¡Pilotos Deathmatch!

Las series de Organización Criminal parece que no se terminan nunca. Esta semana tenemos First Copy (O)(IN), sobre el negocio de la copia de películas en India. O eso parecen decir, porque vamos hacia 2005 desde 1995. Y la verdad es que tiene ritmo, tiene un cierto abuso de los efectos y poco más de media hora. Los personajes son agradables y parecen comprensibles. Así que es una pena que la trama no me pueda interesar menos o que la manera de moverlos muchas veces resulte arcaica. Pero no dudo que la culpa será mía. O fundamentalmente mía. Si a mí me interesaran los dramas de Organización Criminal, o me gustaran más las ficciones indias posiblemente no querría que escapara de mi radar.

La versión corta es que Murray Hill es un Tesoro Nacional y que es una suerte que aparezca por nuestras pantallas. Más allá de eso King of Drag (UK) es muy claramente una versión de Drag Race, pero del inicial de Logo, del de sus primeros años -sin filtro en la cámara, por suerte- en el que la mayor diferencia es, precisamente, de talante. Murray Hill no es RuPaul. Y menos mal. Tanto el tono menos destructivo de los comentarios y opiniones como, sobre todo, al forma de tratar a los reyes, que el formato es el que es así que tampoco nos vamos a llevar sorpresas, pero es una manera distinta de gestionarlo. Empezando en el primer encuentro en el que Hill no solo no marca distancias sino que abraza, estrecha y se mueve con alegría y ánimo entre les participantes. Hill no se pone por encima, hace valer una teórica superioridad ni, desde luego, quiere ser la referencia, la más o el supermodel del mundo. Es una persona que parece afable y cercana y a la que es difícil no admirar por cómo lo transmite.  Y esa es la mayor diferencia. Luego ya el concurso habrá que ver cómo o por dónde se mueve, los concursantes son prometedores también, pero al final lo importante es ese centro. Igual que lo era Manila Luzón cuando hacía Drag Den. Así que, de nuevo, podemos dar gracias por Murray Hill. SHOWBIZ!

Pocas cosas más aburridas que las series de Oh, es un psicópata asesino pero muy inteligente, oh. Este Langer (O)(PO) no es una excepción. Que todo lo articulen con una mujer que se le acerca y un juego del gato y el ratón… en fin. No sé si ahí fuera habrá un público, pero estoy muy convencido de que a mí esto no me podría aburrir más. Bueno… por lo menos dura solo unos 40 minutos.

El formato de minisodios de Moni (AU) probablemente hable más de la falta de dinero (que se nota) que de una elección creativa -que parece más que se ‘adapta’- pero, claro, todo lo que hay alrededor de esta serie parecen ser decisiones. Lo cierto es que con el primer capítulo poco tenemos claro: Un treintañero regresa a casa tras por lo menos una década, el teoría para asistir a la boda de su hermana, en la práctica hay varias cosas que explicar porque no había vuelto ni cuando falleció su madre. Que es exactamente el final del primer capítulo y, sospecho, el inicio de la serie: Comienza a ver, y a hablar, con su madre de nuevo mientras intenta ordenar su vida. Supongo que si lo que te interesan son todos los ‘primeros’ -primera producción completamente de primeros pobladores, más concretamente la primera de los Pasikia, también la representación queer es alta, se incluye a un personaje Faʻafafine y blabalbla. Pues bueno, bien está que se hagan estas cosas. Pero, la próxima vez, que les den tiempo y espacio. Porque todo esto queda bastante deslucido y es difícil no pensar que ese es el motivo.


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