¡Pilotos Deathmatch!

Hay veces que lo más difícil de comentar una serie es el contexto. Por ejemplo, Duckrockers (NZ) puede parecer simplemente una serie neozelandesa sobre la juventud de un extraño y variopinto grupo de jóvenes samoanos en los años ’80s que se ven metidos en una extraña historia para salvarse de un castigo. Y es eso. A mí no me ha hecho demasiada gracia porque ni la nostalgia ni las extrañas aventuras de estos chavales me dicen gran cosa. Pero resulta que, a la vez, es la precuela de una película muy conocida y exitosa allí: Sione’s Wedding. De modo que es un poco como intentar explicar fuera de España -y que me perdonen los neozelandeses por la comparación- el motivo que podría llevar a alguien para hacer una precuela de Torrente. (Que es algo que podría pasar pero, sobre todo, que deseo con fuerza que no ocurra nunca). Y es que tanto Sione’s Wedding como su continuación, Unfinished Business, tuvieron bastante éxito pero dependían mucho de su reparto -parte de los cuales salía del grupo cómico The Naked Samoans– tanto por el reparto en sí como por una sensación de que había un programa de sketches funcionando debajo -el punto de partida de la primera película. Lo que, supongo, hace un poco menos buena la serie. O no, según las ganas de nostalgia. Pero, vamos, que yo poco de ambas.

Esto de que BBC Scotland haga también sus propias series me parece bien, aunque me sorprende que no sea en escocés, pero debo decir que este Granite Harbour (UK) me recuerda a las series policíacas inglesas de toda la vida. De hecho, si hubieran resuelto el caso en lugar de seguir adelante para lo que podría ser toda la serie estaría más que contento. Pero bueno, el punto de partida del asesinato es medianamente interesante -¡un empresario en lugar de una joven!- y también los personajes -un antiguo policía militar que entra como aprendiz de una policía algo excéntrica dentro de un grupo algo estereotipado pero interesante-, en la ciudad de Aberdeen. Así que… bueno. Agradable. Podría ir un poco más hacia uno u otro lado pero quién sabe cómo se desarrollará en los próximos capítulos.

El primer de los intentos de telenovela de la semana es Hush (USA), uno de los estrenos de ALLBLK que no funciona mal pero necesitaría algo más de dinero para que no se le noten tanto las costuras. Con lo que parece la intención de hacer un sexy thriller en su centro, a saber, una terapeuta de pareja y sexo (algo así) tiene un ático para ‘cosas’. Si alguien está esperando un cadáver: Efectivamente. A partir de ahí las ‘notables’ clientas que tenían acceso y la susodicha terapeuta empiezan a ver sus secretos y blabalbla. Lo de siempre, con un poco más de pelo suelto por suerte para todos, especialmente para los que vimos The Loft hace unos años.  Bueno, pues un poco de forraje telenovelesco, no sé si lo voy a verlo pero tampoco voy a quejarme demasiado.

Pues en Peacock han estrenado la serie australiana Irreverent (AU) que es un poco como si Impastor la hubiera visto alguien. O como si, sabiendo que nos acordamos media docena, pensarán que nadie iba a darse cuenta. Por suerte no es una copia exacta -aunque sí muy cercana- pero vaya, aquí el cambio se nota sobre todo en el tipo de ciudad y en el entorno. Supongo que el añadido de personajes es para ver si así dura más. Tengo mis serias dudas pero, bueno, lo han intentado al menos.

Ver Live At The Moth Club (UK) hace recordar un poco a la serie clásica de los Muppets. Excepto que en lugar de Muppets son ingleses. Que quizá no sea una diferencia tan notable a priori, pero que lleva a que el ritmo sea menos frenético, más tendente al humor incómodo. Bueno, en ocasiones lo incómodo es cuánto se alargan ideas y premisas. Las actuaciones de stand up son… variadas, supongo. A veces jugando con esa idea de falso documental. Los sketches -llamémoslo así- de las bambalinas son también un tanto irregulares. Pero bueno, The Moth Club es un escenario suficientemente conocido, y aquí creo que puede acabar saliendo algo interesante en cuanto decidan qué es lo que pretenden hacer. Más allá de sacar a todos los cómicos ingleses que puedan.

Esta Pewnego razu na krajowej jedynce (O) (PO) o Dead End o como la llamen es… bueno… un poco de relleno. Si en lugar de una serie hubieran hecho una película probablemente habría sido más sobrellevable. Pero, claro, la idea de un grupo de personas diversas acaban juntas en el mismo lugar, se encuentran con una cantidad de dinero de procedencia desconocida y son perseguidas por ello sin poder ir a las autoridades porque etcétera. El juego de los coches está bien pero me temo que a estas alturas necesita un algo más. Aunque supongo que para echarse la siesta un fin de semana vale.

El segundo intento telenovelesco de la semana es Riches (UK), una serie que parece querer ser Sucession a ratos y en otros Empire. En ninguno de los dos casos acaba de funcionar no tanto porque no tenga claro el tono -que no lo tiene- como porque parece que el reparto anda en distintos puntos. No sé si es un problema del propio reparto, del guión, la dirección o quién. PERO. El problema está ahí y a nadie parece importarle un car… demasiado. Qué le vamos a hacer. (Pues no verla, eso le vamos a hacer)

Tengo un problema de partida con Sicak Kafa (O) (TU) -va, venga, Hot Skull– y es que una ficción sobre una pandemia mundial no me apetece nada, no me apetece tampoco la historia de que lo que te hace es ‘decir cosas incoherentes‘. No me apetece porque lo incoherente puede tanto discutirse en cuanto a lo que se considera esa propia coherencia como a lo que puede querer decir sobre, en fin, otra epidemia que haya podido ocurrir recientemente. Si además me lo pones en capítulos largos y pausados… Mira, no. La culpa será mía y no de la serie, lo que queráis. Pero no.

Parece que Prime ha decidido adaptar un puñado de las historias de Louise Penny en este Three Pines (CA) que en realidad cuenta con su mayor baza en Alfred Molina. La idea de separar los casos en dos partes puede ser propio de las series inglesas de asesinatos pero normalmente significan o que tienen mucho que contar o que la duración del capítulo es razonable. Ninguna de esas dos premisas se dan aquí. Tampoco es que Penny haya sido una de mis autoras de referencia pero viendo los dos primeros capítulos -que adaptan la segunda de las novelas del personaje Armand Gamache– está claro que se le podría haber sacado más juego. Aunque quizá tendrían que haber liado a un canal inglés para eso. En fin.

Resulta más interesante de lo que esperaba este Vadhandhi: The Fable of Velonie (O) (IN) que tiene todos los tics de una producción europea de misterio -una muchacha muerta, dudas sobre sus familiares, el papel de la prensa y la policía, secretos y más secretos- pero adaptados a una realidad india que a ratos parece pensada para destruir esa imagen preconcebida-reconozco que no me esperaba el trasfondo religioso mariano- pero que funciona mejor precisamente cuanto más usa elementos clásicos para romperla. Como un pasito más allá de la anterior Suzhal también del matrimonio Pushkar–Gayathri. En general una obra agradable de la que sospecho que veré la primera temporada a ver cómo sigue, y si va a pasar a convertirse en una obra antológica de investigaciones.

El otro estreno de la semana en ALLBLK es igual de desopilante, aunque en una dirección diferente. Porque en Wicked City (USA) lo que tenemos es una obra de brujas, de distintos estilos y poderes pero con unas ganas de montar follón y telenovela que la acercan más a las de East End que a cualquiera de sus otras notables compañeras. Que me parece perfecto, por supuesto. Es cierto que este batiburrillo, esta verbena, agradecería más dinero para sus efectos especiales. Pero ese aspecto barato no desentona con el resto de la serie.

Esta continuación/nueva versión de Willow (USA) se aleja de la ¿épica? que podría tener la película original a favor de una aproximación de aventura juvenil, a la vez ligera pero con capas, que hace inevitable acordarse tanto de obras modernas en estos entornos fantásticos como de los referentes de hace tanto tiempo. Y, quizá por esta forma de ser serio pero no tomarse en serio, pero funciona. Es una obra agradable, consciente de ser para un público juvenil pre-Élite, y con el suficiente componente de eso que en tiempos se llamaba Entretenimiento Familiar como para que sea fácil pensar que será recibida quizá no con algarabía pero sí con agrado.


Deja una respuesta