Pilotística Deathmatchizantes Otoñal Septembresca Locurosa

Otra vez ha sido ese mes del año. Septiembre. El regreso de las series con las teóricas apuestas más importantes. El año que además logren que lo presentado sea lo más relevante va a ser un despiporre. Pero lo más importante es que eso significa una cantidad ridículamente alta de pilotos, motivo por el que logran su propio… ¡PILOTOS DEATHMATCH!

Seguimos con un año tumultuoso como tuvimos en Enero ? Febrero , Marzo ? Abril , Mayo ? Junio y Julio – Agosto . Antes de ponernos a ello, aprovecho para recordaros un par de cosas: La inclusión de vídeo suele deberse a que sea una serie especialmente buena, mala o curiosa. Podéis conseguir más información clicando en el nombre del programa, os llevará a su web oficial —y si no tiene, que ahí está la ITV, a lo más cercano que se me ocurre— y a la derecha podréis leer su procedencia: (AU), (CA), (NZ), (UK), (USA) y, por supuesto (OT).

Por cierto, llegamos en este mes a un hito. Hemos tenido este mes 39 series frente a las 30 del año pasado. Eso significa que sumados a los 216 que se habían estrenado hasta el final de agosto hemos llegado ya a 255 pilotos este año; si tenemos en cuenta que en 2012 fueron 223, podéis notar lo que la multiplicación de series ha supuesto. Muchos más candidatos compitiendo por nuestra —limitada— atención. Y precisamente por eso digo siempre…

¡Que comience la lucha!

Atlantis (UK)
A medio camino entre El Jabato y Hércules: Sus viajes legendarios, es una serie con una premisa demencial y un desarrollo de másdelomismo —además de cierto subexto gay— en el que un inicio en el mundo actual lleva a un tipo a buscar a su padre en las profundidades del océano, sólo para acabar en Atlantis junto a un batiburrillo de personas y situaciones de todo el imaginario grecolatino clásico. Y les da lo mismo reunir al Minotauro con dragones de dos cabezas porque este revoltijo les permite hacer lo que quieren. Incluyendo el tener como compañeros de aventuras —y de piso— a Hércules y Pitágoras.

Back in the game (USA)
De entre las sorpresas que uno se lleva en esto de los pilotos, una de las más agradables es cuando algo que parece másdelomismo resulta ofrecer una aproximación, si no original, al menos trabajada y con buenos actores poniéndolo en marcha. De esa manera la historia de la madre soltera —estupenda Maggie Lawson — que se hace cargo de un equipo de perdedores — baseball esta vez— mientras discute con su familia —su padre, interpretado con su habitual brillantez por James Caan — logra una inesperada segunda vida. Hay que verlo para creerlo.

Betrayal (USA)
Lo primero que uno piensa cuando está viendo esta serie es en la premisa parecida a la de Crimen perfecto: una mujer casada conoce a un hombre por el que siente una fuerte atracción; lo que ella no sabe es que él podría tener una agenda oculta, y su marido también. Salvo que cuando se empieza a desarrollar esa agenda esto empieza a pareces La Tribu de los Brady: Sara Hanley (Hannah Ware) conoce a Jack McAllister (Stuart Townsend) que es un abogado defensor. Lástima que ella esté casada con Drew Stafford (Chris Johnson), un brillante fiscal, y tenga un hijo de siete años, Oliver. Pero, claro, es que Jack también aporta su propia familia, porque está casado con Elaine (Wendy Moniz), dueña de un café y madre con él de gemelos adolescentes: Valerie (Elizabeth McLaughlin) y Victor (Braeden Lemasters), además de ser la hija de un poderoso y ominoso empresario, Thatcher Karsten (James Cromwell), al que su marido aconseja. Si creéis que a estas alturas estamos a medio camino entre un culebrón y Soap esperad a oír lo mejor, porque mientras los amantes juegan al que sí, que no, muere Lou, el cuñado de Thatcher. Asesinado. Y le echan la culpa a T.J. (Henry Thomas), que es el hijo con problemas mentales de Thatcher, hermano de Elaine y tío de… ¡Da igual! El caso es que —obviamente— Jack le defenderá en el juicio mientras que Drew le acusará. La verdad es que es más divertido de contar que de ver, sobre todo porque las cosas no acaban de funcionar del todo en este megaculebrón criminal. Qué le vamos a hacer, no todos pueden ser REEEVEEEENGEEEE.

By any means (UK)
Lo primero en lo que uno piensa al ver By any means —lo segundo, si contamos: ¿No había una serie documental con este nombre hace no tanto?— es que alguien parece haber decidido darle otra oportunidad a Hustle en un formato nuevo. Una rápida visita a los títulos de crédito nos enseña a Tony Jordan de nuevo, así que ahí tenemos la respuesta. Hustle —o ,si preferís su adaptación americana, Leverage— nos enseñaba a unos timadores que iban contra los malos; aquí tenemos a un grupo secreto que debería recordarnos a Misión Imposible pero que se acaba pareciendo a una mezcla de la citada serie con Los ángeles de Charlie. Tampoco me quejaré en voz muy alta, es realmente disfrutable como concatenación de sucesos poco probables y no muy inteligentes. Pero poco más.

The Blacklist (USA)
Dentro de la avalancha de series de este mes siempre acaba saliendo algo que merece la pena. En este caso lo que merece la pena es la actuación de James Spader en un personaje a medio camino entre Aníbal Lecter y Kingpin, un Moriarty moderno que sirve de asesor a criminales y organiza sus propios golpes hasta que decide —por motivos nada claros— aliarse con el FBI para reducir a su competencia. Y, de paso —más misterios—, pide a una agente en concreto con la que trabajar. El evidente pastiche de ideas ya conocidas, ideas que no hay que buscar muy lejos para encontrar adaptadas recientemente como el ladrón reformado que hay en, v.g., White Collar… Y, sin embargo, funciona. Funciona proque Spader está inmenso — * COF * — y logra que la acción no importe tanto como lo que nos transmite. Ahora a esperar que no se repita demasiado.

Blackout (UK)
¿No hubo una serie con este nombre el año pasado? Pues sí. Pero esto es… distinto. Me cuesta tanto llamarlo serie como negarle esa naturaleza. Comienza desde una posición hipotética, un ataque ciberterrorista sobre Londres que destruyera su suministro eléctrico. A partir de ahí esta mezcla de documental y ficcionalización loca trata de explicar lo que nos encontraríamos y cómo solucionar los distintos problemas. Imagino que a los adictos a la distopía les gustará, pero a pocos más.

Boom Town (UK)
¿Qué es esto? Preguntarse esto viendo una serie no es malo. Preguntárselo cuando has terminado de verla —o varios días después— ya es otra cosa. De nuevo un juego de formatos. Por un lado hay un reality documental, por el otro… ¿ sketches ? Es difícil de decir qué es lo que ocurre en esta extraña ciudad prefabricada que ha sido servida por gente a la que se le ha dado la posibilidad de crear una segunda identidad a su gusto. Tener una personalidad ya es difícil como para los juegos de realidad y ficción que parece proponer este… esta… esto.

Brooklyn Nine-Nine (USA)
Hay una forma sencilla de hablar de esta serie. Pero requiere conocer Barney Miller. Porque lo que tenemos aquí es una reimaginación de Barney Miller en los parámetros de Psych. Y si no lo conoces permíteme que te hable un momento: Barney Miller fue una serie que podríamos llamar el reverso cómico de Canción triste de Hill Street, un grupo de policías con sus vidas, problemas e interacciones que interactuaban entre ellos y resolvían casos, a veces. En ocasiones se ha tratado de repetir su éxito, la más reciente con The Unusuals. Pues bien, aquí tenemos a lo más exitoso que ha salido de esta aproximación, confío en que por mucho tiempo. Andy Samberg está tan excelente como insoportable en su personaje, y es difícil no pensar en el Shawn Spencer de James Roday en Psych como la versión fuera de las fuerzas del orden del personaje. Pero además tiene un buen repertorio de secundarios, casi todos ellos cómicos que además trabajan como actores, con mención especial para Andre Braugher, que hace de straight man como pocas veces se ha visto en televisión antes. Así que ésta es mi comedia favorita de entre las novedades del mes.

The Crazy Ones (USA)
Es imposible creer que esta serie tiene un guión de verdad. Salvo que imagines que el de Robin Williams está en blanco y el de los demás incluye Si puedes meter cuchara aprovecha y di. Como tal, y teniendo en cuenta que está secundado por una Sarah Michelle Gellar que cada vez es peor actriz, sólo se puede recomendar a gente que Ame de verdad a Williams. A ellos les encantará, seguro.

Dads (USA)
Es curioso como de diferente es la percepción de la gente. Si habéis escuchado algo sobre esta serie posiblemente sea que es mala. Lo es. Y puede que oigáis incluso que es la peor serie nueva en años. Y ahí ya no, que hemos sobrevivido horrores como Work it up, How to be a gentleman o Kath & Kim. Es una serie mala, incluso muy mala, pero no lo es de una forma estridente sino por puro anquilosamiento, es ante todo rancia, todo huele a viejo y podrido en su guión, desde los clichés raciales y de género que usan hasta las mismas rutinas empleadas. Y es una pena, porque —de nuevo como Kath & Kim — hay buenos actores aquí dentro, desde los protagonistas — Seth Green, Giovanni Ribisi — a sus padresPeter Riegert, Martin Mull— así que quizá sería mejor dejar que se sentaran en una mesa y hablaran antes que hacerles tratar de levantar otro de estos apolillados guiones.

Father Figure (UK)
¿Por qué? No, en serio: ¿Por qué? ¿En qué momento puede parecer buena idea que lo que hace falta es otra serie sobre un padre de familia que se dedica a sus chapuzas en casa y aunque todo el mundo le quiera por no ser un papá comandante, le dejen vivir sus días felices porque saben que un padre sabe qué es lo mejor? ¿Eh? ¡¿En serio, BBC?! Ah, que había un radioserial cómico y han decidido adaptarlo. Así que tampoco aprendieron NADA del Count Arthur Strong

The Fuzz (USA)
¿Cómo podría salir mal una serie con muppets? Pues lo consiguen. Y mira que era difícil. Pero esta serie de humor en formato corto, la propia versión para Yahoo de las del Adult Swim, sigue un acercamiento similar al de Avenue Q o Los Feebles sin lograr en ningún momento ser tan transgresora como la segunda o tan divertida como la primera. El resultado es un revoltijo de buenas intenciones que logran —pecado mortal— que una serie de diez minutos se haga eterna.

Ghost Ghirls (USA)
Por contra esta es la mejor serie del lote de Yahoo, un par de amigas investigadores psíquicas en un mundo con fantasmas y mucho más. Episodios breves pero fundamentados, el apoyo de rostros cómicos —y más, gracias a que la produce Jack Black— conocidos y unas anécdotas perfectamente desarrolladas en su breve espacio de tiempo. Además, por supuesto, de la increíble química entre sus protagonistas, Amanda Lund y Maria Blasucci. Puede ser una serie hecha casi sin medios pero logra que no te fijes en lo barato sino en lo bueno.

The Goldbergs (USA)
¡Ah, los ’80! Esta serie me hace recordar tantas cosas. Por ejemplo, la vez que los tipos de That’s ’70 show decidieron hacer un spin-off en los ’80 y se pegaron una leche, o cuando los ingleses decidieron continuar Life on Mars en Ash to ashes y casi hunden la historia… ¡¿Tan difícil es comprender que sólo por meter una ambientación temporal de los ’80 no se consigue una buena serie?! Más aún, si decides olvidarte de un guión y sustituir los chistes por Brooke Shields y clips de Karate Kid para esconder el débil esqueleto cómico lo raro es que no te pase nada peor. ¡A evitar!

The Ginge, the Geordie and the Geek (UK)
O, dicho de otra manera, Graeme Rooney, Paul Charlton y Kevin O’Loughlin. A los que habría que añadir el coguionista y director John Hoggart. Basado en sus actuaciones en festivales de comedia o de improvisación, la BBC ha decidido darles su propio programa de sketches. Y se quedan en un punto muerto. Parece que hay talento y se suceden con rapidez las situaciones, pero ninguno de los sketches logra ser lo suficiente divertido como para tener ganas de más. Tratan de recuperar las esencias de The Fast Show, pero no les acaba de salir. Una lástima.

The Guilty (UK)
Tamsin Greig es una buena actriz y esta serie de british noir, sobre la desaparición de un niño que es retomada años más tarde tras un descubrimiento fundamental, no está mal. El problema es que tampoco destaca o sobresale por nada. Es el equivalente a un libro de misterio comprado para rellenar el tiempo durante un viaje. Te mantiene ocupado sin pedirte mucha atención y como llega se va.

Hello, ladies (USA)
Stephen Merchant es un tipo agudo, un tipo divertido, y esta serie protagonizada por él para la HBO deja claro que es un traje a medida, con las peripecias de un pobre hombre en busca del amor. Situación embarazosa tras situación embarazosa, fracaso amoroso, choque inesperado, error social… bueno, os podéis hacer a la idea. Hay algo de intento de repetir el éxito de Larry David o de Louis CK en esto… salvo que no funciona. Es difícil que los personajes, empezando por el Stuart de Merchant, importen menos y todas esas situaciones embarazosas suenan a repetidas. ¿Cómo ha podido pasar algo así? Ni idea. La serie está llena de gente con talento que no logra hacerlo divertido. Le daré un par de capítulos más por ser Merchant, pero me temo que estamos ante uno de los fiascos de la temporada.

Hostages (USA)
No logro entender qué necesidad hay de hacer de esta serie algo distinto a una mini. Tampoco acabo de entender qué pinta Dylan McDermott y su cara de palo aquí dentro, en lo que podría haber sido sobre el papel un juego del gato y el ratón con un claro estilo á la 24, pero, a fuerza de forzar los tópicos, lo convierte en una de esas delirantes narraciones imposibles de Lifetime llenas de secretos y personas rotas. Toni Collette y Tate Donovan hacen lo que pueden y logran mantener un cierto interés, incluso McDermott se mueve un poco. No es que el piloto sea horrible, ni mucho menos, pero la sensación es que conviene sobre todo porque no tardará en colapsar.

Ironside (USA)
Si tuviera que ver una serie para horrorizarme de lo mala que es elegiría ésta. No sólo porque parece muy claro que han usado el título sólo porque el personaje central va en silla de ruedas, también porque carece de una redención. No es irónica, ni lo pretende, y no disfruta y abraza su chapucerismo. El resultado es una serie bastante aburrida en la que un policía furioso en silla de ruedas aparece en escenarios —no le vemos llegar ni irse— mientras unos ineptos tratan de encuadrarle de manera no muy forzada —se ve que no se les ha ocurrido verse series en las que hay personajes en silla de ruedas como, digamos, Glee — mientras desarrollan una de las historias de trasfondo más ridículas y aburridas que he visto en mucho tiempo. Llenarlo de escenas irrisorias —una orgía con máscaras, un entrenamiento con flashbacks, un policía dando una noticia desde mitad de una escalera para estar a la altura del protagonista, una escena de sexo en silla de ruedas que parece una parodia— y rematarlo con el peor final posible —no os lo desvelo porque tampoco me creeríais— tampoco ayuda. El resultado final es un quiero y no puedo, le gustaría jugar en la liga de 24 o CSI: Miami, pero no alcanza ni a Los vigilantes de la noche.

Losing it (USA)
Si alguna vez necesitáis una entrada para un Top de Peores ideas de Yahoo no se os puede olvidar este… ¿programa de entrevistas? en el que John Tío Jesse Stamos habla con famosos sobre su primera vez. Que tuvieron sexo. Con otra persona.

Lucky 7 (USA)
El original inglés, The Syndicate, no era gran cosa. Un grupo de personas gana la lotería y eso cambia sus vidas. Desde entonces la premisa no ha mejorado, ni se ha hecho más moderna, y —sorpresa, sorpresa— lo americanos no han logrado unos actores más creíbles o interesantes. Ha ganado en espectacularidad, eso sí. Pero con eso y todo sigue sin compensar lo sobado del concepto.

Marvel’s Agents of S.H.I.E.L.D. (USA)
NCISHIELD. La impresión general es positiva, y desde el piloto se puede expandir mucho el concepto y profundizar en los personajes, sin duda. Pero aunque esta serie tenga esencia de Whedon —Sea Joss, sea Jed— se nota que es un producto diseñado para arrasar agradando. Es lógico que Marvel, Disney y la ABC hayan querido minimizar los riesgos, pero eso le da un aspecto un poco prefabricado. No es mala en absoluto y algunas de las decisiones, como dejar clara la integración en el universo Marvel cinematográfico o, en un gesto muy Whedon, apostar por la diversidad y los personajes femeninos, son novedosas. Esperemos que no la caguen. —Y sí, este piloto es más como el de Firefly que el de Buffy o DollHouse. A mí me parece bien—.

MasterChef Junior (USA)
Cualquiera que lleve leyéndome el tiempo suficiente, especialmente los que leyeron el año pasado mi repaso a los programas gastronómicos, me habrá leído elogiar el MasterChef Junior australiano como uno de los tres mejores programas concurso eliminatorios de la televisión —siendo los otros dos el Top Chef USA y The Great British Bake Off de UK—. Así que esperaba su versión americana con tantas ganas como escepticismo; daba por hecho que, igual que la versión americana diluía la parte didáctica que tenía la versión australiana con el concurso adulto, se centrarían en eso también con los niños. Y así ha sido. No es un mal concurso, en absoluto, pero en el camino ha perdido eso que hacía tan interesante a la australiana. Eso sí, los “pequeños” cocinan que da gusto verlos.

Masters of Sex (USA)
¿Una cadena de cable recurriendo al sexo para vender una serie? ¡Inesperado! La historia detrás —no el informe Kinsey, que es algo más antiguo, sino los posteriores de Masters & Johnson, aunque a juzgar por el piloto piensan fingir que lo de Kinsey nunca ocurrió para hacerles más pioneros— es razonablemente interesante en lo académico, aunque decididamente aburrida en lo personal; pero como permite además usar ambientación de época, lo raro es que no se les hubiera ocurrido antes. El resumen es que, igual que las películas de Dwain Esper o esos espectáculos de feria que pretendían alertar sobre los perjuicios de una vida sexual desordenada como tapadera para ofrecer un espectáculo sensacionalista, aquí se nos habla de divulgación histórica como coartada moral para lo —irónicamente igual que en el pasado— poco que vamos a ver.

The Michael J. Fox Show (USA)
Mal. Mal, mal, mal. No se trata ya de que hayamos visto en multitud de series a Michael J. Fox regresando tras su retirada por enfermedad, comenzando por Scrubs hasta llegar a su cima en Larry David e incluyendo Rescue Me o Boston Legal entre medias, es que además en todas estas series fue usado mejor. Bien porque tenía menos papel, bien porque desarrollaba una mala baba que aquí brilla por su ausencia. Cualquier atisbo de transgresión que pudiéramos decidir creer que existía en el piloto desaparece en el episodio siguiente y lo que obtenemos es otra serie familiar más, con un Michael J. Fox procurando ser encantador pero no logrando pasar de ramplón.

Mom (USA)
Chuck Lorre reúne a dos buenas actrices para hablar de conflicto generacional o algo; en realidad es tan indistinguible de 2 Hombres y Medio que da un poco lo mismo lo que Anna Faris y Allison Janney traten de lograr, los guiones formulaicos hacen imposible salir o evolucionar. Una lástima.

Pat And Cabbage (UK)
Dos mujeres de mediana edad que no se resignan a un estilo más tradicional, un buen punto —sobre todo uno poco habitual— pero no un buen desarrollo. Es una lástima porque lo que podría haber sido una serie interesante acaba siendo una obra sencilla enfocado a los mayores.

Peaky Blinders (UK)
Una de las series que más esperaba; y es una buena serie, sin duda, aunque no tanto como yo esperaba. Pero ahí la culpa ya es mía. En cualquier caso, Cillian Murphy está magnífico como la persona fundamental en una familia de gangsters ingleses y Sam Neill no lo hace nada mal como el policía que les persigue. Pues bueno.

SAF3 (USA)
¿A quién se le puede ocurrir hacer una bastardización mezclando una serie de vigilantes de la playa con una de bomberos? ¿Y en qué momento pensaron que lo mejor era poner al frente a Dolph Lundgren? Pues a Gregory J. Bonann, que para eso es el creador de Los vigilantes de la playa y de la irrepetible Thunder in Paradise. Aquí el resultado es más predecible, para eso el juego es ofrecer una serie como si no hubieran cerrado las otras. Así que si os queréis sentir transportados al pasado…

Serangoon Road (AU)
HBO Asia y la australiana ABC ofrecen una mezcla de aventura e historia poniendo el centro de la historia en el Singapur de los ’60. A partir de ahí racismo, clasismo y conspiraciones panasiáticas, con un australiano que decide echar una mano a una viuda con un trabajo detectivesco y acaba en mitad del bajo mundo de la ciudad. Inesperadamente interesante, quizá algo lenta y a ratos demasiado ocupada en su propio exotismo, pero sin duda una apuesta a seguir.

Sleepy Hollow (USA)
Puedo decir sin tener que pensarlo que de entre todas las series de este mes con ninguna me lo he pasado tan bien como con esta. De estructura claramente explosiva e ideas absolutamente enloquecidas, la reimaginación del clásico de Washington Irvin en una historia de policías compañeros metidos en un mundo cercano al de Supernatural que se beneficia y mucho de la interpretación completamente en serio que Tom Mison, en su papel de Ichabod Crane, ejecuta con una convicción digna del mejor Adam West. Si os gusta Supernatural o las series fantásticas que no tienen miedo al exceso os lo vais a pasar en grande con esta.

Tiny Commando (USA)
Un reparto estelar para una serie corta, de nuevo Yahoo, que funciona más como Sketch que como serie en si misma. Durante una misión un Navy SEAL es miniaturizado hasta una altura de unos 10 centímetros. Quizá os parezca que diez centímetros no es mucho, en cuyo caso estáis viendo pasar la mitad de los chistes de la serie ante vuestros ojos. Por lo demás, el productor de la serie se encarga también de actuar como archienemigo contra este pequeño supersoldado que actúa ahora como mercenario o investigador ayudado por Mitzi, su asistente de tamaño normal. Como decía antes, el que el protagonista sea Zachary Levi, su ayudante Gillian Jacobs y el villano Ed Helms ayuda a seguir una serie que parece que podría funcionar mejor si tuviera más tiempo o si fuera más breve.

Trophy Wife (USA)
Otro éxito inesperado. Una serie familiar que parece parte de la modernfamilyxlotation solo que con la tercera esposa de un abogado, sus ex y los hijos de éste, más su mejor amiga. Por supuesto todo eso podría ser un desastre, pero resulta que las creadoras de la serie, Emily Halpern y Sarah Haskins, que querían ironizar sobre el concepto, tuvieron la suerte de convencer a Malin Åkerman de que su idea era burlarse de esa idea preconcebida de que una mujer más joven con un hombre mayor es solo un florero y consiguieron, además, convencer a Bradley Whitford para ser el único hombre de una serie en la que sus ex son interpretadas por Marcia Gay Harden y Michaela Watkins y la mejor amiga de la protagonista es Natalie Morales. Así que talento hay, sólo falta ya ver si son capaces de llevar la serie más allá de los terrenos familiares.

Uncle Grandpa (USA)
Peter Browngardt ha trabajado en algunas de las series de animación para jóvenes adultos más celebradas, como Flapjack o Adventure time y tuvo su propio programa en Carton Neetwork, Secret Mountain Fort Awesome, del que esta serie funciona como sustituto y spin-off. Su idea de construir los capítulos es juntar cosas extravagantes. Imagino que pensará que así todo es inesperado, novedoso y divertido. En realidad el resultado es el mismo que abrir una puerta y que se te venga encima el escaparate de un chino: Incongruente, pesado y difícil de aguantar.

We Are Men (USA)
Mala. Mala serie. Mala serie rancia. Mala serie rancia que, además, tiene a gente a la que se le podría sacar partido como Karl Penn o, sobre todo, Tony Shalhoub, pero un guión arcaico, la absoluta inanidad de su teórico protagonista, el semidesconocido Chris Smith y un Jerry O’Connell que interpreta como si le hubieran pedido que interpretara a la versión sobreactuada de Tom Cruise y se está ganando a pulso que le monten una intervención para que deje de hacer comedia, acaban de darle la puntilla.

We Need Help (USA)
Otra serie de Yahoo, otro problema de tiempos. Y aquí más divertido todavía porque logran que las excusas argumentales queden o muy cortas o muy largas. Así que se mezclan capítulos que se estiran con otros que se comprimen. Manejar el formato es un arte también y aquí no saben hacerlo. Por suerte están las protagonistas, Cheryl Hines y Rachel Harris, interpretando versiones ficcionales de si mismas: actrices cómicas medioconocidas que comparten un asistente. Aun teniendo en cuenta que los episodios se mueven entre los 7 y los 10 minutos, más le valdría a Yahoo permitir una mayor libertad en el formato para adaptarse mejor a la historia, ¡que no se le va a acabar internet!

Welcome to the family (USA)
¡Más familias! ¿Qué toca ahora? Ah, sí… Adolescentes embarazados que juntan a sus familias contrapuestas. ¡Y parecía que el buen, viejo 2009 nunca iba a volver! Mi apuesta es que los productores no tendrán que preocuparse por la legislación para rodar con bebés. Eh, ¡quizá cuando la cancelen puedan rodar un Very Special Episode!

The Wipers Times (UK)
¿Sabéis esas veces en que termino diciendo “Y por eso es necesaria la existencia de una televisión pública.”? Pues ésta es una de ellas. No es exactamente una serie, y no me refiero a que no tenga varios capítulos tanto como a que es la narración de un hecho histórico real, la creación de un periódico en las trincheras de la Primera Guerra Mundial por parte de combatientes, con un tono entre serio e irónico que le convertiría en uno de los pioneros de un género que crearía ilustres sucesores como el británico Private Eye o el francés Le Canard Enchâiné. Así, Ian Hislop y Nick Newman hablan de sátira, de periodismo, de la Primera Guerra Mundial y de camaradería, y lo hacen con un reparto de actores estupendos, con Ben Chaplin y Julian Rhind-Tutt en cabeza y un elenco de secundarios que incluye a gente como Michael Palin. Una pequeña pieza que sirve para recordar unos sucesos, animar a repetirlos y crear a la vez algo memorable. Y por eso es necesaria la existencia de una televisión pública.

The Wrong Mans (UK)
Una gran combinación con sólo algunos problemas menores. Claro que esos problemas están, una vez más, en lo complicado que es aceptar un doble acto como éste sin pensar de inmediato en otras parejas a las que hemos visto pasar antes por esto; sobre todo porque la química entre Matthew Baynton y James Corden no es tan buena como la que pudieran tener Steve Martin y John Candy o Pegg y Frost. Y eso es algo importante cuando tenemos una comedia de acción en la que dos personas —compañeros de trabajo— se mezclan en una mega conspiración. La serie está, eso sí, brillantemente rodada, se nota el dinero y el cuidado en las escenas de acción. Quién sabe, igual hasta mejora.

Con eso y con todo, las cadenas se han centrado más en recuperar series antiguas que en estrenar propuestas nuevas, lo que demuestra que cada vez confían menos en sus novedades. Habrá que ver si en lo que queda de año —incluyendo Almost Human — logran sacar algo interesante.


Recuperaciones Doctorales Ruseíasl Tedeivies Ecclestonales

El recuerdo de Doctor Who se había mantenido pese a los desastrosos resultados del telefilme gracias a su presencia en otros medios como una suerte de Universo Expandido imitando la técnica de supervivencia que había mantenido vivos a los fans, o que los fans habían usado para demostrar que seguían ahí, que Star Trek o Star Wars habían tenido que usar antes. No sólo en audio y libro, también en producciones audiovisuales secundadas por los seguidores aunque de carácter completamente extraoficial.

El interés seguía allí, solo que los directivos de la BBC parecían más interesados en vender licencias, merchandising y material de la serie original que en poner en marcha una nueva serie. Mientras tanto, los aficionados iban conspirando a sus espaldas, no solo con el trabajo de la productoras, sobre todo de Reeltime y su Wartime, Downtime y Shakedown entre otras, o Bill & Ben Video, o BBV, que estaba desarrollando series como The Strange, PROBE, Autons… También en otros puestos más inesperados.

Richard Curtis estaba montando el esquema del Comic Relief para 1999 junto a Rotwan Atkinson cuando se le ocurrió realizar una parodia de Doctor Who y encargársela al megafan y creador de Press Gang (La pandilla plumilla) Steve Moffat. De ahí nació una de las obras fundamentales del periodo de entreseries , The Curse of Fatal Death.

En ella, además de múltiples guiños a la serie clásica —por poner dos, el título es una parodia del The Deadly Assassin de la era Baker, Tersurus era el planeta en el que el Master se encontraba en esa misma historia— Moffat aprovechaba para incluir a actores que ya habían sido candidatos para la película o el telefilme como Richard E. Grant o Hugh Grant e, incluso, la tan discutida regeneración en mujer, Joanna Lumley mediante.

El éxito y la repercusión llevaron a la BBC a decidir reactivar el personaje, y lo primero fue recuperar la serie clásica a partir de los episodios de Pertwee en la misma franja que usaron para recuperar los supermarionation de Gerry Anderson. El experimento resultó fallido, atrayendo a muy poca audiencia, de manera que incluso el proyectado regreso Doctor Who 2000 quedó en suspenso. Condenando al siguiente intento a tener que realizarse fuera de televisión.

Aún teniendo en cuenta que el siguiente punto de celebración era el 40 aniversario de la serie en 2003. Lo que les llevó a pensar en el nuevo medio de comunicación de masas: Internet. La decisión inicial era buscar un público entre los seguidores que estaban en internet.

A la vez que esto se iba perfilando emergía también una segunda corriente en la BBC, la de los que pensaban, como la nueva Controller Lorraine Heggessey, que había que recuperar al personaje para el nuevo público, y para el viejo, por ser un valor seguro y establecido para la cadena. Un primer paso eran esos seriales para internet, que se usarían a la vez para comprobar la validez de la iniciativa. La idea original era sacar uno cada año pero pronto se vio que no era posible.

También se dieron cuenta que su aproximación original, una radio novela con imágenes que sirvieran como ilustración de la historia, era una completa tontería, así que pasaron a integrarlo todo de una vez y buscar la ayuda de Cosgrove Hall para que realizaran una serie de animación para internet, es decir, menos Danger Mouse y más… Flash.

Mientras tanto Heggessey se encontró con Julie Gardner, la Jefa de Drama de BBC Gales que, harta de la inacción sobre la serie, vio una oportunidad para apoyarse en las políticas de descentralización que la BBC estaba apoyando en ese momento para no tener centralizada toda su producción en Londres. De modo que se ofreció a ocuparse con su departamento de la producción de la serie que pasaría a rodarse en Cardiff.

Mientras tanto, y recuperando el concepto para el 40 aniversario, se logró crear Scream of the Shalka, suerte de serial on-line con una animación francamente mejorable y un guión algo embarullado que contaba con un Noveno Doctor al que ponía voz uno de los participantes en Curse of the Fatal Death, Richard E. Grant y en el que aparecían villanos en diversas encarnaciones como un pseudo- Master al que ponía voz Derek Jacobi. El resultado fue bastante discutido.


Scream of the Shalka Part1 por tardismedia

Pese a lo cuál, demostró el interés en nuevas aventuras del Doctor. Y también la necesidad de cuidar a los fanes antiguos. Y les convencieron de buscar a alguien que entendiera el personaje y pudiera entrar en esa idea de creador/fan que había puesto de moda Joss Whedon. Buffy sería una de las referencias a la hora de hacer la serie mientras que otras como Expedientes X o la forma de recuperar una serie con Battlestar Gallactica, y sus respectivos responsables: Chris Carter y Ronald D. Moore, quedarían como ejemplos de los que se podían tomar ideas pero cuyo tono resultaba demasiado adulto para lo que la BBC buscaba.

El problema estaba, según un documento de la división de Marketing de la BBC que cita James Chapman en su libro Inside the TARDIS, en que los años de inactividad habían cambiado la percepción de los espectadores sobre la serie:

Su legado puede ser una ayuda y un obstáculo. Por un lado, los padres pensarán que el programa será para sus hijos (dado que los padres lo veían cuando eran pequeños), pero los niños pensarán que es para sus padres (puesto que los padres conocen Doctor Who y ellos no).

Más aún, lanzar la serie en su horario tradicional de los sábados por la tarde implicaba una batalla incierta que incluía, además, los cambios en la televisión ocurridos desde finales de los ochenta, con la multiplicación de canales y accesos que había disminuido las audiencias.

Y, sobre todo, necesitaban a un responsable respetado que, además, conociera al personaje y las necesidades de una serie fantástica. El elegido —que ya se había postulado en el pasado de la BBC— fue Russell T. Davies, que había estado detrás de dos series juveniles con toques fantásticos como Dark Season y Century Falls, había ganado un BAFTA como guionista gracias a una historia especial para Children’s Ward gracias a un guión sobre pedofilia, internet y fans de Expediente X, pasando de allí a los culebrones ingleses, como Springhill y, finalmente, al éxito internacional de Queer as folk, una serie sobre las vidas de un grupo de homosexuales en Manchester que incluía en un episodio la explicación de la importancia de Doctor Who dentro de la comunidad gay británica.

Con Davies, que había escrito uno de los libros de las New Aventures de Virgin, ganaron además una persona con una visión clara de lo que el personaje necesitaba. Abrazar la continuidad sin dejar que les guiara.

Sólo quedaba un obstáculo: BBC Films, inasequible al desaliento, estaba intentado poner en marcha una película sobre el Doctor para la que habrían logrado a Paul Thomas Anderson como director en coproducción con Artissan Entertaiment. Precisamente esa condición de compartir los costes y beneficios fue lo que logró que finalmente la BBC optara por una serie y no una película. Ya podían buscar un protagonista.

Russell T. Davies, RTD, se puso a armar el equipo y contactar con gente que había trabajado o estado interesada antes en el personaje como Steve Moffat o Mark Gattis, ambos escritores de novelas y colaboradores de diferentes tipos de versiones del personaje, así como a otros más apartados como J.K. Rowling, su idea era lograr un equipo amplio y, a la vez, variado. También contacto con la gente de The Mill, que ya había participado en Curse of the Fatal Death, y a Nicholas Briggs, que había estado poniendo la voz a los enemigos del Doctor en varias producciones de fuera de la BBC.

Para el Doctor RTD fue directamente a por Christopher Eccleston, con el que había trabajado en The Second Coming, y al que consideraba ideal para el puesto. Eccleston no lo veía tan claro, consideraba que unirse a una franquicia tan establecida no le permitiría ejercer como actor con la misma facilidad y que su carrera podría quedar determinantemente marcada, incluso aunque saliera bien.

Buscando un sustituto para Eccleston se valoró a Richard E. Grant, Hugh Grant o Bill Nighy, pero finalmente RTD llegó a un acuerdo secreto que garantizó la participación de Eccleston^ en la serie. Quedaba solo por encontrarle un acompañante. RTD decidió aceptar la propuesta de Mal Young, Controller de Drama de la BBC y tercero del trío de productores teóricos de la serie. Billie Piper, antigua niña prodigio, cantante pop, ahora actriz, era la elegida. La idea de RTD era convertirla en un personaje fundamental a través del que comprender al Doctor, incluir la posibilidad de romance que había quedado fuera hasta ahora —al menos de forma explícita—, y crear una serie mucho más diversa. Empezando por la propia acompañante, Rose, que sería una chica de clase baja, en una relación interracial, y a cuya madre veríamos con frecuencia.

También la presentación de la propia serie tendría que ser repensada. RTD dejó claro que no sería una ruptura y re-imaginación dejando fuera lo antiguo, sino un nuevo punto de entrada en el que el pasado se mantendría pero no sería determinante, precisamente para evitar ese problema que alejaría a los espectadores. Además, no se volvería al sistema de seriales sino a capítulos unitarios que volverían a los 45 minutos como en 1985. Además de las historias de un solo capítulo también habría historias más largas que ocuparían varios. Y, como remate, RTD propondría la utilización de Arcos de Temporada para dotar de cierta cohesión a la serie y favorecer que los espectadores volvieran semana tras semana.

El primer capítulo se llamaría Rose, se emitiría el 26 de marzo de 2005 y resumiría la filosofía de RTD para el regreso de la serie. E ilustraría el primero de los diez puntos que Russell T. Davies quería fijar para la nueva temporada y la serie entera. Y lo primero sería lograr presentar la serie a todo el mundo.

No sólo el personaje de Rose es una persona perfectamente normal sino que, además, se nos presenta como tan resuelta como podría ser Ace y con una vida real: trabajo, novio, una madre con la que discute… Gracias a ella se presenta al espectador la amenaza de la semana, otro acierto de RTD al usar a los Autones y a la Consciencia Nestene, que permite dudar de la naturaleza extraterrestre a Rose ofreciendo un capítulo más asentado en la Tierra, a la vez que hace un guiño a los fans antiguos recuperando al primer enemigo de Pertwee, el primero Doctor en color, demostrando así que los nuevos espectadores pueden entrar y a los antiguos que no se nos ha olvidado. Del mismo modo, presenta al Doctor en lugar de dar por sentado que se le conoce, e incluso incorpora un misterio para todos, por seguidores del personaje que fuera, al no indicarnos qué es eso tan oscuro que ha vivido hace poco, algo que además se remarca con la cazadora negra que sirve tanto para separarlo de anteriores encarnaciones como para darle un aspecto más actual y, de paso, eliminar las preocupaciones de Eccleston de que pasara como con Colin Baker y el traje eclipsara al actor.

Finalmente, se nos deja claro el primer punto: El acompañante es nuestra puerta de entrada, y es realmente importante, aunque es el Doctor quien acaba marcando la diferencia. Y vaya si lo hicieron. Su regreso fue todo un acontecimiento, ayudado porque un operario de la CBC canadiense filtró el episodio tres semanas antes y todo internet pudo comprobar de primera mano las virtudes de este capítulo. Más de 10 millones de espectadores, todo un record, vieron el regreso.

Una vez establecido el tono —adulto pero familiar— y los personajes RTD puede permitirse seguir desarrollando la historia enviándolos al futuro en The End of the World, que sigue la idea clásica de las Arcas para facilitar la salida de humanos de la Tierra y, además, demuestra el punto de que se puede viajar al futuro, lleno de razas extraterrestres, a la vez que introduce a un par de personajes que serán recurrentes como Cassandra o el Rostro de Boe. Además, desarrolla el tema de la pureza, de la humanidad y su evolución y permite empezar a sembrar algunos de los temas de la temporada.

El siguiente capítulo ya no lo escribe RTD, aunque prueba en esta ocasión que se puede viajar al pasado, y que allí se pueden conocer a personajes famosos, pero el autor es otro de los nombres importantes en las nuevas series, Mark Gattis, que logra un atmosférico episodio con muertos que son extraterrestres y Charles Dickens.

Entre el anterior capítulo y este, y gracias a los buenos datos obtenidos, la BBC confirmó la renovación por una nueva temporada de la serie. Logrando así continuar con el ruido mediático sobre el retorno.

Y llegando al primer capítulo doble, en el que RTD, de nuevo el guionista, pretendía mostrarnos a una familia extraterrestre que sería uno de los nuevos enemigos duraderos del Doctor y que pretendía siguieran la estela de los de su novela favorita de las New Adventures, Human Nature de Paul Cornell, aunque la realidad es que esta historia doble, Aliens Of London / World War Three —pensada precisamente para demostrar que habría aventuras que requerirían más de un capítulo— se encontró con problemas de desarrollo desde casi el principio y terminó siendo una historia bufa más cercana a las que tanto se habían criticado antes que al tono más adulto que se estaba buscando. Aunque también presentaba la idea de lo que pasaba con las familias de los acompañantes que se quedaban detrás. Claro que la gente seguía hablando de la serie porque se había confirmado la renovación de Billie Pipper, pero no de Eccleston así que la prensa se había llenado de especulaciones sobre si pensaba dejar la serie.

Parece mentira que el siguiente serial marcando la mitad de temporada estuviera pensado para atraer la publicidad de nuevo dando por hecho que para entonces ya se habría pasado el interés de la prensa en la serie. En cualquier caso la recuperación de los enemigos más conocidos del Doctor fue algo complicada. Una vieja disputa entre los herederos de Terry Nation y la BBC por el uso que los últimos hacían de los bichos hizo que paralizaran cualquier uso sabiendo que tendrían el triunfo en las manos, y aunque se amenazó con reemplazarlo por otros parecía claro que acabarían llegando a un acuerdo. Y, de ahí, a uno de los grandes capítulos de la temporada: Dalek.

Un capítulo importante no sólo por que cumplía el punto Recuperar a los Daleks del decálogo de Davies, también porque los reintroducía como algo temible, incluso destruyendo el chiste de la etapa de Douglas Adams sobre las escaleras, y, de paso, revelaba la oscuridad en el nuevo Doctor y avanzaba un poco sobre la guerra entre Daleks y Time Lords que había acabado con, aparentemente, el Doctor como único Time Lord vivo. Una decisión de RTD para realzar al personaje, hacerlo más excepcional y dotarlo de un sentimiento trágico que, por contra, nos privaba de todo ese magnífico mundo de Gallifrey y de la presencia de otros personajes de la mitología de la serie como Romana o Rami, además de los muchos Time Lords que habían ido apareciendo y desapareciendo con los años. Y también hacía referencias al pasado, incluyendo los Cybermen. De paso ganaban un nuevo acompañante, Adam, que servía para demostrar el siguiente punto…

… en el inmediatamente posterior capítulo The Long Game, una historia sobre el efecto de la excesiva información para aturdir a la gente. Aunque la auténtica jugada aquí fue que Adam, el acompañante presentado en el capítulo anterior, interpretado por el muy conocido en UK Bruno Langley gracias a la salida del armario y después de la serie de su personaje en Coronation Street, desaparecía ese mismo capítulo. No por muerte, claro, sino porque no cumplía con las exigencias del Doctor. Y es que no todo el mundo puede ser acompañante.

El siguiente, vio a Paul Cornell debutar en Doctor Who como guionista tras varios trabajos escritos. Y como en él es normal lo hizo en una historia centrado en la parte personal y con tendencia a lo sentimental y melodramático, Father’s Day, una historia centrada en Rose y su padre que trataba de establecer que no siempre se puede cambiar el pasado.

Para el siguiente truco Davies necesitó a Steve Moffat que escribió un doble capítulo que probablemente fuera el mejor de los de esta primera nueva temporada, The Empty Child y The Doctor Dances; una historia en la segunda guerra mundial con un tono más tétrico y que servía para presentar al Capitán Jack Harkness y recalcar la idea de que en el nuevo Doctor la diversidad era importante.

Tras esto Boom Town era un pequeño episodio pensado para cubrir expediente gastando poco dinero a la vez que demostraba otra de las ideas de RTD, los enemigos regresan. Aunque sean unos tan torpes como los Slitheen.

El final de temporada llegaba en un capítulo doble, Bad Wolf / The Parting Of The Ways que resolvía el misterio de los Bad Wolf escritos por toda la temporada, traía de vuelta a la armada de Daleks, aunque no a los Time Lords por motivos poco comprensibles, además mostraba la consecuencia de las intervenciones del Doctor en la historia de la gente. En la historia que, aparentemente, sí se puede cambiar, se produce también una sátira de los realities y la televisión actual. Aunque fuera a cosa de crear una paradoja que podría haberse resulto en cualquier dirección.

Fundamentalmente porque dependía de si los actores renovaban o no, y como RTD no consiguió convencer a Eccleston desde febrero se estaba preparando una salida, es decir buscando a un actor para sustituirle.

En cualquier caso, la temporada 27, o como ahora la llamaban, temporada 1, fue todo un éxito. Con todos los problemas había logrado instituirse de nuevo y utilizado todo su tiempo para demostrar que se podían tener episodios autoconclusivos y dobles, vencer en su franja horaria, montar una trama de temporada y, sobre todo, este decálogo no escrito de Russell T. Davies para la serie:

01) El Acompañante es nuestra puerta de entrada, y es realmente importante, aunque es el Doctor quien acaba marcando la diferencia.
02) El Doctor puede viajar por el tiempo y el espacio: Desde el futuro…
03) Hasta el pasado, donde conocerá a famosos históricos.
04) En más de un episodios, y con nuevos enemigos.
05) O con los DALEKS, los más mortíferos y EX-TER-MI-NA-TE!
06) Y eso que no todo el mundo puede ser un Acompañante.
07) El tiempo tiene PUNTOS FIJOS.
08) Y el Universo es diverso.
09) Por eso los enemigos siempre regresan.
10) Pero el Doctor siempre triunfa, aunque tenga que regenerarse.

Una vez establecido esto, podían continuar con el nuevo actor elegido: David Tennant.


Consideraciones Culturales Estudiosas Reflexivas Aniversarizantes

Cuando comencé, hace ya cuatro años, con esta columna una de mis ideas principales era centrarme más en la reflexión. Tratar de comprender lo que la televisión nos ofrecía y lo que tanto su contenido como sus maneras y estilos y, en todos los casos, lo que esto reflejaba y causaba en la sociedad. Luego me fui dando cuenta de que convenía hacer una labor más completa que incluyera la historia y la crítica para expandir el conocimiento básico sobre el mundo televisivo y facilitar el intercambio y la tan traída reflexión.

Precisamente por ello me sorprende cuando me dicen que no todas las series son merecedoras de esa reflexión ni se prestan para ello. Admitiendo que no de todas se puede sacar lo mismo y que siempre se corre el riesgo de sobre-analizar tanto como el de sub-analizar, me parece que de todo —desde las series más reiterativas pasando por los programas de cocina y de los vampiros a las series de calidad — hay materia para la reflexión. O, como dirían los anglosajones, para esos Cultural Studies tan recurrentes ahora.

En 1964 Richard Hoggart crearía en Birmingham el Centre for Contemporary Cultural Studies o CCCS, es decir, el Centro para los Estudios Culturales Contemporáneos, al frente del cuál le sucedería Stuart Hall. Precisamente de Hall podemos encontrar en la editorial Amorrortu un libro breve que sirve bastante bien para iniciarse en los Estudios Culturales, La cultura y el poder, una entrevista/charla con el italiano Miguel Mellino que repasa la creación, auge, utilidad y finalidad de estos estudios y que funciona como guía rápida ante lo que estos autores y otros como David Morley o Edward P. Thompson desarrollarían.

Uno de los puntos fundamentales es el de la problemática de la relación entre el poder establecido —que es el que suele crear los mecanismos para que se creen y difundan los productos culturales— y el público de esos productos. Otro es el de la labor del creador en todo el entramado. Y, por supuesto, la forma en que la un repaso a esos productos, alejados de la alta cultura y que han sido motejados con términos que van desde alterculturales a subculturales, sirven para interpretar una época, una evolución o la sociedad de una época.

Precisamente por ello, y por lo que podemos aprender de su estudio, son muy importantes y siempre interesantes. Incluso aunque haya que vigilar y comentar la posibilidad de que las tesis sean un poco ligeras o demasiado rebuscadas. A la vez hay que separar los estudios que buscan encontrar una creación consciente, y analizar lo que los autores querían mostrar; con los que se centran en el receptor y su forma, según sus características, de comprender lo que se le está ofreciendo. Muchas de las interpretaciones de este último grupo entran en las formas más difundidas por centrar su atención en un punto concreto de vista que permite juzgar —en ocasiones eliminando cualquier otro aspecto— una obra.

En estos momentos imagino que todo el mundo estará pensando en los Women’s Studies, los estudios feministas que entrarían dentro de uno de los grandes campos de interpretación, el de Género; dentro del cuál estaría también la Queer Theory o el Transgénero. También estarían las de raza, con la Africology que se puede dividir tanto en los Black Studies como en una parte importante del Post-Colonialismo o los Orientales o Latinos. Obviamente los de raza parecen tener más directa la forma de comprensión pero los de post-colonialismo pueden ser más importantes en global al tratar de explicar no sólo la representación de las razas no-blancas sino, además, el paternalismo —por decirlo de alguna manera— en el trato con las mismas y, a la vez, las reacciones —en ocasiones violentas— que los antiguos colonizados pueden llegar a mostrar por las razas colonizadoras. También la parte más espiritual tiene cabida, bien sea directamente desde los puntos de vista religiosos y su importancia/influencia tanto a favor como en contra, que tiene mucho desarrollo con los Estudios Semitas y más recientemente con los Islámicos —es decir, la representación de estas religiones y los individuos relacionados con ellas, así como la forma en que estos individuos pueden interpretar los productos culturales— tanto como los ideológicos, entre los que las Teorías Marxistas pueden ser los más conocidos. Como decía antes, hay múltiples posibilidades de interpretación y de crear puntos de vistas o escuelas, lo que facilita que nombres tan aparentemente separados como los de Antonio Gramsci, Jacques Lacan, Walter Benjamin, Griselda Pollock, Theodor W. Adorno, Jacques Derrida, Edward Said, Pierre Bourdieu, Guy Debord, Beverley Skeggs o Slavoj ?i?ek hayan sido asociados en diferentes momentos con algún tipo de Estudio Cultural.

Del mismo modo explica que se haya hablado de Buffy y su importancia para la mujer o para los gays, de los múltiples subtextos posibles en Batman o de que se hagan libros sobre la cuestión de la raza y el post-colonialismo en Doctor Who. Todo puede darnos una idea o servir como pared sobre la que hacer rebotar las reflexiones y encontrar tanto cosas que en el original no estaban previstas —usando al Doctor, que tan extensamente hemos tratado este año, la presencia de Barbara Wright en su misma creación en 1963 no puede entenderse como parte de una intención feminista, pero sí como un logro visto desde la actual perspectiva— como cosas plantadas allí para responder precisamente a esos movimientos sociales —es decir, la aparición de Sarah Jane Smith y su autodefinición como feminista — que permiten hacernos a la idea tanto de los creadores como de su entorno y, por extensión, la sociedad y la época.

Aunque en ocasiones eso signifique tener que escarbar un poco más desde una verdad obvia directa —por ejemplo, la aparición de Billy Crystal en Soap como primer personaje principal y abiertamente homosexual en una comedia— frente a la época y sus sucesos —la realidad también de que hubo alguna cadena estadounidense que decidió no emitir la serie o hacerlo a partir de las doce de la noche— como parte de esos necesarios criterios de calidad de los que antes hablábamos.

Lamentablemente, en España este tipo de cosas no parecen haber sido ni muy seguidas ni muy interesadas. La posibilidad de realizar este tipo de análisis suele chocar con el muro de la indiferencia, cuando no la burla, que la gente, adiestrada en considerar que la decisión sobre la importancia cultural de uno de esos productos culturales que los medios y la academia deciden imponer, es lo que hace válido y justificado dedicar tiempo a pensar sobre ella. Por eso precisamente hay que tratar de educar, difundir, divulgar y dignificar, para que los que vengan después, y los que ya estén llegando, vean que no sólo no hay nada malo en reflexionar sobre estos asuntos sino que, como todo lo que nos pueda llevar a conocernos mejor, la imagen que damos de nosotros en estos productos, sobre todo en los que menos se han detenido en elaborar una máscara de respetabilidad, puede ayudarnos a comprender nuestros problemas sociales y a mejorarlos para el futuro.

Así que espero poder seguir reflexionando sobre televisión, divulgando, comentando y criticando, analizando ensayos al respecto y sacando conclusiones —acertadas o no— durante mucho más tiempo. Espero que todos podamos continuar por ese camino, y hacerlo más amplio y transitado.


Iteraciones derivativas doctas eminentes


Doctor Who The Movie Part 1 por WhoFan1966

En 1989 se canceló la serie regular de Doctor Who, en 1996 falló miserablemente el intento de volver a empezarla con un telefilme. Pero eso no significa que no hubiera más historias del Doctor. Más aún, no es que fuera algo realmente nuevo.

Así que, una vez más, debemos regresar al pasado.

El estreno en 1963 de Doctor Who fue un éxito, sobre todo su segundo serial que iniciaría la Dalekmanía. En las navidades de 1964 estaba el juego Dodge the Daleks, la novelización de ese serial Dr. Who in an exciting adventure with the Daleks by David Whitake y, por supuesto, los cómics de los Annuals de Under World que saldrían a uno al año del ’66 al ’86 y los que Tv Comic publicaba de manera… ahm… peculiar. Con el Doctor ejerciendo de abuelo apacible de dos pequeños y sin poder encontrarse con los Daleks que para eso Terry Nation había vendido sus derechos para su propio cómic a partir del año siguiente dentro del TV Century 21 de Gerry Anderson.

Además, claro, de las primeras chanzas con unos y otros ya desde ese año. Al fin y al cabo el impacto de los Daleks fue profundo. Del Doctor podemos discutirlo más pero no hay más que ver que los juguetes oficiales eran The Dalek Oracle, The Dalek Shooting Game, The Dalek Shooting Game o Daleks: The Great Escape… Es como si Hartnell no fuera un gran material para hacer juguetes.

Pasada la Dalekmanía, dos películas de Peter Cushing, y un puñado de cómics, y tras el trayecto tranquilo de Troughton, la llegada de Pertwee a la serie reactivó el interés y ese despegue se convirtió en auténtico interés con el paso a Baker.

No sólo aparecieron multitud de nuevos juegos y juguetes relacionados con el Doctor, incluyendo The Game Of Time And Space, además de más cómics aún —ahora en la revista Countdown además de Tv Comic—y posteriormente en su propia revista, creada en 1979, la Doctor Who Magazine que originalmente era Weekly, para el año siguiente Doctor Who Monthly hasta que pudo pasar al nombre definitivo en 1984. Creada gracias a un acuerdo entre la BBC y Marvel UK, eso facilitó que hubiera interacciones entre el Doctor y otros personajes de la rama inglesa de la compañía, especialmente Death’s Head, e incluso que publicara sus propios anuales, llamados ahora Yearkbooks, del ’92 al ’96, y es que aún con el cierre de la serie en 1989 se había seguido publicando la revista ofreciendo nuevas aventuras en formato cómic,resistiendo incluso el paso de Marvel UK a Panini Comics.

Pese a la importancia de las múltiples referencias y las parodias como ese programa de radio australiano del ’79 al ’81, Dr Poo, o, sobre todo, el sketch del enormísimo Spike Milliagan en su programa Q llamado Pakistani Dalek:

La mayor relevancia la tendría, sin embargo, las radionovelas y novelas, que supieron capitalizar de la mejor de las maneras a los responsables artísticos de la serie.

En el caso de las versiones para audio, todo empezó un LP con una aventura para niños Doctor Who and the Pescatons en 1976. Pronto le seguirían una versión de Genesis of the Daleks narrada por Tom Baker que pronto haría otra aventura, junto a Elisabeth Sladen, en formato de radionovela para la sección de recursos escolares de la BBC. Años más tarde, en 1985, durante el parón, la BBC pondría en marcha Slipback, una obra con Colin Baker y Nicola Bryant para el programa infantil Pirate Radio Four. En todos los casos eran situaciones especiales.

A principios de los ’90, tras la cancelación de la serie original, el Departamento de Sacar Dinero de la BBC decidió poner a la venta el audio de los episodios clásicos de los ’60, normalmente de aquellos incompletos en imagen por ser este el único medio de poder experimentarlo. El éxito llevó a la BBC a plantearse sacar una serie de especiales para radio, pese a lo cuál sólo lograron grabar dos, ambas por Barry Letts y protagonizadas por Jon Pertwee, Elisabeth Sladen y Nicholas Courtney. ,

No sería hasta 1998 cuando se comprobara a fondo el éxito de estas obras gracias a que el grupo de aficionados Doctor Who Appreciation Society decidió crear con finalidad caritativa Cosmic Fugue 2 con diversos actores de la serie —incluido Colin Bake— leyendo varios relatos escritos entre otros por Barry Letts o Gary Russell, quién fue fichado de inmediato por la empresa Big Finish Productions.

Especializada en la producción de radionovelas, audiolibros y demás derivaciones más audio que visuales, la empresa había sido aproximada por la gente de Vender Licencias para Hacer Pasta de la BBC para venderles los derechos para la publicación de radionovelas. A razón de una por mes y comenzando en 1999, la empresa conseguiría recuperar a los actores originales que interpretaron del Quinto al Octavo Doctor y a una enorme cantidad de sus acompañantes televisivos, así como alguno creado específicamente para estas obras.

El éxito de la iniciativa, que permite historias nuevas metidas más o menos en continuidad. Incluso pudieron sacar una serie nueva llamada Doctor Who Unbound que explora sucesos que hubieran podido pasar en determinadas divergencias temporales. Es decir “¿Y si…?”, que permiten además un reparto alternativo para los personajes. No es lo único fuera de la serie de televisión que ha aparecido, aunque para ello haría falta hablar primero de las adaptaciones literarias.

Las novelas comenzaron a ser adaptadas por la editorial Target a partir de 1973, realizando versiones de algunos de los seriales que se habían emitido y convirtiéndose en la fuente más fiable para reconstruir lo que sucedía en los que estaban desaparecidos.

Cuando empezaron a ver el éxito que tenían se publicaron también algunas de las aventuras que habían quedado sin novelizar, y se siguió completando los huecos tras la cancelación de 1989 hasta que en 1991 Virgin compró la editorial. Hasta entonces Targer había logrado sólo que le dejaran publicar novelizaciones de seriales ya existentes, y se había dejado alguno por el camino, y un par de rarezas. Por un lado seis novelas dentro del sello Make Your Own Adventure with Doctor Who que son Elige tu propia aventura del Doctor, por otro las primeras historias independientes que se permitieron escribir sobre personajes de Doctor Who —desde que en 1980 se publicaran una serie de cuentos infantiles sobre K9—, y que de nuevo giraba sobre los acompañantes, primero Turlough, luego Harry Sullivan y, finalmente, K9. Sin embargo, la BBC no permitió a Target que continuara con la línea.

Tras la cancelación de la serie original, en 1989, sí se permitió a Target que publicara material no visto en los seriales, primero en The Target Missing Episodes que adaptaba algunos de los guiones previstos para la temporada 23 que se puso en suspenso y acabó dando lugar a otra temporada distinta conocida como Trial of a Time Lord. Esos guiones ya preparados fueron adaptados en esta colección y permitieron evolucionar las adaptaciones por coincidir con la compra de Target.

A partir de 1991 sería Virgin Books directamente la responsable de seguir con las novelas y dado que la serie original estaba ya… tomándose un descanso se les permitió continuar en el punto en que se habían quedado, como el Séptimo Doctor y Ace. E incluso darle un contenido más juvenil/adulto que a la serie de la que venía.

El enorme éxito les animó a sacar en 1994 la colección The Missing Adventures en el que se contaban historias nunca antes vistas de los seis primeros Doctores, permitiéndoles así una mayor variedad de personajes bien conocidos. E, incluso, la creación de aventuras con a participación de varios Doctores

Virgin llegaría a sacar hasta una tercera colección, los Decalogs, unos recopilatorios de historias cortas con el Doctor como centro. Que durarían mientras tuvieran los derechos. Es decir, hasta 1996. En cuanto asomó el telefilme la BBC y su Loco Equipo de Derechos aprovechó para recuperar todas las licencias posibles, incluidas las de los libros.

En Virgin no se quedaron de brazos cruzados, aunque tuvieran que cerrar las Missing Adventures y pasar los Decalogs a relatos SIN el Doctor, aprovecharon a la acompañante que habían creado para las novelas, la Profesora Bernice Summerfield, para que siguiera viviendo aventuras independientes en una serie llamada, simplemente, The New Aventures. Que acabaría siendo incluida en las radionovelas de Big Finish con su propia serie.

El éxito seguía acompañándoles y el recuerdo de los libros sobre el Doctor era tan bueno que serviría de inspiración. Aunque la BBC, que pasó a publicar sus propios libros a partir de 1997, hubiera preferido ignorarlo, se acabaron incorporando hechos y situaciones de las Nuevas Aventuras y de las Perdidas a su línea de libros.

Entre 1997 y 2005 la BBC se encargaría de contar las historias del Octavo Doctor, empezando por La Novelas de La Película y, pese a todo, siguiendo desde ahí. Aunque para ello tuvieran que volver a empezar las novelas con una narración que reuniera a los ocho Doctores tras los problemas del telefilme entre los aficionados.

Como ejemplo de la explotación del formato creado por Virgin, la BBC abriría también la colección The BBC Past Doctor Adventures contando historias de los anteriores. Incluyendo algunas novelizaciones con personajes más que discutibles.

Pero como pasa siempre la BBC creía que podía exprimir incluso más dinero y decidieron licenciar a otra empresa, Telos, la publicación de unas novelas cortas del doctor. Desde 2001 a 2004 estuvieron publicándolas y, como hiciera Virgin antes que ellos, al quedarse sin la licencia decidieron sacar un spin-off, Time Hunters, y continuar, aunque no pasara su intento de 2007. Al fin y al cabo no todo el mundo puede ser Bernice Summerfield.

Aunque el mayor derivado de la serie sería, por supuesto, el intento de spin-off que en 1981 había logrado lanzar con esfuerzo John Nathan-Turner, K9 & Company, para lograr una serie en la que Sarah Jane Smith y K9 unieran fuerzas en aventuras semanales. Se hizo una prueba para un piloto aprovechando parte del dinero para la temporada que tenía asignado Doctor Who, la idea era hacerlo como especial para probar su viabilidad. Estaba pensado para un público más infantil/juvenil que el de la serie madre que JNT quería girar hacia el segmento juvenil/adulto. Tras los clásicos problemas se logró montar un piloto mostrando el primer encuentro entre los dos personajes que recibió el título de A Girl’s Best Friend y se decidió la emisión el 28 de diciembre de 1981. El resultado de audiencia fue muy bueno con 8,2 millones de espectadores que prácticamente garantizaban su continuidad. Es decir, ¿qué podría impedirlo?

Pues, por ejemplo, un cambio en el puesto de Controller de BBC que sacó al ya convencido Bill Cotton y puso en su lugar a Alan Hart, un directivo que consideró que era una tontería, demasiado infantil y en absoluto lo serio que él creía que la BBC debería ser. Así que no se continuó con la producción.

Pero, como vimos por el éxito de novelas y audios, se notaba que los aficionados a la serie estaban ahí, seguían pendientes —al fin y al cabo no habían tenido ni que cerrar la revista— y sin duda esperaban novedades pronto… Muy pronto.


Sobre Sir David Frost

Hola, buenas tardes y bienvenidos.” Ésa era la frase que David Frost eligió para convertirla en su expresión habitual con la que abrir sus programas de entrevistas. Y si bien es cierto que fue el tipo que entrevistó a Nixon, no fue esto lo único importante de su carrera, ni es el hecho singular por el que podemos y debemos recordarle, aunque probablemente a él le hubiera gustado ser recordado de esta manera.

David Frost, que murió el pasado sábado 31 de agosto durante un crucero en el que había dado poco antes una charla sobre su carrera, no sólo fue una persona compleja, sino también una figura importante en la televisión británica —y, por extensión, en la mundial—, así como una de las personas más controvertidas que jamás haya pasado por ella.

La tradicional nota biográfica hablaría de sus padres y su formación, pero en realidad es más interesante hablar de él cuando entró en la universidad, no por despreciar esa vida familiar y la posible influencia que la educación metodista ejerció sobre él, sino porque fue cuando empezó a ser conocido y reconocible.

Quizá lo más sencillo sea empezar con algo que contaba en su biografía y que ha sido muy usado para hablar de él: A su llegada a Cambridge se encontró con las casetas del magazine artístico de la universidad y de su grupo de teatro, Granta y los Footlights respectivamente, y pensó en lo que le gustaría editar la revista y ocuparse del grupo. Cuando, tres años más tarde y un título en Inglés después, abandonó la universidad, había sido editor de la Granta y secretario de los Footlights.

Esta historia se puede complementar con lo que el escritor Humphrey Carpenter contaba en That Was Satire That Was , su magnífico libro sobre el nacimiento y desarrollo del fenómeno conocido como el boom de la sátira británica, que explica que, poco después de unirse a los Footlights, el grupo fue a realizar una actuación en un pueblo vecino y se encontró con unos cartelones que anunciaban David Frost presenta a los Footlights aún siendo él un completo desconocido.

No sabemos hasta qué punto es esto cierto, aunque sí que su carrera posterior demuestra lo mucho que le gustaba poner su nombre en todas partes. Posiblemente uno de los mayores motivos de crítica, aunque no el mayor, porque para eso debería vencer a tres comentarios mucho más graves: su ansia trepista, su giro interesado a posiciones más cómodas en cuanto se notó suficientemente asentado y, sobre todo, su capacidad para apropiarse del trabajo ajeno.

Todo ello a la vez explicaría sus múltiples choques con uno de los grandes del humorismo británico, Peter Cook, a quien Frost vio actuar por primera vez durante sus años universitarios y empezó en ese mismo momento a imitar, dentro de sus capacidades. Es decir, ofreciendo una versión más sencilla y blanda de lo que Cook hacía, algo que podría pensar que no llevaría a ningún lado pero que consiguió auparle a lo más alto gracias al antes mencionado auge de la sátira. El espectáculo Beyond the fringe, en el que Cook estaba actuando con gran éxito —y la compañía de Dudley Moore, Alan Bennett y Jonathan Miller—, había logrado un gran éxito; también el club que había abierto en Londres, The Establishment. Y ahora preparaba a la vez dos movimientos de ampliación: dar el salto a Estados Unidos y preparar un programa para televisión. El programa propuesto no acababa de despegar, así que decidió irse a Estados Unidos con el equipo. Mientras ultimaba los detalles, la BBC acabó de decidirse a lanzar un programa satírico, That Was The Week That Was —conocido comúnmente como TW3—, en el que esperaban que Cook pudiera colaborar, aunque fuera un poco antes de irse a USA y, quizá, que pudieran participar los cómicos de su establecimiento.

Mientras tanto, David Frost había sido visto por un joven productor del programa, Ned Sherrin, haciendo una parodia del Primer Ministro británico Harold Macmillan que le resultó magnífica. Se trataba de la versión que Frost hacía de la imitación de Macmillan que Cook había convertido en un clásico instantáneo —realizándola incluso delante del propio Macmillan— y gracias a la cuál logró el trabajo. Y ya que había logrado el puesto, Frost procedió a sugerirle una comida de trabajo para darle algunas ideas: básicamente, la necesidad de que el programa tuviera un presentador, el propio Frost, con apenas 23 años. Algo que consiguió porque, como decía uno de los antiguos compañeros de la universidad, la principal habilidad de Frost era su inagotable y entusiasta capacidad para vender a Frost.

Considerado originalmente como co-presentador, tras un par de pruebas logró ser el presentador único y, tras un par de traspiés, que se dedicara sólo a presentar el programa y no a tratar de actuar de ninguna otra manera. TW3 se convirtió en un éxito instantáneo en 1962 y le garantizó una enorme popularidad, sobre todo aprovechando el estallido del escándalo Profumo. Lo que no logró es que las lenguas de doble filo de la sátira le respetaran: Peter Cook consideró que se le habían mangado varios chistes e incluso la forma de contarlos, por lo que decidió cesar cualquier colaboración con el programa, y en la revista Private Eye —auspiciada en parte también por Peter Cook— se describió a David Frost como The Bubonic Plagiarist, un mote que le acompañaría durante el resto de su carrera cómica.

Con la llegada de 1964 la BBC decidió quitar el programa —que ya había causado un par de revuelos en la institución— por tratarse de un año electoral. Frost recibió un programa en el que se pretendía diluir la idea de TW3, quizá incluso a su presentador, porque en Not So Much a Programme, More a Way of Life, que es como se llamaba, o NSMAP que es como lo abreviaba la BBC, Ned Sherrin decidió que iba a tener tres presentadores. Además de Frost se encargarían de presentar el satirista William Rushton —que aún no era Willie— y P. J. Kavanagh, poeta, actor y un poco de todo. La contraofensiva de Frost fue tratar de acaparar todo el tiempo de pantalla posible y hacer de menos a sus compañeros. A Rushton le importaría bien poco, pero con Kavanagh hubo serios roces que hubieran llevado a este último a dejar el programa de no ser por la intervención de Rushton, convenciéndole de que dejaran a Frost hacer lo que quisiera y aprovecharan la oportunidad de sentarse a un lado y recibir sueldo de presentador sin tener que trabajar.

El programa, que cuanto más poder lograba Frost más intentaba en parte replicar el éxito de TW3 sin hacer lo mismo, fue pese a todo un fracaso, algo que nuestro presentador aprovecharía para culpar a los demás y convencer a la BBC de que le diera un programa para él solo. Uno para el que utilizará alguna de sus mejores cualidades, como la capacidad para reconocer el trabajo ajeno, y también su capacidad para apropiárselo y, desde luego, poner su nombre al invento. Así nació en 1966 The Frost Report, posiblemente el programa inglés con más talento en su sala de guionistas. Porque repartidos entre los guionistas y los cómicos del programa se encontraban entre otros Marty Feldman, Frank Muir, Denis Norden, Barry Cryer, Dick Vosburgh o Anthony Jay —el cocreador de Sí, Ministro —, además de los futuros miembros de grupos cómicos Bill Oddie y Tim Brooke-Taylor de The Goodies, Ronnie Barker y Ronnie Corbett que serían Los dos Ronnies y, por supuesto, el pequeño grupito compuesto por Graham Chapman, John Cleese, Eric Idle, Terry Jones y Michael Palin. Que, por si hay algún despistado en la sala, pasarían a ser conocidos como los Monty Python.
Gracias a lo cuál fueron capaces de hacer sketches tan brillantes como éste sobre las clases sociales:

Que no ha dejado de ser reinterpretado , como tantas otras de sus creaciones. El programa contribuyó a acrecentar la fama de Frost y su posición dentro de la sátira británica, además de permitir despegar a multitud de jóvenes creadores. Y aquí esos jóvenes creadores, que no dudaban en hablar de la capacidad de Frost para autopromocionarse y usar como propias las ideas ajenas tampoco dudan en señalarle como alguien que les ayudó. John Cleese, por ejemplo, ha contado que gracias a Frost le subieron los pagos por sketch escrito de 2£ a 24£ y que no dudaba en animar a trabajar en grupos o solos, según se sintieran más cómodos, favoreciendo y alentando la creación de todos esos grupos. Mientras el resultado final fuera bueno no le interesaban tanto los métodos de trabajo seguidos.

El cierre de The Frost Report en 1967, tras sólo dos años, logró dispersar a todos estos cómicos y le dio la oportunidad a Frost de hacer lo que quería. Que en esos momentos era montar junto a unos conocidos su propio canal de televisión, la London Weekend Television, o LWT, que operaba dentro de los grupos de la ITV y que le permitió tener su primer programa en el que además de su apellido apareciera su nombre: The David Frost Show. Y, de paso, dejar de ser presentador para conseguir un puesto más activo, el de entrevistador en The Frost Programme.

Mientras tanto, esos humoristas que habían trabajado con él, como los Monty Python, aprovechaban su propio programa para unirse a los que hacían mofa de los estilos y maneras super super de Frost:

David Frost seguía ocupado en vender su propio nombre y, aprovechando que era su propio jefe, vendió también su programa en Estados Unidos para el Group W, es decir Westinghouse Broadcasting, que había estado trabajando con la NBC y luego se uniría a la CBS, pero en aquel momento funcionaba de manera independiente.

En sus entrevistas durante esta época seguiría los modos y maneras de otros compañeros suyos a los que se acercaría para hacer su propia versión; en este caso a la forma de Bernard Levin de debatir y oponerse a la gente que le iban poniendo enfrente en TW3 y NSMAP. Eran entrevistas en las que más le valía al entrevistado ir preparado para responder a cualquier cosa, daba igual que fuera un líder fascista, un primer ministro o un artista como John Lennon

En 1970, con apenas 30 años, consiguió su primer nombramiento de la reina. La posibilidad de ser su propio jefe y el contacto con los ricos y famosos, con los que por fin empezaba a mezclarse con normalidad, fueron relajando su carácter. Sus entrevistas pasaron a ser un departir de una manera más amable con la gente, haciéndoles preguntas más inusuales por lo cotidiano que por lo incisivo. Él siguió produciendo esos programas, como ya había hecho con las entrevistas de la BBC que fueron primero Frost on Friday y luego Frost on Sunday y hasta Frost on Saturday, y también Frost Over America, The David Frost Revue o David Frost Presents the Guiness Book of World Records, David Frost Salutes the Beatles

Fue en ese momento en el que se encontró con la posibilidad de realizar la entrevista a Richard Nixon que tanto se ha comentado estos días. No hay como una película que jugó fuerte a los OscarsTM para hacer que la gente recuerde. El programa en sí se llamaba, por cierto, David Frost Interviews Richard Nixon. Pero podemos mirar un ángulo distinto. Debido a la imposibilidad de conseguir que ninguna cadena lo emitiera y a la falta de anunciantes que se quisieran asociar, Frost acabó siendo propietario de las grabaciones. Grabaciones para las que había negociado los temas —incluyendo, obviamente, el Watergate— y había confiado en poder sacar algo de ellas. Y ya sabemos que lo hizo.

Después de eso siguió con sus entrevistas, se casó con la viuda de Peter Sellers, provocando aún más chistes sobre su manía de apropiarse de todo lo que pertenezca a un cómico de éxito. Al cabo de un año se separaron y poco después él se casó con Lady Carina Fitzalan-Howard, hija del Duque de Norfolk, en lo que sólo podríamos considerar Una irónica aproximación a la carrera de David Frost. Él siguió con sus entrevistas y con algún otro programa, conduciendo Through the Keyhole, un show que presentaba una casa de famoso sin decir qué famoso era porque eso era lo que tenían que descubrir otros tres famosos invitados. La audiencia lo sabía y aplaudía según lo cerca que estuvieran sus ideas.

Pero su fuerte seguirían siendo los programas de entrevistas: a celebridades, a políticos (todos los Primeros Ministros ingleses de 1964 a la actualidad y los Presidentes estadounidenses desde el 69 al 2008; sólo le faltó Obama) y a prácticamente quien le diera la gana, siempre con una idea de los invitados de clase alta… Incluso escribió Millionaires, Multimillionaires and Really Rich People, hablando de la gente que conocía, se hizo íntimo de Sir James Goldsmith y Sir Evelyn de Rothschild, y su relación con el Príncipe Carlos y Diana era tan buena que ella fue la madrina de su hijo menor. Para 1993 logró un escalón más en el reconocimiento regio y logró el Knight Bachelor que le permitía usar el Sir.

El resto de lo que hizo —incluido su trabajo televisivo— le sirvió para mover su carrera de productor iniciada con sus programas, lo que le valió un crédito como productor en series y películas de lo más variado, desde The Slipper and the Rose a Rogue Trader, pasando por otra biografía como Leadbelly o Dynasty; no la serie sino una del oeste con Stacy Keach y Harrison Ford.

En 1993 regresó a la BBC para un nuevo programa de entrevistas, Breakfast with Frost, donde éstas habían llegado ya a un grado de autocomplacencia y mansedumbre tal que varios críticos —incluido los de Private Eye— lo llamaban Bedtime with frost. Algo que no cambió cuando decidió relanzar su imagen en 2005, cerrando su programa para cambiarse en 2006 a Al Jazeera el mismo año que se estrenaba la obra de teatro de Peter Morgan Frost/Nixon, que dos años más tarde sería llevada al cine, logrando más candidaturas que premios pero, sobre todo, catapultando su reconocimiento.

Como decía al principio, la de David Frost es una figura controvertida. Un personaje movido fundamentalmente por la necesidad de reconocimiento y que no dudaba en usar lo que otros desarrollaban para seguir subiendo. Pero era más que eso, también era alguien que sabía reconocer y premiar la capacidad creativa, que podía reunir lo que necesitaba para triunfar y se mostraba incansable para conseguir sus metas. Que decidiera aprovechar el auge de la sátira británica para subir significó también que ayudó a difundirla, descubrir nuevos talentos y promocionarlos; que se pasara a las entrevistas significó muchas oportunidades para escuchar a gente interesante. Su último programa en Al Jazeera, The Frost Interview, fue con Marc Andreessen, el creador de Netscape; si miramos en los archivos hay un poco de todo… Y no sólo eso, también demostró los beneficios de ser el dueño de los programas en los que se interviene —sobre todo si el programa es lo suficientemente sencillo para poder llevarlo a otro canal—. Quizá no sean las cualidades más admirables, o quizá nos pese más su lado oscuro, pero lo que es innegable es que ha logrado que todo el mundo conozca el nombre de David Frost.

Puede estar contento.


Bochornos juliagostinos pilotescos deathmatchtizantes

Han pasado otros dos meses y eso significa continuar con el repaso a los pilotos aparecidos durante el año, como hicimos con los de Enero ? Febrero , Marzo ? Abril y Mayo – Junio. Antes de ponernos a ello, aprovecho para recordaros un par de cosas: La inclusión de vídeo suele deberse a que sea una serie especialmente buena, mala o curiosa. Podéis conseguir más información clicando en el nombre del programa, os llevará a su web oficial —y si no tiene, que ahí está la ITV, a lo más cercano que se me ocurre— y a la derecha podréis leer su procedencia: (AU), (CA), (NZ), (UK), (USA) y, por supuesto (OT).

Este año está siendo prolífico, si no en calidad sí en cantidad. El año pasado tocaron 35 y éste 42 —y aún gracias que hemos bajado por fin de 50 en un PD este año—, aunque eso no compense el paso del excepcional año pasado a estos dos mediocres meses. Veremos lo que nos espera en la siempre concurrida recta final del año, pero de momento…

¡Que comience la lucha!

Axe Cop (USA)
Uno de los lanzamientos más esperados para estos dos meses era la Animation Domination de FOX, un nuevo espacio de animación adulta que bebía de Adult Swim y pretendía, de paso, ir encontrando alguna serie para reemplazar a su estelar formación de los domingos. El problema es que bebió tanto que acabó en Alcohólicos Anónimos: Adult Swim hizo burla de ellos, a veces en las mismas emisiones y el resultado general ha sido bastante flojo. Ciertamente al canal le quedan aún dos series por estrenar — Golan the insatiable y Lucas Bros. Moving Co., previstos para enero, además de Murder Police, que ya veremos que día de la semana y mes termina siendo emitido— pero ya ha anunciado que, de la hora y media actual, a partir de septiembre se emitirá sólo una hora. Pero hablemos de este piloto en concreto: Axe Cop lo mismo os suena por un webcomic que alcanzó más relevancia que seguimiento hace tres años, cuando su creador, Ethan Nicolle, decidió guionizar las historias que su hermano de 5 años, Malachai, le contaba. El resultado respeta la falta de cohesión o coherencia del original pero sin ofrecer nada para seguir con el capítulo, simplemente añadiendo una insensatez a otra de forma tan absolutamente derivativa que logra hacer largos y pesados los miniepisodios de 15 minutos de la serie.

The Awesomes (USA)
Seth Meyers va a tener en breve su propio Late, ya es el presentador del Weekend Update del SNL y es indudablemente conocido… Pese a lo cuál éste es un proyecto que ha pasado por las manos de varios canales; primero para el canal del grupo NBC/Universal SyFy, después para la MTv y, al final, ha terminado siendo HULU quién lo emitiera. Lo que nos encontramos tras tanto viaje es una carta de amor al género superheroico, un repaso a sus lugares comunes, utilizados para contar una historia más básica, de relaciones paternofiliales y de amistad, que la hacen cercana a la mítica etapa de Giffen y DeMatteis en la JL. Lo que la convierte de inmediato en una serie que ningún aficionado a los cómics de superhéroes debe perderse. Incluso sin contar el gran número de amigos poniendo voces que tiene la serie.

Badults (UK)
Otro programa más de jóvenes inadaptados buscando su lugar en el mundo de los adultos. Un más-de-lo-mismo con acento inglés que sólo puedo recomendar a los fanes fatales del frat humor.

Being Mary Jane (USA)
Se emitió el piloto en julio y el éxito entre su público —entre el público del canal, BET, quiero decir— ha garantizado que se haga una serie que comenzará en enero de 2014. La actriz Gabrielle Union se esfuerza en esta historia sobre una periodista exitosa en su vida profesional, con su propio talk show, que no tiene ese mismo apoyo en la familiar ni, desde luego, en la amorosa. Así que tenemos un drama de relaciones con la novedad de que la protagonista pretende representar —y quizá incluso explorar— lo que significa ser una mujer soltera negra de éxito para todas sus esferas. No es mi tipo de serie, pero estoy convencido de que tiene un público esperándole ahí fuera.

Beware the Batman (USA)
Durante años DC ha ofrecido a los espectadores de superhéroes las mejores series de animación —y en ocasiones incluso películas animadas— que se han podido ver jamás. Desde la difícilmente superable Batman: The animated series o la JLU hasta la reciente Young Justice, pasando por los Teen Titans y con una gran cantidad de series que iban de lo agradable — The brave and the bold — a lo notable — Batman Beyond —, de manera que la llegada de una nueva serie solía ser motivo de alegría… que se congela viendo el primer episodio. Con una animación 3D peor que la de Escape from Monkey Island y unos guiones pobres que incluyen algunas de las ideas de bombero más espectaculares que DC haya tenido en los últimos años —y mira que parecía difícil— han convertido a la serie en algo inesperadamente anacrónico y fundamentalmente embarazoso.

Big School (UK)
Agradable serie inglesa sobre unos desastrosos profesores de instituto, que cuenta a su favor con la siempre divertida y encantadora Catherine Tate dentro de un reparto bien elegido; lástima que ni el tema ni el trabajo de los guionistas parezca muy interesado en hacer algo mínimamente innovador.

The Bridge (USA)
Para los que no vieran Bro/Bronen, la coproducción entre Suecia y Dinamarca de un policíaco al estilo inglés sobre un muerto en medio de un puente que ponía a trabajar y comparaba la vida en los dos países, aquí tenemos la versión americana, que ha decidido que sus amigos del norte no eran lo suficientemente buenos o espectaculares y se ha ido a hacer con México la serie. El resultado es, por supuesto, una americanización de tan europeo concepto. Así que si no has visto la serie original tiene un pase, y si la has visto… Bueno, hay más series europeas esperando ahí fuera.

Burton And Taylor (UK)
Aquí, en cambio, se juega a la contra. Tras el despendole que fue Liz and Dick, con una Lindsay Lohan desatadísima, los ingleses decidieron montar este Burton And Taylor como segunda vuelta logrando, en comparación, una película mucho más aburrida, más cercana al concepto de biografía de famosos para pasar la sobremesa que a cualquier otro concepto, con Helena Bonham Carter pasando el rato y Dominic West enterrado en prótesis.

Camp (USA)
¿Recordáis cuando en verano se estrenaban entretenimientos ligeros y sin pretensiones? En la NBC parece que sí, porque en este Camp, en una temporada llena de campamentos con esta serie, la próxima y el reality de USA Network Summer Camp, tenemos una serie que podríamos llamar atemporal o fuera de fecha, siempre que entendamos que eso significa que podría haberse rodado en casi cualquier época. Es decir, es agradable, es aceptable, pero no es actual.

Camp Lakebottom (CA)
Párame si ya lo has escuchado, eso es lo primero que se me ocurre al intentar hablar de esta serie sobre un par de chavales muy movidos que van a un campamento de verano que tiene a unos monstruos entre su personal y que, de tan convencido como estaba de haberlo visto ya he tenido que comprobar la fecha de emisión original y que no hubiera hablado antes de ella en los anteriores pilotos de este año… Ah, el siempre despreciado poder de la originalidad.

Capture (USA)
¿Os acordáis de todo eso del exploit y su relativa rapidez? Pues he aquí un reality en el que doce equipos de chavales —bueno, veinteañeros— que van por parejas luchan para eliminarse entre ellos y lograr el premio que sólo el ganador puede conseguir… ¡Que lo digo en serio! Las reglas no tienen demasiado sentido, pero si os apetece un poco de exploit os lo están poniendo muy fácil.

Cedar Cove (USA)
Las películas de Hallmark tienen esa bien ganada fama de ser historias de personajes y relaciones, historias dramáticas con finales tirando a buenrollistas, y todo esto podemos encontrarlo en su primera serie. Una historia que adapta una serie de libros y en la que Andie MacDowell interpreta a una jueza que tiene que compatibilizar su vida pública y privada en un pueblecito en el que lo mismo juzga a un vecino como se enfrenta a los problemas amorosos de su hija. Y todo ello a la vez que reflexiona sobre su carrera, su propia vida amorosa y trata de sobrellevar la pérdida de su hijo. Eso sin contar con que la serie es la versión azucarada, porque la jueza está aquí divorciada en vez de viuda.

Chickens (UK)
Simon Bird y Joe Thomas son bien conocidos como parte de los actores de The Inbetweeners, una famosa serie inglesa —que, personalmente, no me podría interesar menos— en la que, sin embargo, no escribían. Pero han tenido la suerte de crear y vender su propia serie. Bueno, ellos dos y el joven cómico Johnny Sweet, que se ha convertido en el tercero en discordia. Su primera obra trata de la Primera Guerra Mundial, pero no de las tropas sino de los que se quedaron en las ciudades. Tres jóvenes que no se unen a filas: uno al ser declarado no-apto, otro por declararse pacifista y el tercero porque es un caradura que prefiere evitar la guerra. Las relaciones con sus vecinos, sus problemas con la guerra y todas esas cosas que os podéis imaginar y que pasan de parecer sketches a serie con intencionalidad dramática. Los guionistas/actores parecen haber decidido acercar tanto su serie propia a su serie anterior como fuera posible y el resultado… bueno… imagino que si te gustaba la anterior esta no te parecerá muy mal.

Count Arthur Strong (UK)
En 2005 se empezó a emitir en la radio de la BBC Radio 4 el programa Count Arthur Strong’s Radio Show!, que trataba de un personaje central, el Count Arthur Strong del título interpretado por Steve Delaney, como un extraño anciano que venía de ser una figura en el mundo de las varietés, que con toda una serie de tics —desde confundir palabras a olvidar rápidamente lo que está hablando— tenía ahora un programa de radio propio que se nos ofrecía —junto a partes de su vida privada— para que comprobáramos de primera mano el caos que podía llegar a causar. En 2012 se decidió que la siguiente temporada fuera para televisión y aquí que lo tenemos, con un escudero en forma de Rory Kinnear interpretando a un hombre que quiere conocer más sobre su padre, un antiguo compañero de Strong. El resto de la serie se basa en lanzar al Conde a diversas situaciones normales para que vaya causando confusión y creando líos de la manera más clásica posible. En ocasiones se podría llegar a suponer que es una forma de homenajear esa tradición de las varietés… aunque sospecho que es más de las formas de servir recalentado a los espectadores.

Cutthroat Kitchen (USA)
Qué le vamos a hacer, me gustan los programas de cocina. En este caso tenemos un clásico concurso a tres rondas al que le han metido como novedad que los cocineros tienen un presupuesto para comprar tanto los ingredientes principales como, y éste es el giro en el que basa su originalidad, sabotajes que enviar a otros participantes. Trampas y obstáculos teledirigidos de los que el jurado no tendrá idea y que, en realidad, no dejan de parecerse a las pruebas de Top Chef y a las ventajas de MasterChef, sólo que en un nivel más personal aún. Salvo porque el poco recorrido de los concursantes impide que las putaditas vayan a más o a mucho. Así que, bueno… Un concurso de cocina con sus cosas. Si no hay otra cosa que ver —digamos Chopped— puede valer.

Delete (USA)
El telefilme-a-ver-si-piloto-o-miniseries-fijo que ha ofrecido Reelz es de esas cosas que se quedan en el recuerdo. Aunque sea sólo porque es difícil mezclar a la vez más ideas buenas y malas. El resultado final es algo así como una película para SyFy con pretensiones en el que las buenas ideas, algunas no saqueadas de otras películas y series —que parece mentira seguir saqueando Juegos de guerra a estas alturas—. Además, nos ofrece con la interpretación de Seth Green como héroe de acción una de las más hipnóticas cuando no hilarantes apariciones que se han producido jamás en este campo. Espero que logren sacar algo de esto… porque espero una segunda temporada enfrentándose al sharktopus.


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Drunk History (USA)
Yo debo estar muy borracho porque no le veo ninguna gracia a esta idea de Funny or Die reconvertida en serie para Comedy Central. La historia contada por un borracho e interpretada por cómicos que actúan como invitados parece un mecanismo cómico tan útil como poner a un niño de cinco años de guionista, pero qué sé yo, lo mismo es que usar guiones de verdad es algo atrasado.

The Elegant Gentleman’s Guide to Knife Fighting (AU)
Tenía ganas de ver qué era lo siguiente que hacía el grupo Jungleboys tras el buen sabor de boca de A Moody Christmas. Lamentablemente en esta ocasión parecen más gallinas sin cabeza que tratan de encontrar un estilo y un modo de humor. Me parece bien que prueben cosas nuevas, pero es una pena que no hayan logrado un avance sustancial. Al menos demuestra una inquietud en el humor australiano que hace albergar esperanzas.

High School USA! (USA)
Nunca antes Dino Stamatopoulos me había decepcionado. Sus dos creaciones para Adult Swim, Moral Orel y Mary Shelley’s Frankenhole, me parecen de lo mejor del canal y, sin embargo para la antes mencionada Animation Domination HD de la FOX falla miserablemente con un intento de ofrecer una serie juvenil con el aspecto de Archie que se limita a ser un remedo tan poco imaginativo que algunos de los chistes los hizo ya Drawn Together en la MTv, hace casi una década. Una oportunidad perdida por parte de la FOX.

Hillbillies For Hire (USA)
Sospecho que nunca entenderé el interés de los programas de paletos que se emiten en las televisiones estadounidenses y luego nos importan. Sé, sin embargo, de su popularidad entre nosotros, de modo que sospecho que esta extraña invención puede tener sus seguidores. Se muestran aquí las aventuras de dos hillbillies, Jeremiah y Big Ox, que tras una vida de no hacer nada se dedican a alquilar sus talentos prácticos para los bromazos, sus habilidades como especialistas y para construir todo lo necesario para una burla o una venganza. Todo ello más unos pocos secundarios para contextualizarles y para echarles una mano en la construcción y prueba de la broma. No vaya a ser que gasten demasiado dinero o se les vaya la mano matando a alguien. Bajo mi punto de vista es el programa de cámara oculta que llega más tortuosamente a su destino.

Hulk And The Agents of S.M.A.S.H (USA)
Un desastre. Tener a Jeph Loeb como jefe de la sección televisiva de Marvel ha servido para que los personajes que creó cuando estuvo guionizando Hulk tengan serie propia a costa de las anteriores, mejor guionizadas. Sólo podemos consolarnos en que la animación es ligeramente superior a la de los últimos productos animados de la editorial.

It’s a Date (AU)
En el anterior Pilotos Deathmatch nos encontrábamos con la curiosa serie inglesa Dates y ahora llega lo que podría ser otro desarrollo desde la misma idea. Salvo que esta versión australiana lo que nos ofrece es una comedia al estilo tradicional, muy alejada de las ideas que Bryan Elsley usa en la serie británica. Aquí tenemos un estilo más habitual, un uso de los temas de la cita de manera más convencional, dando un repaso a sus posibilidades, que sirve, fundamentalmente, para pasar un rato entretenido y para apreciar más aún los logros de la inglesa.

Liv and Maddie (USA)
Una comedia de gemelas en Disney. Más aún, dos gemelas distintas; una es dulce y ha estado presentando un programa durante algún tiempo mientras que la otra es deportista y le gusta el baloncesto. Sí, yo también esperaba que fuera gótica pero qué le vamos a hacer, esto es el Disney Channel, no Orphan Black. El caso es que son gemelas y una era famosa pero ahora vuelve a ser “normal” y además sus padres trabajan en el instituto al que ellas van… ¡Qué vida tan ajetreada! Si no podéis haceros a la idea de cómo va la serie es que a lo mejor os apetece verla.

Low Winter Sun (USA)
Al final vamos a tener que firmar un Change para que la AMC cambie a los responsables de sus policíacos o deje de intentarlo con éstos. En este caso ha cogido una miniserie Británica de DOS capítulos y ha tratado de estirarlo hasta los DIEZ, de modo que la serie original —que tenía su gracia en 2006 pero casi como película larga— pierde aquí ritmo e interés, logrando otro de esos pestiños pretenciosos que hacen añorar el buen hacer del resto de canales con estas series. ¡Que se vean The Shield y aprendan un par de cosas!

The Mill (UK)
Serie inglesa de época sobre la dura vida y las duras condiciones de trabajo en un molino, mucho sufrimiento, muchas relaciones al límite… Estoy muy lejos de ser su público pero si os van estas cosas…

OH NO! It’s An Alien Invasion (CA)
Los alienígenas han llegado a nuestro planeta y se han llevado a todos los adultos; sólo un grupo de niños ha decidido plantarles cara y tratar de recuperar la Tierra. Distintos chavales organizan la Resistencia y ponen sus habilidades particulares al servicio de la revolución. Lo que no sería más extraño si no se tratara de una serie de animación para niños y no de una historia juvenil. El diseño en 3D creado para que todos —invasores incluidos— parezcan diseñados para hacer merchandising hace que el aspecto exterior quede más infantil, de modo que el resultado es, cuanto menos, desconcertante.

Orange Is the New Black (USA)
Posiblemente la serie del verano —entre otras cosas, por incomparecencia de rivales— y sin duda el mejor lanzamiento de Netflix. La historia de una joven de clase acomodada que acaba en la cárcel podría haber sido otra de esas historias de pez fuera del agua que tanto parecen gustar. Sin embargo, el reparto a su alrededor logra que ella sea sólo el hilo conductor y que su historia, aunque más cercana, no sea la única —casi ni la más importante— que el público conoce. Los aciertos en el casting y en la elección de la gente que puebla la cárcel a uno y otro lado de la ley es lo que acaba de darle un aspecto compacto aunque, lamentablemente, quede la impresión de que se podría haber ido incluso más allá. No es una serie oscura, no estamos —ni ellos lo pretenden— ante un Oz, e incluso el estilo es divergente de la otra gran serie carcelaria aparecida este año, la australiana Wentworth que, fiel al modelo de su predecesora Prisioner, era también más dura. Aquí estamos ante una serie en la que los hechos son dramáticos pero el alma es de comedia y, más aún, parece claro que la serie puede crecer en las próximas temporadas.

Packages From Planet X (USA)
Siguiendo con la tradición de sus series de animación, en esta Packages From Planet X tiene todo lo clásico: protagonista, amiga, amigo gordinflón torpe y una excusa para que cada semana haya una aventura, en este caso los misteriosos paquetes que llegan desde el Planeta X y que traen ciertos ecos de Doraemon. Muy clásico, vaya.

Quick Draw (USA)
La otra novedad de HULU es esta comedia del oeste que… bueno… si os sobra un rato y eso… ahm…

Rewind (USA)
La mezcla de militares y civiles no es una novedad en la ciencia ficción, ni siquiera en una serie sobre viajes en el tiempo, como recordará cualquiera de los espectadores de Seven days… así que lo que ofrece como nuevo este telefilme listo-para-serie es una mezcla de ambos conceptos, con un grupo que viaja al pasado para tratar de evitar el futuro. Es decir, un Continuum desideologizado y fundamentalmente soso.

Room 9 (OT)
Esta curiosidad es una serie africana, pan-africana si lo preferís, hecha con los míticos dos duros y con clara vocación de ofrecer una plataforma para las leyendas y tradiciones paranormales de África. El resultado es inevitablemente cutre pero las ideas detrás y el esfuerzo invertido hacen a la serie merecedora de un vistazo.

Run (UK)
Olivia Colman realiza una interpretación que por sí misma justificaría esta serie, pero, además, resulta que lo que nos traen aquí es quizá no muy brillante pero sí bastante original. Cuatro historias independientes que se van interconectando a la vez que muestran distintas posibilidades de lo que podríamos llamar el mundo criminal. Quizá no sea imprescindible pero sí es interesante.

The Shed (USA)
Pues ya han llegado los realities de familias a Food Network, en este caso con los curiosos propietarios de una cadena de restaurantes especializados en —claro— barbacoas. Algún día les veré la gracia.

Southcliffe (UK)
Otra serie británica con un punto de partida criminal y violento aunque esté más cerca de tratarse de un drama, con una construcción temporal diferente y muy muy muy centrado en el estudio psicológicos de los personajes implicados o tocados por un tiroteo, independientemente de las motivaciones tras el mismo.

Supermarket Superstar (USA)
Dentro de los programas, más aún los programas concurso, sobre cocina pasan a un nuevo nivel con éste en el que la receta es casi secundaria frente a la imagen de marca y las posibilidades de venta en supermercados. Aquí no se busca el mejor plato sino la idea más explotable, el capitalismo por encima del sabor. Una forma curiosa de hacer avanzar las posibilidades.

Upper Middle Bogan (AU)
Una mujer de clase social media/alta descubre que es adoptada y que sus padres reales son de clase baja y se dedican a competir en carreras de acelerones. Pese a que lo dicho suena a algo convencional es inesperadamente divertido y, si bien no muy revolucionario, sí es posiblemente la mejor comedia australiana en lo que llevamos de año.

Vic the Viking (AU)
Parece increíble pero aquí vamos con otro antiguo éxito animado pasado por el filtro del 3D como ya antes lo sufrieran La abeja Maya o Heidi. Ay, señor…

The Vineyard (USA)
Recuperando una antigua tradición, se mezcla aquí un docureality de toda la vida con un culebrón incluso más antiguo. Si en otros tiempos podríamos haber usado esto para hablar de The Hill aquí tenemos The Vineyard que viene a ser lo mismo pero en otra localización. Al final todo acaba siendo igual.

What Remains (UK)
Una gran serie noir británica de una manera distinta a lo esperable. Una pareja se muda a un piso y encuentran un cuerpo en él. La policía, con el gran David Threlfall en el papel central, investigará cómo es posible que una persona desapareciera y nadie lo notara, además, claro, de buscar al culpable de su muerte. Sin embargo es la reflexión sobre la soledad en la sociedad y el uso que podríamos considerar como voluntariosamente artístico de los recursos técnicos los que demuestran una intención más allá del clásico mystery inglés. Hay que aplaudir la competencia y el resultado, que nos sirve para recordar por qué las series inglesas de género negro son —como ya han demostrado en estos mismos meses Southcliffe o Run — un estilo completamente distinto de abordar el género.

Whose Line Is It Anyway? (USA)
La CW ha recuperado con inesperado éxito uno de los programas concurso más duraderos, sobre todo por la importantísima parte de improvisación cómica que requiere y que, tras la versión inglesa para la radio en 1988 dio lugar a la televisiva y luego a la norteamericana, parecía complicado que a la nueva versión le quedara algo que decir o explotar; pero han demostrado, sobre todo gracias al trabajo de los cómicos improvisadores Colin Mochrie, Ryan Stiles y Wayne Brady, que ya trabajaron en la anterior versión —que era para al ABC y luego ABC Family con Drew Carrey de presentador— que, pese a los años, han logrado recuperar lo que funcionaba del programa y hacerlo crecer.

Wonderland (AU)
Una de esas historias de varias parejas que se conocen y blablabla en un tono entre la comedia y el drama y que invitan a las reflexiones de siempre sobre los temas habituales. Un aburrimiento.

The Writers Room (USA)
Tener a Jim Rash conduciendo un programa en el que se permite una mirada al interior de los procesos de escritura y preparación de las series más importantes del momento en la televisión estadounidense es el tipo de documental que merece la pena ver. E incluso coleccionar. Bien por ellos.

Así que ya lo veis, un bimestre más la televisión británica salva los trastos, la estadounidense se redime con alguna serie inspirada, los de fuera siguen trabajando en ello, se estrena alguna bazofia y yo consigo no saltar por la ventana de nuevo.

Claro que el mes que viene es el de los estrenos del otoño americano. Como otros años eso significa que septiembre tendrá su propio Pilotos Deathmatch para que pueda quejarme pronto de los estrenos y, quizá, recomendar Brooklyn Nine-Nine, Sleepy Hollow o Hello ladies, y seguir poniendo velas a la BBC para que estrenen de una puñetera vez Peaky Blinders. Pero eso será dentro de poco más de un mes.