Volvemos este año a hablar de ficción, y vamos a quedarnos cerca. Tenía intención de hablar de algo de España antes o después centrándome en algún género y hace dos años me convencí: Había que hacer un repaso -incluso uno pequeño, limitado y superficial como suelen ser los de estas columnas- a un género televisivo que en España está inesperadamente transitado pero poco reconocido: El Fantástico.
Desde prácticamente el inicio de sus emisiones y en sus variadas presentaciones hemos tenido series fantásticas. Series antológicas -algunas incluso como coproducción-, series de personajes, acercamientos mixtos con otros campos e, incluso, infantiles.
Supongo que habrá gente capaz de recordar algunos de los grandes hitos -es decir, La Cabina o Historias para no dormir– y, confío, recordará los ejemplos más recientes. -Y si has pensado en El Inquilino lamento haber causado que no logres olvidarla- pero son muchos más, empezando por Diego Valor y acabando por el cada vez más cercano estreno del Ministerio del Tiempo.
La idea, al menos el punto de partida, es ir estableciendo un repaso cronológico a todo lo que nos han ido dando en las ficciones televisivas españolas desde una breve introducción a la época previa a la creación de RTVE hasta aquello que pueda aparecer de manera inesperada durante este 2015.
Por las propias características de estas columnas trataré de ofrecer contexto y desarrollo de los programas y lo poco que pueda rascar en el limitado tiempo para investigarlas y comprobar datos. Es un tema que -yo creo- merecería un libro de alguien más capaz pero de momento tendréis que conformaros con esto.
Sobre todo porque las variantes son muchas -animación, telefilmes…- y el tiempo disponible dentro de este año, por increíble que os parezca, es en realidad limitado. Así que aquí estaré, uno de cada dos lunes, para repasar todo lo que se pueda. Empezando dentro de dos semanas con una mirada a lo que había antes, es decir, a Alberto Marro y compañía.