El impacto televisivo

Hace menos de un año escribía en esta misma columna a cuenta de los resultados electorales de las europeas que la Televisión -o las apariciones y manejos en la misma- cuyo resumen podía ser perfectamente esta frase: Salir en la tele te da un altavoz, pero el altavoz no es el mensaje, es el medio.

A estas alturas vuelve a parecer que se ha olvidado. Las apariciones de los políticos de turno se juegan como si fuera un RPG japonés y los intentos de populismo de otros partidos parecen tener menos éxito aún que los de RED, que ya era difícil. Pero igual que en esa ocasión tuve que explicar que no es todo el monte impulso televisivo hoy me encuentro con dos actitudes que parecen obviar que algo se saca.

Cuando empecé a escribir estas columnas allá por septiembre de 2009 -de cabeza lo digo- el texto de encabezamiento general comenzaba: Televisión hay, aún, por todas partes. Mientras avanza el siglo, e Internet la remplaza, queda como el electrodoméstico más importante. Y ese es el asunto. Internet acabará sustituyéndola, el cambio de paradigma de espectador activo se impondrá al de pasivo y pasarán más cosas… ¡pero aún no! En estos momentos está perdiendo fuerza, se han multiplicados los canales y de las audiencias no creo ni que haga falta hablar. En el especial sobre los 25 años de  Antena 3 van dando el dato de audiencia por año, ¿el mejor de la cadena en toda su historia? En 1994, 4 años después de su nacimiento. los 21 siguientes han quedado siempre para abajo, de hecho, en 2011 lograron su SEGUNDO peor dato de toda su historia superado solo por el de 1990, el año que comenzaron a emitir. Parece claro que el negocio televisivo está cambiando. Pero también deberíamos tener claro que sigue siendo importante.

Es importante especialmente para aquellos que tienen un mensaje. Uno diferente, a Ciudadanos le están poniendo las apariciones en bandeja y no dudo que de ahí saquen una subida -sustancial comparada con sus últimos datos- pero sospecho que no será muy grande. Al fin y al cabo manejan una serie de registros y temas que les hacen parecer más un UPyD civilizado que algo nuevo. Precisamente esa ha sido la utilidad de Podemos y de ahí su fuerza, también de ahí la política -típica- de Rajoy de sentarse a esperar que se desgasten según se vaya siendo que no son puros.  Porque los grados parecen importar menos que el poder decir Son todos iguales. Y mientras otros, que sí tienen algo distinto que contar, están tranquilamente a sus cosas confiando en que la gente llegará a ellos. Exactamente el mismo problema de no confiar en la comunicación y confiar en que las bondades de tu partido te vendan solo que acabó con la precaria posición de IU cuando se escindieron los expertos en comunicación hartos de que no les hicieran caso. Solo que ahora esos partidos tienen la experiencia previa de otros como el Partido X. Y si has respondido, ¿quién? es que estás entendiendo el problema. Su proyecto para buscar y proporcionar fuentes a los periodistas, junto a la querella de #15paRato facilitó la información sobre las Tarjetas Black de Caja Madrid. Sería lógico pensar que eso les daría visibilidad, pero aquí estamos aún. Su obstinación por no mostrar caras conocidas hasta que no quedó más remedio y de no entrar en los sistemas tradicionales de comunicación llevaron a que, bueno, la gente que se informa por estos sistemas no les conociera. Un error que están repitiendo en estos momentos las diferentes ramas de Ganemos para las próximas locales y autonómicas. Fuera de que el Estado esté poniendo todos los palos en las rueda que pueda -y de que ponga de relieve la falta de organización administrativa de los mismos- olvidando que según el último estudio, de 2013, en España la penetración de internet aunque ha seguido aumentando y ahora llega a casi el 70% de la población sigue estando lejos de la media europea. Que los estudios sobre esas conexiones sugieren que mucha gente lo usa para lo básico, algunas incluso solo por motivos de trabajo.

Como decía antes, Internet se acabará imponiendo a la televisión pero no hoy. Y en determinadas edades hay más conexiones dentro de unas edades concretas, dejando fuera a parte de la población a la que sí se podría acceder de la otra manera. No se trata de elegir un medio sino de usar todos los disponibles, incluso teniendo en cuenta que en internet esa sensación de libertad parece más clara que el férreo marcaje a las televisiones por parte de sus grupos propietarios -da igual que luego tuiter cancele cuentas de manera sospechosamente poco aleatorias- sobre todo para romper lo que en su momento podríamos haber llamado La Agenda y que ahora prefiero considerar Realidades Burbuja.

Un fenómeno estudiado en estados unidos desde hace unas décadas, cuando empezaron a extenderse los distintos canales y la gente pasó de tener un pequeño rango de posibilidades de informarse a uno mayor. Según iban creciendo las opciones iban creciendo las… especializaciones… de modo que pronto pudieron dedicarse a informarse mediante lo que contaban medios con unas opiniones similares a las suyas facilitándole una interpretación de los hechos objetivos que fuera a la vez autovalidante y adecuada. De modo que el que solo quería recibir informaciones de un lado u otro del espectro político,algo que, en tiempos en los que el eje izquierda-derecha está cerca de la irrelevancia en incluso el doble eje se va alejando de serlo también en favor de una interpretación asimétrica del posicionamiento político, poco menos que significaba configurar el filtro de la realidad. Del mismo modo que se decía pues a mis amigos y a mí la película nos ha parecido o no conozco a nadie que no piense como forma de reforzar un juicio ahora podías meterte en la concha de interpretación de noticias. Muchas de ellas escudadas tras «nosotros damos los datos», como si elegir qué datos se dan o con cuales se comparan no fuera otra manera más de manipular.

Precisamente en internet este fenómeno se magnifica al no haber un flujo principal o una ordenación jerárquica más allá de la que viene de los medios externos. Cada uno elige lo que ve, a quién sigue, quién es su amigo. El paso de espectadores pasivos a activos nos deja elegir. Y muchas veces en estas elecciones nos basamos para construir esas burbujas. Algo que se nota más aún con los Círculos de conocimiento. El interés de los temas nos lleva a tener un mayor o menos conocimiento de los mismos y, en función de ello, estamos más o menos cerca del Centro del asunto que sería el -imposible- conocimiento total de un tema. De ese modo podemos estar en el exterior -y por tanto no enterarnos más que de las grandes noticias- en astronomía o en publicaciones literarias o en política de nuestra ciudad y, sin embargo, estar en un punto intermedio en política nacional o en uno realmente cercano en, digamos, los tejemanejes de nuestra oficina. De este modo los conocimientos que podrían resultar nos útiles e incluso interesantes, o quizá viceversa, pueden ir por otra capa y no cruzárnoslos nunca. O cruzárnoslos solo cuando ha habido un suceso tan grande que no se puede obviar, generalmente al haber explosionado por su punto crítico o porque algún medio tradicional ha decidido magnificarlo. Bien sean las rivalidades en IU Madrid, los gastos de los consejeros de un banco, los asesores de un presidente o, incluso, la existencia de una película. Puede parecer una estupidez pero esta última semana hemos tenido un ejemplo perfecto de todo esto: Ciudad Morta.

No sé el tiempo que llevo leyendo sobre ella a unos y otros en mi propia burbuja. Quizá por eso daba por hecho que todo el que había tenido interés por el tema se la habría visto ya. Su paso por festivales sacando premios, su estreno -limitado pero no más que el de otros documentales- y cierta sensación de que se trataba de un documento de culto me llevaba a pensar esto. Y estaba en internet. En Filmin nada menos, que parece siempre el principal impulso español para ver series y películas de manera legal en España.

Entonces decidieron emitirlo en televisión.

Empecé a ver hablar de ella a gente que no la había mencionado antes. Y cuando saltó el recorte aquello alcanzó la masa crítica. Podríamos suponer que fue ese acto de intromisión judicial la que causó el revuelo y no la película en sí, pero es que el film estuvo en festivales, se estrenó en salas y estaba accesible on line. Hasta que no se decidió emitirlo por televisión no se actuó para recortar la película.

A partir de su emisión llegó lo que ya hemos visto -o no, que con esto de las burbujas a saber- convirtiéndose en parte de La Agenda, provocando portadas en los periódicos y moviendo a la gente a Informar sobre los hechos aunque sea solo para dejar claro que esa versión es tan falsísima y torticera que hay que ver la gente a quién escucha. Los medios tradicionales, tradicioleando. Igual que con el caso del Metro de Valencia emitido en Salvados, se convocaron  concentraciones, se promovió la reapertura del caso y muchas más acciones. En ambos casos -recordemos que había un documental sobre lo ocurrido en el metro anterior en un par de años al programa de televisión y cuya repercusión fue limitada- fue el altavoz televisivo el que sirvió para que llamar la atención a gente que creía estar más o mejor informada.

Por eso aún no podemos desechar la utilidad de la televisión como altavoz. Ni podemos ceder a la creencia de que estamos totalmente informados. Ni, desde luego, aceptar que algo es conocido porque ha ardido tuiter. Puede que los programas informativos sean el formato favorito de las televisiones para emitir youtubes y que en un tiempo no muy lejano pasen a tener una irrelevancia relativa similar a la que ahora tienen radios y periódicos. Pero de momento tenemos que seguir teniéndolas en cuenta.

Aún hoy es el electrodoméstico más importante.

O al menos está en el podio con la nevera y la lavadora.