«Historias para no dormir» (1966)

Quizá el programa fantástico más conocido de la historia del fantástico televisivo español. Pero aún así hay cosas que se pueden comentar, aunque sea un poco como complemento a lo mucho y bueno que ya se ha dicho sobre ella. De entrada que Chicho logró venderla a TVE aprovechando el éxito de Mañana puede ser verdad y usando como base la serie Obras maestras del terror que entre 1959-62 realizó para el Canal 7 argentino adaptando primero clásicos del fantástico, con especial querencia por Edgar Allan Poe pero sin descuidar a todo tipo de autores de Europa y América, incluyendo alguna licencia del propio Chicho. De esta serie tomaría ideas -y más- para varias de sus obras posteriores.

De ahí que el segundo capítulo, La mano, parezca una adaptación -o directamente una reemisión- de su equivalente argentino. Otro ejemplo sería El tonel de amontillado. Aunque rápidamente pasaría a adaptar primero -y luego crear- nuevos capítulos. (Esto no cambió la forma de actuar de Chicho, años después reciclaría algunos de los capítulos de Historias para no dormir en otra de sus series argentinas: Chicho Ibáñez Serrador presenta a Narciso Ibáñez Menta)

La serie duraría dos temporadas, una primera de 18 capítulos emitida entre febrero y junio de 1966 y una segunda, más breve, con 8 capítulos entre octubre de 1967 y febrero de 1968. Las reticencias iniciales por parte de la entonces aún limitada crítica televisiva se fueron venciendo poco a poco. El programa se probó un éxito que entraba en las conversaciones con rapidez, causando debates en el correo de los lectores de los diarios y convirtiéndose en una mención habitual cuando se decidiera hablar de la televisión y sus programas.

De tal manera que tras unos inicios en los que es considerado demasiado trágico y oscuro pasa a ser utilizado en piezas como esta del ABC sobre que la televisión está quitando oportunidades de comunicación a las familias españolas. Su popularidad y consolidación como un ejemplo de lo que la televisión ofrecía lleva al autor a olvidar que el horario de emisión solía ser entorno a la media noche, hora harto avanzada para una tertulia familiar tradicional.

En cualquier caso, las buenas críticas no tardaron en llegar. Bien de manera directa como en el ABC loando algunos capítulos y lo conseguido en ellos o de forma un poco más lateral como cuando en La Vanguardia hablaban de Chicho.  Pero lo importante vendría luego, cuando pueden empezar a hablar de su repercusión internacional, pues su presencia en el muy importante Festival de Montecarlo en el que presentaron a concurso El Asfalto acabó siendo el primer premio internacional para la televisión española, al guión de dicho capítulo. El Régimen había logrado lo que se proponía con su Operación Premios TV. La persona al frente, el ministro de turismo Manuel Fraga, tan empeñado como siempre en maquillar la imagen exterior de la triste realidad interna se mostró satisfecho. La continuidad de los premios, ya no solo europeos sino también sudamericanos como el del Periodismo Especializado Argentino, le permitía sacar pecho por los buenos resultados señalándolos como logros del Gobierno en discursos como el de las Antenas de Oro en el que incluso dijo:

«Estamos en el fin de una etapa en que se ha institucionalizado una profesión tan digna como la vuestra, en la que tanta responsabilidad contraéis los hombres de la radio y la televisión, al utilizar unos medios como los que se ponen en vuestras manos.»

La crónica del ABC incluye momentos tan claros como este:

Destacó el hecho de que los tres millones y medios de televisores que hoy día hay en España demuestran la gran importancia de la misma y a que puede considerársela una audiencia equivalente a la mitad de la población española.

Por último se refirió también a las etapas institucionalizadas de la profesión y destacó los éxitos internacionales obtenidos por la radio y televisión española, especialmente el último, el Martín Fierro concedido por la Televisión Argentina a «Historias para no dormir», calificada como el mejor telefilm extranjero en la televisión del país hermano.

Un éxito que reivindicaban por lo que les repercutía, y que no terminaría aquí, aún conseguiría la serie algún premio europeo más como el de realización en Praga, demostrando que Fraga había tenido razón al pensar que había que aprovechar el talento de Ibáñez Serrador. Una idea en la que habían participado también el Director Coordinador y Secretario General de TVE Juan José Rosón y, por supuesto, el Director General de RTVE Adolfo Suárez, todos ellos implicados en la famosa Operación Premios TV. Demostraron su confianza en Chicho, por ejemplo, cuando entre la primera y segunda temporada de la serie se le encomendó un proyecto muy peculiar. Crear junto con Jaime de Armiñán y el apoyo musical de Augusto Algueró un especial que mostrara lo aperturista que se había vuelto el país. El resultado, Historia de la Frivolidad,  es un ejemplo de esta estratagema en todos los sentidos: Acabó siendo la producción española más premiada en la historia de la televisión logrando los máximos galardones en Montecarlo o Montreux y todo tipo de premios en otros festivales como el de Milán, mientras que en Televisión Española se emitió de tapadillo, lo justo para poder cumplir las reglas de los festivales pero no tanto como para que el público español lo viera.

El éxito de Chicho -que en 1969 ganaría su primer Premio Ondas- le llevó a decidir apartarse un poco de la televisión para rodar su primera película, La residencia. Aunque la idea de continuar con trabajo televisivo seguiría ahí. Primero con el intento de una serie antológica más reflexiva, que no cuaja y a la que tampoco ayuda el arrollador éxito que en 1972 tiene el estreno del Un, dos, tres… el mismo año que se estrenaría una producción que era hija espiritual pero en la que Chicho no intervino directamente, el gran éxito mundial de La cabina -de la que ya hablaremos en próximas columnas-. Tanto ajetreo no le quitaría del todo las ganas de más historias, en 1974 realizó Ibáñez Serrador un especial a color que se podría encuadrar aquí,  El televisor. En la línea de otras de sus creaciones anteriores y, de nuevo, con Narciso Ibáñez Menta como actor principal que no tendría continuidad en España pero sí llevaría a la serie argentina antes mencionada.

A la postre será esta serie y el célebre concurso a lo que Chicho regrese una y otra vez. En 1982 para realizar una última tanda de episodios -esta vez en color-  que solo contaría con cuatro emisiones.

Después de eso… un poco de cada. En el año 2000 se anunció la intención de realizar una nueva tanda e incluso el Director General de RTVE, Pio Cabanillas, hizo comentarios al respecto como responsable del nuevo proyecto. Que se quedaría en nada, según dijo Chicho, por no haber encontrado directores que se encargaran de ello, decidido como estaba a ceder el testigo a una generación más joven.

Con el tiempo y la popularización de internet, que favoreció las primeras iniciativas de televisión on-line como WanadooTvservicio de suscripción que tenía en Historias para no dormir una de sus joyas– el culto a la serie quedo incluso más claro.

Y acabó llegando ese relevo, aunque fuera en uno de los episodios más tristes de la historia del fantástico televisivo de este país. Además de con un cambio de nombre a Películas para no dormir, en 2005. Pero ya hablaremos de ella en su momento.

De momento concluimos con un último ejemplo de esa simbiosis entre Internet y las narraciones de Chicho Ibáñez Serrador gracias a la recuperación de parte de esos programas que RTVE ha hecho en su web A la carta y que nos permite reencontrar muchas de estas narraciones. Que ustedes se horripilen bien.