Semana razonablemente tranquila, menos mal. No demasiado mala gracias a, por ejemplo, Acceptable Risk (O) (IR). Un thriller irlandés que tiene a su favor un buen reparto y un punto de salida que suena a telefilme y que es precisamente su mayor problema. Porque si su desarrollo es aceptable está, desde luego, muy lejos de ofrecer una mínima originalidad o alguna mejora a la fórmula.  Pero, con eso y todo, una serie bien hecha.

Intentos de comedia de en Audience TV, la primera es Hit the road (USA) con Jason Alexander como factotum, la idea de una familia extraña -y adoptiva o así- que trata de vivir como una banda musical, o algo, como una idea sacada de los setenta que ahora se convierte en a saber qué idea. Pero bueno, supongo que en su cabeza tenía más gracia y, al fin y al cabo, no todo el mundo puede justificar la historia de una familia yendo de un lado a otro del país como The Detour.

Algo mejor, pero aún sin poder lanzar las campanas al vuelo, es Loudermilk (USA). Serie sobre adictos, gente en rehabilitación y gente a la que, en realidad, le gustaría encontrar una salida a todo aquello si, quizá, pudiera compatibilizarlo. Una serie… agradable, digamos. Quizá vaya a mejor, quizá empiece a repetirse, pero algo es algo. Supongo.

Terminamos en Australia con Sisters (AU), en la que una mujer descubre que su padre -ganador del Nobel- estuvo haciendo cosas con su esperma. De él. Para inseminar a gente. Es un poco largo pero, vaya, esto es una comedia y la gracia es que ahora tiene un montón de hermanos. Pero sólo aparecen un par de hermanas. Así que en mitad de ese caos la relación entre esas tres y sus múltiples diferencias -una es una estricta abogada, la otra una ex-niña prodigio- la que proporciona las risas. Con ese sentido del humor más o menos amable esperable del creador de Puberty Blues, claro.