El recorrido típico de una serie -y su guionista- en USA.

Una vez que tenemos establecidas las formas en que las cadenas se organizan parece que tenemos una base para seguir hablando de asuntos habituales de la televisión. Y hoy le toca a la forma de poner en marcha una serie. Que también explica muchas cosas.

Hasta hace muy muy poco era extraño que una persona pudiera vender de la nada una serie de televisión. Los pocos casos que existían solían pertenecer a gente que venía de otros campos -fundamentalmente del teatro, el paso de cine a series también era raro para los guionistas- con una reputación ya formada. Incluso ahora siguen siendo una minoría.

Sobre todo porque la creación de audiovisuales seriados para la televisión USA es otra industria allí por lo que todo está más compartimentado y estereotipado de lo que uno creería razonable aquí.

Siguiendo al guionista que va a acabar creando la serie podemos ver el proceso en retrospectiva y para eso necesitamos un principio. Salvo que ese principio suele ser múltiple. Antes de ser fichado para una serie lo más habitual es haber hecho algún curso de guión/ master o alguna carrera que ponga en contacto con gente que trabaje en el mundillo -a ver si os creéis que estas cosas solo pasan aquí- pero no es lo más determinante. Eso suelen ser las pruebas que podríamos reducir a un a ver cómo escribes. Sobre todo porque antes de ser fichados los guionistas suelen ofrecer ejemplos de trabajos de dos tipos, uno sería el piloto de una serie creada por ellos, el otro lo que se conoce por spec y que no es sino un guión de aficionado de una serie pre-existente, una especie de fanfic que permite ver a los productores/ editores de guiones cómo funciona el posible fichaje dentro de un territorio conocido. -Normalmente llevan varios, sobre todo de los spec, para poder demostrar variedad de registros, pero vaya.-

Una vez convencido el responsable -incluso aunque sea en un puesto algo más modesto de Ayudante para ir metiendo el pie- comienza la subida en la sala de escritoras. Puede que trabajando en la serie en curso o saltando de una a otra. En cualquier caso suele haber un par de paso inevitables como pasar de Guionista a Supervisor de Guiones y de ahí a Jefe de Guionistas, una vez en uno de estos dos puestos es más sencillo conocer a algún Creador o Showrunner. Que no es lo mismo.

El creador puede haberse limitado a tener la idea principal a partir de la cuál se desarollará la serie. El showrunner es una figura a mitad entre un jefe de guionistas y un productor que se encarga de manejar la serie de una determinada manera. De esta forma la serie puede haber sido creada -o ideada- por una persona para que luego el showrunner se encargue de dirigir y supervisar sus pasos. Lo que no quita para que sea frecuente que el creador de una serie -o al menos uno de ellos si es entre varios- ocupe el puesto de showrunner.

Una vez que el guionista ha logrado un puesto principal en una serie -incluso aunque sea solo como uno de los principales guionistas de la misma- es más fácil que convenza a una de las personas que están a cargo de la serie de presentar con ellos su proyecto propio. Algo que beneficia tanto al guionista/creador que puede comenzar a abrirse camino como al establecido que puede ir vendiendo proyectos. Esto no significa que lo único que ponga sea el nombre, también suele asesorar tanto en lo que se presenta como en la forma de presentarlo y aportar los contactos que tenga. Y una vez que la serie se ha logrado estrenar ya da suficiente pie al guionista para poder presentar series por su cuenta. -Y si la serie original funciona incluso para cumplir esta misma función de apadrinamiento-.

Puestos a ello recuperemos algunas de las otras formas de llegar a tener serie propia como son un éxito cinematográfico que puede traducirse en una adaptación a televisión, o -entre los cómicos- una personalidad escénica suficiente como para que se ofrezca una serie propia -en la que generalmente se incluirá a un veterano para ayudar con la transición-. La multiplicidad de canales ha logrado incluso que accedan personas que no han seguido el modelo clásico, mucho de los cuales en realidad han hecho la versión moderna creando una serie para internet. -lo que no deja de ser otra forma de guionismo, e incluso de lograr un puesto alto en una serie-.

Hay al menos dos opciones más: Que, como decía antes, sea una idea de una productora/ cadena que quiere aprovechar unos derechos que tenga por ahí para adaptar o reflotar una propiedad -película, serie, cómic, libros… lo que toque- y decida buscar a alguien que se encargue de llevar el chiringuito.

O que se haya llegado a un acuerdo para colaborar entre un guionista y una cadena y estén los dos buscando proyectos en los que colaborar. Situaciones menos habituales, como decía.

Una vez explicado esto vamos a lo realmente interesante: ¿Cómo se pone en marcha la serie?

Lo habitual es que el guionista realice un primer tratamiento y una presentación del proyecto, el famoso pitch, que irá a venderle a las productoras. No a las cadenas, que esto lleva un orden. Primero hace falta una productora interesada. Sobre todo porque suyos serán los derechos. Generalmente la gente de la parte creativa tendrá sus propias productoras que añadir al proyecto aunque la realmente gorda será la que se encargará después de moverlo. Precisamente por eso hay veces que los capítulos terminan con tres o cuatro logos, según la cantidad de gente implicada en el asunto y su importancia.

Una vez se tiene una productora detrás empieza a moverse la serie de verdad ofreciéndoselo a diversas cadenas. Según las intenciones de la serie se probará entre las networks, el cable básico, el premium, etc… Una vez más la multiplicidad ayuda a que sea más fácil colocarlo. La productora, por su parte, tendrá más contactos con unas u otras cadenas, sobre todo en estos tiempos en que las megacorporaciones tienen de todo como se puede comprobar en el gráfico de esta página. Lo que no significa que necesariamente la productora se lo venda a los suyos. Sólo que resulta más fácil.

Las diferencias entre el cable premium y gran parte del cable básico con respecto a las networks se ven también aquí, porque la mayor parte de cadenas en abierto usan lo conocido como Temporada de Pilotos para establecer lo que estrenarán en otoño. Eso de lo que FOX ha decidido salirse como ya contamos. Eso significa que mientras las primeras deciden lo que van a sacar y cuándo permitiéndose realizar estrenos a medida cuando mejor le parezca -o menos competencia haya- como hacen las productoras de cine las otras siguen respetando los plazos y temporadas que se seguían hace décadas.

Durante todo el año las cadenas van llegando a acuerdos con las productoras por estos pitchs que les ofrecen. Preguntando sobre el desarrollo de la serie o los actores que estarían interesados en sumarse al proyecto. Si están realmente interesados les pedirán que lo desarrollen más, de manera habitual ofreciéndoles el guión de un piloto. Si lo que ven les gusta pueden pedir que se ruede ese piloto para hacerse a la idea. Estas peticiones suelen tener lugar sobre octubre, de manera que se puedan realizar castings y presentar el piloto para marzo. Una vez visto por los ejecutivos -y normalmente también por grupos de discusión de espectadores – se ve si hace falta cambiar cosas. Esto puede llevar tanto a las series saltándose un ciclo de pilotos para entrar al taller como en cambios de reparto o guión. Si estos cambios son mínimos muchas veces se aprovecha este piloto -y el dinero que ha costado- para emitirlo como primer capítulo de la serie, independientemente de la distancia.

Es decir: El piloto es una prueba sobre la que se suelen realizar cambios, no tiene por qué contar con el reparto -o el desarrollo de personajes- tal cuál y al estar pensado para captar la atención de los compradores es habitual que se gasten más dinero en él. Eso sin contar con que entre que se graba el piloto -y el resto de la serie si así es decidido- pueden pasar meses con lo que hay incluso cierta sensación de desconexión.

Para abril la cadena ya ha visto los cambios -de haberlos- y decidido muchas veces lo que hará con las series. Tengamos en cuenta que el número de horas en el día no va a variar y que los canales tienen ya series y programas en emisión de manera que para meter nuevos tienen que sacar antiguos. Lo que condiciona en ambas direcciones: Si andan con problemas de dramas o comedias encargarán más series. Si están muy establecidas casi no pedirán. Si alguna serie termina su andadura -ya volveremos a ello- tendrán un hueco. Y de ahí el número de esos pilotos que vayan a convertirse en peticiones en firme de series entre finales de abril y principios de mayo. Una cadena clásica y muy estable como la CBS encargará pocas series, en ocasiones 5 solo, mientras que un desastre con patas como la NBC es más que capaz de pedir 10 o más

Una vez establecido lo que se pedirá llega el momento de decidir qué se cancelará para ocupar esos huecos. Lo principal aquí será la audiencia, pero no solo. La audiencia media de la cadena puede significar que lo que en una es un éxito en otra es un fracaso, las series se vuelven progresivamente más caras con los años con lo que necesitan más audiencia para mantenerse y a las productoras les puede venir bien realizar determinados acuerdos -por ejemplo, vender más barata la serie a la cadena- para su negocio.

Porque eso es otra cosa que debemos tener en cuenta. Las cadenas NO están comprando la serie. Están comprando la primera emisión de la misma. El estreno en sus condiciones. Si uno ha ido a las Premium sí puede encontrarse con que la cadena es algo más que el lugar que te emite -aunque tampoco siempre, el ejemplo habitual sería Sexo en Nueva York que convenció a la HBO de que mejor tener parte en el trato- pero en la mayoría de los casos la productora tiene una agenda y la cadena otra. La cadena quiere algo que les pueda servir para vender anuncios y forme parte de su imagen de marca. La productora quiere una serie que dure lo suficiente -que empezó siendo unos 110 capítulos pero ya está por 88- como para poder sacarlo a la venta en el mercado de la sindicación sacando tajada de algo que ya ha vendido una vez y que además podrá vender internacionalmente o, desde hace una década, en packs para los coleccionistas. Estas ventas -por un número de tiempo o de emisiones, ambas incluso- puede llegar a compensar que una productora baje el precio de la serie a cambio de que se siga emitiendo para que el margen que se recorta por un lado se gane por el otro.

Y una vez que la cadena ha decidido qué series va a tener y cuales va a dejar marchar -lo sepan sus responsables o no- llega mayo y con él los Upfronts. Eventos en los que se reúne a esos dueños de emisoras de los que hablábamos en el anterior artículo americacéntrico de esta serie y a los que hay que convencer de que compren NUESTRA programación. O, en su defecto, que compren algunas de las series de entre las que emitimos. Que para eso les estás haciendo la rosca. Durante esas semanas se muestran imágenes previas, incluso algún piloto, y se revela al mundo lo que tienes y cómo vas a usarlo. incluyendo, claro, lo que has decidido que continúe y lo que se va a cancelar.

Hace años elegir una serie era pedir los 22 episodios y cruzar los dedos para no tener que cancelarla. Luego pasaron a pedir 13. De ahí a 9, que sigue siendo lo habitual, aunque ahora estamos moviéndonos entre 4 y 6 capítulos. Eso es lo que se confían en las series. Y precisamente por eso canales como FOX han decidido apostar por nuevos formatos de duración y emisión al margen de los tradicionales 22 capítulos por temporada.

Una vez se ha vendido y visto qué tiene más aceptación el canal acaba revelando cómo organizará sus estrenos. Frente al cable premium -y la FOX– que decide según le va pareciendo bien en las networks hay cierta jerarquía. Los estrenos más importantes irán en septiembre. Todos apiñaditos en sus dos últimas semanas para ver si así a los que los vemos nos entran ganas de saltar por la ventana.

Los que quieran que tengan menos competencia, bien porque no confíen tanto o porque piensen que son historias más elaboradas que se beneficiarán de una menor competencia, se irán estrenando en invierno, generalmente de manera gradual en los tres primeros meses del año. ¿Por qué entonces? Pues porque la televisión americana tiene PARONES.

Entendámonos: En Mayo tenían un piloto, en los meses siguientes tienen que guionizar, producir y rodar al menos 8 episodios más para poder estar emitiendo hasta, aproximadamente, el 15 de diciembre. pero, salvo que seas South Park, crear un capítulo no es algo rápido ni mucho menos sencillo.  De modo que las series que no hayan sido canceladas a esas alturas se toman un pequeño respiro para seguir con la producción de capítulos y así las cadenas pueden ir recuperando series que no tenían un hueco en la primera oleada y estrenando estas novedades. Que, además, no salen todas corriendo la misma semana sino gradualmente -incluso en años como este en el que los JJOO  han retrasado algunos estrenos- de forma que mientras se producen el resto de episodios se puede ofrecer el resto. Entre otros motivos porque el pulso para los anunciantes se toma en cuatro tramos principales. Durante esas semanas de estrenos en septiembre y durante la semana de finales de series a finales de mayo, luego ya con  menor importancia en invierno y verano -generalmente febrero y en julio- lo que significa que en esos meses hacer experimentos es menos complicado porque no influye tanto en los números que vas a sacar de audiencias y, por tanto, en lo que podrás pedir por tus anuncios. De manera que las series tienen que estar terminando en mayo y eso no podría suceder si las hicieras regresar en enero. De hecho, suele pasar que incluso teniendo un esquema claro hace falta guardarse algunas semanas por si acaso, tanto ante las diferentes competiciones deportivas con las que no quieres que coincidan, o a las que quieres que continúen, como para los inevitables problemas de producción. E incluso si todo va bien lo habitual es que haya momentos durante esos primeros cinco meses en los que decidan darle descanso a la serie. De ahí esa manera tan errática y -para nosotros- inexplicable que tienen los americanos de emitir sus series.

A los estrenos de invierno siguen los de primavera, época que suele utilizarse para mostrar las sobras que estaban guardadas por si lo anterior fallaba y en las que la cadena suele tener poca fe. A veces proyectos de equipos anteriores o que llevan tanto en desarrollo que les resulta más barato estrenarla y matarla que matarla directamente. Luego ya llegará verano que es poco menos que un páramo en el que se ofrecen dos cosas: Series teóricamente más ligeras -y muchas veces mejores- y los restos de los restos: Series que no han querido ni estrenar en primavera, capítulos sueltos ya grabados de series canceladas, repeticiones de series que han ido medio bien a ver si la gente se engancha para el año siguiente… Sobras. Todo sea para que en septiembre vuelva a empezar otra vez el ciclo.

De ahí que algunas cadenas hayan decidido salirse del círculo para ofrecer series en formatos más compactos que evitan la repetición de capítulos y los parones todo lo posible.

En cuanto al final de la serie en sí, puede conocerse su destino de antemano si es una serie con un recorrido ya estimable de la que protagonistas y responsables quieren largarse llevándola a avisar de que es la última temporada al renovarla, o encontrarnos con una cancelación sorpresa si la única que quiere dejarlo es la cadena. Recordemos que las cifras se revisan entre productora y cadena para estas renovaciones mientras que las de los actores suelen revisarse al cabo de unos tres años. En el momento en que a una de las partes le deja de salir las cuentas el hacha se cierne.

De ahí que las series nuevas sean menos estables, puede caer en los primeros capítulos, a media temporada o aguantar hasta el final y no ser renovada, siempre en función de las necesidades de los ciclos que tenga la cadena.

 

Todo ello teniendo en cuenta que la cifra habitual de series nuevas suele ser de 6/8 y que el porcentaje de cancelaciones en esa primera temporada es de un preocupante 80%, solo 1 de cada 5 series tendrá una segunda temporada al año siguiente. Y aún así habrá ocasiones en que esa renovación será más por la honrilla de no tirar toda una parrilla nueva, por salvar la cara  de la cadena ante una apuesta importante o por tratarse de un proyecto estrella del director de la misma. Ejemplos de esto hemos podido ver por ejemplo con la NBC o la ABC en los últimos años, incluyendo la necesidad de renovar a V o a Flash Forward -en favor de la primera por las ventas a países extranjeros- o la renovación para una segunda temporada de Smash.

En ocasiones basta con cambiarlo de día de la semana, apartarlo de los más competitivos que son el domingo y el jueves y enviarlo incluso a los dos que significan poco menos que el destierro televisivo, el viernes y -sobre todo- el sábado. Días en los que el consumo cae tanto que haciendo unos datos mediocres y no costando demasiado dinero las series pueden mantenerse ahí durante años. Pero de audiencias y datos ya hablaremos en más profundidad otro día.

Finalmente, como decía, la serie puede ser cancelada por una cadena pero que eso no signifique su final. En ocasiones porque negocie su paso de una network a una cadena más pequeña, al cable o incluso al streaming. Lo que antes solía significar intentarlo por sindicación como cuando Los vigilantes de la playa se cayó de la parrilla de la NBC. En otros casos -aunque cada vez menos- puede significar pasar de una network a otra por ser de la misma productora o tener el productor algún acuerdo con esta. Lo primero puede hacerse para conseguir episodios para sindicación, lo segundo por creer que a la cadena pequeña le puede convenir el acuerdo como hemos visto con el paso de Futurama a Comedy Central o de American Dad! a TBS.

Incluso cuando se ha cancelado eso no significa el final de la carrera de nadie. El guionista/ showrunner puede seguir mandando proyectos, algo que pasa en ocasiones incluso cuando está al cargo y que explica parte de los cambios en las series al modificarse la persona -o su atención-; el equipo actoral seguirá intentándolo -sobre todo si eres Christian Slater– y viendo el panorama actual… ¿quién sabe?

Puede que en una década estén haciendo un remake, una película… o ambas.

Es lo bonito del estilo americano.