¿Cómo empezar un repaso al año televisivo cuando, en realidad, no tengo intención de hacerlo realmente? Esto es, si tuviera que hacer un repaso real tendría que hablar de lo bien que van series con varias temporadas encima, fundamentalmente The good wife, que puede ser la mejor serie de la actualidad. También tendría que hablar del brillante final de la segunda temporada de Person of Interest y el buen rumbo que tiene la tercera tras unos inicios titubeantes, así como de toda una lista de series de largo recorrido –Justified, Sons of Anarchy, It’s always sunny un Philadelphia– que se merecen no ya premios sino todas las buenas críticas y recomendaciones que se le puedan dar.
Pero no es esto de lo que voy a hablar hoy.
Hoy voy a hacer un repaso a las novedades, a esos 331 pilotos de series -y otros formatos- que hemos ido viendo durante los Pilotos Deathmatch del año y de entre los cuales ser coronará con todas las precauciones esa Mejor Nueva Serie de 2013 con el inevitable Sark de Oro Tv.
Puestos a ello quizá lo mejor sea hacer un breve repaso al año antes de entregar nada. Así de paso podremos repasar no sólo lo que ha tenido serie propia sino, incluso aquellas que no han llegado a serlo, bien por no tratarse de un producto de ficción convencional en forma de serie o, al menos, miniserie.
Entre esos especiales podemos hablar del mencionado el otro día Rory goes to Holyrood, que es una aproximación cómica y reflexiva sobre las discusiones independentistas en Escocia, y también el posiblemente mejor telefilme del año, The Wipers Times, sobre la creación por parte del ejército ingles de una revista cómica durante la Guerra Mundial, o incluso un programa de no ficción como Parts Unknown, el nuevo programa de Anthony Bourdain para la CNN en el que continúa su línea de periodismo de viajes mezclado no solo con un vistazo a la gastronomía del lugar sino también a la parte política y antropológica.
Junto a esto tenemos auténticos pilotos que no han pasado de allí, desde la canadiense Borealis, que ofrecía un gran punto de partida con un futuro cercano en el que el tiempo se ha radicalizado, con intrigas tanto fronterizas como con gigantes corporativos, ofreciendo una mezcla de suspense, ficción y ecologismo que es una auténtica lástima que no haya pasado de aquí; algo por el estilo ocurre con Onion News Empire creado para el mercado de pilotos de Amazon y desechado, con una mirada paródica a las series de periodistas con auténtico talento detrás, desde Jeffrey Tambor como protagonista hasta el respaldo de The Onion. Mejores posibilidades tiene The last witch, parte del Drama Matters de Sky 1 este año, una cosecha notablemente buena en la que destaca esta serie sobre mujeres y brujas en un año en que parecen haber regresado con fuerza las brujas gracias sobre todo al gran trabajo del plantel protagonista en American Horror Story: Coven, y quizá incluso a locuras culebroneras como Witches of East End.
Por otro lado hemos tenido algunas series fallidas que podrían haber ido mejor desde un buen punto de partida como The Following, que a partir del tercer capítulo da la sensación de no tener nada que contar -americanos, ya tienen series de 13 capítulos, ahora tienen que ponerse con las de 6 y las de 3-, Under the dome -que en cuanto tuvo éxito decidieron que en lugar de una serie sería mejor una mini- o Defiance -que tiene mejor ambientación que guiones para ofrecernos una serie futurista que acaba siendo una obra de frontera convirtiendo el oeste en un punto oriental- por no hablar de dos series que no es que fallen tanto como que no hayan llegado a levantarse de donde las expectativas de lanzamiento las colocaban. Es decir: Marvel’s Agents of S.H.I.E.L.D. y Almost human, en ambos casos más rutinarias de lo que le convendría a este tipo de series de ambientación fantástica.
Por suerte junto a los fallos están los éxitos seguros, como cuando entramos en el British Noir y podemos esperar que incluso en las series fallidas como The Fall existan momentos interesantes. Ahí ya da igual que se ofrezca una serie policíaca al estilo más tradicional como en Endeavour, una recreación histórica con misterio como en Murder on the home front, que sea un asesinato en una isla norteña como en Shetland, que se ofrezca un noir moderno centrado en los personajes como en What Remains o que se bordee el género en una hibridación con una historia de política y poder como en The politician’s husband o con un poco de derecho como The Escape Artist -ambas con David Tennant, por cierto- porque incluso cuando son menor redondas, como Mayday, suelen buscar alguna forma de innovar. Y para eso no hay más que ver una de las sorpresas del año, la coproducción inglesa con HULU The wrong mans que logra mantener la acción y la comedia en movimiento dentro de una historia que podría decirse busca el costumbrismo.
No es lo único que los ingleses nos han ofrecido este año, claro, también tenemos su particular versión de Lo Zombie con la casi psicológica In the flesh o la… comedia… centrada en el mundo del amor y las citas llamada… bueno… Dates. Ejemplos ambos de diferentes manera de mostrarnos historias aparentemente conocidas.
No son los únicos, por ejemplo está la creación panafricana Room 9 tratando de crear su propia versión de Expediente X, aunque con menos recursos, y -por supuesto- los americanos. Del Norte. Pero no Canadá. Estados Unidos, vaya. Que lo mismo programan una comedia como Back in the game -y la cancelan al poco- que levantan The Blacklist, una serie con posibilidades de crecimiento, -aprovecho este instante pare dejar constancia de haber visto Masters of Sex y decir que poco tengo que comentar- e incluso se inventan Whodunnit, un concurso más entretenido de ver de lo que su estupidez argumental, desastre organizativo o título parecían prometer.
Pero, sobre todo, nos han traído este año más locurones, ciertamente la mayoría de ellos merecen más una mención por lo loco de sus planteamientos, como la rápidamente desaparecida Zero Hour, o por lo arriesgado de sus premisas, como la rápidamente desaparecida Cult, o por su tan inexplicable como innecesario uso de personajes conocidos para algo que no tiene nada que ver con ellos como Drácula, que siendo de la NBC no se irá rápidamente, junto a los que encontramos ideas estrambóticas por falta de medios o raras elecciones de actores como Delete o, simplemente, pastichés que no tiene uno muy claro a dónde van, o quieren ir como DaVinci’s Demons. Por suerte entre ellas hay alguna que logra elevar el nivel, como la magnífica dirección artística de Hannibal, una serie que podría ser mejor si le dieran algo más de libertad a los guionistas, o Banshee, que logra cuadrar con normalidad la locura dentro del embrollo criminal que está contando.
Algo parecido ocurre con Hemlock Grove, una serie paranormal que goza de una libertad que a ratos favorece una dispersión poco útil para seguirla pero que gracias a esa misma libertad puede ofrecer imágenes impactántes, formando parte no solo de la categoría anterior sino del gran salto de 2013, la explosión del streaming que ha permitido series como el remake de House of Cards -también en Netflix– más o menos adaptado al público americano, la aparición en Amazon de la serie de sátira política Alpha House, la difusión en HULU de la gran serie de superhéroes animada The Awesomes o que Yahoo cuente con una miniserie cómica tan interesante y particular como Ghost Ghirls, todas ellas series destacables y ejemplos de que se puede hacer ficción seriada fuera de la televisión.
Por supuesto en todos estos grupos faltan títulos, pero eso es porque podemos hablar de ellos, al menos de alguno de ellos, dentro de un título más general. Pongamos: Los mejores.
Dentro de la cual podemos encontrarnos el locurón definitivo de este año, Bates Motel, que pasa completamente de Psicosis a la vez que trata de explicarnos a Norman Bates, ofreciéndonos sorpresas a cada instante -quizá la única en la que en mitad de una conversación pueden matar con un ataque desde fuera de plano a un personaje regular- y una enormísima interpretación de Vera Farmiga. En comedia estadounidense ha destacado Brooklyn Nine-Nine, que pese a ser un vehículo para Andy Samberg que reúne elementos de Psych -alguno- y Barney Miller -muchos- ha logrado crear un magnífico coro de secundarios. O el british noir de Broadchurch, tan interesado en los personajes por encima del misterio que ese acaba siendo su punto débil; pero en el que Olivia Colman y, de nuevo, David Tennant -en el que puede ser su mejor año en una década- se marcan una miniserie excepcional.
Si nos acercamos a Estados Unidos podemos aplaudir la barbarie de Vikings podemos encontrar una serie del canal Historia que no está tan lejos de la historia como suele ser la norma en ese canal y ofrece, a cambio, una buena ración de violencia y relaciones interpersonales retorcidas así como la serie de streaming más completa y compleja de la temporada: Orange is the New Black que ofrece una cárcel femenina con una mezcla de comedia y drama dese el verismo que da haber estado dentro -así que no os esperéis otro OZ, está serie es buena por sus propias cualidades- y que no solo crea magníficos personajes a ambos lados de la ley, también abre la puerta para un tipo de serie carcelaria muy alejada de las últimas que veníamos viendo. -Todo hay que decir, en USA, que los australianos tuvieron este mismo año la más drama que melo Wentworth, creada a partir de una de las grandes series australianas de la historia, Prisoner, y que algún punto en común tiene con OitNB.-
Esta y la siguiente son las dos que podrían haber ocupado algún puesto premiado, lástima que en el caso de la anterior el potencial -que espero explote en la próxima temporada- prometía más de lo ofrecido y que en el de la siguiente el hiperbólico tono del primer capítulo fuera acercándose a una conpiranoia más cotidiana. Y es que eso no le resta un ápice de mérito a Utopia, gran competidora de Hannibal al título de serie más bellamente rodada del año, que desde una salida que hundía sus raíces en el cómic inglés con referencias casi directas al trabajo de Grant Morrison iba acercándose a las obras de Troy Kennedy Martin, especialmente la enorme Edge of Darkness, algo ni mucho menos malo pero sí más esperable.
Pero ya me he enrollado suficiente con este repaso al año y, al fin y al cabo, de lo que va esto es de los «premios». Así que pasemos a ellos.