¡Pilotos Deathmatch!

Una cosa que me maravilla de este Cinema Toast (USA) es que cuando en 1933 Enrique Jardiel Poncela hizo para FOX sus Celuloides Rancios fueran menos rancios que esta serie. Ya, ya sé, lo de remontar y redoblar una película antigua os sonará más de cuando lo hacían los Chanantes. Pero es que Poncela hablaba varias veces de esta práctica -más habitual de lo que parece- decía que posiblemente alguien lo hubiera hecho también antes que él. Así que no hay mucha excusa para la pobre realización, el desastroso doblaje y, en general, la nula gracia que tiene esta nueva aproximación. Es decir, incluso teniendo en cuenta que detrás están los Duplass.

La forma de hacer series tiene estas cosas. Lo que podría empezar pareciendo una comedia futurística (estoy dudoso de si decir que distópica) va mutando en algo que casi parece al revés, una obra ¿distópica? con toques cómicos. Me refiero, por supuesto, a Creamerie (NZ), que habla de productos lácteos y de la desaparición de los hombres y de… bueno, lo que hay en medio. A ratos da la sensación de ser más un boceto que una serie terminada, o de reciclar ideas por cómo debe de ser las cosas, pero con eso y todo -o precisamente porque es consciente de ello- el resultado es aceptable. Que no parece tan fácil últimamente.

Como estamos en la semana déjà vu he tenido que mirar si este Cruel Summer (USA) estaba ya estrenado, o estaba basado en otra serie o qué pasaba aquí. Supongo que lo que pasaba era que había una idea inicial -tres veranos consecutivos en los noventa con una importancia enorme para los implicados y un hecho criminal en su centro- y una decisión de darle muchas vueltas y jugar con los puntos de vista y blablabla que, a su vez, se sirve a la actriz principal para que tenga tres transformaciones intentando juntar todos los trucos posibles en un solo saco obviando preguntas más que razonables causadas precisamente por esta avalancha de giros, piruetas y tirabuzones narrativos que, supongo, intentan esconder que el alma de la narración es, fundamentalmente, un telefilme de Lifetime. No entiendo la vergüenza que les da esto, pero al final he caído en que me recordaba a una serie inglesa -que usa el mismo truco de los años consecutivos- y, claro, a Mandy Lane. En fin, supongo que podría ser peor.

En el lado bueno, no es DaVinci’s Demons. En el malo, no es DaVinci’s Demons. Porque este Leonardo (O) (IT) que no deja de ser una coproducción de las de antes, más cercana a los Grandes Relatos que a cualquier otras posibilidad -estoy por decir que estética pero también ética- vale las ganas que uno tenga de escuchar exactamente lo que puede uno esperar de algo así. Qué le vamos a hacer. Desde luego engañar no engaña.

Siguiendo con la semana ¿Pero esto no lo he visto yo antes? llega Mare of Easttown (USA), que podría ser una parodia de este tipo de series -en serio, Kate Winslet poniendo acentos- pero que, por lo visto, es en serio. La gente. También anda por ahí Guy Pearce y han prometido a Evan Peters. Lo que sea por fingir que hay algo interesante que contar. Que ojalá lo hubiera, pero no es el caso. Total, si a la policía no le interesa investigar una desaparición, ¿por qué nos va a importar a nosotros? Y si hay un asesinato de uno de los personajes más soportables de la serie, ¿qué nos va a obligar a quedarnos? ¿Descubrir quién lo ha hecho? Ya lo leeré en la wikipedia dentro de tres meses si es que para entonces recuerdo que esta serie existía. Bueno, claro, cuando Winslet se empeñe en que le den su premio en Mejor Miniserie. Bah.

Es difícil decidir qué me espanta más de Rutherford Falls (USA): ¿será que el punto de partida es mover una estatua PORQUE NO SABEN USAR UNA ROTONDA EN USA? O será lo que esto quiere decir en realidad. Porque para ser una serie sobre una pequeña ciudad parece que se centra más en andar de puntillas sobre los problemas políticos y hacer de la ideología algo que tienen los demás. De entre todos los motivos para mover una estatua de un padre fundador lo de la rotonda es… en fin. No solo eso, además se precia mucho del espacio dado a los nativos… pero el centro de la historia es una y otra vez Ed Helms, co-creador de la serie (que trajo Sierra Teller Ornelas, una showrunner nativa cuando él y su amigote Michael Schur tuvieron la idea para la serie, que siempre viene bien para quitarte posibles críticas de encima), en su papel de descendiente del fundador y muy obviamente Señor Blanco que No Entiende Lo Que Pasa pero que vamos a ver todo el rato como en realidad es Muy Majo En El Fondo. No sé a qué aspiran, supongo que siendo esto lo más cercano a Green Book que se me ocurre en serie lo que buscan es una de Unidad Nacional y de Ser Majos porque está claro que es lo que a Schur le gusta mientras se pueda permitir no tomar partido y todas esas cosas. Por comparación es un alivio ver cualquier cosa que no sea HelmsJana Schmieding está bien como el contrapunto de Helms barra pararrayos ante cualquier crítica. Y el que está realmente bien es Michael Greyeyes, que parece más que agradecido de que le hayan dado un papel cómico por una vez. Supongo que por estos secundarios y los obvios guiños a que quieren representación y visibilidad para todos siempre que los señores blancos cisheteros puedan seguir siendo los jefes, son los que recuerdan a The Office o a Parks & Recreations vendiendo así la promesa clásica: Que a lo mejor cuando pase el suficiente tiempo logran una serie visible. Porque nada dice tan claro lo que es este tipo de gente como que la primera temporada se la puedan tomar de campo de pruebas. Es lo que tiene disponer incluso de nuestro tiempo de espectadores. Paso mogollón.

Me preguntaba cómo iban a hacer la adaptación de Shadow and Bone (USA) teniendo en cuenta que Seis de cuervos es más interesante. Y han hecho lo lógico: Meter a personajes de la otra obra para que vayamos haciéndonos a la idea de que esto vale también como precuela mientras nos presenta a los personajes de la trilogía principal. No sé yo si el soltarlo de golpe de Netflix servirá para que le echen un ojo o para pasar de ella pero bueno, digamos que toma decisiones adaptativas que no son las peores posibles. Para todo lo demás es un punto de entrada en el Grishaverso. Y, como el Grishaverso, podría ser peor ejemplo de fantástico. En fin, al menos salen los Cuervos.

Curioso este Zero (O) (IT) que propone menos una serie de superhéroes que una serie de gente con poderes que los usa para aquello del clásico ochentero de la lucha por el barrio y la lucha contra la gentrificación y todo ese blablabla. Que sea italiano y que se centre en un chaval de color aficionado al manga -y dibujante, lo que supongo que le convierte en mangaliano o algo así- lo hace más interesante por lo poco habitual de la procedencia. Quizá podría haber dado más de si, pero medida como una de esas películas ochenteras juveniles tiene cierto encanto.


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