No tenía muy claro qué esperar de la nueva serie brasileña de animación de Netflix, Acorda, Carlo! (O) (BR) y lo cierto es que visto el piloto -o el primer capítulo, según se vea- casi diría que lo que se podía esperar era una especie de mezcla de cosas. Sobre todo sigue la ‘escuela’ de imitar Adventure Time, pero también hay toques de otras cosas clásicas como Slumberland, y no mucho más porque le falta ese espíritu propio de un lugar. El onirismo parece que prima sobre la posibilidad de un toque local. Y con una animación que tampoco es que destaque precisamente acabamos logrando una serie de relleno.
Nueva serie de Niño Cabrón desde La India, resulta que
Adhura (O) (IN) (que no es Cazadora de Cartas) nos presenta una doble línea temporal. Un grupo de alumnos de un colegio de élite -yo diría que también internado aunque la organización no me ha quedado claro del todo, sabemos que hay hijos de profesores y otros a los que se mira por encima del hombro y que podrían ser ‘pueblerinos’- se reúnen tras 15 años. En aquel pasado sabemos que pasaron algunas cosas extrañas -unas las vemos, de otras se nos informa- y misteriosas. Pero el punto importante está en el presente, en el que un niño ha empezado a actuar de forma extraña. No Forma Extraña de encerrarse en su habitación y llorar tanto como ‘usar su telequinesis para lanzar objetos’. Esa forma extraña. Por supuesto entre los compañeros del joven hay todo tipo de personajes. Y quizá ese sea el mayor problema: Dos líneas temporales con personajes en versión juvenil y adulta, más los niños de la actualidad, más el personal del centro que en algunas ocasiones tienen también dos versiones. Al final hay mucha gente, y muchos ovillos que seguir, y caras que reconocer con dos actores distintos… Quizá sea un problema de este piloto, que está queriendo establecer demasiadas cosas a la vez y que luego irá desarrollando o uniendo -quiero creer, espero, etc- pero lo cierto es que es relativamente sencillo tener que dar para atrás y mirar exactamente quién ha hecho o dicho qué para seguir esta trama extraña que tiene pinta que es de venganza – probablemente por parte de uno de los del pasado- pero que sospecho que aún tardará un poco en quedar claro. En cualquier caso, un esfuerzo encomiable por que no esté demasiado alargado ni resulte aburrido y reiterativo. A ver si también pueden organizarse.
Un buen punto de partida, razonable, acompañado de un par de de actores solventes –
Beth Alsbury y
Rob Kinsman en los protagonistas, pero también
Sue Vincent o
Crystal Clarke– en su centro y lo único malo de este
Blindspot (UK) es que el desarrollo del guión parece tener problema para estirar lo que podría haber sido una película pero ha acabado como serie. Una joven en silla de ruedas presencia una agresión, trata de ayudar, pero no logra impedir lo que acaba siendo un asesinato, solo huir. A partir de ahí llega una doble historia, la de esta joven obsesionada con descubrir lo que sucedió y decidida a ayudarse de su trabajo en las cámaras de seguridad -aunque el crimen sucedió, claro, en un…
ángulo ciego– y por el otro el policía encargado del caso. No diremos que es tan incompetente como que ha decidido trabajar lo mínimo -cosa en nada reprochable- y quizá no sea todo lo limpio que debería ser un policía -risas-, al menos hasta que esta joven se pone con el caso. Así que, lo dicho, buen punto de partida y trabajo de actores, un guión un tanto estirado que junto a una producción que parece intentar hacer lo mejor posible con poco dinero, a ratos sufre el problema de parecer más una trama de la telenovela de la tarde que la serie de suspense que claramente podría haber sido. Pero quizá tengamos que alegrarnos por lo que sí que hay.
Llega
The Dessert (AU), un programa de sketches con el apoyo de
Bruce McCulloch de
The Kids in the Hall– con más ganas y energía que acierto. Parece que hubieran decidido lanzarlo todo y esperar que algo saliera bien o se pegara, más que organizar de alguna manera los
sketches, de ahí que vayan cambiando de tema y tono con facilidad sin lograr ser satisfactorios ni casi divertidos, hasta el punto de que a veces lo que iba bien o parecía curioso pega un giro que nos aleja de la construcción a favor de una sorpresa o de alguien poniendo caras o de cualquier cosa ‘extraña’ por el puro hecho de ser extraña. Si esto es el programa acabado -que lo es, me temo- no quiero saber cómo eran los sketches cuando estaban en la sala de guionistas decidiendo qué y cómo se podía hacer. Una pena.
Cualquiera diría que en
Netflix han intentado apostar por el sexy thriller sin tener muy claro si eso iba a servir de mucho. Este
Fatal Seduction (O) (SA) no parece tener muy claro si es una película de sobremesa, una mezcla de
Atracción fatal con
The Boy Next Door o si simplemente es una telenovela desnortada en la que cualquier culo que aparezca buen culo es. En fin, la gente.
Una obra agradable, de un humor sencillito y menos aristas de la que uno -yo- esperaría, esta
Fit Check: Confessions of an Ukay Queen (O) (FI) resulta sorprendentemente tranquila para lo que suele ser el humor filipino. Hasta el número de
drag queens parece poco para lo que podría haberse permitido esta historia que habla de diseñadoras de moda, reciclajes y esperanzas. Probablemente también haya romance pero eso lo doy por hecho. Es una lástima porque con
Glamorous tan cerca, esta palidece no porque esté mal sino porque se queda en simplemente agradable. Que, sinceramente, no tiene nada de malo. Más allá de esa potencialidad.
Hay toda una serie de comedias de personas comportándose como gente despendolada y claramente poco seria, la mayoría de ellas con protagonistas masculinos, pero desde hace unos años también los femeninos han ido teniendo más espacio. Lo que nos lleva hasta Australia en 1853 y estas
Gold Diggers (AU), una comedia que pone a dos de estos personajes, hermanas, a tratar de labrarse un futuro en la Fiebre del Oro. Mucho personaje particular, mucha decisión por su parte incluso más particular y la sensación de que muy bien tienen que caerte las actrices para obviar que es menos una serie en sí y más lo que parece un ejercicio de improvisación que ha logrado escapar del
sketch. Estoy seguro de que va a tener grandes defensores, pero reconozco que a mí me ha dejado muy tibio.
Pensaba que esta
The Horror of Dolores Roach (USA) era algún tipo de radionovela a mayor gloria de
Justina Machado, que no solo está magnífica, además parece no abandonar la imagen entre los momentos en los que está directamente en cámara, los momentos en los que se habla de ella y, por supuesto, la casi omnipresente narración radiofónica que hace. Pero no. Es que está adaptando -mal, me temo- un podcast. De ahí esa sensación de radio filmada que hace poco por acompañar la magnífica labor de
Machado. Más aún porque no deja de ser un
retelling de
Sweeney Todd que a ratos parece más centrado en el musical que en los mitos previos. Y no es que me parezca a mí, es que se cita expresamente a
Todd desde prácticamente su principio. Es una lástima porque esta idea de mezclar la historia conocida y añadirle algo de humor que a veces parece surrealista -y que, en realidad, la obra de
Sondheim tiene también. El humor, no el surrealismo, casi diría que el musical es más… expresionista- podría haber dado para algo más. Porque una cosa esa que
Machado se cargue la historia a sus espaldas y tire hacia delante y otra muy distinta que logre tener suficiente recorrido con tanto peso sobre los hombros.
Con base sudafricana pero la participación de animadores de países africanos distintos (Zimbabue, Uganda, Nigeria, Kenia y Egipto, además de Sudáfrica), esta
Kizazi Moto: Generation Fire (O) (SA) se supone que es una serie para demostrar las capacidades en la animación panafricana a través de 10 cortos de 10 minutos -más 6 de títulos de créditos-, pero lo cierto es que parece más una creación buscando la aceptación estadounidense que algo que salga propio. Y no me refiero solo a la decisión de que el idioma oficial de los cortos sea el inglés, que ya es una Decisión. Tanto la animación -3D ó 2D- como la forma de presentar historias y personajes parecen las que uno esperaría encontrar en cualquiera de estas antologías, la decisión de esa ciencia ficción pesa más que ayuda y los omnipresentes brillos de neón no ayudan tampoco demasiado. Es cierto que hay algunos intentos -unos con mejor éxito que otros- de incorporar mitos y leyendas propios, pero, de nuevo, la decisión unificadora del ‘futurismo’ hace más mal que bien en estos. Así que lo que podría haber sido algo notable -como lo fue, por ejemplo, en
Zootopia + en este mismo servicio- acaba convertido en un más-de-lo-mismo, que sabe a oportunidad perdida. Una lástima, porque estoy seguro de que hay animadores africanos con muchísimo que contar, pero ni así ni de esta manera. Aunque podría ser peor. Podría ser
Love, Death & Robots.
Que se estrenara
My Adventures With Superman (USA) en
[adult swim] parecía el clásico movimiento de
Zaslav -ese hombre- pero lo cierto es que, fuera del
streaming del propio grupo, tampoco parece tener un sitio concreto en el que poder echarlo. Con un estilo de anime de principios de los ’00s y referencias que parecen abarcar esa década y la anterior, una historia de punto de partida -aquí al menos han dejado claro que los dos primeros capítulos forman un todo de piloto- que es en el mejor de los casos floja -hasta el punto de que parece sacada precisamente de esos dibujos animados de superhéroes de los ’90s y ’00s, pero lamentablemente no los de
Spider-Man o
Batman– y que hubiera olvidado o decidido obviar que precisamente en esa época tuvimos
Superman: The Animated Series que era muy claramente mejor que esta. No sé qué esperaban haciendo a todos jóvenes, a
Lois ‘becaria senior’ frente a
Clark y
Jimmy como ‘becarios junior’ o toda una serie de subtramas de militares y armas -si os preguntáis si hay roboces que recuerden a los de
Evangelion es que no habéis estado prestando atención a lo que escribo- que hasta en
Smallville -de nuevo, misma época- sabían que no era buena idea. Sinceramente, este tipo de serie de animación me lo esperaría de
Netflix. Pero supongo que con
Zaslav uno nunca sabe.
Creo que la idea de hacer un drama de personajes centrado en la vida real y con mucho corazón es todo lo mejor y lo peor que se puede decir de
Sweet Kaaram Coffee (O) (IN). En el momento en el que vemos por dónde van los tiros, y cómo están estirando determinadas decisiones o tramas, sabemos que no van a ir más allá. Pero también sabemos qué nos vamos a encontrar y cómo toda la gente envuelta está decidida a hacerlo lo mejor posible, empezando por
Lakshmi que está realmente maravillosa como la matriarca de la familia. Os lo explico, que va a ser lo más sencillo: Se trata de una historia de tres mujeres. La abuela –
Lakshmi, claro- un espíritu tirando a libre que decide buscar a una persona, su nieta, una jugadora de una de esas cosas con palitos a la que acaban de romper el corazón, y su nuera y madre de la anterior, acostumbrada a llevar y cargar la familia sin que nadie parezca preocuparse por ella. Estas tres mujeres deciden hacer un viaje, cada una por su motivo pero, en apariencia, para romper la monotonía. Algo que la figura masculina principal -hijo, marido, padre de las otras- no parece entender no por maldad sino por aquella idea de que las cosas son como son, sin entender por qué las mujeres de su vida se encuentran aprisionadas. Pero tampoco desde la culpa. No se le demoniza. A partir de ahí una agradable historia en la que es de esperar que todo el mundo se desarrolle como personaje, aprenda una valiosa lección, sepa acercarse a las demás y blablabla. Lo esperable en este tipo de historia y, sobre todo, lo más agradable pero con fundamento posible. Ni más, ni menos.
Demasiadas cosas a la vez ocurren en
Then You Run (UK), que de nuevo tiene no tanto un buen punto de partida como varios. Hay una historia de un asesino en serie -o algo así-, tenemos a un grupo de jóvenes que salen a descubrir el mundo, tenemos a unos mafiosos irlandeses, tenemos un paquete de drogaina, un viaje por Europa, amores, desencuentros, tramas familiares, y… bueno, tantas cosas que en algunos momentos es difícil saber si estamos ante una historia de juergas juveniles que salen mal -en contra de lo que pueda parecer, menos
Spring Breakers y más un
Resacón +
Derry Girls– o en la historia de un psicópata que no sabemos qué pinta con las demás, los fragmentos de los mafiosos parecen también de otro tipo de serie, o de dos, porque a ratos son más bufos y en otros son más clásicos de Empresa Criminal. Y es una pena, porque alguna de esas series parecen estar muy bien -incluyendo las de asesinatos y toda la parte de
thriller, llevada sin aliento- pero en mitad de esta ensaladilla se pierden.
Me he visto el piloto (?) de
Watashi no Shiawase na Kekkon (O) (JP) o
My Happy Marriage, el nuevo anime de
Netflix. Son poco más de veinticinco minutos en los que se pasa más tiempo con el cenicientismo que contando algo interesante, supongo que porque pretendían hacer un PUM al final. El problema es que la sorpresa no parece mucho sorpresa, que lo del
cenicientismo lo teníamos claro en el minuto uno -y con el padre vivo se entiende bastante poco- y que solo el que sean japoneses justifica que no sea una de asesinatos. Bueno, sospecho que en el resto del mundo también pasarían esas cosas, pero sin tanta ceremonia. Así que decidí verme el segundo a ver si me contaban algo más. O algo. Pero no, hasta dentro de una semana nada. Así que pasando, porque si han considerado que esto es un piloto en condiciones dios sabe qué harán el resto de la temporada.
∞