, la película Red Dust, colocaba a Hilary Swank como abogada defensora en un espinoso caso de torturas en Sudáfrica. Este film incluye un notable debate sobre hasta dónde se puede o se debe olvidar nuestro pasado para favorecer la reconciliación y la integración.

Lamentablemente Troy Kennedy Martin murió el 15 de Septiembre de 2009, al día siguiente de estrenarse esta columna, y desde entonces tenía pendiente dedicarle una entrada, explicando su obra, llena de gente real que busca el entendimiento, de complejas conspiraciones y de una gran fe en los seres humanos. Finjamos todos que esta columna de hoy salda esa deuda.