Cuando de una serie se dice que le pone ganas no suele considerarse como algo bueno. Así que me ahorro decir eso del piloto filtrado de Constantine (USA), prefiero quedarme con que hay un cierto intento de acercarse a los cómics aunque sea revisando lo ya drenado del original por otros programas similares. Al emitirse en una generalista se pierde parte del comportamiento y el estilo, el Constantine personaje de la serie es mucho menos embaucador, no digamos ya cabrón -y, obviamente, menos fumador- que el de los cómics; en su lugar se nos presenta una versión algo más heroica, con poderes manifiestos, menos propia de los cómics de Vertigo y más de los New 52. A su favor juega, como decía el otro día con Flash, la habitual esperanza de que este tipo de series ganan con la evolución y acumulación de tramas y personajes. Más nos vale.
El final de junio en cuanto a series no podría ser más flojo. Solo dos y vaya dos. La primera es
The Leftovers (USA), basado en una novela cuyo título español fue
Ascensión y que nosotros podríamos decidir si es mejor llamar
Los Dejados o
Los Restos. Incluso
Las Sobras. Cualquier cosa vale para tratar de hablar de esta serie, pero empecemos por el libro en sí. Su autor,
Tom Perrotta, es responsable de varios textos, incluyendo un par de novelas ya publicadas en España con los títulos de
Lecciones de abstinencia y
Juego de niños. Esta última, a su vez, adaptada al cine como
Juegos secretos. Al igual que una de sus inéditas por aquí:
Election. Parece claro que todas tienen unas características comunes: Un oscuro y malévolo sentido del humor, la reflexión sobre el poder a través de personajes con una relevancia importante pero limitada y un uso de la sexualidad como algo tan poderoso como problemático. Todo eso estaba en el libro, que,a demás, partía de esa idea distópica -aunque cuidándose muy mucho de sugerir que una facción religiosa tuviera razón, para poder jugar con la idea de lo que hubo detrás de las desapariciones y de cómo la gente trató de llenar ese desconocimiento por medio de ideas en ocasiones profundamente raras. El libro no era perfecto, tampoco es eso, aunque sí tenía algunas buenas ideas metidas entre argumentos un tanto más convencionales. ¿La serie? Lo que en el libro era extraño aquí es abiertamente ridículo, los actores se dividen entre los que hacen lo que pueden con lo que tienen y los que están allí para cobrar y poco más, como si les diera lo mismo
The Leftovers que
Under the dome porque total. Peor aún, la premisa es movida al decidir cambiar al personaje principal de alcalde del pueblo a jefe de policía, un movimiento que le quita poder pero le da una pistola, algo que resulta lamentable para la historia pero perfecto ejemplo de todos los cambios que se hacen mal en esta serie. Y el humor -no el involuntario, que, como decía, tenéis a patadas- de
Perrotta, sus ideas negras y cínicas, aquí logran transparse como poco menos que gracietas de adolescente o bromas universitarias. Es realmente sorprendente lo fallida de la adaptación, como realizada por un robot que desconociera el motivo por el que la gente encuentra las cosas divertidas. El resultado final podríamos considerarlo una parodia bufa de
Flashforward si no tuviera tantas -y tan fallidas- pretensiones de ser algo trascendente.
Mientras tanto en la
CBS deciden quemar los programas que les sobran. Y casi me parece hacerle poco cuando lo que se tiene es del estilo de
Reckless (USA), que en su descripción probablemente ponga algo del estilo de
drama legal con carga sexual cuando lo que quiere decir es el viejo culebrón en versión juzgados. Así que, puestos a hacer el tonto, mejor le pongo yo el eslogan:
Un Fiscal del Distrito, una Abogada Defensora, Tienen Pasión, Tienen Ganas, De Hacer Justicia, Y Lo Que Surja. Chim-pón.
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