Animando Albión

En realidad todos conocéis a Brian Cosgrove y Mark Hall. Lo que pasa es que no os habéis parado a pensarlo. Sólo tenéis que situaros correctamente: Imaginad, Reino Unido, años setenta…

Un par de creadores de stop motion se reúnen con intención de fundar su propia compañía. Han estado trabajando en otros sitios, especialmente en Stop Frame Animation, pero ellos tienen ideas propias. del experimento sale una serie en stop motion llamada Chorlton and the Wheelies sobre un dragón en un mundo mágico. Fue encargado por la ITV y estuvo en antena de 1976 hasta el 79, logrando un pequeño éxito para la compañía.

El siguiente paso fue acercarse a la animación convencional, de ahí sale Jamie and the magic torch, un niño y su linterna con poderes que le permite acceder a, en fin, un mundo de fantasía. Aunque la animación era, en el mejor de los casos, rústica, les da tablas, permitiendoles que comience a sonar el nombre de su compañía.

Una serie más, sobre un explorador del espacio, para un público algo más adulto — es decir, más cerca de los 12 que de los 6 — llamado Captain Kremmer que tomaba un surtido de recursos de animación para presentar unas aventuras a ratos paródicas, a ratos futuristas, y con una mala baba soterrada muy de la época pero poco del destinatario.

En cualquier caso, lograron soltarse del todo gracias a la adaptación animada para televisión que la ITVThames mediante— les puso a hacer del clásico juvenil de Gerald Durrell El paquete parlante

Con unos conocimientos sólidos y habiendo fijado ya en el imaginario el nombre de su compañía, creado, claro, de sus propios apellidos: Cosgrove-Hall , sólo necesitaban un megabombazo para ser conocidos mundialmente.

Y entonces llegó él.

El parche más famoso de la televisión entre Falconetti y hasta la llegada de Intereconomía — siempre con el permiso de Tigh— protagonizó una de las series animadas más extensas de la historia británica con 10 temporadas entre 1981 y 1992. Fue, además, la primera serie animada UK en emitirse en USA, consiguiendo la esperable legión de fans, y vendiéndose por todo el mundo con pasmosa facilidad.

La estética británica de superespías desquiciados y misiones autocompletables, el sentido del humor o los villanos con estrambóticos planes, todos ellos se han incorporado a la memoria televisiva y son responsables en buena parte de la herencia que se deja ver en, por ejemplo, las partes de Perry en Phineas y Ferb.

Más aún, en un inesperado giro de acontecimientos la serie acabaría dando lugar a un segundo villano recurrente que iría más allá. Frente al Barón Silas Greenback, esa versión saposa del gran Ernst Stavro Blofeld, que contaba con su cuervo/pistolero Stiletto Mafiosa y con una pequeña… ahm.. ¿oruga? llamada Nero que acariciar como si fuera un gato blanco, constituyendo el epítome de los malvados de películas de espías, existió un segundo villano recurrente.

Cierto es que existió alguno más, pero casi todos eran de una sola aparición cuando no estaban directamente aliados con el Baron Greenback, excepto, por supuesto: Él.

Danger Mouse: Seaons 1 & 2 – Count Duckula!!
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Efectivamente, el Conde Duckula, patoso villano con un ilimitado amor por el showbusiness se convirtió en el segundo enemigo por excelencia de Danger Mouse. Con sus intentos insensatos de lograr una serie propia, su propio programa, el amor a la televisión y el convencimiento de que podía ser el centro de atención caracterizaban a un personaje que fue logrando el favor de los fans hasta que la broma se hizo realidad. De tanto aparecer para reclamar su propio programa poniendo al mundo en peligro las veces que fuera necesario por fin en 1988 decidieron que había llegado el momento. Le iban a matar.

Su primera aparición había sido en un episodio en el que Danger Mouse tenía que conseguir recuerdos de grandes monstruos, la segunda vez tuco capítulo propio y para la tercera, con Frankentoad ya estaba todo en preparación, acabaría convertido en cenizas. Y de esas cenizas surgiría su propia serie con su propio nombre:

Ahí están explicados todos los cambios. Sigue el amor por el espectáculo del Conde pero ahora sus dos secundarios, Igor y Nanny habrían resucitado las cenizas con un pequeño defecto de forma que le llevaría a ser vegetariano.

Además, servía para darle serie nueva a David Jason, el genial actor que había dado vida a Danger Mouse y multitud de secundarios — incluyendo el propio Duckula— e incluso al Toad de El viento en los sauces, un excelente cómico y actor que merece ser tratado más extensamente en otra columna.

Capítulos llenos de referencias al horror pero tomadas como referencias a casi cualquier otra cosa, y una actitud abiertamente mas cómica y determinada. Este nuevo Conde Duckula seguía además la estela de otras series de animación vampirocéntrica de los ochenta — pero seguro que lo recordáis — y supuso el último gran éxito de la productora.

En 1993 llegaría el final tanto de Danger Mouse como de Count Duckula, daba igual que se realizara un spin-off de esta última serie (Victor y Hugo) y se debió, sobre todo, a maniobras internas. Los problemas de la distribuidora Thames con la ITV y las diferentes subcontratas que supusieron la desaparición como tal de Thames y enviaron a sus empresas relacionadas a una dimensión paralela bastante oscura.

Antes de llegar ahí, a Cosgrove-Hall le había tiempo de hacerse con un buen fondo. Especialmente reseñable fue su adaptación a película para televisión del clásico de Kenneth Grahame El viento en los sauces que ganó un Bafta, un Emmy y consiguió que decidieran adaptarlo a serie.

El éxito de esta adaptación en stop motion fue lo suficiente para popularizar la obra, difundir el aspecto a la Brideshead que le dio Hall y llevar a la productora Rankin / Bass a hacer su propia versión en animación clásica.

Junto a estos encargos harían animaciones en series cortas o especiales televisivos —habitualmente como películas o mediometrajes— dedicados a personajes para los más pequeños, como el mítico programa inglés Rainbow —víctima también de la caída de Thames—, el Noddy de Enid Blyton o Alias, the Jester, a quien os voy a poner aquí por si os suena el diseño.

Entre las películas estaría la adaptación de El gran gigante bonachón de Wilde y, sobre todo, su puesta en contacto con Sir Terry Pratchett.

Camioneros, primera parte de la trilogía de los Gnomos de Pratchett, fue adaptada a una serie de stop motion con vistas a completar la trilogía en ese formato. Lamentablemente los reveses de Thames hundieron esa posibilidad pero, por lo menos, abrieron una vía de colaboración con el autor.

De esta manera, durante los años tormentosos de la década de los noventa lograron posicionarse como agentes libres, realizando series de limitado éxito como Fantomcat, una historia que mezclaba la idea de un personaje clásico con una ambientación pseudo-futurista, que tenía como detalle curioso el estar animada por un equipo español al que ya se habían encargado algunos trabajos para Count Duckula: Alfonso Productions.

La serie en sí no era gran cosa, pero a la ITV le sirvió lo suficiente como para encargar otra serie que mezclaba la idiosincrasia de la productora con éxitos como Las Tortugas Ninja y la paralela Motorratones de Marte, con la que compartía algún punto de partida, haciendo más notables las diferencias de Cosgrove-Hall con las empresas americanas.

A la vez, colaboraron con la BBC en la serie de stop motion infantil Oakie Doke de corta vida y los especiales adaptando los libros infantiles de Brambly Hedge —una comunidad de ratones autosuficientes en el campo inglés, ese tipo de cosa— y con Channel 4 retomando el contacto con Pratchett si bien no continuando la trilogía de los gnomos sino adaptando como serie a animación tradicional otras historias del Hombre del Sombrero.

Concretamente, Soul Music

Y Wyrd Systers

Con el consiguiente éxito entre los, digamos, circuitos de entusiastas, pero no el suficiente para que se encargaran más. (De hecho, las siguientes adaptaciones serían en Sky One con actores reales, pero eso… es otra historia)

El problema estaba en que para finales de los noventa las creaciones de Cosgrove-Hall cada vez tenían menos éxito y repercusión; sus últimas series: Lavender Castle —que unía CGI con stop motion—, Fox Busters, Bill and Ben o Andy Pandy así como los especiales del estilo de Little grey rabbit o el especial navideño de Postman Pat no lograban reproducir el éxito de los años ochenta.

Sus dos últimos intentos fueron directamente al corazón británico. No hace falta decir más que:

Sí, en 2003, dos años antes del relanzamiento, realizaron la serie de animación llamada Scream of the Shalka y presentada dentro del universo del Doctor Who pre-relanzamiento. De hecho, durante esos dos años fue considerada canon. Pero no, la verdad es que no funcionó todo lo bien que era esperable.

Su último gran intento fue hacer una película enteramente en CGI en 2004. El nombre era Theodore, la idea era lanzar una serie para niños de preescolar hecha por ordenador. Una cosa a la vez con mercado y vanguardista. El resultado…

El resultado fue la cancelación del proyecto antes de tener desarrollado por completo un capítulo siquiera y la absorción efectiva por parte de la ITV. Durante los siguientes años la ITV les iría dando encargos, y pese a la buena pinta de proyectos como Shadow of the Elves o a su trabajo en series como Pat, el cartero —sí, de nuevo— o The Likeaballs la gente de la ITV parecía tener claro su destino.

En 2009, de manera tranquila y discreta, cerraban los estudios Cosgrove-Hall.

Quedaban, eso sí, sus memorias. Aún a día de hoy muchas de sus creaciones siguen siendo emitidas por cadenas de todo el mundo, especialmente sus dos éxitos de los ochenta, Danger Mouse y El Conde Duckula, que pueden verse, juntos o por separado, en casi noventa países, por todas las regiones del mundo.

Y, quién sabe, siempre se ha hablado de realizar un film de animación recuperando a Duckula, quizá sea algo que veamos en los próximos años. En cualquier caso, y mientras eso sucede… Buenas noches a todos… ¡ Seáis lo que seáis!