Quienes llevan ya tiempo soportándome saben que Gene Luen Yang suele interesarme, llevo esperando años a que alguien se anime a publicar en España The Shadow Hero -con el magnífico Sonny Liew, otro apreciado creador-, me han visto recomendar Superman contra el Klan e, incluso, leerme su trabajo en DC y Marvel. Todo esto, por supuesto, viene de la publicación del traducido como Chino americano en España por La Cúpula hace como quince años. Pues bien, ahora ha llegado a Disney + la adaptación a serie de la misma: American Born Chinese (USA). Teniendo en cuenta que, básicamente, es un cómic sobre la experiencia de ser racializado asiático en Estados Unidos desde el punto de vista de un joven a partir de las historias de tres personajes distintos -un joven racializado, el Rey Mono y una sitcom racista-  no tenía muy claro qué o cómo iban a realizar la adaptación. Y no lo han hecho. Han preferido coger el nombre, un par de cosas, y saltarse lo demás. Supongo que algunas de ellas se pueden considerar una actualización -por lo visto nadie entendía que el racismo de la sitcom combinaba distintas representaciones, desde Desayuno con diamantes a Primos lejanos (que no era hacia los asiáticos pero era claramente racista) con una parte muy importante en Dieciséis velas– pero si en aquella el centro era muy claramente que había que aceptar lo que uno es y enfrentarse a ese racismo -bueno, enfrentarse flojito- para hacer una mezcolanza que se centra casi más en una mezcla de fantástico y juvenil que le da muchísima importancia a los padres, que estaban presentes de manera elíptica hasta prácticamente el final de la obra, y a la relación entre padres e hijos, que en la obra original aparecía de manera más esquinada, para acabar construyendo… Más de lo mismo. Una obra similar a muchas otras que hemos visto durante años. En lugar de lo que hacía original y diferente a aquella. Y es una lástima, porque Ben Wang está magnífico defendiendo el papel central por encima de lo que sus guionistas han hecho, y está secundado por un magnífico reparto con Ke Huy Wuan, Michelle Yeoh, y mil invitados más de lo más granado de los repartos asiáticos y asiático-americanos que trabajan para la industria estadounidense. Así que tendremos un ‘más de lo mismo’ bien actuado en lugar de ese algo más… Por el que os recomiendo que leáis el cómic original.

Supongo que el contenido de Lifetime es, en realidad, el que debería de ponerse en un streaming. El día que alguien se haga con ella o con Hallmark se acabará el negocio. Mientras tanto, seguiremos recibiendo obras que siguen su forma de encarar la adaptación de los hechos luctuosos de las noticias. A partir de ahí esta The Clearing (AU) que podría tener algo que ver con un True Crime si no se hubieran dedicado a dejar claro que no, y que están contando algo distinto.  Por supuesto tira de lo que más o menos todo conocen/ recuerdan (Si bien yo seguiré recordándola por aquello de que después de todo lo sucedido con los niños al final por lo que les metieron en la cárcel fue por asuntos de dineros. Un clásico) y que aquí juegan en dos momentos temporales. No sé si intentan que se note o que no, porque está rodado un poco de cualquier manera. Lo cierto es que podría durar menos o tener menos capítulos o algo, pero bueno, ahora están ocupados estirando chicles para vendernos estas cosas. Supongo que porque también puede uno ponerse una novedad en streaming para echarse la siesta.

Agradezco que este Dead Pixels (O) (IN) sea corta. No porque sea aburrida, que también, sino porque últimamente ni las comedias están por debajo de la media hora. Esto es un poco meh, un grupo de jugadores online, sus discusiones entre el mundo real y el de los videojuegos. Me metería con los gráficos de los videojuegos pero, en realidad, los videojuegos son así. El asunto es que todo suena a visto, a poco trabajado, y a tirar rápido pensando que algo será gracioso porque… No, la verdad es que no tengo muy claro por qué pensaron que podría ser divertido. Pero bueno, supongo que es una muestra de intentar acercarse a la modernidad o algo.

Imagino que FUBAR (USA) da a los fanses de Schwarzenegger exactamente lo que esperan. Porque es una ensalada de grandes éxitos, tics y muletillas. Incluyendo el ahora tan socorrido ‘equipo de apoyo’ que ayuda a darle, en gran parte, esa sensación de secuela no oficial de True Lies. Al menos, de un True Lies alternativo. Mucho chiste más o menos privado, un ambiente moderadamente agradable para sus espectadores habituales y, cuyo mayor problema, los puñeteros capítulos de casi una hora. Aunque, al menos, demuestran saber que están haciendo un serial y los terminan en cliffhanger. Algo que no suele hacerse con tanta claridad pero que aquí se convierte en una inteligente manera de lograr que la gente siga adelante con el binge watching.

Otra de esas veces que los americanos se empeñan en contarnos lo malos que eran los terroristas islámicos y lo difícil que fue pillarlos. En Ghosts of Beirut (USA), además, no tienen claro si quieren una serie de acción, una recreación, o un docudrama, así que van mezclando lo uno y lo otro en la peor de las decisiones posibles. Porque tienes la parte que te saca de la historia, y como la parte de ‘documental’ está hecha de manera tan exagerada también lleva al convencimiento de estar viendo propaganda. Y el problema de la propaganda es que más vale que esté bien hecha y sea interesante, si no puede ser contraproducente. Que es lo que pasa aquí.

-Es curioso cómo funciona esto de la fama. Los Hohlbein, Wolfgang y Heike, pueden ser un matrimonio de autores no muy conocidos en España a primera mención, pero lo cierto es que tienen -fundamentalmente él- una buena cantidad de libros publicados aquí. Pero tiene más aún en su natal Alemania, que es de donde llega  Der Greif (O) (AL), adaptación de uno de sus libros más famosos… Allí, porque no es de los que han llegado aquí. Imaginad que a los alemanes les llegara un César Mallorquí o Jordi Sierra i Fabra. Pues lo mismo. Aquí tenemos una historia que mezcla un mundo aparte, una criatura mitológica, un legado familiar y los clásicos problemas familiares y en clase. Lo hace con algunas imágenes más propias del terror que de la fantasía, y supongo que los espectadores actuales establecerán comparaciones con series como Supernatural o Stranger Things o títulos de portales antes que con clásicos juveniles de los ochenta como era el caso de este libro. Que se nota que han querido actualizar cambiando relaciones y añadiendo personajes. Pero, bueno, al final el resultado es el resultado. Una serie europea juvenil y fantástica con las viejas relaciones de familia y amigos en el centro. No es tan barata como las de Nickelodeon o Disney, pero tampoco pretende ser demasiado adulta. Una obra moderadamente agradable aunque un tanto previsible a la que las secuencias ‘fantásticas’ ayudan, pese a todo.

No tengo muy claro lo que esperaban con este Gremlins: Secrets of the Mogwai (USA), supongo que intentar explotar una propiedad del pasado y traerla al futuro. Para chavales. Como una especie de precuela en los años ’20s. El punto central es el de siempre con estos bichos: Aparición, cuidado, descuido, líos. Como es para niños han metido también un malo malísimo que poco tiene que ver con lo mismo y que se dedique a hacer magia. Sí. También muestran una especie de Origen de los Mogwais. Que sospecho no hará muy felices a los fanses (porque los fanses son así y porque parece sacado de Los Pitufos). Y en cuanto al tono, todos los personajes infantiles y las aventurillas supongo que valdrán, aunque el recuerdo de que la película era, teóricamente, de terror llega de cuando en cuando, y no sé con lo que podemos encontrarnos. En los espectadores jóvenes, en la serie tenemos un ejemplo muy claro en su segundo capítulo -han sacado los dos y, precisamente por cómo terminaba el primero, decidí ver el segundo. Que es en donde se presenta a este villano y donde están esos momentos de terror.- y supongo que alguna cosa, aunque poco, tendrán que seguir mostrando. Así que, al final, es el típico exploit en dibujos de una película con un par de momentos fuera de target. Salvo que la película lleva sin aparecer por las pantallas desde 1990. Pero, bueno, ¿qué son 33 años ante la posibilidad de hacer un duro?

Decir que en Judge Me Not (USA) pasa demasiado es quedarse corto. Con una producción que parece financiada con las vueltas del pan y una trama que parece juntar… todo lo que había en la nevera. Tenemos una jueza con problemas en casa, un cambio de trabajo con complicaciones, una adicción que parece venir de problemas mentales, y una trama más cercana al thriller que parece salir de absolutamente nada y estar porque alguien ha pensado que ‘por si acaso’. A ratos como si realmente alguien hubiera tenido un plan, pero más regularmente como si alguien hubiera visto How to get away with murder y Nurse Jackie, pero no muchas otras series que quizá hubieran sido más fáciles de adaptar. Especialmente si pareces una producción de Tyler Perry. Pero, bueno, sus líos, sus decisiones. Ellas sabrán.

Esta In Limbo (AU) se mueve entre lo que busca ser agradable y lo que, creo, busca ser emotiva. Por eso mismo me da la sensación de que hubiera funcionado mejor en un formato más corto que el de serie. Porque intentar mantener en el aire demasiadas pelotas hace que uno se pregunte si realmente necesitaba de todas ellas. Vale, la historia del protagonista y su mejor amigo es claramente el centro, y también lo es la discusión sobre el duelo y lo que podríamos llamar ‘drama familiar’ a su alrededor. Pero meter una trama en el que se indica que quizá… Ah, cierto, no he dicho de qué va. El protagonista está viendo a su mejor amigo. Problema: Ha muerto. El mejor amigo, no él. Pero el fantasma le dice que está en el Limbo y que necesita que le ayude a cruzar. Porque, además, se suicidó. Así que el protagonista se enfrenta a la pérdida de su amigo, al impacto emocional en su vida y la de sus seres queridos, y a una especie de pseudoinvestigación sobre los motivos que le llevaron a suicidarse. Que parece que es un tema de moda en las ¿comedias? australianas. Lamentablemente es más emotiva que graciosa y, de hecho, tiene pinta de ser todo un gran discurso sobre luchar contra las enfermedades mentales o algo igual de ‘profundo’. El problema es que los ‘misterios’ no ayudan porque, sinceramente, si va de eso tiene pinta de que no llevan a nada. Y aunque puede que el fantasma sea una proyección, la misión -la decisión de que TIENE que haber una misión- aunque sea una manifestación de su culpa ante la muerte de su amigo también acaba siendo una pelota más en el aire que, en realidad, complica más que ayuda. En fin, como he dicho alguna vez, a veces las comedias se olvidan de intentar introducir humor en lo que es fundamentalmente agradable.

Siguiendo esa tendencia, en realidad bastante clásica, de hacer series/miniseries que son casi como DocumentosTV sobre un tema importante, llega desde Canadá Little Bird (CA) que es -supongo- su manera de lidiar con un hecho histórico real, el robo de bebés por parte de las autoridades. Una idea racista que establecía que los pueblos nativos no sabían cuidar niños y estarían mejor en manos de familias blancas con recursos. Algo que se ha dado en llamar Sixties Scoop en lo que afecta a los canadienses. Aquí la protagonista es entregada a una familia judía, supongo que por buscar el toque de color frente a los que fueron entregados los niños en general. Y, por supuesto, tenemos un inicio en el pasado y un momento cuando cumple los 20 años, ya en los ochentas, y decide buscar a su madre biológica.  Es cierto que cuenta con Lisa Edelstein ahí en medio, como la madre adoptiva, supongo que para que los espectadores blancos tengamos una cara conocida. Y lo que hace lo hace bien. Pero tampoco es que haga mucho. O quizá es que no soy su público, supongo que para quienes no conocieran el hecho, o para los que gusten de este tipo de dramas estará bien.

Esta Maryland (UK) que nos trae ITV pero que muy claramente tiene detrás la fuerza de Suranne Jones tirando del proyecto. Una historia con un gran resultado y dos problemas que con casi el mismo. El primero podemos encontrarlo en el reparto, que es muy bueno y lo encabeza la propia Jones. El problema no es de calidad, sino de tono. Porque el resto de sus magníficos compañeros tienen esa fuerza de los actores ingleses de los que Eve Best como la hermana de Jones está en algo así como el papel co-protagonista. El asunto es que también está Stockard Channing, que es un torrente, es magnífica, pero tiene una fuerza muy distinta. Frente a la contención y el intimismo de los británicos, que son todos explosiones a punto de suceder, Channing son todo… explosiones. Cada vez que aparece por una escena parece que se va a llevar por delante al resto del reparto. Y la interpretación es magnífica, sin duda. Pero no acaba de casar. Hasta el punto de que parece que lo que estamos viendo es… otra cosa. Que es el segundo problema. La serie empieza como algún tipo de misterio, con un cadáver en la playa. Luego pasamos a una trama familiar. Luego pasamos a secretos de familia. Y Channing empieza a sacar cosas que hacen dudar de si va a tirar a uno u otro lado. Es decir: ¿Estamos en una serie de secretos de familia? ¿O estamos ante algo que en cualquier momento va a estar más cerca quizá no de un thriller pero sí de algún tipo de obra de suspense? -Teniendo en cuenta, claro, que los secretos de familia ya dan cierto tono de suspense- ¿O la idea es ir de un lado al otro? Con este piloto no está claro. Personalmente diría que está más cerca de ser un drama intimista sobre dos hermanas –Jones y Best, claro- a las que la muerte de su madre y los secretos que lleva años escondiendo les explota en la cara mezclándoseles con la separación propia de haber elegido diferente –Jones una familia, Best una carrera-. Pero no puedo asegurar que entre estos secretos de la madre no acabemos encontrándonos algo más, simplemente… no contaría con ello. Y, al cabo, teniendo grandes interpretaciones y una trama que nos hace dudar, ¿realmente necesitamos mucho más? Supongo que sí, pero eso no hace peor esta serie. Que, por cierto, es de tres capítulos de unos 46 minutos.

Confío en que la versión en libro de No Escape (UK) resultaría más creíble o interesante. Pero bueno, esto es carne con patatas, es rancho de ‘suspense’, así que supongo que tendrá que valer. Un barco aparentemente vacío es descubierto por la policía en Australia. Dentro hay una única superviviente que se llevan para que les explique qué ha pasado. Corte al pasado y vemos a un par de amigas que están huyendo de algo y que acaban en el barco. A partir de ahí se irá contando la historia en el pasado y en el presente, intentando que haya suspense -supongo- y que sepamos más de los misterios y blablabla. Lamentablemente ni los misterios parecen muy misteriosos, ni tiene pinta de que sean más que un cúmulo inexplicable de historias intrincadas a las que un exceso de casualidad ha reunido, ni parece que vaya a hacer nada por evitar el racismo y colonialismo habitual de los ingleses. En fin, supongo que como relleno puede funcionar. Mientras haces otra cosa y la tienes de fondo.

Malo es que uno tenga claro que una serie se está moviendo en terrenos de Cuando Harry encontró a Sally (especialmente si no se está hablando de la forma de organizar el guión o de la calidad del reparto sino de, bueno, la parte central de la premisa) pero que la serie lo mencione de manera extendida y no para negarlo o separarse… aunque, claro, se llama Platonic (USA). Quiero creer que realmente van a hablar de la amistad entre un hombre (divorciado) y su mejor amiga (casada) que vuelve a su vida al salir su esposa de ella. Pero, sinceramente, no suena al mejor punto de partida posible. Que esté por medio el productor, guionista y protagonista de La fiesta de las salchichas tampoco ayuda a confiar en ello, la verdad. Que los dos amigos tengan absolutamente nada de química y parezcan personas que se acaban de encontrar, no de reconectar, tampoco ayuda en absoluto. Por lo demás, lo esperable. Humor de los ’00s con referencias de los ’80s que intenta parecer relevante en los ’20s. Dispuesto para su propio público, que es la gente a la que es más posible que les llegue a gustar la cosa esta.

En el lado bueno, Rabo de Peixe (O) (PT) es una serie portuguesa. En el malo… En fin, otra serie de empresa criminal en Netflix. Sorpresa. Es cierto que, al menos, esta vez es un poco más ‘tesoro encontrado’, porque cuenta como un grupo de amigos pescadores se hacen con un cargamento de drogas y deciden usarlo para lograr su gran victoria que les permitirá empezar nuevas vidas. El problema es que todo esto lo hemos visto, nada de esto tiene mucho sentido y, por supuesto, sabemos que va a ir mal -y casi hasta cómo va a ir mal- desde el primer momento. Sin contar con que parece rodada en formato estandar para series de tardolescentes en España. Y del giro del final del piloto no os hablo porque, en fin. Quiero creer que, al menos, está pensado para que la gente siga a ver qué ocurre en el próximo capítulo. Pero parece completamente aleatorio. Al menos, en fin, es portuguesa.

Entiendo, y quizá sea demasiado entender, que este VGLY (O) (MX) quiere contar el ascenso de un cantante de corridos tumbados. Lo imagino, lo presupongo, lo infiero, de la presencia de Natanael Cano por ahí en medio. Lo cierto es que, ante todo, es un drama urbano. Pese a las edades de los protagonistas y la absolutamente ridícula creación en el primer capítulo de su crew, parece que la parte musical es el tema pero no la manera de contarlo. Probablemente porque esa narrativa de salir de abajo y llegar arriba, ser de verdad, ser de la calle, es tan propia de la música urbana en general. Del mismo modo que los puntos de comedia parecen estar siempre por detrás de los de drama, a veces para aliviarlos, a veces para anticiparlos. Y, por supuesto, y siguiendo dentro del tema y el estilo, aparecen las patitas de algunos comportamientos delictivos, pero no se muestra tampoco como algo central sino como parte de un paisaje deprimido, empobrecido y, ciertamente, más que capaz de provocar la depresión. No hay glamour, aunque sí una cierta violencia implícita. Más una salida que una posibilidad. Pero, de nuevo, podríamos decir que va con el puesto. Así que, al final, es una mezcla razonablemente conseguida, aunque necesite de ese interés por el drama y por los jóvenes artistas que sufren. Podría haber sido -mucho- peor.