Reconozco que no esperaba yo encontrarme una serie neozelandesa de concursos de baile en Netflix, pero aquí estamos, con Jiva! (NZ). Que no es una mala serie si sabes a lo que vienes porque usa la mayor parte de recursos de Step Up y Street Dance -por mencionar las dos sagas anglo más recientes, y sí, cuento Street Dance como saga, yo soy así- dentro también de las historias clásicas de jóvenes que -aunque no sean precisamente adolescentes- y dándole un giro con el grupo de mujeres que lo centra. Así que, bueno, por supuesto tiene que interesarte pero lo cierto es que dentro de que es algo no muy original al menos es algo bien hecho. Que no suele ser tan habitual.
Es difícil hablar de
Kevin Can F**k Himself (USA) no porque haya mucho espoiler que hacer tanto como porque se nota que tienen una idea de lo que quieren hacer y eso no siempre logra convertirse en lo que muestran. El punto de partida es bueno, claro, pero no acaba de funcionar del todo en parte porque para una serie acaba quemándose muy rápido -vamos, que no sé yo cómo van a lograr que esto tire no ya más de una temporada sino para el capítulo seis- y lo que funciona lo hace gracias al buen hacer de los actores. Especialmente bien está
Mary Hollis Inboden, absolutamente magnífica como la vecina y que logra que la cosa rechine un poco menos. Imposible, por supuesto, no recordar a
Kathryn Hahn, por supuesto, pero también a
Margo Martindale o
Alex Borstein con este papel. Y es que al final son los actores los que logran vender la serie más allá de lo que ella en el guion o realización logra hacer. Habrá que ver para dónde y cómo tira porque material para ser algo grande tiene, espero solo que no han mordido más de lo que pueden tragar.
Es curioso como este
The Mysterious Benedict Society (USA) que se supone que era para
HULU podría haber sido perfectamente para
Disney XD si hubieran decidido gastarse algo más de pasta, o hacer una mezcla de películas y series. En realidad a lo que más me recuerda es a una serie de
Nickelodeon con algo más de dinero. Pero vaya, no está mal, tienes unos chavales en una cosa más o menos rara y un propósito y adapta de aquella manera una serie de películas. Para ser algo así como una marca blanca dentro de los
exploits que siguieron al éxito de
Una serie de catastr… etc (los libros, claro, no las adaptaciones) lo cierto es que es una serie competente, aceptable, quizá no muy brillante pero al menos interesante. A estas alturas sospecho que nos vale.
Lo he tenido que comprobar en varias fuentes porque estaba convencidísimo de haber visto y hablado ya de este
Twisted Fiction (USA), pero resulta que no, que es solo otra serie episódica de terror hecha con las vueltas del pan y sin demasiado interés. Una lástima pero supongo que todo puede ser una tendencia.
Una antología más interesante es esta
Ray (O) (IN) que aprovecha los trabajos -más variados de los que esperaba- de
Satyajit Ray. Bien es cierto que de
Ray he leído sobre todo historias digamos policíacas y humorísticas -tenéis en
Siruela El bucanero de Bombay con historias protagonizadas por su famoso
Feluda– pero está claro que tiene un poco de cada… que lamentablemente no parece haber llegado bien. Hay una serie decisiones y acciones desganadas que dejan ver que hay un texto brillante detrás que sea por dinero o por decisiones no se acaba de trasladar a la pantalla. Y es una lástima. Porque a más éxito de
Ray más libros suyos que nos iban a llegar.
Si os parece que he rajado antes esperad a oírme sobre
Sex/Life (USA), porque no es tan mala como la de terror pero tiene tela también. No sé exactamente en qué momento han decidido hacer esta mezcla de película de
Lifetime y
50 sombras, o por qué cada vez que tienen una oportunidad toman la decisión más aburrida posible, pero aquí estamos, haciendo buena la alineación entera de pelis de tarde de hace una década. Si dentro de una década
Netflix saca una miniserie sobre irse a pasar un verano al pueblo de
Atomarvientenschuch y descubrir el amor de los veterinarios rurales empezaré a sospechar de estos lentos pero inseguros de sus famosos códigos de evalución de lo que le gusta a la gente.
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