¡Pilotos Deathmatch!

Supongo que esta especie de estreno sorpresa de 90 Minutos (O)(MX) debería de sonarme. Al fin y al cabo parece que coge sus líneas generales de una película ochentera en la que el malvado constructor quiere hacerse con el gimnasio del barrio para construir un rascacielos y solo un grupo de chavales que ganen la competición podría impedirlo. Excepto, claro, que las cosas son un tanto distintas. Por ejemplo, se nos dice desde el principio que los chavales son más bien cuarentones, que el ‘constructor’ tiene untado a todo el mundo y que lo más difícil de la competición es que no salga nadie herido. Porque la serie comienza dejando claras dos cosas, que la pertenencia a esta especie de club de barrio es algo cultural, pero no en el habitual sentido ‘hooliganesco‘ -aunque algo se pueda ver-, y que sus integrantes son gente corriente de clase tirando a baja, con unas vidas y unos proyectos al margen del equipo pero capaces de alinearse con él. El resultado es curioso, poco sorprendente porque ya sabemos cómo va esto -de hecho, lo único que me pregunto es cómo van a lograr darle un final razonablemente feliz a algo que te enseñan desde el principio que no puede ser. Supongo que algún tipo de ‘la fuerza del colectivo está al margen de las corruptelas’. Por lo demás, una serie que logra destacar un poco gracias a su empeño en ser entrañable -ojalá hubieran puesto el mismo empeño en sacar a más mujeres- que supongo que tal y como están las cosas tendrá que valernos.

La idea detrás de Code of Silence (UK) para lograr hacer una obra criminal de estructura clásica -una persona ajena (al menos en principio) al mundo criminal colabora en una investigación- encuentra algo nuevo que contar al poner a un mujer sorda en su centro. Una trabajadora de la cantina de la policía a la que ‘fichan’ para que lea los labios de un grupo de hampones que están preparando ‘un algo’. Hasta ahí bien, incluso con la manera de intentar explicar mediante la fonética y la multimedia cómo es eso de la lectura de labios. El problema, claro, llega cuando hay que desarrollar la idea. A la protagonista le dicen ‘no se te ocurra investigar por tu cuenta’ en varias ocasiones. Os podéis imaginar qué es lo que hace. Y el problema es que no hay una justificación para esto más allá de ‘se aburría’. Que nunca es una gran excusa. No hay una conexión propia, no hay siquiera una infatuación por nadie, y eso es un problema porque ves a la protagonista hacer cosas, meterse en charcos y tomar malas decisiones sin que haya nada que lo justifique. Más que la necesidad del guion. Así que… para la próxima espero que alguien se pare un momento a repasar no solo la idea, también el desarrollo.

Iba a decir que esteThe Kouncil (USA) parecía un sketch de TikTok convertido en unos minutos interminables. Pero, al menos, son solo unos minutos. Así que se ma ocurrido mirar y parece que esto de Peacock Emerging Artist Series es Peacock intentando ver si puede sacar a Emergentes -que vienen a ser gentes con muchos seguidores en interente- con series muy cortas. Y ver lo que pasa. Lo que pasa aquí es que este La cabeza de Herman para mujeres jóvenes probablemente funcionaba mejor en la plataforma que aquí. Posiblemente no hubiera funcionado ni en Quibi. Y está claro que lo que buscan es ver si los influencers -ah, sí, tenemos otras TRES series de este estilo más esta semana. *sob*- tiran del asunto. Pero esta decisión -las series de diez a quince minutos, la decisión de que sean lo más parecido posible a lo que se hace en redes sociales, la evidente falta de medios- parece más pensada para ver quién tiene seguidores como para darle algo más grande y no tanto como para hacer algo que funcione por sí. Sin darse cuenta de que si quieres ver algo que es como lo que hacen en las redes sociales sin un mayor presupuesto o desarrollo… ¡Te quedas en las redes sociales!

En contra de lo que uno podría haber esperado aún no ha terminado en Netflix la intención de ir haciendo versiones de Machos Alfa en distintos países europeos. Hoy le ha tocado a Italia con Maschi Veri (O)(IT) y, por supuesto, aquello no mejora. Así que mejor quedarnos con la idea de que en Europa prefieren esperarse a una versión nacional antes que ver una serie del vecino de al lado. Qué es algo que pasa también en España, claro, no hay más que ver la cantidad de adaptaciones que hay en el cine. Pero bueno. Una más, una menos, y que pase la siguiente.

De alguna manera hemos acabado en un ecosistema de creación de contenido que decide que hay que hacer revoltillos y acabamos con series como Motorheads (USA), One Fast Tree Furious Hill con nepobabies por todas partes. Hecha con más tablas que talento, podría servir para rellenar la programación de las tardes, aunque sospecho que las carreras de coche que tanto énfasis tienen aquí acabarán siendo tan importantes como el baloncesto en la otra. En fin. Hay tantos Momentos Ya Sabes para crear misterios de manera artificial. (Esos momentos en los que dos personajes hablan de ‘algo indefinido’ y para justificarlo uno de ellos dice una variedad de ‘ya sabes’.) que si le meten un oso polar podría ser Perdidos, y con eso y todo no le interesa centrarse en los misterios, solo que sepas que están ahí. Como si fuera una telenovela diaria que tiene que abrir hilos para más adelante. No dudo de que pueda haber un público para esto -cosas más raras he visto-, pero tengo claro que no soy yo.

Me quedé dormido viendo Nain Peojeul (O)(CS), o 나인 퍼즐 o Nine Puzzles o Las nueve piezas del puzzle o…, dos veces. A la tercera lo conseguí. Pero no sé si mereció la pena. Y es una lástima porque pocas cosas me parecen más interesantes que uno o varios asesinatos misteriosos. Con un par de investigadores en su centro. Y la clara decisión de que sean MISTERIOSOS más allá de cualquier lógica. Pero el problema no es ese. El problema es que tarda un siglo. En serio, este capítulo debería de haber sido los primeros quince minutos, no alargar insufriblemente lo que hacen y dejan de hacer unos y otros sin más motivación aparente que rellenar tiempo. Porque no construye personajes, no crea tensión, solo divaga, y divaga, y divaga… En fin, a ver si la próxima.

Hará casi veinte años se estrenaba una telenovela cómica en Colombia, todos esos años después llega una remake que no tengo claro por qué motivo han decidido hacer. Se trata de Nuevo Rico, Nuevo Pobre (O)(CO), que logra que la antigua parezca moderna en comparación. Porque al menos aquella sabía que era una farsa y no se tomaba en serio. Pero no se tomaba en serio a ella misma, no a los personajes. Aquí hay una manera de hacer y presentar que parece obviar que las telenovelas funcionan por los personajes y que hace falta una complicidad con el espectador que difícilmente se va a lograr con lo que quiera que sea esto, con la sensación de ser igual de falto de fondos que la anterior, pero también con la determinación de fingir que es una gran producción. En fin, un desastre. No me extraña que Netflix no le haya dedicado ni un trailer.

Otra de esas series de esta semana de Peacock, Older, Hotter, Wiser? (USA) parece entregada a una influencer de dar charlas, una coach o lo que sea. Así que tenemos a dos personas en un coche intentando llegar a un evento en el que tiene que hablar y con un ataúd. De nuevo, podría valer para un ‘sketch’ o para un rato. Pero en general… no es buena idea, no. Aquí por lo menos que solo sea 10 minutos hace que no sea peor. Pero no me vería el segundo de esto ni cobrando, ni aunque haya momentos en los que la creadora parezca creer que está haciendo Seinfield.

La tercera serie del grupo es esta People Like Me (USA) que parece un delirio artie. Supongo que este creador es algún tipo de artista multivisual o alguna cosa así. Pero la verdad es que parece el trabajo del semestre de un estudiante de audiovisuales. Menos mal que son cortas.

Tyler Perry Tyler Perrea en She the People (USA), su idea de una comedia política que es tan claramente ‘apolítica’ en el sentido Tyler Perry como lo es su humor. Que es, exactamente, el problema. Estoy seguro de que habría maneras de que esto funcionara e, incluso, para los estándares de Tyler Perry no es ni su peor serie. Pero sus momentos mejores momentos son muy puntuales, empeñado como está en machar con lo mismo una y otra vez como si fuera algo divertido.

Parece que Nicole Kidman no estaba disponible esta semana y en Sirens (USA) han optado por que Julianne Moore haga el papel de Kidman de actuar poco y mal en una serie al mismo nivel. Que no digo que Los ricos son espantosos, todo eso horrible, jaja no sea ya un género propio. Lo que digo es que no es interesante. El único gancho es una mujer que va a ver a su hermana, pero no lo hace porque pase ‘algo’ real que constituya un misterio o una narrativa sino porque parece que le han tocado… las narices. Y con esa misma forma de funcionar, dando por hecho que solo por ser ricos son fascinantes, en lugar de crear algún tipo de historia o narrativa que nos hubiera interesado algo primero. ¿Las dos hermanas se llevan mal? Pues lo de siempre en estas series. Que los ricos hacen cosas raras. Pues vaya novedad. ¿Que Juliane Moore y Kevin Bacon… No, la verdad es que yo tampoco tengo claro qué es lo que hacen Moore y Bacon aquí, pero espero que haya servido para pagar sus deudas. Otro en fin.

Supongo que es la semana de series que intentan interseccionar con Seinfield porque en Wàngle wô jìdé (TW) Netflix V , o 忘了我記得 o Forget You Not u Olvidarte, nunca o…, volvemos a encontrarnos con esa idea de meter trocitos de stand-up (o teórico stand-up) en mitad de una narración. Aquí sobre la complicada relación de la protagonista con su padre, en un contexto en el que nada parece funcionarle a la pobre. Ni la relación con su marido, ni su trabajo, ni nada. El stand-up es algo así como su pasión/complemento pero no puede vivir de eso, así que trabaja también de dependienta. Os podéis imaginar el asunto. O no, porque, claro, hay un momento en el que vemos que el padre tiene algo médico. No tengo muy claro qué porque parece que no lo quieren contar. O no todavía. Pero buenoenfin. Seguro que hay algún espectador para este tipo de dramas, pero a mí todo esto me pilla lejísimos. La parte del stand-up debería de tener gracia, la parte del padre lo que dan ganas es de que acabe con él, y el resto es relleno. Pero bueno, supondré que la culpa es mía. Y a otra cosa.

La menos mala de las series de Peacock es esta The Warehouse Phase (USA) que sigue sin ser una buena serie pero, por lo menos, disimula. Aquí tenemos a un joven que logra un contrato como rapero o algo después de haberse hecho viral. Pero claramente no está preparado. Así que aunque hay mucho espacio para ‘la viralidad’ también procura enseñarnos un poco más. Lástima que no sea ni muy original ni especialmente creativo. Pero supongo que, en comparación, gana.


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