¡Pilotos Deathmatch!

Demasiado lío se trae este Check-in Hanyang (O) (CS), o 체크인 한양 o, porque el punto de partida parecía sencillo: Una posada recibe a cuatro nuevos ‘sirvientes’, cada uno con sus motivos para estar allí y, claro, con sus secretos (uno es un noble de incógnito, otro es una mujer de incógnito, un tercero es el heredero que preferiría dedicarse a otra cosa y el cuarto es el hijo de una familia venida a menos decidido a que recupere su puesto) que van a tener que trabajar juntos y blablabla. Las cosas estas de época, romance, trabajo y hasta algo de suspense -muy poco, pero algo- que, sin embargo, se las arregla para que sea farragoso TODO. La presentación de personajes, la forma de llegar allí, el cómo gestionan cada argumento, cómo relación a los personajes… Es un espanto de piloto. Puede que a partir de aquí, con todas las piezas en orden, sea más sencillo, pero está claro que este capítulo es más disuasivo -o disuasorio- que cualquier otra cosa. Así que bueno, muy fans hay que ser, y poco te tiene que importar -o interesar- la espantosa manera de construir el capítulo.

Los fachas de Angel Studios parece que no tenían suficiente con las películas y han decidido pasarse también a las series. En realidad es casi normal teniendo en cuenta que este año hemos visto a varios canales fachas dando el salto a la ficción. Supongo que la diferencia es que en Angel Studios han decidido hacerlo desde una de sus películas, porque este Homestead: The Series (USA) decide dar el paso desde la película del mismo nombre… que se estrenó la semana pasada. Supongo que la idea de sacar YA la serie es que como el seguimiento de la marca va con lógica de secta y público cautivo saben que pueden tirar para delante sin mucho problema. El resultado es, por supuesto, el esperable. Disimulado debajo de un escenario postapocalíptico hay una película de acción de baratillo -más baratillo que acción, he de decir- puesta para vender un discurso retrógrado que, por supuesto, funciona más mediante textos y disimulos que de manera abierta. (Es decir, no llega a los niveles de transfobia abierta de la última temporada de Lioness, por ejemplo) Pero deja su mensaje MUY claro a poco que piensas sobre qué te han enseñado y cómo lo han hecho. Supongo que esto es parte de la televisión del futuro: Por fachas, para fachas.

Es sorprendente cómo siempre se puede acabar regresando a los básicos.  Party Till I Die (O) (IN) tira de una de esas historias que ‘párame si te suena’ puede significar no terminar ni la primera frase. Un grupo de amigos veinteañeros, muchos de ellos con dinero, montan una fiesta en una mansión aislada. Hay una trama bastante ridícula sobre una ‘empresa de modas’ que sirve de elemento vertebrador pero que, en realidad, es la justificación para tener a todos allí. Y la manera en la que comienza el lío con lo que podemos llamar un acto de apropiación cultural: ¿Quién iba a pensar que los indios iban a robarle a los ingleses el Balconing? Lamentablemente esa primera muerte es el final del capítulo, pero como el principio es la poli llegando a la casa, con aquello lleno de cadáveres -tapados, para que no sepas ni quién ni cómo- y yendo a hablar con La Única Persona Superviviente… Pues nos podemos hacer a la idea. Todo ello con un presupuesto más que ajustado -las prendas de ropa del teórico negocio de modas son poco menos que camisetas con telas pegadas, ni en los mercadillos ibas a poder vender aquello- y unas personalidades casi del mismo cartón piedra que el decorado. Pero supongo que quizá si lo que buscas es algo con muertes para tener de fondo….

Parece que este The Road Trip (UK) no acaba de saber atrapar el estilo y humor de Beth O’Leary, dejando la historia en una sencilla… iba a decir que comedia romántica pero lo cierto es que tampoco hay tanto de comedia. Más bien intentos de que lo sea. Pero bueno, supongo que para esta fecha servirá como relleno. O algo.


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