Me cuesta creer nada en absoluto de Adolescence (UK) tras el inicio excesivo y ridículo que hace parecer propio de los peores delirios de Lifetime la decisión de mandar poco menos que al SWAT a detener a un adolescente, sin hablar con su familia y sin casi ninguna otra cosa. Una mala decisión que supongo que está para que sintamos empatía por el chaval o intriga ante lo que ha podido causar semejante despliegue. Da igual que detrás esté Jack Thorne, que Stephen Graham interprete al padre del chico o que intenten hacer más virguerías de planos secuencias y blablabla. Dejan claro que la historia les importa poco. Probablemente porque a cada poco que piensas en la historia en sí en lugar de todo el humo y espejos menos sentido tiene nada. Que el chaval es sospechoso de haber matado a una compañera de clase y que la gente a su alrededor se pregunta por qué lo hizo y blabalbla. Pues bueno, lo hemos visto mil veces en noventa minutos en lugar de estas miniseries de cuatro capítulos de una hora. En fin, otro dama estúpido que tiene que autojustificarse para llamar la atención.
-Hablando de premisas que no aguantan un vistazo:
Bienvenidos a la familia (O)(MX) La protagonista ha tenido que sacar adelante a su familia y pagar por la casa que habita, y ahora que es suya llegan unos mafiosos a decir que el padre de ella ha dado la casa como pago de unas deudas. El padre, teóricamente muy rico y muy blabla, al que lleva veinte años sin ver. Así que la familia va para donde ese señor que rápidamente pasa a ser fiambre. A partir de ahí lo que debemos suponer que es una comedia porque hay muchos gritos, golpes, gente corriendo y movimientos raros de objetos más o menos cotidianos. En fin. Por lo menos esto es una farsa, muy farsa, y no creo que nadie se tome muy en serio todo el plan que esta mezcla de
Este muerto está muy vivo con
sitcom familiar tenga que ofrecer. Pero tampoco le veo yo mucho recorrido. Ya en el piloto da la sensación de que están estirando el guión, como para darle una serie entera.
Supongo que no tengo que insistir mucho en que las series de
Organización Criminal, o en este caso de desorganización criminal, no son lo mío. Entiendo el esfuerzo que
Brian Tyree Henry en una serie como
Dope Thief (USA) en una serie que está hecha a su mayor gloria. Pero ya. Los personajes son más o menos competentes, y las interpretaciones hacen lo que pueden, pero la trama no tiene mucho que vender, la decisión de meterle flashback en blanco y negro acabó haciendo que fuera a mirar si es que había una película de la que saliera esto -no la hay- y, en general, la sensación que me deja es que esperaron que los personajes pudieran tirar del carro… y para un rato a lo mejor pero para mitad del capítulo ya me estaba preguntando si no tendrían algo más interesante, mejor montado, mejor… que contar. Pero parece que no. En fin.
Amanda Seyfried siempre ha sido una buena actriz, competente en el peor de los casos, pese a que no siempre haya acertado en sus proyectos -y con eso y todo, tiene mejor ojo que la mayoría- pero supongo que busca ahora que la tomen más en serio y se he metido en este
Long Bright River (USA) que cumple a medias con lo que promete. No es muy
bright pero se hace enormemente
long. Y es que hay que ser muy fan de
Seyfried para aguantar este tirando a rutinario policial de una agente cuya hermana adicta ha desaparecido. Y poco más. Creo que al final del piloto intentan un algo pero no tengo muy claro qué querían y, sinceramente, hacía tiempo que había dejado de importarme. Pero bueno, supongo que a los fanses más fanses les valdrá.
Pues aquí estamos, con otra de estas series promedio de
[adult swim], lo mejor que puedo decir de
Oh My God… Yes! A Series of Extremely Relatable Circumstances (USA) es que al menos está protagonizada por tres mujeres lo suficientemente fuera de lo habitual. Lamentablemente todo lo demás, desde los intentos de hacer una sci-fi original a los giros inesperados para el más difícil todavía, parecen más sacados de un ejercicio de clase de audiovisuales que de gente con algún tipo de idea o de desarrollo. En fin, que tampoco.
Una pequeña y encantadora serie infantil/juvenil es lo que parece ofrecer
Secret at Red Rocks (NZ), con un cierto aire a obras pasadas -esas miniseries infantiles de los setenta y ochenta, sobre todo- y una inevitable comparación con
The Secret of Roan Inish -y supongo que al libro que adaptaba,
The Secret of Ron Mor Skerryba– con un jovencito que se encuentra perdido ahora que su madre acaba de tener un hijo nuevo con su igualmente nuevo marido. Así que le meten en un bus a pasar el verano con el padre de la criatura. Que, a su vez, poco menos que le dice que se entretenga por su cuenta y que no se acerque a las focas. Os podéis imaginar lo que ocurre a continuación, claro. Así que tenemos ese fondo de ‘verano eterno’, de intriga pero poca, las focas y, claro, un toque fantástico entre lo que asumiremos que serán las leyendas del lugar y lo que vamos presuponiendo -una mujer pelirroja que parece que le sigue, una especie de pelaje de foca barra manta que se encuentra y que presupondremos que algo hará cuando se la ponga… porque se la acabará poniendo- de modo que todo se va alineando en esta serie de episodios de 25 minutos para acabar creando esa impresión de algo agradable. Que ya es, tal y como estamos.
Si solo tuviera una cosa que decir de
Vince (NZ), una cosa buena, me refiero, sería que tiene muy claro el cederle espacio a los personajes femeninos. Porque aunque
Vince está en el centro -claro- y no deja de ser una comedia escrita y protagonizada por el creador de la misma creo es que fácil asegurar que no es realmente el mejor personaje. Casi no está ni en los primeros puestos. Lo cierto es que es sencillo recordar, al menos en parte, a aquel personaje de
Ben Miller en
Austin, aunque si allí era secundario -o, cuanto menos, co-protagonista- y el motivo de su caída en desgracia era bastante clara -aunque una obvia y bastante estúpida crítica a eso que dicen que es la cultura de la cancelación- aquí los motivos para la caída en desgracia de
Vince son menores y bastante ridículos -se le caen los pantalones en directo en un teletón de recaudación de fondos contra el cáncer infantil en un hospital lleno de, claro, niños- porque sí, claramente es algo vergonzoso, pero dado que está claro que es un ‘error de vestuario’ no tiene mucho más. Pero bueno, los dioses de los guiones deciden que nos lo tenemos que creer, ¿cómo vamos a llevarles la contraria?. Con facilidad. Pero bueno, como decía, a la serie la mantiene mínimamente a flote toda una serie de secundarias, empezando por
Ruby Hall simplemente magnífica en su papel de hija del protagonista, lejos de los horrores que pueden ser los niños actores, y llegando hasta la brillante
Natalie Medlock en el irreal papel de la agente de Vince, siempre dos pasos más allá de lo que parece la normalidad. Luego ya está el asunto de que tiene muchos chistes y mucha escritura de comedia, pero el problema principal es el que ya se ve con el punto de partida: No está afinado, no está organizado, no es consecuente. Lograr que el protagonista llegue a donde se requiere se podría haber conseguido de mil maneras, probando a hacerlo más lógico o a que hubiera un contexto que explicara la súbita caída en desgracia. Pero no están interesados en lograr eso. Están interesados en que haya muchos chistes, y esperan que alguno funcione. Igual que esperan que las interpretaciones salven el chiringo. Y me temo que el resultado, esa victoria a medias, es casi peor que el desastre completo. Porque deja con la idea de que quizá el problema de la serie está, precisamente, en la persona que está en el centro, protagonizando y escribiendo, que ha acabado siendo el problema más que la solución de todo el follón.
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